Han capturado a Leticia...

Una deuda no pagada. Una banda muy peligrosa y mi novia como rehén. Una combinación muy peligrosa.

Era una banda muy peligrosa y haberles pedido dinero no fue una buena decisión. Me arrepentí casi inmediatamente pero necesitaba imperiosamente el dinero. Hoy vencía el plazo pactado pero no tenía forma humana de devolver la deuda. Ante lo desesperado de mi situación, un viejo amigo se ofreció a ayudarme y me hizo una transferencia que a la mañana siguiente ya estaría en mi cuenta. Les prometí que tendrían el dinero en pocas horas pero el retraso no gustó mucho a Bob, el jefe.

Había pasado toda la tarde con Leticia, mi novia, paseando por la ciudad y ese día volví a mi casa temprano. Estaba nervioso y quería acostarme pronto para poder madrugar, ir al banco, sacar el dinero de mi cuenta y resolver este asunto cuanto antes. En ese momento sonó mi teléfono… era el número fijo de la casa de Leticia que seguramente me llamaba para darme las buenas noches, como tantas otras veces. Un escalofrío helado me recorrió la espalda, cuando en vez de la dulce voz de mi novia, oí la de Bob acompañada de otras voces de fondo… ¡él y sus hombres estaban en la casa!

“Vaya sorpresa, ¿no te parece?”, me dijo. “Hemos venido a hacerte una visita pensando que estarías aquí y nos hemos encontrado con una grata sorpresa”.

Leticia vivía en una urbanización de las afueras y su casa estaba en una zona muy aislada por lo que, aunque hubiera podido escapar, no podía pedir ayuda a nadie. Mi novia estaba en manos de esos malhechores…

“La chica es preciosa”, continuó él. “Ahora mismo está recluida en su habitación pero creo que la vamos a traer aquí… con nosotros”, me dijo Bob muy tranquilo.

“No le haigas daño”, le contesté.

“Los chicos están aburridos y ya están haciendo apuestas… sobre el color de su ropa interior e incluso cosas peores… Tienen mucha curiosidad sobre el tamaño de sus pechos… que, por cierto, esconde muy bien”.

“He prometido conseguir el dinero mañana”, le dije, preocupado por la amenaza velada de Bob.

“¿Sabes?, hace calor aquí”, contestó él sin hacerme caso. “Mis chicos se han sorprendido mucho cuando la han visto… no se la imaginaban así y he tenido que pararles porque ya querían empezar a jugar con ella. Iban a empezar por quitarle la ropa pero…. vamos a hacerlo de otra forma. Creo que vamos a pedirle que sea ella la que se desnude para nosotros y que lo haga poco a poco…. no hay prisa y tenemos toda la noche por delante. Es más excitante que se la quite ella misma, ¿no crees?”

“¡Dejadla en paz!”, grité entonces enfadado.

Le pediremos que empiece con ese jersey azul tan bonito y después que se quite también los pantalones cortos. Seguro que estará muy sexy sólo con la camisa”

“No le hagáis nada, por favor”, dije entonces desesperado, recordando que la había dejado vestida precisamente así. No era un farol… realmente la tenían con ellos.

“¿Que más te da?”, replicó Bob. “Seguro que tú ya la has visto así un millón de veces. Deja que disfrutemos de ella nosotros también. Quedan varias horas hasta que llegues con el dinero…. si es que finalmente lo consigues. ¿Crees que vamos a perder la oportunidad de divertirnos un rato? He visto que tiene un mueble-bar bien surtido en casa. Cuando se quite el jersey y los pantalones le pediremos que nos sirva unas copas. O no les conozco bien o cuando los chicos se tomen un par de ellas se animarán y le pedirán que se quite la camisa también, botón a botón, y disfrutarán mucho del momento. Entonces veremos qué tal está tu novia en bragas y sujetador…. si es que lo lleva, claro”

“Sois unos cabrones”, exclamé furioso.

“No te preocupes, la dejaremos así un buen rato. Mis chicos saben esperar, sobre todo cuando la presa no se va a escapar y una chica bonita, en ropa interior y sirviéndote copas no está mal para empezar”

La imagen de Leticia, indefensa y casi sin ropa, frente a esos degenerados cómodamente instalados en los sofás del salón, me asaltó entonces… dejándome sin palabras.

