Hector, el machazo del gym (2)

(Se recomienda leer primero Hector, el machazo del gym )...Hector dejo sus cosas en una de las habitaciones y se quito la camiseta. Estos heteros no se andaban con rodeos. Note como la forma de su polla abarcaba gran parte de su pantalón de chándal...

HECTOR, EL MACHAZO DEL GYM (2)

Durante la siguiente semana Arturo y yo fuimos al gym Lunes, Miércoles y Jueves. El Lunes no vi a Hector, aunque uno de los niñatos de su grupito no me quitaba ojo de encima. Hasta mi novio comentó que no me dejaba de mirar. El chico en cuestión tendría unos 22 años, y era de los típicos malotillos que a mi me ponen a mil. Mediría como 1,75, delgado pero bastante fibrado, iba vestido con unos pantalones largos de chándal blancos que le marcaban un interesante paquete, llevaba también una camiseta de tirantes blanca o juego con el pantalón y de la misma marca que dejaba ver unos buenos brazos. En uno de sus hombros llevaba tatuadas varias estrellas, y en el otro brazo tenía un tribal a modo de brazalete. Me pareció que sus amigos le llamaban Ruben. Durante toda la tarde le pille en varias ocasiones mirándome con una sonrisa picarona entonces comencé a imaginar que Hector podría haberle contado algo porque normalmente ese chico no me solía mirar. Comencé a imaginarme en el baño turco de nuevo con Hector, aunque en esta ocasión me la estaba metiendo salvajemente. Estaba sentado en el banco del baño y yo sobre él dando votes, de repente se habría la puerta y entraba Ruben completamente empalmado y se colocaba a mi lado y me daba de mamar de su pollón...

Sin darme cuenta se me había formado una ligera tienda de campaña en el pantalón de chándal por mis morbosos pensamientos. Arturo no pareció darse cuenta, aunque a lo lejos sentía como la mirada de Ruben se me clavaba recorriendo todo mi cuerpo. Me puse algo nervioso y le dije a Arturo que debíamos de irnos ya porque tenía que hacer la comida para el día siguiente y sino no me daría tiempo. Necesitaba cualquier excusa para salir de allí, Arturo quedó extrañado de mis repentinas ganas de irme. Ya en los vestuarios más calmado me desnudé y aunque tenía aun la polla un poco morcillona no estaba a los niveles de antes. Mi chico se adelanto hacía la ducha y yo paré en el baño a mear. Cerré los ojos para concentrarme ya que no me gustaba mucho tener que mear desnudo y mientras salía el chorro note que alguien se colocaba en el baño de al lado. Era Rubén, no quise tener contacto ocular con él para que mi rabo no se pusiera de nuevo duro, pero pude observar como miraba de forma descarada hacía mi entrepierna. Entonces sin  haber podido acabar de mear del todo, me puse la toalla y me fui hacía la ducha, ni siquiera me atreví a mirar su rabo mientras meaba porque estaba nervioso por si Arturo se enteraba de algo. Ya en la ducha me relaje, aunque no podía dejar de pensar en Ruben. Estaba seguro de que Hector le había contado algo, pero ¿qué quería exactamente de mi? Cuando llegue a casa, estaba tan cachondo que le pedí a Arturo que me follará en el sillón a lo bestia, a lo que accedió un poco extrañado. Mientras me follaba cerraba los ojos e imaginaba que Hector y Rubén se alternaban para follarme. No tarde en correrme y lo hice sin tocarme.

El Miércoles llegamos al gym un poco más tarde de lo habitual. Cuando entramos había muchísima gente y apenas podíamos usar las maquinas. A lo lejos pude ver a Hector con su grupito. Estaba alardeando de cuerpo, sacando brazo, marcando espalda. No pareció darse cuenta de que estaba allí. Arturo se agobió porque no podíamos hacer ningún ejercicio y me dijo de irnos a casa. Cuando subimos las escaleras hacía el vestuario vi que Ruben le daba un codazo a Hector como avisándole de mi presencia, Hector me miro y me echo una sonrisa. En ese momento maldije a Arturo por querer irse. Pero no me quedaba otra. Subimos a los vestuarios y nos duchamos rápidamente. Mientras mi chico se estaba peinando, vi  a Hector asomarse por las escaleras. Entonces me miró descarado, se agarro del paquete con chulería mientras se mordía el labio. Al percatarse de que mi novio volvía, bajo de nuevo por las escaleras para que no le viera. Ese gesto me lleno de ilusión, por un momento había pensado que se había olvidado de mi. Me imaginaba que ese día había tenido un calentón y que no quería volver a repetir nada conmigo. Aunque por las miradas de Ruben, sabía que se lo había contado. Y un hetero no suele contar esas cosas a sus amigos, a no ser de que estos también quieran participar. Lo malo es que tenía complicado volver a encontrarme con Hector y quedar para follar en su casa estando Arturo siempre conmigo. Lo suyo sería que volviera a ir solo al gym el Viernes y esperar un encuentro fortuito.

