Haciendo horas extras

Al acercarme a coger la botella y servirles noté como los chavales me comían con la mirada y aprovechaban para rozarme las piernas e incluso las tetas con el brazo al mover las copas. Preferí pensar que era normal con su edad que intentaran disfrutar lo máximo y seguro que mi vestimenta les excitaba

Aquí estoy, esperando que lleguen mis visitas y rememorando que me ha hecho llegar hasta aquí en tan solo una semana. Mi nombre es Lucia, tengo 32 años y he llevado una vida muy común, como la que podría haber tenido cualquier chica de mi edad. No soy muy alta, mido 1,58 o siendo sincera, se podría decir que soy más bien bajita. Mis nalgas son bastante prominentes igual que mis tetas, por lo que desde pequeña me he cuidado mucho para mantener mis curvas controladas haciendo dieta y ejercicio desde hace muchos años. Hoy en día voy al gimnasio y sigo saliendo a correr haciendo muchas veces más de 15 km. Tengo el pelo castaño natural aunque por norma general me lo suelo teñir de rubio desde hace muchos años y lo tengo liso y largo. Mis ojos color miel son lo que más destaca de mi rostro, que por otro lado resulta algo aniñado, la gente me calcula siempre 4 o 5 años menos de los que realmente tengo.

Desde siempre he sido una chica muy independiente. Con 19 años encontré un trabajo en un supermercado en un pueblo fuera de donde vivía con mis padres y aunque la distancia no era muy grande, preferí mudarme a un piso en el pueblo donde empecé a trabajar y así independizarme. Nunca me gustó mucho estudiar, prefería salir de fiesta y por eso mis padres siempre me abroncaban, pero cuando decidí ponerme a trabajar y dejar mis estudios me apoyaron. Al principio intenté compartir el piso con alguna compañera para reducir mi parte del alquiler y los gastos aunque pronto vi que esa opción no era la vida que quería, no me había ido de casa de mis padres para tener que vivir sin la intimidad que me apetecía en ese momento, así que me busqué un apartamento más pequeño y me animé a vivir yo sola. Mis padres a veces me ayudaban económicamente y eso hacía que me lo pudiera permitir. He tenido muchos rollos y varios novios pero ninguno lo suficiente serio como para sacrificar mi libertad de vivir sola. Con 24 años empezó a gustarme viajar y no solo salir de fiesta como había hecho hasta esa edad, mis amigas o bien tenían puestos de trabajo con mejor sueldo, o seguían viviendo con sus padres y por lo tanto tenían más dinero para esos viajes que nos gustaban hacer. Yo en cambio tuve que buscarme un complemento que me permitiera disfrutar de mi nuevo hobby sin renunciar a estar sola en mi apartamento y sin tener que pedirle ayuda a mis padres.

Un día fui a las fiestas de un pueblo cerca de donde yo trabajaba, no más de 20 km, y hablando con los camareros de una discoteca o más bien un pub porque no era tan grande, me enteré que estaban buscando personal. Me dieron el teléfono del jefe para que le llamara y al día siguiente sin perder tiempo le llamé para ver si era cierto que buscaba camarera y ofrecerme para cubrir el puesto aunque no tuviera experiencia. Quedamos en vernos el martes y ante la poca competencia que tenía para el puesto, Toño, que así se llamaba el dueño de la discoteca, me contrató. Trabajar en la discoteca me impedía salir de fiesta con mis amigas los sábados y algunos viernes, pero a cambio me permitía viajar, comprar ropa y hacer muchas otras cosas que en ese momento me apetecían más ya que me pagaban bastante bien, incluso ahorrar algo. Además trabajar me permitía arreglarme y lucir muy sexy y ser el centro de atención de muchos chicos, me permitía estar casi con el que quisiera solo invitándole a una copa o con una sonrisa a tiempo.

Llevo muchos años trabajando allí por lo que al final he creado una gran amistad tanto con Toño como con su mujer Sara, que tenía una tienda de ropa, y sus 3 hijos, Oscar que ahora tiene 20 años, Sonia de 18 y Pedro. Los conozco desde hace mucho tiempo, los he visto crecer y tengo mucha confianza con ellos.

La historia que os voy a contar sucedió hace una semana, a principio de septiembre y tiene como protagonista a Oscar.

Un sábado al cerrar la discoteca nos quedamos recogiendo y cargando las neveras. Oscar que había estado allí con sus amigos se quedó hasta que cerramos y se puso a ayudarnos, principalmente a mi.

  • Tenía que comentarte una cosa Lucia - me dijo algo cortado.

  • Dime - le contesté con confianza.

  • Si no te importa te llamo mañana y lo hablamos, ahora he quedado con mis amigos y me están esperando.

  • Vale cielo - le dije dándole un beso en la mejilla. Tenía mucha confianza con él y que me llamara o me mandara WhatsApp era normal. Alguna vez incluso había trabajado conmigo en la barra.

Cuando acabamos de recoger cogí mi coche y me fui a casa. Al llegar fui directa a la cama, estaba muy cansada y era tarde. Al día siguiente eran casi las 12 cuando me sonó el teléfono despertándome. Vi que era Oscar y contesté algo sorprendida, estaba adormilada y no recordaba la conversación del día antes.

  • ¿Oscar? - pregunté casi en un susurro. Aunque no había bebido casi nada la noche antes porque no estaba acostumbrada, apenas un par de chupitos, tenía algo de resaca, no llevaba ni 5 horas dormida y a mi me gustaba mucho dormir.

  • Buenos días Lucia ¿estás dormida todavía?

  • Ya no, no te preocupes ¿qué paso?

  • Nada, como te dije ayer quería hablar contigo de una cosa.

  • Bueno, tu dirás - le contesté en modo automático y con los ojos todavía cerrados.

  • Estoy en el bar debajo de tu casa ¿bajas? - eso si me sorprendió y me incorporé preocupada.

  • ¿Pero que pasa?

  • Nada, no te pongas nerviosa, pero quería decirte una cosa y prefiero hacerlo en persona.

  • Vale, bajo en 15 minutos - le contesté algo nerviosa en ese momento. Me levanté rápido, me duché y me puse lo primero que pillé, unas mallas y una camiseta para bajar rápido.

Cuando llegué a la cafetería que está debajo de mi casa y donde suelo desayunar a veces, vi a Oscar sentado en la terraza. Me acerqué a él que se levantó para darme 2 besos.

  • Perdona por haberte despertado, si hubiera imaginado que eras tan dormilona hubiera venido por la tarde - me dijo sonriendo. Oscar era un chico alto, mediría casi 1,90 y estaba muy bien, tenía cierto parecido con su padre. Pese a que le gustaba mucho salir de fiesta, era un chico muy responsable, estudioso y que jugaba en el equipo de baloncesto de la universidad. Sabía que había muchas chicas en el pueblo detrás de él aunque nunca le había conocido una novia sería, algún que otro rollo si pero nada más.

  • Bueno, te lo perdono - el camarero que me conocía muy bien me preguntó si quería lo de siempre y le dije que si, me encantaban las tostadas que preparaban allí y siempre las pedía - ¿Qué es tan urgente? La verdad es que me tienes intrigada.

  • No es nada grave, no te preocupes. Verás, los chicos, Simón, Alberto, Jose y yo queríamos prepararle una fiesta a Dani para su 18 cumpleaños - los 4 chicos que me dijo eran los amigos que siempre estaban con él y yo los conocía muy bien porque desde hace años les veía en la discoteca. Por edad no deberían haber empezado a entrar tan jóvenes, pero ser amigos del hijo del jefe tenía sus ventajas. Que yo supiera, Oscar era el mayor y la edad de todos estaba entre los 20 y los 18 - Dani es el último en cumplir los 18 años y por eso queríamos organizar una fiesta a lo grande, para celebrar que ya todos seremos mayores de edad y también para despedir el verano. Queríamos hacer el viernes algo que fuera divertido para nosotros pero que también sea algo diferente, no hacer lo mismo de siempre - entonces Oscar se cayó y me dejo sin saber que tenía que ver yo en eso. El camarero apareció con mi desayuno y cuando se fue, fui yo quien comenzó a hablar.

  • ¿Y que tengo yo que ver?

  • Verás, el proyecto de fiesta que tenemos en mente es algo raro, queremos hacer lo de siempre, lo que nos divierte cuando estamos juntos pero con algo diferente.

  • Deja de dar vueltas y dime que pinto yo porque estoy muy perdida.

  • Verás, los padres de Simón no están y nos dejan la casa para la fiesta. Nuestra idea es quedar a eso de las 8 y jugar unas partidas a la Play o jugar al poker, lo que nos apetezca, pero para hacerlo diferente hemos pensado en contratar una camarera para que nos sirva la cena mientras jugamos y luego nos prepare unas copas. Imagino que a eso de las 3 ya estaremos bastante borrachos y te podrías ir. Sería como trabajar de camarera en una fiesta en una casa en lugar de en la discoteca y por supuesto te pagaríamos, la idea es darte 100 euros, no se si es mucho o poco.

  • 100 euros está muy bien pero no se si me gusta la idea ¿Para poneros copas a 5 chicos necesitáis una camarera? ¿o vais a ser más gente?

  • No, solo seríamos los 5. Lo de contratarte es porque sea una fiesta diferente, no una reunión como las que hacemos siempre. Los chicos dijeron que me encargara yo de buscarla porque conocería a muchas de la discoteca y tu es con la que más confianza tengo y la que sabe lo que bebo - me dijo riéndose.

  • Tu bebes de todo, hasta el agua de los floreros - le dije siguiéndole la broma. La propuesta me parecía muy rara pero conocía a los chicos, con Oscar tenía mucha confianza y los 100 euros me parecían una buena oferta. Aún así pensaba hacerme de rogar - Todavía no se si el viernes me necesitará tu padre y la verdad es que después de toda la semana trabajando suelo estar muy cansada.

