Hazañas sexuales del capitán Alonso Tejada en Perú
Primer capítulo de las andanzas sexuales de dicho capitán en las lejanas tierras del perú, en su primer encuentro con la tribu fui pui.
Las Hazañas sexuales del capitán Alonso Tejada en las lejanas tierras de Perú
Introducción: Esta historia la encontré casualmente un domingo en un libro que compré en el rastro de Madrid hace una quince años.
Corría el año de gracia de 1505, cuando mi destacamento llegó a las lejanas tierras de la selva de Perú, en misión de reconocimiento de dichas tierras para intentar encontrar un afluente del amazonas que los indios llamaban fui-pui (agua ardiente), que según decían en su tradición oral curaba cualquier tipo de mal y daba un gran vigor sexual.
La mañana había pasado igual que siempre anodina y pesada muertos de sed y llenos de picotazos de unos enormes mosquitos que yo nunca había visto en nuestra querida y amada Europa. Toda la compañía estaba cansada de las grandes jornadas que hacíamos andando y sobre todo del clima húmedo y asfixiante que en esa región predominada durante todo el año.
En eso estabamos cuando el rastreador llegó corriendo y saltando y diciendo a grandes gritos y señalando con gran vehemencia que un poco más adelante existía un claro en el bosque en el que nacía una gran catarata que podía hacer que nos aprovisonaramos de agua a la vez que nos permitiría lavarnos después de meses sin hacerlo, así que sin dilación mandé a los soldados que apresuraramos el paso, y estableciéramos el campamento al pie de la catarata.
Cuando llegamos el lugar era paradisíaco, maravilloso y con una gran vegetación así que sin pensarlo establecimos el campamento y nos echamos al agua sin ningún pudor es decir en cueros ( como podrán imaginar era una bendición después de tantos meses poder lavar y desembarazarnos denuestros pesados y malolientes uniformes por un instante ), de pronto oimos un gran estrépito y unas agradables risas que parecían que llegaban de un pequeño riachuelo que la gran catarara había formado más adelante.
Con gran sorpresa y estupefacción nos encontramos con 5 o 6 parejas de indios preciosos que parecían sacados del paraíso y se estaban entregando al noble ejercicio del amor, con gran deleite de sus rechonchos y musculosos cuerpos. Una de ellas que parecía la más resuelta del grupo le estaba untando un espeso aceite a otra pequeña niña( no tendría más de 13 o 14 años ), por todas partes; en sus grandes y morenos pechos que se adivinaban ya que estaban al borde del deleite por la erección que tenía en sus puntiagudos y bonitos pezones, la primera se lo lamía con fruición a la vez que los metía sus pequeños y delicados deditos en su sexo( un maravilloso coñito peludo y rosa muy rosa condenadamente rosa ), lo que le provocaba casi instantáneamente un grito entre histérico y a la vez ahogado. ( Esto comprenderán Vds, me provocó unas ganas inmensas de poseerlas allí mismo a tan dulces criaturas, pero me contuvé porqué un capitán es un capitan y debe dar ejemplo, aunque no pudé evitar tener una gran erección que aplaque nerviosamente masturbándome detrás de una gran roca que había allí...)
A continuación de haberme aliviado seguí observando con verdadera satisfacción a otra pareja que un poco alejados de los demás habían iniciado sus primeros juegos sexuales ante nuestra sorprendida vista. La mujer tenía la gran polla del indio entre sus manos y lo bajaba y subía con gran rapidez a la vez que de tanto en tanto se lo introducía en su boca y lo chupaba y lamía desde la base al capullo con gran gozo por parte del indio por los jadeos y gritos que profería, cuando el falo estuvó bien enhiesto y duro el la penetró por detrás con gran energía y rapidez lo que la hizó vociferar como a una perra y aunque no entendíamos su complicado lenguaje le debió decir que la penetrará más fuerte y profundo pues al instante el indio hundió más su falo en el ya de por si húmedo y rojo coño de la india que parecía una cereza a punto de estallar. ( Todo este juego duró unos 45 minutos en los cuales lo hicieron de todas las formas posibles, inimaginables para nuestras mentes estrechas y retrasadas de nuestro mundo occidental ) . Que les provocó como no podía ser de otro modo la corrida más larga y deleitosa que yo nunca había observado y que a mí con gran deleite por mi parte me significó otra erección que tuve que apagar una vez más con una gran paja a la sombra de un árbol...