El jueves volvimos al gym, por suerte había partido y el gym estaba casi vacío. Me sorprendió ver que Hector estaba allí con Ruben y otro chico. Pensaba que los heteros no se perdían un partido. Más tarde me enteraría que únicamente habían venido un rato y con una misión concreta.

Observe que Ruben continuamente me buscaba con la mirada aunque no entendía muy bien el porqué. Entonces vi como se situaba en la elíptica y me hacía un gesto para que fuera. Le dije a Arturo que iba a hacer un poco de elíptica que fuera haciendo abdominales.  Una vez allí Ruben me dio una nota y me dijo que la leyera que era de Hector, que ellos se iban ya o que sino se iban a perder el partido. !Ya me extrañaba a mi que estos no quisieran verlo! Mientras observaba como se alejaban, Hector me sonrió y desapareció por las escaleras. Aproveche que Arturo estaba haciendo abdominales  para leer la nota. En ella decía “Te espero mañana a las cinco en la puerta del gym, sino puedes avisame” y me dejaba apuntado su móvil. El corazón se me acelero, por fin Hector quería quedar conmigo, y algo me decía que íbamos a ir a su casa.

El Viernes estuve todo el día nervioso en el curro, apenas podía concentrarme y a pesar de ser el día que menos horas trabajo se me hizo eterno. Cuando llegue a casa me entretuve especialmente en la ducha, me afeité, depilé y perfumé, quería que todo fuera perfecto. Tenía que agradar a mi macho. Incluso cogí un enema que tenía por casa que a modo de pera me hizo un exhaustivo limpiado de recto. Me vestí de forma deportiva, ya que se suponía que iba al gym, sino al volver Arturo podría sospechar. Me puse un pantalón de chándal azul claro y una camiseta de tirantes a juego pero azul oscura. A las cinco en punto me encontraba en la puerta del gym, completamente nervioso. Pasaron cinco minutos y Hector aún no había llegado. Ya empecé a pensar que no iba a venir, que se había arrepentido, o que no había podido dejar de lado a su novia. No tenía mi número y claro si había habido algún imprevisto no podría avisarme. Decidí que si en diez minutos no venía me metería al gym para al menos aprovechar la tarde. Cuando ya estaba a punto de entrar escuche la moto de Hector. Paro casi en la esquina de la calle, entonces entendí que debía ir hacía allí para que no me vieran subir a su moto. Ante todo debíamos ser discretos. Cuando me vio aparecer se levanto la tapa del casco y me sonrío. Me entrego otro casco y me hizo un gesto para que me lo pusiera.

–                    Disculpa la espera, en el último momento hemos tenido que cambiar el sitio para nuestro encuentro – me dijo

–                    No te preocupes si acabo de llegar- indique yo mintiendo.

Entonces de la frase que me había dicho me quede desconcertado con el “hemos”, ¿Qué pasa que me estaba esperando en alguna casa con su grupito de niñatos para follarme uno tras otro?, mmmm, solo de pensarlo ya me estaba empezando a empalmar.

Hector me llevo hasta Conde Casal que realmente queda cerca de nuestro gym, allí aparco su moto en un garaje y nos dirigimos a un portal.

–                    Veras, mi novia se iba a ir de fin de semana, pero en el último momento no ha podido marcharse por trabajo y claro no podíamos ir a casa, ya que vivimos juntos. Y le he tenido que pedir su casa a un amigo – me indico Hector de forma amable.

–                    Tranqui tío, mientras tengamos una casa – conteste yo con la voz temblorosa, estaba demasiado nervioso como para concentrarme ni tan siquiera en la conversación.

