Happyland

Introducción de la serie donde se relata el pasado de Gadriel con su padre, donde se involucran más personas de las debidas y Gadriel va a tener que pasar las pruebas mas difíciles de su vida si quiere mantener su vida y la de su pareja.

Nota del autor: No tengo pensado hacer relatos sadomasoquistas, aunque su trama va a estar envuelta en un lugar donde hay estas prácticas. Lo más probable es que hayan una o dos escenas sadomaso, pero solo con el proposito de darle detalle y como consecuencia vida al relato.

Son las 10 de la mañana cuando me despierto con una jaqueca infernal gracias a los 12 "shots" de tequila que ingerí y el rumor del televisor, que por alguna puta razón estaba encendido. "Mierda, desperté con vida, otra vez..." pensé. Todas las noches me iba a dormir con la esperanza de no volver a despertar, que mi alma se fuera de esa jaula podrida a la que Dios a llamado cuerpo, pero resulto no ser ese el día.

-" Riiing, Riiing. Ahora les dio dizque porque el país es presa del caos.¿Cuál desgobernabilidad? ¡Carajo!¿Cual guerra? ¿No se acuerdan que ya lo advirtió nuestro férreo presidente cuando dijo."¡Aquí mando yo!"?. ¿Y es que acaso ha hecho cosa distinta de mandar y demandar? Cojan oficio ¡Caray! y sientan orgullo por el país y sobretodo por el dignísimo y pacifista gobernador de Antioquia. Que rige con su aplomado cooperativismo pacificas autodefensas y que él, iluminado en los soles de faruk, a dado en llamar "convivir "...

En el televisor estaban transmitiendo las famosas disertaciones satíricas y políticas que hacían que la gente se riera de su propia miseria. Logré levantarme después de mucho apoyo moral por parte de mi mismo y me di cuenta que me dolían las costillas y la pierna. Estando sentado pude ver quien fue el que encendió el televisor, una chica de pelo castaño, de baja estatura y unas facciones de chica inocente, pero si estaba conmigo, muy inocente no debía ser. Estaba atenta a lo que pasaba en la tele cuando reparó en mi vigilia.

-Hasta que por fin despertaste princeso.- su voz era aguda. Por un segundo me asusté, pensé que había follado con una menor de edad la cual no conocía ni su nombre, pero luego vi lo que se insinuaba por debajo de ese camisón transparente, unas tetas medianamente grandes en proporción a su estatura y bien paradas. "Imposible que eso sea ilegal" pensé."Antes me deberían dar un premio por follármela"

-No quiero sonar grosero, pero no tengo ni puta idea de quien eres.

-Soy Camila, nos conocimos en el bar a dos cuadras de aquí.- miré a mi alrededor, estaba en un motel, seguramente el más barato de la ciudad por el aspecto tan lúgubre que tenía.

-¿De donde eres?

-Del norte de Santander- Abrí los ojos y silbé sorprendido.

-Siempre he tenido la curiosidad de ver como son las cédulas de ciudadanía en Santander...

-No te preocupes, soy mayor de edad.- Solté un suspiro aliviado.- Entonces...¿No te acuerdas de nada de lo que pasó anoche?

-Recuerdo haber tomado más de la cuenta, pelearme con un motociclista y pagarle a una puta por una bebida.

-En lo primero tienes razón, pero en el resto te equivocas rotundamente. No fue un motociclista, fue un grupo de motociclistas, y no fue una pelea, fue una paliza. Pero gracias a mi no te hicieron mucho daño. Les dije que estabas borracho y que venías conmigo, el motociclista en cabeza era amigo de mi padre. Y lo de la puta, no le pagaste a una puta, ella te pagó los 9 "shots" que te dejaron somnoliento, y no era una puta, era yo.

-Te lo agradezco mucho pero me tengo que ir...

-Me debes un favor muy gordo

-Ya te lo pagué culeandote.

