Helena (2)

Helena tiene un encuentro inesperado... (continuación de Helena (1))

Capítulo 2

Chispas

Pues el chico era mono* . Comentó Laura Uhuhuh, ¡vaya, vaya! Helena, estás hechas una ligona. Si es que vas de mosquita muerta, pero luego… jeje

  • ¡Qué pesadas! Además a mí no me parece tan guapo ¡eh! Venga, vamos a comer algo y dejaos de tanta tontería*

Las cuatro amigas reían y hablaban de lo sucedido la tarde del día anterior mientras desayunaban junto a sus tiendas y preparaban la jornada del día que tenían por delante. Tenían pensado dormir fuera del campamento aquella noche, ya que aunque es posible que ese día hiciera algo de frío, los cielos estarían totalmente despejados, y era una jornada perfecta para acampar en uno de los montes que se encontraba a no mas de 3 kilómetros de donde ellas estaban.

Pero antes de salir a los montes debían pasar por un pueblecito cercano para comprar lo necesario para encender una pequeña fogata para la cena y posteriormente calentarse, y comprar algo de carne y de bebida para la noche. Las chicas iban caminando distraídas cuando entraron en la tienda, Helena iba charlando con Laura cuando de repente chocó de lleno con alguien que iba saliendo del establecimiento

** Oh, perdone lo siento mucho, yo

  • ¿Qué tal Helena?* Contestó una voz que le sonaba de algo

Helena levantó la vista y comprobó que la persona con la que había chocado no era otro que Ángel, que salía de la tienda con un amigo cargado con un par de bolsas.

  • ¿No contestas? Le espetó Laura

Helena se había quedado abstraída en sus pensamientos y no se había dado cuenta de que el tiempo no se había parado al igual que su mente.

Muy bien muy bien, contestó rápidamente , íbamos a hacer unas comprar porque esta noche acamparemos fuera. ¿y qué haces tú por aquí? * Mi amigo Juan, que se ha empeñado en hacer una barbacoa esta noche junto a la piscina con otros que también están el hotel como nosotros. Juan, esta es Helena y ellas sus amigas

  • Encantado , dijo Juan mostrando una sonrisa afable * Pensaba bajar a invitaros esta tarde, pero ya veo que tenéis planes para esta noche… de acampada, ¿verdad? ¿Acamparéis muy lejos?

  • A unos cuarenta minutos de aquí, cerca del monte, siguiendo las rutas de senderismo. Ángel, estas son Lucía y Marta. Contestó Laura * ¡Encantado chicas! Muy bien, pues hasta mañana entonces

  • Igualmente encantadas, rieron las dos ¡Hasta mañana!* Dijeron las chicas

Las chicas entraban en la tienda mientras Ángel y su amigo reemprendían su marcha, camino al hotel. Cuando lo tuvieron todo listo, Helena y las demás salieron del pueblo en dirección al monte, hablando y charlando al igual que antes, aunque Helena estaba algo más callada que de costumbre

¿Te pasa algo Helena?* Dijo Laura Nada, es solo que… ¿Por qué has contestado tu al final cuando estábamos hablando con Ángel antes?

  • ¿Qué por qué? ¡Porqué te habías quedado muda! Creo que no te dabas cuenta pero tardabas la vida en contestar. Estabas como embobada, o algo así.

  • ¡Sí! Además te has puesto colorada, le dijo Lucía intentando picar un poco, ¡eso es que te gusta!

  • ¡No es verdad! Aunque Helena sabía que si lo era puesto que había notado el calor al ruborizársele el rostro Sí, si lo es , siguió Marta ¡Qué no!... Que* y dándose cuenta las cuatro del tipo de conversación a la que estaban llegando estallaron en una carcajada Si es que todavía somos unas niñas del "insti"*

Y siguieron caminado hacía el sitio donde tenían pensado acampar esa noche.

Era ya por la tarde y las chicas acababan de terminar de comer, se habían hecho unos bocadillos, ya que aún no habían encendido la fogata, pero pronto refrescaría y apenas habían recogido un par de ramas y algunas hojas secas para prender el fuego que en vano intentaba encender Helena

** Ya dije yo que había que comprar pastillas de esas de las barbacoas, dijo Marta

  • Bueno pues si quieres te das tú un paseo, vas al pueblo y las compras, le contestó Laura con sarcasmo

  • Bueno, ya vale, las paró Lucía, vamos a buscar más madera y más hojas para el fuego mientras Helena se queda aquí y sigue intentando encenderla. ¿Te parece bien Helena?

