Hasta que te lo ordene, solo compañeros de trabajo

LLevado por la obsesion y el deseo incontrolable, recurro a un intento desesperado y poco probable. Sorpresivamente todo resulta mejor de lo esperado. Ahora tengo una esclava sexual.

Jamás he tenido muestra alguna, nunca he recibido la mas mínima señal, realmente nada me permite pensar que pueda funcionar. Se que no tenés por que obedecer mis ordenes, no hay motivos para que la situación te trascienda, nada justifica mi accionar ni me garantiza que no vayas a gritar, nada, absolutamente nada me motiva a suponer que tu reacción no será de indiferencia y sorna. De hecho, si debiera apostar mi suerte a ello, sin dudas jugaría en mi contra.

Lamentablemente, desde aquel lejano día, desde aquel instante en el que tu espacio coincidió con el mió, no he podido desatar mi mente de tu poderosa presencia. Mi fértil y autoritaria imaginación divaga en tu honor impidiéndome continuar en mi realidad. Llevo semanas así, ya no puedo tolerarlo, nuestros puestos de trabajo coinciden en el mismo piso, ambos somos agentes de crédito, todas las mañanas desde que llegue aquí, te sufro caminar, beber agua, hablar por teléfono, o lo que sea, me martirizo con tu andar sensual, con el sonido grave de tu voz, todo en vos me excita, me pierde.

En lo tangible solo nos une un cotidiano y protocolar saludo de "buenos días" y un igualmente formal "hasta mañana". No me basta, en honor a la verdad nunca me fue suficiente, ciertamente es tanta mi obsesión que ya descreo de mi razón, dudo que algo tuyo pueda serme bastante. He notado en mi interior la evolución diaria de la batalla entre mis limites, mis barreras de coherencia, mis fronteras construidas con años de costumbres con raigambre social y el enemigo oscuro, el inconciente que rige el deseo oculto, ese que coexiste con cada uno, pero que sin embargo, rara vez alguien se permite exponer, he sentido como hora tras hora mi deseo por vos crece y domina mi intelecto, como el calor continua avanzando sin detenerse y destroza todo vestigio de responsabilidad. Hoy camino hacia tu lugar con decisión absoluta, colonizado por el gigantesco poder del deseo, del instinto más primitivo del hombre. Me acerco a la puerta de tu despacho gobernado en pleno por mis ansias de poseerte, de desahogarme, de poder continuar con mi existencia. Me paro frente a tu umbral. Te veo y mis pretensiones cobran sentido, sos exquisita, una hembra espectacular…una mujer maravillosa, deseable en cada uno de tus poros. Te contemplo, tus ojos claros me miran extrañada, oigo tu voz recitar un "hola" fuera de contexto. Continuo en silencio, observo el uniforme, tu camisa se adapta a tu figura, se curva ante tus pechos, cae suave y recta sobre tu abdomen, señala tus brazos, tus hombros y permanece abierta con gracia y sutileza por debajo del cuello, nada se ve pero todo se presiente. En tu pequeña cintura nace el pantalón negro ajustado, endemoniadamente ceñido a tu cola, a tus piernas…Te sonreís, empezás a incomodarte, tus ojos se abren algo mas de lo usual, tu cabello rubio esta apartado de tu rostro, se halla semioculto, atado con fuerza al término de tu nuca, tus rasgos se remarcan sobre manera. Lo ilógico de mi silencio, de mi posición, de mi actuar te intimida, aun así mantenés la forma, esbozas un nuevo "hola". Solo respondo en silencio.

Comienzo a concentrarme, debo calmarme, debo ajustarme a lo tantas veces pensado y diagramado, me he informado sobre el tema, he aprendido todo lo posible acerca de esta situación. Antes, cuando esta idea aun no se asomaba por mi ser, pero ya te deseaba, probé con todos los métodos convencionales y conocidos. Soy un hombre normal, hasta bien parecido, pero hasta hoy nunca había conseguido que tus ojos se fijen mas de un segundo en mi… ello me ha traído hasta acá, es una chance utópica y desesperada. Todavía no logro explicarme por que he optado por esto, cierto es que he oído referencias tuyas al respecto, pero hasta hoy no son más que rumores, no significan nada. Das un paso más e intentas rodearme para huir. Mi voz se alza firme y potente, emerge con autoridad.

