HACIENDO TAREAS en el RÍO 6

Una sensación única, solo el que ha tenido una buena verga en el interior de su culo y esta verga deposita todos sus jugos, toda su esencia en lo más hondo de su ser; puede volver a vivir lo que se siente en su interior

HACIENDO  TAREAS  en  el  RÍO 6

No aguantaba pasaran los días y las horas para que el Viernes llegara y llegó, era un día fabuloso, altas nubes blancas, cielo azul al fondo, sol radiante y un calorcito estupendo.

El colegio ni lo sentí, tanta era mi premura por volver a aquella playita del río que las horas volaron.

Solo pensaba en lo sabroso de estar con esos cinco machos, totalmente desnudos; para que al final de la tardeada nos hiciéramos unas suculentas pajas.

Al llegar a la casa, rápidamente me cambié de ropa; comí de lo más apurado, que hasta creí que me iría a hacer daño.

Como de costumbre a esa hora, la casa solo la habitábamos mi hermana y Yo.

Mis padres trabajando y mis abuelos que eran nuestros encargados en la casa de ellos, en espera que hiciéramos la tarea y nos portáramos bien.

Yo siempre me porto bien, me decía a mí mismo.

Jajajaj ja jajaj  bueno, con pequeñas salidas al balcón sin permiso; pero…

A eso de las 2 pm ya había realizado lo básico de tareas y ese día no dejaron mucha, Yo siempre me disponía a ir a las 3 pm a la playita; pero se me ocurrió que en la casa, en la bodega; para ser más exactos, hacía un par de años que había una botella de un ron nicaragüense que nadie la tocaba y estaba sellada.

Con la botella en una mochila, unos churros más y el paquete estaba completo.

Llegué a la cita a las 3:00 p.m. exacto.-  Los amigos ya estaban allí; me extrañaba que ellos salieran antes de la hora en que salían los demás y luego me explicaron que era porque el Sargento Gómez los apuntó en el diario, como afuera en misión y luego francos para que salieran tranquilos, mucho más temprano.

Todos estaban solo con los pantalones de reglamento, estaban tranquilamente tomando café de un termo que sería de la cocina de la unidad.

Esos cuerpos estaban bronceándose bien rico, con una fina capa de sudor en todo el dorso y los brazos de algunos de ellos al estar estirados hacia arriba dejaban a la vista unas matas oscuras en los sobacos ó axilas que a mí me elevaban el morbo.

El primero en notar mi presencia fue Núñez, me lanzó un silbido y batiendo sus manos me indicó que me apurara.

Cuando llegué a donde se encontraban, un saludo con apretón de mano a cada uno fue el comienzo de la amena reunión de ese día.

Los pezones oscuros y grandes de Núñez me invitaban a mamarlos con mis labios frunciéndolos, para luego mordisquearlos con los dientes y succionar hasta que alrededor se torne rojizo.

En general, todos ellos estaban bien buenotes; estaban charlando sobre un grupo de mujeres que hicieron un zafarrancho en la entrada de la Fuerza Aérea por Rodríguez, eran 3 mujeres que las tres llegaron al mismo tiempo a buscarlo y todas decían ser su legítima mujer.

“Mujer” en el sentido de que vive con él y cada una tenía la razón, todas viven con el maritalmente; lo que pasa que él no solo tiene a una en tal situación, tiene tres y a las tres les cumple y ellas querían sorprenderlo al ir a traerlo a la unidad por el cumpleaños de Rodríguez que era ese Domingo.

Jajaja ja ajjajajajaja las sorprendidas fueron ellas, tremendo vergueo armaron, el tal Rodríguez mejor ni se asomó al portón, lo iban a linchar esas tres.

Los guardias intervinieron a tiempo y el Oficial de Día no se enteró.

Pero Rodríguez dijo que mejor salía noche, pero que con esas fieras afuera ni loco y que además a ninguna la visitaría este fin de semana, va a esperar que se les baje la furia.

A todo esto, ellos tenían sus tazas de café y no me habían convidado; pensando en eso estaba cuando Flores se levanta y tomando una taza que sobraba la llenó de café y me la pasó.

Cuando la tomo y doy el primer sorbo, mi sorpresa es que no es café; es vino de coyol.

El cambio del líquido me sorprendió, nunca había probado el vino de coyol (bebida extraída del palo de coyol que se cultiva en el Departamento de Olancho) y me pareció  muy fuerte, Flores al ver mi reacción me lo rebajó agregando azúcar a la bebida y fue más suave al paladar.

