He vuelto a follarme a mi profesor

Ya me iba a casa cuando de repente, ahí estaba él sonriendo con un grupo de amigos. Me dirigí hacia él, nos miramos y volvieron a saltar chispas. La diversión estaba servida.

Ahora mismo estoy en una nube. Perdonad si no escribo bien el relato, si me lío un poco o si cometo faltas gramaticales. Pero es que vengo de pasar una fantástica noche, y posterior día con mi profesor. Sí, con el que perdí la virginidad anal, el primer tío que me tiré hace ya tiempo. Fue algo especial, porque yo ya tengo más experiencia y siempre he esperado encontrármelo por la calle y decirle "quiero echar otro polvazo contigo". Bien pues ese día fue el sábado pasado. Estaba de fiesta con unos amigos. Hacía tiempo que no salía, así que me tome 4 copas y ya iba borracho perdido. Tanto fue así, que a eso de las 4 de la mañana había perdido a todos mis amigos y amigas, así que me dispuse a irme a casa, no sin antes intentar buscarles en algunos de los bares que me pillaban de camino. Fue entrar en el primero y allí estaba él. Con una camisa de rayas y un pantalón gris. Riendo con unos amigos y tomandose una copa. El corazón se me paró. Como si fuera la primera vez, tenía la sensación de nerviosismo de aquella noche en el bar cuando comencé a mirarle con otros ojos. Dudé en acercarme, pero fueron dos segundos. Tenía ganas de más, me había quedado con ganas de más. Me fui hacia el le di dos toques en el hombro, se dio la vuelta y sonrió. Los amigos me miraron, creo que con la sensación de que sabían quien era... Nos dimos un abrazo de amigos. La verdad es que disimuló bien. Poco tardamos en separarnos un poco del grupo y hablamos él y yo de cómo nos iba. No tardé en preguntarle si alguno de los allí presentes era su pareja. Cuando me respondió que no, no dudé en decirle.

-Te apetece ir a tu casa a repetir lo de aquella noche. Tengo la sensación de que esta vez será mucho mejor.

La cara le cambió. Miró a sus amigos con duda, pero me volvió la mirada a mí y asintió con la cabeza.

-Está bien. Dame dos minutos y me deshago de ellos. Espérame fuera.- dijo.

Fueron algo más de dos minutos. Fueron unos 5. Me imagino a sus amigos convenciéndole y él intentando disimular el hecho de que se iba para echar un polvo con su ex alumno. Pero él salió del bar, sonriendo mirándome a los ojos, devorándomelos. Yo también le miraba así, aunque aún con esa mirada que echo de inocencia, de que él es el que manda aún. Llegamos al coche y allí no pude aguantar más. Nos dimos un largo beso antes de echar a rodar el coche, nuestras lenguas comenzaron a juguetear en nuestras bocas.

-¡Qué ganas tenía!, dije.

-Pues anda que yo... Respondió.

Metió la llave en el contacto, arrancó el coche y comenzó a llevarme a su casa. Yo le miraba a él y por la ventana. El alcohol de esa noche comenzó a hacer mella y a producirme cansancio. No es un trayecto muy largo pero me estaba quedando dormido. Al llegar, otro beso. Nos bajamos del coche, entramos en su casa besándonos y a partir de ahí os puedo decir que no fue un gran polvo. Yo estaba cansado y, me da la sensación que él también. Nos hicimos mamadas, su pene seguía como siempre, me folló en la postura del misionero y nos quedamos dormidos. No recuerdo más. Sin embargo, el día sería otro cantar.

Me desperté a eso de las 11 de la mañana. Él estaba dormido, así que le desperté con un beso en los labios.

-Buenos días.- Dije.

-Buenos días. Has dormido bien?- Preguntó.

-Sí.

Estaba totalmente adormilado. Me daba pena despertarle, y eso que quería una ración de su polla nada más levantarme. Sin embargo, creo que aunque le hubiera hecho la mamada del siglo no se hubiera terminado de despertar. Es por eso que decidí bajar a desayunar algo a la cocina. Me puse la camisa para taparme un poco, ya que es una camisa que me queda bastante larga. Vive en un chalet lleno de cristaleras y consideré que no quería que sus vecinos supieran que tenía a un tío en pelotas en su casa. Aunque he de decir que mi camisa es larga, no es que me tape todo. Mi culito si, pero si alguien se fijara me vería la verga colgando seguro. En cualquier caso, bajé a desayunar y a hacerle algo de desayuno para llevárselo a la cama. No tenía mucho en la nevera, así que cogí un cartón de leche, un tazón y unos choco-crispies y empecé a comerlos. En ese momento, oí las escaleras y a los pocos segundos apareció él, con el pijama puesto, una camiseta de tirantes y un pantalón, aunque dejaba notar que debajo no llevaba calzoncillo.

-Así no vale. Tu llevas puesto pijama.- Dije yo.

-Tu sin embargo estás muy sexi-. Respondió.

