Hasta que la Mafia nos separe 9

Había un pasado que me perseguía en la soledad de mis pensamientos y ese pasado me obligaba a escapar de Maite...

No se demoro mas de unas cuantas horas que me obligaron amanecer otra vez en este sitio, la mire por ultima vez tras esos barrotes que nos separaban y me libero, salimos de aquella cárcel, el aroma del aire era diferente, caminar por las calles era un sueño hecho realidad, verla a ella sonreírme era un deseo que no pedí, pero que se cumplió de igual modo, subimos a su auto… que sería de mi? Adonde me llevaría, tuve miedo de preguntar, me senté en el asiento del copiloto y como si estuviese rememorando el pasado me acurruque y fingí dormir solo para que ella me mirara como Mariana lo hizo aquella noche, me voltee y deje mi rostro a su merced, pero ella no fue como Mariana, Maite acaricio mis mejillas, pude sentir las yemas de sus dedos acariciando mi rostro cansado y desecho por lo vivido, cuando dejo de tocarme espere unos segundos para voltear mi rostro y cuando lo hice abrí mis ojos para darme cuenta que habíamos llegado a nuestro destino… Su casa, cuando entramos ella me sonreía de una manera tierna, comprensiva, sin juicios ni preguntas… me llevo a la ducha y por fin pude sacarme esta ropa, me metí a la regadera y los recuerdos volvieron en cuanto tuve mi cuerpo empapado, cualquier lugar, cualquier acción, cualquier palabra me recordaban a Mariana y una simple ducha la traía a un presente que no existía para ella, supe que había estado demasiado tiempo en la regadera cuando escuche su voz – Liliana, ¿Estas bien? – preguntaba mientras tocaba la puerta, no le respondí, no pude decir nada – Liliana, voy a entrar – de nuevo enmudecí, solo salí de la ducha y espere a que entrará, cuando lo hizo no pudo fingir su vergüenza ni mucho menos disimular su mirada a mi cuerpo, tomo la toalla y me arropo las gotas de agua lograron disimular mi llanto, pero nada disimulaba mi pena, - quieres algo de comer? – pregunto mientras salía del baño yo me negué y ella insatisfecha intento salir del cuarto pero la detuve – quiero dormir – le dije esperando que mi pena sea ahuyentada con el cansancio, tomo mi mano y me llevo hasta un cuarto, su cuarto y me acostó en su cama, me sonrió y quiso quedarse, pero me gire, ignorándola por completo lo que le dio la señal de salida de esta escena, me arrope en aquella cama, y me tape conciliando el sueño de inmediato lo único que me hizo despertar fueron sus pasos en la habitación cuando abrí mis ojos la oscuridad no me permitía ver nada, sentí como se desabrochaba el pantalón por lo que supuse que se acostaría a mi lado, trague saliva nerviosa y deje que continuara un poco deseosa de su acción, cuando estuvo a mi lado me gire y la mire, ella me miro también y dijo – Te incomoda que duerma aquí? – pregunto mientras intentaba mantener la distancia entre mi cuerpo desnudo y ella – esa pregunta la tendría que hacer yo, es tu cama – respondí no queriendo ceder ni un centímetro – por supuesto que no me incomoda – se corrió unos centímetros, no mucho en realidad solo lo suficiente como para no tocarnos pero aun para sentir nuestro calor – gracias – le susurre antes de cerrar los ojos y quedarme dormida con el encanto del aroma que emanaba su cuerpo cansado… Los rayos del sol pegaron en mi cara, lo que me hizo despertar mas no abrir los ojos, desee no estar en aquel calabozo y al abrir mis ojos mi deseo estaba hecho realidad, solo estaba ella ambas en la misma posición, ella solo a unos centímetros de mi cuerpo, de mi boca, de mi corazón… me levante sigilosa, aun estaba desnuda y no me importaba, las únicas prendas que tengo son las que están manchadas con sangre y no las quiero volver a ver… vague por la casa hasta encontrar la cocina donde llegue solo hacerme otra taza de café, cuando me servia desde la cafetera algo de este liquido, pude sentir su mirada en mi, pude sentir su aroma, su presencia… la pude sentir a ella, a Maite mirándome desde la seguridad de su lejanía, pero fue descubierta por mis sentidos

