Harry Potter: verano de placer 6
Lily, la hija menor de Harry, descubre un secreto que sus hermanos tienen con su prima Rose.
6.
Lily se aburría mortalmente. Prefería el tiempo que pasaba en el colegio, porque sus hermanos y su prima desde hacía algunos veranos solían dejarla de lado. Desaparecían por horas y horas, y ella debía encontrar por sí sola algo para hacer. Durante aquella fiesta que su madre había organizado a último momento, al parecer, no habría excepción.
Desde el otro extremo de la sala, donde estaba la fiesta, podía ver a Rose, Albus y James hablando entre sí animadamente. Pensó, mirando a Rose, en la envidia que sentía hacia ella. Rose salía con el chico que a Lily le gustaba: Scorpius. Lily hubiera dado cualquier cosa por tener la gracia y habilidad social que tenía Rose. Parecía encantar a todos los chicos, la seguían a donde ella fuera.
–¿Tienes algo para tomar? –Victoire apareció a su lado. Lily le ofreció su vaso, quitando la vista de encima de Rose.
–¿Dónde estabas? –preguntó Lily.
Victoire era su prima favorita, a pesar de llevarle varios años. También tenía gracia, porte y gran carisma con los hombres, pero a Lily le caía mejor.
Lily había notado que su prima había desaparecido brevemente.
–Oh… estaba atendiendo un asunto con mi madre –Victoire se encogió de hombros, tomando un sorbo de su bebida.
Lily resopló. Todos parecían herméticos a la hora de contar por qué desaparecían. Estaba acostumbrada a que nadie le contara nada, pero igualmente era frustrante. Reparó, de pronto, que los que habían desaparecido ahora eran Rose con sus hermanos.
–Discúlpame, voy al baño –mintió.
Dejó la estúpida fiesta, y comenzó a buscar por las habitaciones de la casa al grupo desaparecido. No estaban ni en la cocina ni en el comedor. Subió al segundo piso. Allí, la música de la fiesta llegaba apagada. Las habitaciones tenían las puertas cerradas, excepto la última a la derecha. La que estaba frente a la suya. La de Albus.
Lily fue acercándose, decidida a entrar y a interrumpir lo que fuera que tramaban, pero frenó en seco cuando vio una imagen a través de la hendija de la puerta.
Rose se hallaba de espaldas a la puerta. Sin blusa. Lily pudo ver perfectamente su espalda desnuda y en la cama, sentados, observándola, estaban James y Albus.
Boquiabierta, Lily observó cómo Rose se masajeaba los pechos frente a los dos chicos.
–Juro que no he encontrado otra mujer que garche como tú, Rose –escuchó Lily, asombrada, que James decía.
Su voz sonaba ronca, y su mirada estaba clavada en los pechos de Rose, igual que la de Albus.
–Quítate el pantalón –pidió éste.
Rose les dio la espalda, y se bajó el pantalón con lentitud, meneándoles el culo en el rostro, con una sonrisa. Lily se escondió para que no la vieran detrás de la puerta, justo a tiempo. Antes de hacerlo, vio que Rose llevaba una diminuta tanga. Su corazón iba a mil. Lo que estaba observando le parecía una locura. ¡Rose se desnudaba frente a sus primos! ¡Que eran sus hermanos!
Le quedó la imagen de Rose grabada: jamás había visto a otra mujer desnuda. Rose tenía un cuerpo esbelto, vientre plano y grandes pechos con areolas rosadas. Los pezones en aquel momento estaban erizados.
–Ven aquí –llamó James a Rose, con voz ronca.
Lily se atrevió a mirar de nuevo. La chica se había subido sobre James, de frente, y fregaba su cuerpo contra el de él. Había girado el torso ligeramente para que Albus tuviera acceso a sus pechos mientras ella se apretaba contra el sexo de James. Albus los lamía con éxtasis.
–Me encanta que siempre estés tan caliente, Rose –dijo James, con una sonrisa. Se aferraba al culo de ella, apretándolo y masajeándolo con fuerza, mientras que la chica seguía fregándose contra su pelvis con movimientos de cadera.
–Y a mí que me cojas –dijo con total descaro Rose.
