Hayner y Mimio, las dos mascotas de Izaak.

Presentación de los personajes.

Hola a todos, antes de que leáis directamente el relato quería explicaros algunas cosas que creo que es importante que tengáis en cuenta durante la lectura, lo primero es que tiene un toque de ficción, fantasía o como lo queráis llamar, destinado a justificar el físico de uno de los protagonistas que en la realidad no sería posible y la segunda, que este relato es solo una presentación, lo que quiero decir es que aquí conoceréis a los personajes y os haréis una idea de su contexto, nada demasiado extenso. He hecho esto así por que mi intención es continuar esta historia solo si vosotros queréis, es decir que si os gusta y queréis que continué solo tenéis que decírmelo, también estaría más que encantada de recibir vuestras sugerencias o ideas para los personajes, lo que sea, algo que os gustaría que ocurriera, algún detalle en el que os gustaría que ahondase, cualquier cosa, al fin y al cabo escribo para vosotros. Así que mi correo esta a vuestra disposición. En fin, os dejo con el relato y espero que os guste.

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Hayner había odiado aquella enorme puerta de roble desde que llegó a la mansión. A cualquier anticuario o decorador de interiores le habría parecido una maravilla con sus florituras, su robustez y sus más de doscientos años de antigüedad, pero Hayner sabía que cada vez que la traspasaba no había nada maravilloso al otro lado si no todo lo contrario, lo que encontraba tras esa puerta era la persona a la que más odiaba en este mundo, en el inframundo y en el universo entero, su amo, Sir Izaak Von Willerbrand.

-¿Izaak?-

por más castigos que recibiera por ello al muchacho aún se le atragantaba la palabra amo en la boca.

-Mi humor es demasiado bueno hoy como para entretenerme en recordarte cual es tu sitio Hayner... Pasa, tengo algo que enseñarte.

-

-No ha habido ni una sola vez en la que esa frase dicha por ti haya conllevado nada bueno.- respondió el muchacho mientras entraba.

-No te preocupes si no estas de humor para novedades le devolveré esta preciosidad a su antiguo dueño y listo-

Como siempre Izaak le esperaba sentado en su gran butacón de color burdeos colocado frente a la gran chimenea del despacho y de espaldas a la puerta, de ese modo Hayner nunca podía ver que era lo que le esperaba hasta que no estuviera a su lado, y al estar allí ya no había posibilidades de escapatoria, su amo tenía unos reflejos magníficos a la hora de impedir que saliera corriendo despavorido, pero claro, quien no iba a intentar huir sabiendo que le esperan cosas como fustas y collares eléctricos de castigo. Sin embargo esta vez Hayner tuvo que tragarse sus palabras, lo que le tenía que enseñar su amo no podía ser más de su agrado.

-

Esta es Mimio, es mi nueva mascota y vas a tener que compartir tu posición con ella a partir de ahora.

-

Hayner habría esperado cualquier cosa menos lo que tenía ante sus ojos, en la alfombra estaba sentada una muchacha preciosa que reclinaba su cabeza sobre las piernas de su amo contenta de recibir sus caricias en la nuca, su único atuendo era un jersey de color gris que como poco era tres tallas mayor de lo que debería ser, y unos calcetines blancos que le llegaban por encima de la rodilla, el cuello del jersey se le resbalaba por el hombro derecho y dejaba ver una piel blanca que a Hayner se le antojaba muy suave, su pelo era negro como el carbón y lo tenía bastante corto y sobre los mechones alborotados de su cabeza aparecían dos orejas de gato. Cuando el chico se fijó en las orejas reparó en algo que se movía de forma ondulante tras la muchacha, era una cola, larga y negra como su pelo y además de todo eso aquella chica estaba emitiendo un suave ronroneo.