  • Me harías un gran favor, sino voy a quedar fatal con los chicos, va a ser mucho menos trabajo que en la discoteca y podrás irte antes - Oscar era muy buen chico y no quería hacerle sufrir más.

  • Acepto, pero solo porque eres tu. Tengo que hablar con una compañera de trabajo a ver si me cambia el turno, en principio me toca de tarde esta semana, pero no creo que haya problema.

  • Eres la mejor - dijo son una sonrisa y levantándose para darme un beso en la mejilla- Muchas gracias.

  • De nada. Mándame un mensaje con la hora y la ubicación de la casa de Simón y no le digas nada a tus padres de que hago horas extras y que cuando no trabajo en el pub me dedico a emborrachar a unos muchachos.

  • Jajaja, no te preocupes, no le diré nada, pero ya sabe que te dedicas a emborrachar a chavales y a gente de todas las edades. Además, no le gusta mucho que ande jugando dinero a las cartas así que mejor también para mi que no sepan nada.

  • En eso tienes razón, pero de todas formas prefiero que no sepan que hago de camarera fuera de la discoteca, de lo que vea en la casa yo tampoco diré ni palabra.

  • No diremos nada, seremos una tumba - no pensaba que hubiera ningún problema, a fin de cuentas no haría de camarera en la competencia sino en una fiesta privada para su hijo y sus amigos, pero por si acaso prefería que no se supiera demasiado.

Acabé de desayunar mientras me contaba que la idea de la fiesta les hacía mucha ilusión por que ahora ya todos serían mayores de edad y que la casa de Simón era una pasada, que tenía hasta piscina y que todavía no sabían lo que harían, si estar en la zona de la piscina para la cena o en el salón. Se le notaba muy ilusionado.

Yo la verdad es que sin haber dormido mis 8 horas de costumbre y con el sol calentándome la cabeza, no le estaba prestando mucha atención. Después de un rato nos despedimos y yo subí a mi apartamento donde me volví a acostar hasta casi las 3.

Por la tarde quedé con mis amigas para ir un rato a la piscina, era un día bastante caluroso, y después estuvimos de terrazas tomando algo mientras me ponían al día de sus andanzas de la pasada noche. Con alguna anécdota nos moríamos de la risa.

Mi semana transcurrió normal hasta que el miércoles por la noche recibí un mensaje de Oscar con la ubicación de la casa de su amigo y diciéndome que si podía, llegara sobre las 8 de la tarde. Escribí a una compañera pidiéndole que el viernes me cambiara el turno de mañana por el de tarde y aceptó sin problema, a ella le solía venir mejor y varios viernes solíamos hacerlo. Fue entonces cuando empecé a pensar si había sido buena idea aceptar la oferta, era una propuesta de lo más rara. Si no hubiera sido él quien me lo hubiera ofrecido no hubiera aceptado, pero le tenía mucho cariño y confiaba en él. Además, la idea de estar en una casa a solas con 5 chicos que apenas tenían 20 años no me daba miedo por muy extraña que me pareciera.

Cuando llegó el viernes, después de trabajar volví pronto a casa para comer algo rápido y poder descansar antes de ir a trabajar por la noche. Dormí casi 3 horas, me duché y al volver a la habitación dudé que ropa ponerme. Normalmente vestía de forma bastante sexy pero tal vez a solas en una casa con 5 chicos y las hormonas a tope no fuera la mejor idea. Me probé algo elegante pero más discreto y me di cuenta que así vestida no encajaría demasiado con la idea de un cumpleaños divertido. Seguí probándome ropa y al final me vi con una falda que apenas me tapaba las nalgas y un top que marcaban mucho mis tetas y dejaba mi abdomen al aire. Me pareció que si querían un cumpleaños especial y para recordar, con ese atuendo desde luego soñarían durante muchas noches recordándolo. Debajo del top no me puse sujetador para que no se me vieran los tirantes, era algo que no me gustaba nada, y pese a lo corto de la falda me puse un tanga de hilo negro con costuras blancas que era mi favorito. Me hice 2 coletas, una a cada lado como si fuera una estudiante. Me gustaba mucho peinarme así, me hacía más joven, hacía juego con mi cara aniñada y a mis rollos les solía excitar mucho verme como a una colegiala. Normalmente al trabajo no llevaba tacones porque toda la noche con ellos puestos me dejaban agotada y con los pies muy doloridos, pero esta noche no trabajaría tanto y acabaría mucho antes así que decidí completar mi atuendo con unos zapatos de tacón a juego con la falda, de esa forma no me vería tan pequeña al lado de los chicos que eran bastante más altos que yo. Me miré en el espejo y el resultado me parecía más que satisfactorio, puede que algo excesivo pero ellos querían algo especial y se merecían un buen servicio.

A esa hora todavía no tenía hambre así que cogí el coche y salí hacia la dirección que Oscar me había mandado. Al llegar vi que la casa se encontraba en una urbanización rodeada de chalets impresionantes. Cuando estaba llegando llame a Oscar para decirle que estaba cerca y me contestó diciéndome que me esperaba en la puerta. Un poco después al girar una curva vi una casa grande de construcción bastante moderna y a Oscar y Simón en la puerta, con chanclas, un bañador y una camiseta como única indumentaria, tal vez me había excedido con mi vestimenta pero ahora ya era tarde. Al acercarme me abrieron una verja y me indicaron que metiera el coche en la finca y donde los otros 3 chicos estaban sentados en una mesa de jardín en el porche de la casa y vestían igual de informal que ellos. La piscina y el césped muy cuidado parecían de lo más apetecible para pasar el verano que ya se acababa. Aparqué el coche y me bajé.

Simón y Oscar se acercaron a mi mientras que los otros no me quitaban los ojos de encima.

  • Estás muy guapa - dijo Oscar tranquilizándome un poco sobre la posibilidad de que me hubiera pasado de provocativa.

  • Gracias, eres un sol - le contesté.

  • Si, estás guapísima - me dijo Simón algo más tímido.

  • Gracias Simón - le dije acercándome a él y dándole 2 besos - Hola chicos - saludé levantando la mano hacía los otros que me respondieron de la misma manera.

  • Acompáñanos a la casa para que te la enseñemos y sepas donde está la comida y la bebida - me dijo Oscar poniendo su mano en mi cintura y dirigiéndome al interior.

Entramos en un gran salón donde había una mesa redonda con 6 sillas y al lado un mueble bar que separaba la zona del comedor de una estancia con varios sofás y donde se encontraba la TV y había una puerta corredera que daba al jardín donde estaban los demás. Después de ahí pasamos a la cocina, yo con Oscar siempre a mi lado explicándome la distribución de la casa y con Simón detrás de mi. La cocina era bastante amplia y encima de la mesa y por la encimera había tortilla, embutido cortado y envuelto, pan y bebidas.

  • Ese es el horno - me dijo Oscar - Hay unas pizzas en la nevera que igual luego nos tienes que hacer, creo que sepas hacerlo funcionar - me acerqué y agachándome un poco vi el horno de cerca, no parecía que fuera muy complicado su funcionamiento. Me incorporé y me giré hacia los chicos y pude notar como en ese momento apartaban la mirada de mi culo. Estaba claro que habían aprovechado mis movimientos para ver lo máximo posible, pero con su edad era algo de lo más normal y más con la falda que me había puesto, casi me hubiera parecido mal que no me miraran, jejeje, así que hice como que no les había pillado.

  • No creo que tenga problema con el horno. De todas formas con toda la comida que hay no creo que necesiteis pizza.

  • La noche es muy larga - contestó Oscar - Vamos fuera a sentarnos con los demás, cuando sepas donde está todo sal a preguntarnos que bebemos.

  • Puedes mirar lo que quieras - añadió Simón.

  • Perfecto, muchas gracias.

Los dos salieron a la terraza con sus amigos y ya sola me puse a mirar por la cocina y por el mueble bar que bebidas había, donde estaban los vasos, el hielo y todas las cosas. Cuando me hice una idea de todo salí a la terraza donde los 5 amigos estaban hablando y al acercarme se quedaron en silencio.

  • ¿Qué tal chicos? ¿qué queréis beber?

  • Pensé que ya sabías lo que bebíamos - me contestó Jose. Jose era el mejor amigo de Oscar. Físicamente se parecían mucho aunque Jose era algo más corpulento. En general los 5 eran chicos deportistas y que se cuidaban bastante excepto cuando salían de fiesta.

  • Si, lo que tomáis tu y Simón me lo conozco pero estos cada día beben una cosa - dije señalando a los otros y riéndome.

  • Si, tienes razón - me dijo Dani - Yo quiero ron con Coca-Cola.

  • Muy bien. Y muchas felicidades, que no te había dicho nada - al tiempo que le felicitaba me acerqué a él y me agaché para darle 2 besos y que los chicos pudieran hacer volar su imaginación echando un vistazo e intentando ver más allá del borde de mi falda. Dani era el más pequeño en edad de todos y también el más bajito, mediría 1,70 aunque sin embargo me parecía el más guapo.

  • Bueno, mi cumpleaños es mañana pero no te voy a decir que no a que me des 2 besos - dijo Dani sonriendo.

  • Los besos no se me gastan, mañana te los volveré a dar para felicitarte cuando toca.

  • Genial -respondió Dani dedicándome un guiño.

  • Yo lo mismo que Dani - me dijo Alberto. Era el último que se había unido al grupo, hacia solo un año. Jugaba al baloncesto con Jose y con Oscar y se hicieron amigos. Era un poco más bajito que ellos y muy moreno de piel, heredado seguramente de su padre. Sus padres se habían venido también a vivir al pueblo, la madre era de allí aunque durante un tiempo había estado fuera y había conocido al padre de Alberto, que era de origen dominicano. Les conocía porque solían ir bastante al pub y llamaban mucho la atención cuando se ponían a bailar.

