Hércules mi Amor Especial II

Una vez que la cordura regreso a mí, me sentía avergonzada y arrepentida, no podía dar crédito a lo que había hecho, debía hacer lo correcto… Pero a ojos de quién es lo correcto?

Confirmación

A la mañana siguiente, la luz del sol que entraba por mi ventana me despertó, escuche un leve sonido de lengüeteo, al abrir los ojos vi a mi amado, que yacía recostado a mi lado, él estaba lamiendo su entrepierna, estaba acicalándose, al mirarlo recordé lo que habíamos hecho una horas atrás, él me había hecho suya, me había tomado como su hembra, un golpe de sangre llego a mi cerebro, me sentí avergonzada, como cuando se despierta de una noche de tragos donde no recuerdas nada, pero sabes qué hiciste algo que no debías.

Mire el reloj y ya era tarde para irme al trabajo, había quedado tan agotada por la madrugada pasada que dormí demás para recuperarme, pegue un salto de la cama directo a tomar una ducha, me aliste con mi ropa interior y uniforme de trabajo, una blusa blanca, un pantalón de vestir negro y mis zapatos bajos, un atuendo bastante serio, políticas de mi jefa, le puse alimento a mi Hércules en su plato y salí corriendo rumbo al trabajo, por suerte no me queda tan lejos , as i que llegue a tiempo.

Trate de enfocarme en mis actividades, aun que estaba bastante distraída, no podía concentrarme bien, pues me seguía sintiendo apenada, sentía que había hecho algo atroz, como fui capaz de tener sexo con mi perro, con la mascota de mi hijo.

-          No debí hacer lo que hice ayer, me siento atormentada, como fui capaz de tal acto – pensaba sobre la situación.

-          Será mejor no volver hacerlo, ayer estaba muy cachonda y seguro eso lo provoco, pero ya no debo hacerlo, no es correcto. – seguía batallando con mis pensamientos.

Termino el día y fui a casa, por supuesto Hércules me esperaba sentado en la entrada de la puerta, se veía feliz moviendo el rabo, yo trate de actuar normal, le acaricie la cabeza y lomo, mi precioso perro trataba de llamar mi atención, incluso intento meter su hocico entre mis piernas.

-          No!... No hagas eso Hércules, no está bien, yo soy tu dueña y tu eres mi perro, no está bien que crucemos otras líneas – Reprendía a mi amado con firmeza, él solo me daba ligeros chillidos.

Yo entendía que él quería comportarse conmigo como lo había hecho la noche anterior, pero sentía una cruda moral tan grave que no aceptaba lo que había sucedido, para evitarlo, yo me encaminaba a mi habitación y cerraba la puerta, Hércules la rasguñaba, a cambio obtenía un grito mío, ordenándole que parara de ello.

A los días siguientes, mi rutina era la misma, me levantaba, arreglaba e iba a trabajar, pero de igual forma los pensamientos de lo que había hecho me seguían persiguiendo, no podía concentrarme bien en el trabajo, pero esta vez, mis pensamientos eran más de alguien que extrañaba alguna sustancia, empezaba a recordar como lo habíamos hecho, cada imagen de lo ocurrido me llegaba a la mente en diferentes momentos.

-          Hola?... Jacive?... Me escuchas? – Exclamo mi jefa preguntándome en una junta

-          Eh, si claro que sí, todo claro y entendido, yo me encargo – Replique, pero todos en la junta notaron que mi cabeza estaba en otro lado.

No podía alejar de mi mente las imágenes de mi amado Hércules poseyéndome, empezaban a volverse cada vez más constantes, de igual forma, terminaba mi horario laboral, regresaba a casa y la misma rutina, regañar a mi Hércules por insistirme en quererme coger otra vez.

Finalmente, en una de esas mañanas que llegue a mi oficina, ya no pude mas con mis pensamientos, pues ahora se habían convertido en fantasías sexuales, pero el protagonista era mi Hércules, él se apodero de mis fantasías, mi cuerpo me pedía a gritos que fornicara con él, no podía dar crédito, mi instinto, mi cuerpo, me exigían que cogiera con aquel que me hacía sentir hembra, esto parecía una mala broma del universo, yo estando deseosa y dispuesta a entregarme a mi propio perro, a alguien que yo tenía de mascota, pero cada vez mas pensaba en Hércules como el macho alfa semental, y menos como mi perro mascota.