Subimos por el ascensor a un Séptimo piso. Siempre había fantaseado que en el ascensor Hector directamente me comería, pero él estaba un poco serio, no se si nervioso, no lo creo, pero algo me ocultaba.

Ya en la puerta de la casa llamo al timbre, entonces me quedé petrificado, pensé que le habrían dejado las llaves y que estaríamos los dos solos. Se abrió la puerta y ante nosotros apareció Ruben. !Como no, su compinche en toda esta trama! Con razón  decía “hemos decidido”, porque lo habían planeado  entre los dos.

Ruben nos recibió sin camiseta y con unos pantalones muy cortos deportivos, parecían boxers. Se le notaba ligeramente empalmado, y tenía una cara de vicioso que no podía con ella.

–                    Espero que no te importe que se quede mi amigo Ruben, la única condición que ha puesto para dejarnos su casa es poder participar. Así es que hoy te vamos a follar ese culazo entre los dos ¿Qué te parece? - me dijo Hector como respuesta a mi cara, mezcla de sorpresa, mezcla de excitación.

–                    Me parece de puta madre, además tu amigo me pone mazo – sentencié yo de forma contundente. No se porque cuando estaba con ellos me empeñaba en hablar en plan niñato.

–                    Pues te vamos a reventar – dijo Ruben mientras se acariciaba la polla que cada vez se dibujaba mejor a través de la tela del pantaloncito.

Hector dejo sus cosas en una de las habitaciones y se quito la camiseta. Estos heteros no se andaban con rodeos. Note como la forma de su polla abarcaba gran parte de su pantalón de chándal. Entonces sin bajarle a ninguno de los dos los pantalones, me coloque entre ellos y comencé a chupar sus pollas por encima de la tela. La polla de Hector ya era conocida por mi boca, pero la de Ruben tenía muy buena pinta. No pude aguantar más y baje sus dos pantalones. La polla de Ruben era gorda, bastante blanquita y con un capullo rosado que sobresalía especialmente. Mediría unos 19cm, tenía los huevos normales, y a diferencia de nosotros no iba depilado, teniendo una mata de pelos algo asalvajada, aunque parecía que había intentado recortarsela un poco. Le daba un aire de hetero descuidado que me ponía a cien. Tenía delante mía dos pollones estupendos esperando ser devorados. Comencé por la polla de Ruben por eso de ser la novedad. Cuando acerque mi nariz un olor a macho me cautivó, siendo su olor una mezcla entre restos de orina y precum. Olía a gloría, he de reconocer que siempre me ha gustado que una polla huela a polla, sin llegar a tener un olor desagradable y estando más o menos limpia.

No aguante más y me metí la polla de Ruben en la boca mientras con una mano pajeaba el pollón de Hector. Los dos estaban muy cachondos, y se acariciaban los pezones el uno al otro lo que acabo de ponerme perro del todo. Metía la polla de Ruben en mi boca con cierta dificultad por su grosor, aunque intentaba abarcarla entera. Al ser algo más pequeña que la de Hector me llegaba más fácilmente a la garganta aunque teniendo que abrir la boca bastante. Hector me miraba como pidiéndome clemencia para que también se la chupará a él. Entonces me saque la polla de Ruben de la boca dejándola totalmente ensalivada para volver a tener de nuevo la polla de mi machazo dentro. Ruben le miró con cara de disconformidad y Hector como recompensa se la agarro y comenzó a masturbarla con ritmo acelerado. Algo me decía que estos dos ya habían tenido temita entre ellos en más de una ocasión.

Entonces fui alternando en mi boca esos dos rabazos. Primero les chupaba los capullos, que por aquel entonces estaban totalmente humedecidos de precum, después les chupaba los huevos, continuaba por sus inmensos troncos, para acabar entreteniéndome con una chupada más extensa a cada una de las dos pollas. Me hubiera encantado meterme las dos en la boca, pero dada de dimensión de ambos nabos era tarea imposible.

