Hayner y Mimio, las dos mascotas de Izaak.(VII)

Un cachorrito tiene que hacer lo que un cachorrito tiene que hacer...

Pues como ya va siendo habitual en mi, me retrasé más de lo que esperaba en este nuevo capítulo.

La parte buena, que considero que este episodio ya habla por si solo, así que no voy a extenderme mucho más, solo pediros disculpas por la tardanza.

Y por supuesto desearos a todos:

FELICES FIESTAS!!!

(^o^)

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Al parecer Izaak no era el único que apreciaba la utilidad de un buen amarre, en cuanto entraron a la habitación de Tatsu Hayner pudo ver porque Jin no los había acompañado al club, el muchacho estaba sentado en el suelo de espaldas a ellos, con las manos esposadas en torno a uno de los mástiles que soportaban el dosel de la cama, y al igual que haría un perro atado a las puertas de un super comenzó a agitarse en su sitio reclamando la atención de su amo en cuanto los vio entrar.

-¡Tatsu-san! Habéis tardado mucho, suéltame por favor, no puedo más, por favor...- suplicaba tirando de las esposas como si fuera a conseguir algo con ello.

-Tranquilo Jin, ¿que ejemplo le estas dando a Hayner? Un poco de autocontrol.- le respondió Tatsu riendo y sin prestarle demasiada atención mientras buscaba algo por los cajones del tocador.

-¡Han pasado tres horas, y he aguantado como me ordenaste, por favor!- protestó desesperado.

-Jin calmate, lo único que vas a conseguir así será hacerle una muesca a la cama, y con ello lo que ganarás será otro castigo, ¿no quieres eso cierto?-

-No, no quiero más castigos.- respondió Jin quedándose quieto al instante e intentando controlarse, pero su cuerpo no estaba por la labor, únicamente vestía unos slips blancos y Hayner podía ver como todos y cada uno de sus músculos soportaban una enorme tensión, Jin no conseguía relajar su respiración y sudaba como si acabara de correr los cien metros lisos.

-¿P-por qué está castigado?- preguntó Hayner creyéndose seguro al lado de la puerta, si no le gustaba la respuesta solo tenía que salir corriendo.

-Por no haber sido capaz de controlarse en el avión, como ha dicho Ashai he tenido que pasarme el trayecto pendiente de él. Lástima que el piloto no me deje colarle un sedante en la comida y llevarle en la zona de carga como a un terrier, habría sido mucho más cómodo ¿verdad Jin?-

-Habría sido más cómodo que esto.-murmuró el muchacho por lo bajo.

-¿Está así por haber estado atado tres horas? ¡Yo me he pasado atado casi tres días!-

-No, Hayner, a Jin no le importa estar atado.- le contestó Tatsu entre risas al encontrar al fin lo que buscaba, era la llave que abriría las esposas de su inquieto sumiso- Lo que le pasa es que antes de irnos le metí un vibrador de un palmo de largo y claro, puede llegar a ser un poco...desesperante.-

La cara que se le quedó a Hayner tras escuchar aquello era bastante similar al famoso cuadro del grito, solo que en vez de rodear su cara sus manos estaban más ocupadas con el picaporte de la puerta a sus espaldas,todas las alarmas se habían encendido a la vez clamando por huir de allí, si quería una señal era esa, él y las cosas de un palmo de largo no se llevaban nada bien.

-Hayner, no te asustes, estás perdiendo el tiempo, no hay modo de que te escapes, cerré la puerta con llave al entrar tras de ti.- comentó Tatsu mientras liberaba a Jin sin prisas ignorando los temblores de su esclavo.

-P-pero tu...Izaak, no p-puedes hacerme eso, e-él te lo dijo, no puedes...teníais un trato-

-Y lo seguimos teniendo, tranquilo cachorrito, no te voy a hacer lo mismo a ti, es que a Jin le gusta.-

-A Jin le gusta, pero no durante tres horas y sin poder acabar.-reprochó el muchacho enfurruñado.

-Jin, ¿es cosa mía o estás hoy muy insolente?- le reprendió Tatsu tirandole hacia atrás del pelo y haciéndole levantar la vista del suelo.- Debería dejarte otras tres horas ahí atado por tu falta de compostura, pero tenemos un invitado y debes encargarte de las visitas ¿no?- al oír aquello al muchacho se le cambio la cara, se le iluminaron los ojos y una ansiosa sonrisa se dibujo en sus labios.

-¿Puedo Tatsu-san?- preguntó educado.

