Harley Davidson (VI Final)

Acerté en mis decisiones y ahora estoy viendo los frutos que han dado cada una de ellas.

Dormí toda la noche abrazado a Blanca, estaba en la gloria con nuestros cuerpos pegados y su cabecita en mi pecho. Había soñado tantas veces con esa escena que no me podía creer que estaba ocurriendo, temía respirar o moverme para que no se despertara y siguiéramos así toda la eternidad. Esa noche me dejó muy claro de que estaba enamorado de Blanca y no de Sara, creo que Sara fue como una vía de escape o tal vez una excusa para no pensar en Blanca y así poder olvidarla lo antes posible, pero esa noche de amor me dejó claro que Blanca era la mujer de la que estaba enamorado. Lo más bonito fue cuando me dijo Te amo, se me erizó el vello y el corazón parecía que me iba a explotar, me encantaría oír cada mañana al despertar salir de sus labios esas cinco letras, no me cansaría jamás.

Al despertar todavía seguía ahí abrazada a mí, lentamente me despojé de su brazo para levantarme cuidadosamente y no despertarla de su sueño. Le dejé preparado el desayuno, quise que desayunáramos juntos pero a mí se me hacía tarde para ir al trabajo, que después de una semana volvía de nuevo a mis quehaceres. Encendí el móvil antes de salir de casa de Blanca, tenía un par de llamadas y otros tantos sms, hubo uno que me llamó la atención. Era un sms de mi madre en el que decía

‘’ Que te aproveche, yo cuidaré de mi nieta’’

Eso me dejó totalmente claro que mi madre fue la que planeó todo lo que pasó esa noche, me atrevería a decir que le dio ese último empujoncito a Blanca. Sin duda agradecí y volví a agradecer a mi madre de su ‘’plan’’ pero claro no se lo dije a ella, más bien se lo agradecía para mis adentros. Le había salido todo a pedir de boca y estaría dando palmas al imaginarse cómo acabó la noche entre su hijito y su ‘’nuera’’. Tampoco yo me hacía ilusiones con comenzar una relación con Blanca ya que ella no sabe todavía ni que es lo que quiere, teníamos que tener una conversación seria y dejar todo claro.

Al llegar al trabajo llamé a mi madre para preguntar por la niña, lo típico vamos. Todo era como imaginé mi madre estaba ya preguntando por la boda, y todavía no sabía ni lo que éramos!. Mis compañeras me dieron la bienvenida de nuevo, Esther casi me da un beso en la boca, era la costumbre, Josefi daba saltos de alegría… vuelta a la normalidad. Tenía ganas de ver a Sara, no por nada en especial si no por su visita el día anterior a mi casa que quieras o no me dejó un runrún en la cabeza. No se hizo esperar la llegada de la jefa, que al verme sus ojos me destrozaban y me arrancaba cada extremidad una por una y de la forma más dolorosa. Nuestra conversación iba a ser muy, pero que muy ‘’relajada’’. Rápidamente me saqué todo de la cabeza y me concentre en el trabajo, puedo comerme la cabeza hasta que me duela, pero en el trabajo me concentro y no pienso en nada más que en lo que tuviera entre manos.

Nuestra conversación llegó después de él cafelito a media mañana, su secretaria me dijo que la señorita me estaba esperando y para allá que fui yo. Al toro ahí que cogerlo por los cuernos aunque te dé cabezazos. Estaba nervioso pero seguro de mí mismo, tenía que finiquitar todo de una vez por todas, dejarlo claro como el agua sin que luego haya ‘’incidentes’’.  No era pare menos que no quisiese tener ningún problema con Sara, después de la noche que había pasado con Blanca los dos juntos y encima ella me dijo lo que sentía no estaba dispuesto a desaprovechar esta oportunidad para salir con la mujer de mi vida.

Sara: Bienvenido de nuevo…  -dijo con un tono jocoso.

Yo: Señora, de nuevo muchas gracias por permitirme todos esos días.

Sara: Bien, pues ya sabes a trabajar duro como siempre has hecho. – otra sonrisita de sus labios que no me gustó para nada.

Yo: Gracias de nuevo, voy al tajo. –me di la vuelta para salir de su oficina.

Sara: Espera! –dijo haciendo que me parase y la mirase antes de llegar a la puerta de la oficina- Esta noche quedamos en el pub donde nos conocimos, por favor no faltes.

