Harry Potter y los presentes de la Muerte
Trás el ataque de los dementores y no tener a sus amigos cerca. Harry recuerda su primer encuentro sexual durante el baile de navidad del año pasado. Lo que siente hace que Harry se obsesione con el sexo y quiera experimentarlo por él mismo este nuevo año. Mientras tanto es llevado a casa de Sirius.
Bueno. Hola de Nuevo. Es posible que algunos ya me conozcaís por esta serie de relatos que fue eliminada hace algun tiempo de la pagina. Tuve problemas en mi ordenador y se eliminó todo. Pero eso no significa que no pretenda seguir con la serie y por eso aprovechó las navidades para poneros los cinco primeros capitulos que se iran añadiendo. Este es el primero de ellos.
Como dije la otra vez. Soy escritora primeriza y es posible que haya fallos de narración, descripción o faltas de ortografía leves. Espero mejorar y me encanta recibir comentarios en la web. Suelo contestar siempre que el mensaje tenga su sentido. Tambien que valoreís el relato y comenteís o escribaís al gmail,
Planeó que la serie dure bastantes capitulos pero por desgracia de tiempo, calidad de escritura y ocupación no puedo escribir cuanto me gustaría. Por lo que la serie estara bastante tiempo inactiva entre un capitulo y otro. No se exactamente el tiempo ya que depende de las circunstancias.
Otro día más en soledad. Vivir en aquella casa, el número 12 de Privet Drive era la mayor tortura posible. Mucho peor que su reciente experiencia con la maldición Cruciatus por parte de Voldemort. Lo único que le permitía soportar estoicamente a sus tíos era la promesa por parte de sus amigos y de Sirius de mudarse pronto. Intentaba hablarles por lechuza, pero ese método se estaba volviendo difícil. Sus amigos habían dejado de escribirles, similar a su segundo año, solo que esta vez no había ningún elfo domestico robándole. El director Dumbledore le había dicho que irían a por él durante el verano, pero llevaba ya más de un mes y medio. Sirius mandaba lechuzas y cuervos a veces, pero sus mensajes eran telegramas.
Por muy largas que fuesen las cartas de su padrino, la lentitud del proceso y la necesidad de ver de nuevo el mundo mágico era suficiente como para impacientarlo. Le dolía ver como por una imprudencia los periódicos mágicos habían pasado de decir que él mentía a decir que debería ir a Azkaban por una muestra de magia delante de un muggle.
Harry se cansó pronto de recordar el momento en el que había conjurado su patronus para protegerlos del ataque de un dementor. Los dementores, aquellos seres nauseabundos habían acudido a su ciudad y habían atacado a su primo Dudley y a él sin ningún motivo. Ahora estaba encerrado en su cuarto porque había hechizado a su primo hasta dejarle traumado. Esa era la versión de su tío que alegremente había celebrado su pronta expulsión de ese colegio de bichos raros. El ministerio le había citado para dentro de una semana, pero como iba a ir si seguía con los Dursley.
Se levantó de la polvorienta cama. Sus tíos ni siquiera limpiaban la habitación durante su tiempo en Hogwarts. Daban asco. Con personas como estas podía entender el racismo hacia los nacidos de muggles Caminó hacia el escritorio de madera y releyó la última carta que le había llegado.
Querido Harry:
En vista de los últimos acontecimientos ocurridos durante su estancia en la casa de sus tíos, he de comunicarle que muy pronto será llevado a un lugar seguro. Se quedará allí para asistir a la vista del ministerio y luego partirá al colegio.
La supuesta carta era más bien un trabajo de clase de Ron. Angustiado y odiándose a sí mismo por estar encerrado en vez de estar luchando con el mago tenebroso más poderoso. Seguro Voldemort no estaba renovando su fondo de armario. En su rabia la carta estalló en llamas. Se sentó en la cama a descansar un poco, pero las pesadillas volvían a su mente. La muerte de Cedric, su batalla con el dragón, cuando conoció a Ron, la muerte del basilisco y luego un pasillo de azulejos negros, una puerta blanca. De pronto oscuridad, un destello verde, la voz de su madre. Despertó mucho más exaltado que antes solo para escuchar la voz gruñona de Vernon diciéndole.
