HdeD (4) - La cacería de Dacil (2 de 4)
Después de algunas penalidades más, se deciden a selecciona a los 5 cazadores, que intentarán cazar a Dacil..........No os perdáis la cacería, porque poca gente ha escrito sobre estos temas.......aún asi, disfrutadlo............Un beso......Sandra Raquel.
Historia de Dacil
La cacería de Dacil (2 de 4)
Zell se plantó ante mí y mientras me hurgaba el clítoris y la vagina, con mucha maestría, me susurró :
Eres una puta muy linda. Tendrás ocasión de probarme totalmente. Mi hermano no se negará a que pases por mi casa.
Me sentía morir de temor, quizás provocadas por las incipientes sensaciones de placer que me llegaban de mis puntos erógenos. Ya jadeaba con una mirada vidriosa hacia Zell, cuando Breo apareció de nuevo en la sala, diciendo :
Amigos, como creo que no os pondréis de acuerdo por las buenas, me he permitido traer estas cajas de dardos. Quizás sea un modo de decidir quienes serán los otros 4 cazadores, junto a mi hermano. Pero antes, cenaremos mientras esta zorra nos ameniza con sus jadeos y lamentos, ¿os parece?.
Zell, a pesar de las palabras de su hermano había seguido martirizando mi clítoris, por lo que ya comenzaba a sentir los primeros síntomas de mi orgasmo. Y cuando ya no podía mas, se retiró de golpe de mí y con su palma abierta, golpeó mi vagina con un golpe seco, que me paró todo el orgasmo y además me dejó muy dolorida en esa zona.
Los demás, apenas se habían dado cuenta de la escena, salvo la del manotazo mientras cogían posiciones en la mesa. Zell se reunió con ellos y Carlos salió de su pared con sus hombres, dispuestos a hacérmelo pasar mal durante un buen rato.
En cuanto Carlos estuvo plantado a mi costado, el amo dijo :
Conecta el aparato ya y que mi zorra reciba el bautismo de su prueba.
Carlos, pulsó un botón y acto seguido hizo pasar su látigo de goma por encima de la hendidura. Y sin que pudiese siquiera darme cuenta, tres látigos de distintos largos se avalanzaron contra mi cuerpo desprotegido. La rueda portaba un cordon trenzado, una cuerda encerada y un manojo de tiras de cuero de cuadradillo, pero muy finas. Y cada una de ellas de un tamaño distinto y separadas 120º cada una en la rueda.
Sentí los tres trallazos por delante, sintiendo un inmenso fuego en mi vagina, pero tambien en mi vientre y muslos. Pero no me había repuesto aún de la sorpresa, cuando los sentí de nuevo, pero ahora en mis partes traseras.
Creí morirme de angustia y cerré mis muslos involuntariamente ante el terrible efecto de los latigazos, lo que provocó que el aparato actuase de nuevo. Y aunque salvé mi vagina y mi vientre, mis muslos se quedaron marcados por el efecto de los tres latigazos seguidos, para a continuación y ya en mis jadeos y lágrimas recibir una nueva descarga desde atrás que agudizó mas aún mis sensaciones de dolor, separándome los muslos por el efecto de los golpes.
Mi respiración se hizo mas pesada y sólo mis lamentos conseguían serenarme un poco de las mordeduras de los cueros. Pero ya Carlos y sus hombres, lanzaban algunos azotes a mis muslos y nalgas, mientras me jaleaban para que intentara llegar a posar mis pies en los postes.
A duras penas, conseguí moverlos, ya que sus azotes eran continuados y en distintos lugares de la mitad inferior de mi cuerpo. A pesar del tremendo dolor que padecía, conseguí llevar mi pie izquierdo sobre el poste de ese lado, pero entonces los latigazos a la otra pierna se acentuaron mas y mas. Y aunque intentaba subir mi otro pie, ayudándome de las ataduras de mis muñecas, alguien debió hacer algo sobre la hendidura, porque según subía mi otra pierna, la rueda se puso en movimiento y la ráfaga de los tres azotes mordieron el interior de mi vagina y ano, ahora muy abiertos por la separación de mis piernas.
Esta nueva explosión de azotes miserables hizo que mis piernas se cerraran paa intenta mitigar un poco el terrible dolor que me comía por dentro, lo que provocó que la rueda estuviese funcionando por tres series seguidas.
