Harry Potter y el sexo en el último curso (3)

Después de más de un año desde que comenzase mi saga erótico de Harry Potter, la retomo con este tercer capítulo en el que Harry es testigo de eróticas revelaciones en el Expreso a Hogwarts.

Más de un año después de haber comenzado mi saga erótica sobre Harry Potter, ésta continúa con el tercer capítulo que ahora podréis leer. Ante todo mis más sinceras disculpas por este retraso, cuestiones personales y de estudio me impedían escribir la saga. Agradezco a todas aquellas personas que en su momento me dieron sus opiniones; gracias. Este relato es más corto de los que le seguirán ya que funciona a modo de intercalación con los dos primeros y el resto. Añado los enlaces a los dos primeros capítulos por si alguien necesita leerlos:

Capítulo 1, Un verano muy caliente:http://www.todorelatos.com/relato/65217/

Capítulo 2, Un regalo especial:http://www.todorelatos.com/relato/65272/

De nuevo, disculpas por el retraso, espero que os guste.

Capítulo 3: Revelaciones en el Expreso a Hogwarts

Harry pasó las últimas semanas del verano en la Madriguera con los Weasley y Hermione. Durante ese tiempo sus contactos con Ginny no fueron tantos como hubiera querido, ya que al estar toda la familia, más visitas, en la casa no podían disfrutar de mucho tiempo a solas. En cualquier caso, la increíble sensación tenida durante su regalo de cumpleaños dejó a Harry extasiado el resto de las vacaciones. Al acercarse septiembre, fueron al Callejón Diagon a comprar todo el material necesario para Hogwarts, este sería su último curso y al año que viene ya no podría ver a Ginny más que en vacaciones ya que ella iba un curso por detrás.

Al fin llego el último día de agosto y todos partieron hacia Londres, a la estación de Kings Cross. El viaje fue totalmente normal, nerviosos por empezar el último curso, apenados por que se acabase el verano, pero al llegar a la estación y comenzar a subir al tren Harry se percató de una cosa. Al subir al tren, tras Ginny, Hermione y Ron lo fueron a intentar a la vez, y fue entonces cuando Harry se dio cuenta del nerviosismo con el que actuaban sus amigos. Apenas si cruzaban una mirada, ambos estaban ligeramente sonrojados y tartamudeaban al hablar, pero de ambos, el más nervioso era Ron, que solucionó el problema haciendo fuerza y entrando con su baúl empujando a Hermione. Harry extrañado ayudó a Hermione y le preguntó si pasaba algo, ella negó y se fue rápidamente a buscar a Ginny. Extrañamente, Harry y Ron estaban en uno de los compartimentos solos y Hermione y Ginny solas en otro.

 A ver Ron – dijo seriamente tras cerrar la puerta del compartimento – está claro que ha pasado algo con Hermione, cuéntamelo.

 Es que... - Ron estaba rojo de vergüenza – bufff... - le costaba comenzar a hablar.

 ¡Ron por Dios! ¡Antes de que lleguemos a Hogwarts si puede ser! - gritó Harry.

 Verás – comenzó – ayer a la tarde, cuando creía que no había nadie en la casa, que estabais todos fuera, me fui a mi cuarto a hacerme una paja – esto último lo dijo algo entrecortado y reticente. Harry se sonrojo pero seguía sin comprender.

 La cuestión – continuó Ron – es que yo estaba sobre mi cama sin camiseta y con los pantalones bajados. Y cuando llegaba al final, Hermione abrió la puerta y me vio allí justo cuando yo me corría... - dicho esto Ron se apoyó sobre sus rodillas tapándose la cara con las manos.

 Ahhh... - dijo Harry – entonces es normal que estuvierais tan cortados vosotros dos - ¿Y qué hizo ella?

 Pues imagínate, entró y me vio como chorreaba, con la cara desencajada por el placer. Ella puso cara de espanto y dijo "dios, lo siento, perdón" y cerró la puerta. - Ron estaba colorado - Tu ya lo sabes Harry, con toda la peña que hay en casa no tengo ni un momento de relax, y tenía muchas ganas, llevaba dos semanas sin poder cascármela.

 Bueno sí, es una situación muy comprometida – Harry recordaba ahora cuando unas semanas antes él mismo había pillado a Hermione masturbándose frenéticamente en su cama empapada de sudor (Ver capítulo 1). - Pero no creo que tenga mayor importancia, en unos días se os pasará-

 No lo creo Harry, tu sabes que ella me gusta mucho, la quiero, y creo que ahora pensará que soy un pervertido o algo así – dijo Ron desconsolado.

 Mira, creo que lo mejor que podemos hacer ahora es relajarnos. Tu quédate aquí, yo voy a ir a buscar el carrito de las golosinas y traeré de todo para olvidar.

Harry, algo incómodo y sorprendido por las revelaciones de su amigo, fue en busca del carrito por el pasillo del tren, cruzándose con muchos compañeros. De regreso vio una rendija abierta en la puerta del compartimento donde estaban Ginny y Hermione, y al pasar no pudo evitar deternerse a escuchar:

 … y al entrar me lo veo con los ojos en blanco y saliendo semen de su polla – era la voz de Hermione.

