Helena revive placeres olvidados con su hijo 2.

La relación de madre e hijo se complica.

He visto que algunos queréis que haga una segunda parte, esta vez procuraré fijarme más en las faltas de ortografía y errores gramaticales, ya que la última vez lo hice directamente sobre el cuadro de texto de la página en plan borrador y me olvidé de revisarlo. Gracias.

Pasaron tres días desde aquella noche del domingo en la cual Jose había descubierto en su madre a una persona totalmente diferente. Tres días en los cuales la observó comportarse como si nada hubiese ocurrido, ¿Cómo era posible?, ¿de verdad había sido un sueño?, ¿no le importaba nada de lo ocurrido?, ¿Cómo olvidarse sin más? Jose estaba muy confuso por la situación, su padre había vuelto a casa y todo era como antes, hasta aquella tarde en la que descubrió el camisón de su madre entre su ropa y aquella nota… "no puedo olvidarme… deja el camisón al lado del cesto de la ropa si quieres que te visite, tu madre y tu puta". Tras leer aquella nota a Jose le dio un vuelco el corazón, no se olvidaba, ¿acaso su madre quería repetirlo?, y eso de "Tu puta" hizo que Jose se excitase en un segundo, "mi puta…" decía para sí mismo y un flashback le recorrió la mente, recordó cada paja, recordó aquellas palabras de su madre al contarle como se tragó su semen tras aquella ducha, la volvió a recordar en aquel camisón, desnuda, botando sobre él, dejándose desvirgar analmente frente a su hijo, su coño rosa depilado, sus pezones puntiagudos y la forma en la que la llamaba puta y ella lo repetía con una sonrisa mientras se preparaba para llenarse la boca del caliente semen de su hijo. El corazón se le iba a salir del pecho estaba nervioso y muy avergonzado, durante 30 minutos dio vueltas por su cuarto pensando si dejar o no el camisón, su padre estaba en casa, ¿y si no podría volver a pasar?, ¿y si los pillaba?, era una locura, pero como negarse a aquella imagen, como negarse… si se lo había pedido su madre.

Armado de valor dejó el camisón al lado del cesto y estuvo deambulando por la casa, Carlos y Helena miraban la televisión tranquilamente. Los nervios se lo comían, se sentó junto a sus padres. La tarde fue muy amena, se rieron juntos, charlaron, Carlos contaba sus andanzas con los otros empresarios y clientes de vinos.

-Bueno, ¿ y por aquí como estuvo todo?

-Ya sabes Carlos que aquí nada cambia.

¿Qué aquí nada cambia?, o su madre era una auténtica mentirosa o verdaderamente había hecho borrón y cuenta nueva.

-Yo creo que ha sido una interesante semana - dijo Jose ligeramente enfadado por el descaro de su madre al decir que todo había sido igual.

-Si llamas interesante a estar escayolado, pasando calor, picores y yo ayudándote a todo como si fuese un bebé…  -reía Helena.

Carlos empezó a reírse, la cara de Jose era un poema.

-Entonces has tenido que duchar al pichacorta éste.

¿Pichacorta?, pues este pichacorta se ha follado por el culo a su propia madre y tu mujer gilipollas, pensaba Jose muy enfadado.

-Anda Carlos no digas eso, si ha sido como cuando era un crío, te aseguro que no ha pasado nada interesante… sabes que te he echado de menos.

¿Que lo has echado de menos?, ¿y aquello de tu padre no me toca?, ¿aquello de necesito semen porque me enciende la chispa del sexo olvidado?, ¿Cómo hablar así cuando has follado y tragado el semen de tu propio hijo?-Jose se calentaba mucho más, parecía estar a punto de saltar y contarlo todo. Pero Helena se levantó y dijo ir a hacer la colada. Entonces Jose levantó la cabeza y pensó si su madre haría lo que dijo en aquella nota. Volvió a la media hora y se sentó de nuevo junto a su marido, Jose se levantó con ansia, impaciente y se dirigió a mirar si el camisón seguía allí… y allí seguía… toda la ropa para lavar había sido lavada o recogida para guardar, pero el camisón seguía allí. Un sensación de tristeza lo invadió, todo había terminado, se acabó, debía olvidarse.