Lily estaba asombrada por la situación. La misma la horrorizaba y fascinaba por igual. Se notaba que los tres personajes a los que miraba estaban acostumbrados a aquello. Su corazón bombeaba sangre a lo loco, y sentía cómo su zona íntima comenzaba a palpitar.
Lily observó que Albus había metido una mano dentro de su propio pantalón y se acariciaba la entrepierna mientras chupaba los pezones de Rose. Lily se preguntó qué se sentiría aquello. Jamás nadie le había hecho eso. De hecho, nunca le habían hecho nada. Lily era virgen. Ni siquiera jamás se había masturbado: no sabía cómo hacerlo. Sin embargo, al contemplar aquella escena, un calor comenzó a subir por su entre pierna y se sintió deseosa de acariciarse. Se contuvo.
También contuvo el aliento. Albus había bajado el cierre de su pantalón y había sacado afuera su pene. Era incluso la primera vez que Lily veía uno. Y, por eso, le pareció que Albus tenía una erección grande e imponente. Se acariciaba el miembro de arriba abajo, sin tapujo alguno.
Rose se separó de James, y Lily pudo ver que en el pantalón de su otro hermano había aparecido un bulto que el chico liberó al bajarse rápidamente el pantalón. Lily contuvo el aliento de nuevo. Su pene era un poco más grande que el de Albus. James comenzó a masturbarse también.
Rose, aún frente a los dos chicos, de espaldas a Lily, bajó su tanga y la dejó a un costado con el pie. Se dirigió hacia el escritorio de Albus. Lily se corrió ligeramente para buscar otro ángulo y ver qué hacía la chica. Volvió a contener el aliento. Tuvo una visión directa de un coño bien depilado y abierto. También era la primera vez que veía uno que no fuera el de ella.
Las veces que Lily había intentado masturbarse había agarrado un espejito, lo había colocado entre sus piernas, y había contemplado su sexo. Sin embargo, no se parecía a aquel, que estaba rosado, mojado y al que le cabían tres dedos de una. Porque Rose se introducía tres dedos de su mano derecha, mientras se mordía el labio para no gemir. Lily jamás se había animado a hacer aquello. Rose, además, acariciaba sus labios, recogía el jugo de su concha y se acariciaba el clítoris. Lily comenzó a sentir humedad en sus calzones, y no pudo evitar llevar una mano dentro de sus pantalones. Encontró una capa de vello púbico antes de llegar a sus labios y a su propio punto de placer. Comenzó a acariciarse lentamente, mientras observaba cómo lo hacía Rose, quien tenía un ritmo más frenético.
–Cómo me excitas, Rose –dijo Albus roncamente, y Lily recordó la presencia de sus hermanos. Éstos seguían meneando sus pollas mientras observaban cómo Rose se masturbaba para ellos. Lily se preguntó qué pensarían si supieran que ella los observaba también.
Albus se acercó a Rose y comenzó a meterle los dedos en la vagina. Dos, luego tres, mientras que Rose le acariciaba la pija de manera frenética. Los dedos de Albus resbalaban por el coño mojado. Y los de Lily por su propia humedad. También se preguntó qué se sentiría que otro la tocara. Debía sentirse bien rico, porque Rose gemía sin control. Comenzó a imaginar que ella era Rose, y que Albus era Scorpius.
James también se le acercó, con el pene erecto. Entre los dos le acariciaban el clítoris y le metían los dedos. James comenzó a morderle los pezones. Lily tuvo la sensación de que Rose jadeaba más fuerte. Su cadera se movía buscando las manos de sus dos primos. Se asombró de ver cuántos dedos cabían en su vagina. Ella seguía simplemente acariciándose el clítoris, sin animarse a meter un solo dedo.
Rose los pajeaba a ambos.
–¿Quieres que te la meta? –preguntó James.
–Ahhhmmm… mmm… –Rose jadeaba ante las caricias de los chicos.
–Déjala que ruegue –dijo Albus–. Me calienta cuando lo pide.