Termino mí día y regrese a casa, como era habitual en él, mi hermoso Hércules me esperaba ansioso en la puerta, apenas entre, se levanto en 2 patas y busco lamer mi rostro.

-          Ay Hércules, espérate bebe – Dije mientras mi amado recargaba sus 2 patas delanteras sobre mí, para evitar que su peso me tirara levante sus patas y las coloque sobre mis hombros.

-          Sigues insistiendo verdad cariño? – Exclame con tono dulce, a diferencia de las otras ocasiones donde le hablaba seco y firme.

Emocionado mi niño empezó a lamerme la cara, sentía la humedad de su lengua en mis mejillas e inconscientemente también busque su lengua con mi boca, para tocarla con la mía, su lengua al ser más larga que la mía y de moverla en diferentes sentidos contra mi boca me dificultaban un poco el poder saboreársela a detalle, pero eso no impidió que lograra sentir la saliva de su lengua áspera, el calor húmedo emanado de su hocico.

Fue una sensación completamente agradable para mí, me resulto tierno, amoroso y también muy excitante, mi cuerpo empezó a reaccionar a tales arrumacos, provocando que mojara mis pantaletas.

-          Espera mi amor – Interrumpí – No quieres comer primero? – Preguntaba con dificultad a mi amado, pues este no dejaba de lamerme y yo también continuaba entre lamiendo su lengua.

Acaricie su musculoso cuerpo, mientras continuábamos “besándonos”, baje mi mirada y note que la punta de su pene ya se asomaba, esa puntita rosa tan hermosa que me anunciaba que mi niño, lo que deseaba comer, era a su mamita linda.

-          Por lo que veo, tienes más hambre de mí verdad… Bueno, a quien engaño, yo también te deseo, hagámoslo mi amor, hazme tuya otra vez – Apenas exclame esa frase, Hércules se me quito de encima.

Lo primero que mire fue el sofá, era lo que nos quedaba más cerca, camine a sentarme y Hércules me seguía fiel e impaciente, una vez sentada, mi amor intento meter su cabeza entre mis piernas, pero mi falda no le permitía del todo la entrada, así que se limito a lamerme las rodillas y parte del muslo que se asomaba, sentí tan rico la humedad de su lengua recorriendo mi piel, que me calenté un poco más.

Ese acto provoco que se activara mi instinto primitivo sexual, sin perder tiempo me levanté, subí por completo mi falda al nivel de mi abdomen, tome mis pantaletas y las baje hasta el piso para deshacerme de ellas, vi la mirada de excitación de mi Hércules al verme con mi sexo expuesto ante él, me senté nuevamente, mi concha estaba húmeda y dilatada, ahora era yo la que estaba impaciente por tener a mi hermoso macho poseyéndome.

-          Ven cariño – Exclame mientras me inclinaba un poco a fin de resbalar sobre el sofá, abrí mis piernas y deje mi sexo cachondo a su disposición.

Hércules sin perder tiempo acerco su cabeza metiéndola entre mis muslos, se fue directo con su hocico a mi vagina y empezó a lengüetearme mis labios dilatados por la excitación, la sensación era sumamente agradable, sentir la lengua de mi amado recorrer mi concha caliente, lamiendo mis fluidos secretados, era algo maravilloso.

-          Mm sí, me gusta esto mi amor… Ohh… Ohh - Las lamidas de mi amado me arrancaban ligeros quejidos de placer.

Acariciaba y sujetaba su cabeza perruna, la cabeza de un perro fuerte y grande, de un macho que me estaba dando placer con su hocico, el sentir entre mis muslos su pelaje eran como caricias de terciopelo.

-          Ohh… Mm… Ohh… Hércules… mi amor… - Me quejaba con gozo.

