Helena

Elena entra con su paso firme habitual, enfundada en esos vaqueros que obligan a cualquiera a voltearse y contemplar esas piernas y ese culo.

ELENA

Elena entra con su paso firme habitual, enfundada en esos vaqueros que obligan a cualquiera a voltearse y contemplar esas piernas y ese culo realzado por los tacones de sus botas. Me sonríe dirigiéndose a mí, conozco esa sonrisa, Al llegar a la altura donde esta mi silla  pasa una pierna encima de mis piernas y se sienta, como quien va a montar un caballo, en mi regazo. En unos breves segundos se cruzan nuestras miradas, cómplices, amistosas, sensuales y sin mediar palabra me planta un beso llenándome la boca de su lengua húmeda, caliente, ansiosa. Mis manos recorren su espalda acariciándola por encima de su camisa blanca y pegándola a mí para q sus perfectos pechos rocen con mi torso. Me excita. _Ansiaba verte..._suelta con una voz, suave parecida a un gemido _ ¿Si? ¿Y para q querías verme?_ contesto, con aires de "chulo" y empujando mi pelvis hacia arriba para q pudiera notar lo que había producido ese beso entre mis piernas. Ella,  sigue el movimiento mis caderas para que el roce sea mas intenso... _mmmmmmm, para follarte_ contraataca, pasando su vigorosa lengua por mis labios, y volviendo a unir los suyos con los míos para que nuestras lenguas retomen su juego.

Su abrazo es en mi cabello, acariciándomelo, con suavidad aunque con fuerza, con decisión, el mio, por dentro de la camisa, hasta llegar a su nuca, envolviendo toda la espalda con mis brazos. Su pelo suelto, enredado entre nuestras caras, como si quisiera esconder nuestro juego a la mira de extraños. Elena se levanta, se coloca de pie entre mis piernas separadas, sin dudarlo baja su pantalón y evita que le acaricie su sexo cubierto de la tela de las braguitas con un golpecito mandón y cariñoso en mi mano. Se desnuda, vivazmente, sin distracciones, sin dejar de mirarme. Se deja la camisa abierta con su sujetador debajo, se quita la braguita, esta sensual, provocativa, ardiente.

Me desabrocha el pantalón y saca mi pene duro. Por un momento duda si metérselo entero en la boca, lo agarra con una mano y no puede evitar morderse el labio cuando sus ojos ven la punta rojiza de mi glande. Helena monta a su amante, esta vez con lentitud, saboreando cada centímetro de mi polla, notando y gozando su grosor, su longitud.

Al tenerme entero dentro de ella, suelta un ligero gemido, muerde mi mejilla y abrazada a mi cuello dice... _correte dentro de mi amor_ El orgasmo, es rápido, eléctrico, intenso.... es de y para los dos. Nos quedamos inmóviles en la silla, acariciándonos, relajándonos...."