Harry Potter y El Grial de la Hechicera (3)
Harry y Hermione se encuentran atrapados en un misterioso lugar, del que pocos saben. Mientras Harry debe descifrar las claves de su porvenir.
Harry y Hermione caían y caían sin control; los dos abrazados descendían del cielo a una gran velocidad como sí les hubieran arrojado sin paracaídas, dando volteretas en la caída.
"¡Que diablos es esto, No puede ser un Trasladador" pensó Harry mientras caía; la oxidada lima que le mando su padrino Sirius Black actuaba de forma parecida a un "Trasladador", pero Harry sabía que no podía tratarse de ese tipo de objeto mágico.
La última vez que Harry había usado un Trasladador fue cuando junto a Hermione y la familia Weasley viajó a la Copa Mundial de Quidditch utilizando uno de estos objetos (aunque aquel tenía forma de una bota vieja). Pero los Trasladadores ordinarios estaban programados de antemano a una determinada hora, y este no era el caso.
Sí aquella experiencia con un Trasladador fue terrible, ésta experiencia con la oxidada lima fue mil veces peor; Harry y Hermione se desprendieron del cielo y atravesaron una especie de campo de energía luminosa de color verde. Al momento de traspasar la luz verde un frío helado les recorrió el cuerpo, mientras unas ondas que partían del "agujero" que le habían hecho a la cúpula de energía se extendieron por ella como sí fueran las ondas producidas por una piedra en el agua.
Pero a Harry y a Hermione lo que les preocupaba era el violento aterrizaje; luego de su batalla con los Mortífagos habría sido gracioso que se mataran con un golpe contra el piso. Afortunadamente para ellos, empezaron a "frenar" y a perder velocidad en su caída, aunque no lo suficiente como para evitar tocar suelo con relativa brusquedad sobre la hierba de un claro dentro de un tupido bosque.
Harry cayó de espaldas mientras Hermione lo hacía boca arriba sobre él; los dos respiraban de forma agitada y sudaban. Hermione se dejo rodar hacia un lado y se quito de encima de Harry, quedando acostada boca arriba a su lado.
-¿Dónde estamos Harry? (preguntó Hermione cuando recuperó un poco el aliento).
-No lo sé Hermione, mi padrino no me dijo nada.
-Esa es la lima que te mando, ¿verdad?
-Sí, y menudo viaje por el que nos llevó.
-Cualquier viaje es agradable sí nos salva de los Mortífagos, Harry. Recuérdame darle las gracias a tú padrino cuando lo vea.
Despacio Harry se sentó en la hierba y contempló el paisaje a su alrededor; estaban en un bosque lleno de unos árboles muy grandes y frondosos, que rodeaban por completo el pequeño claro donde estaban. Hermione también se sentó a su lado y escrutaba con la vista a su alrededor. Harry oyó lo que parecía ser el ruido de una corriente de agua no muy lejos de donde se encontraban.
-¿Escuchas? Parece un río (dijo Harry).
-Tienes razón Harry; ¿estaremos muy lejos?
-Vamos a averiguarlo (contestó Harry mientras se ponía de pie) ¿Te puedes levantar?
-Voy a ver (dijo Hermione mientras trataba de levantarse con la ayuda de Harry que la sujetaba fuertemente por un brazo).
-¡Hay! (fue todo lo que alcanzó a decir Hermione antes de tambalearse y caer en los brazos de Harry que la abrazó protector).
-¿Te duele mucho Hermione? (decía Harry con voz y gesto de preocupación).
-¡Sí! ¡Creo que tengo una maldita lesión en el tobillo Harry! Me duele mucho cuando trato de afincar el pie.
Los dos adolescentes se vieron por unos instantes directamente a los ojos mientras ella seguía en los brazos de él; fue sólo una fugaz mirada pero basto para que los dos se sonrojaran. El hecho de estar entregada de aquella manera en brazos de Harry puso a Hermione tan avergonzada como sí él la estuviera besando; mientras que Harry sintió renacer el fuego en su interior al tener el cuerpo de Hermione apretado contra su pecho, y empezó a recordarla otra vez en el bikini rojo
-Será será mejor que te ayude a sentarte de nuevo (dijo Harry algo nervioso, tratando de olvidarse de que Hermione lo excitaba).
