Harry Potter y El Grial de la Hechicera (2)

Cuando Harry sólo tiene cabeza para sus dudas sentimentales, Lord Voldemort pone en marcha otro siniestro plan. Harry y sus amigos se ven arrastrados a una batalla campal, con sus vidas en riesgo.

En una habitación en penumbras, apenas iluminada por una pequeña lámpara que descansaba sobre una mesita, un grupo de figuras vestidas de negro (como sí trataran de camuflarse con las sombras del cuarto); aguardaban de pie y formando un semicírculo alrededor de otra figura que permanecía sentada en un viejo sillón ubicado detrás de la mesita pobremente iluminada.

La figura en el sillón parecía contemplar con atención a las figuras de pie frente a él, como sí pudiera ver bien sus rostros a pesar de la oscuridad. Por su parte los hombres y mujeres que estaban de pie guardaban un silencio sepulcral. Finalmente la figura del sillón rompió el mutismo.

-Bien, muy bien; así que éstos son mis fieles súbditos (dijo con sarcasmo Lord Voldemort) con los que ganaré ésta guerra. Entonces no hay que perder más tiempo. Llegó la hora de ponerlos a trabajar de nuevo.

Voldemort se puso de pie y los Mortífagos retrocedieron un poco, como asustados de su propio amo y señor. Voldemort sonrió con desprecio y dándoles la espalda se dirigió a la ventana que daba a un paisaje montañoso.

-¿Estás seguro entonces de que es ella? (dijo Voldemort hablándole a uno de sus hombres sin dignarse a verlo).

-Señor, de acuerdo a mis observaciones es la que le interesa a Potter; y es la única que encaja perfectamente en la profecía (dijo un Mortífago con voz de joven y estatura alta)

-¡La profecía! (exclamó Voldemort con tono aparentemente despectivo y burlón) ¡No me interesa esa estúpida profecía! ¡Cuando yo mate a Harry Potter esa y cualquier otra profecía ya no valdrán un centavo!

-Mi señor, pero no deberíamos ignorar los signos de cualquier futura amenaza (se atrevió a decir otro Mortífago con una voz de hombre más viejo)

-¡Escúchenme cobardes, la única amenaza a la que debemos temerle es a la degradación y decadencia de nuestra raza! ¡Las profecías sólo sirven para engañar a los incautos! Cuando yo destruya el Ministerio de la Magia, me apodere de Hogwarts, y mate a todos esos "sangre sucia" se verá que esas profecías no valen ni el pergamino en que están escritas; por eso debo matar a Harry Potter, no porque sea una amenaza real sino porque es un símbolo y la destrucción de ese símbolo demostrará que no hay poder alguno que pueda detenerme. Su muerte desmoralizará a nuestros enemigos, será como sí les arranquen el corazón y lo arrojen al fuego

Los Mortífagos escuchaban entre la admiración y el temor.

-Sí, Harry Potter morirá mucho antes de que cualquier ridícula profecía se haga realidad; y desde luego que la chica "sangre sucia" también morirá, pero mi prioridad es Potter. Aunque la sucia hija de muggles puede sernos de utilidad; como carnada para Harry, o quizás para desestabilizarlo sí la matamos frente a él

Voldemort ardía de deseos de ver sus deseos cumplidos y caminaba por la habitación con patente ansiedad; en su mente se agitaba el pensamiento de sus siguientes pasos.

-¡Escuchen Mortífagos, esto es lo que quiero que hagan…!

Tres días después Harry caminaba con sus amigos por las calles de

Hogsmeade tratando de disipar sus preocupaciones

-Creo que no me fue muy bien en el examen de anteayer (decía Ron)

-¡No digas que no te advertí que estudiaras más Ron! (le replicó Hermione)

-¡Vamos! No pierdan su tiempo en discutir por los estudios y aprovechemos éste maravilloso día (intervino Ginny)

-¡Tienes razón hermanita! Además ya todos sabemos aquí que Ron es un caso perdido (dijo George Weasley)

-¡No seas idiota George! (se defendió Ron)

-¡Calma, no te enojes pequeño Ron! (dijo en tono burlón Fred Weasley)

Mientras los gemelos Weasley y su hermano Ron se enzarzaban en una "afectuosa" y cómica discusión, Ginny y Hermione se apartaron del grupo y fueron a plantarse frente al escaparate de una tienda de mágicos productos de belleza; sin hacer caso de las voces altas de los hermanos Weasley, Harry Potter veía con disimulo a Hermione al lado de Ginny.