Liliana: perdón si te incomoda que este desnuda – le dije sin girarme –

Maite: - se mantuvo en silencio unos segundos, supuse que le había incomodado el ser descubierta – no te preocupes, si a ti te incomoda puedes buscar algo en mi closet

Liliana: - me gire – hace un poco de frío, tal vez lo haga

Pensé que tenía el control de la situación cuando la vi acercarse, mi corazón se agitaba y trague el café de prisa antes de atorarme, miro mi cuerpo otra vez, pero no con deseo, sino que con lastima, posó sus manos sobre mis costillas y cerro sus ojos intentando no llorar, yo cerré los míos en cuanto el tacto tibio de sus manos inundo mis poros… no pude evitarlo y la abrace, ella imito mi acción y se aferro con fuerza a mi, estuvimos un tiempo abrazadas hasta que sonó el timbre… ambas nos separamos enseguida, ella fue a la puerta y pude escuchar una conversación, la quería de vuelta, quería volver al momento en que la tenía acurrucada pero la conversación se alargo y tuve que esperar unos minutos - ¿Quién era? – pregunte en cuanto regreso – la correspondencia – dijo mostrándomela entre sus manos, no pregunte mas, mientras ella preparaba el desayuno yo iba a su closet a buscar ropa que me acomodara y encontré, un polerón y un buzo que me quedan bien, me coloque mis zapatillas y baje a desayunar

Liliana: donde vas? – pregunte por su prisa –

Maite: iré a buscar algo – respondió –

Liliana: te demoraras mucho?

Maite: la verdad es que no lo se – se puso de pie y tomo su chaqueta – te quedas en tu casa, vuelvo luego – me sonrió –

No alcance a decir mas, había un pasado que me perseguía en la soledad de mis pensamientos y ese pasado me obligaba a escapar de Maite, pero algo en mi no quería, salí de la casa esperando poder encontrar la mía, camine por largo rato hasta que me ubique en las calles y con un paso lento logre llegar a mi destino en 2 horas, me asegure que nadie me viera entrar y entre… Este lugar me impregnaba con emociones dolorosas, pero me era imposible no extrañar mi hogar, el lugar donde volví a nacer gracias a Joel, aquí estaba otra vez ordenando la ropa de Mariana en el bolso, sus fotos ahora puestas en un álbum me hacían poseedora del mas grande tesoro tanto de Joel como mío, su rostro y su historia, recorría la casa sintiéndome viva otra vez cuando escucho unas sirenas acercarse a la propiedad, me acerco a la ventana y veo a Maite salir de unas de las patrullas, mirarme y correr hacia la entrada donde yo ya la esperaba un poco atónita con la situación

Maite: Liliana como se te ocurre estar aquí, como se te ocurre venir sola – me regañaba con rabia, con preocupación y con un toque de ternura –

No dije nada, ni siquiera la cuestione, tome el bolso y me dirigí a la patrulla tal y como ella me indico, no me dijo nada en el camino y al llegar a su casa aun podía sentir ese enojo reprimido

Liliana: lo siento no sabia que no podía salir sola

Maite: es obvio que no puede Liliana, no quiero que lo hagas nunca más

Liliana: bueno – agache la mirada – llamaste a todas las patrullas de la ciudad solo para ir a búscame? – le pregunte un poco entretenida –

Maite: casi – me miro enojada – llamaría a Superman para encontrarte

Reí y me enternecí con sus palabras, ella se había preocupado y ahora con un plato de comida caliente frente a mi su mirada vigilante me obligada a comer, hasta que se sobresalto

Maite: ah por cierto tengo algo tuyo – dijo mientras buscaba en su bolso – toma esto es tuyo

Dijo entregándome el arma de Mariana, mi arma… toque cada rincón del objeto intentando buscar el consuelo en la empuñadura como si algo de Mariana estuviese ahí y lograra controlar esta pena y lagrimas que querían salir en presencia de Maite… me contuve pero fue inevitable la pregunta

Liliana: Como la conseguiste?

