HdeD (3) - La cacería (3 de 3)

Nuevos tormentos desde mi captura. Humillación profunda y grandes trances, hasta que aparece mi nuevo Amo salvador, aunque el sea lo más mortificante de todo..........Espero que os agrade...........Un beso........Sandra Raquel.

Historia de Dacil

LA CACERIA ( 3 de 3 )

Según estoy llegando a los postes, observo que se acercan 2 hombres mas, a paso vivo. Mi cazador los saluda y en breve soy medio arrastrada por los nuevos, hasta que me sitúan al lado del poste central.

Me hacen apoyar mis caderas sobre ese poste y mientras mi cazador me sujeta del pelo, los hombres, atan mis muñecas a los postes que tengo a ambos lados de mi cabeza.

Me siento extraña y muy incómoda, aún con mis piernas dobladas y mis pies apoyados en la caliente arena, para mantener el equilibrio y no caerme por un lado.

Pero enseguida, mis tobillos son capturados y atados a los otros dos postes. En un momento quedo atada en aspa. Me siento indefensa y muy asustada. Me terminan de tensar bien y me abandonan dejándome a pleno sol, sin poder mover mas que mi cabeza.

El sol está en su punto mas alto y lanza sus rayos abrasadores contra mi maltratado cuerpo. Siento como el calor me va afectando, a medida que pasan los minutos. Y ya, algunos insectos hacen acto de presencia y me mortifican con sus movimientos.

El calor es tan sofocante, que mi cuerpo está como muerto. Siento sus efectos debastadores y poco a poco mi piel, va quedando mas y mas sensibilizada por la exposición prolongada. Y cada roce de los insectos sobre mi abrasada piel es casi un suplicio en sí mismo. Los bichos van y vienen, haciéndome padecer sensaciones, mucho mas que odiosas.

Mi respiración es lenta y jadeante. La postura que mantengo es la mas incómoda de cuantas he padecido hasta el momento. Todo mi cuerpo está expuesto e indefenso. Siento calambres en los brazos y en los muslos. Pero lo peor de todo es el maldito sol, que mortifica aún mas mi delicada piel.

Mi cabeza queda colgando hacia mi espalda y sólo puedo ver lo que hay mas allá de mi cabeza y un pequeño ángulo de visión a mis costados.

Mantengo mis ojos cerrados, todo el tiempo que puedo, para evitar quemarme los ojos con los rayos del sol. Pero los abro, cuando escucho ruido de pisadas acercándose hacia mí.

Y veo que se acercan un par de varones. Sólo soy capaz de ver bien al que se acerca hacia mi cabeza. Del otro solo puedo ver sus piernas.

Se aproximan hablando de cosas que no entiendo y riendo. Cuando están a mi altura, como no tengo fuerzas para elevar mi cabeza y mirar al otro, me limito a observar al que está ante mi cara. Y les escucho decir :

  • Para ser una esclava de pelo oscuro, la verdad es que está bastante buena, ¿no te parece?.

  • Pues sí. Hay que admitirlo. La verdad es que para lo marcada y sensibilizada que está, mantiene una belleza fuera de lo habitual. Sabes lo que te digo, que la voy a follar el culo. ¿Te has dado cuenta que tetas y que culo tiene esta zorra?

  • Si, me di cuenta nada mas verla aparecer. Uuugggggg, me estoy meando.......debe ser la cerveza. ¡¡ Abre la boca puta que voy a mear !!.

Me quedo algo idiotizada, pero obedezco y abro la boca. Y siento el chorro caliente golpear mi garganta. Trago parte de los orines de ese monstruo, sin protestar. En cuanto termina, me pone la polla en la boca y me indica que se la ponga a tono.

Y vuelvo a obedecer, sin saber ya lo que hago. Mientras la estoy mamando, escucho entre frase y frase nuevos pasos.y a uno de ellos decir..:

  • Jefe, no me había dado cuenta. Esta puta es estupenda.

  • Si, es verdad. Pero a partir de ahora tened en cuenta que es de mi propiedad. Me ha sido obsequiada como trofeo de caza. Y he pensado en venir a echarla una lechada en su ano ardiente.