Llegó la noche, eran las 9 y Jose se levantó a beber agua que tenia con una pajita en un vaso, su brazo derecho estaba completamente inmovilizado por la fractura en el hombro y el izquierdo aunque mejoraba, seguía escayolado codo y muñeca, podría mover los dedos, pero no girar la mano, así que se las apañaba como podía. Al volver a su cuarto dirigió la miraba al cesto de la ropa, una grata sorpresa le recorrió el cuerpo al ver que el camisón no estaba, no podía creerlo, era verdad. Volvió a su cuarto y se acostó, en su cabeza solo aparecía su madre en camisón, paseándose frente a su hijo para que lo viese, botando sobre él, saboreando el coño de su madre de nuevo, quería tenerla desnuda de nuevo encima, era su puta, ella misma se lo había dicho, se lo había dejado por escrito, no dejaba de imaginarse a su madre intentando metérsela de nuevo por el culo, su cara, sus gestos, haciendo todo lo que el quisiese, mirándolo a la cara pidiéndole que la llamase puta de nuevo. Estaba empalmado, expectante, esperando a su madre entrar por esa puerta… pero… las horas pasaban, su cuarto a oscuras, el pasillo igual, ni una sola voz en la casa. Las 10 de la noche y nada… las 11…. 12… "No puede ser"… volvió la decepción a Jose. A las 1 menos cuarto, se dio por vencido, empezó a cerrar los ojos para dormirse cuando oyó unos pasos por el pasillo, la luz seguía apagada y la puerta se abrió lentamente, tras aquella oscuridad pudo distinguir a su madre entrar dando saltitos, descalza, con el camisón puesto .

-Lo siento, tu padre no parecía dormirse.

Se arrodilló a junto a la cama, bajó los pantalones de su hijo y engulló su polla, la mamaba rápidamente, ni una sola palabra.

-Mama…

-Shh… Dijo Helena.

Aumentó el ritmo y Jose empezó a correrse en la boca de su madre, los espasmos eran fuertes, su madre continuaba chupando mientras se le iba llenando la boca de aquel semen espeso y caliente que tanto deseaba. En aquella oscuridad total, solo se oyó el relamer de los labios de su madre, le subió el pantalón a su hijo y con la misma rapidez con la que entró se marchó.

Todo había sido tal cual, apenas 3 minutos, esto no era normal, ¿solo aquello? quizás fue solo cosa de la primera vez, no debería darle importancia, pero a la mañana siguiente, el camisón volvió a su cuarto y tal como lo cogió lo soltó junto al cesto para tener otra visita.

Los días eran los de cualquiera familia, el trato de su madre a Jose no mostraba ningún signo de excitación, de recuerdo por lo sucedido, sabía ocultarlo muy bien. Aquella noche eran las 11:25, Jose miraba el reloj ansioso por sentir acercarse a su madre. Como la noche anterior, la casa en silencio y todas las luces apagadas, la puerta se abrió y su madre entró fugaz, se arrodilló, sacó la polla de su hijo y lo masturbó con ganas para volver a saborear su semen, una vez cumplida su meta, volvía a desaparecer. Así fueron las siguientes tres noches, entrar, tragar y salir. Jose no quería esto, no sabía qué hacer, por un lado seguía disfrutando de una mamada y corrida en la boca de su madre, pero por otro lado odiaba esa frialdad, él quería sentirla, tocarla, pero sobre todo verla, no aquella oscuridad total. No quería un fantasma que entraba y salía, quería a su madre de hace ya una semana, esa mujer viciosa, que follaba como una diosa, con un delicioso coño mojado y caliente, sentada sobre él a la luz de cuarto, observado sus tetas botar.

Era domingo de nuevo, habían pasado siete días y en otros siete días mas Jose sería libre de sus escayolas, se imaginaba acariciando a su madre, tocando sus tetas, pellizcando sus pezones, masturbándola y poseyéndola, sería libre y quizás se acabarían las entradas fantasmas de su madre en busca tan solo de su semen, pero una semana era demasiado. Aquella noche su madre entró, tragó y volvió a desaparecer como un sueño. Se acabó dijo Jose, quiero más.

La noche de aquel lunes cambiaría todo. El camisón había desaparecido del cesto y Jose esperaba a su madre ansioso. A las 12:45 entró al cuarto como una bocanada de aire, directo a la polla de su hijo, se arrodilló como hasta entonces y la sacó de los pantalones.

-Mama espera.

-Shh -mandó a callar mientras comenzaban las lamidas.