-No estuviste mal, pero he tenido mejores.- Dijo con una mirada desafiante.

-¿Por qué hiciste todo eso entonces?

-Tal vez no te hayas dado cuenta, pero yo estudio contigo Microbiología, tengo muchos problemas con Hematología II, la he repetido dos veces y me dijeron que tú eras el mejor, que la habías dejado en sobresaliente. Necesito que me ayudes, no puedo perderla otra vez, me expulsarían.

-Pues si no logras hacerlo por tu cuenta, te mereces la expulsión.

-Me ayudas o si no le muestro a tu director de Tesis este vídeo.- Sacó su cámara y me mostró un vídeo en el que salía semidesnudo encima de una mesa con una botella de tequila robada del bar cantando "Amarte más no puedo" de Diomendez Díaz. Después me bajé y metiéndome la mano en el calzoncillo dije dirigiéndome a la cámara .

-Aquí está mi tesis Sr. Gustavo, para que se la meta por el culo.- Gustavo era mi director de Tesis.

Me tapé la cara y solté una pequeña carcajada porque, a pesar de lo que hice, me la pasé bien. Camila se acercó a mi y arrodillada en la cama me dio un beso en los labios.

-Eres un completo idiota, pero gracias a tu alcoholismo voy a pasar el semestre esta vez. Eso te pasa por tomar tanto.- Me estaba emborrachando todos los días desde que, hace una semana, mi padre, un multimillonario, me había expulsado de su hogar, siempre faltaba respeto a las normas que él implementaba, después empezó a amenazarme con dejar de pagar mis estudios. Cuando cumplió su amenaza yo conseguí un trabajo en una librería en la cabecera de la ciudad, en el instante en el que se dio cuenta de eso me echó a patas de la casa. Respecto a mi madre, a ella no le pudo importar menos, parecía que no era hijo de ellos. El empleo que tenía no me alcanzaba para una vivienda y para pagar mis estudios al mismo tiempo, así que solicité una beca la cual, por razones que no me quisieron decir, no me la dieron, aunque estoy seguro que mi padre tuvo algo que ver en eso. Estaba estudiando y durmiendo en moteles que otras personas pagaban, o algunas veces escondido en la librería en la que trabajaba o en la biblioteca de la universidad.

-Esta bien, te voy a ayudar pero todas las tarde me tienes que gastar la comida, después de comer te explico todo.

-¿No necesitas una vivienda también?

-Claro que no.

-No me mientas, cuando estaba desesperada estudiando, me quedaba hasta altas horas de la noche en la biblioteca de la universidad y...

-Esta bien, ya entendí... Pero la vivienda es mi problema, no el tuyo.

-Te tengo un trato, te quedas conmigo, y no pago tu almuerzo, vamos juntos a la universidad y pagamos los dos la estadía en este motel, que no es muy cara. Así te tengo 24/7 a mi lado y puedo pedirte ayuda estudiando cuando quiera.

-¿Donde vives?

-Aquí.

-¿En este potrero?

-Sí, en este mismo.

Desde ese día estuve con Camila todos los días, dándole clases de Hematología por el día, y haciendo el amor por la noche, nos hicimos muy amigos y muy buenos amantes. Almorzábamos cuando estábamos disponibles los dos y íbamos a la biblioteca todos los días, ella a estudiar Hematología y yo a investigar temas en los que necesitaba más refuerzo para mi tesis. En las noches pedíamos comida y veíamos televisión hasta quedarnos dormidos o hasta terminar follando como locos apasionados. Los días pasaban más rápido, me sentía seguro y a salvo con ella. Primera vez en mi vida que sentí felicidad, me iba a dormir con ganas de despertar esperando que hacer de nuevo con Camila, ella era muy dulce y risueña a mi humor negro. Demasiado perfecto para ser verdad, todo era hermoso... Todo era muy sospechoso, no estaba acostumbrado a esa vida. Y tenía razón, no todo podía salir bien en mi vida.