Luego que me hubiera tomado la taza de vino de coyol, propusieron que fuéramos al otro lado del río; allá tenían más vino ya que el del termo se había terminado.

Me dijeron que solo me esperaban de ese lado ya que si no los miraba me hubiera marchado y ellos tenían razón.

Flores tomó mi ropa y la alzó por su cabeza nadando y sosteniéndola en alto para que no se fuera a mojar.

Al llegar la colocó al lado de todo el resto de ropa y nos dispusimos a charlar un rato más; estas reuniones me empezaban a gustar por dos razones muy claras: Primero: Este es un grupo de hombres, jóvenes aún; pero hombres que cogen con mujeres y que entre ellos se divierten un poco con toda naturalidad.-  Segundo: Todos son mayores a mí y me toman como un igual y la confianza que están dándome nunca la había sentido en ningún grupo de mis amistades.

Ya todos dispusimos bañar un rato, otros descansar y charlar al par de un traguito de vino de coyol y para mi sorpresa, había barbacoa de hotdog a las brasas.

Aquello estaba de lujo, los traguitos, las boquitas y el refrezcón de ojos que me estaba dando con cinco fulanos tirándose al agua con las bolas al aire sin la menor preocupación.

Todos argumentaban que al hacer el servicio militar en un inicio, todos tenían vergüenza de estar desnudo frente a otros tipos y peor, cuando los demás estaban desnudos también.

Dijo Sánchez que su primer día fue especial, él llegó de su pueblo llamado Oropolí, en el Departamento de El Paraíso; entre sus amigos le decían yuca porque él es el más blanco de piel de todos ellos.

Y cuando llegó a la unidad de reclutas le ocurrió lo mismo.

Estaba haciendo la fila en la enfermería, para la revisión médica; habíamos unos 70 o más.

Se asomó una enfermera muy bonita y poniendo voz seria y autoritaria nos dijo: “Señores, el médico los va a ir examinando uno a uno; pero se va a trabajar en grupos de tres, todos tienen que quitarse la ropa y dejarla en donde están; cuando escuchen siguientes, pasan de tres en tres; ¿está claro? si, se escuchó e inmediatamente levantó la voz y repitiendo ¿está claro? todos gritaron SÍ ESTÁ CLARO.

Así me gusta, dijo ella.

Entró a la sala de revisiones y un par de minutos después sale y nos queda viendo muy seria.

Todos esperando las palabras para entrar y la enfermera dice: “Creí haber sido clara cuando dije: TODOS TIENEN QUE QUITARSE LA ROPA y eso es toda la ropa, ¿Me escucharon decir que se quedaran en calzoncillo o qué? NO SEÑORITA ENFERMERA contestamos todos en coro dijo Sánchez.

Nunca en mi vida había estado desnudo frente a otra persona y ahora me tocaría estar frente a casi cien hombres y UNA MUJER.

En mi vida una mujer me había visto desnudo, estaba todo abochornado, lo peor de todo es que era el número dos en la fila y tenía a la enfermera al frente mío, mirándome con cara de mala madre.

Les explicaré, dijo la enfermera; Soy la Sargento Mayor Sánchez y al igual que a los demás clases, mis instrucciones se acatan y sin preguntar.

Así que fuera calzones y todos en fila.

Ni una palabra más, todos nos quitamos los calzoncillos, Yo me tapé la verga que para ese momento la tenía más pequeña que un frijol. jajajajJAJAJAJjajajaja kjajajaja  que pendejo sos Sánchez le dijo Núñez, si que sos papo.

Todos reímos del comentario.

Todos estábamos muy atentos en el desarrollo de la historia y Sánchez sale con una de sus tarugadas.

Bueno, cada quien tiene su forma de ser.

A todo esto, Todos estábamos escuchando la historia del primer día en la jura de cada uno de ellos; cuando sin decir si quiera aquí voy Yo, Rodríguez se mueve de tal forma que su cuerpo quedó frente a mí, sus piernas elevadas o más bien recogidas; su espalda al suelo, sus huevos y su verga caían suave y prolongadamente como queriendo cubrir su culito y su glande llegaba casi a la altura de su ano, como almohada utilizó la pierna de Torres.

Yo nunca había visto a dos hombres con esas confianzas de poner la cabeza a la altura de la pierna y rozando la parte de la verga en ocasiones cuando estiraba su brazo hacia atrás estirándose.

