Harry Potter y los presentes de la Muerte IV

Hermione se excita demasiado por culpa de sus enormes pechos. Busca ayuda en un cuadro que le cuenta la historia de su hija. Luego Molly le aconseja y le muestra lo que le ocurrió a ella por ser tan salida. Molly le dice que folle duro y Hermione se tira a Ron.

Pero la vida en Grimmauld Place no era un calvario. Quizás para la mayoría de los Weasley lo fuese. Tener que limpiar la casa y además ocuparse de sus cosas y de mantener a los niños alejados de los asuntos de la Orden hacía que los adultos estuviesen angustiados o desesperados a veces. Los gemelos se pasaban el día investigando objetos para aplicarlos a sus bromas nuevas. Sirius se pasaba el día bebiendo alcohol o practicando magia que había olvidado. De vez en cuando se encerraba en su habitación o salía en forma de perro.

Pero había una persona que ciertamente había disfrutado venir a esta casa. Hermione había conseguido su gran sueño. Los Black poseían libros, decenas y miles de ellos sobre casi cualquier cosa. La mayoría no aptas para menores de edad o de magia tan oscura que rivalizaría con los conocimientos de algunos mortifagos. Hermione encontraba eso fascinante y en poco tiempo aprendió los conocimientos de hechizos que su moral le permitía. Sin embargo, todo se había vuelto peor a la vuelta de Harry.

Antes de que Harry llegase, Ron y ella pasaban el tiempo en la biblioteca investigando temas mágicos. Nunca pensó que el pelirrojo estuviese interesado en leer, pero era particularmente brillante. Con el regreso de Harry, el pelirrojo había abandonado a la chica y se había centrado en ayudarlo con el juicio o en hablar con él. Harry odiaba la biblioteca ya que esta estaba repleta de cuadros de mujeres que se pasaban el día insultando. Pero Hermione había aprendido a ignorarlas e incluso conversó con algunas.

Por culpa de eso se pasaba el día en la biblioteca estudiando, practicando e incluso durmiendo. No solía salir de allí y a sus amigos tampoco les importaba. Pero por desgracia los temas asequibles se acabaron y Hermione empezó a utilizar su tiempo en otro de sus nuevos pasatiempos favoritos. Masturbarse.

Tocarse se había convertido desde el año pasado en su pasatiempo favorito. La pubertad había acentuado los cambios entre ella y sus dos amigos. El torneo del año anterior había proporcionado el estrés necesario para que Hermione buscase desesperadamente una válvula de escape. Desde ese momento tocarse era algo que usaba a menudo. Ya sea por aburrimiento, estrés o placer. Mientras se tocaba con una mano el coño, metiendo sus dedos en su vulva, su otra mano amasaba sus melones con ímpetu. A veces dejando marcas de uñas. Otras veces su mano alzaba su pecho y con su lengua lamía la aureola, poniendo tieso el pezón. Desde luego, Dumbledore tenía razón, el amor era la más fuerte fuente de poder mágico. Si se refería a lo que sentía Hermione desde luego el anciano tenía razón.

Mientras se sacudía en el sitio fruto del placer una voz gruñona proveniente de un retrato habló.

  • ¡Dromeda! ¿Qué haces aquí? Pensé que Druella te quemó del árbol.

Hermione se giró hasta encontrar el cuadro del que provenía la voz. Se alisó la ropa e intentó ocultar sus actividades anteriores, aunque ella sabía que los retratos la habían visto ya. Viéndose normal, confrontó al cuadro.

-Se equivoca usted. Soy Hermione una invitada de su sobrino Sirius.

El anciano del retrato miró de arriba abajo a la joven sobre todo centrándose en su enorme escote, que antes había visto en su máximo esplendor.

  • ¿Qué hace el traidor aquí? Sirius no es digno de presidir esta casa, no tiene las cualidades necesarias. Lo último que escuche de él es que fue enviado a Azkaban. Por fin hizo algo por su familia, se unió al señor oscuro. Cuando fui a ver a mi hija, Sirius se pasaba el día llorando y hablando solo, como un verdadero loco. Desde luego, un delincuente mancillando esta casa.

Hermione cortó la perorata del retrato indicándole- Ya sé lo que ocurrió con Sirius. ¿Quién es Dromeda? ¿Por qué me confundiste con ella?

El hombre miró a los demás retratos que permanecían ocupados y respondió con voz cansada- Dromeda era una de mis hijas. Se fugo de casa quedándose embarazada de un sangre sucia. Mi esposa la borró del árbol genealógico. Pensé que era ella la que venía a la biblioteca en busca de la forma de integrarse de nuevo en la familia.

Hermione dudó y dijo- No hay forma de integrarse de nuevo en un linaje mágico, si un miembro de la familia que este casado te borra. Ley 45 sobre la propiedad y el linaje Mágico. Señor me he leído todo en este sitio- observó la biblioteca- Y no he encontrado nada que pueda hacer lo que usted dice.

El hombre miró a la chica y dijo- Supongo que no puedes ver todo lo que hay en esta casa. Solo los magos experimentados conocen a fondo los secretos de esta ancestral casa. Una vulgar mujerzuela que se da placer en un sitio rodeado de conocimientos nunca podrá sacar todo lo que esta casa esconde.

Hermione miró el cuadro y dijo- ¿Hay más cosas en esta casa?

El hombre dijo- En esta casa se esconden muchos secretos. Dumbledore suele pasearse y hechizar cualquier cosa que vea en busca de esos secretos. Por suerte Grimmauld Place es una fortaleza.

Hermione pensó. Los Blacks eran una familia de locos. Se casaban entre sangre sucia y tenían en su poder muchísimas fuentes de conocimiento con el que volverse muy poderoso. Esos saberes estaban escondidos más allá de la vista en algún lugar del edificio. Pero si ni Dumbledore había podido saber dónde estaban, como pensaba descubrir ella el lugar. Es mejor que esa magia se pierde a que Voldemort consiga entrar en el cuartel y se haga con ella. Pero, una dudo asaltó a Hermione. Esa duda tenía que saberla aquel hombre, después de todo venia de una familia versada en la magia y en su casa tenía una hija.

Decidida, la joven dijo- ¿Y su hija se parecía a mí?

El hombre dijo- Dromeda era más alta que tú. Con más carne y mejor cadera y trasero. Tenía el pelo castaño oscuro y ondulado. Pero sobre todo tenía unos pechos demasiado grandes. Partió a Hogwarts con más tetas que muchas compañeras de séptimo curso. Era una joven notable, una digna Slytherin y Black. Pero el tamaño de su pecho creció demasiado y a los dieciséis ya tenía un tamaño similar a una gigante de diez años. Sus pechos hicieron que fuese deseada por hombre poderosos de familias influyentes, pero ella se enamoró de un sangre sucia. Y lo demás ya lo conoces.

Hermione se miró el pecho y dijo- ¿Eran más grandes que los míos?

El hombre dijo- Un poco más grandes. Es probable que alcances a mi hija en eso. Porque en pureza estáis a años luz.

Hermione ya había entrado en confianza con aquel cuadro y dijo- Mire, dentro de unas semanas volvemos a Hogwarts. Y yo tengo un problema. No puedo concentrarme, estoy siempre excitada y necesitada. Mis pechos me molestan, son demasiado sensibles y cualquier mínimo toque me excita. Hay veces que me he corrido solo por moverlos debajo de la túnica. Necesito controlarme.

El hombre pensó y dijo- Dos de mis hijas solían tener esos problemas. La solución es simple. Necesitas saciar tu deseo. Si consigues saciarte, entonces no te excitaras tanto. Deberías probar dosis bajas de pociones envejecedoras o alguna poción extraña que suprima el deseo por un tiempo.

