Harry Potter y el sexo en el último curso (2)

Segudo capítulo de mi saga erótica de Harry Potter. Ginny le tiene preparado a Harry un regalo de cumpleaños muy especial.

Autora: continuación de Harry Potter y el sexo en el último curso. El capítulo 1: Un verano muy caliente ayudará a comprender parte de este capítulo por lo que es recomendable leerlos cronológicamente. Estoy atenta a vuestros comentarios para mejorar los siguientes capítulos.

Capítulo 2: Un regalo especial

Había pasado una semana desde el suceso de la noche caliente en la que Harry había visto masturbarse a Hermione. Por supuesto no le comentó nada a su amigo Ron y mucho menos a Hermione a la que ahora miraba de otra forma. Hoy era el cumpleaños de Harry y nada más levantarse se había encontrado con una ovación en la cocina donde a parte de Hermione y los Weasley, se habían unido los gemelos, estaban Sirius, Lupin y Tonks. Desayunaron entre risas y Harry abrió todo los regalos que le habían hecho, de los que dos vinieron por correo, una felicitación de Dumbledore por alcanzar la mayoría de edad y otro regalo de Luna, una amiga del colegio. Estaban todos sentados en la mesa hablando festivamente, Harry y Ron estaban sentados juntos y fue entonces cuando vio que Ron miraba fija y descaradamente a los pechos de Hermione. Ella llevaba una camiseta blanca de tirantes con escote que resaltaba sus pechos. Ron no parecía darse cuenta de que miraba exageradamente. Entonces Hermione se dió cuenta a donde miraba Ron y tapándose con una mano el ecote, chasqueó los dedos con la otra en frente de Ron, el cual se puso totalmente colorado. Hermione también se sonrojó y Harry sonrió, nadie más pareció haberse dado cuenta.

La mañana era calurosa y el sol resplandecía en lo alto del cielo haciendo casi imposible salir al exterior a hacer nada por que era imposible estar más de unos escasos minutos bajo aquel calor sofocante.

Tras el desayuno y de despedirse de Sirius, Lupin y Tonks, Ginny se acercó disimuladamente a Harry y le dijo: Después de comer, en el cobertizo de mi padre, te daré mi regalo de verdad.

Harry se quedó pasmado al oír eso y subió nervioso a la habitación con Ron. Una vez allí se sentó en su cama y apoyó la cabeza sobre las manos mientras pensaba en lo que le había dicho Ginny. "¿Querrá que nos acostemos?" "¿Será ese mi regalo?" "¡En casa de sus padres!" – "¡Harry!"- gritó ron sacándole de su ensimismamiento.

Que..¿Qué pasa? – contestó Harry.

Estaba mirando al suelo fijamente y susurrabas cosas raras. ¿En qué pensabas?

En nada, en nada.

¿Seguro?, por que yo hay una cosa que no me puedo quitar de la cabeza

¿Y qué es? – preguntó Harry.

Es obvio de que te has dado cuenta de lo que estaba mirando durante el desayuno ¿no? – Harry sonrió

Sí, ha sido algo descarado ¿no te parece?

Pero es que me tiene loco, ¿te has fijado lo que le han crecido las tetas? Es una pasada, estoy loco por ella.

Si tan loco estás ¿por qué no se lo dices? – dijo Harry.

¿Y si me dice que no? No es tan fácil coger el valor suficiente para declararse. Como tú lo tuviste tan fácil con Ginny es normal que hables así. Además de que seguro que ella tiene mucha experiencia y para ella yo seré un niñato.

¿A qué experiencia te refieres?

¡Ya sabes!.. seguro que lo hizo con Víctor Krum o Cormack, y yo nada, si hasta tú harías más con Cho.

Con Cho la verdad es que no hubo nada, y dudo que Hermione se liara con Cormack – no decía nada de Krum – y tú, ¿hasta donde llegaste con Lavender?

Ya sabes que ella era muy fogosa, no se separaba de mi en todo el día, aún así cuando más quiso conmigo es cuando yo no quería ni verla y lo máximo que pasó es que me hizo una… ya sabes.

¿Eh? – dijo Harry – no sé a que te refieres.