“Además, te voy a dejar elegir lo siguiente que le pediremos que se quite. ¿Qué opinas?… el sujetador no estaría mal…. así dejaremos lo mejor para el final. Seguro que se cubre con los brazos, todas lo hacen, pero le pediremos que se lo quite hacia nosotros, sin darse la vuelta, y es difícil que mientras se lo desabrocha no veamos algo… y recuerda que hay apuestas en juego. Mis chicos están seguros de que tiene unos pechos muy bonitos, grandes y con los pezones rosados. Llevan un buen rato hablando de eso y están deseando verlos. Estoy seguro de que tu chica no les decepcionará”.

“No le hagáis eso por favor, os lo suplico”, dije a Bob entonces.

“Una mujer en bragas, asustada y cubriéndose los pechos es una visión perturbadora y no se puede resistir durante demasiado tiempo. Entonces se volverán un poco traviesos y le pedirán cosas… cómo que recoja los vasos en una bandeja y los lleve a la cocina”, dijo mientras podía oír como sus hombres, que estaban siguiendo la conversación, reían. “¿Crees que tu novia puede recoger vasos y cubrirse las tetas al mismo tiempo? Yo creo que no”

“Es una chica muy tímida, ni siquiera conmigo se muestra así”, dije apelando a la compasión de Bob.

“Chicos, parece que su novia es muy tímida”, dijo entonces a sus hombres, que volvieron a reír a carcajadas. “No deberías haberme dicho eso… porque entonces llegará la mejor parte del show”, contestó entonces él sin inmutarse.

“Le pediremos amablemente que se quite las bragas también y comprobaremos entonces otras cuestiones que mis chicos han apostado sobre ella…. cómo si va totalmente depilada o no. Seguro que aunque sea muy tímida tú ya lo sabes y nos lo puedes contar”

“¿Si os lo digo la dejareis en paz? Por la mañana tendré el dinero y todo se acabará”, dije, intentando una última táctica desesperada.

“Adelante, cuéntame cómo es Leticia desnuda. Voy a conectar el altavoz para que los chicos lo escuchen también”, contestó entonces él.

“Tiene una piel muy blanca, sus tetas son grandes y sí… sus pezones son rosados… tiene un culo muy bonito…. y no… no está depilada. No hace falta que sigáis con esto” dije, avergonzado cuando me di cuenta de que estaba describiéndoles a mi novia sin ropa con todo detalle.

Tras unos segundos de silencio en los que intercambiaron algunas bromas, volví a escuchar la voz de Bob.

“Demasiado tarde amigo… mis chicos no se quieren quedar sin comprobarlo ellos mismos. Es una tentación demasiado fuerte y nos quedan varias horas aquí hasta que tengas el dinero. Están aburridos, quieren jugar un poco con ella y para que mentirte… a mi me apetece también… Tu novia es una chica preciosa y estoy seguro de que lo que esconde nos va a gustar mucho. Será el precio por tu retraso pero no te preocupes, no la vamos a maltratar”

Y entonces colgó.

Pasé la peor noche de mi vida imaginando las cosas que esos desalmados le estarían haciendo a Leticia aunque conservaba una vaga esperanza de que no llegasen al final. Bob me había prometido no hacerle daño. Se divertirían con ella… eso no podría evitarlo, pero quizás se contentarían con que se quitara algo de ropa y bromeasen un poco entre ellos. Al día siguiente cuando les dejé el dinero en un bar cercano a mi casa me devolvieron una cinta de video, con instrucciones para recuperarla… al menos eso me dijeron.

“Vuelve a casa, en la cinta te explicaremos donde la hemos dejado y cómo recuperar a tu novia”, me ordenó uno de los miembros de la banda antes de irse con el dinero.