Sentí ese rico calor recorrer mi cuerpo, en mi excitación desabotone mi blusa, jale las copas del brasier blanco de media copa que portaba a fin de desnudar mis pezones y comencé a darme placer con mis dedos, mi excitación creció aun más, ya estaba más que lista para ser penetrada, algo que supongo mi amado sintió, ya que dejo de lamer mi vagina, se levanto poniendo sus patas delanteras sobre el sofá, esa era mi señal para saber que mi niño ya quería penetrar a su mamita cachonda.

Así que me deje resbalar sobre el sofá, deje mis nalgas a media orilla, mis piernas abiertas por completo, y apunte mi sexo directo al sexo de Hércules, podía mirarle la punta rosa que se asomaba del prepucio de mi macho, lo guie jalando su cuerpo hacia el mío, él sabía que lo estaba dirigiendo a mi templo sagrado de Venus, apenas hizo ligero contacto su prepucio con mis labios vaginales, comenzó a dar pequeños brincos para presionarse contra mí.

Al fin sentí como el pene de mi Hércules iba creciendo y entrando en mi apretada y húmeda vagina, con cada empujón que daba contra mí yo sentía como me iba abriendo, era una sensación excitante y placentera, sabía que mi amado estaba haciéndome suya, abriéndose paso dentro de mí con su gran verga de macho semental.

-          Ahh!… - Tomo de mí un gemido sórdido – Ahhh!… - Me queje nuevamente al sentir como me abría por dentro – Dios… Hércules… Ahhh… mi amor… Ahhh… - Mi perro me tenía gimiendo como su hembra.

Hércules seguía arremetiendo contra mi vagina, yo podía sentir como su pene iba creciendo dentro de mí, era una sensación que me volvía loca, pues su verga ya estaba hinchándose, lo que hice fue abrazarlo su cuerpo con mis piernonas, cruzando mis tobillos y sujetando su musculoso cuerpo, yo no quería dejarlo ir, así que apreté con fuerza, esto provoco que mi hermoso macho arremetiera con más fuerza contra mí.

-          Ahh… Ahh… Ahh… Sí, sí… Ahh… Me gusta!, me gusta!... Ahhh – Gemía sin parar mientras también escuchaba los jadeos de mi niño hermoso.

Estaba vuelta loca de placer, las sensaciones extrasensoriales que me invadían, me tenían a tope, el sentir el cuerpo musculoso de mi macho entre mis piernas, el sentir su pelaje rosarme la piel, el mirar a mi amado Hércules estar en sus patas delanteras erguido delante de mí como todo un Alfa, como todo un campeón, y sobre todo el sentir su grande sexo estar invadiendo mi cuerpo, consiguieron provocarme un orgasmo.

-          Ahhhh!... Dios!.... – Mi cuerpo se contrajo con fuerza, mi respiración se detuvo de momento. – Ahhh…. Ahhh… Sí… sí, sí, Dios, que rico se siente… Ohh Hércules… -

La temperatura de mi interior empezó a regularse con mi orgasmo, empapando por completo la verga caliente de mi Hércules, este también empezó a dar ligeros quejidos, sé que él sintió mi orgasmo y que sabía que él fue quien provoco tal placer explosivo en mi interior.

Mi niño hermoso comenzó a dar ligeros quejidos, mientras seguía arremetiendo con su sexo contra el mío, podía sentir que lo hacía con mas frenesí, yo estaba contenta de sentir ese placer, fue cuando me percate que ya habíamos pasado varios minutos haciéndolo y aun no sentía su anudamiento.

Deje de apretar un poco con mis piernas y al separar ligeramente una de ellas para ver la pelvis de Hércules, mire que su Bulbo Peneano no conseguía entrar en mi vagina, la posición en que me había acomodado impedían a mi amado introducir su glande y abotonarme, por ello había conseguido que mi niño siguiera bombeándome con ganas, pues estaba buscando introducirse todo y abotonarme.

-          Mm… Mira, quieres abotonarme verdad?... Mm… No sé mi amor… te debería dejar?... Ahhh… Yo estoy gozando de lo lindo mi vida… - Le dije a mi amado en tono travieso y pícaro.