Hermione lo meditó y dijo- No creo que la química pueda solucionar problemas psicológico. Pero gracias por la información.

Hermione abandonó la biblioteca con nueva información sobre la familia Black, pero sin ninguna solución para el problema que estaba buscando. Sus tetas habían vuelto a ponerse expectantes y su entrepierna empezaba a gotear a ritmo constante. La excitación era un veneno lento pero que poco a poco estaba consumiéndola y necesitaba lidiar con ella. Necesitaba algo que le diese placer más allá de sus repetidas masturbaciones.

Tan ensimismada estaba que chocó con Molly. La madura pelirroja miró con quien había tropezado y dijo.

-Hermione querida. No vayas andando tan metida en tus pensamientos que luego ocurren accidentes.

El choque había hecho que Molly se callase al suelo y sus amplios pechos se habían salido de su sujetador. Hermione miró a la mujer intentando volver a meter sus mamas en su prisión sin éxito. Comparó el tamaño y se dio cuenta que, si bien Molly la superaba en tamaño por mucho, sus pechos tenían mucha más firmeza fruto de su juventud. Los de la pelirroja estaban caídos, aunque seguían siendo atractivos. La joven se sonrojó, pero Molly dijo rápidamente.

-Cariño que tú eres una chica. No debes mirarlos con tanta aprensión. Las tuyas también son muy bonitas.

Hermione sonrió y decidió sacar jugo a esta casual charla sobre senos.

-Señora Weasley. ¿Cómo hace usted para que sus pechos no molesten?

La mujer metió sus pechos y dijo- Me pongo un sujetador amplio y lo aprieto hasta que notó que mis pechos son pectorales. Como un corsé, pero más barato y menos lujoso. A veces me cuesta respirar, pero funciona.

Hermione matizó- No me refería a eso. Me refería a si no se… ¿Bueno, sino se excita?

Molly miró hacia los lados del oscuro pasillo y dijo- Hay hija. ¿Ya has entrado en esa etapa, ¿no? Bueno. No te preocupes. Tener pechos grandes supone un problema a veces en ese sentido, cualquier roce te excita y te moja. Bueno allí. Pero eso es solo en la juventud. Luego la sensibilidad decrece mucho y es como llevar un bolso.

Hermione sonrió. La señora Weasley era lo suficientemente inocente como para hablar de esos temas con una niña que cursaba su quinto año en Hogwarts. Además, podía dar datos empíricos, era una fuente de conocimiento.

-Pero, señora Weasley. ¿Cómo consiguió no pasar el día masturbándose por culpa de esos tesoros que porta? - señaló con la cabeza a su escote.

La mujer si dio cuenta de que Hermione había pasado de una curiosa charla entre conocidas a preguntarla sobre sexo. Mas específicamente sobre controlar la excitación propia por culpa de tener pechos grandes. Esa niña necesitaba una charla sexual. A Ginny le había hablado de como se hace y de métodos anticonceptivos. Pero a esta tendría que hablarle de eso, un tema que le avergonzaba.

-Hermione veras cariño. Yo a tu edad también tenía pechos grandes y erguidos. Mis compañeras Gryffindor me odiaban, tenían celos y los hombres se comportaban como auténticos cerdos. Todos querían lo mismo de mí. Me masturbaba muchísimo para amortiguar el dolor que sentía y por la excitación del roce de los pezones. Hasta que al final encontré un hombre. Bueno más bien encontré varios. Solía deleitarme con sus penes. Grandes, pequeños. Me convertí en una adicta. Pase mis dos últimos años en el colegio buscando el pene más grande de todos. No pude encontrar nunca un pene que me llenase entera y que mis tetas pudiesen abrazar sin opacar su tamaño. Pero un día paso algo. Mis pechos se habían convertido en un tesoro que cualquiera quería obtener, ya sea hombre o mujer. Así que un día a medianoche cerca del Bosque Prohibido fui sorprendida por un grupo de chicos liderados por una chica de séptimo. Esa chica uso en mí encantamientos malignos. Bueno, no quiero aburrirte con historias antiguas- titubeó la madura pelirroja mientras sus ojos se volvían llorosos.

Hermione miró a la mujer y le dijo- Para nada Señora Weasley.  Solo una última cosa.

Molly se quedó mirando a la joven. Se cuestionó que le iba a preguntar, pero luego bajo sus ojos y los posó en su escote. La chica le recordaba a ella cuando era joven. - ¿Qué cosa? -Cuestionó la pelirroja

La bruja miró a la madura madre de Ginny y le dijo- Me puedes enseñar ese recuerdo. Solo por curiosidad.

Molly alucinó con lo que pretendía la chica, pero luego miró a la joven y a sus pechos. Sospechó que podía pasar con ella cuando los chicos comenzaran a perseguirla para recibir un tratamiento mamario. La pelirroja miró a la chica y dijo- Si. Puedo mostrarte el recuerdo. Aunque debo de decir que han pasado muchos años. No tengo todo con claridad. Y, una cosa. Lo que veas puede que te confunda, pero no soy esa. Hace ya muchos años

Hermione miró y dijo- Por supuesto que no. Usted es una bruja ejemplar no una puta tetona- dijo la bruja seriamente, aunque con un deje de gracia.

Molly miró severamente a la chica, pero luego asintió y dijo- El padre de Sirius debió de tener un pensadero. Vamos a su despacho.

Ambas mujeres caminaron por los oscuros pasillos de la casa, hasta encontrar el despacho del padre de Black. El lugar era un despacho amplio pero oscuro, paredes negras, muebles de caoba. En el techo colgaba una lampara de araña y no había ventanas por lo que el lugar era negro casi en totalidad. La única luz provenía de la pared frontal a la puerta donde se alzaba el emblema de los Black en un tono dorado. Los estantes estaban llenos de diferentes botellas de alcohol y otros productos. Hermione miraba en los armarios buscando el artefacto mágico mientras que Molly asqueada levantaba su varita limpiando todo lo que podía. Ambas chicas desesperadas no encontraban el pensadero por la habitación.

Hermione dijo agobiada- Parece que los Black no tenían tanto dinero ni fama como para tener uno de esos.

Molly negó con la cabeza y señaló un clavo en la pared- Hay algo detrás del mueble. Camuflado con magia de sangre. Hay que pincharse.

Hermione fue a hacerlo, pero cuando su sangre tocó el clavo, una luz roja la atravesó y la envió volando hacia la puerta. La joven bruja se retorció de dolor durante unos minutos hasta que todo paró. Molly la reanimó y dijo.

-La maldición Cruciatus. No toques nunca nada Black. Eres una sangre…. Una nacida de muggles- se corrigió la madura. En cambio, fue ella la que puso su sangre. La pared reaccionó y surgió un doble fondo con libros y un ostentoso botijo que Hermione identificó con un pensadero. Molly echó sus recuerdos y ambas se sumergieron para ver que ocurrió aquel día.

El castillo de Hogwarts se erguía maravilloso ante los ojos de Hermione y Molly. Mientras Hermione observaba cada detalle dándose cuenta de que apenas nada había cambiado en cuarenta años. La pelirroja por el contrario miraba el ambiente con nostalgia recordando su estancia en el castillo. Ambas observaban extasiadas el complejo castillo, con sus maravillas arquitectónicas, el bosque prohibido y el lago negro. Todo seguía igual.

Ambas caminaron rápidamente hacia el bosque Prohibido. Molly parecía que no había perdido memoria y recordaba todos los senderos que recorrían la zona cercana a la cabaña de Hagrid y a los claros del Bosque. Hermione miró hacía una colina y dijo.

-Todavía no han sembrado el sauce.

