Harry Potter y los coñitos de Hogwarts 2

Harry necesita desfogarse. ¿Quién será el primer coñito de Hogwarts?

Primer capítulo aquí:

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Capítulo 2: El primer desquite con Cho

Todo comenzó el primer día de clase. Harry asistió a Historia de la Magia, a Pociones (con el odioso Snape), y a Encantamientos. Al terminar, se dirigió con su amigo Ron al Gran Comedor para disfrutar de la comida. Por el camino se encontró a Cho, su exnovia, con la que se llevaba bastante bien. Habían estado hablando durante el verano a través del correo lechuza, y ella mostraba mucho interés en las cosas que le pasaban a él, sobre todo su vida amorosa. Harry no era tonto. Era consciente de que Cho seguía sintiendo algo muy fuerte por él, pero había decidido que no valía la pena como novia. Sin embargo, alguna vez había saltado su imagen seductora en sus sueños húmedos.

-¿Qué tal el verano, Harry?- le preguntó ella, tras darle dos besos en la mejilla e ignorar deliberadamente a Ron.

-Bueno, si no lo sabes tú… He hablado contigo más que con nadie en estos tres meses.

Cho rio y le mostró esa sonrisa que tanto había recordado Harry. Al llegar al Gran Comedor, se encontraron a Hermione, que les sonrió afablemente. Su sonrisa era totalmente distinta a la de Cho. La de Hermione era dulce e inocente, mientras que la de Cho había sido seductora y atrayente. Aun así, Harry no sabía cuál le gustaba más.

-¿Cómo es posible que hayas desaparecido tan rápido de la clase, Hermione?- inquirió Ron, con curiosidad.

-Oh, tenía que ir a la biblioteca a por unos manuscritos- respondió ella, con algo de apuro. Harry se dio cuenta de repente de que tenía restos de una sustancia blanca alrededor de la boca.

-¡Qué típico de ti!- exclamó Ron- ¡Huy, hay muslos de pollo al otro lado de la mesa! ¿Por qué no los han puesto aquí? Ahora vengo, chicos.

En cuanto Ron se alejó, Hermione miró a Harry con los ojos entrecerrados, como había hecho el día anterior en el tren. Él, ignorando este gesto, le acercó un pañuelo a la boca y le limpió la sustancia.

-Así que en la biblioteca, ¿eh?

-No he mentido. He estado en la biblioteca, y allí-añadió- se la he estado comiendo a un alumno de último curso.

Definitivamente, Hermione había cambiado mucho aquel verano. ¿Qué le habría pasado?

-¿Lo conocías?

-No, aunque me sonaba su cara. De todos modos- se acercó mucho a él y le susurró en la oreja- tú sigues siendo mi prioridad, Potter- posó su mano en la entrepierna de Harry, provocándole la misma reacción que el día anterior-. Estoy deseando que sea tu lefa la que cubra mi boca.

Harry se alejó de ella con un respingo y miró a su alrededor, deseando que nadie los hubiera visto. Pero precisamente entonces, Cho Chang pasaba por su lado mirándolos con los ojos como platos. Harry quedó paralizado hasta que ella dejó de mirar. En ese momento llegó Ron con su bandeja de muslos de pollo.

-¿Queréis? Están de muerte.

Harry los ignoró a ambos, intentando relajarse. Sacó su horario para tener una excusa para no mirarlos y para comprobar qué clase les tocaba entonces. “Oh, Dios” pensó, al leer “Herbología con Ravenclaw”. Cho pertenecía a Ravenclaw y, aunque era un año mayor, daba clase con ellos también.

La encontró en la entrada del invernadero 3. Fulminó con la mirada a Hermione y preguntó a Harry:

-¿Podemos hablar un momento a solas, Harry?

-Claro- le respondió él, y Cho le condujo al invernadero 2, que se encontraba vacío en aquel momento. Estaba lleno de plantas completamente inofensivas que reposaban sobre múltiples mesas.

-¿Puedo saber qué pasa con Hermione? ¿Por qué estaba su mano donde estaba? ¿Eh?

Harry dudó en qué responderle, pero al final decidió confiar en ella. Le contó todo lo que había sucedido en el tren, y todo lo que le había dicho en el Gran Comedor.

-… y, al parecer, no va a parar hasta conseguir su propósito.

Cho estaba perpleja.

-¡Será…! Esto es increíble, con lo modosita que nos hizo creer que era…

-No sé. Quizás le haya ocurrido algo…

-¿Crees que si tuvieras novia se controlaría más?