Comencé a ver la cinta en cuanto llegué a casa, impaciente por recuperarla cuanto antes. En la primera escena, la cara de Leticia ocupaba toda la pantalla. Estaba roja como un tomate, mirando hacia abajo, asustada y avergonzada al mismo tiempo. Cuando la cámara amplió el plano mis peores sospechas se confirmaron. Comprobé con estupor cómo ni novia estaba completamente desnuda en mitad de la habitación, cubriéndose como podía… El plano se mantuvo así durante algunos minutos mientras ellos hacían comentarios que no pude escuchar bien aunque podía imaginar… la habían obligado a quitarse todo… e imaginé que para divertirse lo habían hecho cómo me dijo Bob…. poco a poco, jugando con ella y viendo como, poco a poco, se iba quedando desnuda. La tenían a su merced y estaban excitados, anticipando lo siguiente que harían con ella. A continuación le ordenaron recoger los vasos de la mesa baja que había en el centro del salón, cosa que hizo tras unos segundos de duda, retirando sus brazos y teniendo que mostrar sus tetas en todo su esplendor, oscilando lentamente cada vez que se agachaba para poner un vaso en la bandeja. El resto de su cuerpo también quedaba completamente a la vista incluido el culo al que, cuando se dirigió a la cocina a dejar la bandeja, la cámara dedicó un primer plano. Eran muy sutiles, la obligaban a hacer cosas con las que quedaba totalmente expuesta... entre comentarios y risotadas, compitiendo por ver cuál de ellos era más imaginativo. Tras haber recorrido la habitación con la bandeja llena de vasos, camino de la cocina, con los ojos de los hombres posados en el movimiento de su culo, la obligaron a hacer más cosas…. Tiraron unos papeles debajo de la mesa y le ordenaron recogerlos. Los papeles estaban situados de forma que la única manera de llegar a ellos era poniéndose de rodillas y agachándose debajo de ella, con el culo hacia ellos… y vi entonces lo que ella nunca me había mostrado… al menos de esa manera tan explícita, ya que la cámara mostró un primer plano muy gráfico de ella en esa posición, sin ocultar absolutamente nada. Después, uno de ellos tuvo otra idea. Hacía calor en la habitación y Leticia estaba sudando por lo que, con la burda excusa de que le estaban haciendo un favor, la obligaron a ducharse en un pequeño cuarto de baño que daba directamente a la habitación. Con la puerta y la cortina completamente abiertas, podía ver impotente como el agua caía sobre el cuerpo de Leticia en una visión que haría perder la cabeza a cualquiera. Tuvo que enjabonarse todo el cuerpo mientras la iban guiando en el proceso… pidiéndole que se dedicase especialmente a las partes más atractivas de su anatomía mientras ellos la observaban en silencio, disfrutando del espectáculo.

Entonces, la voz de Bob apareció de nuevo en la grabación.

“Bueno, como ves ya nos hemos cansado de verla de todas las formas posibles. Ahora tenemos otra sorpresa para ella… y para ti”, dijo mientras Leticia se secaba avergonzada al fondo. Al menos ahora podía cubrirse con la toalla.

“Si abusáis de ella os mataré”, pensé… porque era lo único que ya les faltaba por hacer.

“¿Recuerdas a Juan? También nos debe dinero pero no hemos sido tan sutiles con él como contigo. Le hemos traído con nosotros y le tenemos encerrado aquí también. No teníamos otro sitio”

Yo le conocía. Juan era un estafador que frecuentaba los bajos fondos de la ciudad. “¿Qué pintará en todo esto?”, pensé entonces intrigado.

“Verles follar sería un bonito espectáculo ¿no te parece? El está un poco asustado pero cuando la llevemos a la habitación en la que le tenemos seguro que se anima”

“¡Ni se os ocurra!”, exclamé en voz alta impotente, retumbando en la soledad de mi casa.

“Van a hacer todo lo que se les ocurra porque tenemos el método adecuado…”, dijo Bob con tono enigmático.

“¿A qué se referirá con el método adecuado? ¿La amenazarán de muerte?”, pensé cada vez más preocupado. “Me prometieron no hacerle daño”

“Se trata de un narcótico inhibidor de la voluntad”, continuó Bob, “que además tiene un ligero efecto afrodisíaco. Se lo hemos dado a ella, mezclado con el agua y te aseguro que funciona. Comprobarás qué es lo que realmente le gusta a tu preciosa novia porque va a hacer lo que se le ocurra… sin que nadie la obligue”

“Imposible. Conocía bien a Leticia y era una chica recatada. Ni drogada haría ciertas cosas”, pensé.

En la siguiente escena llevaban a Leticia a una de las habitaciones de la casa. Ella estaba somnolienta… como flotando…. Bob relataba las imágenes aunque no hacía mucha falta porque éstas se sucedían delante de mí. Efectivamente, Juan estaba dentro, amordazado y mirando sorprendido el cuerpo espectacular que había frente a él, sólo cubierto por una toalla.

