Hechiceras: el reto de las zapatillas rojas 2.
En sus intentos por dominar a Phoebe, X descubre lo peligroso que puede ser lidiar con una hechicera y el reto que será subyugarla.
ENCANTADAS: EL RETO DE LAS ZAPATILLAS ROJAS 2.
Un consejo: es conveniente, aunque no forzoso leer Cazatesoros: Sydney y las zapatillas rojas , Expedientes X: el regreso de las zapatillas rojas, Alias: La invasión de las zapatillas rojas, Crónicas de las zapatillas rojas: la camarera, Ivanka Trump: El imperio de las zapatillas rojas y Crónicas de las zapatillas rojas: World Wide Web, antes de leer esta historia.
Estoy consciente de que he tardado demasiado en escribir esta continuación pero mi vida se ha vuelto muy complicada y a eso hay que añadir el trabajo, dedico este cuento a aquellos que han sido pacientes.
Por Sigma
Phoebe despertó sobresaltada y confundida, como si hubiera tenido una pesadilla, por un momento se relajó pero casi de inmediato se dió cuenta de que algo andaba mal, terriblemente mal...
- ¿Pero qué demonios...?
No estaba en su cama, ni en su cuarto, y seguramente tampoco en su casa, no sabía dónde estaba pero esa lujosa habitación y la gran cama con dosel en la que yacía le eran totalmente desconocidas, incluso... Amenazantes.
Entonces lo recordó todo: alguien le había puesto una trampa, neutralizaron sus poderes, la había drogado y secuestrado. Sin duda el lugar donde se encontraba era el destino previsto por sus captores.
Se sentó en la cama pero no pudo apoyar las manos, de inmediato descubrió el motivo.
- ¿Pero qué es esto? -susurró preocupada al ver que sus brazos no solamente estaban inmovilizados a su espalda, sino que de hecho estaban metidos en una especie de funda de cuero negro, similar a un maletín flexible, que le impedía incluso usar sus manos tras ella- Uuufff... Esto es mala señal.
Con algo de esfuerzo logró girar su cuerpo y sacarlo de entre las cobijas, quedando atónita al verse, le habían puesto un conjunto de lencería negro, pequeño y adornado con encajes, el sostén eraun par de triángulos de seda negra que apenas cubrían un cuarto de sus senos y los pezones, la pantaleta era de tipo francés, estilizando su figura con su alta cintura y huecos sobre la cadera que daban la impresión de que sus piernas eran más largas.
Llevaba encima una pequeña batita negra translúcida que en lugar de cubrir parecía más bien atraer la atención a su bien formado cuerpo, en sus piernas le había puesto unas medias negras con elástico a medio muslo y en sus pies llevaba la zapatillas de tacón más espectaculares que jamás había visto. Eran muy elegantes, de color gris satinado, con la punta abierta y unos asombrosos tacones de aguja plateados que forzaban sus pies a estar casi de puntas, como remate las zapatillas se abrochaba alrededor del tobillo con unas anchas pulseras a juego.
Vaya, no parece que combinen muy bien con el conjunto de... Un momento... Percibo algo...Maligno... -se interrumpió la hechicera casi de inmediato al detectar una terriblemente siniestra (y atractiva) energía mística emanando de esas zapatillas, era algo casi vivo y perverso que parecía transpirar desde el interior de su calzado...
No... Tengo que quitármelas... -gruñó mientras se sentaba en el borde de la cama y trataba de sacar sus pies del calzado a la fuerza, trató de reventar las correas del tobillo pero descubrió para su desesperación que la apariencia de piel era solamente superficial, en realidad eran unos gruesos grilletes de metal fijados a sus tobillos, luego intentó sacar sus pies de las zapatillas pero pronto descubrió que los bordes que rodeaban la punta de su pies y parte de sus empeines no eran flexibles, eran del mismo metal que los grilletes- ¡Demonios! Estos zapatos están malditos, puedo sentirlo, de algún modo debo librarme de ellos...
Lentamente la mujer se levantó de la cama y luego dió un par de pasos tentativos e inseguros con los altísimos tacones, y para su sorpresa descubrió que tenía gran facilidad y seguridad para caminar con ellos... Ella acostumbraba usar tacones, pero nunca tan altos...