-¡¡¡Eh tú!!! Chico. Nos vamos a llevar a Dudley al psiquiatra. Como no se cure te prometo que serás estéril.
Las quejas de Vernon fueron opacadas por el sueño de Harry. Por culpa de lo pasado la otra noche no había podido pegar ojo. Estaba preocupado por su primo y por su posible expulsión. Ahora estaba más preocupado por sus sueños. Una vez escuchó el familiar sonido de la puerta al cerrarse, Harry se bajó los pantalones. Observó su pene, no endurecido, pero ya bastante grande. Se sentía orgulloso de él, aunque solo había podido utilizarlo una vez. El momento volvió a su memoria mientras su mano empezaba a sudar y eso aceleraba la fricción.
El baile de Navidad del año pasado había sido un momento que se quedó grabado en su mente. Un recuerdo con múltiples aristas. Esa noche había descubierto el verdadero alcance del amor que se tenían Ron y Hermione. Recordaba las miradas asqueadas y desdeñosas de su amigo al ver al jugador búlgaro tocar a la castaña. También había podido ver por sus propios ojos la verdadera belleza que escondía Hermione tras su fachada de estudiosa repelente. Dejó pasar esos pensamientos cuando la campeona francesa paso a su lado acompañada por un Ravenclaw que babeaba detrás suya. Sintió un tirón mental y luego su miembro alcanzó su máxima erección.
Avergonzado por lo sucedido intento taparse la entrepierna y procedió a conversar con Ron, sin darse cuenta de que alguien más se había dado cuenta de su crecida. El pelirrojo no paraba de dirigir la mirada a Hermione, aunque el rastro de Fleur era observable a través de su horripilante túnica. Intentando sacar conversación le dijo a su amigo.
-Ron, Ron. – el pelirrojo se giró ante su nombre. Miró a Harry y dijo.
-Mírala Harry. Es una ingrata. Le ofrecimos ir con alguno de nosotros. Somos sus amigos, incluso Neville le pidió ir al baile. Y elige a ese buscador. A tu enemigo.
Harry intentó calmar los ánimos y dijo- Ron no pelees con Hermione. Intenta divertirte. Además, hay muchísimas chicas en el baile. – buscó congraciarse con su amigo y dijo- Antes ha pasado Fleur Delacour seguida de su compañero. Era un baboso total, si vas a pedirle quizás te deje bailar con ella.
La cara del pelirrojo se sonrojo momentáneamente mientras tapaba con pesar su entrepierna. Con tono decepcionado dijo- Harry tengo que decirte algo importante. Ginny tenía razón. Fleur es una veela. Por eso el chico de Ravenclaw babeaba como un bebe. Hipnotiza a los hombres, provoca erecciones esporádicas y son muy territoriales. – se calló un poco. Avergonzado dijo- No podría acercarme a Fleur sin correrme en todo el traje de gala.
Harry entendía a su amigo. Su traje era horroroso y el encanto de Fleur era demasiado intenso para siquiera acercarse en estos momentos. Por desgracia podía ver como su amigo tapaba su entrepierna con su mano. Llevaban ya cinco minutos así y las erecciones no parecían tener intención de bajar. Si acaso crecían un poco más. Harry miró a todos los chicos que estaban a su alcance, cruzó la mirada con Ron y ambos vieron como todos los hombres intentaban taparse su hombría. El poder sexual de Fleur parecía desbocado y no parecía perder intensidad. Mientras rezaban para que la francesa se fuera de ese lugar, Ron gimió de dolor.
