Hago cornudo a mi esposo

Mi marido siempre fantaseando con verme en brazos de otro. Una pena que no haya podido ver lo que me hicieron en este deleitante viaje de trabajo

Es de verdad muy raro que tenga que viajar por mi trabajo, pero mi jefe me encomendó encabezar una auditoría a una de nuestras unidades de negocio en Monterrey, en donde se tenían sospechas de algunos malos manejos.

  • Llévate a Carlos, es muy hábil con los números, ponlo a trabajar y tu concéntrate en la estrategia - Me ordenó el CFO de la compañía, a quien le reporto directamente

Carlos tiene 30 años, es actuario y es broker en el departamento de inversiones, viendo cosas relativas a la bolsa de valores y los mercados de divisas. El jura que algún día será como el lobo de Wall Street, y supongo que tiene posibilidades siempre y cuando se aplique más y deje de perder el tiempo en el twitter, pero bueno.... ¿quién soy yo para juzgar?

  • Hola Camila, ¿te puedo interrumpir un minuto? - Dijo Carlos en la entrada de mi oficina

  • Claro, pasa y toma asiento. ¿vienes por lo de la auditoría en Monterrey verdad?

  • Sip, a sus órdenes jefa - Dijo bromeando

Siempre me encontraba a Carlos en la cafetería o en el elevador, pero ya de cerca pude apreciar esos músculos bien desarrollados debajo de su camisa de corte slim fit, de esas que me gustaría que usara mi marido que tiene espalda ancha, pero que no se anima a ponérselas por la prominente panza que tiene.

  • "Apuesto a que tiene el abdomen y los pectorales bien marcados" - pensé mientras seguía viendo lo bien que le quedaba esa camisa

  • ¿entonces? ¿cuál es el plan Mila? - Me preguntó entusiasmado

  • Nos vemos mañana a las 6:00 a.m. en el aeropuerto, vamos a estar por lo menos tres días allá. Vamos a auditarlos y necesito que me ayudes a revisar sus indicadores, hay algo que no checa en sus márgenes

  • Ok, pero yo de contabilidad no se mucho, la gerenta de costos eres tú - aclaró

  • Llévate tu laptop, vamos a necesitar que analices números con tus habilidades matemáticas, allá te explico

Llegando a casa le expliqué a mi marido que tenía que viajar por trabajo y que nos veríamos hasta el fin de semana, no estuvo muy contento con la idea pero ni modo. Me pidió que le llamara por la tarde/noche ya que estuviera en el hotel y que me mantuviera comunicada para saber que estaba bien.

El vuelo salió temprano y yo tenía pensado llegar directo a las oficinas para comenzar la auditoría de inmediato y no darles tiempo a ocultar algo. Mientras más rápido acabáramos, más pronto regresaríamos a casa.

En el avión Carlos y yo hablamos del viento y las heladas, y hasta casi lamenté no haberme dado la oportunidad de conocer a alguien tan simpático, carismático y bien articulado como él, y más aún estando en la misma compañía.

Fue un día más bien productivo y Carlos hizo gala de sus talentos con los números, literalmente desmenuzando los registros de esa unidad de negocio. Afortunadamente los análisis preliminares mostraron que todo tenía pinta de estar en regla y de que los supuestos malos manejos solo eran una falsa alarma.

Salimos de ahí alrededor de las 9:00 p.m. y fuimos por una buena cena, porque durante el día solo habíamos comido pizza y teníamos ganas de algo delicioso.

Todo había ido perfecto hasta que llegamos al hotel...

  • Buenas noches, tenemos reservaciones a nombre de Camila M y Carlos R

La chica en el counter del hotel buscó, buscó y volvió a buscar en su computadora hasta que nos confirmó la tragedia

  • Disculpe señorita, es que solo me aparece reservación para usted, pero para el señor no hay registro de nada. Y me apena mucho pero no tenemos habitaciones disponibles, tenemos un evento de ventas en nuestro centro de negocios y todos los asistentes nos saturaron la disponibilidad

  • No es posible, la persona que me reservó habitación debió haber pedido también para el señor R

  • No, me apena mucho pero no tengo reservaciones para el señor. Sin embargo por un costo extra puedo hacer su reservación doble, misma habitación - Ofreció la señorita

  • "Pinches secretarias pendejas!!!" - Pensé mientras apretaba los labios de la ira. Pero regresando iba a averiguar quién había sido la incompetente y la iba a poner en la calle, me lo juré en ese mismo momento.

