Has hecho realidad mi sueño
Continua la historia de Donni y Jota.
Si quereis que continue esta historia dejadmelo en los comentarios.
Tras lo ocurrido con Jota, no podía disimular mi felicidad. Estaba todo el día sonriendo y muchas veces me quedaba con la vista perdida. Hacía una semana que había hecho el amor con Jota. Pero no habíamos vuelto a hablar. Yo tenía mucho lío en el trabajo, dado que un par de compañeras estaban de baja. Jota no dejaba de llamarme, pero siempre me pillaba en el trabajo. Y cuando yo salía, el no podía cogerlo. Tras varias semanas sin poder hablar, un día se presentó en mi casa. Era muy temprano.
-Hola Donni- dijo-sé que hoy tienes libre. Quería hablar contigo de lo que pasó el otro día.
-Jota, son las 8 de la mañana. Anoche salí muy tarde. Deja al menos que duerma un poco.- dije yo con un tono un poco enfadado.
-Tú quieres seguir durmiendo, ¿Quieres hacerlo abrazado a mí?
Yo no podía creerlo. Dudaba que lo que estaba viviendo fuera real, por lo que acepté.
Se metió en mi cama, la misma cama donde me había hecho suyo. Le puse la cabeza en el pecho y él me cubrió con sus brazos.
Al cabo de un par de horas me desperté. El no estaba.
“Los sueños, sueños son…”-pensé.
Entonces me dirigí a la cocina y me lo encontré preparando el desayuno. En cuanto me vio se acercó y me dio un beso. La electricidad recorrió mi cuerpo. Volví a perder la consciencia de espíritu y le abracé.
-Te he echado de menos- me dijo- ¿quieres salir conmigo?
-¿Me estás pidiendo una cita?
-Te estoy pidiendo que seas mi novio.
-Para el carro. Antes creo que me deberías explicar algo. Creía que a ti te gustaban las mujeres.
-Eso creía yo. En Texas conocí a un chico estupendo. Era mi vecino. Nos hicimos muy amigos. Y un día de fiesta una cosa llevó a la otra… y nos acostamos. Al principio no hacía más que negar lo evidente. Dejé de hablarle pero con el tiempo acepté que también me gustan los hombres.
-O sea que no han dejado de gustarte las mujeres…
-Deja que termine mi historia.
-Perdona
Empecé a salir con él. Un día mientras me lo follaba tras una discusión, no sé porque empecé a pensar en ti. En lo buena persona que eres. En cómo nos distanciamos y que a pesar de que fue por mi culpa, por aquella broma inapropiada, tu nunca dejaste de hablarme.
No voy a decir que no me molesto aquella broma, pero eras mi amigo.
-eres muy bueno. Siempre intentas ver lo mejor de cada uno. Aunque te gasté una broma demasiado pesada tú quisiste seguir hablándome. Otro me hubiera retirado la palabra.
-Continúa tu historia.
-No pude seguir con él. Le dejé. Jamás llegué a contarle que nuestro mejor polvo había sido gracias a una tercera persona. Cuernos virtuales. Me di cuenta que eras maravilloso. Y lo mucho que te echaba de menos. Que quería saber si me darías tanto placer de forma real como de forma virtual. Por lo que solicité un puesto de trabajo aquí.
-O sea que solo querías echarme un polvo- dije enfadado. Y me fui al salón. Jota vino detrás de mí. Yo me puse a mirar por la ventana. El me toco el hombro. Y yo me giré.
-Para nada. Quería hacerte el amor. Te echaba de menos. De hecho cuando me ofrecieron el trabajo, pensé en rechazarlo. Pensé en venir aquí. Y en recuperar nuestra amistad, ya como dos adultos. Pero luego me di cuenta que lo nuestro era más que amistad. Y me entró miedo.
-Entonces tu rollo con tu amiguito fue antes de quedarte definitivamente…
-Si, lo confieso. He pasado 6 años negando lo evidente. Incluso he llegado a salir con varias mujeres. No quería saber nada de hombres, para no volver a pensar en ti. Intenté olvidarte. Sabía que la distancia iba a ser un problema. Hasta hace medio año. Cuando me mandaste esas viejas fotos de cuando hicimos la celestina .
Entonces le besé. Esta vez fue distinto. Nos fundimos en un fuerte abrazo. Poco a poco fui recorriendo su musculatura y le quité la camisa. Besé sus abdominales hasta llegar al pantalón, que desabroché con prisa, dejando ver unos calzoncillos azules con su paquete marcado. Calzoncillos que bajé, liberando a un monstruo peludo y de bastantes centímetros. Luego el me desnudo poco a poco y volvimos a mi cama. Yo me esmeré en la mamada. Y el no dejaba de gemir. Al rato cogí y me senté encima de y dejé que me diera placer hasta que nuestros miembros explotaron. Nos quedamos abrazados un rato. Besándonos.
-No has respondido a mi pregunta- me dijo.
-Podemos probar- dije- no tengo nada que hacer hoy.
-¿Cómo que podemos probar?- me dijo- te he abierto mi corazón.
-Que tonto eres- dije besando su torso- Claro que me hace ilusión. Pero tenemos que hacerlo bien. Tenemos que tener una cita y ver que va pasando. Poco a poco. Sin prisa.
-¿Significa que no tendremos de momento sexo?
-Si surge no ponemos pegas. Me hace mucha ilusión pasar tiempo contigo. Si de forma romántica no voy a decir que no.
-Has hecho realidad mi sueño.
-Y tu el mío.
-¿Qué quieres decir?
-¿No lo sabes? Tu eres el primer chico con el que hago el amor.
-No me creo que fueras virgen.
-Pues sí. Bueno tuve un pequeño magreo con un compañero de clase de la universidad hace unos años, pero fue solo una vez y no llegamos tan lejos.
-Vaya.. .-dijo-.
-¿ Estas celoso?, no te preocupes. Hace mucho de eso, y no le veo desde entonces.
-¿Quién la tiene más grande?-Yo hice una pausa- Vale.
Entonces se levantó.
-Espera tonto.- dije cogiéndole el brazo- tú la tienes más grande. Lo mío con Oswald fue un rollo una vez. No hubo más. Tu y yo nos conocemos de más tiempo.
Entonces nos volvimos a besar.
-Te invito a cenar esta noche- me dijo.- Te recojo a las 8.
-De acuerdo- dije.
¿CONTINUARÁ?