El sudor empapaba todo mi cuerpo, mis lágrimas impedían mi visión y mis lamentos ya eran gritos desgarradores que al parecer les gustaba escuchar.
A duras penas, conseguí llevar mi pie izquierdo de nuevo ante el poste....y a pesar de los latigazos en mis muslos y nalgas, ya muy marcadas, conseguí plantar el otro pie, ayudándome de los grilletes en mis muñecas, mientras resoplaba y lloraba sin cesar.
Escuché la voz de Carlos, anunciar que parasen de golpear. Obedecieron en el acto y quedé medio extenuada, resoplando y aún soltando gritos de dolor. Carlos, ajustó un grillete en mis tobillos y fuertemente sujetos al mismo poste, con lo que mis pies ya no podría retirarlos de los mismos.
Después de dejarme sujeta y anclada, tensaron un poco mas mis cadenas que portaban mis muñecas, pero sin que tuvieran demasiada tensión. Y se retiraron sin mas, cruzándose con el servicio de doncellas, todas rubias y completamente desnudas, que traían la cena en enormes fuentes.
Mi cuerpo se retorcía por efecto del rigor del castigo recibido. Respiraba con dificultad y mis pechos ascendían y caían pesados por efecto de la congestión. Mientras servían las carnes, Zell se acercó hasta mí y manoseó mis partes recién heridas, disfrutando de mis jadeos y ante las risotadas de algunos de los presentes. Entonces, dijo :
Amigos, si nuestra zorrita está ahora 30 cm mas elevada, subiremos un poco la base. Solo con el fin de asegurarnos que no se la enfría esta cosita. Jajajajajajaja.
Ajustó el aparato hasta una altura que creyó conveniente y manipuló unos botones. Después me pellizcó suavemente los labios vaginales y se sentó en el lugar que ocupara momentos antes.
Cuando las doncellas se retiraban ya para preparar los segundos platos, la rueda se puso en funcionamiento y me via agredida por los salvajes y sádicos azotes de los látigos disparados por la misma. Primero delante y después por detrás, sin que pudiese zafarme de alguno. Solo mis jadeos, contorsiones y pequeños gritos de dolor daban una muestra de mis sufrimientos.
Mis ojos se entornaron, ya que mis lágrimas brotaban sin cesar y bajaban vertiginosas por mi cuerpo. Apoyé mi cabeza en mi hombro derecho, como intentando consolarme a mi misma al sentir mi propia piel.
Comenzaba ya a calmarme un poco, cuando de repente el zumbido me anunció un nuevo terror. Y sentí de nuevo las odiosas mordeduras de los látigos en mis ya muy sensibilizadas carnes y mas en el interior de mi vagina en la que las mechas entraban muy adentro, provocándome las sensasiones mas terribles.
La cena fue larga y los latigazos cada poco mas de 10 minutos, por lo que mi cuerpo colgaba ya de mis muñecas, cuando se decidió pasar a las copas y realizar la prueba de selección de los 4 cazadores que faltaban.
Desconectaros el aparato del todo, que se hundió en la tarima del suelo, quedando tapado a continuación por la tarima corredera. Entre Breo y Zell, quitaron los grilletes de mis tobillos, quedando colgada por los de mis muñecas y tan solo manteniendo apoyados los dedos de los pies en el suelo.
Y así me dejaron para la prueba de selección.
El total de posibles cazadores se elevaba a 7, al margen de Zell. El amo, abrió las cajas y explicó como estaban confeccionados los dardos, diciendo :
Atendedme un momento. Cada jugador, dispondrá de 6 dardos. La prueba consistirá en dos partes. Una hacia la parte delantera de la diana, que hoy será esta zorra, y otra hacia la trasera. Teniendo en cuenta que cada dardo que se clave en alguna de sus tetas o en el pubis, puntuará doble. Y en la parte trasera, cada dardo clavado en sus nalgas también valdra doble, pero contará por 5 si alguno penetra entre sus dos globos de carne. Ah, también puntuará por 5 cada dardo clavado en alguno de sus pezones. La distancia elegida será de 3 metros. Y otra cosa mas, cada dardo contiene un pequeño punzón que al contacto con la piel de esta zorra, hará reventar esta burbuja de color. Así no habrá problemas en el recuento.