- ¡Son estás zapatillas! ¡Ya están afectando mi cuerpo! -pensó Phoebe angustiada al no saber exactamente qué efectos tendrían esos objetos hechizados y el motivo porqué se los habían puesto- Sea lo que sea no creo que será algo bueno.
Después de probar la puerta, que estaba cerrada con llave, empezó a recorrer la gran habitación donde estaba, por los ventanales enrejados solamente se veían campos en todas direcciones, la decoración parecía de tipo imperial y muy lujosa, pero no parecía haber otra salida aparte de la puerta de doble hoja que ya había probado, había una gran pantalla de televisión y un teléfono, que desde luego no daba línea cuando lo descolgó con el hombro.
- Debo hacer algo ya... No quiero quedarme simplemente esperando mientras estás zapatillas siguen afectándome -pensó la prisionera por un momento, luego su rostro mostró decisión antes de empezar a hablar en voz alta- La libertad es mia, mía es mi voluntad, mi voluntad me libera... No me pueden confinar...
Sus palabras hicieron eco en el cuarto por un instante, tras lo cual la hechicera repitió su ensalmo con más decisión y volumen.
La libertad es mia, mía es mi voluntad, mi voluntad me libera... No me pueden confinar... -pero de nuevo solamente le respondieron las reverberaciones desde las paredes.
¡Bah! Me lo esperaba... Era de suponer que usarían en esta habitación el mismo campo de anulación que usaron en el automóvil para desaparecer mis poderes y ahora mis conjuros... -susurró para sí misma, decepcionada- Bueno... Debía intentarlo...
Entonces se escuchó la cerradura de la puerta siendo abierta.
- ¡Maldición! ¿Qué hago? -pensó por un instante Phoebe mientras la manija giraba lentamente.
Tras abrirse las puertas suavemente entró Piernas, la deliciosa y sexy sirviente de X con una charola de plata en las manos, vestía una pequeña y sensual versión de fantasía de un traje de doncella francesa con minivestido negro de gran escote, un pequeño delantal, medias al muslo y altísimos tacones de charol negros, al dar un breve vistazo al cuarto notó que la cama estaba vacía y la nueva esclava no estaba a la vista, lo que confundió levemente a la morena, pues las ventanas estaban enrejadas y la puerta con llave, dejó la charola en un taburete y caminó más adentro del amplio cuarto, al llegar al otro extremo donde estaba una pequeña área de descanso con dos sillones, las cortinas junto a la cama se sacudieron y detrás salió la prisionera que corrió, pasó sobre la cama y se dirigió a la puerta abierta a toda velocidad.
Piernas se sorprendió pero al instante sacó un diminuto control remoto de su pequeño y coqueto delantal y oprimió un botón que activó una frecuencia ultrasónica muy particular.
Aaaaahhh... -gimió Halliwell el verse abrumada por una excitación y tensión sexual tremendamente poderosas, justo al llegar al umbral de la habitación sintió como todos sus músculos parecían acalambrarse, lanzó su cabeza hacia atrás, cerró los ojos y abrió la boca, arqueó su espalda y sus piernas se pusieron muy rectas y tiesas a la vez que se abrían a la altura de sus hombros, sus pies se pusieron de punta y así se quedó por unos segundos, antes de dar vuelta y empezar a bailar muy rápidamente por la habitación sobre sus zapatillas de tacón alto.
Pero... ¿Qué es... Esto? -murmuró Phoebe mientras se movía al ritmo de la música- Nnnnnhh... ¿Qué clase de embrujo es este?
Piernas se acercó suavemente y guió a la forzada bailarina hasta la cama, abrochó una primorosa y corta cadena dorada entre sus tobillos y apagó la música con el control, para de inmediato empujar a la mujer que cayó de espaldas sobre la cama, respirando agitadamente.
Hola hermanita ¿Dormiste bien? Te traigo tu desayuno... -le dijo amablemente mientras se sentaba a su lado y tomaba un plato y cuchara de la charola. Su pequeño vestido se subió dejando ver unos sensuales ligueros que desaparecían tentadoramente bajo la ropa.
¿Qué? Pero... ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes? -empezó a decir la hechicera mientras lograba sentarse en la cama- ¿Por qué me secuestraron?
Oh... Lo siento linda, pero no puedo responder todo eso, sólamente vengo a darte de comer- le respondió la morena mientras levantaba una cuchara llena.
