Hacia una fiesta de disfraces (2)
Aqui va lo sucedido ya en la fiesta y cuando nos ibamos de ella.
La fiesta no fue tan intensa como imaginamos pero si con muchas miradas sobre Leylia. Ante las cuales, ella y yo nos respondíamos intercambiando sonrisas cómplices sobre nuestro secreto, dado que todo lo que pudieran imaginarse estas personas, sin que ellos lo supieran .había realmente sucedido esa tarde. También hubo bastantes comentarios sobre su sexual disfraz.
Hablamos bastante con algunos amigos y otros desconocidos, bebimos bastante y bailamos un rato. Luego nos acercamos a una mesa para comer algunos bocados ya que teníamos verdadero apetito. Lo mejor de la fiesta vendría luego de esta pequeña cena y habiendo pasado no mas de hora y media que estábamos allí . Ya con algo en los estómagos y con el más mínimo recuerdo de la increíble follada de esta tarde, nos alcanzaba para sentirnos, "bien arriba". No obstante la música crecía en su volumen, propuse que descansáramos unos instantes en el piso superior. Subiendo las escaleras, con Leylia delante de mí y ante la vista de algunos, no pude resistirme a morder su culo, a lo que respondió golpeándome suavemente con su rabo de león y diciéndome que eso no debía de hacerse a "una amiga" . Ambos nos reímos cómplices Ya arriba continuamos hablando y comentando sobre la fiesta en si, pero cada roce casual de nuestros cuerpos o cada vez que al acercarnos para hablar al oído, el vaho de nuestras hormonas no excitaba nuevamente.
Me dirigí a unos de los enormes y suntuosos baños que todas estas residencias poseen, para recargar mi vaso con un poco de agua. Dentro encontré a una pareja que había acabado de follar recientemente. La mujer era algo delgada y el, un negro enorme, con una polla más enorme aún. Observé que poseía una mascara que lo hacia irreconocible. Pensé que Leylia quien nunca había estado con un hombre africano, varias veces había comentado que le gustaban los hombres de piel algo morena y este era el más oscuro que yo había visto. Además jamás sabría quien era el. Hable con el morenazo y estuvo de acuerdo. Salí junto a la par de la mujer e ingresé de inmediato a Leylia vendándole previamente los ojos.
Le sugerí suavemente que se arrodille y que apoyara sus manos en el piso, susurrándole cuanta guarreria pasaba por mi mente. Ella aun no estaba muy excitada y no sabia ni donde estaba ni que vendría. Masajeando y mordisqueando su cuello levanté su cabeza, Leylia se relamió y le hice señas al moreno que le colocara lentamente su artefacto a medio crecer en la boca. Leylia estaba algo confusa, pero su olfato era potente y supo rápidamente que la comida ofrecida no era para desperdiciar. Le permití solo una mínima mirada al muchacho y a la matraca a media hasta y casi color violeta del moreno y volví a cubrir sus ojos . Su cuerpo se estremeció y supo que no podía dejar de comerse enorme chocolate. Comenzó chupando sus bolas, luego siguiendo hacia arriba y lamiendo diez veces cada milímetro de ese pollón negro, que continuaba creciendo. No sin algo de dificultad logró meterse en la boca la negra fruta, haciendo esfuerzos para tragarse hasta el final ese largo bicho que a cada chupada crecía más y más, no obstante lo hacia con total gusto.
La excitación la hacia transpirar a mares, su olor corporal inundaba el recinto, la descomunal polla había crecido a su límite dilatando al máximo posible sus labios, pero la voracidad de Leylia no tenía limites. Me coloqué debajo de ella y retire el cobertor y el aplique pectoral y también el de su coño. Mis manos jugaron un rato en sus tetas y mientras con mi boca las chupaba y mordía. Sabía que le debía una follada a su coño, por lo que me levante, quite el cobertor trasero y separando sus nalgas introduje mis tres dedos largos en su ya castigado agujero, inclinándome para saborear su ya muy caliente raja.
Su excitación aumentaba a cada momento, la descomunal herramienta violeta continuaba perforando su boca, mis dedos dilatando su apretado culo y mi lengua lamiendo su clítoris que parecía querer salirse de su lugar. Supe que era el momento adecuado para joder su mojado coño, me levante, le quite la venda de sus ojos que se abrieron al limite al ver lo que tenia dentro de su boca y metiéndole duramente mi polla. Leylia giro hacia atrás su cabeza lo poco que le permitió la descontrolada herramienta en su boca y de reojo me dedico una mirada de mucha satisfacción y placer. La cogí con firmeza de su cabello y penetrando su coño con dureza, llevé mi otra mano a jugar nuevamente con sus enormes y tubulares tetas que colgaban y se balanceaban con furia ante cada una de mis embestidas. Nunca había visto tetas como las de Leylia .su forma mas que su tamaño me excitaban solo con verlas. Las cogi con firmeza, apretándoselas suavemente masajeando y estimulando sus puntiagudos pezones.
