Hasta el Límite
Primera parte de lo que pretende ser una larga saga inspirada en Moldeando a Silvia de Federico, en este capitulo no hay escenas de sexo, solamente planteamiento y presentación de los protagonistas. Marisol, una joven veinteañera se acerca a un encuentro que cambiará su vida para siempre.
Esta obra contiene escenas de sexo no consensuado, sadismo, humillación, dominio y está orientada a lectores adultos. Si este tipo de cosas no son de su agrado o de algún modo hieren su sensibilidad deje de leer ahora. Todas las escenas aquí narradas son de absoluta ficción y es voluntad del autor que nunca lleguen a ser reales.
Capitulo 1
La tarde cae sobre la ciudad de México, el invierno de este año se ha adelantado varias semanas y un viento gélido recorre las contaminadas calles, es viernes y el tránsito es un caos, personas en sus autos intentan llegar a casa, a alguna fiesta o alcanzar una reunión tardía de trabajo; los peatones atestan las calles, algunos solos y otros acompañados, se pueden observar gestos de antipatía y frustración, de alegría y expectativa e incluso de sorpresa ante la muchedumbre, sin embargo, todos van a algún lugar, todos han decidido moverse y se dirigen a su destino conformes con los que les aguarda.
Todos excepto Marisol.
Marisol camina sola, mirada baja y hombros caídos, camina despacio intentando retrasar la llegada a su destino, no mira a nadie y nadie la ve, ha recibido empujones y un par de pisotones sin siquiera darse cuenta, parece ajena a todo a su alrededor y quien la viera pensaría que es una chica cualquiera que camina con la cabeza en las nubes, aunque, un observador más avisado podría notar la tensión en su andar, una cierta reticencia al mover los pies, como si estos quisieran llevarla contra su voluntad; podría notar que lleva los puños cerrados y el ligero temblor de sus manos, la tensión que mantiene su mandíbula cerrada como un cepo y que empuja la comisura de sus labios ligeramente hacía abajo, si alguien prestara la suficiente atención podría notar que a pesar del paso lento, su respiración está acelerada y podría ver, en sus grandes ojos cafés algo que parece ir más allá del miedo.
Está aterrada y lo que más desea es dar la vuelta y volver a casa, de hecho, emplea toda su fuerza de voluntad para continuar caminando mientras rememora, una vez más, como fue que llego hasta esta situación.
Todo comenzó un par de semanas atrás, había sido un lunes cualquiera y salió del trabajo pasadas las nueve de la noche, la rutina de siempre, Metrobús atestado hasta el límite norte de la ciudad, el paso por el paradero de mala muerte en indios verdes y casi una hora apretujada en un destartalado autobús.
Se sentía afortunada, llevaba casi tres meses sin ser víctima de un asalto o los manoseos de algún pervertido en el transporte; como siempre, sintió una punzada de inquietud al bajar del autobús en una calle oscura y solitaria de Ecatepec y se recordó a si misma que debía presionar enel trabajo para poder acudir por las mañanas, cruzó a paso acelerado las pocas calles que quedaban hasta su hogar y llegó,como casi siempre, bastante nerviosa, pero sin contratiempos.
Como ya era costumbre, entró rayando la media noche, sus padres y hermanos estaban durmiendo, por lo que se dispuso a imitarlos después de tomar la cena acostumbrada a base de pan y café;continuando con la rutina, se aprestó a preparar sus cosas para el día siguiente, eligiendo para vestir un pantalón de mezclilla y una blusa bastante discretos, acompañados de un par de converse que habían visto sus mejores días hace ya bastantes meses; aunque le encantaban los vestidos, las faldas y los tacones altos, al vivir en una de las zonas más peligrosas del Estado de México, la discreción era más bien un tema de necesidad que de gusto, pero, fue al ir a cambiar de bolso cuando noto algo raro.
Estaba abierto, aún a pesar de que ella lo cerraba antes de salir del trabajo y nunca sacaba nada de él en sus trayectos; su primer instinto fue pensar que le habían robado, incluso se alegró de haber aprendido a no guardar en él, nada más valioso que maquillaje barato, pañuelos desechables y dulces, pero al revisarlo descubrió, con sorpresa, que no faltaba nada, de hecho, había algo de más.
Era un sobre blanco común, y ahora recuerda con cierta amargura el instante de expectación que le provocó.
Marisol Sánchez del Águila
Texcoco 32-4
San Pedro Ecatepec
Una carta, entendió con cierta sorpresa, y sin saber muy bien por qué, una tímida sonrisa se dibujó en su rostro mientras se apresuraba a leer el trozo de papel que la sumiría en la desesperación.
Marisol:
Tú no me conoces y mi nombre no tiene importancia, lo importante es que yo te conozco, te he observado por un tiempo y he aprendido mucho de ti, de tu madre, María y de tu padre, Francisco, sé que ella es lasirvienta en una casa acaudalada y él es conserje en una escuela primaria; conozco a tu hermana Ema, que vive aguantando los cuernos de su marido y sé de tu hermano Antonio, que se “gana” la vida asaltando gente para después drogarse y embriagarse hasta la inconciencia.
Sé que tienes unas sobrinas preciosas que son tu adoración, que odias al marido de Ema y que finges no darte cuenta del criminal que es Antonio; también sé, que en julio tu novio David, quien creías sería tu esposo algún día, te engañó, y sé que lo dejaste porque, a pesar de que deseabas perdonarlo, temes cometer los mismos errores que le echas en cara a Ema cada vez que tienes oportunidad.
Sé que a pesar de que tienes un trabajo estable de medio tiempo, tu sueldo es bastante patético, por lo que, si tus padres perdieran sus fuentes de ingreso, todos ustedes se hundirían irremediablemente y, además de muchas otras cosas, sé que vas a hacer lo que sea para evitar que yo destruya a tu familia.
Es importante que entiendas cuanto antes que no tienes elección en lo que pasará a partir de ahora, tu vida está en mis manos y mi voluntad es ley para ti, por ello al terminar de leer esta carta y una vez que hayas aceptado tu nueva condición, lo primero que harás será desnudarte completamente y tomarte cuatro fotos de cuerpo completo, frente, espalda y perfiles, no intentes ocultar tu rostro, y después vas a enviarlas a esta dirección de correo: marisolsinvoluntad@gmail.com
Una vez cumplida tu tarea esperarás más instrucciones por correo.