-Debes.- le respondió Tatsu en cuanto le quitó las esposas.

Entonces dejó a Jin sentado y se acercó a Hayner que seguía sin retirarse de la puerta, aun sabiendo que estaba cerrada, se aproximó a él despacio, haciéndole gestos tranquilizadores con las manos, tal y como se suele hacer ante un animal salvaje y asustado, y exactamente igual que un animal Hayner desconfiaba, reculaba y miraba a su atacante y a las posibles vías de escape alternativamente. Cuando solo un paso les separaba Tatsu se lanzó sobre él y en menos de un segundo le había colocado las esposas de Jin inmovilizando sus manos tras su espalda.

-¿Qué haces? ¿Por qué...- el japonés no le dejo acabar la frase colocando un dedo sobre sus labios.

-Tranquilo cachorrito, esto te va a gustar.-se apartó de él, se sentó sobre la cama y acercó sus labios al oído de su esclavo.- Es todo tuyo Jin.-

Hayner no sabría decir como sucedió todo realmente tras aquellas cuatro sencillas palabras, tal vez se activara algún resorte oculto en el suelo, una especie de trampilla que lo lanzó por los aires, o quizás simplemente se teletransportó pero la realidad fue que no había pasado ni una milésima de segundo desde que Tatsu diera la orden cuando el indefenso cachorro se dio cuenta de que tenía a Jin encima.

Al tener las manos esposadas no pudo hacer nada para frenarlo y aunque las hubiera tenido libres no sabía tampoco si habría sido capaz de hacerlo porque Jin en ese momento era un torrente de excitación desbordándose a raudales. Se estampó contra él con tanto ímpetu que casi lo deja incrustado en la puerta, su boca fue directa a saludar de nuevo a la suya y sus ávidas manos se decantaron por su trasero inmediatamente, a Hayner no le había besado nadie de ese modo en su vida y Jin parecía ser consciente de ello.

De repente sus dedos diestros comenzaron a desabrocharle los botones del chaleco y en un santiamén se lo había bajado hasta las muñecas, de ahí pasó a la corbata y tras deshacerse de ella le tocó el turno a la camisa, y en ese momento Hayner cayó en la cuenta de que lo estaba desnudando.

-¡Jin!...Jin para, ¿q-qué vas a hacer?...no sigas- consiguió decir a duras penas girando la cabeza todo cuanto podía para separar sus labios de aquel híbrido entre humano y lapa.

-No va a parar Hayner, esta misma noche comenzaban tus lecciones, has perdido la apuesta ¿te acuerdas?- contestó Tatsu desde la cama.

-¿Y que lección es esta si se puede saber?- exclamó el cachorrito asustado al ver que Jin lejos de frenar estaba pisando el acelerador, colando una de sus manos bajo sus pantalones.

-Tienes que aprender a admitir ciertas cosas, eres demasiado orgulloso y arrogante. Esta noche vas a empezar por lo básico. Admitir tus puntos débiles, pero no te preocupes no se te será muy difícil, vas a tener ayuda, creo que Jin está apunto de encontrar uno.- le aclaró mirando la mano de su sumiso bajo su ropa.

Hayner quería responderle, gritarle que se equivocaba, que no iba a admitir nada, porque él no era así, que podía estar toda la noche allí sentado porque él no iba a ceder, pero entonces Jin fue un poco más allá, sorteó sus boxers y echó mano de la erección que hasta ese momento había conseguido ignorar derribando sus argumentos y acabando con su capacidad para articular palabra.

-Ahhhh...- fue lo único que pudo decir en su defensa.

-¿Lo ves? No es tan difícil ser un poco más sincero, no se puede considerar palabra, pero creo que ese gemido me ha dado la razón.-

-P-por favor, d-dile que pare, yo...yo no, no quiero esto.-suplicó Hayner intentando controlarse.

-Claro que lo quieres, mirate, tu cuerpo sabe que lo quieres, ¿por qué te empeñas en negarlo?-

Hayner intentaba buscar algún modo de justificar su estado, algo que diera explicación al hecho de que las manos de Jin tuvieran algo duro a lo que agarrarse, pero no lo conseguía, era imposible concentrarse en nada mientras el muchacho no se quedara quieto y al parecer este lo sabía. Aprovechando la confusión abrumadora que se cernía sobre el cachorrito su atacante se puso de rodillas y comenzó a darle suaves besos en el vientre, bajando cada vez más y más, había sacado las manos de sus boxers, pero eso no era un alivio teniendo en cuenta que allí era donde sus labios se dirigían.

