HACIENDO TAREAS en el RIO 3

Ven dijo el Cabo, arrodíllate allí; AHORA gritó él militar.- El chaval se hinco y quedó con su cabeza baja, el Cabo se acercó a él y le dijo: “a ver cabrón, sácame la verga y comienza a mamar”, el soldado Martínez automáticamente se puso en alerta por si alguien venía; para que no los sorprendieran

HACIENDO   TAREAS  en  el   RIO 3

Cuando llegué esta tarde a mi balcón preferido arriba de la rivera del río, escuché el palmoteo en el agua y asumí que alguien estaba nadando allí, era día  Sábado, por lo que asumí que los chicos del Central no eran.

No podía ver quien se bañaba en el río, solo había un tipo; se adivinaba joven y de un tamaño grande, su piel era oscura, no de un tipo de raza negra; pero bien curtida por el sol y parejita, porque note que sus nalgas asomaban a la superficie y no llevaba nada que las tapara.

Rápidamente tomé una posición en la cual no me pudiera ver, el follaje me tapaba, estaba bien sabido por mí que no se miraba puesto que Yo mismo baje una tarde que no había nadie en el río y pude constatar desde varios puntos de vista y no se notaba nada viendo hacia arriba.

El tipo estuvo nadando como unos 20 minutos de un lado al otro casi sin descansar, en eso estaba y Yo un tanto aburrido pues no le lograba ver su cuerpo ni su palomita.

El chavo paró a mitad del río, nado hacia la orilla y se tumbó boca arriba a tomar el sol; sacó un refresco de botella y se dispuso a disfrutarlo, en eso estaba cuando del extremo derecho del río sobre el mismo lado del que estábamos el chico y Yo, salió un militar, sí, un militar con fusil y todo y lo comenzó a llamar que se acercara a él.

El militar llamó al chavo y este un poco como asustado dijo a ponerse su calzoncillo blanco, no atinaba a meter los pies en el agujero correcto; el militar o chafa como le decimos en Honduras lo llamaba apurándolo.

Al llegar el chaval a donde estaba el chafa le dijo que en que podía ayudarlo y el chafa le dijo: “Estas tomando guaro verdad?” no, contestó el chaval, mmm a mi me parece que es guaro dijo el chafa.

No, vea usted; es solo una coca; a ver vamos a ver, ustedes vienen a cada rato aquí a estar tomando y cogiendo y eso aquí es prohibido dijo el chafa.

No Señor, le dijo el chaval; aunque el chafa no era muchos años mayor que él.

Mire, solo es coca, no ando guaro ni ron.

Mmmm volvió a insinuar el chafa, mariguana has de andar en el pantalón, deja ver y el chaval le pasó sus pantalones de jeans un tanto desteñidos y le revisó la cartera que sacó de la bolsa de atrás del pantalón.

Bueno, al parecer no andas nada ilegal, PERO; lo dijo en un tono un poco más fuerte y como autoritario.

PERO, volvió a decir y agregó: “anteayer te vimos con mi compañero que vinieron en grupo grande y se cogieron a dos chavalas”.

Sí contestó el chaval, venimos un grupo y ellas nos indicaron que querían que las cogiéramos y nos las pisamos.

Yo no diría NOS LAS PIZAMOS, si fuera voz; dijo el chafa.

Yyy y y y  balbuceó el chaval, SI las cogimos terminó de decir.

No, dijo rotundo el chafa, el amigo tuyo se la cogió a la chava y voz le comiste el culito a tu amigo y luego te dieron una cogida que quedaste loco.

El chaval se quedó muy asustado, empalideció un poco, nunca pensó que los militares los alcanzaban a ver.

Es verdad, allí es una de las esquinas de la propiedad de la Fuerza Aérea, pero no se observan militares nunca.

Sí, le dijo el chafa, nosotros estamos resguardados; bien camuflajeados y los miramos siempre cuando vienen.

Y a voz, anteayer te metieron una verga que más bien parecía la de un burro.

Bien que te la zamparon, para mí que ya días te viene cogiendo.

No. No Señor, dijo el chaval, a mi no me cogieron, es que se ha de haber confundido.

Nada de confundido y ni que ocho cuartos dijo el chafa, que te la metieron hasta los huevos, te la metieron y hoy viniste a ver si encontrabas otra verga que te entrara, verdad??

No Señor, dijo el chavo, no fui Yo.-

Claro que sí, ya verás…  Martínez ven, gritó el chafa hacia el pequeño bosquecillo que formaban una serie de arboles de distinto tipo, café y algunas enredaderas, de donde salió un chafa vestido igual a su compañero y con un fusil también.