  • ¿A donde vas? Vas a permanecer acá, en silencio, conmigo – Te bloqueo el camino con mi cuerpo. Hago una pausa en mi alocución, tomo aire y le doy relevancia al termino que sigue, se que es esencial. – Obediente… Sumisa!! - . Guardo silencio, y entierro mis ojos en vos. Bajas la vista, se desata la lucha interior, sos esclava por naturaleza, comprendes aun si decidirte, te detenes. Doy un par de pasos más, y te ordeno retroceder. Cierro la puerta y las persianas. Vuelvo a dictaminarte con gestos que camines hacia atrás, estas de espaldas a unos pocos centímetros de tu escritorio. – Ahí esta bien. Ahora baja la vista, no te atrevas a mirarme, no hablaras sin mi permiso, y sobre todo no gozaras sin que yo te lo autorice – Es el momento, es el segundo que me dará el éxito o me arrojara al más oscuro pozo que pueda imaginar. Mi voz ha sido firme, dura, segura…algo sensual, pero siempre autoritaria, Mis ojos han estado siempre ríspidos y pétreos, no he demostrado nada con mis gestos corporales. Todo ha sucedido como debía, al menos como yo anhelaba que sucediera.

  • Si señ… - tu vos es suave, mas baja de lo regular. La interrumpo con mi mirada, mis ojos son amenazantes. Te callas y bajas la cabeza. Ahora soy yo el que habla, utilizo un tono un poco mas elevado, más seco y rotundo. – Dije que no debes hablar. ¿O es que necesitas ser castigada? – Reina el silencio. Te tengo. Mi emoción amenaza con hacerme perder la noción del momento. Respiro profundo, y solo pienso en que solo de este modo serás mía.

Avanzo hacia vos decidido….levanto una mano y la poso sobre uno de tus pechos. Te acaricio suavemente por encima de la tela, luego comienzo a presionar, mi mano se apodera de tu seno y lo aprieta con fuerza…Tu cara amenaza con demostrar dolor, mis ojos te advierten que no lo hagas. Mantengo la tortura unos instantes y luego paulatinamente voy liberándote. – Soltate el cabello. Luego desabotónate la camisa, rápido – Obedeces y luego de libertar tu cabello que cae sobre tus hombros volviéndote más hermosa aun, te despojas de tu camisa. Arranco de un tirón uno de los breteles de tu sostén, bajo lentamente mi mano rozando apenas tu cuerpo con las yemas de mis dedos, siento tus hombros, bajo mas y tropiezo con el inicio de tu pecho…me apodero de tu pezón, lo pellizco, me acerco mas lo lamo, lo absorbo por completo y lo muerdo cual fuera netamente mió. Luego juego con mi lengua y tu piel, te recorro por completo, desprendo tu sostén y lo veo caer…mi boca y mi lengua te descubren centímetro por centímetro. Me detengo, te recuerdo la prohibición de disfrutar. Me aparto unos pasos más y hablo con autoridad.