¡No voy a comer! ¡Me secuestraron! -aseguró la mujer mientras giraba la cabeza furiosa- además quien sabe que le pueden haber puesto a esa comida...
¡Oh hermanita! Te espera un día muy largo y difícil, lo aguantarás mejor con el estómago lleno, está delicioso... Lo hizo nuestra chef- le aseguró con sinceridad la doncella, mientras la mujer miraba fijamente el alimento- No te preocupes, no voy a drogarte ¿Crees que hace falta? Ya viste lo que pasó cuando intentaste huir ¿Crees que necesito algo más para controlarte?
Phoebe se dió cuenta de que no tenía opción, suspiró y empezó a comer lo que le daban en la boca como un bebé.
- Debo mantenerme fuerte... Tengo hambre... –pensaba mientras devoraba un par de exquisitos platillos- Mmm... ¡De verdad está delicioso!
Una hora después la doncella le limpio la boca con cuidado, recogió la charola y le sonrió a la hechicera antes de salir.
Ayúdame… -le dijo desde la cama, pensando que valía la pena intentar cualquier cosa.
Oh, lo siento linda... Pero pronto nos llevaremos mejor...
Al salir ella entró a la alcoba un individuo vestido de negro y con un pasamontañas cubriendo su cabeza, sus ojos obscuros eran terriblemente penetrantes, y sonreía de una forma que hizo estremecer a la mujer secuestrada.
Bienvenida Phoebe, espero que esté descansada y satisfecha...
Me han tratado bien, pero eso no cambia nada... Estoy secuestrada y quiero que me liberen... ¿Quién es usted?
Oh Phoebe, me temo que no has entendido, pero pronto lo harás... puedes llamarme X, y no es un secuestro ¡He tomado posesión de ti, jamás volverás, ahora me perteneces!
¡Nunca! No soy un objeto, no podrá dominarme, tal vez haya podido bloquear mis poderes de hechicera, pero mi voluntad es inquebrantable... Me he enfrentado a amenazas que ni se puede imaginar: brujos, demonios, espectros... ¡Y siempre los vencí, tendrá que matarme!
Vaya, sabía que esto sería difícil, pero no se preocupe, soy muy paciente, quizás nunca haya sometido a una mujer como usted, pero créame, tengo muuuucha experiencia en esclavizar hembras y convertirlas en mi propiedad, y usted y yo tenemos muuucho tiempo juntos por delante... Pronto hasta lo disfrutará...Pero para empezar ¿Deberíamos tutearnos no?
¡Maldito! Está soñando si cree que lo logrará...
Vamos a averiguarlo juntos Phoebe ¿O debería decir esclava? -dijo X mientras activaba un botón en su teléfono inteligente y una música sensual empezó a sonar en las bocinas, era lenta, cadenciosa y en segundos la hechicera percibió como algo malévolo, lujurioso e inmortal despertaba dentro de sus zapatillas y se extendía como olas por su cuerpo.
Oooohhhh... -gimió ella al sentir como su cuerpo se iba tensando, mientras el enmascarado desabrochaba la cadena dorada que inmovilizada sus piernas, pronto esa energía se concentró en su sexo y empezó a excitarla al expandirse desde allí a todo su cuerpo- Aaaahh...
Segundos después la mujer bailaba de forma sexy por la habitación, mientras sentía como la lujuria la iba dominando...una excitación enorme crecía y crecía dentro de ella. De pronto Phoebe vio en un espejo como las zapatillas embrujadas cambiaban de color igual que un camaleón, volviéndose de un negro satinado que combinaba con el resto de su conjunto a la perfección.
Oooohhhh... -gimió la mujer mientras X miraba complacido sentado en un sillón como ella le daba la espalda y se inclinaba siguiendo la música, como ofreciéndose para él.
Muy bien querida, lo haces maravilloso... -la felicitó su dominador mientras ella giraba y ondulaba su cuerpo.
Dis... Disfrútelo... No obtendrá... Aaahh... nada más de mi... -le dijo la hechicera en tono desafiante- Aaaahhh...
X torció la boca en un gesto de molestia.
Muy bien... Sin duda eres fuerte... Pero caerás, al final todas se rinden... -le aseguró el hombre mientras subía el tono de la música- y tu también...
Aaaahhh... Aaaahhh... Ooohh... -empezó a gemir la hembra a ritmo con la música, mientras el enmascarado la toqueteaba cada vez que pasaba cerca de él- Aaaahhh... Nooo... Bastaaa...