Maite: tengo unos cuantos amigos en evidencia

Liliana: tienen que ser muy bueno amigos

Dije mientras dejaba el arma a un lado no dándole demasiada importancia frente a ella

Maite: que fuiste a buscar a la casa? – pregunto atenta a mi respuesta –

Liliana: esto… - dije siendo incapaz de mentirle u ocultarle algo –

Maite: - tomo el álbum y solo hojeo las dos primeras paginas para luego cerrarlo – debiste amarla mucho – dijo ella devolviéndomelo –

Liliana: con todo mi corazón – le respondí viendo como rostro se entristecía –

Me sonrió intentar pasar desapercibida, y si deje que lo hiciera… pero ahora habían otras cosas que me obligaban a cortar este silencio

Liliana: Que quieres de mi? – pregunte seria –

Maite: - se ruborizo un poco y tartamudeo sin decir ninguna palabra completa –

Liliana: - me puse nerviosa, entendí que ella lo malinterpreto – con respecto a lo de infiltrarnos

Maite: ah!... si, estoy esperando que te recuperes

Liliana: que me recupere de que si no estoy enferma – dije un poco exaltada –

Maite: lo digo por tu alimentación y psicológicamente aun no estas preparada para volver

Liliana: jamás voy a estar preparada psicológicamente para volver a verlos sin querer arrancarle las uñas con unas pinzas – dije colocándome de pie –

Maite: - se puso de pie enojada de igual manera – crees que yo voy a poner en peligro una misión por una niña que no sabe controlarse? Crees que yo no he perdido nada con esa gente?, cuando te controles será cuando puedas infiltrarte, ahora no… - dije apretando los dientes –

Liliana: - mordí mi lengua para no responderle –

Maite: - se volvió a sentar –

Yo por mi parte desaparecí enseguida, me fui a su habitación quería un poco de tranquilidad de esa escasa paz y alivio que había olvidado como se sentía, me senté en el suelo junto a la puerta y por eso fui capaz de ver sus piernas cuando ella entro a la habitación con un álbum parecido al mío…

Liliana: tienes razón, lo siento… no quiero pelear mas

Maite: yo no viene a pelear Liliana – dijo sentándose en el suelo conmigo –

Liliana: - mire el álbum –

Maite: - acaricio mi mejilla – quiero que sepas mi verdad, tanto como yo se la tuya – coloco el álbum frente a mi –

Lo hojee lo suficiente como para ver un trozo de su felicidad en fotografías de ella y un hombre, gire la tercera pagina cuando una de sus lagrimas cayo sobre una fotografía provocando que mi mirada antes egoísta se compadeciera de ella aun sin conocer los detalles de su pena, tomo una de mis manos y ambas compartimos un par de lagrimas que corrían sin preguntar…

Liliana: quien es? – Pregunte limpiando una de sus lágrimas –

Maite: el fue el hombre que murió en manos de esos asesinos

Liliana: dijiste que era un amigo – le reproche –

Maite: - me sonrió – jamás quise mentirte, solo que no sabia como reproducir esta pena en palabras

Liliana: - puse mi mano en su rostro – si no estas prepara esta bien, te esperare

Maite: - acaricio mi mano con su rostro – estoy lista

Liliana: - asentí y la mire mientras ella cerraba los ojos –

Maite: lo conocí en la academia, siempre fuimos muy amigos, hasta que todo eso se transformo en una relación, el le tenía tanto amor al uniforme, a su trabajo, a completar esta misión que juro pedirme matrimonio cuando todo esto terminara – pauso su relato por el llanto incontrolable que se le escapaba por la garganta –

Liliana: - la abrace tan fuerte como ella lo necesitaba –

Maite: pero eso no pasará – me dijo limpiando sus lágrimas – el ya no está y lo único que puedo hacer, es completar esta misión en honor a el, a nuestro amor…