-Mama escucha.

-¡¡Shh!!

-Mama para…

-Te he dicho que te calles o tu padre se despertará, venga córrete.

-Mama no quiero espera.

-Como… que no quieres…-Dijo Helena mirando a su hijo en aquella oscuridad- anda córrete para mama, sé que te gusta que me lo trague.

-Claro que me gusta, pero así no.

-Shhh, ¿estás tonto? baja la voz…- Dijo Helena enfadada bajando su tono de voz en aquella silenciosa casa.

-No quiero, estoy harto de que entres así en el cuarto, a oscuras, sin verte y en tres minutos te hayas ido.

-¿Y qué quieres que haga?, tu padre está ahí al lado.

-Túmbate al menos aquí al lado, no de rodillas, ponte junto a mí.

Las palabras de su hijo le llegaron al corazón.

-Shh… está bien, pero rápido.

Helena se subió a la cama, poniéndose en sentido contrario a su hijo, se tumbó de lado contra la pared, apoyó la cabeza en los muslos de su hijo y siguió lamiéndosela lentamente. Sus piernas cruzaban por la barriga de su hijo y su culo quedó de lado. Tanto Jose como su madre disfrutaban del momento, ella la chupaba muy lentamente, disfrutando el momento madre-hijo en su cama, Jose por otro lado lamentaba no poder mover sus brazos para acariciarla. Movió su brazo izquierdo como pudo hasta el coño de su madre y empezó a acariciar con sus dedos por encima de la tela, se notaba húmedo y caliente, pero las bragas eran un fastidio, quiso moverlas un poco para meter un dedo, pero era casi imposible. Helena al darse cuenta de las intenciones de su hijo, se quitó las bragas, un golpe de olor a coño llegó hasta Jose, empezó a pasar los dedos por el húmedo coño de su madre, esta vez notaba como le había crecido algunos pelos que debía apartar para poder meter un dedo dentro de su madre, al meterlo, Helena paró de golpe y dio un suspiro de placer, lamía continuamente la polla de su hijo y Jose quería verla lamiéndosela, pero aún más los pelos del coño de su madre. Jose golpeó con el brazo el interruptor intentado encenderlo.

-¿Qué haces? -se detuvo su madre

-Encender quiero verte.

-Ni se te ocurra.

-Quiero verte la cara comiéndomela.

-Te he dicho que ni hablar, ¿eres tonto o qué?

Jose no hizo caso a las palabras enfadas de su madre y encendió. Su madre estaba con su polla agarrada, el ceño fruncido y ligeramente levantada. El camisón le apretaba las tetas, pero sus pezones luchaban por salir, lo mejor fue la visión de su coño, esta vez su madre no se había depilado, las piernas juntas hacía que el coño se le cerrase entre una pequeña maraña de pelitos brillantes y blanquecinos de sus jugos, pero lo mejor fue el culo de su madre, en esa postura sus nalgas estaban separadas, solo quedaba un agujero minúsculo en medio con algunos pelos alrededor. Esos pelos alrededor del ano de su madre lo hizo ponerse a mil, aquella visión de coño y culo depilados como de una colegiala, pasaron a un tono más sucio, oscuro, natural y excitante.

-¡¿Es que eres idiota?!- dijo Helena gritando con la voz baja- Apaga de inmediato, soy tu madre y te estoy diciendo que apagues.

"No…"pensó Jose para sí mismo, "eres mi puta"… Y comenzó a acariciar el clítoris de su madre, esto sabía que la haría callarse. El placer la llenó, cerró los ojos y se dejó caer sobre la polla de su hijo metiéndosela de nuevo en la boca. Jose veía como sus dedos de perdían entre los labios de su madre, el calor y la humedad, metió dos dedos en su coño y empezó a moverlos. Helena dejó de lamer la polla de su hijo y levantó la cabeza para disfrutar de ese placer. Con dos de sus dedos, se los mojó y le dio a probar a su hijo de sus jugos espesos. Jose saboreaba y lamía los dedos de su madre, la luz encendida ya le daba igual, sabía que estaba caliente, que empezaba a ser la misma puta que él quería, seguía moviendo sus dos dedos dentro de aquel coño, el ano de su madre temblaba con los pequeños orgasmos que le estaba dando. No se lo pensó, "es mi puta", sacó los dedos y mientras su madre estaba distraída chupándosela, acercó los dedos al ano de su madre y de un solo golpe se los clavó.