  • Claro, pero no tardéis mucho*

Y las tres amigas partieron en busca de ramas secas mientras Helena seguía en su intento de encender el fuego con un mechero.

Llevaba ya diez minutos sin resultados, así que decidió parar un momento a beber agua, así que se giró, pero antes de que pudiera hacer nada se llevo una gran sorpresa

* ¡¡¡Ángel!!!

Ángel estaba sentado encima de un tronco talado junto a su tienda, sostenía una cantimplora en la mano, y parecía que llevaba allí toda la vida.

** Dios mío que susto, ¿Qué haces aquí? ¿Cuánto llevas ahí sentado?

  • Me apetecía salir a dar un paseo y como dijisteis que estaríais por aquí, me decidí a pasarme a veros. Llegué hace un par de minutos, pero estabas tan concentrada que no me atreví a interrumpirte

  • Por Dios, la próxima vez avísame, me he llevado el susto de mi vida, creo que se me va a salir el corazón del pecho

  • Parece que tienes problemas para hacer fuego, ¿me equivoco?

  • Sí, bueno parece que no es lo mío

  • A ver si puedo ayudarte, ¿Cómo lo estabas haciendo tú?*

Helena se dirigió hacia el proyecto de hoguera que habían improvisado, se arrodilló y volvió a intentar encender las hojas secas con el mechero infructuosamente. Ángel la observaba cuando se decidió a echarle un cable. Se colocó por detrás de ella, la rodeó con sus brazos, le cogió el mechero suavemente de la mano y con la otra mano libre hizo un montoncito de hojas secas con una par de ramitas encima, intento prenderlas con el mechero y comenzó a salir humo, Ángel comenzó a agitar su mano a modo de abanico y comenzaron a brotar chispas de las hojas secas, que prendieron en una llama minúscula.

Deprisa, trae un par de ramitas , dijo Ángel. Ahora no podemos dejar que se apague*

Helena le llevo un par de ramas secas que pasados un par de minutos prendieron y comenzaron a arder y formaron una pequeña candela.

** ¡Qué bien! Ya pensaba que esta noche no cenábamos caliente, que suerte que hayas venido… y de la alegría lo abrazó. Pero al darse cuenta de lo que estaba haciendo se soltó inmediatamente y se ruborizó hasta el punto de que estaba segura de que él se daría cuenta

  • Lo siento, do debí hacer eso, perdón por

  • No importa, le cortó, ¿Sabes? Estás muy guapa cuando te ruborizas, te sale una sonrisilla que me parece especial….*

Y en el acto más impulsivo se su vida, Helena se acercó a él y lo besó, pues esas chispas no habían encendido uno solo un fuego, Ángel había logrado encender su corazón, tenía algo que ella no sabía explicar, algo con lo que ella parecía sentirse bien.

Ángel abrió los ojos como platos, pues no se esperaba esta reacción por parte de Helena, esta temía que Ángel se echara atrás, pero su beso fue correspondido.

Helena empezó a tomar conciencia de la situación, y dándose cuenta de lo que había hecho se retiró hacia atrás y se quedó callada por la vergüenza que sentía.

* Vaya Helena, no sabía que fueses tan lanzada, pero

Cuando de repente se oyeron unas voces a unos metros, eran sus amigas que llegaban de recoger ramas para la hoguera, venían charlando y riendo.

Hola chicas,* saludo Ángel ¡Hola! Saludaron Laura, Marta y Lucía ¿Cómo tu por aquí? Preguntó Lucía

  • Salí a pasear y me pareció buena idea pasar a saludar a unas chicas tan majas y simpáticas

  • Menos mal que encendiste la hoguera Helena , dijo Marta No fui yo, fue Ángel. Contestó en voz baja Muchas gracias Ángel, dijo Lucía, si quieres puedes quedarte con nosotras a un rato

  • Agradezco la invitación, pero le prometí a Juan que volvería pronto para ayudarle con la barbacoa de esta noche, además pronto anochecerá y me queda un buen tramo de aquí al hotel, así creo que ya va siendo hora de marcharme, hasta mañana chicas, hasta mañana Helena ¡ Hasta mañana! Contestaron las tres mientras Helena seguía callada

Y Ángel se marchó por el camino por el que habían llegado las chicas, camino del hotel mientras la tarde iba cayendo dejando una estampa preciosa que las cuatro amigas disfrutaban mientras el sol iba cayendo para dejar paso a la noche.