Che… que lo máximo que me hizo fue, pues eso… una mamada – contestó Ron algo colorado.

Ah.. ¡Ah! Vale, de acuerdo – Harry se sintió incómodo pero con algo de curiosidad – Y… ¿cómo es? – a Ron le sorprendió la pregunta.

Ah, pues la verdad es que está genial. No tiene nada que ver con hacerlo tu mismo. Me gustó mucho – dijo Ron sin dar demasiadas explicaciones.

¿Y tú… con Ginny? – preguntó Ron algo cortado.

¿Con Ginny?, ¡No! ¡Nada de eso! – se apresuró a decir nervioso, que por otra parte no era mentira, con Ginny todavía no había pasado de magrearse. A Ron pareció agradarle la respuesta. Harry sabía que Ron se sentía incómodo con la relación de este con su hermana.

Mientras en el segundo piso, Ginny y Hermione recogían la habitación.

Entonces Ginny – dijo Hermione mientras doblaba unas sábanas – ¿le has dicho ya a Harry cuál será su regalo?

Le he dicho que habrá regalo – dijo Ginny divertida – no de qué tratará.

¡Que mala eres! – Hermione rió.

Creo que así es más excitante. Estoy deseando quedarme con él a solas por fin.

Es una lástima que no vayas a llegar al final con él, aunque es lógico, no apetece con toda la familia rondando por casa.

Exacto, prefiero reservarme para Hogwarts – añadió Ginny – tengo pensado hacerlo en la sala de los menesteres, que ya vendrá equipada. Y hablando del tema; ¿para cuando con mi hermano?

Eh… esto… - dijo Hermione dubitativa – pues la verdad es que no lo sé, no es por ofender pero tu hermano parece imbecil. Por muchas señales que le lanzo no parece darse cuenta. ¡Si esta mañana iba enseñando pecho descaradamente y nada!

La verdad – dijo Ginny acercándose a Hermione – es que has echado un par de buenas tetas.

¿Verdad? – Herminio se cogió los pechos con las manos como sopesándolos.

¿Puedo? – preguntó Ginny señalándolos.

Claro mujer, toca, toca – Ginny acercó sus manos y las puso encima de los pechos de Hermione, redondeándolos y apretándolos levemente. Hermione pareció abstraerse por unos momentos echó la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos dejó escapar un pequeño gemido.

La verdad Hermione es que son impresionantes, no sé como mi hermano está tan ciego – concluyó Ginny dejando sus pechos y volviéndose a hacer su cama.

Bufff… hace tanto que no… que hasta me he excitado un poco cuando me las has tocado – dijo Hermione pasándose la mano por el cuello.

¿Cuánto hace que no….? – preguntó Ginny.

Que no, que no… desde cuarto. Mi primera y única vez fue con Krum. Aunque el verano pasado me lié con un muggle que estaba muy bien. Pero no llegamos a nada.

¡Así que si que te tiraste a Krum! – dijo excitada Ginny.

Sí, después del baile de navidad, se que fue muy prematuro pero estuvo bien. Aunque si he serte sincera tanto músculo no era consecuente con lo que tenía entre las piernas – dijo esto último riéndose.

¡Que perra! – rió Ginny – pues si te interesa, he de decirte que mi hermano está bastante bien dotado.

¿Me llamas a mi perra y tú te dedicas a mirarle la polla a tu hermano? – dijo Hermione tirándole un cojín a Ginny.

A ver no es que se la mire siempre, pero una vez lo pillé masturbándose en su habitación y fue imposible fijarme, nada más. – dijo esto último girándose y dándole la espalda a Hermione.

Ya, ya, seguro – dijo Hermione entre risas. Se fijó en Ginny de espaldas y el impresionante culo que tenía – La verdad Ginny es que si yo tengo buenas tetas, tú tienes un buen culo – y dicho esto puso su mano en una de sus nalgas y la apretó. Ginny se dió la vuelta y miró a Hermione a los ojos.

La verdad – tragó saliva – es que yo también llevo tiempo algo… cachonda. – Hermione comenzó a acariciar el pelo de Ginny y esta le puso las manos en la cintura.