Alarmado Harry observó la entrepierna de su amigo. Ya ni la ropa podía tapar ese sable que parecía alzarse mágicamente cada vez más. La ropa se estaba tensando demasiado y si seguía así era probable que se terminara partiendo revelando el miembro del pelirrojo. Se observó la suya propia y vio que su pene estaba en el mismo camino que el de su amigo. Las erecciones en el gran comedor se hacían notar cada vez más. Harry veía como todos los alumnos que tenían novia oficial se iban con ellas a los dormitorios o baños en busca de satisfacción. Pero ni él ni Ron podían hacer eso. Su amigo seguía obsesionado con Hermione y ya había olvidado la tensión de su traje. Harry se agobiaba cada vez más y decidió poner fin a este tormento.
Se levantó aun a sabiendas de que su erección sería mucho más visible y le dijo a Ron.
-Vamos a por alguna bebida amigo.
Ambos chicos se pasaron el resto de la noche bebiendo y olvidando los problemas. El alcohol de las cervezas y el hidromiel causaba efectos significativos. A las pocas horas, Ron se peleó con Hermione a voces en el comedor. El pelirrojo acusaba a su amiga de vendida por ir a bailar con una persona que apenas conocía. La chica le increpaba el darse cuenta demasiado tarde de que ella tenía vagina. Además, se rio de que la seducción de Fleur hubiese causado un dolor inguinal a varios chicos. Ante esto, los dos abandonaron el Gran Comedor seguidos de cerca por las gemelas Patil. Las jóvenes hindúes habían sido sus parejas esta noche, aunque habían bailado con todo el mundo menos con ellos. Ambas habían bebido y seguían a los chicos hipnotizadas por el tamaño de los miembros en máxima erección.
Las chicas avanzaban por las escaleras intentando no tropezarse, aunque su estado no lo permitía. Perseguían a los chicos por el castillo. Era un instinto que su mente había despertado después de ver un desfile de penes en el Gran Comedor. Una vez entraron en la torre, miraron hacia todos lados en busca del niño que sobrevivió y de su amigo pelirrojo. Parvati se tocó la cabeza y con la mirada perdida le dijo a su hermana.
-Los cuartos de los chicos. Habrán ido a dormir la lechuza. Ya no podemos divertirnos Padma. -dijo la morena mientras su cara se entristecía.
Su gemela lloró por un momento para luego sonreír abiertamente y decir- Podemos ir a verlos. Las chicas podemos pasar a los dormitorios de los chicos, pero al revés no. Historia de Hogwarts. Lo pone en ese libro.
Parvati cambió su cara y dijo- Los fundadores eran sabios. Imagínate que los gemelos Weasley pudieran ir a los dormitorios. Los gemidos de las chicas llegarían hasta tu torre.
Tras esa pequeña charla ambas subieron la escalera y entraron en el dormitorio. El silencio fue interrumpido por un sonido de traqueteo que pasó inadvertido para la mente erotizada de las gemelas. Solo estaba echada la cortina que separaba las camas de Harry de la de Ron. Ambos chicos estaban tirados en la cama. Se habían quitado la ropa y estaban durmiendo tranquilamente. El silencio solo era eclipsado por los ronquidos del pelirrojo y por los murmullos de las gemelas Patil. Ambas chicas miraban aburridas los cuerpos de los chicos.
Harry era demasiado delgado y su cuerpo blancuzco estaba cubiertos de cicatrices. Sus brazos y piernas parecían haber ganado algo de musculo luego de los entrenamientos de quidditch. Su pelo era igual de desordenado que siempre. Ron por otro lado, era más musculoso. Sus brazos y piernas parecían bates de golpeador. Su piel era más tostada. Su cuerpo había ganado algunos kilos de más debido a los meses en Hogwarts.
En su ensoñación, Harry se movió dejando ver su entrepierna que aún no se recuperaba del efecto veela. Parvati se apoyó en la cama y con su mano destapó el calzón dejando ver su masculinidad. El pene de Harry era similar a su cuerpo. Su vaina de piel pálida empezaba a tapar su glande, aunque el proceso era lento. La erección estaba aplacándose, pero la morena no pretendía ver ese miembro en modo off. Quería ver lo que había visto en el Gran Comedor
Con una osadía provocada por su estado, la chica india agarró el pene. Notaba la firmeza de ese miembro, el calor que desprendía. Empezó a masturbarlo con lentitud procurando llevarlo a su máxima extensión sin despertar a su dueño. Al masturbarlo el pene creció y en unos minutos había alcanzado la cumbre. Alejó la mano para admirarlo.