  • Acaríciate el cuerpo, todo tu cuerpo…desata tus ganas de tocarte. Revolvé tu pelo….morde tus labios. Luego humedece tus dedos y llévalos a tus senos. Por ultimo…quiero que te toques la vagina sobre el pantalón. Y no debes mojarte…, no puedes gozar o serás fuertemente castigada. – Te observo, ya no estas tímida, tus manos se abusan de vos, viajas por todo tu ser, con fuerza amasas tus pechos, vas a tu cuello, a tus hombros, sos algo mas tierna en esos sectores, volvés a tus senos, te centras en tus pezones y vas llevando una de tus manos a tu cabello, y luego a tu boca, metes casi por completo los dedos en ella, al sacarlos están completamente babeados, regresas tu mano al pecho libre y lo embadurnas con tu propia saliva…Ya no soportas el placer, un gemido ahogado se escabulle entre tus labios. Lo escucho, pero te permito continuar. La misma mano desciende y sin más intenta introducirse en vos, tocas sin reparo todo tu sexo. Tu voluntad flaquea, volves a gemir. Es demasiado no puedo permitirlo. Avanzo velozmente hacia vos, y te ordeno detenerte. Obedeces. Levanto tu camisa del suelo, y te obligo a darme la espalda, tomo tus manos y las uno, atándolas con tu ropa por detrás de tu espalda. Lo ajusto bastante. Me acerco un poco mas y te hago sentir mi dureza, muerdo tu lóbulo, mi lengua ingresa en tu oído, giras la cabeza y me permitís saborearte. Presiono mas con mi entrepierna, y mis manos comienzan a desabrochar tu pantalón. Mis dedos ya sienten tus vellos púbicos, voy mas abajo, recorro todo el borde de la ropa interior que aun te protege…Se que estas hirviendo, pero no los meto, ese es tu castigo. Vuelvo al pantalón y lo saco por completo junto con la tanga, dejándote desnuda por completo. Con fuerza controlada te doy unas nalgadas. Gemís sin reparo, querés mas castigo….Te guió hasta hacerte inclinar a noventa grados sobre el escritorio, me arrodillo, abro tus piernas haciendo a tu sexo aflorar, mi lengua avanza dueña y señora de vos, tus labios vaginales están absolutamente mojados, mi boca aumenta la lubricación…te recorro de arriba abajo metiendo y sacando mi lengua de vos, me apodero de tu clítoris y lo chupo con vehemencia, noto tus piernas tiritar y tus gemidos salir desafiantes por tu boca. Pienso en detenerme y decido mentalmente que debo ser mas severo, sin embargo antes de efectivizar aquello, utilizo mis manos para abrir mas aun tu entrada y mi lengua te viola sin miramientos, una vez adentro revoletea como abeja en la miel…no podes controlarte, tu cuerpo no entiende mis ordenes, mis prohibiciones.

Me pongo de pie, analizo mi entorno en busca del objeto preciso. Te anuncio mientras tanto que has colmado mi paciencia, que estas mojada como una puta, y que ya no puedo soportar tal rebeldía. A unos dos metros, sobre una repisa hallo lo que busco, es un adorno de mármol pulido, brillante y suave, es algo como un tótem mexicano pero en miniatura, tiene forma cilíndrica sin ser una figura geométrica exacta, puesto que esta labrado para darle la forma adecuada, mide alrededor de 15 o 16 centímetros y unos 4 de diámetro. Voy hacia el, no sin antes, inclinarme sobre vos, apretar nuevamente tus pechos, y besarte el cuello. Lo tomo entre mis manos y vuelvo a nuestro lugar. Aun permaneces recostada, aun estas húmeda y jadeante, aun en silencio. Te tomo por los cabellos y tiro de ellos hacia atrás, con esto logro que tu cuerpo se arquee por completo, y tus pechos se despeguen del escritorio. Sin más preámbulos, apoyo la cabeza del adorno en la entrada de tu ano, y anunciándote que este castigo es solo tu responsabilidad, lo deslizo hacia adentro, veo tu esfínter abrirse lenta y dolorosamente, no estas lubricada, gritas en silencio. Voy mas adentro y un poco mas, lo dejo allí, poco a poco luego de un gran dolor, tu cuerpo comienza a adaptarse a su visitante. Suelto tu cabello. Desabotono mi pantalón y lo dejo caer, me coloco por detrás de ti, mi pene esta más erecto de lo que jamás lo había visto. Lo tomo en mi mano y lo dirijo hacia tus labios vaginales, al sentir mi glande volves a gemir, retomo tu cabello y te aplico un sonoro golpe en las nalgas. Te ordeno callarte. Comienzo a cogerte, estas siendo doblemente penetrada y se que estas al máximo de tu capacidad de placer. Inicio mi vaivén sexual, veo mi miembro salir lubricado por tus jugos y vuelvo a meterlo, tiro de tu cabello con mas fuerza aun y mi mano aprieta fuertemente tus pechos, tus pezones, tus caderas. En tanto mi ritmo va en aumento, los sonidos se hacen mas frecuentes, ya no te detienes ante nada y gemís sin tapujos. Saco mi falo de tu interior, simulo estar ofendido. Te tomo de uno de tus hombros, te giro para hacerte quedar frente a mí y te ayudo a erguirte por completo. Me miras, tus ojos ya no son aquellos del inicio, estas desencajada, lujurioso, libidinosa…el deseo te supera, la calentura se rebela a tu voluntad.