Hércules me respondió con ligeros chillidos, mientras continuaba empujando su pelvis contra la mía, los roces de su gran verga en mi interior me hacían querer seguir teniéndolo así para mí, dándome ese rico placer del que tantos años me había privado, una cálida sensación me invadió, un choque de adrenalina y éxtasis, me sentí con poder, yo tenía control sobre mi poderoso macho y este me chillaba para que lo dejara anudarme, sabía que si lo permitía, él completaría su orgasmo, así que yo tenía el poder de decidir cuándo dejarlo venirse.

-          Ahh… Quieres venirte mi amor?... Eh?… Ya quieres chorrearte mi vida?... Mm… Ahhh… No sé… Ahh… Debería dejarte… ji ji… Mm… Eres todo un macho poderoso y yo tengo control sobre ti… Sí… - La excitación me invadía, me sentía grande y fuerte.

Mas chillidos siguieron, me rogaba que lo dejara terminar, yo burlonamente lo miraba rogarme, mientras él seguía empujando con fuerza dentro de mí, gozaba verlo suplicarme, y fue cuando emitió un ladrido poderoso, que me hizo saber que mí amado estaba poniéndose intenso, que me ordenaba que lo dejara anudarme, su muestra de poder causo que instintivamente me volviera su sumisa, debía complacer a mi macho.

-          Está bien, está bien, no te enojes, solo estaba jugando – me disculpe mientras bajaba mis piernas para tocar suelo.

Sabía que en esa posición sería muy difícil para él anudarme, así apenas toque suelo con mis pies, Hércules se separo de mí, sacando su verga de mi interior, vi como salió esa cosota rosa con venas, por el peso y tamaño la gravedad la hizo caer, de lo cachondo que se encontraba Hércules, su pene daba pequeños tics intentando erguirse.

Me senté sobre el sofá e inmediatamente me hinque sobre el piso, coloque mi vientre sobre el sofá, le estaba ofreciendo mis nalgas a mi macho cachondo, ambos sabíamos que en esa posición él podría abotonarme sin problemas, sin más se acerco a mí y busco con su pelvis tocar mi concha caliente, pero como su verga ya estaba de fuera y por el peso de está, el no podía meterla en mí, así que solo sentía el grosor de su falo rosándome los labios vaginales, sentí recorrer de arriba abajo toda esa gran verga, confieso que me gusto pues me hacía saber que yo le pertenecía a ese poderoso macho y él me pertenecía a mí.

-          Que pasa mi amor?, tu cosota esta tan grande que no puedes levantarla tu solo verdad?... Deja que Mami ayude a su poderoso Hijo.

Pase mi mano por detrás, tome la ensanchada verga de Hércules, ya la tenía tan hinchada que imagine estar agarrando una de esas salchichas gordas para asador, mi instinto de mujer y hembra me hacía saber que me gustaba y emocionaba saber que mi amado tenía un poderoso miembro viril, coloque su pene en la entrada de mi concha húmeda.

Pero Hércules apenas sintió mis labios vaginales, se dejo ir con todo, empujo con fuerza y sin piedad ese enorme falo suyo, metiéndomelo hasta el fondo, expandiendo de golpe y estirando a tope mi vagina.

-          Ahhhh! – Grite de dolor al sentir su entrada súbita, no estaba del todo preparada para lo que ocurrió.

Me quede sin aliento e inmóvil por la acción agresiva de mi amado, Hércules dio dos empujones consiguiendo meter su glande en mi interior, finalmente me había abotonado, por fin mi amado niño había conseguido quedar atorado en mis entrañas, y mi vagina cerrándose atrapo su grande pene, escuche sus jadeos en uno de mis oídos, recargo su cuerpo sobre el mío, sentí la presión de este en mi espalda, al igual que sentía como su verga se estaba hinchando un poco más en mi interior.

