Hay que saber con quién complicarse la vida
Se acerca el final de nuestro fin de semana y no sabemos si volverán a juntarse nuestros cuerpos han sido casi 24 horas llenas de placer y diversión mutua, compartiendo locuras afines disfrutando de nuestra lujuria sin fin pero todavía hay tiempo, suficiente para que la despedida sea perfecta y empezaremos jugando, como siempre
Queda poco para que se termine la hora del desayuno, y ya que está incluido, deberíamos y tenemos que ir porque hay que reponer fuerzas… te diriges al baño y yo me levanto de la cama directa a la maleta, de ella saco un corsé de lencería de encaje, lo ajusto a mi cuerpo, acompaño al corsé con unas medias que terminan en mi muslo con un bonito dibujo también de encaje… antes de que salgas del baño me pongo el abrigo y nada más… en el bolsillo llevo el huevito vibrador que manejas tan bien.
Espero a que estés preparado y salimos de la habitación directos al ascensor, en él te pongo sobre la mano el huevito y tus ojos se abren sorprendidos con un brillo de tentación en ellos… metes tu mano por debajo del abrigo y compruebas que no sólo no llevo nada sino que también estoy excitada, lo que hace que dirijas el huevito a mi entrepierna y acariciando la entrada vas introduciéndole con una maestría increíble… te separas de mí y me pides el mando, el cual te doy con total confianza. Se abren las puertas y nos dirigimos al comedor…
Es el típico desayuno buffet de hotel que debes seguir una línea de productos e ir escogiendo, me dejas pasar delante de ti con una sonrisa maliciosa, de esas que sé que estás tramando algo… no sé ni por qué te miro suplicante… he sido yo la que te ha animado a jugar, aún así lo hago porque te temo… y es que cada vez que voy a coger algo activas el huevito dentro de mí, y no conforme con eso me pides que también coja lo que tú quieres para desayunar, así que cada vez que me acercaba a los expositores y alargaba el brazo, una corriente invadía mi cuerpo y daba un pequeño espasmo de placer mezclado con sorpresa…
Después de recorrer el buffet buscamos una mesa donde seguir con el juego, nos sentamos, te bebes el vaso de agua por completo y seguidamente me pides que me acerque a por otro… así que te miro como enfadada pero cojo el vaso vacío y me voy a la isla de bebidas… no has esperado ni si quiera a que me levantase, activaste la vibración y la dejaste puesta hasta que volví a la mesa, donde la paraste para esbozar una sonrisa mientras me cruzaba de piernas sintiendo aún un ligero temblor dentro de mí. El desayuno transcurre como si estuviese en una montaña rusa… cada vez que quieres accionar el mando me pides que haga algo como un “pásame la sal” o tirar deliberadamente algo al suelo para que lo recoja… y es en esos momentos cuando el huevito hace que me vaya mojando más, que mi entrepierna arda en deseos de que la poseas…
Al finalizar el desayuno me tienes que ayudar a ponerme de pie y andar hasta el ascensor de nuevo, mis piernas tiemblan y mi voz se ha vuelto entrecortada, además de tener las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes… y al esperar el ascensor viene otra pareja para compartir el habitáculo y sé que volverás a activarlo en cuanto subamos… nos ponemos detrás de ellos porque se bajan antes, las dos plantas que suben ellos el huevito no para de vibrar y el silencio que hay, hace que me tenga que tapar la boca para que no noten mi respiración agitada, mis suspiros acompañados de placer… cuando bajan, decides abrazarme y rozar tu miembro contra mi entrepierna, notando que paralelamente también te has excitado, que quieres guerra de nuevo… se abren las puertas, lo paras y entramos en la habitación.
Al entrar me quitas el abrigo y te quedas mirando mi entrepierna, tienes tantas ganas de tocarla, de sentir su humedad producida por ti que vas directo a ello, sólo la rozas con un solo dedo y tu mirada se vuelve lujuria en estado puro… aunque sabes cómo hacer que esté más húmeda… te sientas en la cama y me dices tranquilamente que me arrodille y haga lo que sé hacer… no dudo ni un momento mientras desabrocho el pantalón, te quito los bóxer y mi lengua se dirige a tu erecto miembro, al ir metiéndolo lentamente te oigo suspiros de alivio, parece que tú también has aguantado bastante la situación… sin percatarme de que el huevito seguía en mi interior, hago una succión desde el capullo hasta la mismísima base de tu miembro y tú me devuelves ese placer activando la vibración… cada vez que lo hago y tu notas un espasmo en mi garganta, lo activas a modo de recompensa… pero no creo que pueda aguantar más… y tú tampoco porque me levantas y haces que me abra de piernas, diriges tu mano en busca del cordón del huevito para ir sacándolo… aún en modo vibración… y vas tirando de él despacio… mientras que con la otra mano empiezas a hacer círculos alrededor de mi perlita y ahí es cuando mis gemidos se intensifican, mis piernas se flexionan en un atisbo de no poder soportar más estar de pie… entonces tu mano me agarra del trasero y me lleva hacia tu boca con una lengua deseosa de jugar con mi cuevita, saboreando los fluidos que emanan de ella, notando la vibración en la entrada… y vuelves a meter al huevito mientras recorres desde la perlita hasta la entrada con la punta de tu lengua y vuelves a intentar sacarlo… pero esta vez lo haces, lo sacas y lo paras… te quedas mirando lo perdido que le he puesto, lo brillante que ha quedado después de todo el juego…
Me siento en la cama y noto un gran alivio de poder estar sujeta a algo, me dejo caer hacia atrás y coges las riendas de la situación, te sitúas de pie, levantas mis piernas y las apoyas en tus hombros, mi entrada se te presenta ante ti con un brillo espectacular y decididamente introduces tu miembro en mí, notando la cavidad dilatada por el huevito, lo que hace que tu cautela deje paso a la valentía con una entrada triunfal, llena de fuerza y deseo… lo que me hace arquear la espalda junto con un gemido de anhelo por querer más, por notarte otra vez así… y te lo hago saber… y tú me lo das, me lo das cuantas veces te lo pido, cuantas veces lo deseamos… hasta que estoy tan adaptada a tu miembro que el ritmo va aumentando, las embestidas son más determinantes, más rápidas… y te doblas hacia mi pecho, haciéndome una bolita, apoyando tus manos en la cama, lo que me da acceso a tus bíceps, en los cuales me agarro y voy apretando según se va acercando mi clímax, con ello te voy dando las pistas suficientes para que no disminuyas tu ritmo, para que no pares… y no lo haces… caigo en un abismo directa al placer, contigo dentro… mis manos han dejado de presionar, mis gemidos se han ido apagando y mis músculos relajando… los fluidos te tienen empapado y tu ritmo ha disminuido, así que te retiro de mí y me vuelvo a arrodillar ante ti, te mereces un descanso de caderas y mi cabeza se encargará de proporcionarte tu llegada, así que me meto tu miembro en la boca y sé que estás a punto, pero que necesitas más rapidez, lo hago, hago que empieces a tener esos pequeños espasmos que avecinan tu final, para poder llegar más dentro mis manos se dirigen a tu trasero y te empujo hacia mí… en cuanto notas esos agarres… llegas a tu éxtasis de placer, de sensaciones…
El servicio de habitaciones llama… es hora de abandonar el hotel… ¿nos volveremos a ver?