He vuelto, corazones

Actualizando chismes sexuales sobre mí, y empezando un nuevo año de zorronerías.

Y aquí estoy. Después de alrededor de dos o cinco meses, según cuente o no mi última publicación, en la que dije que pronto les contaría qué más había hecho hasta entonces aparte de dejarme cepillar por once desconocidos en un día, y hacerme cierto propósito de autodescubrimiento. Lo sé, es demasiado tiempo; he sido una chica mala. Hoy quiero tratar de hacer una actualización general de mis acciones en esta época, compartir algunas opiniones, y quizás asumir el propósito (aunque no prometo nada) de publicar al menos una cosa al mes mientras no coincida con mi período... porque vaya mierda que es estar sentada frente al computador escribiendo sobre placer mientras mi cuerpo me hace sentir que me desgarro por dentro.

Algunas mujeres se propusieron ponerse buenas en 2020; algunas lo lograron, otras se dedicaron a comer y comer por la ansiedad del encierro y los problemas económicos derivados, y casi todas siguieron igual. Yo tengo algo de suerte: ya estoy buena; tanto, que no puedo ponerme algo ajustado y pasarme por el frente de... ciertos lugares, sin que los hombres, de forma más o menos explícita, me digan o griten que les encantaría montarme como a una perra en celo. Por cierto, por solidaridad con una amiga "normal" que tengo, les digo que a algunas chicas no; y es tan así, que incluso si una chica se pone buena porque su mayor fantasía es que a todos se les pare cuando la vean, si lleva una vida normal, seguramente le molestará que se lo digan sin haberse ganado la confianza necesaria para hablar de eso; así que por favor, chicos, contrólense; a mí me gusta que me lo digan, y creo que me muevo de forma lo suficientemente zorrona como para que los hombres se den cuenta de eso claramente cuando me acerco, así que pueden decírmelo, y díganmelo bien rico para que no se me olvide; pero muchas de las viejas buenas que ustedes ven pasar realmente van para agún sitio, y son mucho más conservadoras... más... "decentes", y no les gusta estar escuchando cochinadas de cada hombre que las ve... ustedes pueden hacer un solo comentario... pero si muchos hacen "un solo comentario", ella estará fastidiada al final por la suma de todos ellos, y, por cierto, puede que la próxima vez no pase por ahí o no se arregle tanto. Pero bueno; supongo que después de tanto tiempo ustedes quieren leer sobre mis aventuras, no que venga a decirles qué pensar.

Mi propósito para el aislamiento fue mucho mejor que el de ellas; uno que creo que hombres y mujeres deberían por lo menos intentar alguna vez en sus vidas si tienen la mente un poco abierta: dominar el orgasmo anal: aprender a correrse por el culo (se supone que los hombres tienen el punto G asegurado ahí, así que acaben o no con eso, seguro aprenderán a disfrutarlo.). Durante una fase un poco depresiva de mi vida el año pasado, casi me vuelvo loca con mis juguetes la primera vez que lo intenté seriamente, estando de rodillas, con el dildo pegado a las baldozas de la pared del baño, y con una buena temporada sin tener un hombre dentro de mí; de hecho, estoy segura de que gemí tan fuerte azotándome contra la pared, que mis padres me escucharon... los sentí... un poco intimidados al otro día en el desayuno. Bueno; lo hecho hecho está.

Pues bien, con ayuda de mis juguetes, lubricantes, mi amiga Daniela, y algunos hombres cuando ya no aguantaba más, finalmente encontré la forma correcta de estimularme; la dirección correcta; la presión correcta; ahora he descubierto mi... segundo punto G, y lo disfruto tanto como lo disfrutaría una chica normal ponerse buena después de una temporada de trabajo duro ejercitándose y comiendo saludable; ella lo disfrutaría mirándose al espejo y vistiéndose para que los demás vean lo que ha logrado y algunos la feliciten; yo lo disfruto masturbándome y saliendo a que un hombre me monte así de vez en cuando. Cada quién goza según sus gustos y proporciones; y me parece bien así: si todas fueran conservadoras, sería aburrido y estresante; si todas fueran zorronas... ninguna destacaría.

De hecho, recuerdo que antes de que el mundo acabara, una vez entré a una iglesia evangélica no a darme golpes de pecho, sino aprovechando que llevaba un conjunto ambiguamente sexy (pantalón ajustado y saco de lana virgen de esos que hacen que el busto se vea de ataque aunque lo cubran al 100%), y levantando las manos y saltando para calentar a los hombres que tenía al lado con un espectáculo de tetas saltarinas. Lo sé, lo sé, soy una chica mala y necesito que me den duro... pero me consuelo pensando, queridos hermanos, que la templanza del hombre santo sólo brilla ante las situaciones que lo ponen a prueba, como en aquella historia de las tentaciones del desierto; podré saltar, desnudarme, restregarme como una ninfómana ante la vista de todos, y el hombre santo dirá "No, yo sigo a mi Señor.", y seguirá caminando disimulando la erección. Síganme para más sermones realistas, hermanos míos. Je, je, je, je.