Para estos casos – Hermione respiraba entrecortadamente – esta el que una pueda… satisfacerse.

Sí, pero yo estoy con Harry – mientras decía esto Hermione bajó las manos a su cuello y Ginny puso sus manos en las caderas.

Bueno, pero satisfacerse no es nada malo, estés o no en pareja. Y no me negarás que tienes ganas – al decir esto Hermione puso una de sus manos en el culo de Ginny. Era un culo redondo y respingón, perfecto y dulce.

Hermione esto no está bien, somos amigas y a mi me gusta Harry.

Piensa que es como cuando te masturbas, no tiene nada de malo, solo que en este caso te ayudo – mientras decía esto se acercó a la cara de Ginny y le dió un pequeño pico en los labios. Ginny tras el pico se echó para atrás.

No Hermione, sé que estás muy caliente pero esto no está bien y no quiero – Hermione recapacitó.

Tienes razón, lo siento mucho – se sentó de golpe en la cama – pero es que no sabes lo caliente que estoy, voy frotándome por las esquinas, estoy necesitada de una buena polla.

Pues déjate de tonterías y declárate a mi hermano, estoy seguro que pasado el susto inicial Ron estará encantado de usar su varita contigo – al decir esto Ginny sonrió. Hermione estalló en carcajadas y ambas siguieron recogiendo la habitación.

A la hora de comer volvieron a reunirse todos en la mesa de la cocina y disfrutaron de una buena comida de cumpleaños. Harry cumplía diecisiete años y en el mundo mágico ello representaba la mayoría de edad por lo que a partir de ahora podía realizar magia sin problema alguno con el Ministerio de Magia.

Harry comió nervioso, echándole miradas furtivas y con miedo a Ginny que las ignoraba completamente. También veía como Hermione interceptaba esas miradas y parecía divertida. ¿Le había contado algo Ginny a cerca de su regalo? Apenas podía comer, si es lo que se imaginaba no podía estar más nervioso, y en cualquier caso era bastante obvio que no se trabaja de un regalo al uso, sino algo mucho mayor.

Terminaron de comer y ayudaron a recoger, los señores Weasley se quedaron en el salón escuchando la radio y Ron subió a su habitación. Harry vio como Hermione le guiñaba el ojo a Ginny. Eso puso más nervioso a Harry que ahora notaba como su corazón latía taquicárdico. Todos se fueron y se quedó Harry solo por la cocina. Decidió esperar unos minutos, pero cuando tan solo llevaba cinco no pudo resistirlo más y fue hacia el garaje.

Al entrar vio que todo estaba oscuro. Se veía muy mal, como si hubiesen bajado las persianas. "¿Ginny?¿Estás ahí? Harry avanzó hacia el centro, estaba a punto de sacar la varita para iluminar la estancia cuando una luz atrás suya le hizo girarse. En frente suya se encontraba Ginny, con el torso desnudo mostrando sus pechos y con la varita haciendo luz. Harry se quedó anonadado. Las tetas de Ginny eran como dos cántaros blancos, redondos y con unos grandes pezones color roza. Tenían el tamaño perfecto, justo para que una mano pudiera recogerlos y disfrutar de ellos. Ginny venía vestida solo con los pantalones. Llevaba el pelo suelto por la espalda y la luz de la varita iluminaba hermosamente su cuerpo.

Harry, totalmente alucinado, miraba fijamente los pechos de Ginny, y lentamente fue acercándose con los brazos estirados. Ginny con una voz sugerente le dijo: "Son todo tuyos". Con la boca abierta puso sus manos en las tetas de Ginny. La sensación fue impresionante. Notó como todo su cuerpo se estremecía y como su polla se ponía tremendamente dura. Comenzó a masajearlos apretándolos, acariciándolos, juntándolos… básicamente, experimentado. Era la primera vez que los tocaba desnudos, hasta ahora se tenía que conformar con tocarlos por encima de la ropa, y sinceramente, así era muchísimo mejor.