Desde que la había visto en traje de baño en la orilla del lago, Harry se encontraba en una incómoda posición. Ahora cada vez que veía a Hermione la visualizaba en aquel bikini rojo; era como sí ella estuviera todo el tiempo semidesnuda frente a él. Sí la veía en los pasillos de Hogwarts, "estaba" con el bikini rojo; sí hablaba con un profesor, la veía con el condenado bikini; en el comedor, en la sala común de Gryffindor, etc etc etc

Sí en el verano su problema es que había soñado dormido con ella, ahora su problema es que soñaba despierto. No podía quitarse la imagen del cuerpo de ella de su mente; y aunque se sentía culpable (como sí fuera un deseo incestuoso) no podía evitar excitarse con ello.

Lo peor es que Harry se la pasaba contemplando como un idiota a Hermione; estudiando con detenimiento los movimientos de sus labios cuando hablaba y el movimiento de su cuerpo cuando caminaba. Le parecía que ambas cosas eran de lo más sensuales. Se fijaba en sus delicadas manos y en sus cabellos, así como en sus ojos que lo encantaban.

Harry hasta había perdido el interés en Cho y en cualquier otra chica; y aquello lo angustiaba mucho. Él no podía darse el lujo de enamorarse de Hermione; ella no era cualquier chica, porque sí se atrevía a cortejarla su vida podía volverse un desastre.

Hermione podía reaccionar horrorizada a su cortejo; quizás ella sí lo veía a él como un hermano y no como hombre. Y suponiendo que ella estuviera dispuesta a corresponder a sus sentimientos; ¿En que podría parar todo aquello? Sí su relación no funcionaba y fuera un desastre, podría ser también el fin de su amistad (algo que llenaba de pavor a Harry, porque no soportaría perderla hasta como amiga).

Y estaba el asunto de Ron; Harry sospechaba que él podría estar interesado en Hermione, y sí fuera así podría salir herido sí veía a Harry cortejando a Hermione (sobre todo sí ella correspondía a tal cosa). Y podría perder entonces la amistad de Ron.

Indeciso y atormentado Harry prefería no hacer nada y esperar que el tiempo borrara aquella atracción o deseo que sentía por Hermione; tal vez al final del año todo fuera un recuerdo cómico.

Además, el mensaje que recibió de su padrino Sirius Black lo tenía muy preocupado; una lechuza le había traído una carta donde le pedía que redoblara las medidas de precaución ya que un ataque de Voldemort y su gente podía estar cerca. Además le había mandado una pequeña bolsa con un pedazo de una lima de hierro vieja y oxidada en su interior; con la advertencia de que en caso de peligro debía abrir la bolsa y tomar la lima con su mano, apretándola duro; lo mismo debía hacer la persona que él quisiera salvar (suponiendo que hubiera una).

Harry meditaba en todas estas cosas mientras contemplaba en silencio a Hermione y Ginny que entre risas señalaban las cosas que había en el escaparate; cuando de pronto una luz rojiza encandiló a Harry y acto seguido se escucho una fuerte explosión. Harry cayó al suelo derribado por la onda expansiva de la explosión y desde el suelo alcanzó a ver un rayo rojo que se estrellaba contra el escaparate que Hermione y Ginny admiraban produciendo otra explosión; la lluvia de cristales voló por los aires y Hermione y Ginny apenas tuvieron tiempo de abrazarse la una a la otra antes de ser arrojadas por la explosión unos cuantos metros.

Aturdido pero aterrorizado por lo que podía haberle ocurrido a Hermione y Ginny; Harry se levantó del piso e intentó correr pero se fue de frente y mordió el polvo. Se levantó de nuevo y corrió desesperado hacia donde estaban ellas, sin acordarse de los chicos que estaban detrás de él.

Los Weasley estaban tendidos en el suelo; George luchaba por incorporarse, Fred permanecía inconciente, y Ron ensangrentado se sujetaba el brazo izquierdo con una mueca de dolor.

Pero Harry no los veía porque corría hacia las chicas.

-¡HERMIONE, GINNY! ¡Por Dios! ¡HERMIONE, Háblame!

Los gritos de Harry no tenían respuesta; de pronto Harry vio la figura inconfundible de los Mortífagos que surgían de entre el polvo que se disipaba, cerca de donde habían estado Hermione y Ginny en el momento de la explosión.

"¡OH No, No puede ser!" pensó Harry desesperado, mientras resuelto a todo corrió hacía donde habían caído las chicas.

Harry temblaba de miedo cuando llegó al sitio y vio a Hermione y a Ginny tiradas en el piso; las dos abrazadas todavía y sin conocimiento, con sangre en el rostro de ambas. Harry se tiró de rodillas al lado de las dos, y sacudiendo a Hermione le gritó buscando señales de vida.

-¡Hermione háblame! ¡Por Dios, Hermione háblame!

