Harina

Una chica que duda de su sexualidad acaba empezando a tener sexo con una amiga y un chico y acaba metida en una orgia.

HARINA

Verónica con la crisis había tenido que encontrar dos trabajos para salir adelante, por las tardes trabajaba en un bar entre semana y por las mañanas en una panadería. Afortunadamente en el bar salía a las ocho de la tarde y lo podía compaginar. A veces trabajaba también alguna noche los fines de semana y luego hacía pequeños trabajitos por ahí. Había llegado a la panadería y su compañera todavía no así que abrió la persiana y se puso a colocar todo para poder abrir el negocio ya que los repartidores llegarían pronto.

Ahí llegaba su compañera con sus inseparables cascos escuchando música de su mp4 nuevo que según ella le había regalado su novio. La chica tenía unos veintipocos años y estudiaba. El trabajo le venía de maravilla para pagarse los caprichos. Verónica la observó detenidamente desde la distancia a salvo de que la chica la viera. La verdad es que aunque no tenía un cuerpo muy espectacular le gustaba mucho. Ella había notado su atracción por las mujeres hacía poco y ahora a veces se fijaba en alguna.

Pasaron toda la mañana atendiendo y reponiendo. Fue una mañana de lo más ajetreada. A la hora de cerrar, siempre un cuarto de hora antes cerraban la puerta y se iban a lavar y cambiarse porque solían acabar bastante manchadas las manos y a veces la cara de harina etc. Leire tardaba más de la cuenta en salir del baño de lavarse y Verónica quería hoy cerrar justo a la hora para poder ir a una tienda para ver algo de ropa. Se retrasaba tanto que Verónica se acercó al baño para llamarla. Cuando lo iba a hacer oyó algo pero creyó que había escuchado mal así que se acercó sigilosamente y abrió la puerta muy despacio y se encontró con el pastel.

De pies, sujetándose al lavabo con las piernas abiertas con una mano sujetándose el vestido y la otra entre sus piernas y el tanga en el suelo la chica se estaba masturbando. Verónica se quedó quieta, inmóvil. No lo podía creer pero lo peor no era eso, lo peor eran los gemidos y los jadeos.

Vero así, sigue lo haces muy bien--- gemía la rubia.

No se lo podía creer pero la imagen fue como un interruptor. Algo se le encendió en su mente. Decidió cumplir dos fantasías en una. Aparte llevaba unos días cachonda y lo iba a pasar de madre. Dejó que la chica acabara sin decir nada. Cuando la chica salió la invitó a comer a su casa.

Pero no ibas a comprar hoy esos pantalones?—respondió Leire.

Si, te quería pedir a ver si me podías acompañar a la tienda—dijo Vero.

La chica aceptó encantada. Además iba a la tienda donde una amiga con lo que le iba a empezar a preparar la encerrona a Leire por haberse atrevido a masturbarse usándola de musa y no habiéndolo compartido. Llegaron a la tienda. Su amiga cerró la puerta tras entrar ellas. Vero le pidió unos jeans y otro tipo de pantalones . Se los fue probando, como estaban en la trastienda lo hacía a la vista de su amiga y de su compañera de curro. Pero la postura más provocativa la hacía para Leire. Leire se estaba poniendo a 200. Notaba el tanga completamente húmedo. Cuando Verónica se quedó contenta de torturarla eligió unos jeans que le hacían un culo casi perfecto.

Sara se llevó los pantalones para quitarle la etiqueta. Lo que Leire no sabía era que era el regalo de cumpleaños de Sara a Vero. Fueron a casa de Vero Leire y ella caminando tranquilas. Vero abrió la puerta y la dejó pasar cortésmente y la indicó donde estaba el ascensor. Vero se puso tras ella y se acercó hasta ponerla las tetas en la espalda y de repente la apretó contra la puerta metiendo la mano bajo las braguitas de la chica y comprobó que estaba mojada. La dijo muy obscenamente que ahora si se iba a hacer otro dedo pensando en ella. Leire se puso roja como un tomate. Vero siguió con sus invectivas sexuales diciéndola que si piensa en ella cuando folla con su novio, que si un día tenían que follar los tres.

Leire se estaba poniendo a cien. Ahora Verónica tenía sus dedos en el coño de la chica bien dentro pero paró cuando oyó la puerta del portal abrirse. Si era el vecino de al lado. Lo que la divertía masturbarse ya que los dos dormitorios pegaban pared con pared. Cuando salía al balcón a buscar algo lo hacía cuando estaba él con muy poca ropa a veces incluso en bragas o con algún cultote o tanga minúsculo. Le encantaba torturarlo. Entraron y cuando se cerró la puerta le puso la mano en la polla por encima de la ropa y le dijo al oído si se atrevía con dos tías cachondas.