  • A mi ponme ginebra con limón, Seagram´s, hoy voy a cambiar - me pidió Simón. Era solo un poco mayor que Dani, era el más diferente de los 5 y el único que me parecía que tuviera novia. Los otros eran chicos a los que les gustaba el baloncesto y solían vestir bastante sport aunque con ropa cara. Él era más aficionado al skate, llevaba su pelo rubio bastante largo y a veces, como esa noche, lo ataba con una coleta, pero el rasgo que más destacaba en él eran unos ojos azules muy llamativos. Por las noches cuando salía cambiaba totalmente su vestimenta e incluso vestía americanas y siempre camisas.

  • Muy bien. Tu Jose ¿lo de siempre?

  • Si, whisky con Coca-cola, si hay Jameson mejor.

  • Muy bien. ¿Oscar?

  • A mi ponme una cerveza, luego vamos a jugar un rato al poker y quiero estar sereno para ganarles la pasta a estos borrachos - todos nos reímos y después yo entré a la casa a prepararles las bebidas mientras que ellos seguro que no dejaban de mirarme.

Encontré en la cocina una bandeja donde puse las copas y se las llevé.

  • Muchas gracias Lucia - me dijo Dani.

  • ¿Queréis que os traiga algo de picar?

  • Ahora no, gracias. Vete preparando las pizzas para dentro de un rato - me pidió Oscar.

Volví a la casa y encendía el horno. Luego abrí la nevera para sacar las 2 pizzas que había y vi la tarta del cumpleaños con un gran 18 en el centro. Preparé algo de embutido y la tortilla en platos por si les apetecía y oí que Jose me llamaba. Salí y vi que las copas estaban vacías.

  • Trae otra ronda y saca unas patatas fritas o algo así - dijo Alberto.

  • Muy bien chicos - recogí los vasos de la mesa sin poder evitar rozarme con ellos al hacerlo. Luego volví dentro mientras les oía cuchichear.

Preparé otra ronda y un par de bandejas con patatas y se las saqué.

  • Muchas gracias guapa - me dijo Alberto. Posé las bebidas y la comida en la mesa rozándome de nuevo con los chicos que no se separaban para hacerme hueco y que notaba como frotaban sus brazos contra mis piernas, o eso me parecía a mi, que estaba empezando a excitarme un poco.

  • ¿Has cenado ya? - me preguntó Oscar.

  • No, le contesté.

  • Pues come si quieres un poco mientras se hacen las pizzas. A las 9 y media cuando estén preparadas ven a avisarnos.

  • Muy bien.

Volví a la cocina donde fregué los vasos que habían usado antes, allí no había tantos como en el pub para esperar a llenar el lavavajillas así que me tocaba lavarlos a mano, y comí un poco de tortilla. No tenía mucha hambre pero en ese momento estaba aburrida y aproveche para picar algo hasta que llego la hora. Metí las pizzas en el horno y cuando estuvieron preparadas salí de nuevo al jardín donde ya empezaba a refrescar un poco. Al salir note el frío en mi ombligo y en mis pezones que se endurecieron como respuesta, algo que no paso desapercibido para los chicos como pude darme cuenta al ver donde clavaban sus ojos.

  • Las pizzas ya están chicos.

  • Muy bien, entramos ahora. Monta la mesa y a parte de las pizzas pon también unas copas de vino. Hay botellas en la bodega, en una puerta que hay en la cocina, abre una para la cena - me dijo Simón que como dueño de la casa era quien más indicaciones me daba.

  • De acuerdo, en 5 minutos lo tenéis todo preparado.

  • Genial gracias Lucia, eres un cielo - dijo Alberto lanzándome un beso.

  • De nada.

Volví a la casa y lo agradecí porque dentro se notaba bastante más calor. Coloque 5 servicios en la mesa, con las copas que me habían pedido y fui a la bodega donde elegí la primera botella que me pareció y la abrí. La puse en la mesa y justo cuando acababa de colocar la comida entraron los chicos.

  • Esta todo perfecto Lucia - me dijo Oscar al sentarse.

  • Me alegro - le dije revolviéndole el pelo.

Volví a la cocina y los chicos no tardaron en volver a llamarme.

  • No nos has servido el vino Lucia - me dijo Jose.

  • Perdonar, pensé que lo haríais vosotros.

  • Hoy es el cumpleaños de Dani y todos somos ya mayores de edad, queremos un día especial.

  • Claro, para eso he venido - le contesté con una sonrisa.

Al acercarme a coger la botella y servirles noté como los chavales me comían con la mirada y aprovechaban para rozarme las piernas e incluso las tetas con el brazo al mover las copas. Preferí pensar que era normal con su edad que intentaran disfrutar lo máximo y seguro que mi vestimenta les excitaba mucho, así que mientras no fueran más allá les dejaría que lo pasaran bien y no sería necesario pararles los pies, no quería estropearles el cumpleaños. Durante toda la cena me estuvieron pidiendo que les llevara más comida de la cocina y que les sirviera más vino, al final bebieron 2 botellas. Lo que dijo Oscar de que no quería beber mucho parecía cierto porque me estaba encargando de servirles el vino y el bebía bastante más despacio que sus amigos, y eso no era muy común en él. Los roces siguieron pero siempre lo hacían con mucho disimulo, como si fuera sin querer así que les dejé seguir, el mayor problema era que estaba empezando a excitarme y ya estaba pensando donde encontrar cuando saliera de allí un tío que me follara, no sabía si mis amigas seguirían de fiesta cuando acabara e ir sola de caza me daba algo de vergüenza. Me veía en mi cama masturbándome para desahogarme si no se me ocurría un plan mejor.

Pasaron casi una hora cenando hasta que me mandaron recoger todo.

  • ¿Queréis que saque la tarta?

  • Todavía no - me interrumpió Alberto - Hasta las 12 no es su cumpleaños, la comeremos después.

  • Como queráis, voy a recoger la mesa.

  • Muy bien, hasta que sean las 12 vamos a jugar un rato al poker - dijo Oscar.

Yo me puse a recoger todo mientras los 5 permanecían sentados sin apartar la vista de mis curvas y siguiendo con sus roces disimulados. Cuando terminé Simón se levantó y fue a un armario donde cogió una caja que llevo a la mesa. Allí la abrió y saco una baraja y un montón de fichas. En la caja quedaban un montón de billetes de 50 €, me pareció que allí habría casi 1.000 €, algo que pronto me confirmaron.

  • Venga, vamos a jugar. Las fichas amarillas valen 1, las azules 2, las blancas 5 y las rojas 10.

  • No seas pesado - le dijo Jose a Simón - Hemos jugado un montón de veces, ya sabemos cuanto valen las fichas. Hemos puesto cada uno 200 € así que danos a todos las mismas.

  • Vale, no tengas tanta prisa.

  • Trae unas copas como antes Lucia, a mi en lugar de cerveza prefiero ron con naranja - me dijo Oscar sin hacer caso a la conversación de sus amigos.

  • Muy bien - le contesté. Esos chavales no tenía ninguno más de 20 años y ya jugaban al poker con más dinero del que ahorraba yo para mis viajes en 4 meses. Sabía que Toño y Sara tenían bastante dinero, los negocios les iban muy bien, por la casa de Simón se veía que sus padres también tenían dinero e imagine que en el caso de los demás sería parecido.

  • Luego quédate por aquí, no vayas a la cocina por si necesitamos algo - me ordenó Jose - y toma algo tu si te apetece - no solía beber cuando trabajaba un poco por responsabilidad y otro poco porque después tenía que conducir, pero aquella noche pintaba a que iba a ser muy tranquila así que me animé y me tomé yo también una copa. Sería la última, pese a trabajar en la noche no estaba muy acostumbrada a beber. No tenía mucho más que hacer a parte de verles jugar, así que la copa no me duró mucho.

Les serví a los chicos sus copas y luego me quede en el salón viendo como jugaban tal y como me había dicho Jose, y ellos viéndome a mi, aunque el hecho de conocerles hacía tiempo y de estar acostumbrada a que me miraran cuando estaba tras la barra hacía que no me sintiera incomoda. Además, no dejaban de ser unos críos comparados conmigo.

No entendía mucho del juego pero el montón de fichas de Oscar era cada vez más grande mientras que el de sus amigos no paraban de disminuir. Pese a eso y a excepción de un par de pequeñas discusiones y vaciles, la mayoría de lo que se oía mientras jugaban eran risas y algún cuchicheo.

Cuando terminaron las bebidas me ofrecí a servirles más.

  • ¿Queréis que os traiga algo más?

  • No, de momento estamos bien así - me volvió a contestar Jose - Puedes llevarte las copas vacías y vuelve luego al salón y tomate tu otra si te apetece.

  • De acuerdo - le contesté. Me acerqué a recoger los vasos vacíos y al pasar junto a Alberto este aprovecho para poner su mano en la parte trasera de mi pierna, a la altura de la rodilla, y luego subirla poco a poco hasta el borde de la falda.

  • Esas manos quietas que luego van al pan - le dije sin mirarle y siguiendo con mi trabajo. El rápidamente aparto la mano.

  • Perdona - me dijo con un tono algo avergonzado mientras los otros se reían de él. No quería ponerme demasiado seria con ellos, solo eran unos chavales y había quitado la mano en cuanto se lo pedí, estaba segura que la cosa no iría a más si yo no quería pero el calambre que había sentido en mi coño al notar su mano acercarse a mi culo me preocupaba.

  • Este tiene prisa - dijo Simón entre las risas pero no le di importancia al comentario.