Pero bueno. Mi placer recién conquistado me embriaga y me consume felizmente. No puedo dejar de mirar atrás y ver la diferencia entre la chica que era cuando empecé este... ¿"blog sexual"?...o sé cómo llamarlo, teniendo novio y viviendo en otra casa, y la que soy ahora. Aquella vez, mi mayor aventura era jugar a ser prostituta y publicarlo en Internet; hoy, una de mis aventuras es babear de placer genuino masturbándome con dos dildos a la vez mientras un hombre completamente desconocido disfruta el espectáculo y al final, cuando "tiene que irse", recibir dinero como compensación... encima de lo bien que ya lo he pasado.

Cómo cambian las cosas. y ahora tengo una amiga que comparte mis... "intereses": Daniela... ahhh... Daniela... ¿cómo no dedicarle un párrafo al menos a mi actual mejor amiga? La adoro. La amo. No, no es mi novia. Pero por su puesto la pasamos rico juntas, y durante estos tiempos de distancia ha sido un apoyo incomparable emocional y sexualmente. Es curioso, pero a veces me dan ganas de escribir cuando estoy con ella, aunque no siempre lo hago; ahora mismo es uno de esos casos: está sentada frente a mí mientras escribo; sobre mis piernas. Parece que tiene un fetiche con las actividades sexuales con ropa, así que está vestida, y de forma bastante casual, de hecho, con un jean azul y una blusa blanca sin hombros; me abraza y me consiente con ternura y sensualidad, y me ha estado interrumpiendo durante horas mientras trato de escribir esto; besándome el cuello, los labios, acariciándome los senos y diciéndome lo bonitos que le parece que se han puesto respecto a fotos "viejas" que le mostré, y dejándome tocar los suyos, ese par de tesoros que no me canso de decir que son los mejores que he visto; puedo soltar el teclado y acariciar su espalda, su cintura, sus caderas y esas nalgas firmes que ha conseguido no en el gimnasio, sino saltando sobre quién sabe cuántos hombres desde que le hice ver lo mucho que le gusta el sexo. Es la perra que a todos los hombres les gustaría cepillarse, y que estaría dispuesta a dejarse cepillar por todos... por un módico precio; no necesita ser de lujo porque le va tan bien, y le gusta tanto, que me ha contado, sin frustración alguna, que a veces se le va el tipo, y ella regresa a la casa y sólo después se da cuenta de que no le cobró; pero ahora está fuera de servicio por culpa de una pandemia, así que... me lo da todo a mí... mueran de envidia. ¡Ja, ja, ja, ja, ja!

He vuelto a vivir sola. Ya doy por sentado que mis padres saben que soy una prostituta. Semanas después de mi sublimación sexo-depresiva en el baño, tuvimos una charla de esas en las que no se toca el tema pero se bordea tanto, que en medio se ve la silueta como un elefante en la habitación; hablamos de libertad sexual y esas cosas, y para no poner sentimentalismos privados ni cosas así, al final salí convencida de que la declaración de ellos era "Haz lo que quieras con tu cuerpo, pero esta casa antes que ser tuya, es nuestra."; una afirmación contra la que no tengo absolutamente ninguna objeción; yo sabía que estaba profanando el templo de mi familia la vez de la pijamada, y pude haber hecho más para evitarlo. Eventualmente, no por orden de ellos, sino para respetar su espacio y poder ser yo, me mudé una vez más; no estoy tan lejos, pero la casa en la que vivo tiene una habitación insonorizada, y por su puesto, ese sitio es mi santuario sexual. No creo que mis padres estén leyendo esto, pero les estoy infinitamente agradecida por no haberme tratado como un monstruo; simplemente no comparten mis valores, y todo el mundo debe tener total derecho sobre su propia casa. He hablado con ellos de nuevo, ya a distancia para no asumir riesgos, reconociendo un poco más, aunque no todo, mi "liberalidad", y de nuevo, como un hermoso elefante en la habitación, me quedé con el mensaje de "Hagas lo que hagas, mientras no dañes a nadie, te amamos.". Maldita sea, los amo. Tal vez algún día las prostitutas podamos ser vistas como lo que somos: gente que hace un trabajo sucio pero digno porque no daña a nadie; pero hasta entonces, ser parte de una familia como esta es lo más lindo que me ha pasado.

*

Demonios... otra vez me estoy poniendo sentimental... Voy a dejarlo un rato; si Daniela no me drena toda la energía con su cuerpo de cortesana celestial, puede que vuelva más tarde; pero debo decirles que nunca he conocido chica más sedienta de placer y dispuesta a darlo... Uh, quiere escribirles algo:

TRANQUILOS, CHICOS!! NO LA ROMPERÉ, PERO LA DEJARÉ SECA!!!!!!

Ejm... bueno... la "escritora" soy yo; ella usa los dedos para otras cosas. Trataré de volver con algo más digno de ser considerado un relato; tengo algunos recuerdos que puedo organizar así, pero me duele un poco la cabeza; el sexo suele ser un buen analgésico... averigüen por ahí si no me creen. Feliz año nuevo. :)

De verdad; trataré de volver lo antes posible, y seriamente espero que eso sea mucho menos que dos meses.