X empezó a mirarla atentamente, no por sus palabras de resistencia, sino por su actitud... A pesar del baile y la excitación Phoebe ni siquiera estaba sudando y además seguía mirándolo fijamente.
Eso no es posible... Ni siquiera debería ya notar mi presencia, mucho menos mirarme así... -pensó él sorprendido.
No lo haré... Nunca... Me tendrá...
Vamos preciosa... Ya viene tu orgasmo... Vente, vente... -empezó a presionarla cuando la música alcanzó su punto culminante.
Nooo... Nooo... Falla... raaa... -ella siguió resistiendo.
¡Ríndete Phoebe! ¡Vente! ¡Vente para mí!
¡Nooo... Noooo! ¡Nuncaaaaa...! -gritó la hechicera mientras caía al piso al terminar la música y recuperar al fin el control.
X la miró fijamente, molesto y sorprendido por su resistencia.
Es muy fuerte, desde luego solamente es nuestra primera sesión, pero aún así... Ya debería haber tenido su primer orgasmo forzado... -pensó mientras miraba fijamente como la mujer se ponía de pie lentamente.
Falló... Se lo advertí... -le dijo Phoebe desafiante al erguirse ante X.
No estuvo mal... Esclava... -le dijo el hombre con media sonrisa mientras levantaba su teléfono inteligente- ¡¡Veamos cuántas veces seguidas puedes resistirte al poder de las zapatillas rojas!!
La música inundó la habitación y la hechicera empezó a bailar de nuevo moviéndose dentro del cuarto sin poder evitarlo y luciendo su cuerpo para su captor.
- ¡¡Noooo...!! -gritó mientras X la miraba y disfrutaba del espectáculo, pero su sonrisa se había desvanecido.
Horas después Phoebe yacía sobre la cama de su prisión, sus manos y brazos habían sido liberados de su espalda pero esposados a la cabecera de su lecho, sobre su cabeza, y metidos en otra funda que inutilizable sus manos, estaba exhausta y su cuerpo húmedo de tanto bailar brillaba por el sudor, sin embargo aún en su mala situación mantenía un gesto de satisfacción en el rostro.
- Maldito... Maldito... Pero no pudo doblegarme -pensó con torvo placer mientras sentía su cuerpo adolorido por tanta actividad- No se lo permitiré, no me vendré para él, para su placer o sus planes... Mi cuerpo me pertenece...
La hechicera rápidamente pudo percibir que el siniestro poder de esos objetos encantados dependía de que ella tuviera un orgasmo, se aprovechaba de su debilidad en ese momento de éxtasis para alterar su conducta y deseo de forma permanente, además las zapatillas también se alimentaban de esos estallidos de placer para hacerla más y más susceptible a sus efectos... ¡Incluso al dormir! Era un poder muy diferente a todo lo que hubiera visto antes.
- Puedo sentirlo, no es un simple sortilegio de dominio sobre mi cuerpo, es mucho más complejo-pensó para sí mientras trataba de relajarse para poder dormir un poco- ¡Y mucho más peligroso! Por fortuna mi voluntad y disciplina me han preparado para esto por años.
La prisionera tenía mucha razón, aunque ya no era tan joven, en sus actividades sobrenaturales eso no era tan problemático, de hecho con la edad y experiencia de una mujer madura, Phoebe apenas estaba alcanzando el pico de su poder y capacidades mágicas.
- Bueno, mañana será otro día, debo tratar de descansar, y esperar... Debo ser paciente y quizás llegará mi oportunidad de escapar -susurró para sí misma mientras se dejaba llevar por el sueño y el cansancio.
En un monitor en su estudio X vigilaba a Phoebe, su rostro denotaba una gran molestia pero también lo tenía pensando en el reto que era esa mujer y como vencerlo... Y eso lo estimulaba casi tanto como sus odaliscas.
- Bueno el juego apenas empieza...tengo tiempo, mucho tiempo.
Al día siguiente, tras despertar, la mujer fue alimentada, bañada y vestida (ahora con un conjunto de lencería roja con encajes tan pequeño como el del día previo), sus manos fueron de nuevo inmovilizadas tras ella en la funda de piel aprovechando su parálisis temporal ante un tono del control de sus captores.