Sobra decir que este asunto es entre tú y yo, y la implicación de más personas por tu parte, acarrearía desagradables consecuencias para tu familia, tienes hasta el miércoles a media noche para aceptar las cosas y cumplir la orden, no me obligues a demostrar que hablo en serio.
Al terminar de leer, Marisol estaba paralizada, quería creer que era una broma de mal gusto en el mejor de los casos, o un demente lanzando amenazas vanas en el peor, sin embargo, nadie que la conociera le habría gastado una broma de este tipo, y si era un demente, sabía demasiadas cosas sobre ella para creerlo inofensivo.
Algunas de las cosas en la carta eran sabidas por cualquiera que la conociera un poco, aún a pesar de que no tenía mucha relación con las personas en su colonia, tal vez algunos amigos en el trabajo supieran sobre su familia, pero ella jamás había sido muy abierta, y menos aún sobre los delitos de su hermano, o el hecho de hacer la vista gorda.
El odio a su cuñado lo pregonaba a los cuatro vientos, pero no le había dicho absolutamente a nadie el motivo de la ruptura con David, y menos aún su temor de seguir los pasos de Ema.
Estaba aturdida y furiosa, indignada maldijo al autor de la carta hasta el cansancio y pasó la noche en vela tratando descubrir de quién se trataba; continuó absorta en el tema al día siguiente, hablando casi nada con su familia y mirando con suspicacia a todos a su alrededor.
Pensó mucho en el asunto y concluyó que no podía compartirlo con nadie, su padre y su madre tenían demasiadas preocupaciones, la relación con su hermana era totalmente antagónica y, aunque su hermano era un hombre de temer, hacía mucho que no lo veía en sus cinco sentidos; mientras que, en el trabajo, a pesar de tener algunos amigos y un par de pretendientes, en nadie confiaba lo suficiente y, además, temía pedir sin darse cuenta la ayuda de su acosador.
Conforme se fue acercando la fecha límite, Marisol comenzó a entrar en desesperación, no lograba encontrar algún sospechoso serio y temía a la amenaza, pero, lo que le pedía era demasiado, ella era muy tímida y aun teniendo un cuerpo bonito, le avergonzaba su desnudez, además de que consideraba una verdadera estupidez obedecer las instrucciones de un desconocido, pero tampoco conseguía librarse del miedo, por lo que, sin darse cuenta, el tiempo pasó y el plazo límite la encontró paralizada sin poder tomar una decisión.
Ese miércoles no fue a trabajar, estaba tan conflictuada que no se vio capaz de salir de su casa y enfrentarse al mundo, por lo que pasó todo el día sola, sin hacer nada más que dar mil y un vueltas a la amenaza.
Logró liberar un poco de ansiedad haciendo toda la limpieza del hogar, lo que consiguió ocuparle hasta el atardecer, cuando por fin tuvo que aceptar que no quedaba nada por hacer y se sentó en su cama a continuar rumiando el asunto.
Por desgracia llevaba dos noches en vela, apenas había comido nada y había quemado mucha energía limpiando obsesivamente, por lo que, sin darse cuenta, el cansancio la venció y la madrugada del jueves la encontró profundamente dormida.
La despertó el vibrar de su celular sobre la mesa de noche, lo tomó aún adormilada y encontró un mensaje de texto.
¿Quieres pruebas?
Espéralas.
Sintió un retortijón en el estómago y se encontró completamente alerta aún a pesar de que hacía un par de segundos seguía dormida; el plazo había vencido y el acosador se hacía presente, se encontraba tan asustada que ni siquiera se detuvo a pensar cómo era que él había obtenido su número celular.
El miedo del que era presa desde que leyó la carta, alcanzó límites insospechados, cayendo como una loza de cemento sobre su pecho y, por primera vez desde que todo el asunto había comenzado, rompió a llorar y continuó haciéndolo casi hasta el amanecer.
Pensó que se pasaría todo el jueves esperando las represalias y rezando para que no llegaran nunca, pero éstas aparecieron casi junto con la luz del sol; se oyeron unos fuertes golpes en la puerta de la casa y ella sintió que su corazón se detenía; se apresuró a levantarse y a ponerse la ropa que se había quitado mientras dormía, por lo que cuando llegó a la puerta, su hermano ya estaba abriendo.
—Antonio Sánchez¡Ya valiste verga hijo de tu puta madre!
El hombre, del tamaño de un oso, cruzó el umbral y cayó sobre Antonio sin que este tuviera tiempo de reaccionar, mientras en la mente de Marisol resonaban todas las historias que había escuchado sobre familias enteras que habían sido ejecutadas por el crimen organizado.
Marisol continúa andando por las calles de la Ciudad de México, va totalmente absorta en sus recuerdos y un escalofrío recorre su cuerpo al recordar el breve y amargo instante de alivio que sintió al darse cuenta de que, quienes irrumpían en su hogar eran policías.
Se armó un caos, Antonio sometido en el suelo, su padre forcejeando con dos policías que habían entrado en la casa detrás del primer hombre, su madre llorando y gritando al igual que las niñas y Ema tratando de calmarlos a todos mientras ella solo podía observar paralizada, mientras se decía mentalmente que no podía ser su culpa, que debía ser un error, una coincidencia.
Y, como si en la distancia él hubiera podido leerle la mente, el celular le vibro en las manos, un nuevo mensaje.
Mejor no esperes a que sea viernes.
Sintió que el alma se le caía a los pies, la habitación comenzó a girar a su alrededor y trató de gritar para liberar el enojo, la frustración y el miedo que la atenazaban, pero no encontró aire en sus pulmones; intentó inspirar profundamente y el aire que consiguió no pareció suficiente, por lo que lo hizo nuevamente, otra vez, y otra y otra...
Al despertar se encontró tendida en el sofá de la sala mirando muy de cerca el preocupado rostro de su madre.