-¡Noo!- gritó Helena tapándose la boca rápidamente en otro grito ahogado, los dedos de su hijo le habían penetrado el ano con un fuerza y dolor tremendo.

-¿¡Que haces!?- apretó los dientes de dolor y comenzó a golpear el brazo de su hijo hasta que consiguió sacar los dedos, su ano había quedado ligeramente abierto, dio un salto y se bajo de la cama llevándose una mano a su culo y otra a la boca para tapar sus gritos de dolor, daba vueltas por el cuarto, sus ojos empezaron a llorar, le había dolido mucho.

-¡¿Eres idiota o qué?!,¡¿Qué te crees que haces?!,  ¡me has hecho daño!

Helena estaba muy enfadada, se llevó la mano a los ojos y empezó a sollozar.

-¿Pero quién te crees que soy?- Dijo mirando a su hijo a la cara.

-Eres mi puta- dijo Jose serio.

-¡Soy tu madre, estúpido!- dijo Helena gritando en voz baja.

Se puso las bragas rápidamente dando movimientos rápidos.

-Yo no soy tu puta ni la de nadie, soy tu madre- Apuntó con el dedo a su hijo-  y me tienes que tratar con respeto, eres un niñato de mierda y un gilipollas.

Se secó las lagrimas y salió rápidamente de aquel cuarto. Jose quedó allí solo, con la polla al aire, "¿Pero qué le pasa?", "se clavó mi polla en el culo hasta que me corrí y ahora se comporta así… ¿a qué mierda está jugando?" Estaba enfadado y debía hablarlo con su madre.

Al día siguiente su madre estuvo distante, esquiva, a penas lo miraba e incluso llegó a irse de la casa durante horas. Cuando volvió Carlos estaba en casa y fue imposible hablar con su madre. Jose buscó por su cuarto el camisón pero no estaba, su madre se había enfadado mucho, quizás ya no quería hacer esto más, era un idiota debía disculparse, debía elegir perderlo todo o seguir corriéndose en la boca de su madre, eso era más que nada. En una semana le quitaban las escayolas y acabarían los cuidados de su madre.

Pero nunca encontraba el momento, su padre siempre andaba por casa, los días pasaban y el camisón no aparecía en su cuarto, su madre no lo visitaba por las noches, estaba desesperado. Pero lo que más le quemaba por dentro era como su madre iba tratándolo de nuevo como siempre, con sonrisas falsas, pero con desprecio.

El sábado Carlos salió a hacer unos recados por la tarde, así que se quedaría solo con su madre, momento ideal para hablar, en cuanto su padre salió por la puerta, se acerco a ella de golpe. Helena estaba de pie en la cocina con sus cosas, Jose fue directo.

-¿Se puede saber que cojones  te pasa?

-A mi me hablas bien…

-No, no, no hasta que me digas que pasa aquí.

-No tengo nada que decirte.

-Y una mierda, ¿eres bipolar?, ¿Es normal que me trates así?

-Sí.

-¿Ah sí? Entonces ves normal que te tires una semana entrando por las noches a comerle la polla a tu hijo, tragarte su semen y de un día para otro pases de todo.

-Te he dicho que me hables con respeto, todo eso lo hacía por ti.

-¿Por mi? claaaro, masturbar a tu hijo en la ducha, guardarte su semen en la mano y tragártelo a solas en tu cuarto, ¿era por mi?

-Jose para..

-O ponerte ese camisón para poner cachondo a TU hijo para que se corriese con más ganas, ¿Era por mi?

-…Para.. por favor… -Helena empezaba mostrar sus ojos lagrimosos, las palabras de su hijo le dolían.

-Por mi dice, "Oh mi marido no me toca", "oh hace mucho que no siento el sabor y el olor del semen", "Ah claro, masturbaré a mi hijo y luego me lo follaré, porque en realidad es que soy una amargada y mi marido no me toca por eso". ¿Qué pasa?¿que fue por lo de ayer?¿Por lo de puta?

-Te he dicho que me hables con respeto, soy tu madre, no tu puta.

-¿O fue por meterte los dedos en el culo?, ¿Qué pasa que te meto dos dedos un día y cometo un pecado mortal, pero que tú te desvirges el culo con tu hijo si está bien visto?

