Harley Davidson (Parte V)

El plan de mi madre estaba dando sus frutos, y de qué manera

Valla sorpresita me llevé al abrir la puerta de mi piso, mi madre estaba ahí plantada con dos maletas, que no veas lo que pesaban, y su carita feliz. Quien la había llamado? Quienes van a ser, lo cabrones de mis amigos, valla ideíta que han tenido. Mi madre estaba más feliz que un niño en la feria, entró como una loca hasta mi habitación ante mi carita de imbécil, porque era la carita que se me había quedado con tan grata sorpresa de la mujer que me trajo al mundo, bueno en realidad fue cesárea. Las caritas de mis colegas era entre miedo por si yo les hacía algo y risa, y no era para menos con la sorpresa que me llevé que encima me llevó un rato asimilarlo bien del todo. Cuándo por fin reaccioné lo primero fue cagarme en toda la fundación de cada uno de mis amigos, Esther, que por cierto era la única que estaba callada y en una esquina esperando cómo se sucedía la escenita que teníamos montada.

Por suerte o mala suerte la niña estaba despierta y se dejó hacer por su abuela, que en cuanto vio a su nieta empezó a llorar… no me reí porque mi madre antes de que yo pudiera hacer algún gesto me miró como diciendo –si te ríes te corto las pelotas- o algo parecido. Viendo el panorama que había mis amigos huyeron con el rabo entre las piernas sabiendo que a la mínima los iba a matar del todo, Esther hizo lo mismo pero para que pudiera hablar con mi madre a solas, con un piquito se despidió y que luego me llamaría para que le contase, es una cotilla. Metía las maletas de mi madre en mi habitación, que con la tontería llevaban en la puerta por lo menos una horita muertas de risa. Al final la niña se durmió en brazos de su abuela mientras yo miraba embobado a mi hija lo bonita que era. Pero la baba me la limpié nada más ver a mi madre posándola en su cuna y haciéndome el gestito del dedo como diciendo que salgamos de ahí.

La conversación que tuve con mi progenitora fue larga, muy larga, más larga que un domingo sin pan. Y lo primero que dijo fue que si es que yo era gilipollas, subnormal, idiota, IMBECIL! Si ya sabía yo que la felicidad con la que llegó se iba a esfumar en cuánto dejara a la niña en su cuna y claro vino a por mí hecha una fiera con ojos llenos de fuego. Le conté como encontré a la niña en mi puerta, que el ADN avía dado positivo, que llevaba una semana ocupándome de ella las 24h del día, que la mimaba etc.… lo normal en estos casos para que no se preocupara por el bienestar de Natalia. También me preguntó cómo iba a hacer para trabajar y cuidar a la niña, porque mi trabajo eran ocho horitas y la niña todavía no puede quedarse en una guardería, y una niñera se me salía de presupuesto. Que bonica mi madre… si ya estaba agobiado con todo ella viene y me agobia un poquito más, que mas da a mí que me den por el culo, todavía no me ha preguntado como estoy…

Al final me preguntó por su ojito derecho, la chica de la que ella cree que sería la mejor nuera que podría tener, el amor de su hijo… Blanca, si me preguntó por ella. La relación de Blanca y mi madre era muy rara, bueno rara no es la palabra correcta, más bien eran ellas dos contra mí, siempre pasara lo que pasara. Mi madre sabía de sobra que siempre he estado enamorado de ella, nunca se lo dijo a ‘’su nuera’’ esperando que lo hiciera yo y que le echase pelotas al asunto. Pues bueno le conté que por fin le eche pelotas y le dije todo lo que sentí por ella, bufe saltó de felicidad la cabrona menos mal que no gritó.

Madre: Bueno pues mañana vamos a comer con tu novia, y con Natalia los cuatro juntitos. –dijo con una carita entre felicidad y traviesa.

Yo: Mama, Blanca no es mi novia, al revés, ahora mismo creo que no somos ni amigos.