Yo: De acuerdo, hasta luego.

No cabe a la duda de que me dejó a cuadros la conversación y la sensación que me dio Sara, no me esperaba ningún cabreo ni nada por el estilo pero si espera un ambiente frío. Pues para nada, me hablo en un tono amble y sin ningún mal gesto en su cara ni nada por el estilo. Creo que fue peo encontrármela así que de la forma más gélida posible, así sí que estaba cagaito de miedo porque no sabía por dónde me iba a salir, pero lo bueno de todo es que íbamos a hablar y dejar todo claro que era mi idea desde el principio. Creo que en ese momento estaba viendo un poco de luz al final del túnel en el que me esperaba Blanca. Ni que decir que toda la mañana estuve pensando en Sara y en la conversación que íbamos a tener esa noche, me costó Dios y ayuda para poder concentrarme en el trabajo y no comerme la cabeza aún más. Ojala  todo fuera sido diferente, quizás si en mi vida no estuviese Blanca tal vez habría sido muy feliz con Sara, pero por suerte para mi corazoncito Blanca existía y además sentía lo mismo que yo y me hacía el hombre más feliz del mundo.

A la hora del almuerzo miré mi móvil por si había recibido algún sms de Banca pero no había nada, ningún tipo de comunicación de Blanca conmigo desde que me fui de su casa. Me mosqueó, pero creo que ella también estaría con un lío en la cabeza parecido al mío, no hay que olvidar que siempre hemos sido amigos desde pequeñitos y lo de pasar a novios no sería fácil para ella y tampoco para mí. Yo iba a dar el 120% en esta relación si la comenzábamos, no iba a desaprovechar esa oportunidad haciendo idioteces y menos con Blanca. No quería ser otro tío que pasara por su vida y que saliera en cuestión de días, yo quería ser eterno en su corazón y lo iba a conseguir. La cosa es que ella también ponga de su parte tanto como iba a poner yo, pero todo eso quedaría claro después de la conversación que debíamos tener.

De la que si tuve noticias a la hora del almuerzo fue de mi madre y de mis amigos, se presentaron en la cafetería y me dieron una ‘’sorpresa’’. Sorpresa se la llevaron todos mis compañeros al conocer a mi hija, a las chicas se les caía la baba con la niña y a los tíos les entraba ganas de meterme un par de ostias por ser padre tan joven. La niña con Esther ya tenía cierta confianza y era con la que más tranquila estaba, mis amigos por su lado tocándome las narices con sus miraditas que supuse que ya se habían enterado de la buena nueva por parte de la cotilla de mi madre. Al único al que no lo vi excesivamente feliz fue a Alex, me lo tuve que llevar a parte para hablar de que le pasaba;

Yo: Haber, porque esa carita….

Alex: Tu madre nos ha contado que estás con Blanca…. Sabes lo que pienso de ella.

Yo: No estoy con ella y no sé si estaremos, pero anoche la pasamos juntos y espero, deseo que empecemos una relación.

Alex: Ella no está enamorada de ti… - dijo muy serio.

Yo: Cómo que no está enamorada de mi?

Alex: Está claro, se acostó contigo solamente para probarse si de verdad está enamorada.

Yo: Estas muy seguro de ello, alguna razón tendrás a parte de esa…

Alex: Pues porque esta mañana la he visto con su novio abrazaditos y besándose en la universidad.

Yo: Cómo? Estás de coña ¿no? – mi cara era seria y de sorpresa.

Alex: Es la verdad.

Esta información que me acababa de dar Alex ni que decir que me hizo caerme con todo, no me lo esperaba y él se dio cuenta pero fue lo mejor que pudo hacer como el gran amigo que es. En ese momento me sentí traicionado como nunca antes, todo lo que me dijo la noche anterior, su te amo y su supuesta ruptura con su ‘’ex’’ novio brillaban por su ausencia. Aparentemente me la acababa de jugar, me hizo cabrear y odiarla en esos instantes, pero por suerte tuve la mente fría y dejé todo esa rabia hasta que me explicara sus jueguecitos conmigo. Si Blanca me llegase a decir que no había roto con su novio, la mentira de sus sentimientos hacia mi… la cosita iba a estar muy, pero que muy negra en nuestra relación futura. A relación me refiero a nuestra ‘’amistad’’ porque si todo seguía con el color que tenía la situación ella ya no sería nada más para mi, rompería toda relación con ella y si te he visto no me acuerdo.