-¡Mija, bendito dios que reaccionas!Te desmayaste y tu papá apenas tuvo tiempo de ponerte en el sillón antes de irse con Ema a conseguir un abogado. Dicen que mi Toño es un ladrón y un asesino y que se lo llevaban directo al reclusorio, pero, tiene que haber algún error ¿Verdad? Tu hermano es un buen muchacho y seguro solo lo están confundiendo con alguien más.
Su madre la miraba llena de angustia y Marisol no tuvo corazón para romper sus ilusiones, para decirle que su hijo era un ladrón, que desde hace tiempo era temido en el barrio y que circulaban muchos rumores que, de ser ciertos, probablemente lo mantendrían encerrado por muchos años, por lo que solamente pudo abrazarla,dedicarle algunas falsas palabras de ánimo y dejarla llorar en su hombro.
Una vez que su madre consiguió recuperar la calma, salió rumbo al trabajo ya que, de faltar, debería explicar a sus patrones el motivo, lo cual podría ocasionar su despido, nadie quiere en su casa a alguien cercano a un delincuente, y Marisol, tuvo que faltar a su propio empleo para cuidar a sus sobrinas.
Se pasó el día con las niñas en casa, no logró convencerse de salir para llevarlas a la escuela y, a pesar de saber que debía explicarles lo que habían presenciado, no pudo más que darles alguna vaga excusa y las mantuvo entretenidas con la televisión, mientras ella se flagelaba mentalmente por haber provocado todo aquello y trataba, entre un constante llanto, de reconciliarse con la idea de que suacosado, quien quiera que fuera, hablaba muy,muy en serio.
Su padre y su hermana regresaron poco antes del anochecer, habían encontrado a un abogado que podían pagar e investigado la nada alentadora situación de Antonio; se presentaban varios cargos por robo a mano armada, con violencia, tenían varios videos en los que, supuestamente se veía su rostro al atracar en autobuses y, para colmo de males, había pruebas que lo señalaban como responsable de la muerte de una mujer de veintinueve años.
El caso estaba en proceso y, aun cuando el económico abogado que habían conseguido lograra refutar todos los cargos, suhermano no era candidato a una fianza, por lo que pasaría no menos de un año en prisión antes de que se le declarara culpable o inocente.
Una vez que informaron a Marisol sobre la situación, Francisco se marchó a buscar a su esposa en el trabajo para darle las malas noticias, mientras que Ema tomó a las niñas y las llevo con ella a buscar a su marido, al parecer había decidido que, dada la situación, bien podría darle otra oportunidad; pareció sorprendida de que su hermana no adivinara sus intenciones y se le lanzara al cuello, pero agradeció su suerte y se marchó sin hacer preguntas.
En cuanto se vio sola, Marisol estalló en llanto, si bien, había llorado todo el día, lo había hecho de forma mesurada y tratando de que sus sobrinas, su padre o su hermana no lo notaran, pero al no haber nadie cerca a quien rendir explicaciones, prácticamente se derrumbó en el comedor de la casa.
Horas después, sin que el llanto amainara ni siquiera un poco, se levantó y caminó lentamente hasta su habitación, se despojó de la ropa mecánicamente, se colocó frente al espejo y con el celular tomó las cuatro fotografías que le habían solicitado.
Su llanto, que hasta el momento había sido desconsolado, aumento hasta límites insospechados mientras escribía la dirección de correo, cuyas palabras se sentían como una bofetada, la humillaban, y la hacían sentir sucia, vacía y derrotada, estaba tan alterada que ni siquiera advirtió, mientras enviaba el correo que, en las fotos, su rostro reflejaba fielmente todo lo que estaba sintiendo, y mucho menos podía saber que, justo su desesperación, era el mejor regalo que podía hacerle al acosador.
El sol continúa avanzando sobre la Ciudad de México, es viernes y la ciudad, de por si caótica, parece dar la bienvenida al fin de semana aumentando su actividad frenéticamente, personas que van, personas que vienen y autos de todos tipos atascados en el tráfico cooperan entre sí para generar un ruido sordo y constante que lo invade casi todo a nivel de calle, sin embargo, una vez llegados a cierta altura, el ruido, a pesar de no desaparecer por completo, disminuye lo suficiente para que cualquiera pueda considerar su descenso como silencio.
Y es en las alturas, doce pisos por encima de las masas que atestan las calles, donde un hombre disfruta de la soledad y el casi silencio que le rodea, se encuentra cómodamente sentado en un mullido sofá de tres plazas, lleva un vaso de whisky en su mano derecha y un cigarro encendido entre los labios; frente a él, en una pequeña mesa de cristal, una botella con el mismo licor del vaso, una cigarrera de oro y un cenicero de cristal, le hacen compañía a un teléfono de última generación que tiene, como fondo de pantalla, la foto de una chica llorando y completamente desnuda.
El hombre, que oscila los treinta años, viste un traje negro hecho a medida sobre una camisa de seda blanca, lleva zapatos italianos,reloj de oro y un par de gemelos que le dan un aspecto de empresario acaudalado, sin embargo, el atuendo no parece encajar del todo con su físico, mide un poco más de uno ochenta y su complexión, es más la que uno esperaría de un obrero que de un oficinista, lo que, a juego con su semblante severo y la fina barba que delinea su dura mandíbula, le dan un aire más de mafioso que de empresario.
Dicho aire se ve acentuado cuando frunce el ceño después de notar que su invitada va retrasada, no es que le preocupe que ella pudiera no aparecer, pues posee la calma que brinda un plan perfectamente ejecutado, pero le molesta descubrir que, pese a sus esfuerzos, Marisol parece aún no tomar las cosas con la seriedad debida.
-Habrá mucho que hacer.
Da una calada a su cigarro y se pierde, sin darse cuenta, en recuerdos del pasado.