-Sí, tienes razón (contestó ella sin atreverse a levantar la vista para verlo, sonrojada como estaba y con una sonrisita nerviosa).
Harry la ayudó con sumo cuidado a sentarse en el suelo nuevamente; soltándola rápidamente cuando estuvo segura. Luego se sentó frente a ella con las piernas entrelazadas en una posición como sí estuviera haciendo yoga.
-¡Que mala suerte! Fue cuando me caí al explotar el escaparate de la tienda. Debí torcerme el pie cuando caí con Ginny, tal vez hasta me disloque el tobillo. Voy a ver que ¡Hay! (exclamó Hermione al intentar alcanzarse el pie para revisarlo).
-¿Me permites? (dijo Harry, deseoso de ayudarla pero algo apenado).
-Sí, claro Pero ten cuidado, por fa (y se notaba el temor de ser lastimada en la voz de Hermione)
Harry tomó con cuidado el pie de Hermione con sus manos y lo deposito entre sus piernas; con cuidado le quito el zapato y lo puso a un lado. Luego, lentamente fue bajándole la media o calcetín; tratando de quitarse de la cabeza la fantasía de que en lugar de quitarle la media le estaba quitando otra cosa
Finalmente la despojó del calcetín y pudo admirar su hermoso pie; Harry casi siempre veía a Hermione con el uniforme de Hogwarts, y las pocas veces que la veía sin el uniforme nunca la había visto usando sandalias. Por eso no había admirado sus pies; ni siquiera el día que la vio en traje de baño, porque en esa ocasión su vista estaba concentrada en otras partes del cuerpo de ella
Y Harry descubrió que Hermione tenía unos pies muy bellos, delicados y elegantes; unos pies con unas uñas muy bien cuidadas y unas formas perfectas, ideales para lucirlos en lujosas sandalias. Cuando Harry empezó a tocar el pie de ella con suavidad, se dio cuenta además que tenía la piel suave como la de un bebe. ¡Y lo peor es que Harry tenía un fetiche con los pies femeninos hermosos!
-No te duele aquí, ¿verdad? (dijo el joven mago tratando de disimular su excitación).
-No, es más arriba (contestó Hermione, roja como un tomate por el rubor y tratando de disimular que ella también estaba excitada y apenada a la vez por la situación).
-Bueno, vamos a revisarte más arriba.
Harry deslizó sus manos por el pie de ella hacia el tobillo, luego de haber acariciado el puente y la parte de arriba del pie como sí le estuviera haciendo un masaje; al tobillo lo palpo con mucho cuidado, porque vio que en efecto estaba algo hinchado y con un ligero color morado. Con sus dedos temblorosos rozaba el punto hinchado en la piel de ella para comprobar el daño.
-¡Hay! Sí, hay es que me duele (decía la chica con mueca de dolor).
-Debe ser una simple torcedura, sólo que ahora te duele por la hinchazón. Déjame intentar algo; ¡Ferula! (exclamó Harry con la varita en la mano, apuntando al tobillo de Hermione, al tiempo que un rayo de luz salía del instrumento mágico).
Como resultado del hechizo de Harry una venda circular apareció de la nada alrededor del tobillo lesionado de Hermione.
-Es lo más que puedo hacer, sabes que no soy experto en hechizos curativos.
-¡Gracias Harry! Yo tampoco soy muy buena en el tema; sí tuviera mis libros cerca Bueno, ya me acordare de algo.
-Debemos ir a revisar esa corriente de agua, tal vez nos de una idea de donde estamos.
-Sí quieres vas a ver y me dejas aquí.
-No, es mejor no separarnos Ven, no te preocupes.
Harry le entregó a Hermione el zapato y el calcetín; luego se agachó al lado de ella, pasando sus brazos por debajo de las piernas de la muchacha y alrededor de su torso. Haciendo un esfuerzo la levantó, cargándola en sus brazos; mientras ella se sujetaba firmemente a él.
-¡Oh, Harry! No era necesario (dijo Hermione cada vez más ruborizada).
-¡Tonterías! Además, así hago ejercicios; no te he dicho que estás engordando Hermione (Contestó Harry con un gesto burlón en la cara).
-¡OH, Cállate tonto! (exclamó Hermione, golpeándolo levemente con el puño en el pecho; mientras ambos se reían a carcajadas).