Pronto la sensación de dolor que me había provocado mi amado, fue remplazada por una sensación más cálida y agradable, estaba sintiendo rico la presión causada por su vergota dentro de mi vagina, el nudo de su glande presionaba contra mi punto G y empecé a gozar nuevamente como al principio.

-          Mm… Ahhh… Mi amor, eres un cabrón, me la metiste de golpe… Ahh… Mm… Sí, que rico se siente la presión de tu vergota en mi linda y delicada vagina… Ahhh… - Gemía con placer y satisfacción.

Pues también sentía esa satisfacción instintiva de saber que mi macho semental estaba por derramarse dentro de mi interior para llenarme con su semilla y así fornicarme como su hembra, pronto sentí las palpitaciones de su miembro viril, Hércules estaba derramando su semen caliente dentro de mi útero.

Podía sentir con cada palpitación como brotaba un chorro de su lefa caliente, llenándome poco a poco, con la sensación moví las caderas en círculo causando que su inflamado glande estuviera rosando contra mi punto G.

-          Ahhh!... Sí… Sí… Ahhh… Aggg... – Me ahogue en un mar de placer, conseguí tener nuevamente otro delicioso orgasmo

-          Ahh… Mi amor… Hércules, soy la mujer más feliz del mundo… Ahh… Me encantas mi niño hermoso… Ahhh… Sí, me gustas, me fascinas, ohhh mi amor… yo… - Continuaba gimiendo, mientras expresaba palabras que provenían de mi corazón.

Hércules escuchaba cada palabra y gemido proveniente de mi boca, mientras yacía quieto e inmóvil, descargando su leche caliente dentro de su linda mami cachonda, que se quejaba del placer provocado por su poderoso hijo.

-          Dios!... Me encanta como me tomas, como me haces tuya, me haces perder el control por completo – finalmente exprese, mientras mi orgasmo se impregnaba en él, a través de su maravilloso falo.

-          Me encanta que me subyugues, que me des órdenes… Puedo entender tus ladridos y tu comportamiento – continuaba expresando mientras gozaba las sensaciones de mi interior.

-          Me siento feliz de que me conviertas en tu hembra, tu mi hermoso Hércules… Eres muy especial para mí -

No me sentía cansada, estaba de rodillas, pero mi peso recargado sobre el sofá ayudaba a mi comodidad, al igual que el tener piernas robustas, mis rodillas no dolían tanto al estar sobre el piso, apenas me había abotonado por lo que estaríamos en esa posición al menos unos 30 minutos, en ello, Hércules para acomodarse se giro para quedar conmigo culo a culo.

-          Espera que haces?... Ahhh! – Hércules completo su vuelta, en el proceso me arranco un gemido de gozo entre mezclado con dolor.

Aproveche ese movimiento que hizo donde libero su peso de mi espalda, comencé a frotar mi clítoris para aprovechar su bulbo peneano atorado en mi interior, sentía tan rico que me sentía extasiada, casi era como tener un vibrador que me ayudaba a seguir gozando la fiesta, sin darme cuenta pasaron los minutos y su sexo se fue desinflamando, al punto en que solito salió de mi vagina, emitiendo ese rico “POP”, seguido de ello una gran cantidad de semen escurría por mis piernas, la cantidad era bastante.

-          Como es que haces tanto semen Hércules?... Mira, como me dejaste – Exclamaba mientras sentía una sensación curiosa en mi vagina, podía sentir como poco a poco esta se iba contrayendo a su tamaño normal.

Me asombraba ver como mi linda y delicada concha era capaz de estirarse para albergar semejante bestia y después regresar a su tamaño habitual, al estar de espaldas Hércules aprovecho y comenzó a lamer los jugos que habían brotado de mi ser, la mezcla de su semen con mi fluido vaginal y orgásmico, mi amor estaba limpiándome, tal como la otra vez, lo hermoso de esto, era que yo seguía sintiendo placer, cada lamida era genial, esto me agradaba, mientras tanto mi bolso quedaba cerca, estire mi mano y tome mi celular de su interior, en ese tiempo revise mis mensajes y mi facebook para distraerme un poco, mientras mi amado completaba la tarea de limpiarme, una vez terminado, me incorpore y acomode mi falda.