  • No has sido obediente, no me has respetado esclava. Has actuado como una perra en celo, te has mojado, has gemido…te has atrevido a disfrutar aun incluso luego de los castigos; me obligas a reprenderte mas aun…Aprenderás a acatar…puta desobediente!! – Quite el tótem de tu ano y lo deje cerca de modo de recordatorio. Mi voz seguía siendo segura, sin embargo me costaba mantenerme en autocontrol, notaba tus ojos escudriñar mi aparato, que aun brillaba por la conjunción de líquidos que lo humedecían. Tus reacciones a mis palabras era variadas, todas positivas a mis deseos, pero algunos términos lograban claramente excitarte mas que otros, aquellos que se involucraban con tu condición de esclava y de puta desobediente, obviamente te alteraban. Continué…- Ahora será peor!!! - Prometí seguro, en tanto iba sacándome la camisa. Hurgue en el piso hasta hallar tu sostén, lo alce y con el te amordace, en tanto con mi camisa vendé tus ojos. Totalmente privada de tus sentidos más elementales, te inste a arrodillarte delante de mí. Accediste, una vez allí, comencé a surcar tu rostro con mi pene, pasaba mi glande por tu frente, tus ojos, tus pómulos y por tu boca que se mantenía tapada, era exquisito verte con la intención desesperada de atragantarte con mi mástil, tus gestos eran obvios, sin hablar suplicabas por que te permitiera mamarme…devorártelo. Yo continué con lo mió, manteniéndote tal cual. El liquido preseminal brotaba suavemente y se adhería a tu piel desprendiendo el característico aroma a sexo que tanto nos gusta, lo sentías, también sentías la humedad pegajosa en tu piel…Sin desconectar mi pene de tu rostro, baje mas…pasando por su cuello..y llegando hasta tus pechos…allí te hice ponerte de pie de forma tal que todo tu cuerpo se restregara con mi miembro. Te empuje con cierta violencia, pero nada excesivo. Quedaste sentada sobre el escritorio, instintivamente abriste tus piernas. No soporte la tentación y te penetre sin demora…tu cuerpo por completo estaba gozando, el cuadro de ataduras y sometimientos no hacia mas que excitarte mas. En tanto continuaba con la penetración, mi mano viajo hacia atrás para meterse bajo tu cola e introducir dos y luego tres dedos en tu recto, en tanto mordía fuertemente tus pechos, tus hombros…y cada parte de tu cuerpo que quedaba a mi alcance. Cada tanto extraía mi miembro de tu interior y lo paseaba por toda la extensión de tu vagina, tu cuerpo se tiraba hacia atrás y se tensionaba ante cada uno de estos episodios, mi voz acompañaba la situación, retándote en ocasiones, premiándote en otras…y recordándote tus ordenes. Al cabo de algunos minutos, comencé a entender que me restaba poco para acabar, bombee unos segundos mas y me salí. Te voltee y deje tu ano a mi merced, te clave con fuerza, de un empellón estaba otra vez adentro…mis manos arañaban tus hombros, y tiraban de tus cabellos. Ya no te dolía, estabas totalmente mojada, aun tus muslos cerca de las rodillas brillaban a raíz de nuestros jugos volcados.