-¡¡Todo lo he hecho por ti idiota!!, ¿te crees que ha sido fácil para mi?, ¿Sabes acaso el dolor que sufrí? No la tienes pequeña precisamente, no lo había hecho nunca por el culo, no usamos lubricantes, cada centímetro era como un cuchillo, ¡¿te crees que mis lágrimas era de cocodrilo?!,¡eres mi hijo, estaba dejando que mi hijo me follase por el culo!, desnuda frente a ti, ¿sabes lo duro que ha sido todo esto?, ¿sabes lo que es para una madre meterse la polla de su hijo por el coño, donde salió él?, no ha sido fácil abrirme de piernas, dejar que me vieses desnuda, hacer lo que decías, ¡hacía todo!, me tumbé para atrás para que me vieses el coño abierto y tu polla quemándome el culo, tres días he estado sin sentarme bien de aquel dolor, maldita sea, has saboreado mi coño, me puedo haber tragado en este tiempo un vaso hasta arriba de tu semen…

-¿Ahora no te gusta?

-¿Qué no?, eres gilipollas, enserio, ¿sabes qué días más duros, sin sentir el calor y espesor en mi boca?, chupándosela a mi hijo mientras mi marido está durmiendo al lado, esperando despierta a que cayese para salir corriendo a chupártela. Solo quería un poco de respeto, soy tu madre, que no olvidaras eso…

-¿La misma madre que me repetía que era mi puta mientras me miraba a los ojos y me la comía?

-Eso era parte del momento, nada más…

-¿Y la nota?, ¿Decir que eras mi madre… y mi puta?

-Eso tan solo lo escribí por el calentón del momento…

-Lo ves… eres una puta.

Helena dio un tortazo a su hijo con todas sus fuerzas, el ruido se oyó en toda la casa.

-Vete, lárgate hasta que te llame para la ducha.

-No te necesito me esperaré a que llegue papá.

-Llegará por la noche y el lunes te quitan las escayolas. Vete… Esto se ha terminado, no hay más camisones, ni tonterías, no quiero oírte ni un comentario, esto jamás ha pasado.

Helena lloraba, la mano le quemaba aún tras el tortazo a su hijo, ella sabía que dejar que la tratase como su puta solo conseguiría hacer que le perdiese el respeto. Jose no entendía lo duro que era para su madre.

En su habitación Jose estaba enfadado, colérico, "¿Se acabó? y una mierda" se decía para sí mismo, "me decía que era mi puta, ella quería serlo, no.. quiere serlo, pero no se ha dado cuenta aún, voy a recordarle que lo es y acabará diciéndome ella misma que es mi puta y estaba equivocada".

Helena llamó a Jose a la ducha, estaba enfadada, no dijo nada, ni lo miró a la cara. De espaldas como siempre Helena fue muy rápida duchándolo, a penas rozó su polla y se dio prisa en acabar. Salió de la ducha, su madre estaba poniendo la ropa mojada en el lavabo, no levantaba la mirada, Jose vio a su madre con la espalda curvada y el culo algo levantado, dejó caer la toalla quedando desnudo tras su madre, de un golpe agarró el pantalón de tu madre por detrás y los bajó junto a las bragas rápidamente.

-¡Pero qué haces!

Helena intentó girarse a su hijo, pero él la empujó con la cadera contra el lavabo, con un pie pisó el pantalón de su madre y golpeó su pierna derecha haciendo que se saliese y sólo quedasen enganchados en la izquierda.

-¡Jose para!, ¿Qué haces?

La visión del culo blanco de su madre hizo que se empalmara en segundos. Helena intentaba moverse, quería salir de la prisión que le había hecho su hijo, empezó a dar codazos hacia atrás, pero Jose tenía más fuerza y reflejos. Golpeó los pies de su madre por dentro para hacer que separase las piernas, con su brazo izquierdo empujó su cabeza hacia delante e intentó acomodar su polla entre las nalgas de su madre.

-¡Jose para, soy tu madre!

Puso su polla recta contra el pequeño ano de su madre.

-No… mi madre no, vas a recordar quién eres….

-No por favor-Gritó Helena.

Jose empujó con todas sus fuerzas, aquel pequeño ano tuvo que abrirse varios centímetros en contra de su voluntad y de la resistencia de Helena apretándolo. Ella cayó sobre el lavabo aguantándose con las dos manos, apretó los dientes, cerró los ojos con fuerza y tensó su cuerpo.