Esas palabras, me agradan por un lado pero me atemorizan por otro, cuando..............noto una punción fuerte en mi vientre, al disparase la corriente dentro de mi cuerpo. Y me contraigo lo que puedo y grito como una loca.

No puedo moverme, pero mi cuerpo entero tiembla de terror.

  • ¡¡ Vaya !!, ya volvió la maldita corriente. Bueno, mejor. Así estará mas sensible a nuestros contactos. Bien, establezcamos un turno. Primero la follaré el culo y descargaré en su boca y cara. Vosotros, deberéis hacer lo mismo. ¿Os parece bien?.

  • Nos parece fabuloso, jefe.

  • Muy bien. ¡¡ Joder !! que culo tiene esta puta. Es que está buenísima. Tendré que pensar algo especial para ella.

Y noto como separa mis nalgas un poco mas y su polla se atranca contra la entrada de mi ano. Y en un par de empujones me encula, mientras sus amigos sobetean mi sensibilizada piel, haciéndome exclamar y jadear de sensaciones terribles.

Le siento ya dentro de mí y en cada entrada y salida de su polla dentro de mi ano, mi cuerpo se contrae de dolores. Sus amigos, se encargan de mantener irritada mi piel, entre sus manos y algunos golpes con sus cueros.

Le noto en mi ano, como su polla se dilata mas y mas. Pienso que es inminente que se derrame sobre mí. De repente se separa de mi ano, que es capturado por la polla de uno de sus amigos. Y mientras noto la nueva serpiente, veo aparecer a mi cazador ante mi cabeza. Su polla está palpitando, a punto de reventar en mí.

Situa el pollón sobre mi boca, que abro, para dejarla hundirse. Y en menos de un segundo, al tiempo que su amigo me la hunde a tope en mi ano, suelta una lechada en mi boca, que me hace palidecer.

Es un líquido viscoso, que trago a la mayor velocidad que puedo. Noto como el semen, golpea mi garganta, mientras trago, pero hay algo que se queda en mi cara. Intento saborear el semen, mientras sigo siendo penetrada en mi ano, por uno de sus amigos.

Y en un momento, se retiran a la vez de mi boca y ano, para sentir los pasos apresurados de mi sodomizador, hasta mi cara.

Y justo en el momento que llega con su polla convulsa, noto como una nueva polla, se apodera de mi ano. Intento gritar, pero al abrir la boca, la polla que me acaba de sodomizar, entra hasta el fondo de mi garganta y se descarga en convulsos torrentes de esperma.

El sabor es disntinto, pero lo trago del mismo modo y lo saboreo, mientras noto en mi recto, como la nueva polla se arrastra agil y violenta.

Me siento morir por momentos, pero sigo tragando hasta dejarlo limpio del todo.

Y en cuanto se retira de mi boca, noto la misma sensación en mi ano. Me siento vacía por un instante, para al siguiente, sentir la última polla en mi boca. Y como la descarga, me hace ahogarme.

El flujo de leche de esta última, es algo mayor que el de las anteriores. Pero consigo rehacerme y tragar cuanto puedo.

Cuando consigo dejarla limpia y sin restos de semen y flujos míos, se separa de mí y escucho decir a mi cazador :

  • Bueno, chicos, por este lado ya está bastante hecha. La daremos la vuelta, para que se entone por todos lados.

Dos de ellos me desatan los pies, mientras mi cazador, se queda junto a mí, toqueteándome mi ultra sensibilizada piel. Parece no importarle mis sufrimientos. Y en cuanto mis pies son depositados en la ardiente arena, mi cazador se acerca a mi sexo con un tubo de unos 2 mm. De grosor, transparente y manipulando en esa zona, lo noto como se cuela en mi vejiga. Gimo y grito llena de terror. Pero la sensación es corta y enseguida me normalizo, aunque siento la sonda en mi uretra.

Entonces, mis manos son desatadas y me intentan poner en pie, pero las fuerzas me han abandonado y mis rodillas ceden y quedo de rodillas y sondada, ante los tres.