El pene era bastante delgado y largo. Remataba en un imponente glande que había engordado a la espera de recibir más placer. Parvati había tenido varias sesiones de sexo, pero nunca había visto un miembro tan largo. Tenerlo dentro era un deseo ardiente que hacía que su mente su nublase y su vagina se abriese ansiosa. Pero ver a su compañero durmiendo le quitaba excitación. No era sexo, era abuso.
Tras ver eso poco importaba tendría que contentarse con verlo, tocarlo y disfrutar esa noche ella sola. O eso pensó al inicio porque a su mente vinieron pensamientos más calientes.
Con un despotismo fruto de su excitación, ordenó a Padma.
-Cómeme mientras yo me encargo de semejante polla.
Padma se arrodilló a toda prisa y con sus manos temblando empezó a quitar de en medio el vestido que su hermana llevaba. Tras unos minutos de excavación se topó con unas bragas que apartó cuidadosamente dejando ver la entrepierna de su hermana. La joven no estudio mucho su entorno y con anticipación fue a presionar los botones necesarios para hacer a su hermana delirar.
La lengua de la morena rondaba por todos los sitios. Se deslizaba entre los pliegues de sus labios, mordía suavemente los labios interiores. Con la nariz horadaba entre sus labios en busca del tan ansiado clítoris. Una vez lo encontró su cabeza empezó a picar cual pájaro carpintero. La nariz y los dedos de Padma rebuscaban y acosaban todos los puntos mientras que sus labios y su lengua besaban profundamente la vulva de su hermana. Los fluidos chapoteaban por la cara, pero eso poco le importaba a la chica que ya escuchaba los ruidos ansiosos de su hermana.
Por otra parte, Parvati se inclinó ofreciendo una estampa que cualquier chico desearía ver. La postura le hacía marcar sus imponentes nalgas solo cubiertas por su vestido de hilo y por un par de braguitas. La india notó como su hermana comenzaba su tarea con experto dominio. Pensaba que Padma era demasiado frígida como para mostrar verdadero talento en el sexo oral, pero parecía que conocía bien que puntos tocar para hacer que ella se corriese por toda su cara. La mente divagó con una imagen de su hermana metiéndose la varita y el brazo en el coño. Parvati intentó no pensar demasiado en el placer que estaba sintiendo y dedicarse a su tarea. Hacer que ese pene explotase.
La mano de la india empezó a moverse por todo el falo. Arriba abajo. En movimientos mecánicos, aprendidos y realizados varias veces. Luego esos movimientos se volvieron más valientes llevando la mano más abajo, con más brío. Lo recto cambio por lo circular y el sudor de la mano hizo que la fricción no fuese un problema. El pene se enrojecía más por minutos, pero no parecía estar en riesgo de erupción. Pronto Parvati se vio superada por los continuos asaltos de su hermana y comenzó a gemir desesperadamente mientras su técnica de masturbación comenzó a ser errática. Ante esto, Parvati agachó su cabeza y su pelo liso calló en cascada sobre su cabeza.
Con varias sacudidas de su cabeza, el pelo volvió a su aspecto inicial, pero la cabeza no. El glande se había alojado en la boca y la india no parecía querer soltarlo. Con una de sus manos masturbaba el miembro y distribuía la saliva que resbalaba de su boca, con la otra buscaba apoyo en el colchón para no caerse. La lengua zumbaba dentro de su cavidad procurado dar el máximo placer a él fresón. La boca de Parvati era lo suficientemente grande como para manejar ese pene y mover la lengua con eficiencia. Se movía como un basilisco por todo el pene que había dentro de la boca y eso hacía que la saliva saliese a borbotones. El pene mojado se movía con una fluidez exquisita y eso hacía que la mano ya no trabajase tanto. Todo iba bien hasta que una nueva acometida de Padma hizo que perdiese el equilibrio y su boca se sumergiera en lo profundo de la entrepierna del chico Potter ahogándola. Asustada regresó rápidamente y empezó a toser profundamente.