Llevando a Hermione en brazos, Harry caminó despacio hasta el sitio de donde parecía venir el ruido del agua; pasando entre los árboles con precaución, mientras algunas de sus ramas más bajas los rozaban. No tuvieron que caminar mucho antes de descubrir un pequeño río, que discurría dentro del bosque con un caudal relativamente impetuoso para ser pequeño; pero que no aparentaba ser muy profundo. Desde la orilla pedregosa del río, se divisaba a una distancia no muy lejana una cabaña de piedra y troncos emplazada sobre una pequeña colina; la cabaña tenía una chimenea y estaba rodeada de una empalizada de madera. Para llegar a ella había que recorrer un senderillo de tierra, flanqueado por hierba y arbustos.
-¿Qué opinas? Podríamos acercarnos a ver sí mi padrino está en la cabaña (le dijo Harry a Hermione).
-No lo sé Harry, ¿Crees que será seguro?
-Buena pregunta, pero creo que sí mi padrino me envió a este lugar, es porque es un sitio muy seguro. Tal vez hasta sea el lugar donde él se esconde.
-Tienes razón, nada perdemos con revisar; sí lo hacemos con cautela.
-Quizás debería adelantarme yo solo y regresar por ti si todo está bien.
-¡No! ¿Crees que dejándome sola aquí estaré más segura? Tu mismo dijiste que no debemos separarnos. Yo te cubriré mientras avanzas (dijo Hermione empuñando su varita como sí fuera una peligrosa arma).
-Aquí vamos entonces.
Mientras tanto, en otro lugar había gente preocupada por Harry y Hermione.
El profesor Lupin entró a la habitación, y luego de cerrar la puerta detrás de sí; se desplomó en un sillón exhausto. Todo había sido un verdadero caos desde que llegó a Hogsmeade y sentía que su fatigado y enfermo cuerpo no daba más.
"Menudo desastre" pensó el amigo de los difuntos padres de Harry Potter; la aldea mágica de Hogsmeade estaba casi bajo Estado de Sitio, con escuadrones del Ministerio de Magia patrullando sus calles (entre ellas la que quedo devastada por el combate) y los habitantes encerrados a cal y canto. El diario "El Profeta" dedicaba casi toda su edición a lo que había ocurrido; el diario de la comunidad mágica reflejaba por una parte la absoluta sorpresa ante el audaz ataque de los "Mortífagos" a plena luz del día, y por otra parte recogía las numerosas críticas ante la ineptitud del Ministro de la Magia Cornelius Fudge para detener a los Mortífagos y restablecer la paz y el orden en el mundo de los magos y hechiceras de Gran Bretaña.
El desesperado combate había sido muy duro para Lupin; mantener a raya a los Mortífagos mientras intentaba encontrar a Harry fue una locura. Luchando hombro con hombro con Snape (¡quien se lo hubiera imaginado!) logró contener a la horda de partidarios de Voldemort; con la ayuda de los gemelos Weasley que se portaron con gran valor. De todas maneras, el "comando" de Mortífagos perdió el interés en la lucha cuando se dieron cuenta que Harry se había esfumado; y emprendieron la huída justo en el momento en que arribaba (tarde como siempre) un escuadrón del Grupo de Operaciones Mágicas Especiales del Ministerio de Magia, que persiguió con furia a los desbandados Mortífagos.
Luego vino la inútil búsqueda de Harry y la señorita Granger, y la evaluación de los daños: una persona inocente muerta (la bruja dueña de la tienda atacada por los Mortífagos al comienzo del asalto), un Mortífago herido de gravedad (por el impacto de una explosión ocasionada por Harry), otros dos Mortífagos capturados (y ya hospedados en Azkaban), los gemelos Weasley con heridas leves, Ginny Weasley con una contusión no muy grave en la cabeza, y Ron con el brazo roto en dos partes. Una calle de Hogsmeade destrozada y tanto Snape como él con heridas fuertes pero no muy graves.
Lo peor había sido tener que declarar ante el Ministerio de Magia, en presencia de Dumbledore; y tener que soportar al imbécil de Snape, que parecía más molesto con él que con los Mortífagos (tal vez porque habría preferido enfrentarlos solo que haciendo equipo con él).