El tio flipaba en colores. No le dio tiempo ni a discutir. Vero se arrodilló y le sacó la polla que para entonces ya estaba completamente dura. Verónica se la mamaba como una experta. Metía el glande primero y lo ensalivaba para luego tragársela toda. Hizo arrodillarse a Leire que para ese momento ya se había olvidado que tenía novio pero Vero no. Llegaron a la casa. Vero cogió a Leire y empezó a besarse con ella mientras el chico se situaba tras Vero y le sacaba los pantalones y el top acariciándole sus rotundos pechos. Vero levantaba el vaporoso vestido de su joven amante para quitárselo y luego le despojaba de las bragas. Leire estaba empapada y vió como Verónica la cogía atrayéndola hacia si mientras la chica se sentaba en el sofá con las piernas abiertas y activaba el DVD donde una película porno calentaba todavía más el ambiente.

Javi se estaba follando a Leire clavándola toda la polla hasta el fondo. Leire lamía el coño de Vero como una experta primero a lo largo de la vulva y luego recreándose en cada labio. Los gemidos de las dos chicas eran casi aullidos en el caso de Leire por las sabias embestidas del chaval. Vero disimuladamente cogió el móvil de la otra chica mientras apretaba su cabeza contra su coño y buscó el teléfono de su novio y llamó.

Cuando el novio descolgó acercó el teléfono a la boca de Leire que en ese momento le pedía al chico más y que la rompiera el culo con esa verga tan rica que tenía. Entonces Vero cogió el teléfono y le dijo al novio que si quería unirse a la fiesta pero que para ver como su novia se follaba a otro primero tenía que follarsela a ella y entonces incluso le dejaría ver un 69 entre las dos chicas.

Leire la miró con una cara de odio que no podía disimular pero su excitación era tan grande que ni siquiera gritó cuando el chico se la metió en el culo. Vero cuando al de 15 minutos llamaron a la puerta los dejó follando. Era Juan el novio de su amiga. Le dio un beso tan largo, profundo y caliente que al chico casi lo deja sin respiración. Lo llevó al salón mientras lo iba despojando de toda la ropa. Cuando lo hubo hecho lo sentó en una silla e hizo que Leire le mamara la polla a la vez que estaba siendo enculada por el otro chico. Aprovechó Vero para ir a por unos juguetes. Unos vibradores, unas bolas chinas, unos lubricantes de sabores y lo más importante unos juegos de esposas con muñequeras.

Llevó a Leire a la cama y la ató los brazos y las piernas a la cama. Sentó en otra silla a Juan y se sentó sobre él penetrándose con su polla. Lo cabalgaba a la vez que el chico lamía los pezones primero las aureolas y luego los botones, los estiraba y soltaba como si estuviera mamandole las tetas. Javi se preparó y la puso la polla en la entrada del culo y la fue penetrando cogiendose de sus caderas. Leire en la cama tenía cara de celos pero por otra parte estaba sumamente caliente. Hizo que el Javi se saliera de su culo y la metiera un par de vibradores a Leire y los pusiera en funcionamiento. La chica empezó a gemir y jadear sin poder aguantarse a pesar de que una de las veces le llamó a cabrón a su chico y zorra a Vero pero en seguida le llegó el orgasmo y un aullido de placer inundó la habitación.

Vero se lanzó sobre el cuerpo de Leire y empezaron un 69 sumamente morboso. Las dos lamían como perras en celo. Estaban tan cachondas que cuando Javi propuso llamar a unos amigos las dos chicas aceptaron. Los chicos cuando llegaron y vieron el espectáculo de dos chicas, Leire ya estaba suelta haciendo un vicioso 69 empezaron a masturbarse pero enseguida cada uno cogió a una. Se las fueron follando una a una alternativamente por el coño y el culo hasta que ya no podían más y entonces ellas se las mamaron hasta que los 6 chicos que en ese momento estaban en la habitación eyacularon sobre los cuerpos de ellas. Las dos chicas completamente llenas de semen echaron a los 6 chicos del piso. Juan se fue algo enfadado pero muy alegre porque a partir de ahora tenía dos coños para él(eso creía él). Las dos chicas se ducharon y luego durmieron la siesta juntas amándose y volviendo a tener sexo pero ésta vez mas suave y tranquilo.

Este relato va dirigido a una pelirroja que con su inteligente y divertida charla lo ha inspirado. Si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a :

Picante100@hotmail.com

Picante100@gmail.com