Recuerda cómo creció entre los barrios al oriente de la ciudad, prácticamente viviendo solo ya que sus padres pasaban todo el tiempo trabajando o viajando hacía el trabajo, las amistades, los primeros amores, la necesidad de defenderse y el aprendizaje de que, en ocasiones, la violencia es la única salida; recuerda el esfuerzo para alejarse de la mala vida y las malas compañías, las interminables horas de estudio en la preparatoria que le llevaron a ser becado en una de las universidades más caras y prestigiosas del país, y los malabares que tuvo que hacer para mantenerse y estudiar cuando sus padres murieron en un accidenteautomovilístico.
Pero sobre todo la recuerda a ella, Lidia, la mejor persona que jamás conoció, la persona que, aún a pesar de que todos en la universidad lo miraban hacia abajo, lo trató cómo un igual, quien, aún después de haber perdido a su única familia a manos del cáncer, no solo no se había dejado vencer, sino que había conseguido sacarlo de la apatía y le había mostrado que la vida está llena de posibilidades infinitas.
La mujer que se convirtió, contra todo pronóstico y la opinión pública, en su esposa, y con la que había formado una de las empresas más poderosas e innovadoras en el ramo de la informática del país, la mujer que, aunque contaba con todos los atributos para ser una socialité insoportable, jamás había despegado los pies del suelo, consideraba que todas las personas eran iguales y ayudaba a todoaquel que se cruzaba en su camino.
El hombre, haciendo un considerable esfuerzo, corta de tajo la hilada de recuerdos, ya tiene suficiente con revivir el peor suceso de su vida noche tras noche en sus pesadillas, como para, además, atormentarse a sí mismo de forma consciente, por lo que decide emplear su tiempo en averiguar el paradero de Marisol.
Tomasuteléfono y ya está buscando la localización exacta de la chica, cuando la imagen de esta, enviada desde la mirilla electrónica del portal del edificio, aparece en su pantalla.
-Empezamos.
Marisol está frente a un destartalado edificio de departamentos ubicado en la zona centro de la ciudad y no sabe muy bien qué debe hacer, los últimos días ha estado sometida a un nivel de estrés desconocido para ella y se encuentra al límite, apenas ha dormido, comido o hablado con otro ser humano en las últimas dos semanas y prácticamente funciona en automático.
Se exprime el cerebro en busca de información que le indique cuál es el siguiente paso a seguir y tarda una eternidad en darse cuenta de que Él no le dio instrucciones; después de haberle enviado las fotografías solo recibió un escueto mensaje.
Tardaste mucho.
Después de eso, ella pasó la siguiente semana preguntándose qué significaba, aterrada por no recibir más mensajes y horrorizada por la expectativa de recibir uno nuevo; incluso, al paso de los días sin información, comenzó a albergar esperanzas de que toda esta locura hubiese terminado, pero, para su desgracia, hacía apenas un par de horas el acosador se había hecho presente de nuevo.
Un nuevo mensaje, esta vez con una dirección y una hora, una hora que se encontraba justo a la mitad de su jornada de trabajo, trabajo en el cuál, acababa de recibir una reprimenda por sus recientes faltas y bajo desempeño; pero, aun así, no vio más opción que inventar una emergencia familiar y atravesar media ciudad hacía lo desconocido.
Ni siquiera se ha dado cuenta, pero lleva ya cinco largos minutos petrificada y con la mirada perdida frente al portal del edificio, cuando una voz, salida del interfono que se encuentra a escasos centímetros de su cara la saca del trance.
-Llegas tarde, entra y sube al último piso, las escaleras están del lado derecho, no te desvíes.
Es como si una corriente eléctrica atravesara su espina dorsal, su respiración se acelera mientras que la adrenalina satura su cerebro, cruza el portal y apenas nota un vestíbulo, a todas luces abandonado, encuentra el camino a las escaleras y pasa de largo el ascensor sin siquiera dedicarle una mirada.
Comienza el ascenso por una escalera estrecha y bastante inclinada, probablemente, pensada más para descender en caso de emergencias que para subir un par de pisos, no digamos doce de corrido; a pesar de encontrarse en buena forma, a la mitad del trayecto ya va jadeando y para cuando alcanza la doceava planta el subidón de adrenalina la ha abandonado, por lo que se siente más cansada de lo que recuerda haber estado nunca antes.
La escalera termina en una puerta que se encuentra abierta y ella la cruza sin pensarlo demasiado, cree que desembocara en un pasillo que le dará acceso al departamento que busca, en donde planea hacer una pausa para poner en orden sus pensamientos y elaborar un plan que le permita salir bien librada de la situación en la que se encuentra.
Lamentablemente para ella, el pasillo que espera no existe, la puerta da directamente al departamento y es así, sin esperarlo y sin tener siquiera un momento de descanso o un plan en su cabeza, como lo ve por primera vez.
La habitación a la que entra es bastante amplia y está muy bien iluminada, las paredes son de un blanco impoluto y apenas tienen decoración, el piso es tipo duela y hay una sala de estar con tres sillones de piel, dos de ellos individuales frente a frente con uno de tres plazas entre ellos y una mesa de cristal al centro; A espaldas del sillón principal, puede observarse el comedor, con una amplia mesa rectangular de pulida madera.
Aunque ella no alcanza a distinguir ninguno de estos detalles, ya que, al entrar, su mirada se ve irremediable atraída por la figura sentada en la sala; es un hombre grande, puede distinguirlo aunque esté sentado, se ve robusto pero ni siquiera cercano a gordo, nariz recta y mandíbula cuadrada, lleva barba y, a pesar de que en este momento su expresión parece divertida, hay algo en su semblante que le da escalofríos, tiene una pierna cruzada y sujeta algo casi a la altura de la cara, algo que Marisol no logra reconocer hasta que una parpadeante luz baña su propio rostro.
Primero la vio acercarse tramo a tramo de escaleras a través de las cámaras que transmiten a su teléfono, después, cuando estuvo lo bastante cerca, oyó sus pasos cansados y su respiración dificultosa, por lo que pudo preparar la toma perfeta; había dispuesto el mobiliario para que se encontraran de frente en cuanto ella cruzara la puerta y quería admirar, en todo su esplendor, el efecto que le causaría su primer encuentro.
Funcionó.