Molly miró hacia la misma dirección y dijo- No. Aun no lo habían sembrado. Quedaban dos años para que Lupin llegase al colegio.

Hermione miró a Molly y preguntó- ¿Conoció a los padres de Harry?

Molly caminaba por la hierba con destreza mientras hablaba a la joven bruja- Conozco a James y Sirius desde que eran pequeños. Todos los sangre pura éramos primos. A Lily la conocí en clases de maternidad. Una lástima lo que les pasó a los tres. En el colegio, no coincidimos mucho. Cuando yo estaba en séptimo, ellos estaban en primero así que no llegue a ver todo lo que hicieron.

Hermione miró a la pelirroja e hizo cuentas para situar el recuerdo que contemplaba. Este debía de ser el quinto año de la mujer, el mismo curso que ella empezaba este año. Aunque le aterraba lo dicho anteriormente por la mujer. ¿Y si ella también se volvía insaciable y era violada? Coronada por sus dudas, ambas mujeres llegaron a un claro donde se centraron en lo que estaba ocurriendo.

Allí vieron como un chico estaba recostado en un árbol mientras una cabellera llameante iba y venía en una danza en la que parecía muy versada. La joven Molly no parecía importarle nada, solo se centraba en chupar como si esperase una deliciosa recompensa de aquel pene que iba irguiéndose.  Un minuto después, aquel hombre se estaba haciendo grande entre sus labios mientras ella subía y bajaba la cabeza con mucha maestría. Hermione observaba lo que ocurría intentando quedarse con la técnica, mientras Molly se veía a sí misma y estaba avergonzada de lo que hizo en el pasado.

Poco a poco la erección ganaba protagonismo en la boca de la pelirroja haciendo que el chico se revolviese e intentase dominar a la joven. El chico intentaba poner sus manos en el pelo para usarlo como riendas y obligarla a ir más profundo. Pero cada intento era respondido con un sutil apretón en el glande por la mandíbula de Molly.

El chico gemía- Molly…No…No puedo-decía el chico bostezando y gimiendo- No puedo más. Eres tan… tan buena…Para por dios, o no podre aguantar mucho más.

La joven Molly se sacó el miembro un poco y miró a los ojos del chico sorprendida por lo que había dicho. Buscando más diversión la chica aflojó el ritmo que su boca imponía. Pero a cambio de que su lengua se volviese más juguetona. La pelirroja se tragaba todo el miembro mientras el mago le hacía cumplidos.

-Joder, cariño. Parece… parece que cada vez lo haces con más ganas- decía el chico con un tono más engreído en la voz. El hombre había alcanzado la ebullición, pero el ritmo lento le estaba permitiendo disfrutar un rato más- Ooooh… joder. Hice bien en venir al bosque

El chico estaba en una ensoñación. Miraba abajo y veía a una joven de quinto curso haciéndole un trabajo oral digno de las mejores brujas del callejón Knockturn. El mago dejó de mirar y se concentró una vez más en todo lo que sentía. Molly volvió a imponer su ritmo mientras que el chico gemía entrecortadamente y replicaba con halagos de vez en cuando.

Molly así, así. Sigue.

Ah…Ahhh…AHH. Joder que labios… Que forma de usar la lengua

Envalentonada por los sonidos que el chico decía. Molly volvió a darle más ritmo a su mamada. Dejó la sensualidad y se enfrascó en la brutalidad. La chica mamaba sin cuidado ninguno. Solo pendiente de ir más rápido, más profundo y fuerte. Su mamada que antaño había sido arte se estaba volviendo descuidada. La saliva goteaba de su boca cayendo en su escote y humedeciéndolo.

No pudiendo aguantas más de los prodigios que le daba esa chica. El mago sacó su miembro de los labios de la pelirroja y lo exhibió delante de sus ojos encañonándola con su nabo. Hermione miraba el pene estimando el tamaño, pero Molly murmuraba que habría podido doblegar a ese idiota con solo una teta. La bruja miró el pene y se fijó en que de su glande salían gotitas cristalinas que se mezclaban con su saliva. Intrigada y caliente sacó su lengua y lamió el rocío que emanaba de aquella fuente.

El hombre se estremeció al ver la lengua estirarse y lamer su glande. Luego aprovechó la postura para ver mejor las enormes sandías que portaba la pelirroja. Unas de las mayores que había en Hogwarts en ese momento. El chico simplemente no pudo soportar más la excitación y derramó su semilla por todo el escote de la chica. Manchando su túnica y sus tetas con su leche. El chico parecía orgulloso con su obra de arte y guardó su pincel con cuidado.

Luego levantó a la pelirroja y la besó mientras usaba su mano para toquetear la cadera e intentar meterle mano. Molly en cambio besaba con hambre como si la mamada no hubiese sido suficiente. En su cara había excitación, pero también decepción. Ese chico se había llevado una mamada y se había corrido en sus tetas, pero no había conseguido nada con ella. Hermione miraba a la Molly pasada sintiéndose igual de vacía sin un hombre digno de sus crecientes tetas.

El chico se marchó corriendo del bosque. Hermione miró al hombre y supuso que si bien qué te la mamase con tal vigor una menor pelirroja y tetona era excitante. El bosque prohibido no era el mejor lugar para ello. Molly en cambio miró al chico y simplemente usó sus manos para limpiar la semilla que ya se filtraba por el canalillo. A veces las aplanaba sobre sus pechos dejando una marca de olor y otras veces lamía la semilla grumosa, intentando dejarlo limpio.

Tras un rato, la joven pelirroja miró la luna intentando predecir qué hora es. Sabía que llegaba tarde, pero pensaba en escabullirse por una entrada secreta sin llamar demasiado la atención.  Sabiendo que estar en ese lugar era una falta grave, Molly evitó la torre de astronomía y la cabaña de Hagrid. Se dirigió bordeando el lago hacia la torre de Ravenclaw cerca de los invernaderos. Allí podría estar escondida hasta que el amanecer llegase y podría entrar en el castillo indemne.

Molly corrió hacia el primer invernadero que vio, pero justo en ese momento una luz iluminó el cielo. Hermione miró hacia todas direcciones intentando ver quien había hecho ese hechizo. Ese encantamiento era bien conocido por Hermione, lo usó en su primer curso. La luz iluminó un gran área e impactando curiosamente en ella. La joven Molly usaba su varita para contrarrestar ese efecto peor ahora parecía una señal de luces neón. La pelirroja brillaba con una aureola como la de las diosas griegas.

Sabiendo que la ponía en una posición inferior. Molly levantó su varita y conjuro fuego que dirigió para quemar algunas ramas de árboles cercanos. Eso le mejoró la visibilidad y pudo apreciar como una chica se acercaba con su varita. Sin embargo, no iba vestida con una túnica de Hogwarts, sino que mostraba una ropa negra y un capirote que solo cubría su cabeza dejando un pelo negro y rizado al descubierto. Molly miraba a la joven observando sus ropajes hasta que distinguió que era una mortifaga. Atemorizada, alzó su varita concentrando su poder en ella. Sabía que las luces que habían invocado eran demasiado tenues como para que un observador la viese, pero si hacía algo más fuerte lo conseguiría. Molly alzó su varita y un chorro de agua del lago se alzó hacia arriba, luego mojó a la joven mortifaga. La pelirroja mostraba una destreza con la transformación que impresionó a Hermione. Ella no pensaba que la madre de Ron fuese tan buena.

Para desgracia de la joven, el duelo fue corto. Molly aprovechó el desconcierto para correr al bosque donde las sombras y los árboles la protegerían. Por desgracia su cuerpo seguía irradiando luz así que seguía siendo visible. Molly intento quedarse callada pero solo escuchó la voz fría de una chica lanzando hechizos explosivos a los árboles. La bruja sonrió, con suerte las explosiones alertarían a Hagrid. Lo que no contó es que la otra bruja no estaba sola.