Madre: Cómo? No estáis juntos? Si era una cosa que estaba escrita.

Yo: jaja, escrita? Has visto muchas películas verdad? –riéndome- Haber madre, cuándo se lo dije con toda la buena fe me dijo que ella no sentía lo mismo, que sólo me quería como su mejor amigo. Todo bien, me llevé una ostia como una catedral de grande pero por lo menos no fue peor, bueno hasta un par de horas después no fue a peor la cosa. Cómo siempre bailé con ella toda la noche, como cada fin de semana que salíamos juntos, pues llegó el chico que le gusta y de una manera ‘’fantástica’’ me dijo; que era un pesado y que me buscara la vida, que la asfixiaba, algo como eso más o menos. Bueno pues le hice caso de pe a pa, me fui de su vera y me busqué una vida.

Madre: No te lo puedo creer, si esa niña está loquita por ti tanto como tú por ella. – tenía una carita de consternación y de no creérselo para nada.

Yo: Bueno pues le he dejado claro que la voy a olvidar y bueno todas las cosas que se dicen en estos casos cuando no eres correspondido.

Lo que tenía claro que a mi madre le afectó esto, no sé porque pero bueno supongo que para ella Blanca era mi pareja ideal y que conste que para mí también lo era y quizás todavía piense igual pero lo que estaba claro, es que voy a olvidarla lo antes posible.  De momento voy bien, digo eso porque no he pensado mucho en ella y en Sara tampoco, sólo sabía de Sara por Esther y de Blanca por alguna noticia de mis amigos. Tenía mis cinco sentidos en Natalia y ayudaba mucho para no pensar en todas esas cosas. Al final mi madre durmió en mi habitación y yo en el salón, Natalia se despertó un par de veces llorando, le estaban saliendo los dientes, y mi madre se ocupó de ella sola, agradecí eso ya que estaba muy cansado y necesitaba dormir mis ocho horas.

El sábado lo pasamos los tres en casa, poniéndonos al día, mi padre, la empresa, la salud, me contó muchas cosas del país donde vivían (Australia)… muchas cosas. Mis amigos desaparecieron todo el sábado, estaría cagados de verme y que los pillara por banda a cada uno, porque eso sí, sí están los tres juntitos se hacen los valientes, pero cuando pillo uno por uno solitos… se cagan de miedo. Algún mensaje que otro de Esther, también hablé con Josefi un poco, pero el resto del tiempo jugué con Natalia y hable con mi madre.

El domingo ya era otra cosa, sobre la hora de comer me llevé una sorpresa… Salía a comprar el pan súper feliz de la vida pero cuando llegué a casa todo cambió, eso ha sonado bastante dramático. Me encontré en el salón sentada, con mi hija en brazos, riendo y pasándoselo de maravilla a Blanca, me quedé frío, si alguien me toca en ese momento se muere de hipotermia o algo parecido. Nos saludamos y me dijo que mi madre la había invitado a comer, y que claro ella había aceptado encantada de poder ver a su segunda madre de nuevo, ni que decir lo alegre que estaba yo… si me pinchan no hecho ni gota sangre. Mi madre ya le había contado que Natalia era mi hija, mi madre haciendo lo que a mí me corresponde hacer, que cuando la pillé por banda se lo dije muy cabreado. Me pidió disculpas, las acepté pero es que hay algunas madres muy metomentodo y mi madre es la mejor en esa faceta, pues no me he cabreado con ella por ese mal hábito de hablar por mi… incluso he estado días sin hablar con ella por su hobby. Ni que decir la carita de Blanca que por suerte ya había digerido más o menos la noticia, como imaginaréis la conversación mientras comíamos era todo relacionado con la niña, pusieron verde a la madre de esta, me dieron ánimos… lo normal.