A pesar de mis padecimientos, había seguido muy atenta las explicaciones del amo. Y al calcular los pinchazos que iba a soportar, me sentí ya incómoda. Zell, a quien no he descrito, era un hombre corpulento, no muy alto. Llevaba la cabeza afeitada y su mirada me producía pánico. Estaba a mi lado, toqueteando mis pezones y mi vulva, mientras los contendientes hacían sus preparativos.
Pensé que si ganaba él y me tocaba irme a su casa, me sentiría morir de terror. Aunque los otros invitados tampoco eran unos santos y sus miradas eran igualmente lascivas y sádicas.
Cuando el primero de los participantes estaba ya preparado, Zell pellizcó mis pezones hasta que estos se pusieron duros de la fricción y se separó ligeramente de mí, para dar paso al primer contendiente.
Vi el dardo volar hacia mi cuerpo y punzar mi pecho. La punta se clavó, pero se desprendió y dejó un punto de color rojo de unos 3 mm de diámetro. Un nuevo dardo volaba ya hacia mí, clavándose en mi estómago un cm por encima de mi ombligo. Y el tercer dardo, se clavaba en mi muslo derecho.
No producían gran dolor, pero si una picadura un poco molesta. Miré a zell, quien al cruzar su mirada con la mía sonrió perversamente, mientras anotaba algo en un cuaderno.
El segundo contendiente ya estaba preparado y apuntaba su dardo de color azul contra el objetivo. Lanzó y se ajustó en mi pubis muy cerca del comienzo de mis labios. Esa punzada si me provocó un ligero sobresalto, pero me repuse enseguida, pues ya lanzaba el segundo dardo, que se clavó sobre mi pecho izquierdo a 1 cm de mi aureola, provocándome una nueva sensación. El tercer dardo punzaba el mismo pecho, pero algo por debajo del pezón. Este le sentí mas desagradable y jadeé algo ansiosa, aunque me rehice enseguida.
El tercer participante, fue un desastre como lanzador y los tres dardos me los colocó en los muslos. El cuarto, se esmeró bastante y sus dardos amarillos, punzaron por dos veces mi pubis y el tercero mi axila izquierda..
Los restantes, fueron mas o menos como el primero de todos. Me sentía algo acalorada y punteada de colores en todo el cuerpo. Zell, se aproximó al grupo y apollando su espalda sobre mi cuerpo desnudo, dijo :
La puntuación en la primera parte es la siguiente : Rojo=3, Azul=4; Verde=3, Amarillo=5, Blanco=3, Negro=3, Violeta=3. En conclusión, Amarillo y Azul en cabeza. Iniciamos la segunda parte.
Se colocaron los 7 participantes a mi espalda. Ahora ya no podía verlos, pero Zell se quedó junto a mi, sobando mi vulva y haciéndome vibrar con manoseos constantes. De repente, me asestó un fuerte pellizco en ambos labios vaginales y me quedé rígida de nuevo, pues supe que comenzaba la segunda parte.
Sentí el primer dardo clavarse en mi espalda y muchos mas en mis nalgas. No me moví para nada a pesar de las sensaciones tan desesperantes que vivía. Al final, todo se resolvió entre las punzadas en mi espalda y nalgas. Zell, hizo el recuento pero apoyando su cuerpo contra mi pecho y dijo :
La puntuación final es : Rojo=9, Azul=10; Verde=9, Amarillo=9, Blanco=9, Negro=9, Violeta=7. Por tanto, el Azul ya está seleccionado y el Violeta queda descartado, pero se ha producido un quíntuple empate, lo cual implica una nueva ronda. Breo, amenízales la velada diciendo como será.
Muy bien hermano. Amigos, para esa nueva fase, se dispondrán de 5 dardos, cada uno del mismo color que tiene ahora. Pero solo puntuarán las tetas de la zorra. La distancia sera de 2 metros. Las aureolas, puntuarán dobles y los pezones por 5. Preparaos. Zell, cubre los ojos de la puta, no quiero que me la dejen ciega.
