Haciendo amigos en el tren 3

Habían pasado dos semanas y no había vuelto a llamar ni a ver a mi amante. Aun tenia cosquillas cuando recordaba esos dos viajes en tren

Habían pasado dos semanas y no había vuelto a llamar ni a ver a mi amante.  Aun tenia cosquillas cuando recordaba esos dos viajes en tren.

Esa noche cuando nos metimos en la cama, de nuevo mi novio se dio la vuelta, últimamente cada día me tocaba menos sexo.

La siguiente noche, salí a cenar con unos amigos, me aburría como una ostra y decidí regresar a casa. Aunque sin prisas, puesto que el salía esa noche con sus amigos y no había nadie en casa.

El teléfono echaba humo en mi bolsillo, deseaba tanto llamar a ese hombre… que no pensaba que fuera bueno hacerlo, prefería casi atesorar esos dos encuentros.

Di vueltas y vueltas y a las tres de la mañana esperando que nadie me contestara marque su número. A los dos toques una voz dura pero soñolienta me hablo al otro lado.

-quién eres?

-soy Marcela, te acuerdas

-claro, no creas que conozco y doy mi número cada día a una chica. Te he echado de menos

-estabas durmiendo

-si

-lo siento

-yo no lo siento, me encanta la sorpresa, ya había renunciado a que me volvieras a llamar

-me he acordado… no sabía si llamar… no creía…

-Marcela, donde estás?

-en el coche

-dime donde, el teléfono es muy frio. No pasara nada que no quieras, dime solo donde estas.

Se lo dije y media hora después tocaba con los nudillos en el cristal, no le abrí. Salí fuera del coche y le di dos besos, el me los devolvió.

-hola Marcela, bonito nombre por cierto, el mío es Julián.

-encantada Julián

-vamos, cierra el coche, paseemos.

Me coge del brazo y paseamos solos, son las tres de la mañana. Es más alto de lo que recordaba. Es un hombre muy atractivo y además huele de maravilla.

-Marcela, que esperabas cuando me llamaste?

-que no cogieras el teléfono

-me encanta tu sinceridad. Has deseado repetir lo del tren conmigo?

-sí, muchas veces

-ven conmigo Marcela

-no puedo, mi novio estará en casa

-Marcela mira te apunto mi dirección, puedes venir cuando quieras, trabajo desde casa, a cualquier hora

Me lleva a tomar café, me besa en la boca cuando nos despedimos y me dice un hasta pronto, antes de dejarme en mi coche.

Dos días después toco el timbre y Julián me abre, no dice nada, no hace nada, solo se aparta y me deja pasar.

Veo un comedor amplio, limpio y bonito.

-siéntate Marcela un café?

Asiento con la cabeza y el desaparece por un pasillo, me levanto y paseo, en un rincón hay una puerta, me asomo y veo un gran despacho, otra puerta lleva a un pasillo y detrás está la cocina donde oigo a Julián.

Me desnudo completamente y le espero de pie, él llega con dos tazas y se queda parado al verme desnuda, pone las tazas en la mesa y tan solo me pide:

-dos de azúcar como ayer verdad?

-si

Echa el azúcar en sendos cafés y se acerca a mí me entrega mi taza y tras dar un trago a la suya, lleva una mano entre mis piernas, yo las abro mientras saboreo el riquísimo café con leche. Estira la otra mano y busca mi pecho, mi pezón y lo acaricia, acerca su boca y saca la lengua, lame mi pezón, luego el otro, sin apartar su mano de mi raja la cual frota sin parar en ningún punto.

Sigo con mi café, no nos decimos nada, él se arrodilla ante mí y su boca queda a la altura de mi triangulo de rizos que cubre mi sexo. Sin tocarme saca la lengua y busca el pico donde empieza mi rajita y la empuja abriéndose paso entre mis rizos la deja ahí. La mueve un poco y yo no le facilito nada, no me muevo, estoy cachondisima con esa situación. Metió las dos manos entre mis piernas y empujo mis muslos abriéndome, se metió en medio y me lamio dejándome mojadísima, tiro de mí y me arrodille a su lado, cogió mi mano y la metió en su pantalón, le toque la polla, la menee rápido, fuerte, casi sin ganas y creció, se puso durísima, y Julián tiro de mí, me abrió bajo el y me la metió de un solo golpe, tiraba de mis piernas y empujaba bien adentro y me corrí, sus pantalones se mojaron de mis jugos, solo tenía la polla fuera y me dio la vuelta, me apoyo las tetas en el sillón y me la metió en el culo, fuerte, de un empujón, empezó a moverse mientras yo me quejaba, no paro, no dejo de bombear en mi culo apretándome al sofá, paso su mano por delante y pellizco mi clítoris fuertemente y me corrí meneando el culo que al momento inundo con su leche. La saco y desapareció en el baño, me dijo antes de salir:

-ahora vuelvo

Cuando salió del salón me vestí y oí el grifo de la ducha, me termine el café y salí de su casa, camino a casa no podía creer como había sido capaz de nuevo de follar con un semi-desconocido, sin hablar como dos perros, solo ansiando el orgasmo, el placer. Al andar notaba la humedad entre mis piernas, su semen en mi culo aun y me metí en la ducha, me lave y rememore el polvo, me masturbe de nuevo hasta correrme sola en mi ducha grite y jadee lo que con él había callado.