Harry notaba como su pene apretaba contra el pantalón que tenía y deseaba poder dejarlo salir. Pero ahora estaba demasiado ocupado en lamerle los pechos a Ginny. Había acercado su cabeza a las tetas de Ginny y, torpemente, comenzó a chuparle los pezones. Que sensación más placentera, era como lamer un trocito de cielo, estaban duros y sabían dulces. Primero les había dado lametazos pero instintivamente ahora los iba besando y succionando levemente. También les daba besos alrededor de los pezones al tiempo que los manoseaba. Ginny parecía disfrutar. Había dejado caer la varita y había pasado sus manos por debajo de la camisa de Harry y le acariciaba el torso. Pasados unos minutos, Ginny llevo una de sus manos a la entrepierna de Harry y comenzó a acariciar el paquete de Harry, subiendo y bajando sus manos, apretándolo de vez en cuando. Cada vez que hacía eso Harry dejaba escapar algún gemido. La polla de Harry estaba a mil y Ginny lo notaba. Ginny nunca se la había visto a Harry, sí a su hermano y aunque sabía que era poco improbable deseaba que la de él fuera tan bella como la de Ron. No obstante, la de Harry no parecía quedarse atrás por lo que estaba tocando en estos momentos. Notaba la polla de Harry plegada sobre los testículos por la presión del pantalón.

Ginny separó a Harry de sus tetas empujándolo de los hombros. Lo miró a los ojos y se fundieron en un beso apasionado que se repetía. Harry notaba los pechos hundirse sobre los suyos y como los pezones duros de Ginny se le clavaban. Tras dejar de besarse, Ginny comenzó a deslizarse hacia abajo hasta ponerse de rodillas y comenzó a desabrocharle el pantalón. Harry sentía que me mareaba; le temblaban las piernas y respiraba agitadamente. De un solo gesto, Ginny le bajó los pantalones hasta los tobillos. Dejando frente a su cara el bóxer de Harry con su palpitante pene. Lentamente, Ginny comenzó a lamer la polla de Harry por encima del bóxer, empapándolo y haciendo que Harry se estremeciese. Pegaba lametazos profundos y húmedos en los que Harry notaba como poco a poco empezaba a mojarse su polla. Estuvo un par de minutos haciendo esto, luego se puso en pie, cara a cara con Harry mirándole fijamente a los ojos, mientras con sus manos seguía tocando el paquete de Harry.

Harry, este está siendo mi regalo. Pero antes de continuar quiero saber si te está gustando y si quieres que continúe – Harry se sentía incapaz de pronunciar palabra, le faltaba sangre en la cabeza y lo único que pudo dejar escapar fue un tímido Sí.

Dicho y hecho. Ginny cogió la camiseta del Harry y se la quitó dejándolo solo vestido con el bóxer. Harry con las piernas se desembarazó de los pantalones en los tobillos. Ginny entonces comenzó a besarlo mientras le pasaba las manos por el torso y Harry la rodeó con sus brazos y le puso las manos en el culo. ¡Oh! ese culo, como le gustaba tocarlo, era el mejor que había visto en su vida y estaba deseando verlo al natural. Tras unos minutos besándose y tocándose. Ginny volvió sus manos de nuevo hacia la entrepierna de Harry y mirándole fijamente a los ojos, fue bajándole el bóxer poco a poco. Harry notó el frío del ambiente en su caliente polla y como esta salía disparada hacia la libertad. Cuando había liberado la polla de Harry, Ginny bajó la mirada. Obviamente no tenía el tamaño ni el grosor de la de su hermano, pero estaba deseando chuparla hasta la saciedad.

¡Madre mía Harry! – dijo Ginny – ¡estás bastante dotado! – la polla de Harry se mostraba más grande y erecta que nunca. El cipote había salido completamente y se veía poderosa y lustrosa.

Eh… gracias – alcanzó a decir Harry.