Cuando la sexy doncella morena terminó de limpiar su rostro se dirigió a la puerta, cruzándose con el encapuchado que entraba, este le sonrió y le dió un pequeño azote al pasar junto a ella, haciéndola dar un pequeño y encantador gemidito de puro placer.
-AAaaahhyy... -casi suspiró mientras por un momento se detenía de la puerta al sentir que las piernas le fallaban. Luego se enderezó y ruborizada salió del cuarto.
Hola Phoebe ¿Cómo estás? -le dijo X a la mujer con una irritante sonrisa en los labios- ¿Lista para la sesión de hoy?
¡Maldito! Pero fracasará... Lo venceré. Ya vio lo que pasó ayer.
Bueno, admito que me sorprendió, pero solamente fue el primer asalto... Aún tenemos muuucho tiempo querida... mucho para probar contigo todo truco que conozco, justo o injusto, lo probaré todo hasta encontrar tu debilidad... Pero empecemos con algo sencillo- le dijo sonriente el hombre mientras sacaba de una bolsa un gran consolador electrónico color Rosa.
¿Qué? No... No sé atreverá... No puede... -pensó la hechicera mientras apretaba sus muslos fuertemente por reflejo.
Oh querida... No tienes idea de hasta dónde puedo atreverme -le respondió su captor burlonamente mientras oprimía un botón de su teléfono inteligente y un agudo tono sonaba en las bocinas del cuarto.
Aaaahhh... -gimió la mujer mientras cerraba los ojos y un gran placer le arrebataba todo control sobre su cuerpo.
Cuando Phoebe pudo abrir los ojos y recuperarse se encontró con X frente a ella terminando de acomodarle sus pantaletas rojas de vuelta en su lugar.
¡Maldito... Maldito! -le gruñó la mujer casi iracunda, podía sentir ese humillante juguete invadiendo su sexualidad, se sentía totalmente violada, manipulada, utilizada- Pero fracasará, no podrá someterme. No podrá...
Quizás... Pero al menos empezaremos a descubrir tus límites, esclava... -le respondió su captor casi en un susurro mientras activaba su teléfono inteligente. Entonces una sensual y exótica música oriental invadió la habitación y la hechicera sintió al instante como su cuerpo empezaba a vibrar siguiendo la cadencia de la música. Entonces el hombre desabrochó las cadenas doradas que unían sus tobillos.
Aaaahhh... Oooohhhh... Noooo... -gimió ella sin poder evitarlo, mientras que, como un resorte, su cuerpo se levantaba de la cama y comenzaba a bailar maravillosamente por la habitación mientras X se sentaba en un sillón y observaba complacido.
La mirada de Phoebe denotaba desprecio y odio, pero sobre todo humillación mientras giraba y ondulaba su cuerpo de forma sensual, de repente se detenía frente al amo de las zapatillas rojas y se inclinaba de frente a él mostrando su delicioso escote o bien se inclinaba de espaldas, exponiendo sus nalgas, como ofreciéndose.
Oooohhhh... Tengo... Que... Liberarme... -pensaba mientras una poderosa excitación la invadía por completo, sus pezones se ponían duros y sensibles, y su entrepierna se humedecía alrededor del forzado consolador que invadía su sexo- Aaaahhh... Tengo que... esperar el momento...
Vamos Phoebe, no te resistas... Vente... -le susurró el hombre mientras la música aceleraba su ritmo, aumentando el placer.
Aaaahhh... -la mujer gimió en respuesta pero estaba preparada, resistió la excitación y las palabras de su captor- No... No... Lo haré...
Ahora lo veremos... Esclava -le dijo X mientras oprimía el botón de un pequeño control remoto negro en su mano lo que activó el consolador forzado en la vagina de la hechicera y empezó a vibrar suavemente, aumentando las sensaciones ya de por sí poderosas de su sexo.
Oooohhhh... Nooo... -gruñó de nuevo la mujer mientras bailaba salvajemente frente a su captor- Aaaahhh... ¡Lo haré... pagar...!
El hombre sonreía mientras la miraba fijamente, pero la suya no era una sonrisa complacida sino forzada, denotaba molestia y tensión, pues la chica seguía resistiendo.
No... Funcionará... No... Me... Obligará... -le dijo Phoebe al moverse a su alrededor.
¿No? Ya veremos belleza... -le respondió X mientras subía el nivel del consolador con el control remoto negro hasta la mitad de la potencia.