"Maldito Sirius, porque no me diste más información. ¿Tuviste algo que ver con la desaparición de Harry?" se preguntaba para sus adentros. No podía evitar estar preocupado, porque no sabía sí Harry había sido secuestrado o había escapado de alguna manera. Las afirmaciones de los Mortífagos capturados en el sentido de que no habían hecho nada para enviarlo con Voldemort no eran confiables, viniendo de ellos.
-¡No deberías preocuparte tanto Remus! Te estás envejeciendo prematuramente, y te ves más enfermo que de costumbre (dijo una voz desde las sombras).
Lupin se sobresaltó, pero enseguida recuperó la calma mientras Sirius Black emergía de la oscuridad.
-¡Maldito seas Sirius, acaso crees que estoy ahora para sustos!
-Lo siento amigo (dijo Black con una sonrisa amigable).
-¿¡Que demonios haces aquí!? ¡Estás loco! ¡No deberías estar en este lugar!
-Vamos, tranquilo.
-¿¡Tranquilo dices!? ¡Estamos en una posada en Hogsmeade! ¡Y Hogsmeade está ocupado por los hombres del Ministerio de Magia! ¿¡Se te olvido que eres un prófugo de Azkaban!?
-Claro que no, pero tome todas las precauciones. ¿Y que mejor sitio que este? Nadie me buscara aquí.
-Bueno, como tú digas. Es imposible discutir contigo. Ahora dime de una buena vez que sabes de Harry y Hermione.
-No te preocupes, ellos están bien.
-¿Tuviste que ver con su desaparición? (dijo Lupin, y ante la respuesta afirmativa con la cabeza de Black, prosiguió) ¿Qué hiciste?
-Le di a Harry cierto instrumento mágico que lo traslado a un sitio muy lejos de aquí .
-¿Qué clase de instrumento?
-Digamos que es algo parecido a un Trasladador, aunque no es exactamente un Trasladador.
-De acuerdo, pero ¿Adonde los llevó?
-Merlín Island.
-¿¡Donde!?
-Merlín Island, ¿nunca habías oído hablar de ella?
-¿No era un mito o algo así?
-Ja ja, no es un mito mi amigo; es realidad. Es una pequeña isla situada cerca de la costa de Escocia, en el extremo norte de Escocia para ser más precisos. Hace más de 1.500 años la isla fue propiedad del legendario mago Merlín, que la convirtió en un refugio mágico para esconderse de otros magos que eran enemigos suyos, y también como un sitio ideal para entrenar a otros magos.
Sirius se sentó en la cama de la habitación que había rentado su amigo, y prosiguió su conversación.
-Merlín utilizó sus increíbles poderes para cubrir la isla con un poderoso campo de energía mágica que hace la isla invisible a los ojos de los muggles e indetectable para otros magos. Es como sí la isla perteneciera a otra dimensión; una embarcación muggle puede traspasarla como sí estuviera traspasando el aire, y un mago puede caerse de su escoba sobre ella y estaría cayendo al mar, como sí no hubiera tierra allí.
-¡Increíble!
-Sí, realmente increíble Remus. Esa isla está protegida por la magia más poderosa de la historia de la humanidad; se dice que Merlín utilizó antiguos conocimientos druidas , y que de alguna manera invocó a los Dioses celtas para que ellos convirtieran la isla en su panteón sagrado, como un Olimpo celta . También se dice que la tumba del propio Merlín está ubicada en esa isla
Lupin escuchaba boquiabierto el relato de su amigo, mientras Black lo miraba satisfecho de ver el interés reflejado en su rostro.
-Cuando Merlín murió (siguió diciendo Black) algunos discípulos suyos convirtieron la isla en un santuario y legaron el secreto de su ubicación a unos pocos elegidos de cada una de las generaciones siguientes; incluso se afirma que el fundador de la Casa Gryffindor, el ilustre Godric Gryffindor, fue uno de esos elegidos. Pero luego el secreto casi se perdió cuando un mago tenebroso asesinó a todos los elegidos de una generación intentando arrancarles la información; de allí que la gente empezara a creer que todo no había sido más que un mito...
-Espera, pero ¿Cómo se salvo el secreto sí todos los guardianes fueron muertos? Y ¿Cómo llego a tus manos?
