Haciendo cosas maliciosas 1

Continuamos jugando en sitios públicos.

Hola, continuando con mis confesiones. Recuerdo un día, que estando con la misma chica empezamos a jugar en diferentes sitios de su pueblo. Pero primero os pongo en situación.

Por ese entonces los dos estudiábamos juntos, ella vivía todavía con sus padres ( el padre era militar y muy posesivo con sus hijos, ya os lo contaré en otra historia) y yo por mi parte vivía en casa de un compañero de clase que me había alquilado una habitación.

Como comprenderéis, teniendo al sargento en casa no nos atrevíamos a hacer lo que el cuerpo nos pedía (por el momento) y en mi piso solo podíamos hacerlo pero en determinadas ocasiones, ya que en la casa donde estaba alguilado estaban los padres de mi compañero.

Así que recurriamos a jugar por las noches en el coche de la que era mi chica, la de polvos que echamos en ese Opel.

El día que os voy a narrar en cuestión, fue un día de fiesta del instituto que decidimos pasarlo juntos. Así que para ir a su casa fui en autobús. El plan era coger el preciado Opel, ir a alguna calita y echar el día calentando y desfogando.

Tan pronto como la vi el plan se fue al traste, ya que por lo visto el padre necesitaba el coche....

Recuerdo que iba guapísima, llevaba un vestido rojo con florecitas y unos labios pintados de un rojo intenso. Me encantaba cuando se maquillaba porque siendo blanquita y con esos colores me encendía. Además el vestido tenía un gran escote por donde se veía el canalillo que me volvía loco, y cuando se daba la vuelta le marcaba perfectamente ese culazo que tanto me hizo disfrutar. Por cierto recuerdo que se apreciaba perfectamente que ese día llevaba tanguita. Y en ese momento me moría de ganas por saber cuál sería.

No obstante decidimos salir y dar una vuelta de enamorados.

El mejor sitio que había para ir era un centro comercial que tenia cine y restaurantes. Así que decidimos ir, comer, ver una peli en el cine y así echar el día.

Recuerdo que mi chica no paraba de pedirne perdón y yo le repetía que no pasaba nada, que en vez de follar como conejos nos pasaríamos el día acaramelados como dos tortolitos. Ella se reía y volvía con las disculpas.

Para ir al centro comercial teníamos que coger el autobús. Entramos y nos sentamos dos o tres filas antes del final. No esque eligieramos el sitio. Esque eran los dos únicos sitios libres.

Estando sentados, mi chica seguía con las disculpas, y yo ya no sabía qué hacer para que parara. Intente callarla besándola, cosa que me encantaba, tenía unos labios carnosos que me entretuve en morder, y su lengua, como jugaba con la mía.

Los besos no funcionaban, tan pronto como dejaba de besarla, volvía con la retaila de lo siento y tal y cual.

Entre besos y tal, nos empezamos a encender y no sé que se me pasó por la cabeza cuando le comenté que si seguía pidiendo perdón la tendría que castigar.

Ella se quedó callada por un momento, agachó la cabeza y dijo "lo siento no pretendía que te molestará" lo gracioso esque cuando terminó la frase nos empezamos a reír, ya que no había tardado ni un minuto en hacerlo.

Acto seguido me lancé a besarla como lo había hecho anteriormente, empecé a besarla en los labios, a morderlos y a jugar con su lengua.

Después me fui al cuello y le di unos mordisquitos, me encantaba notar como eso la ponia a mil, y luego subí al lóbulo de la oreja. Lo mordí y mientras le decía al oído "el que avisa no es traidor, como has pedido perdón, ahora tendrás tu castigo" iba subiendo mi mano por su pierna, metiéndola por debajo del vestido y poco a poco subiendo hasta llegar a su tanguita.

Ella se quedó paralizada, miró alrededor, pero no me dijo nada, ni me aparto la mano. Cosa que intérprete como que el castigo podía continuar.

Mientras mi dedo llegaba ligeramente a tocar el tanguita yo continuaba hablando con ella.

Ahora era yo el que le preguntaba porque me pedía perdón y ella me respondía lo mismo que me había dicho antes. Aunque ahora se la notaba hablando más pausada y de vez en cuando soltaba un suspiro y cerraba los ojos, misteriosamente eso lo hacía cuando pasaba la llena del dedo por su rajita, presionando un poquito.

Seguíamos hablando como si nada, y notaba que casa vez se encendía más, ya era ella la que buscaba mi boca y notaba como buscaba con su entrepierna mis caricias.

Estábamos a medio camino y el castigo no podía terminar así. Así que aprovechando que pasamos por una zona de baches moví su tanguita a un lado e introduje un dedo en su coñito. El suspiro que soltó me puso a mil. Si hubiéramos estado solos... Pero tenía que controlarme.

Recuerdo que estaba mojadisima y su interior estaba ardiendo.

Haciéndome el inocente le pregunté que qué le pasaba y ella fulminandome con la mirada me dijo "nada" y me comió la boca.

Mientras nos besábamos empecé a mover el dedo, lo metía todo lo que podía y lo sacaba un poquito, para después volver a meterlo, ella movía sus caderas cada vez más, aunque con disimulo, pero si alguien se fijaba seguro que sabría que estaba pasando.

Ya estábamos casi llegando y no podía dejarla así como estaba, así que decidí meter un segundo dedo, el cual fue bien recibido y además escuché un susurro de  "no pares" cuando empecé a moverlos.

Recuerdo que me separé de ella y con cara de extrañado, como si no supiera a que venía eso, le dije "pero si estamos llegando casi"(Hay que decir que a estas alturas yo tenía un calentón de película, pero la situacion me excitaba muchísimo hacer como el que no sabía nada y ver sus reacciones"

Ella me miró de nuevo, se mordio el labio y con un "pero que cabron" me volvió a besar.

Efectivamente ya estábamos llegando así que aumente un poco el ritmo de los juegos vaginales.

Ella se me pegó aún más y tras empezó a frotarse con mis dedos más fuerte, lo que intérprete como que estaba apunto de terminar.

Tras un ultimo beso más fuerte de la cuenta, unos movimientos de pelvis más secos y unos tímidos gemidos mi chica termino delante de un autobús entero.

Yo saqué los dedos y me los lleve a la boca. Me encantaba el sabor de su coñito.

Después de esto volvimos a entrar en razón, como si todo lo que habíamos echo hubiera sido sen una pompa. Miramos a los lados pero por lo que vimos nadie parecía haberse dado cuenta de nuestro juego.

En unos minutos llegamos al centro comercial y bajamos del autobús, yo llevaba un bulto que lo trataba de ocultar con la sudadera. Y más caliente que un perro en celo.

Bajamos y entramos en el centro comercial, recuerdo que me dijo que era un cabron que eso no se hacía, pero cuando le pregunté que si le había gustado, se puso colorada, puso esa sonrisita de morbosa que hacía que me volviera loco y dijo "lo siento"

Continuara......

Espero que os guste este segundo relato. Agradezco que me comentéis que os parece o vuestras impresiones.

Un saludo