-¡¡¡¡¡AAAAAAahhhhhh!!!!!

Aquel grito debió escucharse en la calle, un dolor como jamás había sentido, le entraron ganas de vomitar, se le nubló la vista, comenzó a llorar con fuerzas, repetía "no, no, no, no" una y otra vez, cada embestida de su hijo la partía, la estaba penetrando con una fuerza y odio tremendo.

-Jose… AAAAahh…. por…favor…AAAaaahhh….para…. ¡¡¡¡para!!!!

-No pienso parar, eres mi puta, no me vas a joder esto por tus tonterías.

-Me duele Jose… AAaahh me duele, duele mucho, para…¡Te he dicho que pares!

Jose veía a su madre llorar, cerrar los ojos y apretar los dientes con cada embestida. Estaba hipnotizado, no veía a su madre, veía aquella mujer desvirgándose el culo, bebiendo cada gota de su semen, haciendo que saborease su coño, no había madre, solo un culo que follar.

Helena empezó a dar golpes hacia atrás, intentando escapar de su hijo, le daba pellizcos, puñetazos, intentaba mover las piernas pero al cerrarlas su hijo se las separaba, estaba siendo un calvario, el dolor no lo soportaba más, su ano ardía, lo peor era levantar la mirada y verse envuelta en lágrimas mientras la cara de su hijo era la de un poseído que no sabía lo que hacía. Disfrutando del dolor…

-Jose ¡¡soy tu madre!!

-¿Ah sí? eso no me decías aquella vez, quiero oírte decirlo, quiero oírte ¡puta!

Las embestidas eran más duras, todo la polla de su hijo perforaba su culo, sentía a veces el golpe de sus huevos contra su coño, su culo estaba recibiendo toda esa carga, la barriga le dolía, las piernas le pesaban, los ojos le escocían de llorar.

-No….-lloraba- soy tu madre…..

Jose embistió de nuevo. Helena se agarraba con todas sus fuerzas al lavabo.

-Dilo, ¡dilo!

-Aaaahh… para….duele….¡¡duele!!...no puedo más….¡¡no puedo más!!

Helena agachaba la cabeza de los dolores, seguía intentando golpear a su hijo para que la dejase ir.

-¡Suéltame!... por favor…

A Jose le vino un calor enorme desde los huevos, iba a correrse pero aún no había oído a su madre decir lo que quería.

-Dilo…dilo…¡¡Que lo digas!!

-…AAaahh…Aaaahhh… Aahhhh…¡¡para!!

-Dime mamá…¿Qué eres?

Helena se rindió, no podía más, era una tortura, el dolor no cedía, tenía que acabar con esto…

-Tu…puta…

-¿Cómo?

Helena levantó la cabeza y miró a su hijo a los ojos a través del espejo. Ella tenía los ojos rojos e hinchados de llorar, su cara desencajada por el dolor. Jose la miró y ella repitió mirándolo fijamente.

-Soy tu puta…

Los huevos de Jose se encendieron, aumentó las embestidas, más rápidas, mas fuertes y profundas, dio una última embestida profunda y la sacó rápidamente. Helena al sentir toda esa polla saliendo rápidamente de su culo maltrecho, gritó de dolor y cayó al suelo.

-Mírame puta- Jose se masturba frenéticamente.

Helena no podía, el culo le dolía muchísimo, tenía la cara cubierta por sus manos.

-Que me mires puta, he dicho que me mires.

Helena seguía llorando, separó un poco las manos y vino que su hijo se quería correr.

-Quita las manos, vamos que me corro, quítalas.

-No… ¡No!...déjame.

Helena pataleaba en el suelo.

-¡Que me mires!

Helena levantó la mirada y vio la polla dura de su hijo, de la que empezaron a salir unos espesos chorros blancos, que le quemaban al contacto con tu cara, le cayeron en la frente, en la mejilla, en la nariz, en los labios… Se quedó en shock. Jose acercó la polla a la cara de su madre y fue arrastrando con la punta el semen hasta la boca de su madre…

-Vamos puta…trágatelo… se que te gusta el caliente semen de tu hijo…

Helena despertó  del shock y empezó a gritar y dar patadas.

-¡¡Vete!!, ¡¡Fuera!!

Daba patadas y puñetazos mientras se quitada con las manos el semen de la cara, lo escupía, se lo limpiaba con las mangas, lloraba y gritaba.