Molly se levantó al oír que la chica se alejaba de su zona e inspeccionaba otra. Pero cuando se levantó. Varios hechizos la impactaron. Ya, no solo estaba iluminada, sino que ahora cuerdas gruesas sujetaban sus manos y pies manteniéndola sujeta y amarrada en forma de aspa entre los árboles.

Los hombres observaron a la chica entre las sombras y uno de ellos lanzó chispas verdes. A los pocos minutos llegó la chica contra la que había mantenido un duelo. Seguía usando su ropa solo que ahora toda estaba mojada. La mujer tiritaba de frio por culpa de la pelirroja.  Al ver a su agresora, Molly hizo fuerza, pero no tenía suficiente.

La mujer cogió la varita de Molly y la acarició. Luego la hizo girar y surgió un ramo de flores. Cautivada por como la varita la obedecía simplemente dijo a sus acompañantes.

-Haced lo que queráis con ella. Utilizad sus pechos, su boca, sus manos, pies, nalgas. Pero no la folleís.

Uno de los hombres escondido en las sombras dijo- ¿Por qué no? -señaló a Molly y dijo- Está atada. No puede decirnos que no. Deberíamos preñarla. Así el que lo consiga tendrá a una esposa sumisa y de sangre pura.

Los demás hombres asintieron claramente pensando en las múltiples ventajas de preñar a una perra tan sensual como la que tenían delante. Sin embargo, la chica miró a su compañero y dijo.

-Si la preñáis, Dumbledore lo descubrirá. Seréis llevados a Azkaban. Y además es muy posible que aborte. Si tú me preñaras- señaló a su compañero- me tiraría de la torre de Astronomía.

Otro hombre simplemente dijo- ¿Por qué nos la ofreces?

La chica se encogió de hombros- Esta amiga va por el castillo con el escote en alto zorreando a todos los chicos. Les da igual que estén en tercero o en séptimo, solo desea pollas. Y además no es una zorra común, mírala. Pelirroja, labios gordos dispuestos para dar placer a un hombre, nalgas gordas y un culo bien formado. Seguro que monta en escoba. Pero lo mejor es esto- señaló a sus melones y con un movimiento de varita su ropa se abrió dejando ver los pechos desnudos de Molly. El frio hizo que los pezones se erizaran- Esta chica, es el ejemplo de para que sirven ciertas mujeres. Si no tuviese sangre pura podría ser un esclavo sexual de cualquier magnate de sangre pura. Pero su magia la diferencia de esos sucios mestizos o de los sangre sucia. Ella tiene que perpetuar su linaje. Para eso tiene ese cuerpo. Debe de ser una simple gallina. Solo poner huevos, solo tener bebes para incrementar los nacimientos mágicos. Por eso he elegido a esta hembra. Ahora chicos- miró a los hombres que ban saliendo de la oscuridad del bosque- El señor Oscuro os ofrece a esta mujer si os unís a su causa. Si sois fieles no solo seréis los dueños del mundo, sino que disfrutareis de mujeres tan buenas. Ahora disfrutad de lo que puede ofrecer.

La mujer simplemente cortó las cuerdas y Molly cayó atada al suelo. No huyó ya que sin su varita su destino hubiese sido mucho peor. Esperó a ver qué ocurría. Pronto se dio cuenta de que iba a servir como botín de guerra para esos chicos.

Molly se levantó, pero, la chica morena la agarró del pelo y la puso arrodillada. Molly miraba para arriba intentando que el agarre de su pelo no le doliese excesivamente. La chica se bajó en cuclillas y pasó su dedo por los labios de la pelirroja. Examinó su boca como si fuese un caballo, luego volvió a su posición original y dijo en voz alta.

-Tiene unos labios muy bonitos

Los chicos solo con ver esta escena empezaron a sacar sus miembros. La morena seguía húmeda y soltó el pelo de la bruja para peinarse el suyo adecuadamente. Mientras que alzó la mirada hacia lo alto de la torre central del colegio. Hacia los aposentos de Dumbledore. Giró la cabeza para ver lo que ocurría con su nueva presa. Mientras observaba sus dedos blancos y finos fueron colándose por su ropa hasta alcanzar las zonas indicadas. Una mano se dedicaba a pellizcar sus pezones mientras con la otra metía dos dedos en su coño, intentando tener el mismo ritmo que el de la mamada que la pelirroja hacía.

Mientras tanto, Molly frenó un momento su movimiento, con su boca completamente llena con la polla de uno de los hombres. Utilizaba su lengua unos segundos para lamer todo lo que pudo, provocando gemidos en el chico. Luego se la sacó y tragó la saliva acumulada. La larga cola que había para disfrutar de ella hizo que Molly se viese obligada a no parar por mucho tiempo y enseguida sus labios volvieron a rodear la carne ardiente que tan fácil parecía tragarse. Acompañando el movimiento de su cabeza que parecía haber ensayado varias veces, sus manos se movían adelante y atrás en un movimiento que parecía que había ensayado mil veces.

El hombre no decía nada mientras una de sus compañeras de estudio se la chupaba con tanta maestría, pero no pudo resistirse a agarrar las irreales tetas que tantas veces había visto botar por todo el castillo. Molly parecía resistirse a que aquellos chicos pusieran sus manos en sus pechos, pero varios azotes bien colocados hicieron que pronto comenzaran a apretar esos masivos melones.

Pronto el hombre se salió de su boca y lanzó su semilla por todo el pelo de la chica cubriendo sus cabellos pelirrojos con hilos de seda. Por desgracia inmediatamente otra polla se metió en sus labios. Lo recorrió con la lengua mientras iba haciendo un mapa mental de las venas que poseía aquel durísimo aparato. Volvió a mamar el glande mientras sus manos hacían correrse a otras dos pollas.  El semen salió manchando sus manos y sus pechos. Ese semen lubricó sus manos y dio más placer a las siguientes pollas que venían.

Por otro lado, el que estaba entre sus labios no le dejaba soltarlo. Apenas podía sacarlo para respirar cuando el chico la obligaba a comerle los huevos o a volver al trabajo. Mientras le chupaba los huevos, supo que estaban hinchados con su premio, un premio que recibiría pronto. Y así fue. Mientras comía sus huevos, el hombre se corrió. El semen cayó al suelo y lo que quedo fue lamido con destreza por la pelirroja.

Otro hombre simplemente agarró sus dos tetones y puso su pene cerca de la boca. Quizás hubiese querido una cubana, pero la bruja no perdió el tiempo y sus labios carnosos ya estaban rodeando el ardiente rabo. El hombre agarró parte de los cabellos de la bruja mientras esta se tragaba más de la mitad de ese falo.

Mientras esto sucedía, la Señora Weasley se tapaba la boca y los ojos mientras veía un recuerdo lejano. Uno en el que ella misma se comportaba como una autentica zorra con tal de que no le hicieran daño. Además de que usaba su boca para dar placer a los futuros mortifagos. Hermione en cambio no sabía en que centrar su interés, si en el modo de chupar de la joven Molly, en los pezones tiesos de la madura pelirroja que estaba avergonzada ante la escena o en como la chica mortífaga se quitaba parte de su túnica dejando ver un escudo de serpiente y un símbolo de Delegada de curso. Sin embargo, Hermione fijó su mirada en aquella chica y vio como la varita de Molly y la de la otra chica apuntaban a la joven pelirroja. No había rastro de hechizos, pero la actitud entusiasta y pasiva de Molly, indicaban que era la maldición Imperius.