Recogí sus vasos vacíos y me serví un refresco de limón al que al final añadí un chorro de ginebra pensando que eso me tranquilizaría y me bajaría la excitación. Nunca me había emborrachado, apenas bebía cerveza y cuando salía a copas tomaba solo 1 o 2 y no conocía los efectos del alcohol en mi.

Siguieron jugando hasta que a uno de los chicos le sonó una alarma en el teléfono. Era el de Oscar que lo sacó para apagarla.

  • Bueno, van a ser las 12 y se acerca el cumpleaños de Dani. Vamos al sofá a comer la tarta y luego seguiremos jugando.

  • Traenos unos platos para la tarta y ponlos en la mesa del salón - me volvió a ordenar Jose que era quien siempre me daba las instrucciones.

  • Muy bien ¿traigo la tarta después?

  • Por eso no te preocupes - me contestó. Fui a la cocina por los platos y unas cucharas y cuando volví los chicos ya estaban recostados en los sofás.

El salón era muy grande, había 3 sillones individuales en los que se sentaban Jose, Alberto y Simón, y un gran sofá de 3 plazas en el que estaban Dani y Oscar. Había una mesa pequeña en el centro a la que me acerqué para posar los platos pero me hicieron un gesto para que se los diera en la mano.

  • Dámelo, no hace falta que lo dejes ahí - me dijo Simón. Me acerqué a él para dárselo y luego hice lo mismo a los demás. El último al que se lo di fue a Jose que era quien cerraba el semicírculo que formaban los chicos.

  • Gracias Lucia. Aparta la mesa, no nos va a hacer falta - me giré a ver la mesa del centro y me extraño la orden pero no parecía muy pesada así que me acerqué a ella, me agaché un poco para cogerla y la arrastre unos metros dejando un hueco en el centro entre los chicos. Había un gran silencio ahora mismo, estaba seguro que ninguno apartaba la vista de mi en ese momento.

  • Madre mía - suspiró Dani - Espero que sea puntual - añadió. No entendí a que se refería pero no le di importancia.

  • No te preocupes, le insistí mucho en que lo fuera y me han dicho que es la mejor - le dijo Jose. Yo seguía sin entender de que hablaban, agachada mientras colocaba la mesa en una zona donde no me pudiera molestar y tropezar con ella. Pensé que ahora comerían la tarta y tal vez jugaran a la consola o algo así. Me incorporé y tal y como imaginaba, al girarme vi como los chicos me comían con los ojos.

  • ¿Así está bien? - les pregunté señalando la mesa.

  • Perfecta, muchas gracias Lucia - me dijo Oscar. En ese momento sonó el telefonillo.

  • Abre tu Lucia por favor - me pidió Simón.

  • Claro - pensé que solo serían 5 durante la fiesta pero que me hubieran hecho apartar la mesa me hizo creer que igual habían invitado a más amigos para una fiesta a partir de las 12.

Me acerqué al telefonillo y lo descolgué.

  • ¿Quién es?

  • Soy Bea - pulse el botón y la puerta exterior se abrió y vi por una ventana como un coche pequeño rojo entraba hasta que lo perdí de vista.

  • Me dice que es una tal Bea - informé a los chicos gritando un poco para que me oyeran.

  • Si, ábrela - me contestó Jose.

Yo abrí la puerta de la casa y me quedé esperando que la tal Bea entrara. Al verla me quede paralizada al entender lo que pasaba, habían contratado una stripper para el cumpleaños. La chica era impresionante, unos 25 años, media melena rubia a la altura de los hombros, mediría 1,70 aproximadamente pero con los tacones que traía puestos parecía mucho más alta. Su pequeño traje de enfermera casi no era capaz de ocultar sus grandes tetas y su mini falda hacía que sus preciosas piernas se vieran casi en su totalidad ya que las medias de rejilla que llevaba puestas no las ocultaban para nada. Según se acercaba a mi con su sonrisa lo primero que pensé de ella era que debía ser una puta por vestirse así, algo de lo que pronto me arrepentí al darme cuenta de que mi vestimenta intentaba ser tan sexy como el de ella sin ser un disfraz. Cuando la tuve a un metro vi que había acertado con su altura, me sacaba media cabeza.

  • Buenas noches - dijo acercándose para darme 2 besos que yo le devolví.

  • Buenas noches.

  • Soy Bea ¿dónde están los chicos?

  • Yo soy Lucia. Están en el salón, ven que te acompaño.

Empecé a caminar hacia el salón con Bea justo detrás, estaba claro que los chicos iban a tener una noche inolvidable. Al entrar al salón vi el estado de excitación de los chicos, los ojos se les salían de las órbitas mirándonos a las 2 algo que hizo que me sintiera orgullosa, estar al lado de una chica como Bea y que los chicos alternaran sus miradas de ella a mi me gustaba. Me quedé parada y me hice un poco a un lado pasando Bea junto a mi y situándose en el centro del salón donde antes estaba la mesa.

  • ¿Quién es el del cumpleaños?

  • Soy yo - dijo Dani tartamudeando. La chica caminó hacía él y se inclinó hacía adelante poniendo sus manos en las rodillas del chico y dándole un pequeño pico en los labios. Luego se separó un poco.

  • Muchas felicidades guapísimo - y volvió a inclinarse para volver a besarle en la nariz, la frente y los labios. Los otros no perdían la oportunidad de mirar bajo la falda de la chica, lo mismo que hacía yo. Al inclinarse las nalgas se le podían ver perfectamente solo separadas por la tira del tanga, que no era de hilo como el que llevaba yo. Era una visión hipnótica incluso para mi, su culo era precioso, algo menos voluminoso que el mio, se notaba firme y duro. La chica se incorporó y dio unos pasos hacia atrás - ¿Qué cumpleaños es este sin tarta?

  • No, claro que tenemos - dijo Alberto - ¿La puedes traer Lucia? por favor.

  • Claro - le contesté. Fui a la cocina, cogí la tarta y un cuchillo y volví al salón donde Bea seguía en el centro de la sala charlando con los chicos. Al oírme llegar se giró y se acercó a mi para que le diera la tarta y me guiñó un ojo.

  • Muchas gracias guapa. Chicos, ahora darle vuestros teléfonos a la camarera para que los deje encima de la mesa, no se aceptan grabaciones.

  • No los tenemos encima - dijo Oscar.

  • Muy bien, así me gusta, que os centréis en mi - volvió de nuevo donde los chicos, corto la tarta en porciones y se las fue sirviendo a cada uno en el plato. Ellos no perdían oportunidad y le metían mano bajo bajo la falda para sobarle el culo y los muslos. Cuando todos tenían su pedazo, ella posó el resto en la mesa, corto un cacho muy pequeño y luego dejo el cuchillo. Agachada como estaba mientras hacía eso ninguno apartábamos la mirada de su culo. Ella giró la cabeza y me miró haciéndome un gesto con la mano a lo que yo reaccioné acercándome. Cuando estaba a su lado cogió el pequeño cacho que había cortado con su mano, se incorporó y le preguntó a los chavales.

  • ¿Puedo darle un pedazo de tarta a la camarera? ¿se lo ha ganado?

  • Si - dijeron todos al unísono.

Entonces ella acercó la tarta a mi boca, la cual yo abrí para que la introdujera junto con 2 de sus dedos. Yo tragué el pequeño cacho de tarta y sin saber porque, solo dejándome llevar por la situación, comencé a chupar sus dedos. Ella no los retiraba, los mantenía en mi boca mientras yo pasaba mi lengua por ellos. Hasta entonces había mantenido mi mirada agachada, pasando del suelo a sus tetas, pero en un momento levanté la cabeza y nuestras miradas se cruzaron. Ella sonrió y comenzó a meter y sacar sus dedos en mi boca como si me la follara. Nunca había estado con una chica, nunca me había sentido atraída por ninguna pero también es verdad que nunca se había dado la situación de estar con una tan provocativa en un momento así. Cerré los ojos disfrutando del morbo de la situación, oyendo los murmullos desde los sillones. Bea sacó su dedos por fin y yo abrí los ojos e intenté ponerme recta recuperando la compostura a lo que ella respondió besándome con lengua y yo devolviéndole el morreo. Luego se separó de mi y volvió junto Dani.

  • Ahora le toca a mi bebe que le de su tarta - fue entonces cogiendo cachos de tarta con sus dedos y metiéndolos en la boca del cumpleañero repitiendo lo que había hecho conmigo mientras le cantaba la canción de cumpleaños feliz. Cuando Dani acabó con su pedazo ella le besó, le quitó el plato que vino a traer a la mesa - Tomate una copa mientras les doy el postre a los chicos y ponme a mi lo mismo que bebas tu - ella se dirigió a Jose al tiempo que yo fui a preparar las copas mientras oía lo que pasaba en la sala, seguía poseída por la excitación y ni la más mínima lógica venía a mi mente. Si lo que estaba pasando con esos niños y yo presente estaba bien o mal me daba lo mismo y no me importaba lo que opinarían sus padres, solo quería saber que más iba a pasar con esa chica que me tenía poseída.

  • Vaya tíos más buenos, soy una chica con suerte - decía mientras se agachaba y le daba de comer a Jose su cacho. Cuando acabó volvió a colocar el plato y repitió la operación con cada uno de ellos.

Cuando volví con las 2 copas estaba con Alberto que estaba recostado en el sillón con los dedos de Bea en la boca. Me fijé por primera vez en los paquetes de los chicos que se notaban ya duros bajo la tela de su bañador, la de Alberto pintaba a que era muy grande. Luego le tocó el turno a Oscar y por último a Simón. Ella posó el último plato en la mesa, cogió la copa que le había llevado, bebió la mitad de un trago y volvió a besarme llenando mi boca con su lengua.