Carlos y yo analizamos nuestras opciones, había pocos hoteles en la zona y ya era tarde, no habíamos rentado auto y mandarlo en taxi a recorrer hoteles para ver dónde había lugar suponía el riesgo de solo perder tiempo y de todas formas terminar aquí mismo. Así que como dos adultos responsables y respetuosos, decidimos que podíamos compartir la habitación.

Afortunadamente la habitación era grande, de esas que tienen hasta una salita para visitas y un escritorio para trabajar.

Cuando la señorita dijo que podía hacer la habitación doble obviamente se refería a alojar dos personas, no a poner una cama extra. Miré con preocupación la elegante y cómoda cama queen size pensando en cómo decirle que esa iba a tener que ser para mi.

  • Bueno, pues ya está, te quedas en la cama y yo junto los sillones - Dijo Carlos anticipándose

Agradecí el gesto de caballerosidad y procedimos a prepararnos a dormir.

Otro problema, yo no había llevado pijama pensando en las muy seguramente calurosas noches de Monterrey.

Carlos pensó lo mismo.

Me desvestí en el baño y me puse una camiseta ligera que afortunadamente había empacado. Lo malo es que no era tan larga como hubiera querido, me tapaba apenas un poco más abajo de media nalga y se alcanzaban a ver mis pantaletas de encaje.

Como pude la estiré y salí del baño con una toalla para bloquear la vista. Entré a la cama, apagué las luces y entonces fue el turno de Carlos para ir al baño y prepararse.

Estaba oscuro pero pude apreciar que salió del baño solo en calzoncillos, juntó los dos sillones individuales que había y trató de convertirlos en una cama improvisada.

Luego de algunos minutos en los que lo escuché luchando por hallar una posición cómoda, Carlos se levantó y abrió los cajones del armario buscando algo...

  • ¿qué buscas? - pregunté

  • una sábana o algo para poner en el piso y quedarme ahí, los sillones son muy pequeños y no voy a poder dormir ahí

En verdad los sillones eran casi como de casa de muñecas, pobre, no quería que durmiera en el piso tampoco, así que lo medité y le ofrecí:

  • Ven a la cama, es suficientemente amplia para los dos

  • Pero... es que... no cómo crees! - Titubeó

  • A ver, me hago para el extremo y tu en el otro, mira, si cabemos - Insistí

  • Bueno... muchas gracias, mañana ya buscamos otro hotel desde temprano

Pasaban los minutos pero ninguno de los dos podíamos dormir, solo estábamos ahí inmóviles cada uno en nuestro lado de la cama

  • ¿en qué piensas? - pregunté

  • En que es la primera vez que voy a dormir con una mujer

  • No inventes!!! ¿cómo crees? no te creo!!!

  • Si, es decir.... he ido a hoteles con mis novias pero de entrada por salida. Nunca he "dormido" con alguien

  • Ah, ya te entendí. Bueno pues no es cosa del otro mundo. Algún día cuando te cases va a ser lo más normal del mundo

  • Cuando me case yo espero dormir muy poco y pasar toda la noche teniendo sexo con mi esposa.

  • Bueno pero eso no va a ser siempre, habrán días que solo vayan a dormir

  • ¿entonces tu no tienes sexo con tu esposo todas las noches?

  • Pues.. no, a veces no. Depende del humor que tengamos

  • ¿y de qué humor estás ahora Mila?

  • Bueno, digamos que si fueras mi esposo, ya estaríamos haciendo travesuras

  • Me gustaría saber que se siente hacer travesuras con una esposa y luego quedarnos dormidos, sin tener que después llevarla a su casa - Dijo con genuina ilusión

  • ¿quieres una probadita? - dije con tono de complicidad

Luego se acercó a mí y comenzamos a besarnos debajo de las cobijas. Suavecito, subiendo la intensidad poco a poco y sin prisas, así como me encanta a mí.