La joven Molly intentaba responder, pero el nuevo inquilino de su boca era más agresivo y no la dejaba. Sin escapatoria simplemente aumentó el ritmo y uso su lengua hasta que al final el chico se corrió y tuvo que tragárselo.

Tras todo ese rato de chupar y masturbar, uno de los chicos, tiró a Molly al suelo y le abrió las piernas. La agresión hizo que desapareciese el encantamiento debido a la poca atención que la bruja estaba haciendo a su víctima. Teniendo más consciencia de lo que pasaba y viendo que ese chico iba a abusar de ella empezó a patalear y a resistirse. El hombre la sujetó de los brazos para evitar que se levantase y varios compañeros la agarraban de las piernas o intentaban morrearla o chupar de sus tetas. Viéndose ganador, El chico agarró el pie de la pelirroja y lo dobló con sus mano, la chica lloraba y gritaba del dolor mientras que los hombres reían. El chico lamió el pie frente a la pelirroja y luego bajó la parte de debajo de la túnica exhibiendo sus bragas negras

Quitó la ropa interior del camino y exhibió su grueso falo frente a la joven y asustada Molly. La joven hiperventilaba al ver como su virginidad iba a ser arrebatada por esos indeseables. Eso hacía que sus melones se moviesen más y que los demás chicos disfrutasen azotándolos, mordiéndolos y dándose placer con ellos. Los demás meneaban sus penes con rapidez y echaban su leche en el canalillo. El chico por el contrario alimentado por el miedo dirigió su pene a la vagina y empezó a dibujar círculos como si fuese una diana. No sabía a qué hoyo atacar, pero decidiéndose por la vagina por su significado, fue a meterla bruscamente hasta que una rayo de luz verde se dirigió de la varita de Molly e impacto en aquel chico matándolo.

Los demás asustados miraron a la chica que era la líder del grupo. Ella había dejado de jugar consigo misma y al ver lo que había pasado había utilizado la varita de Molly para matar al otro chico. Enfadada gritó.

  • ¡Os dije que no os la follarais! Crucio.

El maleficio fue dirigido a todos los hombres mientras que la chica se recuperaba del miedo a ser violada y a morir. Tras torturar a los chicos, la morena lamió el semen que había en sus melones y con un encantamiento la desmayó.

Luego la escena cambió y ambas mujeres vieron a un Dumbledore más joven, aunque con la misma barba hablando con dos chicas. Una era Molly Weasley que miraba asustada todo, con estrés por lo que había vivido y la otra era una chica morena y con una belleza semejante a la de Sirius cuando era joven. Dumbledore dijo.

-Molly deberías agradecer a la Señorita Black. Ella fue la que la salvó, aunque desgraciadamente tuvo que matar a un estudiante. Por demostrar compañerismo entre casas hermanas se le otorgara puntos y un premio oficial a la escuela.

Molly miró a la morena que se iba tranquila, aunque lucía una sonrisa orgullosa. Cuando iba a abandonar la sala, el director miró a la pelirroja joven y dijo.

-Creo que esto que ha pasado bastara para enseñarte porque el sexo no lo es todo en la vida Molly. No puedes dejarte llevar por el sexo y olvidarte del poder.

Ambas mujeres salieron del recuerdo, cada una con impresiones muy diferentes. Hermione después de presenciar eso tenía una mezcla de emociones, por un lado, había presenciado lo que podía pasarle si abusaba de sus activos sexuales, pero por otro lado no dejaba de excitarse al recordar como la frígida Señora Weasley tragaba pollas hasta que se le salía el semen de la boca. Y eso sin duda excitaba a la bruja más que antes. Molly por el contrario había revivido el recuerdo más perturbador que tuvo desde antes de que empezase la primera guerra. Ciertamente volver a verlo la hizo darse cuenta de que hizo bien escoger a Arthur, aunque tuvo que admitir que la Molly pasada tenía una felicidad mucho más radiante basada en el buen sexo. A pesar de saber que sus hijos y Arthur le daban felicidad la Señora Weasley se estaba plantando sus años de sexo “aburrido”. Ciertamente estaba satisfecha, aunque viendo el recuerdo se dio cuenta de que un cuerpo como el suyo necesitaba de más gasolina.

Mirando a Hermione le dijo- Ves, chica. Por eso no debes de ser tan…tan salida. Acabaras siendo violada. Piénsalo por poco no me violan. Y mis pechos no eran tan grandes como los tuyos en aquel momento.

Hermione se tocó los pechos con disimulo mientras meditaba su tamaño. Al final tuvo que darle la razón a Molly. Ella tenía unas tetas más grandes y turgentes que la pelirroja en su juventud. Aunque las de la mujer no eran precisamente pequeñas.

Hermione pensó lo dicho y afirmó diciendo- Tienes razón Molly. Tengo que buscar la forma de lidiar con mi excitación. ¿Cómo lo hago?

La pelirroja dudo por un momento y dijo- Lo normal es la masturbación. Supongo que sabes que es. Pero eso no servirá contigo- miró descaradamente su escote- Supongo que con el roce ya te excitas. Usa encantamientos para suavizar el roce. Intenta concentrarte en cosas más interesantes. Intenta olvidarte del sexo.

La bruja miró a la mujer y vio como los ojos se centraban en sus pechos. Ciertamente no solo los hombres eran atraídos por la miel. Hermione miró a la pelirroja y dijo- No creo que esas cosas funcionen. Forma parte de mi día a día. Veras el año pasado con toda la pelea de Ron y Harry por el torneo me quede muy sola. Así que me refugie en Lavender y Parvati. A esas dos les gustaba jugar con mis pechos. El rato que no estaba ayudando a Harry o hablando con Ron me iba al dormitorio allí ellas me enseñaron a masturbarme. Cuando necesitaba relajarme llamaba a Parvati. A veces, Lavender se unía y me hacían…masajes. Y creo que me he vuelto adicta. Con esto de la guerra pues no puedo parar.

Molly miró a la joven y vio un reflejo de ella. Intentando ayudar dijo- No te preocupes. A mí me paso algo parecido. Durante la Primera Guerra había mucho estrés. Yo me fugue con Arthur y nos casamos a escondidas. Pero no solo eso, sino que estuve mucho tiempo follando con él. Para aliviar el estrés de la guerra.

Hermione asintió buscando la razón de porque los Weasley tenían tanta descendencia. Molly añadió- Además, los dos éramos muy fértiles y no teníamos galeones para pociones anticonceptivas así que nacieron muchos.  Pero no nos distanciemos de la conversación, sino puedes quitarte el ansía sexual. Al menos… hazlo con otra persona. Búscate un hombre bueno con un rabo grande. Lo suficientemente viril como para tenerte satisfecha. Dudo que algún hombre no desee meter mano en ese escote.

La cara de la bruja era un poema. Dudando dijo- Quieres que me busque a un hombre que me tenga satisfecha. Quieres que me folle a algún chico.

La madura afirmó y dijo simplemente- Follar con el mismo como una perra salida no es un delito. Ser una zorra con un solo hombre no es ser una puta, es ser una buena esposa. Y después de la guerra necesitaremos hijos para volver a subir la demografía.

Hermione asintió visiblemente a pesar de que la respuesta de Molly la hacía pensar que quizás la señora Weasley no estaba tan alejada del picor uterino como pensaba. Hermione lo meditó mientras se despedía de la pelirroja. Molly había sido una zorra calientapollas hasta que sufrió un ataque que derivó en una violación, desde ese momento se había casado y había sido feliz. Pero a la bruja tetona se le vino a la mente que ese ciclo de castidad que llevaba la mujer desde el embarazo de Ginny la debía tener sediente de pollas. Y que pronto estallaría.