-Porque había un guardián que ni siquiera sabía que lo era, un mago al que encantaron para que no recordara la información a menos que los otros estuvieran muertos. Ese sobreviviente lo legó a las futuras generaciones en un instrumento mágico que escondió muy bien en un lugar de Irlanda; cuando los padres de Harry aún vivían, yo investigue por mí cuenta tratando de hallar ese instrumento, porque creía que podíamos hallar algo en esa isla que nos fuera útil contra Voldemort. Obviamente tuve que interrumpir mis investigaciones durante mí "grata" estadía en Askaban, pero una vez libre reanude el trabajo. Y así halle la forma de entrar a ella.
-Y ¿Cómo es la forma de entrar?
-Hay un conjuro especial y muy difícil que realizar para activar la "llave" de la isla; y una vez activada la llave se usa para convertir otros objetos en una especie de trasladadores (con la diferencia que éstos no necesitan una hora fija para actuar) que te llevan hasta Merlín Island. El conjuro te pone a prueba, y sí tus intenciones son honorables, la llave "magnetiza" los objetos para convertirlos en "trasladadores"; sí las intenciones no son buenas, los objetos son destruidos y la llave puede hasta matarte.
-Es evidente que tus intenciones eran buenas, pero ¿Por qué mandaste a Harry y a Hermione hasta allá?
-¿Se te ocurre un sitio mejor cuando un Mortífago o el propio Voldemort te acorrala?
-Bueno, ciertamente no. Pero ¿Cómo volverán los chicos?
-Ejem eso es un poco más complicado.
-¿¡Que quieres decir Sirius!? (Dijo Lupin con algo de miedo asomando a su rostro).
-Lo que quiero decir es que la isla te deja entrar, y ella misma te da permiso de irte; normalmente un mago o hechicero que ha entrado con la ayuda de la llave puede pedir permiso a la isla para regresar a su casa, y sí la isla está de acuerdo ella te regresa sin ningún problema. Pero, sí la isla quiere que permanezcas algún tiempo en ella, no hay mucho que pueda hacerse.
-¡Un momento! ¿Cómo es eso de que la isla te deja entrar y salir? Acaso ¿tiene mente propia? Y ¿Por qué no habría dejarlos regresar?
-La isla tiene un espíritu sin duda, como sí fuera una persona; algunos creen que es el propio espíritu de Merlín, otros creen que es uno que se formó a partir de la concentración de energía mágica. El punto es que ella decide; y en cuanto al "porqué" no habría de dejarlos regresar todavía, tengo que decirte que lo que te he dicho hasta ahora no es toda la historia. Hay "algo" que involucra directamente a Harry y a Hermione que no te he contado aún.
-¿¡Por qué creo que esto no me va a gustar!?
-Me temo que no te va a gustar tanto como a mí, viejo amigo (dijo Sirius como sí se preparara para una tormenta )
Mientras, muy lejos de allí, Harry y Hermione estaban por inspeccionar la cabaña.
Harry estaba ya cerca de la entrada de la cabaña cuando depositó a Hermione en el suelo, con tanto cuidado como sí la chica fuera una caja embalada de las que tienen un letrero que dice: "cuidado, contenido frágil". Sin apartar la vista de la cabaña se acercó más todavía, con sumo cuidado y empuñando la varita; desde el suelo Hermione también clavaba la vista en la puerta de la cabaña y la varita lista para disparar a una orden de su dueña. Harry puso su mano libre sobre la puerta de madera y empujó despacio; la puerta se abrió sin problemas y Harry asomó la cabeza comprobando que la pequeña estancia parecía vacía. Estaba un poco oscuro pero no tanto como para no ver los desvencijados muebles de madera que había dentro de la casucha.
-¡Hola! ¿Hay alguien aquí? ¿Tal vez un ratón o una mosca? ¿No? (decía Harry dudando que hubiera alguien oculto en aquel espacio relativamente reducido, a menos que estuviera detrás de alguna puerta falsa o escotilla).
-Parece vacío Hermione (Dijo Harry retrocediendo lentamente sin darle la espalda a la cabaña).
-¿No hay nada?
-Sólo muebles viejos; creo que podemos entrar.