El rato de la comida no pensé en lo que me acababa de decir Alex, más que nada por que cuando estoy con mi hija no existe nadie más que ella. Cuando volvimos al trabajo no hay que decir que empezaron las preguntas del trío, Esther no dijo nada ya que ella sabía toda la historia así que se alejó un poco de la conversación. Me felicitaron por la niña tan guapa que tenía, que ahora estaba más guapo y todo… bla, bla, bla.. las típicas tonterías que se dicen a un padre soltero. Lo raro fue que mi madre no gritara a los cuatro vientos que su hijito tenía novia, por suerte para ella era Blanca. Menos mal que no largó por esa lengua que Dios le ha dado.

El resto del día se pasó rápido, salí a las seis de la tarde y me fui directo a casa. A la salida Sara se me quedó mirando y con un gesto que nadie pudo apreciar me señaló el reloj, me lo tomé como un gesto de; no llegues tarde a la cita de esta noche. Asentí a su gesto y para casa que fui con una ganas locas de hablar con Blanca. Las ganas se me quitaron al entrar en mi piso y encontrarme a Blanca sentada en el sillón, entré sin decir ni mu y ella no hizo ningún gesto de ni siquiera de darme un beso ni nada por el estilo. Tranquilamente me cambié después de darme una ducha, leí una nota de mi madre diciendo que salía a hacer unas compras y que Blanca me esperaba. Nuestra conversación no la voy a escribir para no aburriros, os voy a decir más o menos como fueron las cosas.

Me senté y a pelo le pregunté sobre sus mentiras, su te amo, su ruptura, sus sentimientos y que no me mintiese. La primera en la cara, con toda la poca vergüenza que tiene me dejó claro que no había roto con su novio, me mintió y mi cara cambió a un rojo de rabia. Ella captó mi cambio y se asustó un poco, salió con que fue un error lo de anoche, que sólo fue un impulso, que lo hizo sin pensar… Por mi parte le dejé claro que conmigo no iba a jugar más, que daba por rota nuestra amistad y ahí fue cuando me dijo otra vez te amo, al escuchar otra vez esas letras salir de sus labios me enrabieté aún más. El resto de la conversación fue muy desagradable, ella llorando y yo cabreado perdido, le dejé claro que sus palabras eran mentiras. Por su parte me soltó que de verdad me amaba pero que lo nuestro no puede ser… ahí creo que fue donde me decidí y acabé con todo, la cogí del brazo con fuerza y la puse de pie, la arrastré a la puerta y la saqué casi a patadas.

Yo: No vuelvas a pisar esta casa, y tampoco quiero que me llames ni preguntes por mí, desde ahora mismo tu y yo somos unos desconocidos y no te quiero cerca de mí. Cuando dos personas se aman no importa que es lo que ocurra, estarán juntos aunque el mundo esté en contra de su relación. Sigues siendo la misma de siempre, solo piensas en ti y en tus necesidades, te diviertes jugando con las personas y yo he sido uno mas pero esta será la última vez que me pongas en jaque. Adiós Blanca.

No la deje responder, cerré la puerta de un portazo y me senté en el sillón derrumbándome por última vez pensando en ella. Ver su cara llorando no me hizo disfrutar pero me parecieron más que nunca lágrimas de cocodrilo. Cuando ella miente suele tocarse la oreja y cuando me dijo otra vez te amo y que la perdonara que no me quería hacer daño se la toco y me dejó todo claro.  Esa fue la última vez que  lloré por Blanca, no dejé de sollozar durante más de una hora pero gracias que solté todo y me calmé. Nada más acabar de llorar entró mi madre por la puerta y me sacó lo que había pasado, su cara era de tristeza pero entendió mi dolor y me abrazó dándome ánimos y lo que es más importante, dándome amor de madre que es lo mejor para pasar un mal trago. En su cara vi desilusión por no ver su ‘’sueño’’  hacerse realidad pero me apoyó en mi decisión.