“Estás viendo a tu preciosa novia en la habitación, con Juan. Ahora está un poco vergonzosa pero comprobarás cómo va perdiendo la cabeza poco a poco. El también está un poco tenso pero ya se va animando. Le hemos dicho que se deje llevar, que es parte del precio por el dinero que también nos debe y creo que le gustará el trato”

Ambos estaban ahora tumbados ahora en la cama. Habían obligado a Juan a desnudarse también y oí como le daban instrucciones que no entendí bien tras lo cual él se acercó y comenzó a besarla en el cuello y los hombros. Juan sabía lo que hacía: recorría su cuerpo con dulzura, bordeando las zonas más sensibles, besándola en la espalda, en las caderas, en el cuello, en los muslos… Ella estaba muy rígida al principio pero comenzó a relajarse poco a poco. La prueba era que cerró los ojos y se retiró la toalla con la que se cubría, dejando los brazos a los dos lados del cuerpo. Increíblemente, ¡ella se estaba excitando!

“Dentro de poco verás cómo ella corresponde y le recorre el cuerpo con la boca también… como baja por su pecho poco a poco, hasta su polla, como la bordea al principio rozándola apenas, pero como la lame delicadamente después y como se la mete en la boca a continuación”

Yo estaba asombrado… Hacía solo diez minutos ambos estaban en la cama, avergonzados y sin tocarse… pero así ocurrió…

“Parece que eso la excita bastante. Por muy tímida que sea parece que tener una polla en la boca le gusta más de lo que creías”

Leticia estuvo un buen rato dedicada al miembro de Juan, con los ojos cerrados y… creo que disfrutando del momento… porque podía escuchar unos gemidos femeninos, casi inaudibles, de cuando en cuando.

“Después verás cómo ella se da la vuelta y le pone el culo en la cara para que él le recorra el coño con la lengua”. Pronto la oirás correrse como una loca”

Tras unos minutos donde Leticia se entregó con verdadera dedicación al miembro de Juan… así ocurrió… Sin dejar de chupar y lamer, se dio la vuelta para ponerse en posición invertida sobre él. La cámara también se movió para mostrar lo que Juan tenía ahora a pocos centímetros de su cara… mi novia completamente abierta sobre él, sin ocultar nada, y la lengua de Juan que comenzaba a explorarlo todo. Tuve que ver la sesión completa hasta que Leticia se corrió, entre convulsiones y con su polla todavía en la boca. Juan siguió lamiendo hasta el final, atrapándole el clítoris entre los labios para no perderlo cuando la pelvis de mi novia empezó a moverse incontroladamente.

“Verás ahora también como ella cambia de posición y se pone encima de él. Te gustará ver cómo le comen las tetas a tu novia. No te preocupes, tendrás tiempo para verlo bien porque van a estar así un buen rato”, dijo entonces Bob.

Ella estaba ahora sentada encima de él y reclinada de forma que sus tetas oscilaban justo frente a su cara. La cámara se movió para reflejar lo más fielmente posible lo que Juan veía en esos momentos y la realidad es que los pechos de Leticia, a su plena disposición, eran más de lo que un hombre podía resistir. Juan había metido literalmente la cabeza entre los pechos de Leticia Se estaba dando un festín, lamiéndolas, chupándole los pezones y no dejando zona alguna sin recorrer. Se estaba comiendo sus tetas… literalmente… mientras le agarraba el culo con fuerza, dejando las marcas rojas de sus manos bien visibles.

“Ahora verás cómo, mientras Juan sigue dedicado a sus tetas, ella misma se mete su polla dentro y se mueve encima de él, muy despacio al principio… pero pronto se animará… ¿lo ves?... acaba cabalgando como una loca, moviéndose arriba y abajo, y volverá a correrse de nuevo... esta vez a gritos. Estarás viendo a tu recatada novia hacer cosas que nunca ha hecho contigo”, me anunció entonces Bob.

Y así ocurrió también... Ella subía y bajaba sobre la polla de Juan, sin ningún recato. Ya había perdido toda inhibición y dejaba que sus tetas se movieran sin control… algo que la avergonzaba mucho cuando hacía el amor conmigo. La cámara mostraba un plano trasero donde se veía perfectamente como la polla de Juan entraba y salía y después enfocó hacia la cara de Leticia que, en ese momento, se corría gritando de placer. Yo nunca la había visto así.

“Y ahora… el final de la fiesta. Cuando Juan no pueda aguantar más verás como ella le pedirá que se corra en un lugar muy especial”

“Imposible”, pensé, ya sin mucha convicción tras lo que había visto. “Ella no hará eso”

Con mi capacidad de sorpresa completamente superada, ella se tumbó entonces boca abajo y obligó a Juan a ponerse de rodillas junto a la almohada. “Córrete en mi cara… por favor…” , dijo entonces con voz temblorosa... Él lo hizo, ayudada por la mano de Leticia, y acabó regándola a chorros que parecía que no acabalaban nunca, uno… otro…. otro… hasta dejarle la cara y las tetas completamente cubiertas de semen. Después, ella se limpió con las sábanas y, exhaustos, se quedaron tumbados en la cama un buen rato, uno al lado del otro.