-          Gracias mi amor – Le dije a Hércules, quien me miraba jadeando.

-          Me gusto mucho entregarme a ti nuevamente, sabes?, tenía mis dudas de seguir con esto, pero por alguna razón tu me haces sentir tranquila, feliz, deseada y mi cuerpo te me y exige a ti… Tú eres mi dueño, mi macho. – Con un liguero ladrido me respondió mi amado.

-          Ven, vamos a cenar, ya debes morirte de hambre mi amor, después de haberme complacido y hecho tu hembra, se ve que te cansaste – Le decía a mi Hércules mientras caminábamos juntos a la cocina.

Cenamos juntos, y apenas termino, nos fuimos a “nuestra alcoba”, me desvestí toda, Hércules se subió a la cama y se recostó, pude ver por el espejo que no me perdía de vista, saque de mi cómoda una pijama para dormir, me puse la playera de algodón y justo antes de ponerme el pantalón de dormir, Hércules salto de la cama y me dio un ladrido.

-          Que haces bebe?, quieres algo? – Pregunte sacada de onda, intente ponerme el pantalón otra vez y el resultado fue el mismo, me ladro.

-          Hm… No quieres que me ponga el pantalón? – Exclame confundida, y en respuesta un ligero chillido de mi amado.

Entonces tome de mi cómoda unas pantaletas, pero igual justo antes de ponérmelas, Hércules me ladro.

-          Qué?, tampoco quieres que me ponga ropa interior? – Por lo visto mi amado me quería desnuda de la cintura para abajo.

Hice la prueba para ver si era eso, devolví la ropa a la cómoda y camine rumbo a la cama, él me siguió y brinco a la cama recostándose, entonces entendí, que quería que durmiera junto a él sin ropa interior, me sorprendió su acción, supongo que deseaba tenerme lista para él por si se le ocurría cogerme otra vez, la idea me excito bastante, seria agradable y cariñoso que de vez en vez, me despertara para poseerme y hacerme suya a la hora que a él se le diera la gana, Hércules me veía como su hembra más que como su dueña, que podía yo hacer ante eso, de igual forma, me siento más su hembra que dueña.

Dormí placida y contenta junto a mi amado, ya no tendría más dudas, yo estaba decidida a entregándome a él al 100, éramos el uno para el otro y seriamos felices, al final el universo así lo dictaba, quien era yo para contradecirlo, jeje.

Al día siguiente, como era costumbre, fui al trabajo y para mi sorpresa, mis actividades las desempeñe con mayor facilidad, todos me decían que me veía diferente, con un humor más alegre, parecía que había vuelto a nacer.

-          Que te hiciste jefa, te vez diferente, estas mas radiante y alegre – me dijo una de mis chicas de la farmacia donde estaba mi oficina

-          En serio?, estoy normal – respondí.

-          No, no lo parece Jefa… Hm… Que se me hace?… Usted ya tiene galán verdad? – interrumpió otro chico que atiende mostrador

-          Claro que no, por qué piensan eso? – No pude responder sin esbozar una sonrisa, algo que me delataba, pero por supuesto no les diría nada, negaría todo

-          Ya mejor pónganse atender a la gente, ustedes están imaginando cosas, yo estoy normal como siempre – Replique para finalizar la charla, aun que en mi mente me estaban presentes las imágenes de ayer, donde estaba haciendo el amor con mi Hércules precioso

Regrese a mi oficina y me encerré para no tener que seguir con el interrogatorio de mis chicos, ordene comida por teléfono, un paquete de sushi con una botella de té frio, de plano, qué si me veía muy diferente a como estaba hace unos días, mis chicos no se habían equivocado, ya tenía a mi galán, sabía que él estaba en mi casa esperando ansioso mi llegada, sería alguien con quien no tendría problemas, sin discusiones por la hora en de mí llegada o que si no había hecho la comida, no me sintiera ignorada, claro, así fue en varias de mis relaciones amorosas pasadas, pero con está, algo nuevo acontecía, pues me sentía contenta y realizada.