Aja, que pasó mi cabo? Para que soy bueno aquí?

Martínez, este civil dice que no lo vimos anteayer cuando le estaban metiendo una pija del tamaño de la de un burro, bien dura y hasta los mismísimos huevos.

Claro que sí mi cabo, dijo el soldado Martínez, vergüenza deberías tener que te dejaste pisar por un chaval que es un enano y ni cuerpo tiene.

Puta compa, no te da pena que teniendo ese pija de cuerpo y tu altura, un chavo que te llega al hombro y flaco como pajilla te metiera la pija toda parada y no le pegaras un pijaso (trompón, sopapo, derechazo) para quitártelo.

Pero Martínez, dijo el Cabo; si no vez que al solo recordárselo se le está parando la pija.-  A este es que le gusta que se la metan y doblada.

No Señor, dijo el chaval, a mí nunca me la habían metido, fue la primera vez.

Ahhh, veo que ya admitís que te la zamparon enterita hasta los huevos.

Jajajajjajaja  jajajajaja  rieron los dos chafas.

El chaval se observaba nervioso, tenía el rostro un poco desencajado, que dos militares lo tuvieran en interrogatorio por dejarse coger estando semi desnudo.

A ver, ven para aquí a donde estamos nosotros y me dirás si no te pudimos ver.

Lo llevaron al lado militar, caminaba en medio de ambos y el cabo al frente.

Solo llegaron al bosquecillo y a un metro había una estancia bien guarnecida por unos arbustos de café.

Luego el chaval volvió a salir, pero cuando iba a un par de metros el cabo lo llamó que se regresara.

El chaval tenía la cara con miedo, no sabía lo que le ocurriría, lo golpearían? Lo jalarían a hacer el servicio militar obligatorio?

El chaval se regresó sobre sus pasos, los dos chafas (milirates) caminaron hacia él y estando protegidos a la vista de los trabajadores de la fábrica de ladrillos del otro lado del río, que ya iban de salida; por la parte del follaje le ordenaron que se quedara en pinga (desnudo).

El chaval ya no sabía nada, comenzó a llorar y a pedirles que no le hicieran nada, que no lo fueran a golpear.

El Cabo, le dijo que se callara; que nadie lo había tocado.

Y diciéndole: “Cuando te tenían bien enculado ni chistabas, besitos le diste al muy cabrón que te pizó”.

Ven dijo el Cabo, arrodíllate allí; AHORA gritó él militar.

El chaval se hinco y quedó con su cabeza baja, el Cabo se acercó a él y le dijo: “a ver cabrón, sácame la verga y comienza a mamar”, el soldado Martínez automáticamente se puso en alerta por si alguien venía; para que no los sorprendieran.

Martínez estaba atento a los alrededores y también de lo que estaba ocurriendo entre su Cabo y el civil.

El cuerpo del Chaval se miraba tenso, comenzaba a lucir brillante por el sudor de la tención del momento y la excitación que le estaba causado la situación, puesto que su verga que estaba en reposo; sin haber sido tocada se comenzó a levantar.

El soldado Martínez le dijo al Cabo: ”mí Cabo, a este cabrón ya se le comenzó a parar, le gusta chuparle la pija”.

Sí, mira al muy mentiroso; que nunca se lo habían pizado, que estaba virgo; para mí dijo el Cabo que ya había probado.

A ver Martínez, ven a probar como la chupa este chaval, verá que parece aspiradora para mamar.

El Cabo retiró su verga que no siendo muy grande, sí que era gruesa.

El soldado Martínez, sacó su pija ya parada por lo visto y esta si era larga, muy larga; pero algo más delgada que la del Cabo.

Martínez?? Dijo el Cabo, a usted como que le prestaron de más en la repartición de pijas, jajajajjajaj   a este cabrón le va a gustar.

Sí mí Cabo, es un poco larga, nunca me la aguantan toda de un solo, las hago bramar a todas.

El Cabo era el que hacía guardia ahora y no precisamente la militar, era cuidando al par que estaban gozando al tiempo que se masajeaba su gorda verga.

Martínez, venga; muévase más cerca, aquí nos la chupa a los dos.

Estirando un poco el cuerpo el Cabo volvió a mirar sobre el río y los trabajadores ya no estaban, miró hacia el otro extremo y por parte de ellos no venía nadie.

Sí, claro mí Cabo dijo el soldado Martínez; este se acercó y el Chaval fue tras sus dos soldados.