En una tarde de Agosto estaba caminando hacia el trabajo cuando recibo una llamaba anónima, dudé contestar pero la curiosidad me pudo.

-¿Aló?

-¿Ya vienes al trabajo?

-¿Quien habla?¿Jerardo?

-Sí, ven rápido, te tengo algo importante que decir.

Nunca me había llamado Jerardo, el dueño de la librería, eso me dio un indicio de que debía apresurarme de verdad. Aceleré el paso por veinte minutos hasta que empecé a sudar bastante. Cuando llegué a la librería estaba vacía, no había ninguna estantería, ningún libro, no había nada, solo vi a mi jefe sentado en el piso con el teléfono en la mano y los ojos llorosos.

-Jerardo. ¿Que pasó aquí?

-¡Joven Gadriel! No podrá imaginarse lo que pasó esta semana.

-Será mejor que me diga, ya es sospechoso ver la librería vacía, y con usted en el piso para más inri.

-Desde el Lunes me dijeron los del banco que esta semana era mi último plazo para pagar lo que debía, y es que la librería no ha sido fructífera estos últimos meses, ya nadie compra nada por culpa de la accesibilidad que tienen ahora para comprar esas máquinas modernas proyectoras, ¡Están en todos lados Gadriel!

-El banco no puede hacerle esto.

-No fue el banco. Fue un caballero que tras enterarse de mi infortunio me ofreció una gran suma de dinero por este recinto, con todas sus cosas dentro. Un hombre de tez pálida y de aspecto terrorífico, alto ¡Muy alto! pasaba apenas por el marco de la puerta, le pondría yo un metro noventa y ocho de estatura, ya que ese marco es de dos metros. Tenía una mirada de lobo feroz, ojos celestes, casi blancos y penetrantes. Era pelirrojo con una barba de tres días, musculoso pero delgado, llevaba un traje de mucha elegancia, con corbata escarlata y un chaleco a la medida del mismo color que su traje, negro. Lo que mas me impactó fue su voz, era muy grave, muy gruesa. Con una parsimonia, retorica y una mirada tan amable a la vez que penetrante me hizo sentir que yo era su amigo de toda la vida, pese a estar a punto de darle todas mis pertenencias.- Esa descripción, me sonaba muy familiar. Estaba casi seguro de conocer a ese sujeto.

-¿Le dijo su nombre?

-Dijo que se llamaba Andreas Corelli, tiene el mismo apellido que usted, ¿Son familiares?- miré hacia al cielo pensando en que mi maldición nunca me iba a dejar en paz. Mi apellido Corelli es como la marca de Caín.

-Mas o menos... Es mi padre, aunque no lo considero como tal.-"¿Lo hace para joderme? ¿o que tiene entre manos?" pensé

-¡Dios mio!¡Ya lo decía yo que se parecían un montón!- Dijo pegando un brinco y quedando de pie delante mío, escudriñando mi rostro buscando similitudes con mi padre.- respóndame usted por qué quería todos los libros también ¡¿Acaso no le bastó con mi segundo hogar?!

-No tengo idea. Seguramente ya se habrá leído todos los libro que le compró, mi padre dice que si tiene a la literatura de su lado, podrá usted levantar al mundo sin necesidad de la palanca de Arquímedes. Por eso desde pequeño me ha obligado a comer libro todos los días, no quería que fuera igual que esos "primatizantes prosaicos".

-¿Primatizantes? Jamás he oído esa palabra...

-Es un término que acuñó el mismo para referirse a las personas que están en el proceso de convertirse en primates, ya que quieren tener bello en el cuerpo y en la cara; igual que un primate, solo buscan reproducirse; igual que un primate y se quieren deshacer de todo conocimiento que los lleve a la evolución del hombre al "Übermensch";igual que un primate.

-¡Ja! Así hablaba Zaratustra... su padre no es cualquier pintado en la pared, no puede tener más razón, se nota que lo educó bien...