  • Muchas gracias preciosa - sacó entonces un pequeño pincho USB de la goma de su falda - ¿Dónde puedo pinchar esto? - Simón se levantó de un salto y entonces pude apreciar sin obstáculos su erección que no pintaba nada mal, seguro que los otros estaban igual. Se acercó a Bea que le dio el pincho - Y tráeme también mi dinero ahora ¿de acuerdo?

Simón asintió, abrió un cajón y sacó unos cuantos billetes de 50, me pareció que por lo menos allí habría 400 o 500 €, y se los dio a Bea que los dejó en la mesa junto a la tarta. Luego pincho el USB en una torre de sonido que había junto a la TV, empezó a sonar a todo volumen una música disco y se sentó de nuevo. Bea se acercó a la torre y bajo el volumen dejando la música solo de fondo.

  • A este volumen me llega para bailar - dijo sonriendo - Y podré oír mejor vuestros gemidos que me encantan - ahora ella era el centro de atención sin discusión pero yo no me sentía celosa, también estaba absorta viendo su cuerpo.

Se dirigió al centro de la sala y empezó a bailar de una forma super-sexy, a mi el calor que sentía y la excitación hicieron que me bebiera la copa en 3 tragos, empezaba a notar lo que el alcohol podía hacerme. Después de un rato se desabrochó la parte de arriba y se la quitó dejando sus tetas solo sujetas por un pequeño sostén que no tardó en quitarse y lanzar a Oscar. Eran preciosas y se veían naturales, muy parecidas a las mías aunque al ser ella más alta que yo, creía que mis pechos destacarían más. Se dirigió entonces a Dani al cual le puso las tetas en la boca y el no perdió la oportunidad de empezar a chuparlas y de magrearlas con sus manos. Entonces ella le agarró la polla por encima de la tela del bañador y mientras le chupaban los pezones comenzó a pajear al chico hasta que después de un rato cambió de posición, se giró y se sentó con su culo sobre el paquete del más joven de los chavales y empezó a frotarse y a masturbarle poniendo la polla del chico entre sus glúteos mientras clavaba sus ojos en los míos y se mordía el labio inferior. Los otros se frotaban ligeramente la verga por encima del pantalón mientras animaban a su amigo.

  • Venga Dani, disfruta - entonces él lanzó las manos para agarrar las tetas de Bea al tiempo que los movimientos de ella se aceleraban y los gemidos del chico se hacían más altos oyéndose por encima de la música al mismo tiempo que se corría. Bea siguió todavía un rato con su movimiento, luego giró el cuello para darle un buen morreo y se levantó.

  • No se vosotros chicos pero desde que he llegado me muero de ganas de ver las tetas de esta putita - dijo dirigiéndose a mi que me quedé sin aire - Quítate el top - me moría de ganas de hacer lo que me ordenaba pero no estaba segura de que quisiera llegar a donde parecía que se dirigía todo aquello así que me negué.

  • No puedo, yo solo soy la camarera.

  • Venga por favor - me dijo Alberto - Te daremos 100 € si te quitas el top, sería un regalo perfecto para Dani, desde siempre ha querido verte las tetas.

  • Y vosotros también - contestó Dani algo cortado. Le miré y vi todo su bañador empapado por su corrida, debía haber sido algo espectacular.

  • Si, nosotros también - dijo Oscar que me dejo perpleja. Entendía que los chicos sintieran eso por mi pero de Oscar no me esperaba que me lo dijera así de claro, le conocía desde pequeño - Por favor Lucia, te daremos 100 €.

Lo dudé durante un momento, mirando a Oscar y este devolviéndome la mirada, me había puesto en un aprieto pero sentí que si le decía que no le haría quedar fatal después de su declaración así que cogí mi top y me lo saqué por encima de mi cabeza, además los 100 € me venían genial. Los chicos empezaron a aplaudir y a vitorear.

  • Joder, vayas tetas - dijo entonces Jose.

  • Ya te digo, vaya tetazas - añadió Simón.

  • Genial - dijo Bea que desabrochó su falda y dejo que se le cayera al suelo. Entonces la recogió con uno de sus pies y me la lanzó sonriendo. No es que la falda tapara mucho pero verla sin ella, solo con un tanga y sus medias que le llegaban a medio muslo era algo muy excitante, espectacular.

  • Vaya pezones, te tiene hasta que arañar con ellos - añadió Jose mirándome. Note entonces por primera vez lo duro que los tenía. Bea se me acercó y me los pellizco los 2 con sus manos haciendo que diera un pequeño grito. Luego se dirigió a Jose y empezó a masturbarle sobre el pantalón. El estiró las manos para cogerle las tetas mientras no paraba de mirarme y de hablar.

  • Si, si, sigue.

  • ¿Quieres correrte así o quieres que te haga correrte con mi culo? - le dijo después de un rato.

  • Con el culo, mastúrbame con tu culo - le dijo. Entonces ella se movió para ponerle la teta en la boca y que el se la chupara, le apretó más la polla y le masturbo fuerte mientras oíamos como le decía al oído.

  • No vas a aguantar más, córrete ya - y el comenzó a gemir estirando el cuerpo y llenando su bañador de leche. Ella no paró y siguió frotando su polla - Dámela toda, venga - hasta que después de un rato le oímos a él pedir que parara.

  • Uffff, para ya por favor.

  • Bien, espero que me hayas dado toda tu leche y no hayas guardado nada para esta puta - entendí que se refería a mi pero no sabía de verdad que quería decir. Se giró y le puso el culo en la cara - Bésame las nalgas por no haber aguantado a correrte en ellas - El entonces la agarró por la cintura, la acercó a él y empezó a besarle el culo - Muy bien, así las compensas por no haber aguantado nada.

Se incorporó y volvió al centro de la sala, mirando a los chicos y con su culo apuntando a mi. Echó el cuerpo hacia delante mientras mantuvo las piernas rectas como 2 columnas sobre sus tacones, cogió la tira del tanga por los lados y lo fue bajando dejándome ver el agujero de su coño empapado y como de su culo sobresalía algo muy pequeño y brillante, lo que parecía que era la cabeza de un dildo. Luego volvió a subirse el tanga y a ponerse recta, se giró mirando hacía mi y sonriendo repitió la misma acción, se inclinó y empezó a bajarse el tanga siendo ahora yo quien veía la fina tira de bello púbico que decoraba su chocho y ellos los que gozaban de las vistas de su coño y el dildo en su culo.

  • Joder, tiene un consolador en el culo - dijo Dani.

  • Vaya pasada, esta brutal - dijo Oscar.

Dejó caer el tanga al suelo y luego lo apartó a un lado con su zapato. Se puso de pie y se volvió a mirarles.

  • No me puedo creer que no queráis que Lucia si quite la falda. ¿Soy la única que quiere ver que hay debajo?

  • No, yo también me muero de ganas - dijo Alberto.

  • Y yo - dijo Simón. Jose y Dani ahora estaban callados, Bea les había dejado agotados por el momento.

  • ¿Os imagináis que también ella lleva un dildo en el culo? - preguntó Bea.

  • Joder, si - dijo Alberto.

  • No llevo nada - les dije.

  • Te damos 100 € más si te quitas la mini-falda y te inclinas para ver si llevas un dildo o no - dijo Oscar. Me quedé sin palabras y sin poder reaccionar, no me esperaba aquello de unos chicos de solo 20 años y menos de Oscar, estaba paralizada dando vueltas a la cabeza. Viendo que no contestaba, Simón subió la puja.

  • Te damos 200 €, venga.

  • 200 €, yo también creo que esta puta los vale - dijo entonces Bea - Veamos si se atreve.

No solo fue la excitación, ni los 200 €, ni el desafió que me lanzó Bea, quiero pensar que fue también el alcohol lo que me hizo desabrochar la cremallera de la falda y dejar que se cayera. Luego fui al centro de la sala, me incliné como había hecho ella para que pudieran ver bien mis nalgas y las separé con mis manos para que pese al hilo del tanga se supiera que no llevaba nada metido en el culo.

  • Uffff que pasada, que pena que no llevara un dildo también ella en el ojete porque me hubiera corrido directamente - dijo Alberto.

  • Madre mía que buena está, mejor de lo que nunca había imaginado - dijo Jose que parecía que había vuelto a recuperar el habla. Era evidente que sabía que los chicos y mucho más clientes me imaginarían desnuda e incluso se masturbarían pensando en mi, pero oírlo de forma tan directa me calentó todavía más si es que eso era posible.

  • Joder la de pajas que me he hecho pensando en ese culo, han merecido 100% la pena los 200 € - añadió Simón.

Me incorporé y volví de nuevo junto a la mesa dejando el centro de la sala para Bea que era la que esa noche dirigía la situación.

  • Tengo ganas de comerme unas buenas pollas - dijo poniéndose de rodillas - Vosotros 3, venir y dejarme ver lo que calzáis - Oscar, Alberto y Simón se levantaron, se quitaron el bañador y sus pollas saltaron como un resorte. Oscar y Simón estaban bien equipados, no les mediría menos de 16 cm. a ninguno de los 2, pero lo de Alberto, tal y como parecía aún con el bañador puesto, era otra cosa. Aquella polla mediría más de 20 cm y tenía un grosor considerable - Joder con los niños, vaya vergas más apetecibles. Y lo tuyo niño es otro nivel, que gustazo me va a dar comértela. Acercaros.

Los 3 se pusieron al rededor de Bea con las pollas a escasos centímetros de su cara y ella empezó a chuparles las pollas al tiempo que les masturbaba alternativamente. Oscar y Simón no tardaron nada en correrse, en menos de 3 minutos llegaron al orgasmo mientras ella les masturbaba e hizo que se corriera en su tetas. Luego se centro en Alberto, empezó a chupársela y a masturbarle a toda velocidad, le puso las manos en el culo e hizo fuerza intentando que toda esa polla le entrara en la boca. Lo intentó 2 o 3 veces hasta que al final lo consiguió, las babas se le escurrían mojando el suelo mientras esa enorme polla entraba entera hasta su garganta. Entonces soltó el culo de Alberto, se separó de él sacándose la pija de la boca, le dio 2 meneos y este se corrió llenando su cara de leche. Siguió masturbándole con una sonrisa en la boca hasta que la última gota le salió a Alberto, momento en el que ella dirigió su mano a su boca para chuparla y tragarse el semen. Luego se puso de pie.