Harry se acercó a Hermione y la tomó en brazos nuevamente, llevándola al interior de la cabaña. La sentó en una mecedora de madera que estaba cerca de la chimenea, apagada para aquel momento. El ambiente de la cabaña era algo húmedo y frío; y el mobiliario estaba gastado y parecía muy viejo.
-¿Alguien vivirá aquí? (preguntó Hermione).
-No lo creo, al lado de esto mi despensa no era tan mala.
-Tienes razón, parece tener tiempo que nadie la repara y limpia como es debido.
-Esperaba encontrar a mí padrino aquí (dijo Harry algo triste) Y ¿ahora qué?
-Deberíamos tratar de regresar, ¿No?
-Sí, eso creo. No sé muy bien como funcionan estas cosas (decía Harry mostrándole la lima a Hermione). Obviamente no es un trasladador, por lo menos no funciona como un trasladador común y corriente; por eso no sé como se activara, ya que no es a una hora determinada.
-¿Tenemos que agarrarlo otra vez y esperar que haga lo suyo?
-Supongo que sí, no se me ocurre otra cosa. Pero ¿nos llevará al mismo sitio de donde vinimos? ¿La tienda destrozada en Hogsmeade?
-Tal vez Harry.
-¿Los Mortífagos ya se habrán marchado, Hermione?
-Me imagino que sí, atacar Hogsmeade es una locura de esos criminales. Seguramente el Ministerio de Magia desplegó todas sus tropas allí; y quizás el propio Dumbledore fue hasta la aldea. Ya los cobardes debieron recibir su merecido.
-Entonces, vamos a intentarlo.
Los dos tomaron la lima, uno de cada extremo, pero no sucedió nada; estuvieron un buen rato agarrándola pero no hubo respuesta.
-Me siento tonto, ¿y tú?
-Yo también Harry; a esta cosa no le da la gana de activarse.
-Y ahora, ¿Qué haremos?
-Tendremos que esperar; seguramente Sirius vendrá a buscarnos. No creo que nos haya enviado a este sitio si no podemos regresar.
-Es cierto, solo nos queda esperar. De momento hay que pensar en como curarte el tobillo. Tal vez haya algo por aquí que sirva para eso.
Harry revisó exhaustivamente el lugar y así encontró unos viejos libros de hechicería que Hermione no tardo en "devorar". La chica halló varios hechizos curativos muy útiles, y las recetas de algunas pociones medicinales y de otro tipo; muy pronto estaba curada de su tobillo casi totalmente.
Pero pasaban las horas y un frío intenso comenzó a apoderarse de la isla. Harry encendió un fuego en la chimenea para calentarse los dos; pero aun así sentían algo del frío del ambiente. La tarde se acercaba a su fin y empezaba a oscurecer, mientras Harry y Hermione estaban cada vez más aburridos y preocupados; sobre todo esto último.
Pronto la animada charla que habían mantenido para distraerse de su situación dio paso a una nerviosa charla sobre miles de especulaciones sobre el por qué Sirius no venía ya a rescatarlos. Era evidente que salir no iba ser tan fácil como llegar.
-Creo que tenemos que empezar a considerar seriamente la posibilidad de pasar la noche aquí Harry (dijo Hermione con rostro preocupado) Ya la noche cayó y no hay visos de que alguien esté por venir a sacarnos de aquí.
-No lo entiendo; ¿Será que algo le paso a Sirius?
-No debes ser pesimista Harry; tal vez no ha venido sólo porque no puede salir de donde está. Recuerda que él es un prófugo, no puede andar por allí tan tranquilo. Lo que debemos pensar ahora es en como pasar la noche aquí.
-Tienes razón. Y pernoctar en esta cabaña no va a ser precisamente agradable, y menos con este ambiente frío y húmedo.
-Bueno, tendremos que conformarnos. ¿Cómo dijiste que estaba el dormitorio? (dijo Hermione mientras se encaminaba a la pequeña habitación cuya entrada estaba al lado de la chimenea).
-Tal como te dije es una caja de fósforos (le contesto Harry al tiempo que la seguía al cuarto).
Los dos chicos contemplaban el pequeño y tosco dormitorio, ocupado en su mayor parte por una vieja cama matrimonial no muy grande.
-Harry (dijo Hermione con el rostro ligeramente ruborizado) ¿Te diste cuenta de un pequeño detalle?
-¿Cuál? (replico el chico con aire distraído).