¿Sabes qué? – preguntó Ginny – Voy a comerte la polla hasta que te corras sobre mí – Aquello fue superior a Harry que se mareó ligeramente

Ginny puso uno de sus manos en los testículos de Harry y comenzó a masajearlos mientras con la otra comenzaba a hacerle una paja a Harry. Mientras le besaba salvajemente metiéndole la lengua hasta el fondo y jugando con la de Harry que ahora tenía las dos manos disfrutando de los pechos de Ginny. Pasados unos minutos, Ginny de puso de rodillas frente a la polla de Harry. "No sabes las ganas que tenía de meterme tu polla en mi boca" . De rodillas, con una mano en los huevos de Harry comenzó a subir y bajar su otra mano sobre el falo de Harry, pajeándolo suavemente, haciendo que la piel cubriera completamente el lustroso cipote de Harry, escupiendo de vez en cuando para lubricarlo. Harry estaba a mil y no podía creerse que estuvieran a punto de hacerle una manada.

Ginny puso el rabo de Harry frente a su cara y acercó sus labios al cipote de Harry. Le dió un beso húmedo y lo envolvió con los labios mientras con la lengua lo rodeaba y frotaba. Intentaba salivar bastante para poder mojarlo todo. Lamía el cipote de Harry como si fuera un dulce caramelo. Poco a poco fue introduciéndosela más y más en la boca, hasta que sintió una arcada que aguanto. Volvió a sacársela y de nuevo comenzó a chuparle el cipote mientras con una mano pajeaba la polla de Harry. Se la chupaba y lo masturbaba. Así estuvo varios minutos, minutos que para Harry fueron los mejores de su vida. No tenía que imaginarse nada, con mirar hacia abajo veía la cabeza de Ginny yendo y viniendo sobre su polla. Una de las manos, Harry la tenía colocada sobre la cabeza de Ginny y con la otra alcanzaba a tocarle uno de los pechos. Harry subía su mano y se chupaba sus dedos para humedecerlos y frotar así el pezón de Ginny que se le ponía duro.

Ginny mamaba como si le fuera la vida en ello, usaba su lengua para lamer el cipote de Harry y ya comenzaba a notar el liquidillo que salía de su polla. Ella lo lamía con gusto. Estaba muy caliente y deseaba tocarse, pero este era el regalo de Harry y pensaba hacer que no se le olvidase en la vida. Ginny se sacó la polla de la boca y la observó lustrada de saliva. Sonrío y empujó a Harry hasta un sillón que había tras ellos. Harry se quedó sentado, con los pantalones por los tobillos y la polla roja y empalmada. Ginny se acercó se puso de nuevo de rodillas y con las manos apoyadas sobre los muslos de Harry comenzó de nuevo a mamarle la polla a Harry. Esta vez hacia de su boca un coño para el rabo de Harry, dejaba que su cabeza bajase y subiera cada vez a mayor velocidad, notado como Harry se estremecía y cerraba las manos sobre la funda del sillón.

En aquel momento a Harry se asaltó una duda que lo desconcentró de la mamada. Ginny no parecía una novata con el numerito que estaba montando, y dudaba que todas las tías la chupasen así de bien. Con estos pensamientos en la cabeza Harry no pudo más que preguntarse hasta donde había llegado Ginny con los otros chicos con los que había salido.

Estos pensamientos no duraron mucho ya que Harry notaba como la maestría de Ginny le hacia llegar al clímax. Harry estaba sudado su corazón latía más que nunca, notaba como el pelo de Ginny caía sobre sus piernas y como sus pechos golpeaban contra sus muslos cada vez que su cabeza bajaba. Y todo eso iba a más, Harry notó como su polla se contraía y apretó duramente la mandíbula dejando escapar un ahogado; "¡Me corro!" con la intención de que Ginny se apartase para poder eyacular. Pero al contrario de lo supuesto, Ginny al escuchar eso aumentó la fricción de la mamada y aguantó el chorreo de semen que Harry descargó en su boca. Primero lo más grande, un poderoso chorro de lefa caliente y luego otros más de menor intensidad que Ginny lamió y tragó gustosa. A pesar de que Harry ya se había corrido Ginny continuó mamándosela unos segundos más para cerciorarse que hasta la última gota de semen era para ella.

Cuando por fin Ginny se separó de él, Harry se encontraba frío y tremendamente relajado. Tenía algo de sueño y lentamente se volvió a ponerse los pantalones para después abrazarse a Ginny y fundirse en un espero beso.

Fin del segundo capítulo