Nuevamente note que iba a estallar, como antes me detuve y salí de vos. – Acuéstate en el piso, boca arriba, lentamente quiero verte hacerlo – Una nueva orden, una nueva directiva que acatabas sin chistar. - No harás movimiento alguno hasta que te lo ordene. – Fui directo y severo en aquella frase, no deje ningún lugar a dudas al respecto . En tanto libere tus manos y tu boca, también te devolví la visión. – No quiero movimientos, no quiero gestos, quiero que permanezcas como muerta, solo respirar te esta permitido – Mientras hablaba iba colocándome sobre vos, abriendo tus piernas y preparándome para volver a hacerte mía, seguramente durante pocos minutos mas.

Te mantenías incólume, quieta, fláccida. Yo me movía adentro como si estuviera bajo una descarga eléctrica. Te penetraba con mucha fuerza y mucha violencia…mis manos se posaban al costado de tus hombros y me ayudaba con ellas para afirmarme y metértela profundamente. Estaba al borde de mi límite, no podía soportarlo mas…se trataba solo de un minuto tal vez menos. Sin detenerme me deje caer sobre vos, y te susurre al oído… - Ahora amor…ahora quiero que termines, quiero que derrames todos tus juegos y liberes todas tus ansias, quiero que hagas tu voluntad con vos claro, pero sobre todo, por los próximos minutos…también yo soy tuyo. – Fue como soltar a un león hambriento, de un empujón me sacaste de encima tuyo, volteándome al suelo y colocándote a horcajadas de mi, sola te auto penetraste, luego continuaste moviéndote con desesperación, gimiendo y gritando, apretando tus pechos y mordiéndome los pezones, me besaste con locura y arañaste mis brazos…saltabas como poseída con mi falo en tu interior…De repente te tendiste sobre mi…presionando con tus labios vaginales mi pene, y apretando con tus manos mis cuerpo, tus mulsos se tensaron y tu rostro se desfiguro….gritaste desahogándote y comenzaste una acaba majestuosa.

Por mi parte ante semejante acción, ante ese espectáculo no lograba contenerme, estaba ya casi eyaculando, cuando me retaste a no hacerlo, me ordenaste no hecho y te alejaste de mi, desconectándote...tomaste mi verga aun totalmente erecta, y la aprisionaste de la base y la punta, lo hizo con fuerza, con mucha de hecho. Arrodillada delante de mí y con tus manos esclavizando mi aparato hablaste. – No termines, no aun..voy a soltarte pero no eyacules todavía. Debes obedecerme…- Me soltaste y volviste a acostarte mirando el cielo. Yo no salía de mi sorpresa y mi excitación me generaba ya un dolor físico. – Colócate de rodillas sobre mi, unos centímetros arriba de mi pelvis a la altura de mi ombligo – Fue tu nueva orden, yo fuera de mi…y desesperado, accedí, había tomado mi pene y ejercía sobre el la misma presión que aplicabas segundos antes. Una vez colocados tal como querías seguiste con tus indicaciones. – Ahora, ahora… quiero que me llenes de tu leche, quiero que me llegue a la cara, que me mojes las tetas, que corra tu semen por mi cuerpo, deseo sentir su calidez…¡¡¡ AHORA !!!… - Al final fue un grito. Yo solté mi pene, y lo masturbe durante menos de cinco segundos, luego la eyaculacion mas abundante que había tenido en mi vida tuvo lugar allí, el semen brotaba tal manantial y llegaba a tus labios que aguardaban ansiosos, otros chorros iban a parar a tus pechos, algunos mas tímidos solo se derramaban sobre tu estomago, luego otro espasmo y mas semen, nuevamente chorros, menos profusos y con menos alcance pero continuaban saliendo para mi total sorpresa. Yo exprimía mi mástil dejando que las gotas cayeran sobre ese abdomen pálido y plano. La imagen era absolutamente pornográfica, tu rostro se hallaba tapado de leche, aun tu cabello estaba manchado, las gotas descendían por tu cuello y tus oídos, tus pechos también contenían mi semen. Tus manos se movieron sin previo avios y comenzaron a refregarse con el esperma, desparramándolo por todo tu cuerpo y tu cara Simultáneamente tú lengua arrastraba líquido seminal hacia el interior de tu boca, tragándolo todo.