La fotografía muestra a una mujer joven, rodeando la veintena, de un escaso metro sesenta y complexión delgada, sus mejillas están enrojecidas por el esfuerzo físico, tiene un rostro bonito, nariz pequeña y afilada, labios rosas y pómulos altos acompañados de unos grandes ojos color avellana, los cuales, fueron capturados abiertos de par en par en una expresión, perfectamente equilibrada entre el miedo y la sorpresa.
Como ese instante en que el cervatillo mira directamente al cazador antes de que este acabe con su vida.
-Hola Marisol, es un placer conocerte en persona al fin.
La voz del hombre es grave y profunda, casi tranquilizadora y sus palabras amables la desconciertan aún más, por lo que ella es apenas capaz de articular un casi inaudible y titubeante hola.
La chica es tímida y poco resuelta por naturaleza, factores que juegan en su contra, pero si a eso se le aúna el al agotamiento tanto físico como psicológico del que dan cuenta sus marcadas ojeras y su aspecto semi demacrado, el plan, pasa de ir bien, a marchar sobre ruedas.
- ¿Solo hola? ¿Así nada más? Digo, sé perfectamente que no eres la mujer más conversadora del mundo, pero pensé que tendrías mucho más que decir en nuestro primer encuentro.
Marisol se siente enrojecer, no tiene idea de que hacer, no sabe cómo actuarysuspensamientos se mueven con una lentitud desesperante, por lo que lanza lo primero que se le viene a la mente.
-No te conozco, nunca te había visto.
Su voz tiene un tinte de incredulidad, tras mucho pensarlo en las pasadas noches en vela, se había llegado a convencer de que suacosador sería algún conocido, uno de los raros que la miraban en la colonia o el trabajo, o incluso tal vez alguien que fingía ser su amigo en el trabajo.
-Ah claro, porque ¿Quién si no un conocido podría haberte traído hasta este punto verdad? Pero, la verdad es que tú no conoces a personas tan interesantes, ni mucho menos tan capacitadas para ponerte de rodillas Sol, yo pertenezco a un círculo completamente diferente al tuyo.
-Pero entonces ¿Cómo? ¿Por qué?
Por fin levanta la voz, pero no es una voz enérgica ni mucho menos transmite seguridad, es más bien, un graznido seco que se haya un par de octavas por debajo de la histeria.
-¿Cómo qué? O ¿Por qué qué Sol?Voy a necesitar que hagas un esfuerzo por comunicarte claramente, pero antes de que otra cosa pase, siéntate ahí.
Ella no quiere sentarse, tiene los nervios de punta y prefiere estar lo más alejada de Él y cercana a la puerta que pueda, pero hay algo en su tono que parece chasquear como un látigo en su cerebro, por lo que termina sentándose en un pequeño taburete negro al otro lado de la mesa de centro, lo que la deja varios centímetros por debajo de su interlocutor.
-Buena chica ¿Te ofrezco algo de tomar? Sé que lo tuyo es el vodka, pero te aseguro que este whisky te va a encantar si le das una oportunidad.
¿Cómo lo sabe? Se pregunta escuchando el tono histérico en su propia mente, ella no es de fiestas y prácticamente no bebe a menos que la presión social la obligue a ello, pero, aunque nunca se lo haya dicho a nadie y le cueste aceptarlo hasta para sí misma, el vodka es algo que le encanta.
-No gracias, mejor dame un cigarro.
No sabe por qué lo hace, pero intenta destantearlo pidiendo lo último que desearía, aunque no puede evitar el “gracias”, está entre la espada y la pared y aun así, su crianza le obliga a ser respetuosa.
-Venga Sol, ¿En serio crees que voy a caer con esa?Tú y yo sabemos que no fumas, a pesar de que el asma brilla por su ausencia desde que tenías doce, todavía te asusta la sensación de no poder respirar.
Marisol escucha un zumbido en sus oídos, intentó conseguir una ventaja y solo consiguió perder terreno, lo del asma es solo sabido por su familia, ni siquiera los compañeros de escuela de aquella época, y el miedo, eso jamás lo había dicho en voz alta, la histeria aparece.
-¡Para ya!¿Cómo puedes saber esas cosas? ¡Nunca se las he dicho a nadie! ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me haces esto? ¡Déjame en paz!
Explota en llanto y pierde la capacidad de hablar mientras, Él, disfruta el exabrupto y se regocija pensando en lo que aún está por venir,
-Ya era hora Sol, te llevó varios intentos, pero al fin diste con las preguntas correctas, en cuanto te calmes y dejes de llorar te contesto.
Pasan quince largos minutos en los que Él disfruta, entre sorbos de whisky y un par de cigarros, viendo los esfuerzos de Marisol por recobrar el control de sus emociones.
-Bueno ahora que estás más serena voy a empezar por presentarme, me llamo Emilio Román tengo 32 años, soy cofundador de la corporación BetRom de tecnología y actualmente mi único objetivo es destruirte a ti y a toda tu familia, un placer conocerte.
Marisol palidece, el último ataque de llanto la dejó exhausta, sus antes lentos pensamientos,dan la impresión de haberse detenido y la situación marcha a cien por hora, mientras que el contraste entre las palabras educadas del tipo y su declaración de intenciones parecen dejar claro que está completamente loco, sensación que es acentuada por la total calma con la que se maneja.
-¿Por qué mi familia? ¿Por qué yo? Nosotros no tenemos nada que ver contigo ¡No te hemos hecho nada!
Sus palabras son más una súplica que un reproche.
-Ahí es donde te equivocas Sol, en realidad, es gracias a ti y a tu familia que yo perdí lo que más quería en este mundo.
Emilio parece perder la calma por primera vez, su expresión se endurece y su mirada parece nublarse por un instante, vacía de un trago el contenido de su vaso y enciende un nuevo cigarro de forma inconsciente.
Cuando vuelve a hablar, su voz, antes amable, se ha vuelto monótona y cansina.