Hermione abrió los ojos y trató de levantarse súbitamente agitada.

-¡Hermione, soy yo Harry! ¿Estás bien?

-¡No sé! Estoy mareada

-¡Hermione, trata de llevarte a Ginny! ¡Yo las protegeré, trataré de detener a los Mortífagos!

-¿¡Mortífagos!? (Exclamó Hermione asustada)

Harry vio que dos Mortífagos avanzaban hacia ellos y tomó su varita mágica dispuesto a detenerlos; sabía que era una situación desventajosa y aún más porque tenía que cubrir a las chicas. Hermione trataba de levantar a Ginny del piso, pero ella misma se tambaleaba y resbaló; Ginny murmuraba algo confundida, mientras caía sobre Hermione que hacía una mueca de dolor. Harry debía actuar rápido y así lo hizo.

-¡RELASKIO! (gritó Harry mientras de su varita salía un rayo de energía mágica que empujó a uno de los Mortífagos con tal fuerza que cayó varios metros atrás).

-¡CRUCIATUS! (exclamó el otro Mortífago, aplicando el maleficio prohibido de la tortura contra Harry; que cayó al suelo retorciéndose de dolor).

-¡DESMAIUS! (gritó Hermione, que se había recuperado a medias, y utilizó éste hechizo para dejar sin conocimiento al Mortífago que torturaba a Harry).

-¡Harry! ¿Cómo estás? ¿Ya no sientes dolor? (le decía angustiada Hermione a Harry, al tiempo que lo apretaba por los hombros, estando ella de rodillas a su lado y él tendido en el suelo)

-Estoy..estoy bien…me pondré de pie (contestó Harry, mientras intentaba ponerse de pie con la ayuda de Hermione que lo sujetaba por el brazo).

En el momento que Harry se ponía de pie, él se dio cuenta que tres Mortífagos venían acercándose desde la dirección de donde él había venido a auxiliar a las chicas; los tres asesinos habían doblado una esquina emergiendo de una calle lateral que conectaba a la calle donde se encontraban Harry y sus amigas.

-¡Hermione, Cuidado! ¡Vienen por la retaguardia!

-¡También tenemos problemas por delante Harry!

Harry giró levemente su cabeza para darse cuenta de que el Mortífago que había derribado con el hechizo del "Relaskio" se encontraba ya de pie y venía dispuesto a castigar su osadía. La situación parecía muy mala; sólo se le ocurría atacar al Mortífago solitario que tenían adelante y tratar de correr en esa dirección. Pero entonces los otros podían atacarlos por la espalda. Sostener un combate frontal con ellos tal vez sería inevitable, pero era una locura pensar que sólo él y Hermione pudieran derrotar a cuatro Mortífagos.

-¡MOBILICORPUS! (se oyó de pronto en la voz de George Weasley, que uso el hechizo movilizador de personas para arrojar a uno de los tres Mortífagos contra uno de los otros que tenía al lado).

Al ver que los Mortífagos eran atacados desde atrás por los gemelos Weasley ya recuperados; Harry se animó.

-¡AVADA KE…! (había empezado a decir un Mortífago para usar el hechizo asesino contra George Weasley)

-¡EXPERLLIARMUS! (gritó Harry y lanzó con su varita un rayo de luz roja resplandeciente que golpeó con fuerza al Mortífago que intentaba a matar a George Weasley, separándolo de su varita)

El Mortífago que había sido tumbado por el Relaskio de Harry y que ahora estaba solo; intento atacar a Harry por detrás, pero Hermione lo evitó.

-¡IMPEDIMENTA! (exclamó Hermione, y su contra-hechizo paró el ataque del enemigo)

Harry se dio la vuelta para ayudar a Hermione.

-¡FINITE INCANTATO! (dijo Harry, y con su hechizo hizo explotar un escaparate de cristal de una tienda; al lado del Mortífago, que resulto herido por la lluvia de cristales y la onda de la explosión)

Fred Weasley se abrió paso hasta donde estaban Harry, Hermione y Ginny; desesperado se tiró al suelo para comprobar el estado de su hermana.

-¡Ginny! ¿¡Estás bien!? (Dijo el gemelo Weasley)

-Sí, sólo me duele algo la cabeza y estoy mareada.

-Fred, ¿Ron está bien? (preguntó Harry)

-Creo que sí, aunque parece que tiene el brazo lastimado. Yo

-¡OH No! (exclamó Hermione asustada mientras señalaba al cielo, donde una flota de diez Mortífagos descendían en escobas como en un ataque aéreo)

-¡CORRAN! (gritó Fred mientras cargaba en brazos a su hermana y echaba a correr con ella en dirección a donde estaban Ron y George; éste último le propinó un fuerte puñetazo al Mortífago que Harry había desarmado con el "Experlliarmus" y luego tomo a Ron por el brazo sano y lo arrastro a la carrera).