 ¡Madre mía! ¡Que guarro! - Ginny.

 Claro, dices eso por qué no es el rabo de Harry no? - dijo Hermione picarona – La cuestión es que me quedé allí paralizada sin poder quitar la vista de su polla. Ginny, ¡tu hermano tiene una polla enorme! - rió.

 Ya te lo dije – dijo Ginny – cuando yo se la vi también me sorprendí.

 Krum, con todo lo grande que era no tenía ni la mitad que Ron – por la voz de Hermione se veía que estaba muy impresionada – tras verle me quedé todo el día empanada y al ducharme no pude más que masturbarme yo también.

 Bueno- concluyó Ginny – ahora ya tienes un motivo más para confesarle a mi hermano que te gusta, yo ya te he dicho mil veces que él está colado por ti.

 No lo sé, hay algo que me dice que no es buena idea.

 ¿Pero a ti te gusta? - preguntó Ginny.

 Sí, claro, ya te lo he dicho.

 ¡¿Pues a qué esperas?!, ¡Ves a cabalgar la polla de mi hermano! - ambas rieron.

 ¿Eso es lo que tu haces con Harry, eh guarrilla? - dijo insinuante.

 ¡Que cabrita eres! - dijo Ginny riendo – a Harry le hago eso y mucho más – rieron de nuevo.

Harry se apartó de la puerta y quedó pensativo. No pudo evitar imaginarse a Ginny y a él el día que por fin lo harían. Como deseaba que llegara ese día.

 Vaya Harry, ¿esa es tu varita o es que te alegras de verme? - Harry escuchó la dulce voz de Luna, una de sus mejores amigas. Harry se fijó en que Luna miraba su paquete. Se notaba claramente que Harry estaba empalmado. Sus pensamientos le habían traicionado en el peor momento. Luna seguía con su pequeña sonrisa mirando la entrepierna de Harry.

 ¡Oh Luna!, verás... es que yo... - Harry se puso colorado y se tapó con las golosinas la entrepierna.

 Oh, no te preocupes Harry, es muy normal que los hombres no sepáis controlar vuestro miembro viril – dijo sonriendo – es algo que os pasa a todos.

 Si... ya... supongo – Harry conocía la extraña personalidad de Luna, pero nunca habían hablado de ningún tema relacionado con sexo – Creo que será mejor que entremos, estoy con Ron en el otro compartimento.

Una vez dentro, Harry se percató de que Ron no estaba, había dejado sus cosas y salido del vagón.

 ¿Es por Ginny por quién estabas en ese estado? - preguntó Ginny con total normalidad.

 Ehh... sí, claro, por supuesto – dijo Harry sin saber muy bien por qué hablaba de este tema con Luna.

 ¿Tu también has escuchado la conversación entre Hermione y Ginny, Harry? - dijo Luna. Harry se quedó de piedra, no solamente lo había visto con la entrepierna abultada, sino que encima le había pillado cotilleando a su novia y amiga.

 Sí...

 Es sorprendente lo que dicen de Ron – dijo Luna abriendo una caja de golosinas y ofreciéndole a Harry– nunca hubiera imaginado que su polla fueran tan grande como cuentan, parece tan poca cosa físicamente... Harry, ¿y a ti cuanto te mide? - Harry casi se atraganta con la golosina. Acto seguido se puso muy rojo y comenzó a sudar. Sin saber muy bien porqué sentía cierta conexión con Ginny, una conexión extraña que le aseguraba que era de absoluta confianza.

 Unos 15 centímetros – dijo Harry.

 Mmmmm, sí, normalita, en la media – contestó Luna sin mucha sorpresa. Harry, contrariado respondió.

 La media son 14, 15 es algo más.

 Créeme Harry, 15 es normalita, suelen rondar la mayoría de 14 a 16 – increíblemente Luna parecía experta en el tamaño de los rabos.

 Bueno, pero como dicen, lo importante es saber usarla – añadí Harry intento que sonase normal. Le molestaba que Luna dijese que su pene era "normal".

 De nuevo Harry, créeme, a todas las chicas nos gustan las pollas grandes, es algo que instintivamente nos atrae y humedece – Harry se estaba volviendo a empalmar. Escuchar así hablar a Luna era algo insólito.

 Bueno... - dijo Harry con la voz entrecortada – siempre se puede encontrar algún hechizo que las agrande aunque sea temporalmente.

 No, me temo que no. Ese tipo de hechizos agrandaría el resto de tu cuerpo también. El único método es una pomada mágica casera. Yo encontré su elaboración en un antiguo libro de la biblioteca de mi padre. Y con los chicos con los que la he probado a sido todo un éxito – dijo Luna con la mayor naturalidad del mundo. Resultaba impensable pensar en Luna en cualquier tipo de relación sexual.

 Ammm... - dijo por contestación Harry.

 Si quieres, podría elaborarla para ti. Añade de tres a cinco centímetros más.

 Pues... - Harry pensó que aquello era demasiado extraño, casi una especie de sueño, o pesadilla – sí, por qué no.