La situación, la reacción me sobrepaso, solo atine a besarte. Así lo hice. Pude saborear mi propio semen de tus labios, el beso se volvió mas apasionado, tus dedos viajaron hacia tu entrepierna y en tanto nos besábamos y nuestros cuerpos se unían debido a la textura y densidad de mi semen, volviste a terminar, fue menos sonoro que la vez anterior. Ni bien concluiste aquello, dejaste de besarme. Poco a poco, tu semblante iba regresando, tu razón volvía a tomar imperio de tus acciones. Yo ya estaba de pie observandote. Aun no creía todo lo que acababa de suceder, no tenía idea de cómo continuar ahora, en efecto dudaba de cómo abandonar la oficina.

Mientras mi mente se debatía en el paso a seguir, mis manos iban vistiéndome, haciendo caso omiso a la suciedad divina de mi cuerpo. Vos hacias lo mismo. El silencio reinaba. Creo incluso que algo de vergüenza nos dominaba a ambos. Luego de alguno minutos, ya cuando los dos estábamos plenamente vestidos, cierta idea surgió en mi mente…pensé que tal vez debería concluir todo aquello del mismo modo en el que lo había comenzado, quizás era el modo de cerrar el circulo e incluso con algo de suerte de poder tener una continuidad.

Esclava…escúchame, obedéceme como hasta ahora y podrás continuar disfrutando de todo esto, sin castigos ni reprimendas. – Para mi completa sorpresa, tus ojos nuevamente denotaron sumisión. Ello me animo a seguir. – A partir de ahora serás mía en la forma y cuando te lo diga, sin embargo hasta que te lo ordene, no me dirigirás la palabra, la vista ni nada, actuaras con total indiferencia en lo que a mi respecta. ¿Esta claro? – La mire espetándole mi directiva y aguardando una respuesta. – Si amo, así será – Y luego permaneciste quieta y en silencio. Aguarde unos instantes como para retomar mi autodominio, mire el reloj y constante que la hora del almuerzo estaba tocando su fin. Avance hacia la puerta, la abrí y abandone el recinto al tiempo que la cerraba tras de mi.

El hall del banco aun estaba casi desierto, el personal aun no regresaba de la hora del almuerzo. Reconfortado me encamine a mi despacho. Luego de unos minutos estaba sentado detrás de mi escritorio, me había aseado como había podido y estaba bastante presentable. Sin poder controlarlo y con absoluta espontaneidad, una fuerte carcajada se apodero de mi boca y mi cuerpo.

Cuatro horas más tarde, era tiempo de terminar el jornal. Todos emprendían el regreso por los mismos caminos, las salidas obligadas eran las escaleras o el elevador. Opte por el segundo. Estaba de pie frente a la puerta, la luz roja marco el stop de ascensor, ingrese primero, gire sobre mis pasos y espere que el resto de mis compañeros completara el cupo máximo para poder descender. La penúltima era mi nueva esclava. Nuestras miradas, ni siquiera se cruzaron. Nuevamente sonreí, solo que esta vez fue en silencio

FIN

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Nuevamente les agradezco enormemente por el tiempo tomado en leer el relato, también agradezco enormemente los diferentes comentarios y criticas, todos y cada uno de ellos son bienvenidos. Por ultimo pido disculpas por mis errores y limitaciones y les recuerdo mis direcciones de mail para lo que ustedes consideren que pueda serles útil…Realmente muchas Gracias.

shareek20@hotmail.com

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ADRIAN