-¿Pero qué...?-

-

Llevo más de un mes de negociaciones con su criador para conseguirla, me ha costado una pequeña fortuna, pero creo que merece la pena, ¿no te parece?-

-A ver... entiendo que la cola y las orejas tienen algún mecanismo que les permite moverse, pero el ronroneo, no parece una grabación, ¿lo emite ella? ¿como lo imita tan bien?-

-Es que no lo imita Hayner.-

-¿Que quieres decir? ¿Tienes escondido un gato por ahí solo para desconcertarme?-

-No Hayner, ella es el gato.-

-Si... claro que si-

-¿No sabes nada sobre mutaciones controladas?-

-¿Sobre que?-

-Esta preciosidad tiene implantados genes felinos, de ahí estos atributos tan favorecedores, las orejas son reales, su cola es real y ese ronroneo tan agradable significa que esta muy agradecida por las atenciones que su nuevo amo le ofrece, no como otros...-

-Eso es imposible...-

-De acuerdo, si tan seguro estas de que es falso esta muchacha debería tener orejas humanas como tu y como yo, ¿no es cierto?-

-Si.-

-Pues adelante, buscalas.-

Hayner hizo lo que su amo le decía, la chiquilla parecía ajena a toda la discusión que se mantenía sobre ella, simplemente se limitaba a reposar sobre su amo, con los ojos cerrados y una bonita sonrisa de satisfacción, así que el incrédulo muchacho acercó su mano, retiró los oscuros cabellos de aquella dulce gatita y descubrió con inmenso asombro que donde debería estar su oreja no había nada.

-Bueno, espero que tu curiosidad haya sido satisfecha, ahora creo que sería correcto que Mimio te conociera a ti también. Mimio, este es Hayner, adelante, saludale, puedes acercarte, no te morderá.-

Entonces la chiquilla abrió sus oscuros ojos,se levantó y se acercó a Hayner despacio mirándolo fijamente hasta que solo un par de centímetros los separaba, ella era al menos un palmo más baja que él así que se puso de puntillas hasta que consiguió rozar con su nariz la del muchacho, entonces le olisqueo medio segundo y de repente frotó su mejilla contra la de él felizmente provocando que a Hayner se le erizara el bello de la nuca .

-Mimio se alegra de conocer a Hayner.

  • dicho eso la muchacha se dio media vuelta y volvió a sentarse en su lugar sonriente.

-Si... a mi también me sorprendió al principio, solo puede hablar en tercera persona, su antiguo dueño lo consideraba un defecto pero a mi me parece de lo más adorable ¿no crees?- Izaak, estaba completamente entusiasmado con su nueva adquisición, pero Hayner no era capaz de salir de su asombro.

-S-si... es adorable.-

-En fin, Mimio a partir de hoy vivirás con tu nuevo y elocuente compañero, el te enseñará todo lo que debes saber y lo compartiréis todo.-

-¿Todo?- de repente el cerebro de Hayner pareció activarse y consiguió reaccionar ante las palabras de su amo.

-Si, todo. A partir de ahora tu habitación es vuestra habitación, tu cama es vuestra cama, tu cuenco es vuestro cuenco y mis deseos son vuestras ordenes. ¿Entendido?-

-¿Va a dormir conmigo?- que su cerebro se activará no quería decir que funcionará a la velocidad normal.

-Hayner, ¿que parte de lo de “vuestra cama” no has entendido?-

Sin dejar que el muchacho respondiera Izaak hizo sonar la campanilla que tenía en la mesilla junto al butacón y como siempre apareció Ernest, aparentemente salido de la nada y listo para llevar a cabo las ordenes de su señor.

-Mimio este es Ernest, es mi criado de confianza, él te llevará a tu nueva habitación, si tienes alguna duda o pregunta él te ayudara, ¿de acuerdo?-

-Si amo.-

La gatita se levantó y siguió a Ernest que se dirigía hacia la puerta en silencio, al pasar junto a Hayner dejó que su cola le rozase las piernas rodeandole como habría hecho un siamés cariñoso, él no pudo evitar girarse y observar como caminaba balanceando aquella cola suavemente de un lado a otro, era un movimiento absolutamente hipnótico, tanto que siguió pasmado mirando la puerta por la que la chiquilla había salido mucho después de que esta se cerrase.

-Cuidado Hayner, si sigues así vas a romper la buena racha que llevabas...-

-¿De que estas hablando?-

-Hablo de que si no recuerdo mal tenías prohibido excitarte sin mi consentimiento, lo cual llevabas increíblemente bien, hasta ahora...- le respondió su amo al tiempo que le daba un par de toques suaves en la entrepierna con la fusta que tenía siempre junto a la butaca, lo justo para que Hayner enrojeciera y se tapase con las manos inmediatamente.

-N-no... no estoy excitado, es solo que...-el muchacho no sabía que decir para excusarse.