-Jin...por favor para, no hagas eso...-le suplicó Hayner que comenzaba a notar como le fallaban las piernas por la tensión acumulada.

-No es a ti a quién debo obedecer Hayner.- le respondió mirándole con malicia desde abajo al tiempo que le agarraba con fuerza por encima de los boxers y le obligaba a arrodillarse igual que él.

-Ahhhh... ¡eso ha dolido!- protestó.

-Pues para haberte dolido no se te ha bajado nada...-

-Eso es porque me aprietas demasiado.-

-A lo mejor es que te gusta que lo haga.-

-A lo mejor es que te gusta a ti, ¿por qué no haces que me suelte y lo discutimos?- replicó en un alarde de bravuconería.

-Vamos, vamos...¿No iréis a pelearos ahora?-

-Si no cierra la boca es posible que si...- contestó Jin malhumorado.

-Pues no la pienso cerrar.-

-No pasa nada, para eso tenemos esto.- dijo Tatsu levantándose y sacando un rollo de cinta aislante del tocador.

-¡NO! No, no, no, n...-

Hayner intentó escabullirse, cayó hacia atrás y comenzó a arrastrase por el suelo, pero no llegó muy lejos, solo consiguió chocar de nuevo con la puerta y allí Tatsu lo alcanzó y selló sus labios haciendo caso omiso a sus negativas. Después lo agarró por lo tobillos y lo arrastró como si de un indefenso corderillo se tratara hasta dejarlo sobre la alfombra junto a la cama.

-Mmmm...mmm- continuo protestando Hayner a pesar de su mutismo.

-Tenía razón Izaak en que estas mejor con la boquita cerrada, ¿no te parece Jin?-

-A mi me gusta más así.-

-Mmmm...-

-¿Qué dices, que quieres que siga?-preguntó Tatsu sentándose de nuevo sobre la cama, que ahora se había convertido en la primera fila.

-Mmmm...mmm-

-Si, está claro Jin, el cachorrito quiere más.-sentenció divertido.

Y Jin estaba más que dispuesto a darle más al cachorrito, como Hayner no paraba de patalear intentando hacerle retroceder Jin acabó sujetándole las piernas y sentadose encima de ellas, a la altura de sus rodillas impidiendo así que siguiera resistiéndose e incomodandole más aún si era posible al dejar que sintiera en sus piernas las vibraciones que él sentía dentro de sí. Desabrochó el par de botones que aún cerraban su camisa y dejo su pecho y abdomen expuestos, listos para recibir toda una tanda de besos y mordiscos que provocaban los murmullos de Hayner y las risas de Tatsu.

Finalmente Jin debió cansarse de tanto quejido porque acabó metiendo de nuevo su mano bajo los boxers del cachorrito mientras lo miraba muy fijamente haciendo que sus protestas cesaran inmediatamente. Esta vez empezó a masturbarlo lentamente, sin las prisas y las ansias de su primer intento y sobre todo sin dejar de clavar sus oscuros y afilados ojos en los de Hayner que cada vez se sentía más indefenso y derrotado. A medida que los movimientos de la mano de Jin fueron subiendo de ritmo Hayner comenzó a respirar de manera más acelerada, hasta que llegó un momento en el que no fue capaz de seguir soportando aquella mirada descarada, giró la cabeza, cerró los ojos y dejó que un gemido se escapase de su garganta para quedar encerrado tras sus labios.

-Vaya... juraría que acabas de gemir otra vez cachorrito.-

-Mmm...- Hayner negaba con la cabeza pero el rojo de sus mejillas no le otorgaba mucha veracidad.

-Jin, creo que ya es hora de que pases a otro nivel, uno nuevo para Hayner, según tengo entendido vas a ser el primero en...-Tatsu no terminó la frase con palabras si no que hizo un gesto con la boca y la mano que a Hayner le pareció de lo más obsceno.

El cachorrito se quedó horrorizado al ver que Jin se ponía manos a la obra, estaba claro que al contrario que para Hayner, para él aquello no era una orden si no un sueño que se hacía realidad, el hecho de ser quien le desvirgara aunque fuera en algo tan sencillo como lo que se disponía a hacer parecía excitarle sobremanera, sus ojos eran dos pozos de negro deseo y en cuanto retiró aquellos opresores boxers ya no volvió a mirar nada mas que lo que hasta ese momento habían escondido y lo cierto es que tampoco Hayner volvió a mirar nada más, solo podía seguir cada uno de los gestos y movimientos de Jin.