Y siguieron acariciándola. Albus hizo algo que también asombró a Lily: se arrodilló frente a Rose, se aferró a sus muslos y comenzó a lamerle la concha. La chica emitió un gemido de placer que hizo que Lily se mojara aún más. Se preguntaba cómo nadie oía a pesar de la música. En ese punto, Lily tenía la boca re seca ya y el dedo que estaba dentro de sus bragas empapado.
Albus le practicó sexo oral a Rose, lamiéndole el clítoris y metiéndole la lengua sin piedad, mientras James seguía mordisqueando sus tetas.
–Mé… mé… métanmela –jadeó.
–¿Qué quieres? –Albus rió, soplándole la concha y haciendo que la chica se estremeciera.
–¡QUE ALGUNO ME LA META, MALDITA SEA! –gritó Rose, excitada.
James y Albus rieron, satisfechos de que rogara.
–Suenas tan zorra cuando lo pides –dijo James, corriendo a su hermano del lugar.
Lily observó cómo James se colocaba entre las piernas de Rose, quién estaba abierta de par en par, tomaba su pene y lo empujaba con extrema facilidad dentro de la concha empapada de Rose. Lily a partir de allí tuvo sólo la visión del culo de su hermano, que se apretaba con cada embestida que hacía sobre Rose. La chica jadeaba de manera descontrolada.
–¡Más, más, más…! –gemía–. ¡S…s…sigue! ¡Ahhh! ¡Hasta el fondo! ¡Aaaahhh!
James también jadeaba sobre ella, moviéndose a una velocidad que a Lily la mareó. Se imaginó nuevamente que era ella la que estaba en aquella situación, con Scorpius. Se preguntó, de golpe, si el chico sabría que Rose tenía sexo con sus dos primos.
–Qui…quiero…la tuya también –jadeó Rose.
Albus había quedado a un lado, acariciándose.
Y entonces, cuando Lily pensó que aquello no podía ponerse más caliente (su sexo había alcanzado niveles de humedad como nunca jamás, su dedo resbalaba por él) Rose y James se separaron. Rose empujó a James y lo recostó en la cama. Se colocó encima de él, e introdujo su pene en su vagina, gimiendo. Para sorpresa de Lily, Rose se abrió las nalgas y pidió:
–¡Cójeme el culo, Albus! ¡Quiero las dos a la vez!
Albus, sin poner resistencia, se abalanzó sobre ellos y colocó la punta de su polla en el culo de Rose.
–¡Eres tan golosa! –exclamó maravillado Albus, y empujó su polla dentro del ano de Rose.
Lily observó cómo el pene entraba en él, al tiempo que Rose emitía el gemido más pronunciado hasta el momento.
–¡Ohhh, ssssssiiiii! ¡Muévete duro!
Albus comenzó a mover las caderas, marcando el ritmo de la cogida. Los tres jadeaban por el esfuerzo. Lily observó fascinada aquella doble penetración.
–Saben divertirse, ¿Verdad?
Alguien susurró en su oreja. Lily pegó media vuelta, horrorizada, quitando rápidamente la mano de dentro de sus bragas. Tenía el corazón desbocado del susto. Victoire estaba detrás de ella, y llevaba mirando vaya uno a saber cuánto tiempo. La chica le hizo señas para que no hiciera ruido y se marcharan de allí.
Lily se sentía avergonzada. Se sentía avergonzada por haber sido descubierta, mirando algo que no debía, mientras se tocaba a sí misma.
Victoire la empujó hacia su habitación, donde cerraron la puerta.
–Mejor dejémoslos terminar tranquilos –dijo, riendo.
–¿No te parece extraño? –preguntó Lily, sorprendida.
–¿Y por qué debería? –preguntó a su vez la chica.
–Bueno, son primos… Rose no debería estar teniendo sexo con ellos –apuntó Lily.
–¡Bahh! –descartó Victoire, sonriendo–. Tú estabas tocándote mientras los mirabas.
–¡No es cierto! –exclamó Lily, ruborizándose. Luego, admitió–. Solo un poco, tal vez.
Victoire la miró sonriendo ante su rostro asombrado.
–¿Eres virgen verdad?
Lily asintió lentamente. Victoire la miró con indulgencia. Sabía qué hacer.
Hola! Perdón por la demora, no me parecía buena continuación. Espero que el próximo lo sea