Blanca delante de mi madre actuaba con naturalidad, pero cuando se quedaba sola conmigo se ponía nerviosa, incluso le temblaban las manos, vi que lo pasaba mal así que le hice un par de bromas para que se relajara un poquito. Mi madre notaba que había tensión entre los dos pero no dijo esta boca es mía, ni siquiera me hizo ningún gesto ni nada por el estilo. Almorzamos relajados, bromeando como siempre que estaba mi madre, la verdad es que cuando mi madre y yo empezamos a hacer alguna gracia no paramos en toda la tarde. Mi padre siempre me decía; en lo guapo has salido a mí y menos mal que en la forma de ser eres entérico a tu madre. Mi padre y sus reflexiones, al acordarme de él lo empecé a echar de menos. Siempre ha sido un gran apoyo para mí, igual que mi madre, si alguna vez tuviese que elegir a quien salvar de la muerte sin duda alguna no podría elegir a ninguno, daría mi vida por los dos sin pensarlo.

Después de comer y de recoger la mesa entre todos nos sentemos en el salón mientras la niña dormía tranquilamente en su cuna. Hablamos por lo menos durante un par de horas entre risas y bromas, me lo pasé bien incluso al estar Blanca que era a la que menos quería ver más que a nada en el mundo. En un momento dado me quedé sumergido en mis pensamientos, y bueno recordé todo lo que había pasado con Blanca, todos nuestros años, lo que la quería, todavía la amaba. Mi madre con toda su ‘’dulzura’’ me pegó un viaje que por poco me caigo al suelo despertándome de mi burbujita;

Madre: Ve a comprar tabaco que no tengo.

Yo: Joder… -levantándome del sillón.

Madre: Como que joder? Qué es eso de joder? – dijo riéndose la muy cabrona.

Yo: Vale voy, pero ni se te ocurra fumar aquí dentro…

Madre: Ahora soy tonta?

Yo: No lo sé…. – dije riendo y haciendo que las dos se rieran.

Blanca: Venga ve y cómprame a mí una caja de chicles, por fi… - con cara de tristeza.

Al final tuve que ir, lo que ellas dos no consigan de mi… en el camino me hizo gracia incluso la carita que puso Blanca es que es preciosa. Al llegar y decirles que a la próxima iban a ir ella se empezaron a reír, bueno se rió nada más que mi madre, al preguntarle por qué me dijo por que había venido una chica a buscarme;

Yo: Una chica? Será Esther, siempre viene a ver a la niña y a pasar el rato.

Madre: No es ella….. – con una sonrisilla socarrona que me entró ganas de estrangularla.

Yo: Venga, no tengo tiempo para tus jueguecitos de siempre, quien ha venido?

Blanca: Una que se llama Sara… -su tono al decir el nombre sonó rarito.

Yo: Anda, Sara… bueno y que os a dicho? –intentando que no notaran mis nervios.

Blanca: Nada, se ha ido.

Lo que menos quería era que ellas dos se vieran, no era el momento de su presentación. Vaya embolado el que tengo encima, por suerte ninguna de las dos ha intentado sacarme algo  sobre Sara.  El resto de la tarde estuvimos viendo una película, mi madre se acostó literalmente en el sofá más grande y nos dejó a Blanca y a mí en el de dos plazas. En realidad creo que era de una plaza porque era muy pequeño para ser de dos, cuando vi la carita de mi madre vi que tenía todo planeado para que Blanca y yo estuviéramos muy juntitos.

El plan de mi madre estaba dando sus frutos, y de qué manera… Blanca acabó con su cabeza en mi hombro, que siempre que veíamos alguna peli siempre lo hacía que no era nada extraño eso para mí. Lo que si fue raro de cojones es cuando su mano empezó a acariciar la mía, eso nunca lo ha hecho y quieras o no me dejó un poco sorprendido. Con la tontería de no pararle los pies la dejé hacer hasta que yo hice lo mismo que ella, es decir, la empecé a acariciar la mano. Estábamos tan idos en ese momento que nos cogimos la mano con bastante fuerza y no quedamos así toda la película, a veces yo le daba algún besito en la cabeza y ella se pegaba mas a mí. Desperté cuando terminó la película y me levanté como un rayo para irme al baño, es que no quería que viera mi erección que con tanta caricia se me había puesto como un bate de beisbol. Tuve que optar por una paja para bajar aquello por qué no lo bajaba ni Dios.