Liliana: y juntas lo haremos – le dije apoyando su frente contra la mía –

Maite: - asintió con una sonrisa –

Los días pasaban y siempre empezaban y terminaban de igual forma, ambas nos levantábamos a las 7:30 de la mañana desayunábamos juntas y luego ella se iba a trabajar y yo me quedaba en la casa entrenando, venía almorzar, a veces a la 1 de la tarde y se iba a las 2:30 para luego esperarla con la cena a las 6:30 de la tarde, me duchaba antes que llegará y después de comer ella lo hacia para luego irnos a dormir, nuestra relación era netamente profesional, dormíamos en la misma cama pero ni siquiera nos habíamos rozado, solo una noche que por frío la abrace y cuando despertamos a la mañana siguiente ella estaba sobre mi y con una de sus manos en uno de mis pechos, pero sintió tanta vergüenza por aquel episodio que jamás volvió a pedirme que la abrazara, por lo que compartimos cama pero cada una tiene su extremo, este es su primer día libre desde que estoy aquí por lo que la espero con una botella de vino tinto y me pongo uno de mis vestidos color negro, son las 6:45 de la tarde y aun no llega, la verdad es que siempre viene con la excusa de que tenía mucho papeleo y no se que por lo que la espero y de pronto llega a las 7… había apagado todas las luces y ella entro sigilosa pensando quizás que yo ya estaba dormida, espere que pasara de la puerta y me acerque silenciosamente por atrás y tomando sus caderas la asuste de tal forma que tiro sus cosas, salto hasta el techo y grito todo para que luego intentara asesinarme cuando se dio cuenta que era yo

Liliana: perdón, perdón – dije esquivando sus manotazos –

Maite: como… se te ocurre… hacerme… algo así – dijo aun con el corazón en la mano – es que yo debería matarte

Liliana: - la apegue a mi cuerpo – o podrías acompañarme a tomar una copa de vino

Maite: - se ruborizo – vino? La verdad es que no tomo por que se me sube rápidamente a la cabeza

Liliana: vamos mujer, que nunca hemos hecho nada juntas… además mañana tienes libre

Maite: solo una

Liliana: lo prometo… solo una

En el 4to vaso pude sentir que todo me daba vueltas, la verdad era que no dejábamos de reír y ella aun podía caminar por lo que se dirigió a la radio y coloco un CD, enseguida comenzó a sonar una canción, “pequeño sol”

Maite: cierra la puerta estamos solos, traigo dos copas, baja la luz, es nuestra noche, es nuestro sitio, es nuestro tiempo, en libertad – me cantaba mientras se acercaba – siempre he querido hacer el amor con esta canción… no tengas miedo, relájate, suéltate el pelo, bebe champagne, corta el teléfono, bailamos suave… - me hizo ponerme de pie – beso tu cuello, siento tu piel – beso mi cuello y comenzó a sacarme el vestido – deja el vestido, sobre la alfombra – seguía cantando – ven a mis brazos… ahora te amare nena, te amare cielo, pequeño sol…

No me contuve, no quería, por lo que la deje besarme y comencé a ceder y a propasarme de igual forma, saque su uniforme y cuando las dos estuvimos casi desnudas fue el momento de parar pero ninguna de las dos tuvo la fuerza de hacerlo, ni por respeto, ni por decencia, ni siquiera por le hecho de que estábamos alcoholizadas, nada nos hizo reaccionar solo nos impulso aun mas a explorarnos la una a la otra, así como fue que de un momento a otro acabe entre medio de sus piernas lamiendo hasta el ultimo centímetro de su entrepierna, escuchando como sus gemidos se ahogaban bajo la tarea de succionar mis dedos que posteriormente peñiscaban sus pezones… Luego ella se posiciono sobre mi donde 2 de sus dedos se perdían dentro de mi vagina, su boca mordisqueaba cariñosamente mis pechos y yo me perdía en todo lo que me hacia sentir, de pronto levanta su mirada y antes de besarme me regala una sonrisa que me hace volver a la realidad… unos ojos que me hace dudar de lo que estoy haciendo, luego me besa… me besa haciendo que su lengua recorra mi boca de tal manera que yo no quisiera que se detenga en esta vida ni en la otra, la quería, la quería tocándome, besándome, la quería en mi vida y eso no lo negaría…