Dejó que sus pensamientos fluyeran hasta su próximo objetivo. Necesito una polla y la necesita ya. En cuanto vio a Ron fue a por él. Su escote hizo que el pelirrojo mirase hacia ella con mirada perdida. Hermione rio para sus adentros y simplemente se sentó enfrente de él. Luego levantó el pie hasta tocar su miembro y el chico ya miraba su pie y respiraba entrecortadamente intentando retener su erección.

Hermione retiró su pie descuidadamente y se dirigió hacia él. Se sentó junto a él y señalando a su pecho dijo.

  • ¿No te parecen demasiado grandes?

El chico estaba pensando en muchas cosas en ese momento. Inquieto por ver a su amiga comportarse de esa manera, pero a la vez tremendamente excitado, recordó su primera vez con Luna. Había sido fantástico a pesar de que estaban entre escombros y de que se había equivocado de agujero. Trasladó su pensamiento a Hermione y se la imaginó con esos tetones al aire y fornicada por él. Su polla se puso dura ansiosa por recrear todo lo que su mente imaginaba. Ron miró las tetas y dijo.

-A ojo no sabría decirte. Porque no me las enseñas.

Hermione se sonrojó. Una cosa era hacerlo con Ron y otra ser una exhibicionista en un sitio donde cualquiera le pudiese ver. Pensó rápido y dijo.

-Porque no vamos a tu cuarto. Crookshanks necesita leche.

Ron ya estaba que no podía más. Agarró a Hermione por la cintura y la levantó de modo nupcial. Luego la llevó a su cuarto. Sabía que Harry no estaba cerca, debía de estar con Sirius o hablando con cualquiera. Eso poco le importaba al pelirrojo. Lo único que quería era desflorar semejante movimiento.

Ron sostuvo a su amiga en sus brazos hasta llevarla al dormitorio que compartía con Harry. Miró ambas camas con pesar, sopesando que su mejor amigo tendría que dormir en otro lugar porque hoy disfrutaría del premio mayor. Hoy por fin disfrutaría de todo lo que su tetona amiga Hermione podría darle.

Mientras miraba la habitación. Sus manos fueron ocupando lugares privilegiados. Sitios que hacían más difícil sostener a su amiga pero que causaban más placer. Uno de sus brazos comenzó a internarse por debajo de la túnica hasta tocar los glúteos de la joven tapados por una ropa interior que no podía ver pero que deseaba arrancar. La otra dio la vuelta y arremetió contra la tela que abrigaba el valle entre sus tetas.  La morena se movía evitando que la mano del chico tocase sus senos sin ninguna cobertura.

La chica se bajó de los brazos y lo empujó contra su cama. Una vez sentado en su cama, Ron usó su varita para que los botones de la prenda de Hermione reventaran y dejaran ver todo lo que cubría. Hermione solo atinó a cubrir sus senos y sus entrepierna con sus manos, pero esto de poco sirvió. Ron vio ante sus ojos toda la belleza que su amiga atesoraba.

La joven tenía una piel blanca perlada, que reflejaba la tenue luz de las velas de la habitación. El pelo castaño se ondulaba hasta llegar a sus pechos, donde los mechones parecían regodearse tocando varios lugares. Sus pechos caían como pesos muertos, fruto de su gran envergadura. El peso hacía que la joven tuviese los músculos de la espalda contraídos de tanto cargar peso. Ron inmediatamente intentó vislumbrar sus pezones, pero están tapados por sus manos. Por desgracia solo pudo ver unas aureolas enormes y de un tono rosa coronadas por unas montañitas que ya estaban erectas. Ron bajó la mirada rápidamente para que Hermione no se sonrojase en exceso, perdía toda la sensualidad verla como cuando hacia algo mal. Sus ojos cayeron en cascada viendo un estomago rellenito y unas piernas que, a pesar de terminar muy finas, se ensanchaban en sus caderas. Ron alzó la mirada hasta el centro del cosmos, pero ahí la mano tapaba todo el esplendor y Ron se quedó intrigado por saber que escondía.

La joven observaba nerviosa como su amigo la inspeccionaba con la mirada como si fuese una escultura expuesta en un museo. La chica se tapaba con sus manos parte de sus pechos y su entrepierna, aunque pronto vio que su mano empezaba a humedecerse. La excitación se estaba apoderando de ella. Se lamió los labios anticipando lo que pasaría, aunque no estaba del todo segura de su futuro.

Hermione nerviosa y tartamudeando por el placer de verse exhibida ante un chico, insertó uno de sus dedos en un coño. El gemido que siguió al chapoteó hizo que Ron no pudiese retener la erección que se había formado y que amenazaba con romper su pantalón. La polla estiraba la tela causando dolor de lo férrea que se encontraba.

Buscando liberarse, Ron soltó su pantalón y acto seguido soltó también su ropa interior dejando ver su sexo a la chica que abrió la boca para luego cambiar su enfoque. Dejo de mirar su cara y se centró en su polla.

Hermione muchas veces había utilizado juguetes convocados con su varita o se había introducido más de dos dígitos en su coño, pero nunca había visto semejante aparato. No era extremadamente larga, pero si muy ancha, tanto que temió por las paredes de su vagina. Y sobre tremenda anchura se alzaba un glande enorme coronándolo. Al contrario que el tallo que permanecía estático como una viga de acero, el glande a pesar de su tamaño parecía esponjoso y fibroso, muy flexible. De su punta fluían tímidamente algunas gotas debido a la anticipación de su dueño. La morena miró el glande y recordó los típicos dulces en forma de esponjita. Parecían tener la misma textura.

Hermione salivaba al ver semejante verga mientras Ron no sabía que hacer actualmente. Había sido ella la que se le había abalanzado sedienta de carne y ahora permanecía extasiada ante su miembro. Ron ya había tenido experiencia previa con Luna, pero esa niña estaba loca y encima él ni siquiera se la había metido por el coño. No era una experiencia demasiado reseñable como para ahora llevar el control y someter a su terca y estudiosa amiga, pero porque no intentarlo.

Ron agarró su miembro y lo meneó mientras miraba a la chica- Hermione creo que debes ayudarme. Solo mírala- alzó su pene- No es normal esto. Esto es tu culpa, tú lo has provocado y no te marcharas de aquí hasta que lo bajes- habiendo dicho eso. Buscó la forma de picar a su amiga. Imitó las reprimendas de los profesores-Así que ya sabe Señorita Granger, mano a la obra. Y no necesitara una varita yo le prestó la mía.

Hermione abandonó su mirada de éxtasis y rápidamente dijo- Por supuesto.

Ron miró extrañado la rapidez de su respuesta, pero asumió que su amiga tenía un problema con las figuras de autoridad. Pero claro la ineptitud se paga caro y la morena a pesar de decir que iba a complacerlo seguía dubitativa.

El pelirrojo se levantó de la cama donde estaba sentado y con una agilidad impresionante empujó a Hermione contra la cama. Buscando amortiguar la caída, usó sus brazos dejando ver su imponente pecho al descubierto. Pero eso poco le importaba Ron, ya que este se sentó a su lado y la agarró poniéndola sobre sus rodillas. Tumbada y sintiendo el pene a presión cerca de su ombligo, Hermione intentó escapar mientras que su coño empezaba a rezumar flujos mojando las piernas y las sábanas. Ron usó una mano para aprisionar sus piernas mientras que con la otra agarró bruscamente la desordenada melena de la chica.

El pelirrojo sonrió al tener sometida a su amiga, desnuda y con su pene bajo su barriga, en busca de una abertura. Burlándose dijo- Quieta Leona. Esto es culpa tuya.

La chica adolorida por la tensión en sus cabellos dijo- ¿Mia?