-Hace más de dos años, volvía a la ciudad después de un viaje de negocios a Canadá, había cerrado la venta de un software que nos abría el mercado en Norte América, un proyecto en el que llevaba trabajando desde la universidad, estaba orgulloso, era mi obra maestra y un éxito seguro, solo pensaba en llegar a casa a festejar con mi esposa, mi ausencia había sido larga y, los últimos quince días, total; solo deseaba volver a verla y tenerla entre mis brazos, pero, al llegar al aeropuerto ella no estaba para recibirme como siempre, la llamé y entró el buzón, por lo que me comuniqué con su asistente, quien me comunicó con otra persona, y esta a su vez me pasó con alguien más, hasta que finalmente terminé hablando con un tipo de la procuraduría de justicia que me citó en un juzgado de dios sabe dónde. Llegué justamente cuando estaban leyendo un expediente, yo no debía estar ahí, pero entre toda la estúpida burocracia nadie me prestó atención; hablaban de una mujer, que había sido raptada y mantenida en cautiverio durante una semana, nadie solicitó rescate, solamente la tomaron, la violaron y la torturaron hasta la muerte, era una presentación para lainvestigación y proyectaron imágenes de la escena del crimen... no tienes idea, Sol, de lo que sentí al ver el cuerpo destruido de la mujer que amaba.
El silencio que continua es aplastante, Emilio hace gala de una inquietante inexpresividad y Marisol, que cada vez está más convencida de la demencia del hombre, está a punto de intervenir cuando este decide continuar,
-La verdad es que ni yo sé lo que sentí, no recuerdo muy bien qué pasó después esa noche, o en los siguientes días, para ser honesto, cuando fui consciente de mí mismo otra vez, habían pasado un par de meses y estaba recluido en una institución psiquiátrica y, para cuando me dieron de alta de ahí, habían pasado seis meses más, los cuales fueron aprovechados por los socios del corporativo para dejarme fuera de mi propia empresa, eso sí, con una jugosa indemnización.
Lentamente, el rostro de Emilio recupera su expresividad y comienza a avanzar seguro hacía su objetivo, después de todo, el revivir sus recuerdos era un punto obligatorio en el itinerario y, pese a que no le gustaba, ya lo tenía bien asumido.
-Y supongo, Sol, que en estos momentos te estarás preguntando si digo la verdad, y de ser así, ¿Qué demonios tendría que ver contigo? Bueno, pues como seguro ya sabes, la justicia en México deja mucho que desear, y ahí estaba yo, ocho meses después de haber enviudado, desempleado, con una cantidad obscena de dinero a mi disposición y con muchas preguntas por responder... Me llevó poco más de un mes averiguar los nombres de quienes lo habían hecho, eran seis, uno de ellos ya estaba muerto, dos más estaban en prisión y uno desapareció sin dejar rastro.
-De los dos que quedaban, a uno le apodaban Blue ¿No te suena?
Marisol palidece aún más, su boca se seca de golpe y comienza a sentir nauseas, mientras una sensación de vacío se instala en el lugar donde se ubica su corazón.
-Bueno, ya que no contestas, te diré que el Blue, era un malnacido hijo de perra que mató a sus padres adoptivos para quitarles los tres pesos que tenían, no quería a nadie, nadie lo quería y estaba tomando poder moviendo droga en algunos barrios de Ecatepec; las cosas parecían irle bastante bien hasta que se dejó engañar y perdió todo el dinero de un cargamento, situación que fue a peor, cuando quedó expuesto como policía encubierto. Supongo que ya te imaginarás lo que le pasó, esos narcos saben poner el ejemplo; lo que tal vez te sorprenda, es saber que fui yo quien le quitó su dinero, y quien le dio pruebas, falsas,por cierto, al cártel.
Emilio está nuevamente al cien por ciento, puede ver cómo el sudor perla la frente de Marisol, quien se ve ligeramente verdosa y en ese momento siente el sabor de la bilis en su boca; ella todavía recuerda cuando, hace aproximadamente un año al regresar del trabajo, había visto por la ventana del camión, un cuerpo desmembrado en la banqueta.
-Y bueno Solecita, ya solamente nos queda uno ¿Por qué no haces un esfuerzo y me dices cómo se llama el que falta?
La voz de Emilio es casi una caricia, suave y bañada de miel, pero Marisol solo atina a negar con la cabeza, teme abrir la boca porque su estómago amenaza con expulsar su escaso contenido.
-Anda Sol, se valiente... ¿No? Bueno, entonces yo te lo digo, el ultimo se llama Antonio Sánchez del Águila.
Marisol quiere gritar que es mentira, pero de algún modo sabe que es verdad, de pronto vienen a su mente imágenes que creía olvidadas, Antonio llegando a casa después de varios días de ausencia, un fajo enorme de billetes olvidado en un pantalón sucio, la camiseta empapada de sangre oculta en un rincón del patio, el...
-¡Yo no tuve nada que ver!
Sus fosas nasales se dilatan, un nuevo subidón de adrenalina tiene su cuerpo listo para saltar a la menor oportunidad, solo piensa en salir de ahí cuanto antes, mientras su mirada se pasea en busca de señales de que Emilio vaya armado.
-¿No tuviste nada que ver? Tú y toda tu familia son responsables, tus malditos padres por criar a un puto psicópata y tú y tu estúpida hermana por preferir cerrar los ojos a la realidad, pero lo cierto, es que yo me habría conformado con que el buen Toñito compartiera el destino de su amigo Blue y, de hecho, ese era el plan; el cártel ya dudaba de él y yo tenía todo listo para poner el último clavo en su ataúd cuando me encontré con un dilema que no existió con el Blue ¿Se te ocurre cuál fue?
Emilio mira los grandes ojos color avellana que tiene al frente en todo momento, sabe qué tras ellos, el cerebro de Marisol ata cabos uno a uno y casi puede escuchar los clics en su cabeza; sabe que ella ha entendido el peligro en el que se encuentra y que desea huir a toda velocidad, sabe que su presa espera el momento adecuado para huir y sabe, sin lugar a dudas que, aunque él le ofrezca la mejor oportunidad servida en bandeja de plata, ella la dejará pasar en pos de una oportunidad mejor.