A la mañana siguiente me despierto en el sofá completamente desnuda con un dolor de cabeza horrible y sin ella… la busco con mis manos ya que el dolor de cabeza me impide mirar la luz que inunda la habitación, la busco y no esta… me asusto levemente por lo que abro mis ojos y lo único que alcanzo a ver es la botella de vino y una nota, la cual tomo entre mis manos y leo “me fui a trabajar… Maite”… a trabajar? Si quería escapar por último que se vaya a otro país pero no a trabajar en esas condiciones, me meto a la ducha hasta que siento que mi cuerpo puede resistir el peso de la ropa… me coloco unos jeans, una polera con tira y un par de gafas y salgo, voy camino a su trabajo, a hacer lo que ella no hizo, a confrontarla… Cuando llegue sabía muy bien donde estaba su oficina, me habla tanto de ese lugar que pareciera que no solo ella trabaja aquí, entre rápidamente y sin bacilar, un guardia me siguió pero yo seguí mi camino y abrí la puerta de su oficina y ella hablaba por teléfono dándome la espalda y sin mirarme me hacia señales para que la esperara, cuando colgó el teléfono se giro y se sorprendió

Guardia: entro sin que yo se lo permitiese señorita

Maite: no te preocupes Tomas

Liliana: recuerda bien mi rostro Tomas – le sonreí – por que no será la primera vez que me veas

Maite: puedes retirarte Tomas, muchas gracias – Cerro la puerta – que estas haciendo acá?

Liliana: lo mismo me pregunto yo… que estas haciendo aquí Maite?

Maite: trabajando, que mas voy a estar haciendo? – dijo ordenando nerviosamente unos papeles –

Liliana: hoy? En tu día libre?

Maite: si, que tiene de raro?

Liliana: que por una leve casualidad anoche tu y yo…

Maite: - me interrumpió – no podemos hablar de eso aquí Liliana

Liliana: entiendo que no quieras que nadie se entere, pero creo que después de eso me merezco mucho mas que una notita de mierda – le tire el papel sobre su escritorio – o para ti fue tan poco? – le pregunte un poco molesta –

Maite: - dudosa se quedo en silencio –

Liliana: - asentí mordiéndome los labios – entendí, gracias por el alojamiento – dije saliendo de su oficina

Maite: - me detuvo en la mitad del pasillo – Liliana por favor, para mi eres muy importante

Sujeto: y por que tan así señorita Gallardo?

Maite: Señor Vergara – dijo nerviosa –

Adolfo: Adolfo Vergara – estirándome su mano – un placer –

Liliana: - sonreí – Liliana Montalva un gusto

Adolfo: por que ella es tan importante para ti Maite? – le pregunto –

Mientras yo me preguntaba lo mismo, por que soy tan importante? Que te pasa conmigo o mejor dicho que me pasa a mi contigo? Que tiene tu mirada que la anhelo todos los días, que tienen tus besos que me hacen desearlos a cada momento? que tiene tu cuerpo que se negó a pasar una noche mas sin mis caricias?, que tiene mi corazón?, que ahora con esta pregunta comienza a latir tan rápido que creo que se romperá si no dices algo lo suficientemente comprometedor como para que yo sepa que me quieres… Que será de mi?, que pasara con su recuerdo Mariana?... di que me quieres Maite… dilo…

• Un perdón no es suficiente lo se, pero me disculpo de igual forma para todo aquel que me espero y que en algun momento perdió la confianza en que este relato terminara... aquí estoy de vuelta, para terminar lo que deje inconcluso, tratare de no perderme... un saludo desde el sur de Chile... V/S ♥