Me cubrieron los ojos, por lo que dejé de ser consciente de cuanto sucedía. Se hizo el silencio y los dardos comenzaron a llover sobre mi cuerpo, es como si disparasen todos a la vez. Sentí las punzadas mucho mas fuertes que la vez anterior. Una nueva andanada se clavaba en mis tetas, aunque alguno se desviaba y pinchaba en mi vientre. Mas de uno los sentí atravesar limpiamente mis pezones una y otra vez. Y también en las aurolas.
Cuando las 5 ráfagas se hubieron lanzado, Zel me quitó la protección de mis ojos y pude observar la cantidad de puntos de color en mis tetas. Cogió la lista y dijo :
Amigos, os habéis esmerado, las puntuaciones son : Rojo=11, Verde=10, Amarillo=10, Blanco=7, Negro=10. Por tanto, el Rojo queda seleccionado, pero tenemos un triple empate para el tercero y cuarto. Breo, te corresponde poner mas difícil la siguiente prueba.
Muy bien, en vista de que esto debe quedar en la siguiente o me gastaréis todas las tintas....jajajajajajaja, mi zorra expondrá generosamente su coño y ano, para la siguiente prueba. Dispondréis de 3 dardos cada uno, a una distancia de 3 metros. Aciertos en sus labios vaginales 1 punto, en la vagina 2 puntos y en el ano 3 puntos. Podéis prepararos.
Tras estas palabras intenté rebelarme, pero Zell, me sujetaba del pelo, mientras el amo me liberaba las muñecas. Colocaron una banqueta sobre la mesa y con las cadenas que antes sujetaban mis manos, ahora lo hacían con mis tobillos, haciéndome mantener muy abierta esa zona. Zell, echó mi cuerpo hacia atrás y ató mis muñecas a las patas de la banqueta. Antes de comenzar, pasaron una correa por mi cintura que tensaron muy fuerte, lo que hizo aflorar mas aún mis partes expuestas, a la vez de no permitirme movimiento alguno con mi cuerpo.
Y se desató el infierno para mí. Los dardos, mas pausados, iban hiriendo mis zonas íntimas haciéndome gritar de espanto. Cuando terminaron de lanzar los 9 dardos, sudaba copiosamente. Y al liberar mi cintura, comencé a respirar entrecortadamente, mientras Zell leía los resultados. Quedaron seleccionados el Verde y el Amarillo, aunque empatados a puntos, pero ya no había mas motivo para nuevas pruebas.
Y tras esto, fui desatada y obligada a permanecer en pie entre ellos. El amo, cogiéndome de la barbilla, anunció :
Amigos, la cacería será mañana al amanecer, así que vosortros mismos sabréis lo que tenéis o deseáis hacer. Esta zorra, pasará al lavadero. Se le quitarán los restos de pintura y las marcas de los azotes. Y dos horas antes del amanecer será llevada al lugar indicado, que he dispuesto que sea la "llanura de los cardos silvestres". Además tendrá atadas sus muñecas a la nuca, para que os sea mas gratificante su captura.
Hermano, veo que a veces eres mas cruel que yo....jajajajajaja.
Los demás también rieron. Todos menos yo, que no sabía porqué se podían reir de aquel modo ante mí. Zell, que era quien me acompañaba hasta los baños, me dijo :
Dacil, esa llanura mide mas de 6 hectáreas. Está cubierta de cardos silvestres de todos los tamaños. El suelo es de tierra, pero los cardos te incordiarán bastante. De todos modos hay muchos pasillos hechos. En cuanto te dejen, procura intentar encontrar un camino y sal del laberinto. Fuera de esa llanura, hay muchos bosquecillos, si encuentras uno tupido, durarás mas tiempo. Espero cazarte yo, que llevaré los dardos blancos.
No dije palabra alguna. Estaba horrorizada con lo que me acababa de contar. Me dejó en manos de las doncellas que se encargarían de dejarme limpia para el juego del amanecer. Un juego muy cruel, para una chica asustada y muy floja por tanto castigo continuado.
Las doncellas se encargaron de hacerme desaparecer los restos de pintura y las marcas de los azotes. Después me bañaron y secaron. Me colocaron un collar de cuero y muñequeras, que dejaron sujetas al mismo collar en su parte trasera.
En cuanto estuve dispuesta, me condujeron a presencia del amo, quien nada mas verme hizo un gesto a uno de sus hombres y fui llevada a una salida que parecía una enfermería. Allí otro hombre y una mujer, me inyectaron algo en los pechos. No sabía lo que podría ser, pero el caso es que comencé enseguida a sentirme fuerte y hasta con ganas de luchar.