Entre los dos amigos me izan y colocan mi vientre sobre el poste central, quedando yo con mis brazos y piernas inertes.

Me dejan así durante unos segundos, para a continuación, capturar cada uno de los amigos un pie y atarme a un poste. La opresión en mi vientre es enorme, sobre todo al tener que soportar el dildo eléctrico dentro de mi vagina.

Antes de que pueda reaccionar, cogen mis muñecas y tirando de ellas, me las atan a los postes contrarios. Después me tensan, hasta que me entran sudores fríos de la tensión. Y mi cazador, se acerca hasta mi cabeza, mientras uno de sus amigos me la levanta, tirando de mi pelo, para meterme una mordaza en forma de dildo corto, dentro de mi boca. Tras dejármela sujeta con una correa en la nuca, le veo manipular el tubillo de mi sonda y acercar el extremo libre hasta mi cara.

Y tan solo, mete el tubillo en mi mordaza. Y entonces comprendo el horror que me aguarda. Mis propios orines, los beberé una y otra vez.

Me encuentro tan aturdida y humillada, que no se que hacer. Estoy silenciada y mis lágrimas ya se han agotado completamente. Siento la piel de la parte frontal, abrasada por el sol y martirizada por los insectos, que pululan sobre los vestigios de los latigazos. Mientras mis partes traseras, son expuestas al rigor del sol. Siento ganas de morirme y dejar de padecer ese tormento.

Pero parece que mi destino, aún me reserva para nuevas vejaciones. Les escucho lejanos, aunque se que están cerca de mí. El dolor en mis brazos, vientre y muslos es tan brutal, que me siento perder la noción del tiempo y el espacio, segundo a segundo.

Pero antes de que termine por desvanecerme, veo unos pantalones y botas polvorientas a mi costado izquierdo. Y antes de que sea capaz de asimilarlo, una hipodérmica que traspasa mi pecho izquierdo, inyectándome algo que desconozco.

A continuación, tras retirar la aguja de mi pecho, las piernas se alejan de mi campo de visión.

Pasan dos minutos en los que mi mente lucha contra algo invisible. Y al término de ese tiempo, mi mente comienza a cobrar lucidez y de nuevo vienen a mi mente los rigores del tormento.

Pocos segundos después escucho los pasos alejarse de mí. Y así paso un tiempo enormemente largo, picoteada por los bichos y llena de espasmos violentos.

Hasta que de pronto, siento como la vejiga, me anuncia que elimina líquidos de mi cuerpo y en un segundo, noto un líquido caliente en mi boca. Intento rechazarlo, pero cuantos mas intentos hago por rechazarlo, mas presión noto dentro de mi boca y termino por beber lo que sé, es mi propia orina.

Debo tragarla, para no axfisiarme. Y noto el sabor salado y caliente de la misma, recorrer mi garganta hasta llegar a mi estómago. Aún a pesar del asco que siento, la trago completamente durante cerca de 1 minuto. Y la noto aprisionada en mi vientre que está comprimido contra el poste, cuando una nueva descarga en mi vagina me hace rabiar de sensaciones malditas.

Me remuevo en mis ataduras y sin poder evitarlo, nuevos flujos de orina llegan hasta mi boca, que trago sin poder controlarme para nada.

Los efectos de las descargas pasan y cuando estoy algo mas serena, dejo de recibir orina en mi boca.

Escucho ruido de movimientos a mi alrededor. Miro por debajo de mis brazos y observo que el campamento se está levantando. Pero nadie viene a socorrerme y meterme en las jaulas, con las demás esclavas.

Y pocos minutos después, una enorme polvareda y chirridos de neumáticos en la arenosa tierra, me cubren de infernales sensaciones de vacío y soledad. Pienso que me abandonan allí hasta que muera de inanición o de insolación.

Pero cuando el polvo se disipa un poco, después de haber quedado todo en silencio, escucho pasos por la parte de mis piernas.

Pocos segundos después, varias voces y el chasquido de los látigos, me hacen salir de mi letargo. El miedo se apodera de nuevo de mi ser y comienzo a temblar de agitación, mientras los insectos siguen martirizando mi sensibilizada piel, por los rayos ultrajantes de aquel sol infernal.