¡Nnnnggghh...! -gimió ella al sentir como la vibración castigaba su vagina con un enorme aumento de placer- ¡Aaaarrhh...!
Mientras ella bailaba más rápido que antes X notó complacido que la hechicera estaba sudando y su respiración era agitada.
Vamos preciosa... Eso es...
No... No... -se resistió decidida la mujer, tras un gruñido X aumento el nivel del juguete sexual al máximo.
¡Oooooohh...! -gimió incontrolable Phoebe mientras con un chasquido de los dedos del secuestrador el cuerpo de la mujer se acercaba y empezaba a bailar sensualmente ante él, sin casi moverse de su lugar, mientras entusiasmado su captor se sentaba para observarla.
En minutos la hechicera ya jadeaba claramente, invadida de gozo incontrolable.
Noooo... Puedoooo.... –gruñía ella mientras la música alcanzaba su clímax, sus piernas se abrieron a la altura de sus hombros, la parte superior de su torso siguiente moviéndose pero sus piernas y caderas se quedaron casi inmóviles, como esperando... entonces el encapuchado apartó el frente de las pantaletas y con dos dedos empezó a meter y sacar delicadamente el consolador de su húmeda carne a ritmo con la melodía- Aaaargghh... Nooo...
Eso es... Vente preciosa, vente para mí... Pronto tu cuerpo me pertenecerá...
Nooo... Nooo...
Vamos... Eso es.
No... Lo... Haré...
Lo harás, te lo prometo... -le advirtió mientras aceleraba el ritmo con el el que metía y sacaba el juguete sexual.
No... Puedo... No... Puedo... Mover mis... Manos... -jadeó la cautiva mientras arqueaba la espalda- No... Tengo... Control...
Agradablemente sorprendido X reacomodó en su lugar el consolador, le puso las pantaletas y se levantó del sillón, esperaba tener un avance ese día, pero no tan importante... quizás trataba de engañarlo pero era una oportunidad demasiado buena para ignorarla.
Veamos -pensó mientras se ponía tras la hechicera y liberaba sus brazos lentamente, colocando de inmediato el dedo sobre el botón de su control, por si era un truco.
¡Oooohhhh...! -gimió sonoramente la mujer mientras sus manos empezaban a acariciarla sensualmente... Su cuello, su escote, su esbelta cintura- Mmm... Mi... Cuerpo... No lo... Controlo... Aaaahhh...
X estaba emocionado, sonriente se sentó y empezó a inclinarse hacia la mujer mientras ella seguía bailando rápidamente a la vez que acariciaba su propio cuerpo.
- Eso es preciosa... Sigue...
Ella empezó a recorrer sus senos, a apretar sus pezones, a masajear provocativamente la parte baja de sus pechos, luego sus carnosos y esbeltos muslos, más y más rápido...
Aaaahhh... Aaaahhh... Oooohhhh...
¿Te gusta lo que sientes? ¿Lo que te hago? Dilo para mí esclava...
Mmm... Si... Me gusta... Ooohhh... -le respondió la chica mientras bailaba ondulado su cuerpo frente a su captor- Me... Excita... Tanto...
Sigue, eso es... Sigue -le decía X fascinado ante tanta sensualidad, la mujer siguió acariciándose con una mano pero la otra se metió en sus pantaletas y empezó a masturbarse vigorosamente- Vamos... Más... Vente, vente...
Aaaahhh... Aaaahhh... Siiiiii... -gemía la hembra cada vez más excitada, X no resistió más y se bajó los pantalones para empezar a masturbarse viendo a esa deliciosa esclava, le encantaba verla así- Ooohhh... Estoy... Tan caliente...
Muy bien... Eso es... -insistió el encapuchado mientras se masturbaba rápidamente.
Mmm... Siiiiii... No aguanto...Más... Aaaahhh... ¿Estás... Excitado... Cariño...? -le susurró Phoebe casi al oído mientras seguía bailando alrededor de X- ¿Tanto... Ooohhh... Como...Yooo...?
Si... Ooohhh... Si esclava... Lo haces... Tan sexy... -respondió su captor mientras se reclinaba en el sillón, entrecerraba los ojos y seguía masturbándose muy excitado.
Siiiiii... Me encanta... Verte... Sigue... Amo... Ooohhh... ¡Sigue... Sigue! -le suplicaba la mujer en tono ardiente mientras seguía masturbándose más y más rápido.