Que movidón me dije Yo, que rico se ha de sentir que alguien esté así sobre uno ó mejor aún, estar uno en la posición de Rodríguez, sobre la pierna recia y firme de otro hombre.

Continuaba Sánchez con el relato de su primer día y como pasaba vergüenza al desnudarse.

Al decir esto la Sargento enfermera Sánchez, mi mismo apellido tenía que tener para haberme jodido así: dice Sánchez el amigo, que eso se dijo a sus adentros.

Un soldado se atrevió a hablar y era precisamente el que quedaba en la mera entrada, bajo el marco de la puerta de la enfermería en donde atrás de él; lo que quedaba era el patio abierto y allí circulaban no solo soldados, sino; que también mujeres soldados y demás personal femenino de la unidad y le dijo que si podía pasar.

La Sargento Sánchez le preguntó que cuantos habían afuera y le dijo que unos veinte.

Bueno, dígales que pasen todos de una vez y así todos aquí adentro se alistan para el examen médico.

Eso implicaba a veinte hombres más, veinte tipos desnudos completamente en un área que ya nos quedaba ajustada y con ese grupo como que íbamos a quedar pegados unos con otros.

Se me van colocando en fila india uno tras otro, todos ya saben sin ropa que no queremos perder tiempo, cuando salgan; toman su ropa, ESCUCHEN BIEN LO QUE DIGO: cuando salgan del examen médico, toman su ropa, no digo que se la pongan, toman su ropa y pasan al otro salón y en fila van esperando en el  mismo orden porque allí continuaremos la otra parte del examen.

¿ESTÁ CLARO TODO?  SI SARGENTO SÁNCHEZ gritamos todos.

Ok, dijo y volvió a entrar al salón de revisión.

En ese momento miraba como Rodríguez habría un poco más las piernas y se reacomodaba con un pequeño levantamiento de pelvis, dejándome ver un culito rico, rosadito alrededor y fruncidito.

MMM una delicia, no pude resistir pasar mi mano por mi pija y sobarla al par de deleitarme viendo la entrepierna de Rodríguez y este estirando su brazo hacia atrás toqueteaba la riata de Torres, que a medida Rodríguez la jugaba iba tomando una postura más gruesa y tensa.

Flores a mi lado, me pasó el brazo sobre los hombros; podía oler aún el aroma de su desodorante porque quedaba a la altura de mi hombro su axila y el poder aspirar ese aroma que era una combinación de macho sudado y desodorante juntos, tan cerca de mi nariz; comenzó a crecer mi pija ya que me sentía como una criatura indefensa y protegido por un macho, al igual que el otro día cuando Flores me tendía la mano para ayudarme en el río.

Flores no paró allí, me apretaba contra sí mismo y en ocasiones acariciaba mi cabeza; revolvía mi pelo con cariño, enredaba sus dedos en mi pelo que al par del de ellos era largo.

Creo que disfrutaba de la sensación de un pelo más largo del propio y que esto lo motivaba a acariciarme así.

Yo me dejaba hacer de lo más delicioso, pasé mi mano atrás de la espalda de Flores y lo abracé, Sí, lo abracé pensando en que me rechazaría y no fue así.

Al contrario de lo que Yo pensaba, me apretó un poco más contra él y sentí un beso en la cabeza que provenía de su boca.

Núñez al ver esto dijo:  mMMMM que romántica pareja, como que voy a tener que casarlos a ustedes dos. Jajajajjaja

Todos se rieron de la ocurrencia de Núñez.

Flores, no me soltó; sino que tomó mi cara con la otra mano y me dio un beso bien sonado pero al ras de la comisura de la boca, pude sentir sus labios rozando por milímetros mis labios y mi verga se estiró de un solo.

Haaaa papo, eso te gustó dijo Torres.

Yo quede callado, estaba algo intimidado por todo ese toqueteo entre hombres “heteros”, me tenía desconcertado, pero también maravillado de lo sabroso que se sentía poder hablar, tocar, acariciar a otro hombre sin que pongan el grito en el cielo.

Esa era la verdadera razón por la que había vuelto, había encontrado un grupo en el cual encajaba; no había motivo para hacer melodramas de comportamiento si lo que se sentía en ese momento era sabroso y gustaba a todos los allí presentes, sin menos cavar que éramos un grupo de hombres que gozaban estando con otros hombres; pero que algunos tenían y gustaban de las mujeres también.

