Hector y German

Historia del joven Héctor que se apunta a un gimnasio y de German uno de los personal trainers

Llevaba yo mucho tiempo con la idea de apuntarme al gimnasio, cuando mi mejor amigo Ricardo me comento que estaba pensando en apuntarse a uno y yo sin pensármelo le dije que nos apuntáramos ya.

Una semana más tarde allí estábamos los dos, en la puerta del gimnasio con nuestras mochilas de deporte.

Los primer días pasaron sin pena ni gloria, estuvimos haciendo un poco de ejercicio sin hacer mucho esfuerzo ya que llevábamos tiempo sin practicar ningún deporte.

Mi amigo no podía ir  en todo lo que quedaba de semana así que yo decidí ir solo. Hice los ejercicios oportunos que el entrenador nos había marcado y me relaje haciendo unos largos en la piscina. Cansado ya decidí irme a casa y mi gran sorpresa llego ese día en los vestuarios, no es que anteriormente yo no hubiera estado ojeando, ese día vi algo distinto.

En vestuarios me desnudo, me anudo la toalla a la cintura y me dirijo a las duchas, como habitualmente, habría 4 o 5 hombres más en los vestuarios a los que ni siquiera mire. Mientras me duchaba escuché a los hombres saludar a alguien y cuando salí de las duchas lo vi, allí estaba el hombre más buenorro que he visto nunca, era entrenador en el gimnasio y no lo había visto hasta ese dia.

Se estaba quitando la camiseta tenía un cuerpo precioso sin un solo pelo, era algo más alto le calculo 1.82 piel con un tono algo morenito pero tampoco mucho, un color delicioso, un pecho marcadísimo, unos abdominales para comérselos, tenía  carita de niño bueno, con su pelo negro ondulado, unos labios finos que parecían perfilados, ojos verdes… a medida que me iba acercado a él mi corazón se aceleraba más, estaba colocado en el banco junto a la taquilla en la que yo tenía mis cosas, me coloque a su lado y educadamente le salude.

Nerviosísimo no podía dejar de mirarlo, ver como se desnudaba me ponía enfermo y claro yo trataba de disimular como podía. Sin darme cuenta se había ido y menos mal porque yo no podía más. Cogí mis cosas y me fui a afeitar. Cuando volví para vestirme otra vez estaba el allí, secándose, ahora completamente desnudo me quedé asombrado al verlo, su polla era normalita, nada exagerado pero como ya os he dicho su cuerpo en conjunto… Termine de cambiarme y me fui.

De camino al coche no dejaba de pensar en él, estaba tan metido en mis pensamiento que no puse atención a la voz que se escuchaba, seguí caminando hasta que escuche las zancadas detrás de mí y me toca alguien el hombro, me gire y efectivamente ahí estaba.

-Hola, creo que esto es tuyo, te lo has olvidado - y estira su brazo con una prenda en la mano.

-Hola- cogí la prenda y la mire, era mi calzoncillo de deporte, con lo nervioso que esta por hablar con él me empecé a poner colorado -si es mío, muchas gracias- respondí y continúe caminando.

-Espera, yo me llamo German y trabajo en el gimnasio, como monitor, no te había visto nunca llevas mucho viniendo- me extendió la mano en señal de saludo

Me gire hacia él, le sonreí y le dije –mi nombre es Héctor- y le estreche la mano -soy nuevo en el gimnasio  empecé la semana pasada.

-Hacia donde te diriges Héctor- me pregunto, algo que me parecía algo descarada, nos acabábamos de conocer y a él no le importaba.

  • al parking tengo allí el coche- respondí.

-te acompaño yo también voy hacia allí-

-ok-

Entonces estiro su brazo por detrás de mi cabeza y colocó su mano en mi hombro, muchas confianzas pensé yo. Mis nervios no se habían ido y para colmo se acercó a mi oído y me susurro:

-¿Qué es lo que te hace ponerte tan nervioso?-

-humm…- tarde en responder –soy muy vergonzoso y esta situación sin apenas conocernos…- le respondí muy nervioso, en parte porque él me tenía agarrado, en parte porque el calor que desprendía su cuerpo me hacía calentarme más y tenerle cerca.

-pues yo creo que no es por eso- me susurro y después de decir empezó a lamerme la oreja, muy suavemente, la recorría con la lengua tan suavemente que me hacía estremecer, me daba algún que otro mordisquito en la oreja yo estaba que no podía más.

-¡PARA! por favor- le grite.