Mi cuerpo desnudo expuesto al sol directo se halla en una fase que cualquier roce, me provoca espasmos y convulsiones. Siento terror de que me toquen en ese momento, aunque sé que lo van a hacer. Incluso, me pueden mortificar con los látigos.

Es increíble la sensación tan abrumadora que siento en estos momentos. Y, ya están alrededor de mí. Escucho al cazador, decir :

  • Me ha salido un poco cara la cacería, pero estaréis conmigo en que esta hembra merece la pena, ¿verdad?.

  • Por supuesto que sí, Breo. Es la hembra mas extraña de todas cuantas he visto. Y desde luego, debe valer su peso en oro. Desde mi punto de vista, creo que has hecho un buen negocio.

  • Gracias Alfonso. Sí, a mí me parece que esta hembra vale mucho y creo que debemos cuidarla un poco mas, para que nos dé la recompensa que hemos pagado por ella. Podríamos follarla ahora, para celebrarlo. Pero miradla, está a punto de sucumbir ante ella misma. Creo que mejor, la haremos recuperarse, antes de volver a casa.

  • Dices bien, Breo. Está demasiado mortificada y su piel no creo que aguantara ni una caricia. Es mejor tomar a las hembras cuando están fuertes y vigorosas.

  • De acuerdo entonces. Aplicadle la pomada tal como está ahora, mientras yo la quito sus apliques.

Esa conversación, me produjo un momento tan eufórico, como el que había sentido, mientras comía con mi cazador. Y que ahora sabía que se llamaba Breo.

Noto varias sustancias que se aplican sobre mi piel y unas manos que me hubieran hecho gritar de angustia, si no fuera porque estoy amordazada. Y mientras extienden la pomada sobre mi espalda, nalgas y resto de mi cuerpo, siento que alguien manipula mi vagina. Al parecer, abre el candado y saca el dildo, que llevo metida desde hace tanto tiempo.

Me siento, como si me estuvieran vaciando. Noto mi vagina extraña y una enorme ansiedad se apodera de todo mi ser.

Esa sensación, dura sólo unos pocos minutos. Y mientras las manos de los hombres me cubren el cuerpo con la pomada, alguien me separa el tubo de mi vejiga y me siento aún mas extraña. Termino por beber el líquido residual del conducto, justo antes de que palpen mi nuca y desabrochen la hebilla que mantiene mi mordaza.

En cuanto estoy desposeída de los artilugios ubicados en mis aberturas, comienzo a sentir una nueva noción de la vida.

Me dejan untada con la pomada y en la misma posición, durante una media hora mas. Y cuando les oigo regresar, tanto mi espalda como el resto de mi cuerpo expuesto al sol, ya no los noto alterados.

Veo que dos hombres me destensan por delante y sueltan mis muñequeras de los postes. Y ayudándome hacen que repose mi cuerpo doblado por mi vientre, sobre el poste central. Acto seguido, actúan de igual modo sobre mis tobillos.

Mi ánimo es alto, pero mis fuerzas son nulas y quedo hecha un guiñapo, sobre el poste central. Entre dos hombres que hacen erguir y me conducen, medio a rastras hasta un aparato que hay en el campamento.

Una vez allí me atan las manos de nuevo y los tobillos separados, sujetándome una enorme barra redonda en donde reposar mi dolorida vagina.

Dos minutos después, les veo aplicarme la pomada en mis partes delanteras. No se amedrentan ante mis suspiros y jadeos. Me hacen sentirme mas odiosa aún ante tanto roce en una piel que me quema como el fuego.

Pero cuando han terminado de aplicarme la capa de pomada, siento un frescor liberador en todo mi cuerpo, que me hace desear la vida de nuevo.

Así, en esta postura me mantengo, cerca de media hora mas. Y cuando les veo desatarme, me temo lo peor.

Pero estoy equivocada, me cogen dos pares de manos fuertes y me llevan hasta el río, en donde me depositan con cierta ternura.