  • Muchas gracias chicos, habéis estado increíbles.

  • Gracias a ti - dijo Alberto con los ojos cerrados y la cabeza hacia el techo.

  • Gracias Bea - le dijeron los otros 4 que estaban tirados en sus asientos exhaustos.

  • Ahora creo que soy yo la que se merece correrse. Decidme, ¿quién queréis que me coma el coño? Podéis elegir ser uno de vosotros o que lo haga Lucia.

  • Que lo haga Lucia - dijo Simón.

  • Que elija Dani que es su cumpleaños - interrumpió Oscar - Que se lo coma él si quiere o que lo haga Lucia - a mi no me habían consultado si quería hacerlo pero no me importaba, si así lo decidían estaba dispuesto a comer mi primer coño sin cobrar nada a cambio, la verdad es que lo estaba deseando.

  • Que se lo como Lucia - dijo Dani. Bea sonrió y fue caminando hacia la mesa donde se sentó con su culo en el borde. Luego me miró a mi que estaba a unos 2 metros de ella.

  • Ponte de rodillas perrita y ven a gatas hasta aquí - yo sin dudar hice lo que me ordenaba poniéndome a 4 patas y gateando hasta ella que abrió sus piernas dejando su coño abierto para mi.

“Joder que pasada” “están buenísimas” “vaya putas” “uffff que cuerpazos” “la polla me explota otra vez” eran los comentarios que oía de los chicos mientras gateaba. Al acercarme saqué mi lengua y empecé a comer ese precioso coño como me gustaba que me hicieran a mi. Bea me agarró del pelo con una de sus manos y me apretaba la cabeza frotando mi boca contra su raja mientras yo intentaba incorporarme un poco para empezar a introducir mis dedos en ella. No tardó mucho hasta que se corrió dando gritos de placer y llenándome la cara de sus jugos. Luego tiró de mi pelo hasta acercar mis cara a sus tetas y me ordenó que se las limpiara con la lengua chupando la leche que antes le habían echado los chicos. Luego tiró más de mi hasta juntar nuestras caras y yo le seguí limpiando la cara de la lefa que tenía de Alberto y después nos fundimos en un gran morreo. Nunca me había tragado la leche de ninguno de mis novios pero el sabor de ese semen joven en el cuerpo de Bea me había encantado

  • Buena perrita - me dijo al oído después de tirar de mi pelo poniendo su boca junto a mi oreja.

Me separó de ella, se incorporó y empezó a vestirse. Miré a los chicos que volvían a estar empalmados sobándose la polla ahora ya desnudos los 5 de cintura para abajo. Bea recogió su dinero y se despidió con la mano.

  • Ha sido un placer chicos, muchas gracias, espero que os acordeis de mi de vez en cuando - y les lanzó un beso a los 5 - Hasta la próxima - luego me cogió de la mano y tiro de mi - Acompáñame a la puerta.

  • Por supuesto, no creo que te olvide en la vida - dijo Alberto y los demás se despidieron de ella también con comentarios parecidos.

Ella sonrió, empezó a caminar y me llevó con ella hasta la entrada. Allí cogió un bolso del suelo que yo no había visto cuando lo había posado. Guardo el dinero dentro, me dio una tarjeta suya y luego me beso en la boca.

  • Llámame cuando quieras, te dejo con los chicos - y me soltó un azote de despedida. Me quedé mirando como se alejaba y en ese momento algo de lucidez vino a mi mente. Podía pedirle que me esperara, entrar por mi ropa e irme también o quedarme allí y arriesgarme a lo que podría pasar. Pero aunque ellos y Bea ya se habían corrido yo todavía no y me moría de ganas, así que cerré la puerta y volví al salón dispuesta a todo lo que pudiera pasar. Al entrar vi a los 5 chicos tumbados en sus sofás con la polla apuntando al techo. Me quedé un rato quieta mirándoles sin que ninguno dijera nada, hasta que después de un momento algo incómodo decidí coger mi ropa y volver a ponérmela a ver si ahora que no estaba Bea alguno de ellos se animaba a coger la iniciativa.

  • De eso nada - oí decir a Jose y me giré para mirarle - Te vamos a pagar por quitarte la ropa así que lo que resta de noche tendrás que servirnos desnuda - había sido él quien tomo la iniciativa y a mi me parecía bien.

  • Tienes razón, os serviré el resto de la noche así - le contesté haciendo incapié en la palabra servir.

  • Bien, vamos a seguir jugando otro rato - dijo Simón - Tráenos otras copas Lucia.

Yo volví a la cocina por la bebida y al pasar me vi reflejada por primera vez en un espejo que había en la entrada, con mis tacones y mi tanga por único uniforme me hizo sentirme muy sexy y muy guarra. Preparé las bebidas y volví con ellas al salón. Los chicos ya estaban sentados en la mesa y seguían desnudos, ahora se habían quitado las camisetas también. Eran unos críos pero tenían muy buenos cuerpos. Al primero que me acerqué para servirle fue a Oscar que sin más preámbulos puso su mano en mi culo y empezó a sobarlo mientras le servía sin que yo reaccionara y dejándome hacer totalmente.

  • Gracias preciosa - me dijo. No me había imaginado nunca a Oscar comportarse así conmigo aunque a decir verdad tampoco me había imaginado a mi misma en una situación parecida, ni siquiera en ninguna de mis fantasías eróticas.

Luego serví a los demás chicos que repitieron los mismos toqueteos. Mientras jugaban no paraban de pedirme cosas para que me acercara y sobarme a placer algo a lo que yo había empezado a prestarme poniéndoles las cosas más fáciles. Podían pedirme hasta una servilleta que yo en lugar de llevarla y dársela desde la distancia, me acercaba lo máximo posible para facilitarles su disfrute. Ahora, producto de la situación y el alcohol no se comportaban conmigo como al principio y su forma de tratarme y llamarme había cambiado por completo.

  • Traeme unas patatas putita, mueve ese pedazo de culo que tienes - me decía Jose.

Desde que habían vuelto a jugar los 5 permanecían con las pollas duras, estaba claro que verme así “vestida” y los toqueteos ayudaban a ello, y también tener el vigor de chicos de 20 años, pero no podía dejar de sentirme halagada por conseguir ese efecto en todos ellos. Siempre que me acercaba para servirles los ojos se me iban sin remedio a sus penes, especialmente al de Alberto del que me costaba apartar la mirada. Después de un rato en el que los toqueteos habían sido discretos, todos los chicos me sobaban y sabían que sus amigos hacían lo mismo, fue Oscar el primero que luego de pedirme que le pusiera un hielo más en la copa y sobarme bien mientras me acercaba a llevarlo, me soltó un fuerte azote que se oyó en todo el salón provocando las risas de todos.

  • Le has tenido que dejar la mano marcada - dijo Jose entre carcajadas. Las siguientes veces que les serví a los demás aprovecharon para repetir lo mismo haciendo que las nalgas se me empezaran a poner coloradas y que la excitación hiciera que comenzará a notar mis bragas ya no mojadas sino empapadas.

Después de un buen rato jugando me pidieron que les sirviera otra ronda. Cuando serví a Jose este fue el primero en aprovechar para pellizcarme los pezones y darme un buen apretón en las tetas, eso para mi fue el punto final de inflexión. Hasta ese momento todos los chicos sabían lo que pasaba y me metían mano sin que yo les parara pero como dije antes, el tocarme las piernas o el culo era algo como oculto, discreto. Ahora Jose me había sobado las tetas a la vista de todos y yo me había dejado demostrando claramente que estaba dispuesta a dejar que abusaran de mi. Al rato fue Oscar quien al acercarme de nuevo a él siguió sobándome las tetas mientras seguían hablando dejando todavía más claro mi papel allí.

  • Vamos a ver como votan estas pedazo tetas - empezó entonce a darme cachetes en las tetas y a pellizcarme los pezones con fuerza tirando de ellos hacía arriba provocándome grandes gemidos mientras sus amigos se volvían a reír y a hacer comentarios.

Un rato después Alberto me pidió que me acercara a el. Era de todos el que más nerviosa me ponía porque mirar su polla provocaba un calambre en mi y notaba lo mucho que me costaba disimularlo. Al llegar junto a él me puso la mano en la cintura y me atrajo hacia él.

  • Que pena que cuando nos enseñaste tu ojete no hubieras llevado un consolador dentro, me hubiera corrido en ese momento solo de verlo - me decía mientras bajando la mano de la cintura empezaba a sobarme el culo

  • ¿Por qué? ¿te gustaría verme con un consolador en el culo?

  • ¿Estás de broma? me encantaría, no sabes la de veces que me he hecho una paja pensando en darte por detrás.

  • No lo sabía - le contesté.

  • No nos mientas putita - dijo Alberto - A ver si no sabes que la mitad de los que van al pub se la cascan pensando en follarte, por eso te vistes así - me puse algo colorada antes de reconocer la verdad.

  • Bueno, me gusta que los chicos me miren.

  • ¿Alguna vez te han follado por el culo? - preguntó Simón y los demás se quedaron en silencio esperando mi respuesta mientras ahora ya no solo Alberto me tocaba el culo sino que también Dani desde el otro lado había empezado a acariciarme las piernas.