El amo, me hizo quedar de rodillas ante él, mientras sentado ante mí, me decía :
Dacil, estás ya preparada para nuestra cacería. Pero antes te daré algunos consejos que te podrán ser muy útiles. El lugar en donde quedarás ubicada, como ya habrás podido imaginar y seguramente mi hermano te haya comentado, está en efecto, infectado de cardos silvestres de todos los tamaños. Serás depositada desde un helicóptero sobre un punto ya señanalo por mí. Hay caminos para poder salir de aquella selva malvada, pero deberás sufrir el recorrido. Dentro de una hora, aún hará frío y tu cuerpo desnudo tiritará, pero a medida que se vaya abriendo el día el calor caerá plano sobre ti. Te será difícil salir de semejante enredadera, pero es la parte que a mi mas me gusta. Pero también deseo decirte que cuanto mas dures sin ser capturada, mejor será para ti, de cara a la fiesta posterior. Y huye como del Diablo si ves a mas de un cazador amenazándote, pues las descargas sobre tu cuerpo te harían volverte loca de sensaciones. En fin, espero que sufras adecuadamente y que nosotros nos divirtamos como es nuestro deseo.
Ni siquiera pestañeé cuando terminó de contarme lo que me aguardaba en poco tiempo y tampoco asentí tras terminar él de hablar. Seguí mirándole fijamente, aunque manteniendo mi distancia hacia él.
Hizo un gesto con la mano y en segundos, cuatro manos aceradas me hacían levantar y me alejaron de su presencia. Salimos de la casa hacia un helicóptero que ya estaba en marcha y que levantaba una enorme polvareda al mover las palas. Cerré los ojos para no cegarme y me dejé manipular.
En pocos minutos, el aparato se levantaba del suelo y entonces me dejaron sentarme cerca de una ventanilla, para ver todo el conjunto de la mansión desde arriba. Atravesamos grandes espacios desérticos, que parecían fantasmales en la oscuridad de la noche.
A los pocos minutos, observé que el potente foco de la parte inferior del aparato iluminaba nuestro trayecto y debido a que la velocidad era mas bien pequeña y la altura al suelo también, pude ver la selva de plantas silvestres en las que sería dejada. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, erizando mis pezones de solo pensarlo.
Me ajustaron, en ese preciso instante una correa, por encima de mis pechos y por mis axilas, para ser sujetada detrás de mi espalda, debajo justo de mis manos engarzadas. El aparato ya se había detenido sobre el lugar marcado para dejarme. Abrieron la puerta corredera lateral y me hicieron sentar en el borde.
Podía ver la maleza de cardos noverse nerviosos por el aire enviado con fuerza por las palas del aparato. Engancharon una cadena a mi correa y me enpujaron al exterior. Sentí miedo al ser bajada de aquel modo. Podía ver cada vez mas cerca el inmenso océano de plantas agresivas en las que sería depositada. Seguí descendiendo y antes de tocar el suelo con mis pies, mis pechos rozaron las afiladas púas de los cardos mas altos.
Grité y grité, pero ni siquiera pude escucharme, ante el fragor de las aspas moviendo el aire para sustentarse. Cuando hice pie y la cadena descendió unos cm sin tensión, con un clic apenas audible, la correa que me sujetaba se desabrochó y la cadena tiró de ella hasta perderse dentro del aparato.
Y un minuto después, el aparato ya solo era un recuerdo. Apenas escuchaba ya su sonido y estaba sola y aterrada en aquella muralla vegetal. La oscuridad era aún demasiado fuerte para poder apreciar alguna vía por donde moverme, así que me mantuve quieta y sentada sobre la tierra sin saber que hacer.
Pero a poco que me movía sentía que alguna púa rozaba en mi cuerpo. No tenía sitio para tumbarme y no era capaz de distinguir un espacio mas abierto en donde acomodarme hasta que amaneciera. Además el terror me había dado paso al frío y mi cuerpo tiritaba sin que pudiera mitigarlo en modo alguno. Doblé mis piernas hacia mi cuerpo y apreté mis pechos contra las mismas, con el fin de proteger algo de mi cuerpo de algún modo.