El chico dijo- Pues claro, Señorita Granger. Le dije que se hiciese cargo de relajarme y usted no hizo nada. Solo miró mi miembro cual puta mirando su premio. Es justo que deba de educarla.

Remarcó el mensaje con un azote en su culo que resonó por la habitación. Hermione chillo un poco por el dolor, pero por suerte el pelirroja ya había dejado de sujetarle el pelo y solo tenía que concentrarse en soportar los azotes. El pelirrojo golpeaba sus nalgas sin pararse a medir la fuerza que ejercía. Estaba viviendo un sueño, poder someter a su tetona amiga a sus deseos más salvajes, era un sueño que no quería que terminasen. El pelirrojo cada vez que golpeaba dedicaba una aclaración.

-Este por no haber ido conmigo al baile de Navidad y haber ido con Krum.

-Este por no ofrecerme tu varita durante las clases de Transformaciones en segundo año.

-Este por llorar cuando era verdad todo lo que dije sobre ti en primer año.

-Este por no ofrecernos tu coño como recompensa cuando salvamos a Ginny del Basilisco.

-Este por usar la boca para pronunciar correctamente en vez de chupar pollas.

Los motivos se fueron volviendo más absurdos, pero a Ron solo le importaba seguir golpeando a su amiga. Ya no importaba el motivo exacto, de hecho, se sentía mal por hacerle eso a Hermione, pero el placer de someter a tremenda mujer era una dosis de autoestima demasiado grande. Se imaginó a sí mismo en Hogwarts con Hermione siendo su novia sumisa. Por fin nadie se burlaría de él. Porque él tendría una de las mejores tetas del colegio.

Mientras tanto, Hermione había cambiado de táctica. Ya no intentaba soportar el dolor, sino que se dejaba llevar por él. Con cada azote, la chica gemía y sollozaba a la vez, pero curiosamente eso incrementaba su excitación a límites que nunca había sentido. Fruto de esto, comenzó a pedir perdón y a gemir mientras recibía golpes. Conmocionada por ver de refilón sus nalgas tan rojas y con tantas marcas, la castaña chillo pidiendo perdón mientras que su coño comenzó a soltar mucho jugo, suficiente como para que el pelirrojo lo notase. Envalentonado dejó de azotarla y miró su obra con orgullo.  Las nalgas se habían teñido de rojo carmesí y en algunos puntos incluso de purpura, se podía ver la marca de sus manos. Luego miró el pelo desordenado y mirando vio que había lágrimas en sus ojos.

Ron puso con cuidado a la chica sobre la cama mientras que sus manos iban pasando por su espalda. Tocando las nalgas adoloridas, tocando sus piernas, es espalda hasta llegar a su cuello. Una de ellas se dirigió a los ojos mientras la otra tocaba sus pechos. El gesto de secarle las lágrimas con el dedo más el ordeñe de sus mamas provocaron que el dolor que sentía se viese superado por el placer.

El pelirrojo vio su pene a punto de explotar por todo lo que había visto. Su excitación estaba en un pico y notaba como le faltaba poco para correrse. Viendo esto, el pelirrojo giró a su amiga y situó su miembro enfrente suya, casi tocando sus labios.

La chica no resistió el impulso y separó sus labios dejando que el miembro entrase. Por desgracia no pudo entrar mucho y solamente el glande fue recibido con atención por una juguetona lengua que se dedicó a ensalivar todo lo que pudo. El resto del pene solo recibió alguna que otra línea de saliva que luego el pelirrojo iba pasando por el tronco. Pronto la lengua brindó demasiado placer y una ración de leche salió del pene. La chica sacó el pene a toda prisa de su boca, pero un poco fue retenido dentro. El semen brotó con potencia cerca de los labios de la joven. Su lengua procuro de tragar parte mientras que el resto discurría por sus labios manchando su rostro, sus cabellos y sus tetas.

Ron se quitó de encima de la chica. Esta se reincorporó y uso sus dedos para comerse el semen que había por su cuerpo. Esto excito a Ron, pero no lo suficiente como paraque su miembro se alzase después de semejante lucha. Hermione se vio en el espejo como su culo estaba rojo pero su entrepierna había dejado manchas muy grandes. Ciertamente no había cedido solo para recibir golpes y tragar leche. Quería ese pene en su coño y lo iba a conseguir.

Hermione miró y vio que Ron la miraba con aprensión. El chico buscaba su varita con miedo de la reacción de su amiga. Después de todo le había hecho tragar su semen y la había azotado bruscamente hasta dejarle el culo rojo. La joven resopló y simplemente se puso a cuatro patas sobre la cama. Ron la miraba extrañado hasta que vio como la castaña cogía su pene y empezaba a masturbarlo intentando resucitarlo. Sabiendo lo que quería su amiga, se relajó. Dejo de buscar su arma y se tumbó en su cama mientras veía como la chica usaba su mano para ponerle la polla a punto de nuevo.

Hermione estaba a cuatro patas sobre el colchón y lo masturbaba con una mano con dificultad. Ante esto decidió tumbarse entre las piernas del pelirrojo y con sus dos brazos empezó el masaje. Ron hipnotizado uso sus manos para tocar y tantear la magnitud de los pechos de su amiga, intentó adivinar la talla. Luego cambió a poner sus manos sobre la cabeza de la chica y uso sus manos para bajarle la cabeza para que se la mamase.

Hermione movió su cabeza liberándose de las manos y dijo.

-Ni se te ocurra volver a hacerme eso o te arrancare el pene- dijo mientras enseñaba sus dientes con sus incisivos un poco grandes.

Ron se temió lo peor y bajo sus manos. Su tetona amiga dijo.

-Se acabaron los azotes idiota. Ahora me vas a dar placer de verdad.

Ron se asustó pensando en cómo su mejor amiga iba a utilizar su cuerpo como un dildo. La única función de su pene iba a ser darle placer, solo se iba a concentrar en su placer. Eso dejaba a Ron en un mal lugar. Por suerte sus predicciones no fueron acertadas, ya que la tetona simplemente agarró sus amplios pechos e introdujo el pene en él.

Los movimientos se volvieron más fluidos mientras era apretado por semejante prisión. Ron apenas podía distinguir a su pene entre tanta carne. Los pechos lo tapaban por todos lados y solo podía ver de vez en cuando su glande asomándose entre medio. El pelirrojo lo gozaba como nunca, por fin podía disfrutar de esos enormes pechos sin el apuro de llenarlos de leche tan pronto. Gracias a su corrida anterior, ahora podía disfrutar.

Al cabo de unos minutos, la fricción de los pechos y algunos lametones de la juguetona lengua de Hermione consiguieron devolver al pene a su máximo esplendor. La joven lo miraba con aprecio así que dejo de utilizar sus pechos y su boca pasó a la acción.

Los minutos que siguieron volvieron loco a Ron. Estaba viendo a su mejor amiga practicándole sexo oral. Podía escuchar sus propios gemidos acompañados de los sonidos del ir y venir de su polla en la boca de Hermione. Ron estuvo sorprendido de lo bien que se desempeñaba su amiga con un rabo entre sus labios. Eso le hizo plantearse que quizás hubiese mejorado su técnica haciéndoselo a Krum el año pasado. La furia entró en su corazón, pero fue acallada por la asombrosa técnica de la morena.

Lo primero que se le venía a la mente a Ron era lo tetona que era su amiga, desde esta posición el pelirrojo veía como su amiga peleaba constantemente con sus melones para que no se interpusiesen en su mamada. Al chico no le molestaban su presencia y de hecho disfrutaba enormemente cuando notaba su teta izquierda apoyándose en su muslo mientras la otra hacia contacto con sus testículos. Todo unido estaban haciendo que Ron alcanzase una talla nunca vista.