Se puso detrás mío y empezó a besarme por el cuello y la oreja mientras me tocaba el pecho y los pezones. Comencé a tener una erección. Me fue desabrochando poco a poco los botones de la camisa hasta el final, pero no me la quitó del todo. Estaba desabrochada pero no me desprendí de ella. Me pegó otro de sus magníficos besos, yo aún tenía choco-crispies en la boca, pero le dio igual, los compartimos. Me di la vuelta y me abracé a él sin dejar de besarlo. Me volvió a dar la vuelta, se agachó y comenzó a lamer los chachetes de mi culo mientras con su dedo acariciaba la entrada de mi ano. Poco a poco, me abrió los cachetes, yo me agaché un poco sobre la encimera y su lengua comenzó a juguetar con los labios de mi ano. Yo comencé a gemir, mi placer con mi profesor era enterno. Miraba por la cristalera esperando que nadie nos viera aunque, si os digo la verdad, aquel beso negro no lo hubiese dejado parar ni aunque nos viera la policía. Me levantaba un poco la pierna para poder lamer de abajo a arriba mientras yo gemía y gemía. Me volvió a dar la vuelta, me subió a la encimera y comenzó a menearme la polla, aún agachado. Tras unas cuantas amenazas de lamérmela, se la metió en la boca sin dejar de mirar mi cara de gozo. La cabeza se me iba hacia atrás del placer y contraía los dedos de mis pies. A la vez que me la chupaba, me introducía dedos en el ano. Primero el corazón, luego el indice y comenzaba a moverlos hacia arriba y hacia abajo. Yo no pude más y me corrí sobre su boca. No hizo ningún gesto de desaprobación ni nada por el estilo. Le miré seguía con mi polla en la boca, terminandola de limpiar. Sacó lentamente los dedos de mi culo, se sacó la polla de mi boca, sin tener el semen dentro, ya se lo había tragado. Se levantó me dio otro beso me agarró por las nalgas mientras yo le acorralaba con mis piernas y me dijo al oído.

-Vamos a la habitación.

Yo asentí con la cabeza, me bajé de la encimera y agarrados del costado fuimos hacia las escaleras. Él me pellizcó las nalgas cuando afronté el primer escalón, como advertencia de lo que iba a disfrutar mi culo. Después él tomó la delantera, ví su trasero delante mío y no pude más. Le bajé el pantalón a modo de broma y nos caimos en las escaleras justo antes de llegar arriba del todo. Él desde el último escalón y yo 3 más abajo. Dejó ver esa fantástica polla delante de mí y no dudé en darle el mismo placer que él me acababa de dar. Me acordé de cómo fue mi primera mamada con él y quise repetirla un poco. Me deshice totalmente del pantalón de su pijama y él se quitó la camiseta. Yo le besé el vientre, tocando con mi barbilla el glande de su pene. Fui bajando hasta meterme uno de sus huevos en mi boca. Él me acariciaba con la mano el pelo y con el pié mis nalgas. Eso me puso muy cachondo. Comencé a subir con mi lengua por el tronco de su pene hasta llegar al glande. Le di tres o cuatro lenguetazos, dibujé una O con mis labios y, finalmente me la metí en la boca. Empecé chupandola poco a poco, pero poco fui subiendo la intensidad hasta subir y bajar con mucha velocidad. Él gemía sin parar, yo no le daba tregua. Quería que también se corriera y me dejara su leche en mi boca, ya que la primera vez que se la chupé no lo hizo. Estuve chupando y chupando, cada vez más fuerte y más rápido. Pero nada, no se corría.

-Es que me he hecho una paja esta mañana a las 7, en un momento que me he despertado.- Me confiesa.

Paro, me invita a levantarme y me lleva de la mano hasta su habitación. Me pongo a cuatro patas sobre la cama, esperando ser embestido con fuerza por él. Estaba deseoso de volver a ser penetrado. Noto como su dedo corazón, mojado, comienza a acariciar los labios de la entrada de mi ano. Poco a poco va introduciendo la falange dentro de mi culo hasta que lo mete del todo. Yo gimo un poquito, el mueve el dedo unos segundos dentro y lo saca. Lo siguiente que noto es la punta de su polla amenazando entrar en mi culo de nuevo. Agacho la cabeza y pongo en culo más en pompa para disfrutar más la penetración y acallar mis gemidos en el colchón. Mi profesor empieza a meter la polla poco a poco en mi culo mientras yo comienzo a gemir poco a poco. Otra vez lo estoy notando dentro de mi, otra vez noto como me penetra y lo vivo a cámara lenta. Su aparato llega hasta el fondo de mi culo y sus huevos hacen tope. La deja unos segundos me agarra por la cintura y comienza a dar ritmo a sus metidas y sacadas. El culo ha dilatado bien, tengo mucha experiencia y él se ha dado cuenta. Comienza a embestirme más y más rápido, más fuerte, yo gimo y ya no intento acallarlos, se oyen en la habitación. Él también gime, noto que le encanta penetrarme, por eso cada vez lo hace mejor y más fuerte. Me encanta que me la clave. Vuelve esa vieja sensación de la primera vez. Sé que por la noche hemos follado, pero no lo recuerdo y creo que el tampoco. Estamos disfrutando de nuestros cuerpos en la mañana de domingo y lo vamos a hacer al máximo. De nuevo se vuelven a escuchar sus huevos chocando en mis nalgas, "choc, choc, choc, choc", pone cachondo ese sonido, así que gimo con más y más fuerza mientras gozo sin parar gracias a sus penetraciones. Me mete una gran embestida, la deja dentro y se echa hacia delante para darme un beso y pedirme que me ponga boca arriba tumbado en la cama.