Vio como se lamía los labios muy despacio, tal y como hacen los gatos al saber que la comida esta servida, y también muy despacio se inclinó hasta que su mejilla quedó a la misma altura que el capullo rosado e hinchado del cachorrito que lo miraba con los ojos como platos, entonces el muchacho levantó la mirada de su objetivo, le sonrió, sacó la lengua y como si fuera un helado comenzó a lamersela de arriba abajo provocando que Hayner empezara a temblar y emitir leves murmullos de nuevo por debajo de su mordaza.

Tras unos desesperantes minutos que al cachorro le parecieron siglos Jin dejó de jugar y dar rodeos para metersela finalmente entera en la boca de una sola vez haciendo que Hayner se volviera loco y comenzara a gemir sin importarle ya guardar las apariencias, nunca antes había disfrutado tanto, aquello ya no le parecía un horror, la boca de Jin comenzó a parecerle un lugar maravilloso, húmedo, cálido y acogedor, y este por su parte continuó con su labor mientras su mano se encaminaba a sus propios slips, la excitación acumulada durante su castigo y el placer que le provocaba lo que estaba haciendo estaban pasandole factura y sentía que iba a acabar estallando de un momento a otro.

Metió la mano bajo su ropa interior y comenzó a acariciarse al tiempo que su lengua acariciaba a Hayner que no podía quitarle los ojos de encima. Las esposas lo estaban torturando más de lo que habría podido imaginar, en ese momento tener las manos atadas a la espalda le resultaba extremadamente angustioso, lo único que podía hacer era clavar las uñas en la alfombra cuando lo que realmente quería era enredar sus dedos en el oscuro cabello de Jin y obligarle a moverse más rápido, a tragar más y más y así poder al fin acabar con todo aquello. Pero no, no podía hacerlo solo podía desesperarse y gemir, y mirar como aquellos labios subían y bajaban, y casi sin querer empezó a mirar también la mano de Jin bajo sus slips, quería ver lo que había debajo, no sabía por que pero sentía la imperiosa necesidad de verlo. Entonces Hayner se dio cuenta de que ya no eran sus propios gemidos los que oía, si no que también su compañero había comenzado a emitir suaves sonidos que quedaban parcialmente silenciados por su propio miembro que vibraba con cada suspiro.

Aquello era demasiado para Hayner, no sabía que hacer solo quería obtener más placer si es que aquello era posible, forcejeaba con las esposas en un inútil intento de liberarse, y como no lo consiguió comenzó a elevar sus caderas provocando que Jin casi se atragantara por la inesperada embestida, aún así el muchacho se repuso e intentó continuar tragando, pero de repente algo le detuvo. Hayner levantó la mirada buscando el culpable de que su fuente de placer se alejase de él y entonces recordó que Tatsu también estaba allí, tenía a Jin agarrado por el pelo, y lo miraba con una sonrisa burlona.

-Habría jurado que tú no querías nada de esto Hayner...- le dijo riéndose de él.

-Mmm...mmm...-

-¿A que ya no tienes ganas de pelearte con Jin?- le preguntó mientras introducía su mano en los slips de su sumiso que comenzó a gemir al instante.

-Tatsu-san... por favor.- le rogaba intentando acercarse a los labios de su amo.

-¿Que quieres Jin?-

-P-por favor, ya no puedo más.-

-¿Quieres acabar?-

-Si...por favor.-

-Pobrecillo...- entonces Tatsu apretó sus dedos sobre el pelo de Jin y le hizo inclinarse de nuevo sobre Hayner, pero cuando el muchacho se dispuso a abrir la boca lo volvió a frenar- No Jin, controlate, tu ya lo has pedido, pero Hayner no, quizás él no quiera más, mejor limitate a lamer...-

Y así lo hizo, sin siquiera tocarla comenzó de nuevo a lamerla de arriba a abajo dejando que su saliva tibia resbalase hasta alcanzar el vientre de Hayner que lo miraba ansioso, pero lo que hizo Tatsu en ese momento captó la atención del cachorrito y provocó que Jin se olvidará al instante de él.