Siento la frialdad del agua, pero debido a mi intenso grado de calor acumulado, comienzo a sentirme fuerte y agradable.

Me mantengo en el agua por espacio de unos 10 minutos. Y cuando le veo aparecer a él, mi cuerpo se ve sometido por unas reacciones extrañas. Dudo y me animo, alterno las dos sensaciones, hasta que él marca una sonrisa tierna en sus labios.

Sólo de verle así, por segunda vez en el mismo día, mi cuerpo tiembla, pero ahora es de gratitud y amor. Quizá, no sea amor, pero yo me siento así.

Me hace salir del agua y me noto fresca y lozana. Me pone su mano derecha sobre los hombros y me dice :

  • Dacil, me he enterado que ese es tu nombre. Dentro de una hora partiremos hacia mi hogar, pero antes repondremos fuerzas. ¡¡ No te preocupes !!, cerca de mí estás a salvo.

  • Gracias señor.

Es todo cuanto me atreví a decir, aunque por otro lado pareció gustarle, ya que me volvió a sonreir y me hizo terminar el recorrido hasta donde se encontraban sus amigos.

Escuché comentarios y hasta silbidos, pero ya no me afectaban esos grados de pudor y sensibilidad. Sin embargo, si apreciaba la bondad que podría haber en todos ellos, en algún momento de sus vidas.

Me hicieron sentar a la sombra y mientras uno de ellos me secaba suavemente, otro de los amigos me pasaba un buen plato de estofado.

Al ver aquel plato ante mí, llenando mis sentidos olfativos de unas sensaciones muy especiales, algo se produjo dentro de mí que me hizo guardar aquel segundo presente como algo imborrable en mi existencia.

Comí animada por todos y comencé a sentirme bien. Demasiado bien. Estaba muy confundida conmigo misma, porque hasta hacia unas semanas, mi sexo era con mujeres y sólo con ellas. Aborrecía el sexo de los varones. Y pensé en Julia....< ¿dónde estaría ahora? >. Pero mis sentimientos y mi atracción sexual habían dado un cambio brutal.

Ahora sentía que el sexo de los machos, era algo portentoso, sublime casi. No estaba muy segura de mis pensamientos, debido al tremendo escarnio al que había sido sometida en los 4 últimos días. Pero, al menos me apetecía ahora el sexo de los hombres, tanto o mas que el de Julia.

Por un momento, eso me hizo recapacitar y ponerme triste. Pero en un minuto, todo pasó y me encontré liberada del yugo de la homosexualidad. Ahora, mi vida era una ruina como persona, pero al menos algo me había hecho ver mi relación con el sexo contrario.

Terminé de comer, bebiendo vino de una bota, que ellos entre risas y amabilidades, vertían sobre mis labios con la consiguiente pérdida de líquido que corría entre mis pechos.

Todo fueron amabilidades y parabienes aunque solo duró una hora, pero fue la mas feliz e inestable de toda mi vida hasta aquel instante. Mi cazador, estaba alejado de mí, pero lo veía vigilante de mi persona. Y eso, me hizo sentirme protegida por él. Y sin más, comencé a idolatrarlo como a mi Dios.

En cuanto el tiempo de reposo hubo terminado, los hombres prepararon todo para el regreso hasta la mansión de él.

Breo, se acercó a mí y me acurrucó entre sus brazos, diciendo :

  • Realmente creo, que he realizado un buen intercambio. Deseo que no te encuentres demasiado mal junto a mí, aunque no todo van a ser maravillas. Ahora, nos vamos. Caminarás desnuda y con las pulseras ancladas en tu collarín. Es el mejor medio, de poderte contemplar, mientras caminas hasta mi residencia.

Le miré y sentí ganas de sonreirle y besarle, pero no lo hice. Tan sólo estiré mis brazos juntos, para que él juntara mis muñequeras y después me las engarzara al collarín en la parte trasera.

Y así, iniciamos la marcha, hasta la mansión de aquel ser, que ya había entrado en mi corazón, a pesar de los castigos a los que me había entregado.