-¡Largo!, ¡Fuera!, ¡Eres un mierda!

-Mama……para…. mama….

Helena lloraba, le tiraba cosas desde el suelo. Jose quedó fuera del cuarto de baño.

-Mama…yo…. espera….

Helena cerró la puerta de un portazo y comenzó a llorar con unas ganas terribles, desde el pasillo, su llanto era lo más triste que Jose había oído. Allí tras la puerta se dio cuenta de sus actos… se le había ido la cabeza… había violado a su madre, era así, no había sido nada placentero, no consentido, no le había importado perforar duramente el culo de su madre, ¿todo para qué? ¿para oír un falso, "soy tu puta"?, no había sonada igual, no era la imagen sonriente de su madre lamiéndole la polla diciéndole que era su puta, era la imagen de una mujer sufriendo y haciendo lo posible por parar. Desde fuera tocó la puerta con una tristeza abrumadora.

-¡¡¡FUERA!!!

Helena gritó con todas sus fuerzas, su hijo acababa de violarla, nunca se imaginó que sentiría tanto dolor, que su hijito podría convertirse en ese monstruo que veía en el reflejo del cristal, no le importó hacerle daño, sentada en el suelo se tomó unas pastillas para el dolor de su ano, se limpió y enjuagó la cara para borrar cualquier rastro del semen de su hijo, en ese momento solo sentía asco. Abrió la puerta y se dirigió a su cuarto andado incómodamente por el dolor, no miró a la cara de su hijo que intento detenerla para disculpare. Jose quedó en el pasillo con su arrepentimiento.

Carlos llegó a casa, su hijo y su esposa estaban en sus cuartos, tocó la puerta de Jose.

-¿Sabes que le pasa a tu madre?

-Yo…eh….no….

-Está llorando mucho, ¿qué le has hecho cabronazo?

-Mira papá olvídame…

Carlos cerró de mala manera y entró en el cuarto con Helena, solo se oía un murmullo. ¿Le estaría contando la verdad?, ¿Qué… su hijo la había violado?...

A la mañana siguiente Jose se despertó sobre las 12, al llegar al salón encontró a su madre y su padre de pie en la puerta, junto a ellos dos maletas.

-¿Qué pasa?

-¿Qué qué pasa cacho de mierda?- Carlos estaba muy enfadado.- Tu madre me lo ha contado todo…

Jose quedó confuso… ¿le había contado la verdad?, ¿se divorciaban?, ¿uno de los dos se marchaba?

-Papa….yo….

-Ni yo ni ostias… que manera es esa de tratar a tu madre cabrón…

-Mama…lo siento… yo….

Helena tenía la cabeza baja, no lo miraba a la cara….

-Un mes cuidando de ti y así se lo pagas… me das asco…

-Y … ¿las maletas?

-Tuyas, te largas.

¿Cómo? pensaba Jose.

-Me ha contado tu madre lo mal que te has portado, insultos, malas caras, ni una muestra de cariño por cuidar de ti todo este mes. ¿Qué es eso de despreciar lo que cocinaba, echarla de tu cuarto de mala manera?

Que montón de mentiras le habría contado a Carlos… ¿Despreciar sus comidas? prácticamente había sido él quien había alimentado a su madre a base de semen.

-Pero papá todo eso es mentira…

-¡Mentira y una mierda!, si no te gusta la vida aquí ya sabes…

¿Qué no me gustaba? había sido unas semanas geniales, había conocido el lado desenfrenado de mi madre, una auténtica tragona de semen, con un delicioso coño y un cuerpo de vicio, me había estado prácticamente ordeñando casi una semana, solo venia y tragaba, era el paraíso…. y yo… lo había quemado… me lo merecía… lo perdí todo, el calor de su boca sobre mi polla… su cara de satisfacción al tragar la última gota de semen… era un mierda…

-¿Y a donde voy?

-A casa de tu tía Julia… Mañana te quitan las escayolas, irás con ellos, no vuelvas hasta que eches de menos todo lo bueno que te ha dado esta casa…- Dijo Helena con una cara de tristeza inmensa.

Metieron mis maletas en el coche y me dirigí camino a casa de mi tía Julia y mi tío Jaime. Mientras observaba alejarme de aquella casa… y de aquella mujer… No era mi puta, nunca lo fue, siempre fue mi madre.