Se colocó detrás del muchacho y bajo sus slips, pasó un dedo por la anilla que había al final del vibrador y tiró de él para sacarlo hasta la mitad y volver a introducirlo de golpe haciendo que Jin gritara de placer. Tras esa primera embestida comenzó un mete saca incesante que desataba los gritos y gemidos de Jin, Hayner empezó a pensar que se oirían por toda la mansión, pero al parecer el muchacho era incapaz de contenerse y a su amo poco le importaba que le oyeran, Jin temblaba de arriba abajo a gatas entre su amo y su nuevo compañero que no podía hacer más que mirarlo fascinado y aguantar las ganas que tenía de acallar sus gemidos dándole una mejor ocupación a su boca.

-Jin, pero que desconsiderado...¿no te acuerdas de que tienes a Hayner delante?-le dijo empujándole para que continuara lamiendo de nuevo.

Jin lo intentaba como podía pero no era muy capaz de concentrarse en Hayner, los lametones que le daba se espaciaban cada vez más, y Tatsu no ayudaba mucho teniendo en cuenta que no paraba de toquetear aquel juguetito del demonio metiendolo y sacándolo su trasero, lo estaba volviendo loco, si Hayner no hubiera estado tan ocupado preocupándose por su propio placer se habría maravillado por la capacidad de aguante de su compañero, pero en ese momento lo único que le interesaba era no separarse de su lengua, quizás si reptaba un poco conseguiría por fin taparle la boca, no debía ser difícil, Jin no era capaz de cerrarla con tanto gemido.

Así que volvió a levantar las caderas de golpe y lo consiguió, su compañero lejos de echarse atrás le recibió con entusiasmo apretándole con sus tiernos labios para no dejarle escapar y entonces pudo ser Hayner el que comenzara a gemir de nuevo, aunque con su mordaza más parecía emitir gruñidos que gemidos.

No entendía como había podido sobrevivir hasta ese día sin probar aquello, le estaba cogiendo cariño a Jin por segundos, no podía quitarle los ojos de encima y su mirada viajaba desde sus labios a su trasero, a sus brazos y a sus manos cuyos dedos se aferraban a sus piernas para resistir las acometidas de su amo sin dejar de chupar, y como chupaba, como si le fuera la vida en ello, su lengua apretaba el capullo de Hayner en cada subida y lamía el tronco entero en cada bajada, y él ya no podía más, todo su cuerpo estaba en tensión, sentía que iba a estallar de un momento a otro, quería llenarle la boca a Jin y de repente aquella boca tan dispuesta volvió a alejarse de él.

-Aquí nada es gratis Hayner, ¿que lección sería esta si te dejara correrte sin más?- preguntó Tatsu entre risas.

-Mmmm...- aunque no pudiera hablar los ojos suplicantes de Hayner lo decían todo.

-Quítale la cinta Jin.-

Jin obedeció, gateó para acercarse y se echó sobre Hayner, le quitó de un tirón la cinta y le añadió un toque personal a la orden de su amo dándole un ávido beso en cuanto sus labios estuvieron libres, y para su sorpresa el cachorrito se lo devolvió con ganas, era lo mínimo teniendo en cuenta el placer que aquella boca le estaba dando.

-Está claro que tu cuerpo ya tiene más que asumidos tus gustos Hayner, pero yo quiero oírlo de tu boca, si no me dices lo que quiero oír te dejaré tal y como estas y podrás ser testigo de lo bien que sabe Jin hacer su trabajo, pero lo verás desde aquí mientras me lo hace a mí en la cama, ¿entendido?-le preguntó Tatsu mientras Jin seguía dándole besos por la cara y el cuello haciendo que su piel ardiera allí por donde pasaba.

-Si, si, si, entendido, lo admitiré diré lo que tu quieras, pero por favor deja que siga...- las palabras salían a tal velocidad de la boca de Hayner que este no se paraba ni a pensar en lo que decía.

-Muy bien, lo primero es evidente, ¿Jin te gusta ,verdad?-

-Si...- respondió a duras penas mientras el muchacho le daba un fugaz beso en los labios.

-No, me sirve un simple si.-

-Si, me gusta, m-me gusta Jin, me gusta mucho.-añadió a la desesperada.

-Claro que si, y te encanta que te la chupe ¿a que sí?-

-Si, me encan...- Jin volvió a interrumpirle con otro beso, pero a Hayner no le pareció mal, ni mucho menos.- Me encanta.-

-Por supuesto, ¿Y por qué crees que será?-

-¿Qué?- una cosa era repetir lo que le ordenaran y otra era pensar un respuesta y al cerebro de Hayner no estaba muy por la labor en esos momentos, no le llegaba el suficiente flujo sanguíneo para poder discernir que debía responder.