-¿Cuanto tiempo llevas aquí conmigo Hayner?-

-Cuatro meses.-

-Si...habrán sido cuatro meses muy duros, una auténtica tortura.-

-No...¿tu crees?- el hecho de que su amo le recordara su situación provocó que Hayner no se preocupara en guardarse su sarcasmo para sí.

-Si, me ha dado esa leve impresión al ver como te comías a Mimio con los ojos.- respondió su amo devolviendole el golpe.

-No es cierto, yo no he...-

-¿No? Entiendo... en ese caso supongo que puedes irte no será necesario que te diga lo que iba a decirte.-

-¿Que ibas a decirme?-

-Oh, nada, un detalle insignificante, solo quería que supieras que había traído a Mimio para ti, pero si no te gusta puedo devolverla...-

-¿Que?¿para mi?- el muchacho no podía estar más sorprendido.

-Si, pensé que te lo necesitabas, después de estos cuatro meses, pero si no es de tu agrado...-

-¡NO , no, no, no! Claro que es de mi agrado, por supuesto que lo es- Hayner no podía ser más feliz en ese momento.

-Me alegro entonces de haber acertado, desde este momento quiero que pases todo el día con ella, duerme con ella, come con ella, incluso duchate con ella, quiero veros juntos en todo momento.-

-Pues en ese caso lo mejor será que me marche ya, ¿no?-

-Si, por supuesto, ayudala a acomodarse.-

Hayner se había dado la vuelta y se dirigía hacia la puerta sintiéndose el hombre más afortunado del mundo, estaba incluso haciendo un gran esfuerzo por guardar las formas frente a su amo y no salir corriendo para buscar a Mimio, pero entonces Izaak volvió a hablar frenandole en seco.

-Hayner, se me olvidaba, quiero que sigas una serie de pautas cuando estés con Mimio.-

-¿Pautas?-

-Si, unas normas básicas, unas simples directrices...No quiero que la mires del modo en que lo has hecho antes, no quiero que pienses en ella de manera lasciva, no quiero que la toques ni siquiera que la roces y por supuesto más te vale no tener una erección estando con ella.- su amo soltó aquella retahíla de instrucciones como quién recita la lista de la compra y Hayner estalló incontrolablemente.

-¿QUÉ?¡Eso no tiene ningún sentido! ¿Que clase de regalo es ese?-

-¿Regalo?¿Pero que dices? Nada más lejos de la realidad...-

-P-pero...Izaak tu dijiste...dijiste que era para mi, que la has traído para mí, e-eso es un regalo- Hayner no podía estar más confuso.

-Por dios Hayner, ¿por qué iba yo a regalarte nada a ti?-

-Dijiste que la necesitaría después de todos estos meses.-

-Y la necesitas, por supuesto que si, por eso la traje, necesitas aprender de ella.-Izaak encontraba la cara de incomprensión de su esclavo bastante divertida.

-¿Qué es lo que tengo que aprender?-

-Todo Hayner, solo tienes que fijarte en ella, es perfecta , es respetuosa, adorable, cariñosa, agradecida, y nunca jamás se atrevería a llamarme Izaak.-

-Y si solo quieres que aprenda ¿por qué tenía que gustarme, por qué la has traído a ella?-

-¿Y por qué no? Ya tengo un perro ,ahora quería una gatita, sois la pareja perfecta.-

-Creía que no te interesaba el sexo opuesto...-

-¿Y por qué creías eso? ¿Acaso te lo he dicho yo alguna vez? Hayner... ya deberías saberlo, lo que a mi me gusta es dominar, no importa si es un hombre o una mujer, la cuestión es que sois mis mascotas, y yo soy vuestro amo, y si te digo la verdad no me desagrada la manera que tiene Mimio de adorarme.-

-Pues no esperes que yo te adore igual.-

-Oh vamos Hayner, tu ya me adoras, ¿qué más podrías pedir?... Tienes un amo joven, apuesto, alto, de ojos azules, rubio y además soy rico. Es evidente que me adoras desde la primera noche que pasaste en mi cama.- al oír eso la expresión firme del muchacho se torno en vergüenza e ira.

-E-eso no es verdad, y-yo no...que tu disfrutes maltratandome no significa que yo lo haga.-

-Cuando alguien gime de placer se suele considerar que esta disfrutando Hayner...-