Para aquella época no sabía los conceptos de heterosexualidad, bisexualidad, homosexualidad (casi nada de este); pero lo disfrutaba.

Flores seguía teniéndome bajo su ala y Rodríguez a Torres ya lo tenía cachondo de tanto sobarlo con el brazo cuando sin indicarle nada, con su mano Torres toma la verga que ya la tenía bien parada y comienza a pasarla por la mejilla de Rodríguez.

Rodríguez, comenzó a mover su cabeza de tal forma que la verga de Torres se restregara por toda su cara y comenzara a mánchalo de precum que Torres resumía en abundancia.

Rodríguez comenzó a dar besos en el glande y a sacar su lengua para lamer esos jugos de macho.

Su propia verga ya estaba bien empinada, apuntando al cielo y su dueño serpenteaba del gusto de comenzar a mamar una buena riata.

Yo por mi parte, a Flores comencé a acariciarlo por el pecho, él seguía con mis cabellos y mi mano en su espalda se la acariciaba toda hasta comenzaba su raja.

Las piernas de Flores eran una delicia, las frotaba y acariciaba, subí por ellas con mis manos y las jalé para colocarlas sobre las mías y poder seguir acariciando con mayor placer.

Su verga se pronunciaba completamente erecta y bamboleante ante mi mirada inquisidora de esa ricura de pija.

Flores, sabía el efecto que estaba teniendo en mí y con su mano izquierda solo tuvo que hacer una pequeña indicación para que Yo me agachara sobre su mástil y comenzara a mamar.

Me prendí como ternero de año al biberón, esos jugos que emanaban de esa manguera eran un manjar a mi paladar; podía sentir lo dulce de las frutas en abundancia que había engullido mi macho.

Raro sentí ese sabor, un toque salado y un toque picante; asumo que por la bebida.

Sus huevos estaban forrados de un millar de pelos muy finos y cortos, su ingle estaba como campo de fut; recortado a medias y dejado a una altura en que se divisaba perfectamente su piel en un tono contrastante al resto del color de su cuerpo.

Esa zona no acostumbraba a estar expuesta, sino; hasta hace un mes que comenzaban a ir al río.

Hay muchos detalles por relatar, pero será poco a poco; ese pubis a medio cortar me tenía intrigado, todos lo llevaban bien abundante y porque él no.

Su verga me entraba a la frontera con mi garganta, amenazaba con ahogarme.

Flores no ejercía presión en mi cabeza, era Yo quien quería meterme todo su nabo en mi boca y hacerlo cruzar esa frontera de la campanilla y poder sentir su grosor en mi interior.

Núñez por su parte, había comenzado un rico 69 con Sánchez, nunca había uno así de cerca; en el río lo vi hacer, pero nada tan caliente y vivaz como verlo a medio metro de ti mismo.

Flores comenzó a buscar mi trasero, Torres tenía su verga en la garganta de Rodríguez y se cogía a Rodríguez por su boca; no hay otra forma de expresar lo que veía, Torres estaba como haciendo pechadas sobre la cara de Rodríguez y este se limitaba a tirar su cabeza hacia atrás y colocar su garganta de tal forma que el trozo de carne que le entraba no encontrara resistencia alguna.

Torres bufaba de lo estrecha que era la garganta de Rodríguez, sus más de 20 centímetros llegaban a entrar completos y sus huevos chocaban con la boca de aquel portentoso soldado.

Rodríguez tenía algunas lágrimas en sus ojos, sus manos tomaban su propia pija y la estrujaba con fuerza en vez de pajearse suave y sabroso.

Sus brazos se tensaban en cada estocada que Torres le arremetía y continuaba su búsqueda de oxígeno para sobrevivir ese bombardeo de pija y huevos en su boca.

Ver a aquel enorme hombre sometido por uno de menor contextura era sub-realista, pero súper excitante.

La verga de Flores me llenaba la boca por completo, de su glande brotaba una cantidad deliciosa de precum y su jadeo me indicaba que estaba haciendo una buena mamada a uno de los hombres que más me ha gustado hasta ese entonces.

Entre Núñez y Sánchez, la mamada en 69 seguía en todo su apogeo; ambos se metían los dedos en el ano una y otra vez, cada vez eran más los dedos que entraban en esos culitos.

Todos ellos me habían confesado que nunca les había gustado estar con otro hombre y que ninguno lo había hecho con otro macho.

La razón por la cual decían que se comenzaron a reunir y hacer “tonteras” era porque era divertido hacer cosas prohibidas para la sociedad y para la mili.