  • Si - les reconocí - 2 o 3 chicos lo han hecho - les contesté mientras agachaba la cabeza para degustarme mirando esa pedazo verga que me empezaba a obsesionar.

  • ¿2 o 3? ¿de verdad no lo sabes? - insistió ahora Oscar.

  • En realidad han sido 3 - les dije.

  • Joder, me va a estallar la polla - dijo Alberto que mientras con una mano se tocaba la verga, la que me sobaba se abrió paso por primera vez entre mis piernas apartando a un lado mi tanga para acariciar mi coñito hasta llegar deslizándose a mi clítoris y luego introducir un dedo en mi raja.

  • ¿Y como fue que dejaste que te follaran el culo ? - preguntó Oscar. En ese momento yo era un robot que únicamente quería que Alberto consiguiera por fin que llegara al orgasmo con sus caricias a ver si después de eso podía de alguna forma controlar mis instintos una vez desahogada.

  • La primera vez fue con un chico que me gustaba muchísimo. Cuando por fin conseguí liarme con él, insistió en que quería desvirgarme el culo y no pude decirle que no. Los otros 2 fueron parejas que tuve y que también insistieron en follármelo.

  • ¿Y te gustó? - me dijo Dani.

  • Si, incluso la primera vez me encantó.

  • Sabes, tengo un amigo chileno que dice que si no te follas a una tía por el culo, allí no consideran que se la hayan follado - dijo Simón.

  • Pues a Lucia por lo menos 3 la han follado bien follada según tu amigo chileno - dijo Jose y todos comenzaron a reírse.

  • ¿Qué te pasa guarrilla? - me preguntó Alberto - No paras de mirarme la polla - yo muy avergonzada no me atreví a responderle pero en ese momento metió un segundo dedo dentro de mi coño y tuve que moderme el labio inferior para no gritar de gusto, haciendo que todos se rieran.

  • Parece que le gusta, casi se corre mirándola - dijo Simón. Por lo visto no debían haberse dado cuenta que su amigo me estaba penetrando con sus dedos.

  • ¿Me cobrarías por chuparmela o lo harías gratis? - siguió el mulato.

  • Te lo haría gratis - le contesté por fin rezando porque me llegara el orgasmo mientras los demás se reían.

  • Joder Alberto, la tienes en el bote cabrón - dijo Jose.

  • Ya que estamos jugando al poker hagamos una apuesta - me propuso mientras ahora sacaba sus dedos para volver a inspeccionar mi clítoris - Te dejaré que me la chupes, si demuestras ser una buena chupa pollas y consigues comérmela entera como hizo antes Bea, te daremos otros 200 euros, pero si no eres capaz, entonces te follaré el culo - en ese momento su mano dejó de darme placer y bajo a acariciarme la pierna. No aguantaba más, estaba fuera de mi de excitación y necesitaba una polla ya, necesitaba esa polla, así que acepte haciendo gestos con la cabeza y provocando el jubilo entre los muchachos - Muy bien. Simón, trae una corbata que tengas o de tu padre, me gustan las chicas elegantes.

No entendía que era lo que se proponía con la corbata pero me daba igual, los chicos se levantaron y Alberto me dio la mano guiándome de nuevo al centro del salón mientras Jose, Oscar y Dani se sentaban en sus sitios. Permanecimos él y yo de pie entre ellos hasta que al poco rato Simón apareció con una corbata y se la dio.

  • No se como se hace el nudo - dijo sin entender tampoco el juego.

  • Cualquier nudo sirve - dijo Alberto mientras la cogía y Simón se sentaba también - Ponte de rodillas - me ordenó y yo obedecí.

  • Joder, si hubiera sabido que era tan guarra me la hubiera follado hace años - dijo Oscar. Alberto se puso entonces detrás de mi y con la corbata me ató las manos a la espalda.

  • Así no te masturbarás ni usarás las manos para hacer trampas como hizo Bea - volvió a ponerse de nuevo frente a mi y puso su polla justo frente a mi cara. No pude aguantar más las ganas que tenía de esa pija y sin que el se moviera, fui yo quien me abalance a chupársela metiendo en mi boca el enrome capullo de el chico. Puso las manos en mi cabeza para acompañar mis movimientos, era yo sola quien estaba haciendo que me follara la boca.

  • Joder que pasada, luego quiero que me la chupe a mi también - dijo Dani.

  • Claro, para eso es tu cumpleaños. De todas formas creo que esta zorra nos la quiere chupar a todos - añadió Jose.

Yo seguía moviendo mi cabeza adelante y atrás, ahora intentando satisfacer a Alberto y tragarme todo aquel cacho de carne que me tenía poseída. Hice varios intentos pero sin las manos pensaba que me iba a ser casi imposible, entonces decidida a hacer un último esfuerzo para conseguirlo me saqué la polla de la boca cogí aire y me lancé a por todas. Fue un esfuerzo brutal pero noté que apenas me faltaban 3 o 4 centímetros para conseguirlo, un poco más y lo haría, pero entonces él no se si fruto de la excitación o por miedo a perder la apuesta, con una de sus manos empezó a hacer fuerza manteniéndome con prácticamente toda su polla en la boca mientras que con la otra me tapaba la nariz. Al principio, aunque muy incomoda, intenté aguantar para darle todo el placer que pudiera, luego las lagrimas se me empezaron a caer por las mejillas de forma automática y comencé a revolverme hasta que noté que empezaba a quedarme sin aire y el seguía forzándome. La boca comenzaba a llenarse de saliva que se me escurría por la comisura de los labios sin que me soltara.

  • Joder como aguanta - decía Jose.

  • Vaya zorrón - oí decir a Simón mientras yo seguía intentando escapar al quedarme sin aire y aguantaba las arcadas que me estaba produciendo. Entonces Alberto por fin me soltó y caí al suelo al tiempo que todas la saliva que quedaba en mi boca salía llenando la alfombra de babas. Allí tirada y entre los vítores y las risas de los chicos intentaba recuperar el aire que me faltaba a bocanadas. Notaba como mi pecho se llenaba por fin de aire.

  • Eres una puta cojonuda - dijo Alberto - Has aguantado mucho pero no has conseguido comerme la polla entera ni con mi ayuda así que ahora tendrás que pagar la apuesta - ayudó a que me levantara y entonces se agachó y me cogió sobre su hombro cargando de mi como si fuera un saco de patatas - Trae un bote de crema o algo así a la habitación Simón, voy a follarme el culo de Lucia por fin.

Los otros se reían y le animaban con todo tipo de insultos hacia mi. Me llevó cogida por lo que a mi me pareció un pasillo ya que yo en esa posición solo veía el suelo y su culo. Entramos en lo que me pareció una habitación y después de unos cuantos pasos me lanzó dejándome caer sobre una cama y haciendo que soltara un grito por la sensación. Luego se acercó a mi y me desato las manos.

  • Será mejor que tengas las manos sueltas para que te abras el culo mientras te la meto. Aunque no seas virgen seguro que las pollas que te has entrado antes no eran como la mía - dijo orgulloso y con mucha razón. Al soltarme me incorporé un poco en el colchón y vi que me encontraba en una gran habitación que supuse que era la de los padres de Simón. Jose y Dani estaban de pie a los lados de la cama y en ese momento entraba Simón con un bote de crema en la mano. Oscar estaba a los pies de la cama grabando todo con su móvil, pero en ese momento todo me daba igual y no le dije nada. Simón le dio el bote de crema a Alberto.

  • Voy a abrirte antes el culo un poco, así te entrará mejor - me dijo mientras los otros miraban en silencio.

  • Déjame que le prepare yo el culo - le pidió Dani. Entonces Alberto le dio el bote de crema sonriendo.

  • Muy bien, feliz cumpleaños - vi como Dani sonrió y se acercó a mi.

  • Espera que te la preparo un poco - Alberto me quitó los zapatos y luego tiro de mis pies haciendo que quedara tumbada en la cama boca abajo. Se movió y cogió una gran almohada que colocó bajo mi vientre haciendo que mi culo quedara elevado y expuesto a ellos. Noté como Dani en ese momento cogía por los lados las tiras de mi tanga y me lo bajaba quedando por fin mis agujeros expuestos para ellos, que aplaudían y animaban a su amigo.

  • Venga Dani, aprovecha - el más joven de los amigos separó entonces mis piernas e introdujo su cabeza para empezar a chuparme el coño y a follarme con su lengua.

  • Venga Dani, prepárale el culo ya que ese era el trato o lo hago yo - le interrumpió Alberto.

  • Tranquilo, ya voy - le contestó dejando de chuparme. Echo entonces un buen chorro de crema en mis nalgas y comenzó a esparcirla mientras magreaba mis nalgas. Después fue acercando sus dedos a mi ano, mientras con una mano echaba mas crema en mi agujerito sus dedos se iban abriendo camino, primero uno y luego 2 entraban y salían de mi culo llevándome al borde de éxtasis.

  • Perfecto, ahora me toca a mi - le cortó Alberto dejándome de nuevo con las ganas, aunque esta vez fue por poco tiempo. Dani se quitó y Alberto se puso encima de mi poniendo su pollón en la entrada de mi culo y empezando a apretar poco a poco pero sin pausa hasta que cuando con más de la mitad dentro por fin me llegó el orgasmo haciendo que empezara a gritar y a convulsionar.

  • Joder, mira como se está corriendo - dijo Simón.

  • La ostia, le encanta que la follen el culo, hemos estado perdiendo el tiempo chavales - contestó Jose entre risas.