Después de la peli pedimos unas pizzas, cenamos otra vez todos juntos y lo pasamos bien, estar con Blanca otra vez así era como en los viejos tiempos. Con la tontería se hizo bastante tarde y mi madre, como no, me hizo llevar a Blanca a casa de sus padres. No puse mala cara ni nada, pero Blanca se notaba que no quería molestar y también no le apetecía nada quedarse sola conmigo después de lo del sillón. De buena gana aceptó, cogí las llaves de la moto y dos cascos y bajamos a la cochera, que por cierto en el ascensor ninguno hicimos nada por sacar conversación ni nada por el estilo. Un poco nerviosa se subió a mi Harley, era la primera vez que se iba a subir y no se fiaba mucho de mí, en su carita veía un poquito de miedo y me hizo reír y a la vez que ella me pegase un golpe en el hombro por reírme de ella. El camino fue bien, estaba agarrada a mi cintura y tengo que decir que me encantó el que estuviera sujeta a mi tan fuerte. Al llegar a su casa y devolverme el casco me dio un beso en la nariz, ya que yo llevaba el casco, que por cierto me encantó ese besito. Antes de empezáis a soltar el embrague y apretar el acelerador con un grito que deprendía ansiedad y nerviosismo me invitó a subir y tomarnos una copa, acepté aunque debo decir que me lo pensé un poco antes de apagar la moto.

Yo: Y tus padres? –entrando a casa de Blanca.

Blanca: Están de viaje, ya sabes que les encanta perderme de vista – dijo haciendo que nos riamos los dos a la vez.

Ella se fue para ponerse cómoda y me invitó a sentarme mientras ella volvía, estaba un poco nervioso al estar en su casa, que no era la primera vez pero estando ella sola creo que nunca he estado. Cuándo la vi volver de ponerse ‘’cómoda’’ me quedé en blanca, iba con una camisetita muy pequeñita y unos pantaloncitos que no dejaba nada a la imaginación. Calor no hacía pero supongo que ella no es muy friolera… nos tomamos una copita mientras charlábamos hasta que me saltó;

Blanca: He roto con mi novio… -mirando como sus pies jugaban con las zapatillas.

Yo: Vaya… y eso?

Blanca: Por esto…

Se me tiró encima y empezó a besarme como una loca, al principio yo no hacía nada ya que estaba un ido totalmente. Cuándo me quise dar cuenta yo ya le estaba magreando el culo y ella estaba restregándose con mi ya abultado pene, por suerte volví a mis cabales y nos separamos;

Yo: Que coño haces Blanca? –le espeté cabreado.

Blanca: Yo… quiero hacerlo, no paro de pensar en ti… -intentando volver a besarme.

Yo: JODER BLANCA! Porque ahora? Estás otra vez como el otro día? Ya te dije como esta… -me cortó gritándome.

Blanca: POR QUE YO TE AMO!

Me quedé en shock, había dicho las palabras que siempre he querido que salieran de sus labios, era un sueño que creí que nunca se iba a hacer realidad. No me lo pensé dos veces y me lancé sin importarme las consecuencias que podrían tener mis actos, que sea lo que Dios quiera.