Sobre todo para la mili, por curiosidad y porque todo comenzó en una plática comenzaron a despelotarse unos y los otros poco a poco, hasta llegar a la primera masturbación grupal.

Cuando llegue el miércoles pasado era como la quinta vez que se habían masturbado, pero la primera en que se bañaban unos a otros con sus corridas.

Y ahora Núñez le comenzó a dar una lamida de culo a Sánchez y este le metía cuatro dedos en el trasero a Núñez.

Ver ese trasero completamente ocupado por una mano así de grande, compa; eso ha de haber estado súper caliente; porque se necesita mucha excitación, lujuria y deseo para poder recibir esa manaza en el agujero del culo.

Núñez bufaba de lo sabroso que sentía y no ocultaba palabra alguna para pedir más.

Sánchez no lo decepcionó, sin mediar palabra; le dio la vuelta a Núñez, haciéndolo que quedara de espaldas, sus piernas al aire y la mano nunca se la sacó del culo para hacerlo girar sobre ella y poderlo mantener bien dilatado.

Núñez tenía el rostro completamente rojo de la excitación, ya no hablaba, solo jadeaba y Sánchez solo sacó su mano de ese trasero para enterrar en él su verga completa hasta la empuñadura.

Núñez quiso retroceder o detenerlo al sentir como iba tan profundo, imposible de lograr; la verga ya estaba enterrada y solo le dio respiro mientras colocaba los talones de Núñez en sus hombros, para tomarlo del muslo y atraerlo aún más y acostarse sobre el pecho de Núñez con un cadencioso vaivén de las caderas, que solo lograban escavar más profundo en aquella hasta entonces cavidad anal.

Sánchez sí que se estaba culeando a Núñez, lo tenía domado completamente; hacía con él lo que quería, lo ponía de lado y levantando una de sus piernas se la colocaba en la parte de atrás de su propia nuca a Núñez y abriéndose en un arco, saltaba para que la otra pierna quedara en medio de las suyas propias y tenerlo abierto como escuadra, para que de esta manera no quedara milímetro de fuera.

Esa pija sí que era una pija nacida para coger.

Así como estábamos Flores y Yo, solo tuve que saltar sobre su regazo y con mucho cuidado; coloque la punta de su lanza en la entrada de culito, que por la excitación de todo lo probado y lo visto que realizaban los demás, tan solo al sentir como la cabeza deslizosa rondaba en la entrada; mi esfínter comenzaba a abrirse como pez boqueando.

La sensación de un cuerpo grueso, suave pero duro, embarrado en una sustancia que facilita se deslice y con un calor que pareciera que está derritiendo todo cuanto toca mi culito hambriento le fue dando entrada, pero solo la punta y me refiero a la puntita de ese glande entraba con facilidad; era ancha, no tanto lo grueso, lo ancho de ese nabo que estaba por recibir.

Su anchura era bestial, era de esas pijas que son chatas y dejando que mi peso hiciera lo suyo; me fui dejando caer poco a poco, mi ano ardía, mi conciencia decía para, pero mi lujuria quería más y más le di.

Tras traspasar el primer esfínter la cabeza de tan colosal bestia, el cuerpo me entró como en empujones.-  Sí, sentía como cuando un carro frena y retrocede, pero adelanta y vuelve a frenar.

Uffff, eso duele.

Sentía un chile metido en mi culo y que estaba totalmente abierto, sentía como el glande rosaba las paredes de mi ducto y como me masajeaba por dentro, de repente en algo topo y no podía entrar más.

Un dolor agudo me invadió y grite, no tome conciencia que al otro lado del río nos podrían escuchar, pero grite y Flores tapo mi boca; me dijo: “cálmate, quédate quieto y se te pasará”, obedecí y luego de unos segundos, el dolor comenzó a desaparecer y pude sentir que en mis adentros algo fluía, pensé que me habría desgarrado, pero el dolor desaparecía y algo lubricaba mi interior, era el precum de Flores que me estaba regando el intestino y lubricando de esa forma el camino a transitar.

Vaya, si que dolió; pero por fin pude sentir que los pelos del pubis de Flores estaban en contacto con mis nalgas y que la pija de Flores bien topaba con mi ombligo, que experiencia el solo hecho de estar ensartado así.

Ya sabía a ciencia cierta porque a tanto hombre le encanta tanto la verga bien adentro de su ser.