-Bueno, es que hay una sola cama
De pronto Harry se dio cuenta de lo estúpidamente despistado que había sido; aunque solo se había asomado por breves instantes a la habitación en los primeros minutos que estuvieron en la cabaña y tenía la mente aturdida por lo sucedido en Hogsmeade. Ahora que caía en cuenta del problema, también lucía nervioso.
-Eh no hay problema tu puedes dormir en la cama y yo puedo hacerlo afuera, en el piso.
-No Harry, no podría dormir sabiendo que tu estás incomodo allá afuera. No puedes dormir en el piso como un perro. Mira, la cama no es tan pequeña como para ser para una sola persona en realidad es matrimonial Los dos podemos dormir en ella.
De pronto Harry sintió que la excitación recorría todo su cuerpo y que los nervios lo dominaban; aquello no se le habría ocurrido ni en sus sueños, y por un minuto pensó en pellizcarse para ver sí estaba soñando.
-No Hermione, tu tu eres una chica y yo bueno, yo soy un chico. No creo que sea correcto, no quiero incomodarte.
-¡Vamos Harry! Los dos somos amigos y personas maduras. Yo confío en ti, y sé que eres un caballero. Yo sé que estoy segura contigo, y nunca pensaría que pudieras sobrepasarte conmigo Además soy una bruja, sí me tocaras lo pagarías muy caro (decía Hermione roja como un tomate).
-Pero Hermione, yo
-No hablemos más del asunto Harry, sí te vas a dormir al piso yo me voy contigo; o dormimos los dos en la cama, o dormimos los dos en el piso.
-De acuerdo (contesto Harry tragando saliva).
Unos minutos después Hermione acomodó las sabanas y las cobijas para poder acostarse los dos. Ella fue la primera en meterse a la cama, con la ropa puesta; y luego Harry se acostó a su lado, también vestido y con mucho cuidado de no rozar el cuerpo de ella. Ambos chicos estaban un tanto apenados y nerviosos.
-Sería gracioso que en Hogwarts se enteraran de esto, ¿verdad? (dijo Harry).
-Yo no sé sí gracioso sería la palabra adecuada (contestó Hermione y ambos se echaron a reír con una risita nerviosa).
-Sabes Hermione (prosiguió hablando Harry mucho más serio) a veces trato de imaginar como habrá sido la vida de mis padres en medio de la guerra con Voldemort. Con todo lo que me ha pasado, lo que nos ha pasado a ti, a Ron y a mi; desde que empezamos en Hogwarts, y sobre todo con lo que sucedió el curso pasado realmente no sé como pudieron vivir mis padres con esa amenaza sobre ellos.
-Yo tampoco me lo puedo imaginar bien Harry, en ese entonces debió ser más horrible porque los magos tenebrosos tenían mucho más poder y la guerra fue sangrienta. Pero es evidente que tus padres eran personas recias y con gran fuerza de voluntad; y creían en lo que hacían, ellos sabían que su causa era esencial para el futuro de magos y muggles.
-Lo que más me sorprende es que hayan tenido tiempo y valor para enamorarse y casarse, hasta para tener un hijo en esas circunstancias; es difícil imaginar a una joven pareja tratando de hacer su vida y tener una relación normal en medio de las amenazas a sus vidas. ¿Cómo poder planificar una vida juntos sí tus enemigos acechan y no sabes sí mañana te mataran? Es lo que me pregunto.
-Harry el amor puede florecer en medio de la tragedia y las situaciones más difíciles; de hecho yo creo que el amor es la mejor arma para enfrentar una guerra, porque te da fuerza para luchar. Cuando tienes a alguien por quien luchar y que sabes que estará para ti pase lo que pase, pienso que puedes enfrentarte a mil monstruos como Voldemort tu solo.
-Sí, es verdad. Lo que pasa es que no los conocí y me hubiera gustado preguntarles. Pero tienes razón, tal vez todos necesitamos de un amor como ese en nuestra vida.
Harry y Hermione se vieron a los ojos por un breve y tenso momento; fue una mirada significativa, de esas que tú sabes traen un mensaje claramente impreso. Hermione se sonrojo de nuevo y sus ojos brillaron; mientras los de Harry se negaban a despegarse de la mirada hipnótica de la muchacha. Sin pensarlo, Harry acerco un poco su rostro al de ella, como sí sus labios se movieran a los de Hermione. Pero entonces la joven bruja desvió su cara con evidente miedo.