–¿Te crees que no he visto como me mirabas en los vestuarios?- hay ya mi corazón dio un vuelco, cogió mi mano y la acerco a su paquete sorprendiéndome gratamente, porque le avía visto en el vestuario y la verdad no me parecía gran cosa había, visto cosas mejores, pero la tenía muy dura y cuando digo muy es muy pensé que rompería la tela de ese pantalón de chándal que llevaba.

Serían las 8 de la tarde y las calles estaban vacías, ya era de noche, nos acercábamos al parking y mientras tanto el seguía con mi oreja dándome besitos,  chupándomela y dándome mordisquitos, me estaban haciendo perder el control de mi mismo.

Tiró de mi brazo y nos metimos a un callejón, decidí que mejor pasara lo que tenía que pasar. Metí mi mano por dentro de sus calzones tocando su pene, descapullándolo lentamente algo que le debía de encantar porque abría la boca y notaba su fuerte respiración en mi oído.

-Espera ¿Qué tienes pensado hacer?- me pregunto.

Saque mi mano de su calzoncillo, me separe un poco me llévela mano a la nariz y la olí, después me acerque a su cara,  pudiendo él oler también mi mano con el olor a su polla impregnada de precum. Entonces comencé a lamer mi mano frente a él, que viéndome en esta situación saco la lengua y empezó a lamer mi mano también. Entonces me separe dejándole como se suele decir con la miel en los labios.

-pues como te dije antes cojo el coche y me voy- le dije, intentando calentar aún más la situación, yo ya hacía rato que había perdido el control y creo que el también solo nos dejábamos llevar por nuestros impulsos.

-te subes a tomar algo, vivo aquí mismo- me pregunto.

-me tengo que ir mis padres no están en casa y me dijeron que no andaría hasta muy tarde, además tengo que conducir y no me gusta hacerlo por la noche- respondí.

-no me hagas esto, tu y yo sabemos que lo estás deseando, te lo vi en la cara cuando salías de la ducha del vestuario, no te va a hacer falta conducir, vivo solo te puedes quedar a dormir con migo y así me haces compañía- y puso una voz picarona e insinuante que me dijo –para cenar si quieres te puedo dar un poquito de mi leche-

La situación empezaba a ser desconcertante incluso para mí, el tío me gustaba muchísimo estaba muy bueno y yo le estaba provocando para conseguir lo que quería, pero por otro lado me asombraba que ese chico tan varonil y aparentemente hetero me estuviese diciendo lo que me decía, yo también he parecido siempre hetero lo que me ha servido para abrirme muchas puertas, podía ojear todo lo que quisiese en los vestuarios del equipo donde jugaba y nunca nadie había notado nada o eso pensaba yo hasta que supe que German si se había dado cuenta.

-de acuerdo subo y también me quedo a dormir así nos hacemos compañía mutua-

Él ya había abierto el portal y caminaba hacia dentro dejándome la puerta abierta como si supiera cual iba a ser mi respuesta.

Subimos en el ascensor hasta el quinto sin decir una palabra, yo colocado de espaldas a la puerta y enfrente mío mirándome fijamente a los ojos, con una mirada que me perdía. Abrió la puerta de su casa y entramos el piso era enorme y bien decorado, un gran recibido con paredes de ladrillo antiguo visto que continuaban porta una gran sala en la que se encontraba la cocina y el salón, como una casa de película, dejamos las cosas en la entrada y nos sentamos en el sofá se acercó a la nevera y cogió dos cervezas, me lanzo y abrió la suya yo le mire.

-¿Qué me miras?- me preguntó

-nada, que me pereces tan guapo que jamás me habría imaginado estar con alguien parecido a ti- Él era todo un caballero, elegante en todos sus movimientos su personalidad y su belleza le hacían ser uno de los mejores hombres que he conocido.

Se sentó junto a mí y me beso en los labios, nuestras lenguas se empezaron a entrelazar intercambiando saliva y empecé a tocar su pecho duro y musculado. Se separó y se quitó la camiseta, después me quito la mía y comenzó a acariciarme el pecho besándome por todas partes, entonces le dije que parara.

-¿por qué?-

-es que te tengo que contar una cosa-

-dime lo que sea-

-es que no se me da un poco de cosilla contártelo-

Le decía yo intentando dar un poco de dramatismo al asunto.

-que soy virgen es la primera vez que estoy con un hombre-

CONTINUARÁ

Esta historia ya la habia contado hace un par de años, pero he intentado mejorarla y terminarla ya que la deje a medias.