Padma había continuado chupando el coño de su hermana. Martilleándolo con su boca y nariz sin parar. El ruido de las sacudidas rítmicas de Parvati y de sus gemidos hacía que Padma estuviese en un trance. Comerse a su hermana le calentaba porque era como follarse a sí misma en todos los sentidos. Pero escuchar como su hermana comenzaba a lamer ese pene hizo que deseara divertirse con él. No quería perder su tiempo trabajándoselo, era más sencillo esperar a que otra zorra le hiciese el trabajo. Y esa era su hermana. Cuando calculó el tiempo suficiente, metió tres dedos en el coño de su hermana. Ese movimiento hizo que la otra joven perdiese el equilibrio por la intromisión y bramara como una cierva en celo mientras se corrió derramando su flujo por todo el suelo.
Lamió los labios de su hermana para dejarlos lo suficientemente secos para que la gente no pensara que se orinaba encima. Con los dedos aún dentro empezó a escarbar delicadamente. Los sacaba y metía para ir expandiendo ese agujero mientras su hermana bramaba por la penetración. Ardiendo por el placer visual de ver a su hermana en ese estado siguió moviendo los dedos hasta que desencadenó otro orgasmo. Sacó los dedos bruscamente arañando las paredes de la vulva mientras veía como su hermana gemía acostada sobre la cama de Harry. La cabeza de su hermana había quedado a un palmo de su pene y sus gemidos hacían que el pene temblara con anticipación.
Con una educación que contrastaba mucho con la voracidad con lo que lamía, Padma se levantó del suelo y se alisó el vestido. Luego se apoyó en el colchón de Harry. Miraba cualquier signo de que el colchón no aguantase. Pero supuso que, aunque Millicent Bulstrode se tumbara la cama no cedería. Se acostó con más confianza al otro lado de la cadera de Harry. Podía ver el pene enorme en comparación con su cabeza, con ese fresón coronándolo y un montón de fluidos deslizándose por todo el tronco. A simple vista no se podía distinguir cuales eran de Harry y cual era saliva de su hermana. Su mente vislumbró algo, se agachó y vio algo más interesante. Las bolas de Harry estaban contraídas, pero no lo suficiente. No había sido estimulado lo suficiente. Parvati era una incompetente.
Agarró su varita y con un simple hechizo de levitación la boca de su hermana acabó justamente pegada al escroto del chico. Parvati estaba en un estado de éxtasis, pero poco a poco iba recobrando la conciencia. Padma agarró los huevos con su mano y abriéndole la boca a su hermana los puso dentro. La morena al ver esto, miró a su hermana que alarmada por tener algo en la boca intentó expulsarlo. Pero recibió un azote en sus jugosas nalgas por partes de Padma y el pene de Harry tocó la cabeza de la morena manchando su pelo de fluidos.
Padma agarró el pene de Harry como si una batuta se tratase. Empezó a dar golpes con ella por toda la cara de su hermana mientras esta lamia las pelotas del chico. Divertida dijo.
-Parv ni siquiera has podido con Harry. ¡¡Tu “maestra mano” no ha podido con un chico que el único beso femenino que ha recibido es de Molly Weasley!! Eres patética. Por suerte ahora estás haciendo algo útil. Para tu información, hermana. -dio un golpe con su pene entre sus ojos y dijo- Lo que interesa de chupar un pene es obtener su leche, dar placer al hombre y hacerle descargar. ¡Divertirse con un miembro sin hacerlo acabar es como quitarle la presa a un león hambriento!
Padma dirigió el pene a la cara de Parvati y luego con voz alta dijo.
-¡¡¡¡Succiona esas pelotas!!! Haz que expulsen tu recompensa.