-No se engañe, el es un infame, no quiero nada que ver con ese...- Antes de poder terminar la frase sonó mi teléfono. Era mi padre, le colgué al instante.

-¿Quien era?

-Nadie. Centrémonos... Usted acaba de perder todo, pero ganó mucho dinero, no creo que toda su biblioteca le haya salido gratis, ¿o sí?

-¿Por quien me toma? Yo, último bastión de este reino literario no dejaría derrumbarlo por cualquier escuálida cifra. En esa biblioteca habían libros antiguos, primeras ediciones y ediciones especiales, enciclopedias de la época de Cervantes. Pude ver el dolor en su rostro por gastar tanto dinero, no se la dejé barata.

-Lo felicito, pero ahora el problema es que estoy desempleado.

-Al despedirlo, yo tengo que darle una remuneración, y usted ha sido el mejor trabajador que he tenido en mi mando, le daré para que se pueda pagar un semestre más. Se lo merece.

-No caballero, no sería capaz. Deme para comer por unos meses, lo del semestre yo me encargo. Encontraré una manera.- Para ese entonces no tenía ni puta idea de lo que iba a hacer, pero Jerardo no podía ayudarme, el tenía una familia que cuidar y, a pesar de ganar mucho con mi padre, no le iba a durar para toda la vida ese dinero.

-¿Está seguro?

-Claro hombre, mejor invite a su mujer a comer en un restaurante elegante y meta a sus hijo en una mejor escuela, que esa escuela pública esta llena de zafias.- Me miró dudoso pero no insistió más porque sabía que tenía razón-. Ahora si me disculpa me voy a buscar otro empleo. Con su permiso.

-Egrese en paz- dijo despidiéndose con la mano-, y cuídese.

-Hasta luego.-"Mierda, ahora como le voy a decir a Camila que estoy jodido. Aunque seguro ella me ayude de salir de este enrollo, no quiero estresarla más" pensé.

Cuando iba saliendo de la librería vi estacionado al frente un auto completamente polarizado y negro, marca Maybach. Se Abrió la ventana del copiloto y vi un hombre con gafas oscuras y traje negro.

-Gadriel Corelli, entre al auto que su padre quiere hablar con usted.

-Es una pena, yo no quiero hablar con él.

-Me dijo que seguramente usted diría eso, también me dijo que puede solucionar su problema económico permanentemente si le hace un favor rápido, todo va a ser secreto, Camila no se va a enterar de que usted está desempleado y que, fruto de su descontrol con el alcohol, está atrasado unos meses en su tesis.¿Se imagina como se pondrá Camila si se enterase que todo lo que le dijo es mentira?- Me quedé pálido, no podía creer que mi padre sabía todo eso. Me tenía vigilado completamente.

-¿Como saben todo eso?

-No es de su incumbencia, entre al auto.- Tenía razón, mi única alternativa era ir con él, mi padre con todo el dinero, poder y influencia que tenía podía hundirme en la mismísima mierda misma.

Entré al auto y pude ver que el conductor y el copiloto estaban armados, se les notaba un pequeño bulto en la chaqueta y se les lograba escapar a la vista una parte del arnés que sostenía el arma.

-¿A donde vamos?

-A tu nuevo empleo.- mi padre tenía un lugar "terapéutico" para masoquistas y sadomasoquistas en los que el les cumple sus deseos más retorcidos a cambio de una gran cantidad de dinero, de vez en cuando también cumplía los fetiches de algunos pedófilos; contratando a una prostituta con aspecto de niña y vistiéndola de colegiala, otras veces el de necrofílicos; contratando a otra puta que esté dispuesta a ser anestesiada y maquillada para que pareciera un cadáver, pese a sonar sórdido, era legal, ninguna persona era obligada o extorsionada a hacer algo que no quiera, las prostitutas recibían muy buena paga y los clientes quedaban satisfechos.

-¿A donde vamos?- dije con un tono más rígido.

-Vamos a Happyland...