Hector se levanto y me desnudo completamente y se fue de nuevo a la habitación donde había dejado sus cosas. Ruben se quedo asombrado mirando mi rabo. Parecía tener menos reparos que Hector y se agacho y me la comió un rato. Hector volvió de la habitación con un frasco de lubricante, hizo que Ruben se levantara y me ordeno que me pusiera a cuatro patas, mmmm, por fin me iba a follar. Hice caso a mi machazo y me coloqué a cuatro. Ruben se puso delante mio y me ofreció su polla de nuevo. Hector hizo algo que no esperaba. Empezó a comerme el culo con ansia. Metía su lengua con maestría, llegando a introducirla en mi ano cada vez más profundamente. Yo acompasaba sus envites con la mamada que le hacía al buenorro de Ruben. Por fin Hector considero que estaba preparado para follarme. Entonces se unto bien de lubricante en su rabazo y me puso bastante también en el culo y de un solo movimiento me la clavo hasta los huevos. A pesar de que mi culo estaba bien lubricado sentí un dolor

inmenso, pero tenía la boca ocupada con la polla de Ruben como para quejarme. Hector comenzó un mete-saca brutal, cada vez aceleraba más el ritmo y con más fuerza. Me estaba destrozando el culo, entonces debió darse cuenta porque empezó a follarme con más calma, dejando su rabo más tiempo hasta el fondo para que mi pobre culo se acostumbrara. Cuando vio que sacaba la polla de Ruben de la boca para gemir, comenzó a acelerar de nuevo el ritmo. Esta vez me daba unas envestidas realmente placenteras, sacando su pollón de 22cm de golpe y volviendo a metérmelo hasta los cojones. Sus huevos chocaban contra los míos cada vez más fuerte. Entonces hizo un gesto a Ruben y este se acercó, había llegado su turno. Y tenía gran parte del camino echo pues mi culo estaba más que dilatado.

Ruben colocó su capullo rosado en la puerta de mi ano enrojecido. La metió de golpe también. Aunque mi culo estaba bien abierto, note algo de dolor ya que esta polla era un poco más gruesa que la anterior. El cabrón de Ruben no se ando con miramientos y empezó desde el principio a darme brutales embestidas, sacando su rabo entero y metiéndolo con más fuerza. Al principio me resultaba incomodo porque mi culo estaba dolorido, pero pronto empecé a sentir de nuevo un placer extremo. Mientras Hector se pajeaba a escasos centímetros de mi boca. Notaba de nuevo ese olor a polla que tanto me pone, entonces sin poder remediarlo me corrí en la alfombra por la excitación acumulada. Pero ellos aun no habían terminado. Hector como poseído me levanto en vilo dejando a Ruben fuera de juego y comenzó a follarme brutalmente contra la pared, mi polla estaba llena de mi leche y con el vaivén pronto volvió a endurecerse. Ruben se masturbaba a lo lejos observándonos con envidia. Y como si de una carrera de relevos se tratará, se acerco y me cogió dejándome sobre el sillón. Me sentía usado por estos dos machos, primero me follaba uno, después el otro con más ganas, era su puta diversión y yo lo estaba disfrutando como un enano. Ruben subió mis piernas a sus hombros y me follo brutalmente en el sillón. Cada vez aceleraba más el ritmo hasta que note que todos sus músculos se contraían y me lleno el culo de leche. Cuando saco su polla, note como su lefa se escurría por mis carrillos. Me había preñado bien el culo el cabrón.  Entonces se acercó Hector, toco mi culo mojado de la leche de Ruben y se colocó un poco en su polla y de un puntazo me la metió de nuevo hasta el fondo, estaba tan sumamente cachondo que no tardo mucho, pronto empezó a gemir de forma exagerada y se corrió también dentro. Al levantarme un charco de leche inundaba el sillón, y es que se acababan de correr dos pedazo de sementales en mi culo, y no había cabida para tanta lefa allí dentro. Antes de incorporarme mis dos guapos amantes hicieron algo que me dejo de nuevo fascinado. Comenzaron a alternarse para comerse mi polla, incluido Hector, que creo que lo hacía más por agradecimiento que por gusto , poco tarde en correrme de nuevo.

Después nos duchamos y Hector me acerco a la puerta del gym en la moto, por el camino hablo poco, aunque se despidió con un inesperado beso en los labios y la promesa de repetir en más ocasiones.

Había perdido la noción del tiempo y eran casi las ocho de la tarde. Arturo debería de estar preguntándose que donde me había metido. De camino a casa mire el móvil, tenía nueve llamadas perdidas de Arturo, algo me decía que en casa me esperaba bronca...

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