-Mejor tratamos de dormir, el día de mañana puede ser duro (dijo la muchacha).
-Sí es mejor (respondió Harry asustado de haber metido la pata).
A Harry le costo dormirse pensando sí Hermione se habría molestado con él. El joven mago le daba la espalda a Hermione y ella hacía lo mismo con él; tal vez en realidad los dos tenían miedo de verse a la cara. Pero de alguna manera el sueño se apodero de Harry y se quedo profundamente dormido.
Y entonces tuvo un sueño. Estaba en una hermosa casa de dos plantas, una vivienda de clase media-alta más hermosa que la de sus tíos. Harry estaba sentado a la mesa, en la cocina, leyendo "El Profeta"; leía un artículo sobre Ron Weasley, el nuevo capitán de la selección nacional inglesa de quidditch y sus grandes exitos. Harry vestía pijama y tenía unas comodas pantuflas, y mientras leía tomaba el café.
De pronto unas delicadas manos se posaron en sus hombros y Harry supo de quien se trataba.
-¿Ya te levantaste mi amor? (dijo Harry sonriendo feliz).
-Ya sabes que no pueda estar en la cama hasta tan tarde, me aburro (respondió la voz de mujer).
-Pero el medico te mando reposo.
-Sí bonito, pero me canso de descansar. Además, no me consientas tanto porque me vas a malcriar.
-Yo quiero malcriarte.
-Sí, horita; pero después me vas a encontrar fastidiosa.
-¡Nunca! Nunca me cansare de ti.
La mujer se inclino y Harry la beso en la boca. Cuando se apartaron se pudo ver que se trataba de Hermione; una Hermione unos años mayor pero todavía muy joven. La muchacha vestía una bata de casa y mostraba un voluminoso vientre; ¡estaba embarazada!
-Cuando nazca nuestro hijo vas a ser el padre más insoportablemente consentidor del mundo (le dijo Hermione).
-Y tú la madre más joven, hermosa y dulce del mundo. Ya te veré malcriándolo también. De momento tengo la mujer más sexy del planeta.
-¡Sí claro! ¿Con esta barriga?
-Así te ves bien; sí no lo pensara no te hubiera hecho el amor anoche (replicó Harry mientras tocaba su trasero).
-¡Deja chico! (dijo Hermione muerta de risa mientras le daba una palmada fuerte en la mano atrevida) ¡Es muy temprano y todavía me duele lo de anoche! Sí sigues así vamos a tener relaciones hasta el día del parto.
-¡No es mala idea!
-¡Basta maniático sexual! (exclamó Hermione entre risas y luego beso en la boca a Harry) Te amo Harry; nunca pensé que amaría tanto a alguien (agrego emocionada y con los ojos un poco humedos).
-Y yo te amo a ti, Hermione Potter.
Luego se besaron de nuevo.
-Voy a subir a bañarme (dijo Hermione).
La chica se desprendió de los brazos de su esposo y subió las escaleras. Harry siguió leyendo el periódico mágico sonriendo de felicidad. Pero de pronto se oyó un grito terrible de Hermione y un ruido espantoso.
-¡Hermione! (gritó Harry mientras corría escaleras arriba).
Harry entró a la habitación para encontrar el cadáver de Hermione tirado en el suelo en medio de un mar de sangre; su vientre estaba abierto y cuando Harry alzó la vista horrorizado pudo ver a Voldemort que sostenía el cadáver del bebe entre sus brazos.
-¿No creerías que dejaría nacer a tu bastardo? (dijo Voldemort con risotadas siniestras mientras arrojaba el cuerpo del niño al piso).
-¡NO! (Gritó Harry con todas sus fuerzas y despertó bañado en sudor).
-¿¡Que ocurre Harry!? ¿Estás bien? ¡Háblame! (decía Hermione desesperada mientras lo agarraba por los hombros, sentada en la cama a su lado).
Pero Harry solo la veía con los ojos muy abiertos y con expresión de terror, como sí estuviera a punto de morir del pánico. Y por un instante, en aquella cabaña, Harry no supo sí se trato de una pesadilla o tan solo había visto su futuro
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