 ¡Excelente! - y dicho esto, Luna sacó de su bolso un pequeño tarro de cristal con tapón de corcho, y poniéndose de rodillas frente a Harry comenzó a desabrocharle el pantalón.

 ¡Luna! - dijo Harry apartándose - ¡¿Qué haces?!

 Para poder elaborar la pomada necesito una muestra de semen del sujeto en cuestión, solamente funcionará para la persona que ha dado la muestra – dijo Luna con total tranquilidad.

 En ese caso creo que es mejor que lo dejemos Luna – dijo Harry apartándola.

 ¡Tonterías! Si no es más que un momento, déjame – Luna insistía. Harry desbordado por la situación y el calentón solamente acertó a decir:

 Al menos déjame a mi, sé hacerlo.

 No lo dudo – dijo Luna – pero podrías fallar al introducir la muestra en el bote y así será más rápido – dijo esto último con familiaridad y una sonrisa inocente.

Harry, mareado y sin saber muy bien que hacer, se quedó pasmado viendo como Luna se disponía a hacerle una paja.

Luna, con total tranquilidad, de rodillas ante el asiento donde Harry estaba sentado, comenzó a desabrochar el pantalón de Harry. Éste tenía su paquete totalmente empalmado, era más que notable. Luna comenzó desabrochando el botón, luego bajó la cremallera y cogiendo por los costados el pantalón y el calzoncillo hizo que Harry se los bajara hasta la mitad de los muslos, haciendo que la polla de Harry saliera disparada del boxer, quedándose apuntando a la cara de Luna. Ésta cogió de su bolso una pequeña botella de cerámica de donde se puso en las manos una especie de líquido que frotó en sus manos, para acto seguido cogerle la polla a Harry.

Sus manos estaban calientes y el líquido hizo que por el cuerpo a Harry le recorriera un escalofrío de placer. Luna comenzó a masturbar a Harry con sus dos manos. Embadurnaba la polla de Harry con aquel líquido usando sus manos, frotando toda la polla y los testículos para luego comenzar a pajear la polla de Harry con la mano derecha. Subía y bajaba la piel con un ritmo lento pero constante. Con la otra mano acariciaba los huevos de Harry y toda la zona genital. Harry comenzó a respirar agitádamente sentía las manos de Luna recorrer toda su polla erecta. Intentaba pensar en Ginny y que era ella quien se lo hacía. Pero no dejaba de pensar que en cualquier momento, alguien podría entrar por la puerta y encontrárselo en aquella situación imposible de explicar.

Luna seguía a lo suyo acelerando el ritmo. Estaba más que claro que esta no era la primera, no sería la última, que Luna hacía esto. Parecía tener bastante experiencia y Harry no podía evitar preguntarse a cuantos chicos habría masturbado. La polla de Harry estaba dura y caliente, sentía que le iba a explotar. El hecho de ser otra mano la que le tocara era algo tremendamente excitante y Luna cada vez aumentaba la velocidad, haciendo que en su polla Harry sintiese toda la energía de su cuerpo, una gran presión que necesitaba liberarse. Con la voz cortaba y la respiración agitada Harry alcanzó a decir débilmente; me corro... a lo que Luna rápidamente cogió el frasco de cristal y lo colocó haciendo que la corrida de Harry fuera a parar a su interior. Harry se corrió como nunca lo había hecho. Fue una enorme cantidad de semen que parecía no parar de salir, mientras se corría Luna no paraba de pajearlo para que saliera todo, haciendo que Harry cada vez sintiera más placer. Chorro tras chorro, la lefa inundaban el frasco de cristal, Luna no paraba de pajearlo ahora con un movimiento muy rápido. Poco a poco fue disminuyendo y la polla de Harry decreció. Luna apretó por última vez la polla para hacer salir las últimas gotas que recogió con el dedo y puso en el frasco que cerró con el tapón de corcho.

Harry estaba allí, tumbado en el sofá, extrañamente agotado, con la polla fuera y los calzones bajados. Mientras Luna con total normalidad guardaba el frasco en su bolso. Aún con la respiración agitada, Harry se incorporó y subió el pantalón. Se sentía nervioso con la presencia de Luna, no acababa de entender como todo había llegado a esa situación.

 Esto.. Luna, te agradecería que no dijeras nada de todo esto a nadie – dijo Harry sonrojado.

 No tienes de que preocuparte Harry, no creo que haya nadie que me creyera – y dicho esto, tras una sonrisa y un beso que le dio a Harry en la mejilla salió el compartimento dejando a Harry a solas y aturdido.

Harry se quedó allí sentado y callado. Reflexionando sobre lo sucedido. Claramente no se lo iba a contar a Ginny, pero estaba preocupado lo poco que se había resistido a aquello. Sin duda Luna no lo había hecho con mala intención, pero no había sido para nada normal. Durante un tiempo le costaría ver a Luna de forma normal, si es que alguna vez la había visto de tal modo.

Extrañado, confundido y agotado, Harry esperó a llegar a Hogwarts. Mañana sería otro día.