Haciéndole cosquillas a nuestra nuera
Comenzò como un juego y luego se tornò en algo màs serio.
La semana pasada fuimos a almorzar a la casa de nuestro hijo y su familia. Era un caluroso dìa de verano. Cuando tocamos el timbre, el nos abriò la puerta y nos dejò entrar. Nos dijo que, mientras el continuaba con la carne en la parrilla, podìamos pasar y encontrar a nuestra nuera quien se encontraba en el jardìn trasero jugando con nuestro nieto de dos años.
Cuando llegamos allì, escuchamos a Guadalupe, nuestra nuera, invitàndonos a ver como Pedro, nuestro pequeño nieto jugaba con el agua. Ambos se encontraban dentro de una pequeña pileta inflable. Ella estaba recostada sobre su espalda sosteniendo a Pedro, quien estaba parado sobre su estòmago.
Guadalupe tenìa en ese entonces 29 años, era muy bonita y tenìa un cuerpo bien cuidado debido al ejercicio que habìa hecho luego de dar a luz. Como habìa muy poca agua podìamos ver completamente su cuerpo. Estaba luciendo un bikini rojo muy revelador. Estaba realmente hermosa. Sus pechos redondos estaban en forma y mojados eran màs sexys.
Estuvimos hablando y jugando con ellos. En un momento mi esposa dijo: "Miren quien tiene cosquillas" y le toco el ombligo a Pedro. El riò y pidiò otra vez y mi esposa repitiò esto dos veces màs. Yo le dije que era mi turno y ella me pidiò que le hiciera cosquillas a Guadalupe. Para continuar con el juego, comencè a deslizar mi mano sobre su brazo, desde el codo hasta el hombro, con mis dedos como si fueran las patas de una araña. Su piel era increìblemente suave. Ella sonriò y como su hijo pidiò por màs. Entonces mi esposa me pidiò que, ante la sugerencia de Guadalupe, le hiciera cosquillas en serio.
Yo no estaba convencido al principio, pero mirando los ojos de Guadalupe les dije: "Miren quien tiene cosquillas tambièn". Como estaba sosteniendo al niño con ambas manos su costado estaba totalmente expuesto. Mis dedos descendieron desde su hombro suave y lentamente hacia su axila. Una sonrisa comenzò a dibujarse en el rostro de Guadalupe mientras mordìa su labio. Tratò de resistir pero a los cinco segundos empezò a reir mientras mis dedos se deslizaban y jugaban sobre su sensible piel. "Esto realmente me hace cosquillas!!!" dijo ella riendo. Para ese entonces el niño habìa ido en busca de su padre y mi esposa la habìa tomado de las manos a Guadalupe, quien al estar indefensa no podìa protegerse. Comencè a hacerle cosquillas alrededor del ombligo. Ella empezò a reirse fuerte y, entre las risas, podìamos escuchar su peticiòn: "Por favor, tengo muchas cosquillas!! PAREN POR FAVOR!!!
Ahora sì era el momento de ingresar en su ombligo. Le hice un trabajo tan bueno ahì que ella estallò en una carcajada histèrica, moviendo su cuerpo hacìa arriba y hacìa abajo. Me deslicè luego y le hice intensamente cosquillas en su suave costado bajo sus costillas mientras la escuchaba diciendo: "OH, NO, NO!!! AHI NO!!!. Su risa paso a ser un grito y reìa y gritaba y suplicaba que la liberaran. Su carcajada se hacìa màs fuerte cuantas màs cosquillas le hacìa. Para entonces ya rodaban algunas làgrimas por sus mejillas.
Luego tomè su pie con mis manos y Guadalupe entrò en pànico. Comencè un ràpido galope con las puntas de mis dedos sobre la suave planta de su pie, hacia abajo hasta el talòn y hacia arriba hasta la base de sus dedos causàndole como un shock elèctrico. Su pie intentò escapar pero lo sostuve energicamente. Continuò tirando màs fuerte y casi logra huir con tantas sacudidas. Ella reìa y gritaba y sacudìa su cabeza hacia adelante y hacia atras, suplicando y pateando con su otro pie lo màs fuerte que podìa pero no pudo soltarse y lanzò un aullido de desesperaciòn: " NO, NO, NO! NO!! NO!!! JAJAJA!!! PAREN POR FAVOR! JAJAJAJAJAJA!!. Pero solamente podìa, indefensa, retorcerse en carcajadas.
De repente mirè hacìa arriba y vi alguien parado frente a mì. Mi hijo!! Dejè inmediatamente de hacerle cosquillas. Mi nuera estaba completamente exhausta y agradecìa la llegada salvadora de su marido
El dijo, con una sonrisa maliciosa, que como veìa que la estàbamos pasando tan bien querìa unirse a la fiesta. El sonido de las carcajadas histèricas se pudo oir, por lo menos, dos minutos màs.