Al pararse el chaval para moverse, su pija estaba en pleno apogeo; estaba bien tiesa y fácilmente se adivinaba muchísimo más grande que la de sus machos.

Los dos militares se voltearon a ver sin mencionar palabra, pero era claro que la pija de su sometido era la causa de esas miradas.

El chaval se volvió a arrodillar, esta vez intentado ver como metía ese par de pijas en su boca.

Los militares olvidaron el rango y dones de mando, eran solo dos tipos con uniforme que estaban poniendo a mamar a un chavo.

Todo estaba ocurriendo en términos sub-realistas, dos supuestos machos militares que se asumen heterosexuales haciendo que otro hombre los mame.

Ambos militares estaban muy desbocados, acariciaban la cabeza de su mamador, sus hombros, hasta se doblaban para acariciar ese par de enormes nalgas que adivinaba duras y tersas.

Uno de ellos hizo que el chavo se quedara inclinado, mamando al otro militar y al tenerlo con la espalda recta horizontal su mano libre fue en busca de esa zanja profunda que alberga un sabroso agujero de carne suave y calientita.

El chavo pegó un brinco cuando el otro militar buscó lo mismo y ambos al unísono le metieron los dedos en el ojete.

Al mismo tiempo detuvieron que el chavo se levantara y dejara de mamar, lo doblaron nuevamente y continuó mamándoles las pijas a ambos militares.

La escena era grandiosa, dos uniformados dejándose mamar por un chaval completamente desnudo y ahora metiéndole los dedos por el trasero en ese agujero sabroso.

Yo parecía mono pajeándome, las manos no me daban abasto de tanto que tenía que ver y solo una pija para gozarlo.

En eso estaba, cuando el Cabo se fue a la parte trasera del chaval dejando su fusil a un lado; se agachó atrás del chavo y separando sus nalgas con ambas manos le comenzó a comer el culo con toda glotonería de un muerto de hambre, hasta Yo podía escuchar como esa boca untaba saliva, lamía, hurgaba y volvía a succionar tan sabroso culo.

El chavo elevó aún más su trasero al aire y el Cabo se hincó para quedar completamente a la altura de esa fruta carnosa y sabrosa que se le ofrecía.

No tardó en pajearse al tiempo que le brindaba ese sabroso beso negro al chaval, mientras que este le succionaba la pija al soldado.

Ahora el Cabo, bajo su boca y saboreaba los huevos del chavo y rápidamente estaba mamándole la pija jalándola hacia atrás.

El soldado al ver esto, solo atinó a decir: “Hay mí Cabo, no sabía que también a usted le gustaba el rabo”, porqué no me lo dijo antes? Y tras decir esto, sacó su pija de la boca del chavo y la dirigió a las fauces del Cabo que sin mediar palabra la agarró con su mano y comenzó a mamar.

El chavo se volteó y comenzó a mamar al Cabo mientras ese saboreaba la verga larga de su sub-alterno.

El Cabo le desabrochó los pantalones al soldado y se los bajó junto al calzoncillo, luego lo volteo y comenzó a comerle el culito.

El Soldado se apoyó en la pared y tuvo que depositar su fusil contra la pared de rocas para poder sostenerse del gusto.

Se notaba que la lengua del Cabo era hábil y sabía cómo dar placer a un hombre.

El chavo no abandonaba la pija del Cabo, El Cabo se apoderaba cada vez más del culo del soldado y comenzó a meterle un dedo por el culo al soldado al tiempo que lo lamía.

El soldado al primer intento de que el Cabo le intentara meter el dedo, quiso zafarse, pero el Cabo lo sostuvo por las caderas casi sin mayor esfuerzo a causa del placer que le infringía con la lengua y luego fueron dos.

Sí, dos fueron los dedos que el Cabo le metió al soldado al tiempo que combinaba el lamerlo y puntearlo con los dedos.

El Cabo se incorporó y jaló al chaval a que se parara, allí fue evidente que la altura del chaval superaba a los soldados casi por unos 10 o 16 centímetros en sus cabezas, pero esto no impidió que el Cabo lo colocara con la cara a la altura del trasero del soldado y le empujara la cara para que lo sustituyera en el anilingüis, para el hacer lo suyo en el traserazo del chavo.

Así estaban los tres, entregados a un trío de lo mejor que había visto hasta el momento.

No sé que tendrían las aguas de ese río, pero allí por lo general los baños terminaban en algo rico, sabroso y pecaminoso de que disfrutar.