-Esto parece más un monólogo que una conversación Sol, si no te conociera diría que eres autista o algo así, pero la respuesta es la familia, el cártel no se iba a conformar matando a Toño y yo pensé que eso sería una injusticia, por lo que concluí que, en todo caso, lo más fácil sería contratar a un profesional para matarlo, y aunque que no quería ahorrarle a tu hermano la brutalidad del narco, me habría decantado por esa opción de no haber sido por esta foto.
Él le alarga su teléfono, ella lo toma con las manos sudorosas y observa una fotografía de sí misma, fue tomada hace varios meses, el cumpleaños de Toño, está con toda su familia y todos parecen bastante contentos, lo que podría considerarse una familia feliz.
-Supongo que sabes qué fue lo que vi, pero entiendo que quieras fingir ignorancia, así que te voy a echar una mano, pasa a la siguiente fotografía.
Marisol no encuentra opción alguna más que la obediencia, por lo que desliza un tembloroso dedo sobre la pantalla; la nueva imagen muestra a una mujer joven, de aspecto dulce, ojos felinos y blanca sonrisa, parece genuinamente feliz y muestra a la cámara lo que, a todas luces parece ser un regalo, un regalo que a ella le resulta escalofriantemente familiar, el dije que encontró junto a la playera ensangrentada, el mismo que ahora, siente pesado cual plomo,colgando un pocodebajo de su garganta.
Emilio observa como el poco color que quedaba en el rostro de Marisol se esfuma de golpe, los bonitos ojos, ahora inyectados en sangre, abiertos de par en par, la expresión de miedo convertida en terror absoluto y por un momento se pregunta si estará a punto de colapsar, sin embargo, como respondiendo a sus pensamientos, ella consigue alejar su vista del teléfono y le mira directamente a los ojos.
Una mirada, un breve instante que dura la fracción de un segundo y aun así es suficiente para despejar cualquier duda que él pudiera haber albergado, una mirada de culpa.
-¡Yo no...
Marisol comienza lo que en su mente prometía ser una defensa airada, tal vez una sincera disculpa o quizá una súplica desesperada, pero se ve frenada en seco cuando sus ojos encuentran los de Emilio, porque en ellos ve certeza mezclada con ira y algo muy cercano al odio.
-¿Tú no qué Marisol? ¿No sabías que tu hermano es un delincuente? ¿No sabías que el dije que llevas con tanto orgullo a todos lados era robado? ¿No sabías que alguien murió para que tu pudieras llevarlo? ¿No sabías que no tenías derecho a llevar algo que no es tuyo? Anda Sol, miénteme a la cara como le has mentido a todo el mundo.
Ella quiere hacerlo, desea con toda su alma poder negarlo todo y salir pitando del lugar, pero las preguntas hacen eco en su mente y parecen ganar peso al encontrar, en sus recuerdos, estos mismos cuestionamientos hechos por su propia conciencia una y otra vez a lo largo de los últimos años; se dice a sí misma mil veces que ella no le hizo mal a nadie, pero al mismo tiempo se ve invadida por un sentimiento de culpabilidad que crece más y más a cada momento.
-¿No vas a contestar Sol?
Emilio la lleva un poco más a límite, sabe que el miedo puede convertir a Marisol en prisionera, pero será la culpa, lo que evitará que intente escapar cuando las cosas le vayan a peor y es por ello que disfruta observando como pierde la batalla ante su propia conciencia.
Finalmente, con un suspiro resignado y sin haber intentado una sola explicación sobre lo que sabía o no de los delitos de su hermano, Marisol, entre lágrimas, cierra los ojos y baja la cabeza con pesar.
-¿Qué me vas a hacer?
Su voz es apenas un susurro, aún hay miedo, pero también resignación y hasta cierta indiferencia con respecto a su propio destino.
-Bueno, veo que al menos no tuviste el descaro de negar las cosas y, en consideración a ello voy a darte la oportunidad de elegir tu propio destino y el de tu familia por última vez.
-¿Mi familia? Dijiste que no era justo que pagaran por lo que hizo mi hermano.
La resignación y la indiferencia ya no están y, pese a su breve aparición, Marisol siente su perdida como una puñalada en el estómago; había pensado que, ahora que la tenía, él se iba a limitar a matarla ahí mismo.
-Y en realidad lo pensaba Sol, pero, después de meditarlo con calma, llegué a la conclusión de que tu hermano no es más que la consecuencia de una mala crianza por parte de tus padres, que llegó demasiado lejos, gracias a ti y a tu hermana.
Nuevamente, su propia conciencia le impide a la cansada mente de Marisol hallar un argumento lógico para defenderse.
-¡Por favor no...
-Momento, todavía no es momento de suplicar ¿Quieres escuchar tus opciones o no?
¿Todavía? ¿Es que acaso habrá un momento para suplicas? Se pregunta Marisol agotada, apenas puede pensar en decidir nada, por lo que solamente atina a asentir con la cabeza.
-Perfecto Sol, mira, como yo lo veo, solamente hay tres posibles soluciones para todo este desastre, tres caminos, yo los llamo el camino de la justicia, el camino de la venganza y el camino de la expiación. Si eliges la justicia, entonces yo dejaría de lado el tema de la muerte de tu hermano, él se quedaría pudriéndose en la cárcel y ni tú ni tu familia volverían a saber nada de mí. ¿Atractivo no? Quizá sea tu mejor opción, pero, también debo advertirte que, si eliges esta opción, mi conciencia me obligaría a contarle al mundo, medios de comunicación incluidos, la clase de persona que es tu hermano, de dónde viene y cómo fue que se crío semejante hijo de puta...
Ella se estremece, un escándalo así dejaría a toda la familia desempleada sin remedio y viviendo en una zona abiertamente hostil con cualquiera que aspire a tener un negocio propio, tardarían semanas, tal vez meses en empezar a morirse de hambre.
-La segunda es la venganza, si la eliges, yo haré de cuenta que nunca vi tu foto y continuaré con mi plan original, obviamente el cártel ejecutará a tu hermano en la cárcel y bueno... seguramente también a ti, a tus padres, a tu hermana y, si andan enplan desconfiado, tal vez se carguen hasta a tu cuñado, tus sobrinas y tus vecinos.