-No lo sabes, ¿verdad?-

-N-no...-

-No pasa nada, ya te lo digo yo, te gusta Jin y te encanta que te la chupe porque eres un cachorrito pervertido y lascivo y que es incapaz de controlarse.- le dijo Tatsu sonriente.

Hayner se quedó callado, no estaba seguro de querer repetir todo aquello, se quedó mirando a Tatsu confuso, sin saber que hacer pero entonces Jin acudió en su ayuda susurrándole unas oportunas palabras al oído.

-Vamos Hayner...dilo, solo tienes que decirlo y así podré seguir, y estoy deseando seguir...-tras decir aquello con la voz más sugerente que Hayner había oído en su vida le dio un suave mordisco en la oreja y el cachorrito se dejó ganar al instante.

-¡Vale, lo soy, soy un cachorrito pervertido, lascivo e incapaz de controlarme!- exclamó pensando que ya había conseguido contentar a Tatsu, pero no, aún quedaba algo más.

-Claro que lo eres, y por eso mañana cuando veas a tu amo vas a darle los buenos días como esta mandado, con educación y un buen beso. Si no lo haces te traeré aquí te esposaré a la cama y aprenderás a chupar tan bien como Jin, ¿de acuerdo?-

-D-de acuerdo...- respondió Hayner con los ojos como platos ante la idea de tener que aprender a hacer lo que Jin hacía.

-¿Serás un cachorrito bueno?-

-Si, seré un cachorrito bueno.-contestó desesperado.

-Jin dale su premio a este cachorrito tan bueno, que ya te doy yo el tuyo...-

Jin se permitió entretenerse un minuto más dándole otro largo beso a Hayner que se debatía entre seguir besando aquellos labios y apartarse para que por fin se dirigieran a donde él quería, pero no fue necesario, Jin se retiró en el momento preciso, volvió a su postura inicial a gatas entre su amo y aquel cachorrito tan obediente y se volvió a meter el capullo de Hayner en la boca dejando que la inundara hasta el fondo mientras Tatsu hacía lo mismo con el vibrador en su trasero. Como era de esperar ninguno de los dos fue capaz de aguantar mucho más, Jin estaba recibiendo por delante y por detrás y Hayner jadeaba mientras notaba como las uñas de su compañero se hincaban en sus muslos. No podía más, sentía que por fin iba a conseguir lo que quería, estaba a punto de correrse y su boca no pudo mantenerse cerrada ahora que ya no estaba amordazada, no podía tirar del pelo de Jin como habría querido, pero sí que podía hablarle.

-Sigue...si, si, s-sigue...-

Jin obedeció, siguió y aceleró y Tatsu también hasta el punto en que ambos se tensaron como uno solo, entonces tiró del pelo de Jin y lo obligó a echarse hacia atrás, sacándole la polla de Hayner de la boca que acabó llenando de semen la cara de Jin mientras este se corría en sus propios slips temblando de arriba abajo entre suspiros.

-Me parece a mi que os vais a acabar llevando muy bien, vosotros dos...- les dijo Tatsu soltando por fin al exhausto cachorrito para acabar retirandose a darse una ducha y dejándolos a oscuras.

Hayner no prestaba atención a nada más que a su propia respiración acelerada, ni siquiera pensaba en vestirse, mucho menos en levantarse, no quería moverse, estaba demasiado agusto, pero nada de aquello fue un problema, en la ocuridad Jin se acercó a él le subió los boxers y los pantalones lo justo para cubrirle, tal y como habría hecho Mimio de haber estado allí se acurrucó contra él apoyando su cabeza contra su pecho y tal y como el propio Hayner hubiera hecho si de Mimio se tratase lo rodeó con sus brazos, cerró los ojos suspiró y se durmió.

Al día siguiente con las mejillas rojas como la nariz de Rudolf se acercó a su amo que los esperaba para desayunar, y como prometió fue un cachorrito bueno y obediente repitiendo el saludo que Tatsu le había enseñado antes de salir de la habitación.

-B-buenos días amo... tu cachorrito se alegra de verte, espera que hayas dormido bien y quiere que sepas que te echó mucho, mucho, mucho de menos anoche...-y dicho eso se puso de puntillas para alcanzar los labios de su amo que recibió un esplendido beso matutino.

-Ya sabía yo que los buenos días de hoy iban a ser más humildes que las buenas noches de ayer.- le contestó Izaak con una sonrisa traviesa.