Fue Flores el que comenzó a levantarme con sus manos apoyadas en mis nalgas y así frente a él como me encontraba, mi propia pija se frotaba contra su abdomen.

Que sensación más grandiosa es sentir cuando la verga va para afuera y sentís como si arrastrara tu intestino para afuera, pero en realidad es cuando va frotando la próstata a su salida.

Pero es sublime cuando viene para adentro nuevamente, es brutal como adivinas con tu cerebro cuando va taladrando el camino ya recorrido y vuelve a sobar todo allí adentro, puedes sentir tus mismos pliegues bien estirados y como rebotan esas bolas en tu exterior, ese sonido como aplauso que te hace gemir, te hace vibrar y subir y bajar por un torbellino de sensaciones que vienen de tu interior que es gratamente frotado por una verga de macho sin igual.

Perdí la posición de los demás, solo tenía conciencia de lo que ocurría en mi interior y como eso hacía que mi piel sufriera trastornos que me hicieron saber que hay más de un órgano sexual en el cuerpo de un hombre, porque podía sentir mi ano contraerse alrededor de ese mástil de carne palpitante y como esa riata anchaba mi esfínter y como en sus viajes dentro y fuera rozaba mi próstata con fuerza y gran constancia; además de lo dilatado que estaba mi intestino que sentía que fuera tal guante que envolvía ese apéndice que nos unía a mi macho y a mí.

Ya no cabalgaba, saltaba en aquella verga y mis glúteos eran resortes para volver a saltar.

Podía sentir a aquel hombre llamado Flores en lo más hondo de todo mi ser.

Sin haberme tocado si quiera, desde que comencé la cabalgata o salto de caída libre sobre ese mástil de carne gruesa y jugosa que comencé a tirar leche como nunca lo había logrado, eran descargas fuertes, gruesas y abundantes.

La primera llegó hasta la cara, pelo y pecho de Flores, otra por sobre el hombro de este y a mi cara; otra se quedó aprisionada entre nuestros cuerpos y un par más que terminaron en nuestros pechos.

Mi esfínter apretaba la enorme pija que tenía alojada dentro de mí y pude sentir que casi al terminar de desbordarme sobre mi amante y Yo, Flores; comenzó su tarea de irrigación interna dentro de mi ser.

Su pija se tensó y comenzó a llenarme de una lava abundante y caliente, podía sentir como era de caliente que parecía fuego dentro de mí.

Una sensación única, solo el que ha tenido una buena verga en el interior de su culo y esta verga deposita todos sus jugos, toda su esencia en lo más hondo de su ser; puede volver a vivir lo que se siente en su interior al ocurrir tal hecho memorable en la vida de un hombre que sabe sentir y disfrutar.

Caí sobre el hombro de Flores, ocultando mi cara en su cuello y el apoyándose en mi pecho; con nuestras piernas entrelazadas y Yo aún con su miembro en mi interior, pude sentir como ese apéndice de lujuria, sensaciones y sexo puro; iba perdiendo grosor, longitud, pero aún así; me estaba dando una extraña y nueva sensación de placer sin igual, logrando hacerlo hasta que el último centímetro de su longitud abandonó mi interior.

Todos nos aplaudieron, posiblemente hace poco habían terminado entre sí y nosotros fuimos los que terminamos dándoles la función sexual del cierre.

No importa, supe lo que era hacer el amor y no solo tener sexo con otro hombre.

Nos tumbamos, al bajarme de sobre Flores; mis piernas no querían responderme y prácticamente tuve que dejar que mi peso hiciera todo al caer a su lado.

Pasados un par de minutos, nos fueron diciendo que parecíamos que solo nosotros estuviéramos allí y que los bramidos, jadeos y cosas lujuriosas que nos decíamos era porque realmente así lo sentíamos y no nos importó que ellos fueran testigos de tan sabrosa y morbosa situación.

Yo no dejaba de resoplar y Flores se miraba agotado.

Fueron trallazo tras trallazo que me depositó y lo comenzaba a saber, pues de mi culito; comenzaba a escurrir su leche y podía sentir como bajaba por mis glúteos a mis piernas.

Rodríguez nos instó a meternos al agua y dejar limpios los cuerpos, para poder descansar un poco; pues esto no acaba aquí dijo.

Ya saben lo de los nombres que es bla bla bla por razones de comprensión a los involucrados.

Espero te haya gustado y me valores, comentes y escribas a mi email.

LUDAVAGI

Joanve09@gmail.com