“¿Te ha gustado?”, dijo entonces Bob. “Dentro de poco volverán a la carga. Ella no se lo ha pasado tan bien en toda su vida y nosotros estamos disfrutando del espectáculo. Y no te digo nada de Juan… ni en sus mejores sueños imaginaba esto… creo que se ha olvidado hasta de la deuda, aunque nosotros no”

Y efectivamente, tras el descanso… vuelta a empezar. Ella ni siquiera era consciente de lo que hacía y era cada vez más atrevida. Para mi sorpresa, tomó ahora la iniciativa y le pidió a Juan que le lamiese el coño de nuevo, volviendo a poner el culo sobre su cara y pidiéndole cosas que a mí nunca me había siquiera sugerido “quiero que me muerdas el culo… así… así…. ahora pásamela la lengua entre los dos cachetes, de abajo a arriba… uffff… que bien lo haces… sigue así” . Ella sabía bien lo que le gustaba: quería la boca de Juan recorriéndole el coño y el culo, chupando y lamiendo e incluso quiso que fuese más atrevido aún, pidiéndoselo ya sin recato “quiero que me metas la lengua en el coño… primero un poco…. otra vez… ahora entera…. uffff…. me vas a matar…. métela y sácala… fóllame con ella… ahora métemela donde quieras…. en todas partes” , decía, ya enloquecida y sin control. Parecía encantarle esa posición y se corrió otra vez… y otra… sintiendo la lengua de Juan recorriéndola mientras ella se mantenía bien abierta sobre él para que pudiese llegar a todas partes. Yo ya había perdido la cuenta de las veces que se había corrido ya.

Después de eso ella le dijo, “ahora ponte tu igual” y cambiaron las posiciones. Tuve que ver un primer plano de los testículos de Juan delante de su cara, como frutas colgando de un árbol, y cómo ella se los metía enteros en la boca para chuparlos… uno… y después el otro… Volvieron a follar en todas las posiciones imaginables mientras Leticia le decía barbaridades que nunca imaginé que ella pudiese pronunciar. Cuando Juan no pudo contenerse más, ella no se contentó con otra corrida en la cara, “avísame cuando te vayas a correr” , le dijo... Cuando llegó el momento, hizo que Juan se corriese en su boca y ella estuvo a punto de atragantarse. Que un hombre se corriese en su boca es lo que había querido hacer siempre y nunca se atrevió a pedírmelo… ahora lo entendí.

“Vaya fiera”, dijo Bob entonces. “Tengo a mis chicos deseando relevar a Juan”, dijo mientras veía a mi novia tumbada en la cama sin fuerzas.

“Me dijiste que no le ibais a maltratarla”, pensé con tristeza aunque al momento recordé cómo, más que daño, Leticia había disfrutado como una loca.

“Ella seguramente lo esté deseando”, dijo entonces él. Creo que tu novia se va a volver loca con tantas pollas. Al narcótico le queda una hora de efecto más o menos. Seguro que le encantará hacernos un favor a todos. La vamos a poner perdida pero no te preocupes, te la devolveremos duchada y vestida, como la dejaste. Además, salvo el show del principio, no se acordará de nada”

Era el final de la cinta y Bob  me dijo entonces que ya podía ir a la casa a por ella. No sé si cumplieron su última amenaza y de ser así, afortunadamente no grabaron la última parte aunque no era difícil imaginar a Leticia rodeada de hombres…. y bueno…. Era mejor no pensarlo.

Ya era casi mediodía. Preferí eliminar esos pensamientos de mi cabeza y salí de mi casa, cabizbajo y en silencio, para reunirme con ella. Cuando entré en la casa la encontré sentada en el sofá. Como me dijo Bob, estaba vestida y arreglada. Entre sollozos, me contó lo qué había pasado, sin saber que yo había sido testigo de casi todo. Afortunadamente, sus últimos recuerdos eran que la llevaban, tras haberse ducharse delante de ellos y sólo tapada con una toalla, hacia una de las habitaciones.

“Después creo que me desmayé, del miedo y de la vergüenza que pasé teniendo que estar así delante de esos hombres y haciendo lo que me pedían” , me dijo entonces la pobre.

Guardaré el secreto… y también la cinta.

FIN