Dani no perdió el tiempo ni hizo ningún comentario. Alberto vio como se acercaba a mi cabeza y entonces sin sacarme la polla del culo tiro de mi haciendo que me pusiera a cuatro patas. Yo seguía gritando de placer por mi orgasmo y entonces Dani aprovecho un momento en el que abrí la boca para gemir y enterró casi toda su polla dentro, por suerte era la más pequeña de todas y aunque me pilló de sorpresa pude reaccionar y no quedarme sin aire como me había pasado con Alberto. Estaba sobre mis manos apoyada así que no podía usarlas para ayudarme en la mamada, fue el propio Dani quien me agarró la cabeza con las manos y marcaba el ritmo sin ser tan violento como antes lo había sido su amigo. Se le notaba muy excitado y que no duraría mucho, cosa que pude comprobar cuando poco tiempo después empezó a gritar que se iba a correr. Entonces Alberto tiro de mi pegando su pecho a mi espalda y clavándome la polla hasta el fondo de mi esfinter, llenándome por dentro al mismo tiempo que Dani se corría sobre mis tetas.

  • Joder que gustazo - dijo Alberto - Le he llenado el culo de leche.

  • Cabrón - le dijo Simón - Yo también quería metérsela en el culo y ahora me has jodido.

  • No seas llorón, puedes follarle el coño - le contestó. Simón entonces se acercó a mi, me cogió y me hizo girar quedando boca arriba, tirando de mis pies hasta dejar mi culo al borde del colchón.

  • No te corras en su coño por si acaso - le dijo Oscar aunque yo tomaba la píldora y no me preocupaba que pudiera quedarme embarazada, es más, en ese momento la idea de sentir que me llenaban el coño de su jugo además de haberse ya vaciado en mi culo me excitaba - Que además faltamos Jose y yo por follárnosla.

Simón empezó a clavármela poco a poco hasta que sentí que casi me llenaba entera, entonces muy despacio retiraba su polla para después volver a introducir su verga en mi coño. Lo hacía muy despacio, seguro que pensando que de esta manera aguantaría más.

  • No aguanto más, chupámela guarra - dijo Jose poniéndose de rodillas encima de la cama y acercando su polla a mi boca. Yo se la agarré con mis manos y le masturbaba mientras le succionaba su capullo para hacer que se corriera y sacarle hasta la última gota. Aunque los chicos ya se habían corrido antes esa noche seguían muy cachondos y no tardaron mucho en acabar - Me voy a correr, joder te voy a llenar la cara de leche - dijo Jose justo antes de sacar su polla de mi boca y correrse en mi cara mientras yo no dejaba de pajearle.

  • Joder, no pierdas detalle de eso Jorge, grábalo bien, la tengo dura otra vez - dijo Dani entre las risas de sus amigos. En ese momento Simón sacó su polla de mi coño y echo toda su leche encima de mi vientre entre jadeos.

  • Ufffff, estaría follándola toda la noche - dijo Simón entusiasmado.

  • Pues ahora te toca parar que es mi turno - le comentó Oscar - Coge tu el móvil y sigue grabando - le dijo a Jose mientras me daba la mano y me ayudaba a levantarme de la cama. Me puse de pie y de nuevo me vi rodeada de todos los chicos y sus vergas. Entonces Oscar se tumbo en la cama con su pija apuntado al cielo - Siéntate encima de mi y cabálgame, quiero ver como votan esas tetas.

Yo me puse de rodillas encima de él, con una pierna a cada lado de su cintura, cogí su aparato con mi mano y empecé a frotarlo por mi chocho encharcado, luego fui bajando poco a poco e introduciendo su polla dentro de mi hasta más de la mitad para luego empezar a mover mis caderas en círculos haciéndole disfrutar al máximo. Yo estaba en la gloria y justo en ese momento Oscar me soltó un cachete en una de las tetas haciendo que saltara hacia arriba y luego cayera con el consiguiente griterío de los demás.

  • Salta, quiero ver esas tetas brincar - me dijo Oscar repitiendo su castigo en la otra teta y luego comenzando a pellizcarme los pezones. Entonces en ese momento fuera de mi eché mi cuerpo hacía delante apoyando mis manos en su pecho y comencé a saltar sobre esa polla clavándola hasta el fondo mientras los chavales me animaban a que no parara, consiguiendo correrme de nuevo entre gritos.

  • Joder, se la voy a meter otra vez en el culo - dijo Alberto haciendo que mi orgasmo subiera de potencia imaginándome penetrada por 2 pollas al mismo tiempo, algo con lo que había fantaseado pero que nunca había hecho. Pero entonces Oscar se giró haciéndome caer sobre la cama, me movió dejando mi culo apuntando hacia el y se corrió llenándome las nalgas y la espalda de su semen. Oscar froto sobre mi su prepucio para esparcir toda su leche y luego se levantó. Los chicos de pie me rodeaban y hablaban sobre como me seguirían follando.

  • Me da igual que Alberto se corriera dentro de su culo, yo pienso follárselo - dijo Dani.

Yo estaba tumbada en la cama cuando vi que de nuevo Dani con la polla dura se acercaba a mi. Había tenido 2 orgasmos y aunque seguía muy excitada, algo de cordura había vuelto a mi, no podía seguir con eso. Si les dejaba, esos chicos podían seguir follándome todo el día y correrse 4 o 5 veces cada uno, tenía que pararles. Me incorporé un poco en la cama y estiré la mano hacía Dani indicándole que se detuviera, lo cual entendió y se quedó de pie a un metro de mi.

  • Lo siento chicos pero no puedo más. Ha estado muy bien pero tengo que irme - ninguno de los 5 dijo una palabra, habían tenido una gran noche pero por sus caras se podía percibir que sus intenciones eran las de haberla estirado todavía un rato más.

Me levanté de la cama y me agaché para recoger del suelo mi tanga y mis zapatos. Luego fui caminando desnuda al salón mientras los 5 me seguían de cerca sin perder detalle de mi culo imaginaba yo ya que ellos permanecían en total silencio y de ahí no podía sacar información de lo que estaban pensando. Al llegar al salón recogí mi ropa y comencé a vestirme sin limpiarme siquiera el semen que me cubría, ahora viéndoles de frente notaba claramente su decepción al ver como yo me vestía mientras seguían con sus pijas tiesas mirando al techo. Entonces Dani se acercó a mi.

  • Quédate un rato más por favor, solo una hora - eran ya más de las 4 como pude ver al montar luego en el coche y aunque en el fondo me hubiera gustado quedarme y que esos 5 machos me siguieran follando, no podía ser.

  • De verdad que no puedo Dani, lo siento - le besé en la mejilla y luego se la acaricié con la mano - Has estado genial, espero que tu fiesta de cumpleaños te haya gustado - le dije para animarle. Entonces Simón se acercó a mi y me tendió un taco de billetes de 50 €.

  • Esto es lo que te has ganado.

  • Gracias chicos, habéis estado genial. Hasta luego - les dije despidiéndome con la mano. Cuando estaba llegando a la puerta Oscar me llamó. Me giré y vi como se acercaba a mi con su teléfono en la mano.

  • Te he pasado el vídeo por Bluetooth. No lo voy a eliminar, me lo quedaré yo para siempre pero te prometo que nunca se lo enseñaré a nadie ni se lo pasaré a los chicos, será solo para mi, para recordar esta noche toda la vida. Espero que te guste - y me dio un beso en la mejilla.

  • Gracias Oscar.

Luego salí, monté en mi coche y conté el dinero, allí había 400 €. Recogí mi móvil y acepté el archivo que me había enviado Oscar. Miré la hora y después conduje hasta mi casa, no recuerdo ni como llegué, solo que me moría de ganas de llegar a mi cama y que cuando lo hice me acosté vestida como estaba y con la leche de los chicos todavía sobre mi y llenándome el culo. A eso de la 1 del mediodía abrí los ojos, la cabeza me estallaba y estaba muy avergonzada como para trabajar esa noche en el pub, así que llame a Toño, le dije que no me encontraba muy bien y que no podría ir a trabajar. El me contestó que no me preocupara y que le fuera escribiendo diciéndole que tal estaba. Volví a dormir hasta casi las 6 de la tarde, ya sin tanto dolor de cabeza pero sin ganas de salir de casa, no sabía muy bien como me sentía.

Estuve todo el fin de semana sin salir ni hablar con nadie ni tan siquiera por teléfono, apenas contesté algún WhatsApp diciendo que no me encontraba muy bien. La semana la pasé del trabajo a casa, sin quedar con ninguna de mis amigas, sin salir a correr ni ir al gimnasio, sola en mi casa dándole vueltas a la cabeza.

Cuando por fin ha llegado el viernes y he salido de trabajar, he ido a mi casa a ducharme y comer. Me he sentado en el sofá vestida con unas bragas y una camiseta como hago normalmente y he cogido el móvil, no para escribir a nadie sino para ver por fin el vídeo que Oscar me había mandado, tener claro que pasó y ver si eso podía aclarar mi mente. He entrado en los archivos recibidos y lo he reproducido. El vídeo empezaba conmigo casi desnuda de rodillas en el salón, no sabía cuando Oscar había comenzado a grabar, Simón llegaba con la corbata y empezaban a atarme. No han pasado ni 5 minutos, no he aguantado más la excitación y he metido mi mano bajo mis bragas para acariciarme el clítoris y en cuanto he introducido una falange de mi dedo en mi coñito me he corrido como loca mientras en mi móvil podía ver como Alberto me hundía la polla en la boca. No he podido parar y he seguido masturbándome hasta que justo cuando en el vídeo me lanzaban en la cama me ha llegado otro orgasmo. Aún así mi excitación no baja, se que seguir masturbándome no me va a satisfacer, así que he perdido de nuevo la razón, he parado la reproducción y le he escrito un mensaje a Oscar diciéndole que estaba viendo lo que me había enviado y que llamara a Alberto y vinieran a mi casa, que les necesitaba para que apagaran la calentura que tenía. No ha tardado ni 5 segundos en responder.

  • Prepárate que en 30 minutos estamos ahí, hoy no vas a dormir en toda la noche.