Helena eyacula sin parar...

Aquella pareja nos encantó desde el primer segundo y Helena dejo todo perdido...

HELENA EYACULA SIN PARAR...

Aquella pareja nos encantó desde el primer segundo y Helena dejo todo perdido...

Hola de nuevo mis amigos.

Ya les anticipaba en el relato ultimo sobre  Rosalía, de aquella pareja de española y colombiano en aquella casita de campo.

Habíamos cenado disfrutando de la compañía.

La sobremesa la pasamos hablando los seis.

Los anfitriones se retiraron, ya que estaban muy cansados.

Nos quedamos los cuatro y nuestras miradas sabían por anticipado que ocurriría después.

Helena se disculpó para ir al baño y la seguí.

Marga se quedó con Leo hablando y su mirada me decía que en breve pondría a buen recaudo en su boca aquella aparente enorme polla.

Helena sabía que la seguía al baño y dejó intencionadamente la puerta abierta...

Estaba sentada en el inodoro echando un buen chorro de pis... habíamos bebido mucha cantidad de cerveza fresca.

  • Si me dejas..., hago pis yo también...
  • Claro... ¿podrías?

Metió su culo hacia atrás y me dejó un hueco en el inodoro.

Saqué mi polla ya endurecida y la miró con deseo.

Le dije que yo quería mear también sentado...

Sin problema... Siéntate debajo de mis piernas y acóplate...

Le quité sus bragas grises de algodón, que estaban marcadas con sequedad de horas... Luego me diría que llevaba cachonda toda la noche, imaginando sexo conmigo.

Sin pantalones cortos que me quité de inmediato cogí sus piernas y me acoplé debajo de ella.

Llevaba una minifalda absolutamente pícara.

Nos besamos en aquella posición antinatural y por tanto muy morbosa...

Mi endurecida polla rozaba forzando su precioso coño con una matita de pelo ridícula encima de su apertura sexual, a modo del bigote de Groucho Marx, aunque algo más pequeña.

Su coño abierto podía sentir mi trozo de polla.

  • Meemos juntos...
  • Trato hecho..., me encanta esa sensación...

No era la primera vez que sentiría el calor de orines de una morbosa en mi polla...

Meábamos juntos excitados....

El olor era maravilloso...

  • Métemela...
  • Será un placer...

Con mi mano cogí mi tranca y mojé mi glande en su mojadísimo coño lubricado y se la encasqueté...

Imagínense amigos allí los dos en el inodoro, sin posibilidad de mucha tracción pero sintió el calor de aquella vagina profunda a pesar de su delgadez...

  • Me corro...
  • Córrete cuanto quieras...

Gesticulaba y sus caderas se resentían por el placer...

Noté aquel orgasmo acompañado de aquella enorme eyaculación..., como jamás había sentido y oído...

  • Echó mucho líquido... (No quiso llámalo esquirting).
  • Perfecto..., me encanta y me pone morbosísimo....

Con mi caderas seguía intentando follarla un poco más levantando sus muslos con mis antebrazos y sujetando su culo con mis manos y se seguía corriendo y eyaculando...

  • Puedo estar así horas...
  • Estemos, todo el tiempo que quieras...

Follamos un buen rato y terminé corriéndome...

Decidimos escaparnos a pasear por los alrededores de la casa, entre la fragancia de los galanes de  noche, no sin antes agacharme y lamerle aquel coño caliente, húmedo, sabroso y maravilloso...

No dudé en comerle el clítoris y no pudo contener otra escapada de líquido interno..., que me puso chorreando la cara por una nueva enorme eyaculación...

Ojeamos a la otra pareja un poco...

Marga mamaba polla a placer y Leo medio tumbado en el sofá...

Helena y yo salimos desnudos al jardín al menos en la parte de abajo...

Su mano agarraba mi polla...

Quería comerle el coño a toda costa. En el primer muro en que paramos la hice sentarse  parcialmente y abriéndole las piernas le devoré el coño a placer..., mientras se agarraba a los laterales del muro para no caerse.

Se corría como una loca y al mismo tiempo notaba en mi boca y cara como su eyaculación comenzaba a darme latigazos...

Al menos seis u ocho latigazos de líquido como ráfagas fuertes mientras jadeaba sin poderlo remediar...

Yo pensaba que si follando como antes y comiéndole el coño se corría así, como sería masturbarla con ganas... Lo sabría enseguida.

Helena era incansable en todos los aspectos.

Buscamos otro rincón y me coloqué en posición de sacarle todo lo que pudiese de aquella cueva maravillosa y viciada...

Le metí mis dedos y empecé a friccionar intentando masajear sus labios con el índice y el pulgar, así como con el meñique en el otro lado...

Mi dedo corazón buscaba el ángulo de su punto G.

Empezó a correrse de nuevo y a echar bocanadas eyaculativas hacia el suelo...

Mis dedos encharcados, mi antebrazo mojadísimo.

Mi codo chorreaba y en el suelo del patio externo se iba haciendo un charco enorme.

Los perros de la casa se fueron acercando a olisquear.

Fue un rato morboso...

Teníamos que cambiarnos de sitio..., quería comerme la polla.

Deseaba lamer mi polla y sacar de dentro de mí...,  todos mis jugos y devorarlos...

Helena era una buena comedora o bebedora de leche...

Me acomodé en el tronco de uno de los olmos más grandes de aquel precioso patio de verano rodeado de flores y macetas...

Ella aproximó una de las sillas en donde habíamos cenado hace unas horas, sentándose en ella, se lio a mamarme la polla con gusto, soltura y muchas ganas...

Cerraba mis ojos para disfrutar...

Pasado el tiempo me correría en aquella esplendedora boca de labios gruesos.

La muy guarra no me dejaría nada de mi néctar y se lo trago todo....

Volvimos dentro de la casa a comprobar como estaban nuestros cónyuges... Se habían acostado y nos acostamos con ellos, después de ducharnos para quitarnos el fuerte sabor ácido de su eyaculación.

Marga y Leo estaban follando y nos pusimos  a follar junto a ellos... Luego me diría que se lo había pasado genial, que le había sacado tres leches comiéndole la polla...

Helena se subió a cabalgarme y me dijo que no me preocupase que ya controlaba sus eyaculaciones al follarme suavecito....

Eran las tres de la mañana cuando me corría de nuevo y no dude en pedirle que me regalase su coño en mi boca un poquito para disfrutar de uno de mis grandes vicios...

Mamé despacito, no quería poner en riesgo de humedad aquella cama...

Al irnos el domingo, aún se notaba los restos secos marcados en el suelo del patio principal donde Helena habia eyaculado a placer...

Hasta el próximo relato mis amigos.

PEPOTECR.