Dos días después estaba de nuevo en la puerta de su casa, toque el timbre y el me abrió, no me hablo, simplemente se retiró para que pasara.

Se fue a la cocina y de nuevo volvió con los cafés, esta vez ya llevaban el azúcar y de nuevo yo estaba desnuda. Me paso la taza, me cogió de la otra mano y me llevo al despacho que había visto, con un brazo tiro todo lo que había encima de la mesa, me ayudo a sentarme sobre ella y me abrió de piernas, creí que iba a lamerme, pero abrió un cajón, del saco un consolador que incrusto en mi coño sin más, gire la cara del dolor que sentí.

-no te muevas, solo procura que no salga.

Desapareció y al momento volvió con unas cintas largas, me hizo bajar y quedarme de pie pegada a la mesa, me ato una cinta a cada muñeca y a cada tobillo e inclinándome hacia adelante me ato las muñecas a las patas de la mesa y los tobillos a las otras dos. Allí estaba atada sin poderme defender, desnuda y expuesta para él y no tenía miedo, es más estaba excitadísima. Se puso a mí lado se inclinó encima de mí y me metió el consolador de nuevo en la vagina, se sacó la polla y me dijo:

-chúpala y hazlo bien o te castigare, sabía que volverías a por mas, te puso en el tren el sexo con un desconocido y no pudiste reprimir a la rareza del primer polvo aquí, quería darte más morbo para que sigas volviendo, te hare mía hasta que un día no quieras irte.

Le chupe la polla con ansia oyendo todo lo que me decía, estaba excitadísima

-no te corras hasta que no te lo pida

Ese vibrador está desquiciándome, todo mi cuerpo ansia el orgasmo

-quieres correrte?

-si

-pídemelo por favor

-por favor Julián deja que me corra

Empuja más, el consolador y su polla me ahoga cuando dice:

-hazlo puta córrete con mi polla en tu boca

Enseguida me corro, se pone detrás de mí y limpia mis jugos mama mi coñito con ansias y sube a lamer mi culo, jadeo como la puta en la que me ha convertido pidiendo más.

Noto el consolador en la entrada de mi culo y al momento entra de golpe, me abre, me llena, me folla, me enloquece y me corro, me corro, me corro y lo saca para volver a lamerme. De nuevo se coloca ante mí.

-chupa golfa, chúpamela hasta que me corra, hoy no voy a follarte

Empiezo a lamerlo, como ya sé que le gusta, hasta que llena mi boca de semen. Cuando se recupera me desata y sale de la habitación.

Recojo mi ropa y me voy cerrando la puerta tras de mí. Esta vez tardo dos semanas en volver a tocar el timbre, me abre, me deja pasar y se va a la cocina, hoy le sigo y busco el azúcar, la pongo en mi café

-Dos, Julián?

-si bonita dos de azúcar

Echa el café, echa la leche y cojo las dos y le sigo, me lleva a su habitación, una cama enorme domina la estancia, me coge los cafés, después de darles unos tragos, me desnuda lentamente, me echa en la cama me tumba en esa suave piel que hay encima y me excita el pelito de la piel en mi culito y mi espalda, me froto en ella y el me abre, me chupa, me lame, succiona y arranca el primero de la tarde, se sienta en el centro de la cama, y yo me subo me clavo su polla y agarrándome al cabecero empiezo a menear las caderas, él se agarra a mi culo y le ofrezco mis tetas, las chupa, las muerde mientras pellizca mi culo fuerte y me corro, el jadea y yo también.

Me empuja se pone encima y cogiendo el consolador del cajón, me penetra yo añoro su polla

-tu polla Julián

-sí, te daré las dos

Empieza entonces a meterme su polla despacio sin sacar el consolador, empuja dilatando mi vagina, me relajo y el sigue, entra del todo y noto sus testículos, se mueve despacio y mueve el consolador al ritmo contrario y chillo, lloro, me corro como una loca. El sigue no sale apenas puede moverse esta estrecho, tengo la vagina llena y me mira

-follarte es una locura de la que no me saciare jamás

Esa frase me encanta, el me encanta, todo lo que me hace sentir, saca el consolador y me hace correr de nuevo en su polla. La saca y se la menea sobre mis pelitos llenándolos de semen. Me da la vuelta y chupa mi culito y mi raja hasta que consigue el quinto de mis orgasmos. Se levanta se va al baño y yo me levanto de la cama y entro en el baño y Julián está allí sentado en la bañera

-qué esperas Julián?

-que no te vayas, cada vez espero aquí hasta que oigo la puerta y voy corriendo a la ventana a ver cómo te alejas con la cabecita agachada, esperando que regreses otro día.

-ahora no me apetece irme, nos duchamos y luego te invito a cenar?

Julián, me sonríe feliz y mi cuerpo dolorido se siente en paz, junto a el.