Mmm... Eso es... Si esclava... Si... ¡Nnnnggghh!
Entonces la música finalmente terminó, X empezó a enderezarse al notarlo pero la hechicera empezó a masturbarse con más energía a la vez que se recostaba con las piernas abiertas en el suelo alfombrado, justo entonces el ciclo de consolador electrónico también finalizó y se detuvo.
¡Si amo... Eso es... Sigue... Más... Más...! -al instante el encapuchado volvió a reclinarse en el sillón, entrecerró los ojos y siguió dándose placer exactamente al mismo ritmo que la mujer.
Aaaahhh... Nnnnggghh... -su captor parecía atrapado en un trance sexual, Phoebe levantó la vista al fin y lo vio completamente perdido en el placer que ella le inducia.
Funcionó... Yo tenía razón... -pensó Phoebe mientras seguía masturbándose pero bajo su propio control- el campo de anulación solamente afecta la magia blanca, no a la magia negra. Por fortuna Cole me enseñó algunos hechizos de nigromancia, no en balde fui amante del demonio Belthazor, la Fuente del mal... Nunca uso estos poderes pues son peligrosos, pero creo que esta vez no tengo opción...
Eso es... Guapo... Sigue... Sigue... Date placer... para mí...
Nnnnggghh... Aaaahhh... -X parecía tratar de resistir pero estaba demasiado dominado por su lujuria, la hechicera se reclinó de costado apoyándose en su brazo extendido, acomodó uno de sus pies entaconados hasta casi tocar sus nalgas y rodeó con la mano un altísimo tacón plateado para empezar a moverla arriba y abajo en un gesto profundamente sexual.
El hombre mientras tanto había empezado a detener su sesión de placer y abrir los ojos lentamente, pero en el momento que la mujer empezó su gesto erótico usando su tacón como falo el placer que había sentido su captor hasta ese momento se reinició al doble de potencia, haciendo que se dejara caer de nuevo contra el respaldo para empezar de nuevo a masturbarse en sincronía perfecta con el maravilloso subir y bajar de la mano de Phoebe. Era fácil para Phoebe mantenerlo en ese trance pero si detenía el hechizo por apenas un minuto su secuestrador recuperaría totalmente el control... Debía tener cuidado.
¡Aaaahhh... Dioses...! -el hombre conocido como Xander Scorpius nunca había sentido tanto gozo, sentía claramente como la pequeña y tersa mano de la mujer lo masturbaba de una manera que jamás había experimentado, concientemente sabía que era algún tipo de hechizo pero igualmente no podía controlarse, trataba de alcanzar su orgasmo con desesperación a pesar de si mismo... y apenas lograba contenerse- Nnnnggghh... Basta... ¡Ooohhh!
¡Eso es cariño! Sigue... Sigue... -le animaba provocativa la mujer mientras seguía jugando con el tacón de las zapatillas embrujadas y empezaba a mirar a su alrededor para planear su escape- Vamos guapo... Pronto serás mío, cuando te vengas caerás bajo mi dominio... Más, más...
El encapuchado solamente pudo responder con un largo gemido a las dominantes palabras de la hechicera a la vez que seguía masturbándose aún más rápido, emulando las acciones de ella... La mujer miró brevemente a la cámara de seguridad encendida... era un gran riesgo pero confió en que ese maldito era demasiado arrogante para permitir que sus esclavas lo observarán domando a un sometida y débil hembra, al parecer había acertado.
Eso es...sigue... por supuesto mi embrujo no es tan potente como el de tus zapatillas, cuya magia percibo tremendamente antigua y poderosa, pero bastará para controlarte por un par de horas, lo suficiente para que me ayudes a escapar... Más... Más... Ya casi es hora. -le dijo Phoebe en un susurro, sabía que se arriesgaba a que una de las ayudantes entrara y perdiera su oportunidad pero no tenía opción, debía completar el hechizo para obligar a su captor a quitarle las zapatillas malditas o seguramente no llegaría muy lejos...- Que ironía, tú esclavizas mujeres, pero los hombres son particularmente vulnerables al dominio erótico... La sexualidad masculina es más primitiva y salvaje, más difícil de resistir, mucho más fácil de forzar al orgasmo, y aunque percibo tu fuerte voluntad ya estás a punto de caer, casi te doblegó cariño... Vamos, sigue... Ya casi terminas...