Parvati chupó los huevos con dificultad. El olor no era demasiado agradable, pero eso no era importante. Una vez terminase con esta aventura fruto de demasiado alcohol Padma volvería a ser la chica estudiosa y sumisa a la que ella estaba acostumbrada. Le haría comerle el culo para educarla. La chupada hizo que los testículos subiesen hasta la posición adecuada entonces Padma sacó a Parvati de su postura y la puso de rodillas a un lado del pene. Padma con maestría agarró el pene y su hermana hizo lo mismo. Ambas empezaron a sacudirlo con destreza hasta que el pene estalló manchando las sábanas y las caras y pelo de ambas chicas.
Tras eso, Padma agarró su varita y apuntando al pene de Harry dijo.
-Fregotego- el miembro se limpió de toda suciedad. Luego apuntó a sí misma y a su hermana limpiándolas del rastro de cualquier fluido.
Luego ambas chicas abandonaron el dormitorio, cada una se marchó a su respectiva torre dejando un recuerdo de la diversión que habían pasado en conjunto con un Harry semiconsciente. O eso pensaban.
Harry aún recordaba ese momento vagamente. Solo tenía recuerdos inconexos de esa noche y no podía reconstruirla. Pero era claro que había disfrutado de la aventura que las gemelas Patil habían tenido. Todo gracias a un pequeño regalo que había obtenido del falso Profesor Moody ese año. El hombre le había dado un instrumento semejante a una peonza que producía un sonido cuando alguien no deseado entraba en su cuarto. Ese sonido había interrumpido el leve sueño que Harry tenía y había podido sentir y escuchar todo lo que había pasado esa noche. El recuerdo había hecho que las sábanas de la cama de Harry se manchasen de semen.
Ese día solo había podido sentir una mamada, pero este año quería disfrutar de todo, aunque sospechaba que la campaña de difamación del ministerio heriría sus oportunidades de recibir placer en la escuela. Ocultó su pene y se tumbó en la cama hasta que observó como el pomo de la puerta giraba solo.
En su mente recordaba como su padre había abierto la puerta de su casa y al instante había sido fulminado por el rayo verde procedente de la varita del Señor tenebroso. Esa imagen se le aparecía en sueños constantemente y la recordaba claramente. Inquieto agarró la varita esperando un ataque cuando la puerta se abrió fácilmente y entraron un grupo de seis personas.
Harry reconoció al vejestorio que apoyado en un bastón se tocaba el ojo mágico con desdén ante la actitud de sus demás acompañantes. Al ver a una cara conocida hizo que Harry dijese.
-Profesor Moody. ¿Qué hace usted aquí?
El anciano sonrió y dijo- Venir a por ti. Ordenes de Dumbledore. -Harry miró a los demás y solo uno de ellos le saludó con familiaridad. Moody al ver esto dijo- A este ya lo conoces. Los demás no son importantes, Potter. ¡Hay que trasladarte ya!
Harry miró a Lupin y a Moody y dijo emocionado- La Madriguera supongo. Es el sitio donde pasó las vacaciones siempre.
Los dos hombres cruzaron miradas preocupados. Procurando no contestar Lupin movió la varita y el equipaje de Harry se ordenó y se preparó para partir. Moody lo empequeñeció con un conjuro. Harry viendo que no le contestaban grito.
- ¿Adónde me llevan?
Lupin le miró y dijo- A casa de Sirius. Memoriza esta dirección- Le dio una tira de papel- Viajaremos por aparición conjunta. De momento es el método más efectivo. Las escobas son peligrosas.
La cara de Harry se iluminó ante la emoción de ver a su padrino de nuevo, aunque mirando a Lupin a los ojos supo la inminente verdad. Preguntó.
- ¿Le ha pasado algo a la madriguera?
Por desgracia la pregunta desapareció en el aire cuando Moody le agarró del brazo y desaparecieron rápidamente. Para salir en una plazoleta del centro de Londres rodeada de casas antiguas. Harry miró a todos lados y luego recordó la dirección. Al alzar la mirada vio una tenebrosa casa aparecer entre media de los números 11 y 13.