-Lo dudo, y, Cho, ya hemos hablado de esto. Lo nuestro terminó, e hicimos lo correcto- la conversación se estaba volviendo cada vez más acalorada.

-¿Qué tiene Hermione que no tenga yo?- dijo ella y, sin poder esperar más, se abrió la parte de arriba de su uniforme, mostrando unos pechos redondos y bien formados. Sus pezones estaban marcados en el centro de la areola rosácea e invitaban al placer. Harry se acercó movido por el instinto y los alcanzó con la mano. Cho gimió cuando los rozó con los dedos y empezó a acariciarlos. Notaba como su polla iba creciendo en su entrepierna con cada roce que tenían. Dejó de pensar tan pronto como sus labios rozaron los de Cho, mientras comenzaron a desnudarse. Cuando ella se deshizo de su ropa interior, contempló por primera vez su figura perfecta. Su delgadez no impedía que sus pechos fueran grandes y generosos, y su vello corporal era mínimo, incluso en la entrepierna. Harry estaba contemplándola aun cuando ella se movió con rapidez y se colocó arrodillada frente a él. Se introdujo el miembro viril del chico en la boca antes de que él pudiera reaccionar y lo agitó frenéticamente en su boca haciéndole estremecer con cada sacudida.

-Oh, Harry, la tienes tan grande… - gimió, sujetándola con la mano y moviéndola acompasadamente-. Me encanta comérmela…

Y prosiguió, lamiéndola de arriba abajo, con pasión. En un arrebato, se arrastraron hacia el suelo y continuaron bajo una mesa para evitar miradas indiscretas. Harry la tomó por sus caderas y repasó su cuerpo con las manos: desde su cuello hasta sus pezones erectos, y de ahí a su vagina. Palpó la vulva y el clítoris con sus dedos. Estaba muy húmeda. Introdujo uno de sus dedos dentro sintiendo como ella se arqueaba de placer, y la masturbó. Harry la observó moverse, viendo como sus pechos rebotaban con su cuerpo sudoroso y entre ellos y no aguantó más. Sacó su dedo y lo intercambió por su miembro. Cho, sorprendida, no pudo evitar gritar de placer, el volumen de sus gemidos aumentaba con cada embestida, hasta que Harry sintió sus músculos interiores contraerse en un orgasmo que rozaba el éxtasis. Cuando ella hubo acabado, se colocó a cuatro patas. Él le lamió sus nalgas prietas e introdujo su lengua en el agujero del ano. La tomó por sus caderas de nuevo y metió su miembro en aquel orificio más estrecho que el anterior, que lo excitaba cada vez más.

-Azótame, Harry. Quiero ser tu puta. Azótame el culo… -gimió ella, y Harry la obedeció.

-Te gusta, ¿eh?- aplastó una mano en su nalga derecha-. Te gusta que te azote, ¿verdad?

-Sí, sí, no pares.

Pero entonces Harry se volvió a fijar en las tetas de Cho. Su manera de botar, y parecían mucho más grandes boca abajo. Tenía que probarlas. Solo con mirarlas, su polla palpitaba con ansia.

-Gírate- le pidió, y ella aceptó de muy buena gana. Se arrimó a ella, sentándose en su vientre, y la colocó entre los dos grandes senos. Cho los apretó contra ella y Harry se los comenzó a follar. Cada vez lo hacía con más fuerza, y notaba como el momento culmen se acercaba. Aceleró el ritmo y comenzó a murmurar:

-Ya llego, ya llego.

-Córrete en mi boca- le pidió ella, y él no se lo pensó un segundo. Introdujo su miembro entre los labios de Cho y se folló su boca también. En el interior, ella lo lamía en cada sacudida, cada vez más intensa, y no paró hasta que Harry notó la explosión de semen. Cho no paró de comérsela hasta que hubo llegado al orgasmo más placentero de toda su vida, y lamió la lefa con ansiedad, tragándose hasta la última gota, y casi pidiendo más.

Jadeando, se tumbó a su lado, oyendo su respiración. Entonces sonó el timbre del fin de la clase y Harry se dio cuenta de donde estaban. Se pusieron su ropa tan rápido como pudieron y Harry se dirigió a la puerta.

-Harry- dijo Cho, haciéndole girar sobre sí mismo-, ¿ha significado algo para ti?

Él, con la cabeza hecha un lío, dio la vuelta y se precipitó a la salida sin responder.