Aaaahhh... Aaaahhh... -gemía X ya desesperado y acorralado por su propio deseo, entonces empezó lánguidamente a retorcerse sin dejar de masturbarse, mientras la mujer sonreía dominante y casi malévola ante el espectáculo, luego aceleró el ritmo de su mano arriba y abajo por el tacón de su zapatillade forma casi frenética, quería someter a ese hombre ya, finalizar el ritual...
Eso es... Hazlo... Hazlo...
Nooo!... Ooohh... Nnnnggghh...!
Vamos guapo... Sigue... Casi... En un minuto más ¡¡seráaaaaaahhhhh...!! -gruñó la hechicera sin poder controlarse cuando un agudo tono se escuchó en las bocinas del aposento, sometiendo su cuerpo a un total descontrol, sin poder evitarlo cayó de espaldas sobre el suelo alfombrado, haciendo casi un arco con sus piernas y columna, al sentir una aturdidora y abrumadora descarga de placer que le arrebató todo control y sentido- Nnnnnhhooo...!
Minutos después, cuando el tono al fin se detuvo y recuperó el conocimiento, se encontró con que estaba de nuevo con sus manos atadas e inmovilizadas a la cabecera, decepcionada solamente pudo mirar a X en los pies de la cama terminando de ponerle en los tobillos la cadena dorada, se había quitado su pasamontañas dejando ver sus rasgos fuertes y definidos, incluso un poco crueles, y un largo cabello peinado en una cola de caballo, lentamente se limpió el sudor del rostro y luego la miró con sus ojos obscuros y penetrantes.
¡Maldita bruja... casi me quiebras! Estoy impresionado, pero por desgracia para tí... ¡fallaste! Y no te daré otra oportunidad para intentarlo, ahora tendré que ser mucho más cuidadoso. –el hombre se acercó a Phoebe y le acarició cruelmente la suave mejilla con los nudillos- Pero te aseguro que lo pagarás, muy pronto te cogeré a placer, harás lo que te ordene... ¡Y además te haré disfrutarlo!
Nnnnnn... Lllll... Aaaaaeeee -la hechicera trató de responder desafiante pero al instante descubrió que le habían puesto algún tipo de mordaza, podía sentirla llenando su boca e impidiéndole hablar o gritar.
Descansa... Mañana probaremos una nueva táctica, tendremos mucho por hacer... Esclava. -le dijo con dureza X mientras salía del aposento y cerraba la puerta tras él con llave.
Phoebe se quedó inmóvil un par de minutos en cama, contemplando su oportunidad perdida, molesta y decepcionada, tratando de entender en qué había fallado.
¡Maldita sea... Maldita sea... Estuve tan cerca! Un par de minutos más y... No importa... Debo estar atenta, será más difícil pero llegará otra oportunidad. No me vencerá... -en ese momento el consolador aún firmemente metido en su vagina cobró vida una vez más de forma enloquecedora mientras una suave música empezaba a oírse en las bocinas del cuarto y sus piernas se movían a ritmo lo que podían con la cadena dorada entre sus tobillos.
¡Nnnnn... Nnnnnn...! -apenas pudo gruñir la hechicera, sometida a la odiosa mordaza que invadía su boca igual que el consolador lo hacía con su sexo, la mujer sospechaba que el juguete le daría un largo ciclo de placer- ¡Nnnnggghh...!
X observaba en su monitor con torvo placer como Phoebe sufría el delicioso suplicio de las zapatillas rojas, un mueca de molestia se dibujo en su rostro al recordar como esa mujer casi lo había vencido.
- Casi caigo en su trampa... Ni siquiera me di cuenta de cuando empezó a controlarme ella a mí, es muy hábil, creí que podría domarla solo, pero la próxima tendré que traer conmigo a Bombón o poner a otra esclava a vigilar en el monitor, ella solamente fracasó debido a mi medida de seguridad de que el tono de control que la neutraliza se activa automáticamente cada hora a menos que yo oprima un botón de mi teléfono inteligente. Pero la próxima vez podría no ser tan afortunado… Debo moverme rápido, cada momento con ella es peligroso, debo someterla lo antes posible y tengo un par de ideas que pueden ayudar… Mañana mismo empezaremos.
CONTINUARÁ