El Cabo, aflojó sus pantalones; dejándolos caer pesadamente junto con el cincho en que portaba su cantimplora y un arma.

Escupió en su mano y luego esto lo restregó en el ano del chaval para tomar su verga que lucía brillante de tanto precúm que segregaba y de una estocada, dejó ir de un solo su gruesa verga en el agujero carnoso y sabroso del chaval.

Este gritó, el sonido de ese grito se escuchó en todo el río, hasta eco causó.

El Cabo, con una mano tapó la boca del chico y comenzó a pizar de lo más rico.

El chico al sentirse completamente invadido, ya no gritaba; gemía del gusto y lamía el culo del soldado.

El soldado, con su mano libre; buscó el trasero del chaval sin dejar de darle la espalda y logró que tanto el chavo como el Cabo, caminaran unos pequeños movimientos hacia él y sin siquiera voltear a ver se fue ensartando solito el ariete del chavo.

Solo logré ver como la cara del soldado se arrugaba del esfuerzo de meter algo grande en un espacio pequeño.

Su cabeza se movía a ratos y toda estaba fruncida por el dolor.

El soldado solito fue haciéndose hacia atrás.-  Se detuvo un pequeño rato y comenzó a realizar un auto empalamiento a su trasero.

Sí, estaba él solo; metiéndose un palo duro, largo y sabroso en su trasero y ahora era el chavo el que acariciaba el pecho y la verga del soldado.

Pronto el Cabo noto que el movimiento del chaval, marcaba la metida y sacada de vergas de los tres; era un movimiento de caderas lento y cadencioso.

El chavo sí que estaba bien sabido en el arte del coger.

El chaval, no despejaba el culo del soldado ni el culo propio de una verga dentro, sus movimientos estaban bien medidos; empujaba y salía la verga del Cabo hasta su corona y retrocedía para que su pija quedara un poco más delante de la mitad adentro del culo del soldado.

Fueron minutos de arduo trabajo, deliciosa penetración y abundante gozo, el Cabo besaba la espalda del chavo, el chaval tomaba de los hombros al soldado y este se estaba pajeando a sí mismo.

El Soldado fue el primero en estallar, su cuerpo comenzó a convulsionar y a lanzar unos disparos de blanco semen, se notaba que ya días lo llevaba acumulado, habiendo acabado el soldado; el chaval no lo aflojó, lo pegó a sí y siguió bombeando y haciéndose bombear, pero fue el Cabo el que sacó su gorda pija y bañó al soldado en toda su espalda.

Parecía un rociador a presión, toda la espalda estaba pringada por millones de perlas blancas que se resumían de una verga gorda y colorada por la fricción.

Luego el chaval sacó su pija del culito del soldado y comenzó a acabar en las nalgas de este, pero en esas estaba cuando de un solo tirón lo volvió a clavar y a convulsionar en sus entrañas.

Luego, sacó su larga pija del culito prieto del soldado y dándole un beso en la boca al soldado, volteándose para dar otro al Cabo; se alejó de ellos y estos le dijeron: “Vuelve cuando quieras… (hubo un silencio) no sabía su nombre” el chavo gritó: “Fabricio, Fabricio soy Yo”.

El chavo se lanzó al río a lavar su cuerpo, los soldados limpiaron sus cuerpos con pañuelos y arreglaron sus uniformes; en eso estaban cuando se escuchó un motor de un jeep que se acercaba.

Los soldados se apresuraron a estar en el puesto indicado y gritaron: “Quién vive?” por respuesta sonó: “ruiseñor”.

Pude ver como otro soldado con mayor cantidad de rayas en el brazo saludó y recibió saludo por parte del Cabo, el Cabo hizo señales al soldado que lo siguiera y en sus lugares había otros dos nuevos soldados que quedaron a montar guardia.

Fabricio, estaba en el río y salió para vestirse; tomó sus calzoncillos y pude ver cuando uno de los nuevos soldados le indicó al otro sobre la presencia de Fabricio y ambos vieron salir al chaval con su verga aún medio parada, este se vistió y se marchó.

Todo volvió a la normalidad, Yo había acabado en dos ocasiones y tenía el pecho a reventar.

Arreglé mis ropas y me marché, no sin antes pensar que el día Domingo nunca había venido al río y que lo iba a intentar.

Espero les haya gustado, la verdad es que en este río he visto cosas riquísimas para contar, espero les pueda narrar algunas otras más.

Gracias por escribir al email.

LUDAVAGI

Los nombres de algunos han sido cambiados.

Joanve09@gmail.com