Casi se me olvida la cita que tenía con Sara y con pocas ganas me vestí otra vez, no me apetecía en lo mas mínimo salir de nuevo y menos aun dejar otra vez a mi madre a cargo de mi hija. No por nada si no porque soy su padre y tengo que hacerme cargo de ella, mi madre me quitó las tontería y me echo de casa. Cuando llegué Sara ya estaba esperándome, estaba preciosa, increíblemente guapísima para mi sorpresa. Al verla tan despampanante me hizo poner un poco nervioso, algún plan tenía entre mano y yo no tenía ninguna gana de ‘’fiesta’’. Estuvimos dando rodeos los primeros quince minutos hasta que Sara con una cara de decisión empezó la verdadera conversación.

Sara: Te preguntaras el por qué de esta, digamos cita. –mirándome a los ojos.

Yo: No te voy a engañar, me lo pregunto ya que dejamos todo muy claro o por lo menos yo lo dejé claro.

Sara: Estoy enamorada de ti, no sé cómo ha pasado pero es verdad. No entraban en mi planes enamorarme de un chico menos que yo y aún menos que este chico me hiciese querer no casarme con mi prometido. Ahora no se si tú sientes lo mismo por mi o… –dijo con cara seria.

Yo: Yo… lo siento Sara, pero nunca quise que te pasara eso conmigo. Es verdad que nuestra noche de pasión me hizo pensar mucho en ti y tal vez me creí enamorado de ti… pero no es así. Lo siento pero yo no siento lo mismo. Ojala fueras a la que amo, de verdad, pero el corazón no entiende.

Seguimos hablando mucho más tiempo de lo que sentíamos y decidimos que sólo compañeros y tal vez en un futuro amigos. Me odié al no amarla, pero lo que si me dejó claro todas las conversaciones que había tenido con ellas dos es que amaba a Blanca y que no podía jugar con los sentimientos de Sara. No iba a hacer lo que me acababan de hacer a mi sólo para olvidarme de Blanca, dicen que un clavo saca otro clavo pero no estaba dispuesto a arruinarle la vida a Sara para intentar olvidar a Blanca. Lo mejor para ella era casarse y ser feliz, seguir con su vida y yo con la mía, tener una relación cordial pero guardando las distancias en uno con el otro. A lo mejor me equivoqué pero en mi corazón sé que hice lo correcto y lo volvería a hacer diez veces más sin pensármelo.

Al llegar a casa mi madre me esperaba con la niña ya acostada y durmiendo como un angelito, supe al instante que mi madre quería hablar conmigo y que ese algo era importante. No era anda de Blanca ni nada por el estilo, básicamente me invitó a irme con ella a Australia. Trabajar en la empresa de mi padre y hacer mi vida allí con ellos, poner tierra de por medio con mi vida en España y empezar una nueva en Australia. Trabajaría con mi padre, tal vez estudiar algo, pero sobre todo olvidarme de Blanca y empezar de nuevo. La proposición de mi madre al principio no me hizo ninguna gracia pero conforme me iba explicando los por ques de mi marcha me lo empecé a replantear. Le pedí unos días para pensármelo, se puso muy feliz al saber que por lo menos me lo pensaría. No era la primera vez que mi madre me dice algo como eso, casi siempre que nos veíamos me lo soltaba pero yo siempre me negaba en redondo. Nunca me cabreaba con ella porque entendía que quisiese tener a su hijo cerca, a que madre no le gustaría? No tardé en decidirme, sólo tuve que ser aconsejado por la almohada para decirme. Acepté la oferta de mi madre, me mudaba con ella y con mi padre. Era lo mejor que podía hacer, poner distancia y empezar de cero una vida nueva con mi hija. Lo triste sería dejar a mis amigos, era lo único que más o menos me hizo dudar pero ellos entenderían al fin y al cabo siempre estaríamos juntos a pesar de la distancia que nos separe.

En una semana dejé todo listo, renuncié a mi puesto en la empresa eso sí, bajo las preguntas de Sara que no quería por nada en el mundo que me largase de su ladito. Mis amigos se lo tomaron fatal, bueno al principio fatal porque después de pensarlo y ponerse en mi lugar entendieron mis sentimientos. En toda la semana recibí muchos mensajes de Blanca, no contesté a ninguno e incluso más de una vez se presentó en mi casa pero jamás le abrí la puerta. Sara no hizo ningún tipo de berrinche, se lo tomó mal pero no más allá de eso. Mis compañeras se pusieron muy tristes incluso lloraron a lágrima tendida cuando les conté mi decisión de salir del país, Esther fue la que peor se lo tomó pero lo entendió.