El camino se me hizo muy pesado, por el cansancio que llevaba acumulado. Cuando por fin divisé lo que debía ser su residencia, me quedé espantada, aunque mis pasos siguieron produciéndose mecánicamente. Era un castillo siniestro.

Pensé que era tonta de tener esas debilidades. Estaba desnuda, maniatada y escarnecida. Y además pertenecía a un hombre, sin que yo lo decidiera. ¿Qué podría importar la imagen siniestra de ese castillo?.

Cuando ya llegábamos hasta la entrada principal, mi nuevo amo dijo :

  • Llevaos a esta zorra y saneadla completamente. Dadla de comer y dejadla lista para dentro de 5 horas, que es cuando mis amigos llegarán.

Y fui conducida a empujones hasta una entrada lateral, aún mas siniestra que la principal. Entré a trompicones y fui a parar a una escalerilla que descendía a las profundidades.

Para evitar que pudiera rodar por las escaleras, un hombre me cogió de los cabellos y otro de un pecho. Y así descendí con pasos inseguros los escalones que daban acceso a la sala de lavado.

Me ataron entre dos columnas y me aplicaron unas pomadas, sin miramiento alguno, para hacerme desaparecer las marcas producidas en el tramo final. Y me dejaron sola y en la oscuridad mas absoluta.

No sabía cuanto tiempo había transcurrido, cuando escuché ruido al otro lado de la enorme puerta. Se abrió y la luz me cegó ligeramente. Eran dos hombres completamente desnudos que se acercaban a mi. Me desataron y cogiéndome de nuevo del pelo y las tetas.........me arrojaron a un pilón de agua. Estaba fría y chillé despavorida, mientras gesticulaba con los brazos chapoteando en el agua, para intentar agarrarme a algo seguro.

No tuve éxito, ya que entre los dos, me hicieron pasar un nuevo calvario. Cuando me sacaban del pilón, me restregaban con cepillos todo el cuerpo, sin importarles mis zonas mas sensibles y en cuanto lo creían oportuno, me arrojaban al pilón........braceaba horrorizada, pero solo para ser cogida por sus manos y nuevos restregones en mi cuerpo. Y de nuevo arrojada contra las revueltas aguas.

Eso duró hasta que perdí la noción del tiempo y por último me desvanecí entre las manos de uno de los hombres.

Cuando desperté, estaba seca y acostada en un catre y tapada con una manta suave. No me atrevía moverme por miedo de alertar a alguno de mis guardianes. Deseaba descansar mas y me hice la dormida, aunque vigilando con los ojos entrecerrados.

Y realmente, pude semi descansar cerca de una hora mas.

De repente, la puerta se abrió como si la hubieran dinamitado y uno de los guardianes que me había manipulado con los cepillos, retiró el edredón que me cubría, de golpe y cogiéndome del pelo, me hizo salir de la cama, aullando de dolores en mi cabeza.

Me condujo fuera de la habitación y me llevó casi a la carrera hasta unas escaleras, que ascendían en varias revueltas hasta llegar a una planta que debía de coincidir con la planta principal.

Estaba angustiada, por ir desnuda y a trompicones, mientras intentaba seguir los pasos de mi carcelero y guardián. Reparé en mi cuerpo desnudo y lo vi limpio e inmaculado. Ningún rasgo o señal de los sufrimientos de horas antes, aparecían en mi cuerpo.

Por fin llegamos ante una puerta que da acceso a una sala de tamaño medio. Es la sala del café de mi amo. Entró a trompicones, por los manotazos que mi guardián da sobre distintas partes de mi cuerpo, ante la sonrisa sibilina de mi amo.

  • Jefe, aquí tiene su nuevo trofeo.

Y antes de que alguien diga algo y mientras respiro entrecortadamente, me asesta un fortísimo manotazo en las nalgas, que me hace salir disparada hacia delante. Pero mi guardián me captura de nuevo por el pelo y me hace quedar en la posición previa a mi brinco.

Ni siquiera grito, aunque si me siento algo sorprendida de la fuerza del manotazo y un poco avergonzada ante mi salto hacia el amo.