Solo de pensarlo, Marisol tiembla de miedo, comienza a hiperventilar y hace lo posible por no gritar, mientras su mente se llena de tantas imágenes de su familia ejecutada que termina negando con la cabeza sin ser consciente ni siquiera de la expresión de horror que ocupa su rostro.
-Esa tal vez no sea tan mala opción Sol, he escuchado que, a la hora de matar familiares, los sicarios tienden a no ensañarse, ya sabes, una simple incursión nocturna en el domicilio de las víctimas, unos cuantos disparos y en menos de media hora el asunto está concluido... ¿No? Bueno, el tercer camino es el de la expiación, si lo eliges, pondré en pausa el tema de la muerte de tu hermano y tú pasarás a cargar con la culpa que le corresponde al resto de tu familia.
-¿Y... y eso que significa?
No desea preguntar, sabe que la respuesta será horrible y teme escucharla, pero las otras opciones suponen la muerte de las personas que ama, por lo que instintivamente se aferra a cualquier esperanza de protegerlos, aún si ello la lleva a morir a manos del loco que tiene enfrente.
-No sabes cuánto me alegra que preguntes eso Sol, mira, tu malnacido hermanito me quitó al amor de mi vida, la mujer que era mi complemento en cuerpo y alma y con quien esperaba tener una familia en el futuro. Eso es algo que no puede pagarse y que jamás voy a recuperar, pero, si eliges la tercera opción, serás tú quien pagué la culpa entregándome tu cuerpo y tu alma, nunca vas a ser mi complemento, pero aprenderás a satisfacer todos mis deseos y en compensación por haberme robado mi futuro, moldearé el tuyo a mi antojo.
Ella lo mira fijamente con los ojos vidriosos mientras comprende la propuesta con una mezcla de alivio y horror, pensaba que iba a morir por su familia y prácticamente ya estaba resignada a ello, pero nunca esperó algo así, de hecho, no está segura de lo que significa, por lo que pregunta con un hilo de voz.
-¿Pe... pero qué tendría que hacer?
-Absolutamente todo lo que te ordene.
Emilio responde con un tono despreocupado mientras se deleita viéndola sufrir, observando cómo trata de entender lo que está escuchando y lo que implicaría.
.¿Pero qué clase de cosas tendría que hacer?
-Las cosas que se me ocurran.
-¿Pero...
-Pero, pero, pero, ya basta, ¿Por qué no preguntas lo que realmente te preocupa Sol?
Marisol enrojece, de pronto la habitación se siente muy caliente, sus manos comienzan a sudar, de la nada cae sobre ella el recuerdo de las fotografías que se tomó desnuda y se ve incapaz de continuar mirándolo a los ojos por lo que termina mirando al suelo antes de hablar de nuevo.
- ¿Yo... tu... te... tendría... tendría que acostarme contigo?
A diferencia de las preguntas anteriores, él no responde de inmediato, hace una deliberada pausa mirándola fijamente hasta que ella, impulsada por el silencio, levanta la cara y sus miradas se encuentran.
-¿Acostarte conmigo es lo que te preocupa? ¿Crees que te traje hasta este punto solo para que me calientes la cama? Por favor Sol, ya sé que no eres la chica más lista del mundo, pero hasta tú habrás notado todo lo que tengo, soy rico, soy educado y tal vez no sea Brad Pitt, pero me considero bastante atractivo, de hecho, si quisiera, seducirte me habría tomado dos horas, unas cuantas copas y el precio de un cuarto de hotel de tercera.
Marisol se sonroja y no puede evitar sentir un pinchazo en su autoestima, ella, a pesar de serlo, nunca se ha considerado bonita ni especial y sin darse cuenta, se deja convencer por Emilio de que no está a su altura, sus ojos se humedecen y esta vez, no de miedo o desesperación.
-¿Entonces qué?
-Ya te lo dije Marisol, lo que me vas a entregar es tu vida y tu voluntad ¿Qué si te voy a coger? Si ¿Qué si vas a sufrir? Es un hecho ¿Qué hasta dónde voy a llegar? Hasta donde yo quiera, pero, para que no te sientas tan mal, te diré que, además de salvar a tu familia, si eliges la redención, vas a tener la oportunidad de encontrarte a ti misma y salir de la patética, rutinaria y carente de sentido vida que has llevado hasta el día de hoy.
Las palabras vuelven a resonar con fuerza en el interior de Marisol, como si él conociera sus pensamientos e inquietudes, todos los reproches que se hace a si misma por no salir de la rutina, por no intentar crecer en el trabajo o hacer más relaciones en su vida, las lágrimas corren silenciosas por su rostro y ya no atina a continuar la conversación.
Emilio mira con deleite la implosión y decide que por el momento es suficiente presión, debe darle tiempo de asimilar la realidad antes de seguir, por lo que espera a que el llanto amaine antes de volver a hablar.
-Bueno Sol, es evidente que debes tomar una decisión y no te veo en condiciones de tomar ni un vaso de agua, así que es momento de que te vayas, solo por esta vez voy a darte tiempo antes de decidir, tienes el fin de semana, si eliges justicia o venganza basta con que me envíes un texto, ya tienes mi número, en caso de que quieras redimirte te espero aquí el lunes a las nueve de la mañana.
Al escuchar que puede irse Marisol se levanta y se dirige a la puerta con un aire más extraviado aún del que tenía al llegar, pero antes de cruzarla parece caer en cuenta de algo importante y vuelve la vista atrás.
-El lunes tengo trabajo, debo llegar temprano para cubrir el tiempo que perdí hoy.
Emilio sonríe, la pregunta confirma sus mejores expectativas, aún antes de salir, ella ha aceptado el único camino que le dejó.
-Sol, ¿En serio crees que aún tienes trabajo? En cuanto saliste de la oficina el día de hoy, tu jefe envío el correo de despido a R.H. ya no tienes a dónde más ir el lunes.
Estimado lector, por el motivo que sea llegaste al final del capitulo y por ello te dedico mi más sincero agradecimiento, deseo que el comienzo de esta historia haya sido de tu agrado y te invito a compartir conmigo tus impresiones, críticas y sugerencias para el futuro de Sol.
jcarlosescape@outlook.com