El día antes de mi marcha me hicieron una fiesta de despedida y lloré, normal que llorara no? Dejaba a mis amigos y me marchaba lejos muy lejos. Esa noche nos lo pasamos de lujo, acabamos cansados y a las tantas cada uno se fue para su casa. Quedemos en el aeropuerto para despedirnos de nuevo y según mis amigos darme la bendición… están locos. Desperté temprano para dejar las ultimas cosas listas y partimos hacia el aeropuerto, cuando ya avisaban para poder pasar al avión empezaron las despedidas…

Yo: Bueno… me voy. –dije levantándome del asiento.

Alex: Hermano… cuídate y llámanos.

Andrés: No hagas mucho el cabra! Cuida de mi sobrina..

Felipe: Come bien.. y saluda a tu padre.

Yo: Os voy a echar de menos, os quiero mucho hermanos.

Nos abrazamos los cuatro, no lloramos sólo se nos metió algo en el ojo. También me despedí de Esther que fue la única de mi trabajo que vino ya que las otras no podían faltar, me abrazó fuerte y se puso otra vez a llorar. Tuve que calmarme porque si no me tiraba todo el día abrazado a ellos. Antes de entrar por la puerta de embarque miré de nuevo a mis amigos y con un gesto típico de soldado me despedí. Ya no había vuelta atrás, estaba decidido y dar ese paso fue lo mejor que hice y todavía no me arrepiento de ello y creo que jamás me arrepentiré. Todavía con los ojos húmedos me senté en mi asiento que mira por donde era justo detrás del de mi madre y mi hija, la miré con cara de pocos amigos pero lo dejé estar. Al rato de ya ave colocado todo y de sacarme el apoda para escuchar algo de música para el viaje noté como alguien me tocaba el hombro haciendo que me quitara los cascos de los oídos, me llevé una sorpresa al girarme y encontrarme a una mujer preciosa;

Sara: Puedo? –dijo con una sonrisa que la hacía aún más preciosa.

Yo: Sara? Que hace aquí? – respondí con cara de imbécil.

Sara: Vengo para irme contigo, no estoy dispuesta a perderte sin ni siquiera haber peleado por este amor que te tengo.

Yo: Pero Sara… es una locura –me llevé las manos a la cara- sabes que yo no te a… - me cortó.

Sara: Ya lo sé, pero voy a hacer que me ames como a nadie en el mundo. Roberto quiero estar contigo el resto de mi vida, sea donde sea, no importa donde pero quiero estar a tu lado y morir a tu lado porque eres el amor de mi vida. – terminó con lágrimas en los ojos.

No dije nada, la besé en los labios y nos abracemos fuerte. Ese beso hizo desde ese instante que yo sería de su propiedad y ella de la mía, lo dejó todo para irse conmigo y empezar de cero, no pude más que darnos esa oportunidad e intentar ser felices juntos. Ya os imagináis de quien fue la gran idea, mi madre y Esther junto a mis amiguitos, lo tenían todo planeado y les salió de maravilla.

Llevamos juntos dos años, sigo siendo el hombre de su vida y ella se convirtió en la mujer de mi vida. En seis meses nos casaremos, nuestras familias y amigos se llevan de maravilla y sobre todo nuestra hija nos quiere mucho. Decidimos que Sara fuera la madre de Natalia, y así es como se tratan las dos. A veces me pongo celoso del amor que se tienen. Mi relación con Blanca ha mejorado, después de un año decidí volver a verla y arreglamos las cosas entre nosotros. No es la misma relación pero nos llevamos bien dentro de lo que cabe, para mi madre sigue siendo una hija pero ahora su nuera favorita (es la única que tiene) es Sara. Trabajamos todos en la empresa de mi padre y de momento nos va de maravilla, mis amigos vienen todos los veranos a visitarnos, al final han acabado los tres cogidos por los huevos. Alex está con Esther, Josefi con Felipe y Andrés con Luisa, cuando me enteré de esto me tronché de la risa a más no poder.

No sé que me deparará el futuro pero si sé con quién espero estar, Sara y Natalia son las personas más importantes de mi vida y sin ellas supongo que no sería lo mismo, me moriría. Acerté en mis decisiones y ahora estoy viendo los frutos que han dado cada una de ellas.

FIN.

Sky =)