Le hago caso, me pongo boca arriba. Él se baja de la cama, me agarra de las piernas y me arrastra hasta colocarme en el borde. Él se pone de rodillas, se inclina hacia mí y me la vuelve a clavar con ganas. Vuelvo a soltar un grito de placer y él vuelve a dar ritmo a la cosa. Estoy disfrutando como un animal, me está echando otra vez un polvazo. Me mira con unos ojos que muestran placer y ganas de contentar a mi exigente culo. Me acomodo varias veces porque la postura, aunque me está gustando, es incómoda. Por eso, no tarda en sacármela y pedirme que le cabalgue como la última vez. Yo le digo que esa es mi postura favorita y que lo voy a cabalgar como nunca antes se lo han hecho. Me coloco a horcajadas, le beso con rabia mientras con la mano derecha me voy introduciendo su pene en mi culo. Llego hasta abajo y comienzo a cabalgar agarrándome en el cabecero de la cama. Él a mí me agarra por la cintura, intentando marcarme el ritmo, pero cuando ve que he cogido el que quiere, baja las manos hasta mis nalgas y las agarra con fuerza. Eso me encanta, me pone cachondo. Me fascina que mientras me folla me coja las nalgas, dándome a entender que él es quien me posee a mí y no yo a él. Mis manos se van desde el cabecero hasta su pecho, me encanta notar su respiración y acariciar su cuerpo mientras lo cabalgo cada vez más fuerte, intentando que termine. Decido innovar un poco más la postura, así que, sin sacarla de mi culo, me pongo en cuclillas sobre la cama y sigo subiendo y bajando sobre su pene. Se queda flipado y se ríe.

-Madre mía, estás sorprendiéndome por segundos-. Dice mientras gime cada vez más fuerte.

En esa postura aguanto poco, me canso, pero no dejo de sorprenderme a mí mismo y, sin sacármela del culo, comienzo a girar y a ponerme de espaldas a él. Vuelvo a apoyar las rodillas en la cama y sigo cabalgando mientras él me agarra las nalgas y grita cada vez más. Mis manos se apoyan primero hacia delante, poniendo el culo en pompa, pero quiero que su polla llegue hasta mis entrañas, así que me inclino un poco hacia atrás y las apoyo en sus pantorillas. Noto como él cada vez grita más fuerte, unos gritos que se entrecortan. Lo cabalgo como si de una carrera se tratase durante unos segundos, como un sprint final, para que se corra dentro de mí. Pero realmente lo que quiero es que se corra en mi boca, así que paro, la saco, me doy la vuelta y empiezo a chupársela de nuevo con fuerza.

-Me voy a correr cariño.- Me advierte él.

Sigo y sigo hasta que pega un grito de placer y noto como empieza a derramar toda su leche en mi boca. Es la vez que más leche me han hechado y me he tragado. Se la enseño, antes de tragármela, para que vea lo que he hecho por él, me la trago y se la termino de limpiar mientras él se echa las manos a la cara de placer. Después, me vuelvo a poner de rodillas y comienzo a hacerme una paja.

-Me voy a correr en tu vientre-. Le digo.

Él apenas presta atención, le da igual. Pese a haberme corrido antes, estoy hipercachondo y me corro a los pocos segundos de meneármela. Derramo la leche sobre su abdomen, como había anunciado y me tumbo encima de él, ensuciándome con mi propia leche yo también. Nos besamos tiernamente y nos quedamos abrazados unos minutos. Después yo me retiro hacia un lado de la cama y allí nos quedamos un largo rato hablando.

No ha sido el único polvo que hemos hechado este domingo. Pero sí el más espectacular y más reseñable. Hemos vuelto a pajearnos, a chuparnos las pollas, nos hemos duchado juntos. Y ahora estoy escribiendo y compartiendo con vosotros este día, ya que acabo de llegar a casa. Son las 12 de la noche y creo que me voy a hacer una paja, porque sólo pensar en ello me pone cachondo. Hemos quedado para el martes y espero que después de ese día volvamos a quedar. No busco una relación seria con él, ni mucho menos, pero sí quiero follármelo hasta cansarme de él.