Me sobaba los senos por debajo de la camiseta y también me apretaba las nalgas. Todo mientras nos besábamos.

Luego levantó mi camiseta y comenzó a chupetear mis pezones, y a ensalivar mis tetas, yo las junté con mis manos para que las disfrutara mejor.

Luego metí la mano debajo de sus calzoncillos, y comencé a masturbarlo hábilmente, luego me incorporé para hacerle sexo oral

  • Si tu me chupas, entonces yo te chupo a ti también - Le dije

Su pene aún sabía al jabón con el que se había duchado, y procuré darle una mamada bien hecha pero moderada, no quería que terminara en mi boca o en mi cara.

Luego metió su mano por debajo de mis pantaletas y comenzó a masturbarme de manera deliciosa, usando solo dos dedos para estimular mi clítoris y meterlos en mi vagina.

Luego también se incorporó interrumpiendo el oral que yo le estaba haciendo, para ahora hacerme oral él a mi

  • Te devuelvo la cortesía, ahora yo te como a ti - explicó

Su lengua resultó ser muy hábil e incansable, supo llevar el ritmo y la intensidad hasta hacerme alcanzar un orgasmo con el que le empapé el rostro con mis jugos. Pero yo no estaba satisfecha aún....

  • ¿me penetras un ratito? - le pedí

Y entonces me quité las pantaletas y me abrí de piernas para él.

Me lo hizo suavecito y muy rico mientras me chupaba frenéticamente los senos.

Yo gemía bajito cada que me la empujaba, y comencé a mojarme de manera extraordinaria, tanto que sentía las sábanas húmedas en mis nalgas

  • Que rico me coges - le hice saber

  • ¿te gusta?

  • si, me llenas de manera deliciosa... mmm, te siento hasta adentro

Eso que le dije pareció excitarlo muchísimo porque comenzó a taladrarme el coño muy fuerte, con esas caderas piernas y abdómen de gimnasio era capáz de desarrollar una fuerza impresionante, la cama pegaba en la pared con cada embestida y a mi por un momento me dio pena que los ocupantes del cuarto de al lado fueran a escuchar.

Ya estando en confianza, encendí la luz me puse encima de él y lo cabalgué mientras él gozaba con mis pesados senos.

Yo me deleitaba recorriendo con mis manos su cuerpo musculoso, sus hombros, sus biceps, su pecho

Cambiamos de posición y me puse en cuatro ofreciéndole una vista alucinante de mi grande, redondo y carnoso trasero

En esa posición me poseyó vaginalmente por largo rato, dándome una verdadera pitiza después de la cual yo sospeché que no iba a poder sentarme bien.

  • ¿me puedo venir en tu espalda? - me preguntó

  • estoy tomando pastillas anticonceptivas, si quieres eyacúlame adentro -

Luego bajo la velocidad pero no la fuerza hasta que explotó en un ruidoso orgasmo, yo podía sentir cómo su pene se convulsionaba dentro de mi vagina, y antes de que se hiciera pequeño y lo sacara, sentí como su abundante semen empezó a salirse de mis entrañas y comenzó a escurrir por mis muslos.

Dormimos plácidamente esa noche.

Cuando abrí los ojos, estábamos abrazados de cucharita, y su pene duro se frotaba contra mis nalgas.

Giré mi cabeza lo más que pude para besarnos en esa posición, sus manos alcanzaron mis tetas y yo levanté un poco mi pierna para darle oportunidad a que su pene encontrara de nuevo su camino a mi hueco.

Y así en esa posición volvió a cogerme, y volvió a venirse adentro de mí, juntando su semen fresco con el que aún se encontraba alojado adentro de mí desde la primera vez.

Nos bañamos, juntos por supuesto..... nos vestimos, desayunamos y terminamos el trabajo de ese día.

La inepta secretaría que había omitido la reservación llamó al medio día para disculparse y confirmar que ya tenía resuelto el hospedaje de Carlos en otro hotel no tan lejos.

  • Parece que alguien va a conservar su empleo - Dijo Carlos sonriendo

  • Y parece que alguien va a dormir muy solo hoy - Contesté yo guiñándole un ojo