Hermione aprovechó sus manos libres para tocar el cuerpo del pelirrojo y aplicar de vez en cuando fricción en su polla. A pesar de haberlo sentido y visto antes se sorprendía de lo gordo que era ese pene. Ron notó el frescor de la saliva deslizándose por su pene mientras su amiga lo recorría lentamente hasta llegar a su glande donde escupía saliva y usaba su lengua para untarla.

La lengua rodeó la punta antes de comenzar a introducirse el miembro de nuevo en la boca. Ron notaba los labios de su amiga en el glande cuando comenzó a bajar su cabeza. Hermione había decidido dejar que sus manos continuasen explorando y que su boca se hiciese cargo sola de ese trabajo. Para ella ejerció más presión con sus labios y el pelirrojo daba gracias por esto. Hermione decidió seguir bajando hasta que sus labios tocaron fondo y su nariz pudo captar el almizcle del vello púbico.

Ron se lo creyó. Su amiga tenía todo su miembro dentro de su boca y garganta. Parecía costarle, pero consiguió repetir el proceso varias veces, hasta dejar el pene húmedo, como si saliera de la ducha y en un estado de erección y dureza semejante al diamante.

Hermione ante su gran trabajo se tumbó y abrió las piernas dejándole ver su centro. Ron inmediatamente se situó justo enfrente de aquella raja que destilaba y con su glande empezó a separar sus labios vaginales. La vagina pedía a gritos acción, por lo que Ron dejo de juguetear y sin parar de mirarla a los ojos y a las tetas, metió su falo en el sexo de Hermione. Entró lentamente disfrutando de como los fluidos hacían que entrase sin ninguna oposición y sin rozamiento, disfrutando de la estrechez y la humedad de aquel recóndito lugar. Hasta que la mujer lo detuvo con sus brazos.

Hermione gimió bruscamente corriéndose y sintiéndose llena. A los pocos minutos uso sus piernas para empujar al pelirrojo y hacer que la ensartase entera. Los gemidos de ambos se conjuntaron mientras que Hermione gozaba al sentirse por fin ensartada hasta el fondo por un verdadero pene.

Ron comenzó a ensartarla a buen ritmo mientras le mordía el cuello y chupaba sus pezones. Hermione se dejaba hacer mientras miraba en el espejo del fondo del cuarto como el chico apretaba sus nalgas en señal de que venía un nuevo empuje. El grosor del pene era satisfactorio, aunque se preguntó cómo se sentiría con un pene mucho más grande.

-Llevaba mucho esperando esto Ronald- dijo la chica entre gemidos.

Esa frase hizo que Ron perdiese el control y comenzó a percutirla sin control ninguno. Las embestidas hicieron que sus firmes tetas se esparcieran por su pecho sin control ni rumbo fijo. Al ver eso, Hermione decidió dirigir la follada. Se quitó a Ron de encima e hizo que se tumbase. Cató su pene ahora manchado con sus jugos, tras limpiarlo se subió encima de él y dio la espalda al tumbado pelirrojo.

La postura resultó aburrida ya que solo podía ver el culo magullado de la chica subir y bajar, las gotas de sudor por su espalda y por su pelo y los laterales de sus melones rebotando por todas partes. El problema era la velocidad, la chica cabalgaba sin control alguno. La bruja lo follaba a toda velocidad, en esa posición sus sexos estaban más unidos que nunca y eso estaba dándole a la chica mucho más placer. Su culo rojizo subía y bajaba dando un espectáculo digno de las mejores prostitutas del mundo mágico, y sus gritos intentaban ser amortiguados, pero algunos escapaban de la habitación. Ron sospechaba que si alguien estaba despierto aún debía de estar escuchando todo el jaleo que la chica estaba montando.

Hermione se corría mientras montaba sin parar y observaba en el espejo la cara del pelirrojo que estaba blanca del esfuerzo de no correrse y la suya del mismo color que su trasero gimiendo sin parar. Se sentía como una puta y así se lo hizo saber entre gemidos. Ron se hartó de la posición y enganchó sus manos a los hombros de la chica. Con esfuerzo la tumbó sobre él.

Ron se acercó a Hermione y sin tener que dejar de bombearla hizo que apoyase sus espalda sobre sus pectorales. A la joven no le importo que sus pechos estuviesen a palmos de las hábiles manos del pelirrojo. Estaba demasiado excitada. Ahora la tenía rendida y Ron aprovechó de nuevo el control. Empezó a mover la cadera para volver a bombearla mientras que la chica acomodaba su cadera para que la penetración fuese más profunda.

Pronto el ritmo volvió a incrementarse y el pelirrojo decidió que había llegado el momento de poner en juego los mejores activos de su amiga. Gracias a la postura, Ron tenía los senos de su amiga a unos palmos. Aprovechando eso, besó el cuello y agarró sus dos melones. Mientras lo hacía comenzó a darle mucho más fuerte y rápido.

Aquellos pechos eran deliciosos. Sus manos se hundían en la carne. Ron los apretó, tocó sus pezones, los magreo, los hizo botar ante sus ojos. Desde luego este momento se grabaría en su mente como uno de los placeres del sexo. Disfrutar de un buen par de tetazas. Hermione gozaba como nunca de la atención que su amigo le estaba dando y no podía parar de gritar y gemir. Era el momento de dar la vuelta al pastel, pensó la chica, pues dejó la postura y se sentó de nuevo sobre semejante polla. Aunque esta vez dejó que sus melones estuviesen cerca de la cara de Ron.

El pelirrojo tumbado podía ver el bamboleo de esos melones junto con la cara de zorra de su amiga y la unión de su pene con un coño que parecía abrirse más de lo normal.

La morena comenzó a cabalgar sobre él como una posesa, metiéndose dentro toda su polla y sacándola hasta el glande para luego repetir el proceso. El largo movimiento permitía que sus pechos amenazaran con romper la nariz del chico cuando botaban sobre su cara. Ron aprovechaba esto lamiendo los pezones hasta ponerlos como astas de ciervo. Era una zona muy sensible y cada lametón venía acompañado con un gemido sensual y un nuevo acelerón de la cabalgada. El mago disfrutó un rato del bestial movimiento de su compañera hasta que se vio abrumado por tal velocidad y se unió al movimiento empujando con su cadera mientras le agarraba una teta y le daba azotes con otra mano.

Los azotes y los jugueteos con sus pechos hicieron que Hermione se corriese de nuevo pero la velocidad fue tal que el miembro de Ron se salió de su estrecho coño e inundo de semen todo cuanto encontró. Dejó el vello púbico de ambos teñido de leche y una enorme mancha en la cama y en sus piernas. Hermione simplemente extendió el fluido con sus dedos por toda su piel, mientras que Ron estaba más agotado que en toda su vida.

Para Hermione era la primera vez que se saciaba. Quizás la señora Weasley tenía razón y no era necesario estar siempre masturbándose o caliente. Solo necesitaba un hombre al que pudiese dominar y que aguantase lo suficiente como para satisfacerla y Ron había cumplido sus requisitos de momento, pero no quería arriesgarse todavía.

Después del polvo, Hermione se vistió en silencio mientras Ron admiraba el cuerpo de la joven mientras intentaba recordar todo lo que había pasado. Una vez terminada de vestirse, miró al pelirrojo y le dijo.

-Creo que deberías limpiar el cuarto. No creo que a Harry le guste ver que su habitación huele como si hubiese estado una bacanal de veelas.

El pelirrojo cogió su varita y comenzó a limpiar para luego añadir mientras observaba el culo tapado de la chica.

  • ¿Volveremos a hacerlo?

Hermione giró la cabeza y dijo- Puede. Pero nosotros somos amigos, Ron. Así que no te acostumbres a esto.