Blanca se subió a horcajadas sobre mí a la vez que nos besábamos con pasión, acariciaba su espalda, piernas, lentamente fui subiendo su camiseta sabiendo que tendríamos que dejar de besarnos para poder sacársela completamente. Al separar nuestras bocas nos miramos con ansiedad y volvimos raudos a juntar nuestras bocas y entrelazar nuestras lenguas, de su boca salieron algunos gemidos de placer al notar de nuevo nuestras lenguas enzarzarse en una dura disputa. Con gran habilidad le quité el sostén quedando sus preciosos pechos a mi disposición para poder besarlos a conciencia, lamí los erectos pezones mientras ella me acariciaba la cara y besaba mi cabeza. Me encantaba saborear sus pechos que olían a fresa silvestre, me sacó mi camiseta y empezó a besar mi torso con dulces piquitos que me pusieron aún más duro de lo que ya estaba.

Levantándome la cogí en brazos pasando mi brazo debajo de sus piernas y la llevé a su cuarto a la vez que nos seguíamos besando. La tumbé en la cama y con sus brazos agarró mi cuello e hizo que quedara encima de ella, la acaricié sus piernas hasta llegar a su pantaloncito que quitándole el nudo sin problemas bajé con delicadeza encontrándome que no llevaba bragas. Por fin tenía enfrente su montecito y con besitos recorrí desde su pecho hasta su cueva para dejarme llevar y lamer todo su sexo húmedo pidiéndome que lo besara, lamí a conciencia, me encantaba su sabor, dulce y salado, era un manjar de reyes. Saqué sus primeros gemidos al pasar la punta de mi lengua por su clítoris, con un dedito penetré unos pocos centímetros su vagina haciendo que gritara un poco más alto.

Blanca: AHH… SIIII…

Recorrí cada rincón de su sexo con mi lengua, penetré lo que pude con mi lengua haciendo que llegase a un leve orgasmo, rápidamente volví a su boca y nos mordimos como locos otra vez. Quitó el cinturón de mi vaquero y dejándome en calzoncillos masajeó mi pene que estaba a punto de explotar con sus caricias, la sacó de su cárcel para metérsela en la boca y chupar con lujuria. Sus ojos desprendían mucha pasión, tenían un brillo especial que me volvió aún más loco todavía, quitándole mi pene de las manos la tendí boca arriba y pude mi pene en la entrada de su vagina. Por fin la iba a penetrar, iba a penetrar a la mujer de mis sueños, mi primer amor… pasé mi pene por su raja de arriba abajo y la metí. Lentamente metí mi verga en su cueva, parecían echas la una para la otra, sentir su calor era una gozada, como sus paredes apretaban todo mi falo estaba poniéndome a mil. Con ritmo compasado, lento, inicié un mete saca relajado, besándonos las bocas con dulzura, sin prisas.

Blanca: Sigue… por favor hazme tuya… solo soy tuya…

Empecé a coger ritmo, elevé la velocidad embistiéndola con más dureza y sachando mas gemidos de sus labios que estaban ya despegados de los míos. Era increíble lo que sentía con ella, gritaba, me besaba, la besaba… seguí penetrando con firmeza sin bajar la potencia;

Blanca: SIGUEEEE… FOLLAME MI AMOR… SIII

Sus manos en mi espalda hacían que sus uñas se clavaran haciéndome algunos rasguños. No quería dejar de besarme, y yo tampoco quería dejar de besarla. Dándome la vuelta se puso encima de mí, quería llevar ahora ella la batuta, quería cabalgarme hasta hacerme llegar al orgasmo como yo había hecho con ella dos veces consecutivas. Su ritmo era aún mas endiablado que mío, yo acariciaba sus nalgas y pechos;

Blanca: AHHH! SIII!

Noté que no iba a aguantar mucho el ritmo que llevaba sin correrme, sentí cómo de nuevo se tensó y su vagina apretaba aún mas mi pene que no aguantó, descargué todo lo que llevaba dentro en su sexo. Caímos en la cama exhaustos, ella encima de mí besándome de nuevo totalmente derrengada después de sus tres orgasmos. Se tumbó al lado mío poniendo su cabeza en mi pecho y abrazándome fuerte como para no dejarme que me escapara de su lado, besó mi pecho y con una leve vocecita casi molo pude escuchar, dijo;

Blanca: Te amo…