Harry tomó a Hermione de la mano y trato de correr con ella, pero la chica gritó de dolor y casi cae el suelo, sí no es porque Harry la estrecho en sus brazos.

-¡Me duele Harry! ¡Es mí tobillo, me duele mucho!

Harry levantó la vista al cielo desesperado viendo como se acercaban sus enemigos.

-¡HECHIZO DERRIBADOR! (gritó Harry, y su hechizo dejó fuera de combate a una escoba; el Mortífago que la montaba cayó sobre uno de sus compañeros, estrellándose los dos contra el duro pavimento)

-¡DESMAIUS! (pronunció Hermione, y su hechizo provocó el desmayo de otro Mortífago que con escoba y todo fue a tener al piso)

Los otros Mortífagos frenaron el descenso y se reagruparon en una formación de batalla; y empezaron a lanzar rayos contra Harry y Hermione.

-¡IMPEDIMENTA! (gritaban al mismo tiempo Harry y Hermione tratando de parar los ataques)

-¡Son demasiados! (dijo Hermione)

Los gemelos Weasley intentaban regresar a ayudarlos después de dejar a su hermana al cuidado de Ron en el extremo de la calle; pero una cortina de fuego lanzada por un Mortífago les impedía avanzar.

Harry y Hermione luchaban desesperados contra los soldados de Voldemort cuando un aliado inesperado acudió en su ayuda.

-¡RELASKIO! (se oyó en la recia voz del profesor Snape, cuando empujó y derribó a un Mortífago con éste hechizo)

-¡Profesor Snape! (exclamaron Harry y Hermione)

-¿¡Que demonios esperan los dos!? ¡Pónganse a cubierto! (gritó enfadado el siniestro profesor).

-¡Por una vez dijiste algo sensato Snape! (dijo el ex profesor Remus Lupin al tiempo que atacaba a un Mortífago)

-¿¡Que haces tú aquí Lupin!? (Replicó Snape sorprendido)

-¡Sí quieres les pedimos un tiempo fuera a los Mortífagos para explicártelo Snape! (contestó con sarcasmo Lupin ante la cara de pocos amigos de Snape; luego le habló a Harry) ¡Harry, agarra a la señorita Granger y ponla a salvo!

Harry pasó su brazo alrededor de los hombros de Hermione y la llevó con él hacia la tienda cuyo escaparate había volado por los aires con el primer ataque de los Mortífagos; cuando ambos se dieron la vuelta vieron como unos Mortífagos habían logrado tocar tierra y rodeaban a Snape y Lupin atacándolos en una batalla campal. Pero lo peor fue que dos asesinos de Voldemort los vieron y corrieron con las varitas en alto hacia ellos.

Harry corrió al interior de la destruida tienda arrastrando a Hermione; pero enseguida se dio cuenta que en ese recinto estaban atrapados.

-¡Mata a la chica sangre sucia! ¡Voldemort dijó que sólo le interesaba ocuparse personalmente de Harry Potter! (gritó un Mortífago al otro mientras corrían hacia la tienda en ruinas)

-¡Sí, mataremos a esa maldita chica! ¡Será nuestro trofeo! (respondió el mago asesino)

Harry y Hermione escucharon aquello aterrorizados; Harry no estaba seguro de poder proteger a Hermione, y la suerte de ella le importaba más que la suya propia. Por su parte, ella temblaba aferrada a Harry; con su cara hundida en el pecho de él.

De pronto Harry recordó el pedazo de lima oxidada que guardaba y que le había enviado su padrino Sirius Black; era la única cosa que podían hacer.

-¡Hermione, agarra un extremo de ésta lima! ¡No la sueltes ni me sueltes! ¡RÁPIDO!

Ella hizo lo que el dijo sin preguntar; de pronto ambos se vieron envueltos en una grande y cegadora masa de luz azul. Los Mortífagos quedaron encandilados por la poderosa luz, que salió hasta la calle haciendo que los que luchaban en la calle voltearan a ver lo que ocurría. Desde la masa de luz salió un estruendo como de una explosión, y luego la luz fue reduciendo su tamaño hasta convertirse en un pequeño punto que desapareció en el aire.

De Harry y Hermione no quedaba ni rastro.

Espero que esta segunda parte del relato les haya gustado, pueden hacerme llegar sus comentarios al E-mail adamrove1975@yahoo.com

Para aquellos que no hayan leído la primera parte del relato, pueden buscarla haciendo clic en mi ficha de autor: Viol75. Gracias.