El moreno anunció su corrida con un ahogado y profundo gemido y le entregó un primer e increíble chorro de leche que le quedaba de su polvo anterior, bañando casi toda su cara. Leylia relamió los costados de su boca con su larga lengua y se ocupó que los siguientes chorros de leche fueran a parar directamente a su interior. Tragó gustosa los calidos jugos africanos y continuo mamandole la grotesca arma hasta quitar todo su contenido y dejarla flácida. Seguí follando su coño cada vez mas mojado y caliente mientras le decía lo grandioso y excitante que sentía estar follando con ella "mi tan tímida y santa amiga" y "tan puta" a la vez, vestida hoy de "insaciable gata folladora"; lo que le produjo un fuerte temblor en todo su cuerpo, se irguió y estirando sus brazos hacia atrás, abrazó mi cuello. Apoyé una de mis manos en la pared, mordí firmemente su cuello y presionando con la otra mano sus duras tetas la apreté contra mi pecho. Nuestros gemidos y jadeos distrajeron de su descanso a Shoent, nuestro oscuro compañero, que no dejaba de mirarnos sorprendido.
Ni Leylia ni yo podíamos controlarnos mucho más. Soltando uno de sus brazos cogió mis bolas asegurándose que mi bicho se le enterrara bien adentro. Seguí embistiendo cada vez más seguido mientras ella me miraba con lujuria y agradecimiento. Cerró sus ojos . su largo y pesado jadeo anunciaba que estaba por correrse. Enterré con toda violencia mi polla y su nuevo interminable grito acompañado de llanto bañó mi nabo y mis bolas con sus jugos. No paraba de decir que la leche anterior no le había alcanzado ..que necesitaba más. Quité mi hinchado nabo de su chorreado coño para ponerlo a su disposición y con un rápido giro comenzó a chupármelo y tragárselo con desesperación. Gemí como un gorila y mi chorro de leche llegó pronto ya que no pude aguantar más sin que reventara mi polla. Leylia sació una vez mas su hambre gatuna con más leche, saboreando y relamiéndose hasta tragarse sin desperdiciar la ultima gota de mi jugo.
Nos dimos cuenta que Shoent nos había abandonado .Leylia retiró con sus dedos restos del jugo de su coño y lo saboreó muy gustosa. Hizo nuevamente lo mismo , esta vez entregando en mi boca su néctar. Me besó con pasión ..volví a penetrar su coño hasta que mi aún duro nabo se bajara. Exhaustos nos abrazamos . Sus ojos totalmente húmedos volvían a brillar de forma especial. Descansamos un rato, nos aseamos y bajamos nuevamente a la fiesta.
Por suerte para nosotros que queríamos mantener secretos nuestros encuentros, salvo Shoent y su compañera que eran extranjeros, nadie se percató de nuestra ausencia. Transcurrió una nueva hora desde que la conversación con los presentes nos llevó a distanciarnos un poco. Rato después, , mientras yo mientras yo coqueteaba con una pelirrroja muy sexy, observé como algunos muchachos intentaban sin éxito seducir a mi compañera aunque ella no los apartaba. Me distraje un poco al continuar seduciendo a mi compañera, cuando caí en cuenta que Leylia hacía unos diez minutos que ya no estaba a la vista, aunque supuse que estaría en el baño, me puso algo incómodo. La pellirroja seguía hablándome por lo que giré mi cabeza hacia ella y observé por la pequeña ventana detrás de mi compañera , que Leylia a escasos quince metros pero fuera del recinto y en un lugar algo inaccesible, me observaba con detenimiento subida a un pequeño pedestal y en posición animal refregaba su trasero contra la fría polla del bicho mitológico que estaba a su lado y acariciaba sus tetas con su rabo de león.
Cogí la gabardina de Leylia y tardé escasos minutos en llegar allí. Apoyado en un tejido rígido de alambre, dejé unos instantes que continuara con su demostración de animal hambriento de sexo con sus tetas al aire y su andar felino comenzó a acercarse, mientras otra pareja ajena a la fiesta que se encontraba cerca también observaba con detenimiento. Desde mi posición nadie podría vernos desde la casa pero la parejita, si. La idea de ser observado por desconocidos aumentó la excitación que me provocaba la putísima felina que me acompañaba. Apenas se acerco y rozó mi cuerpo con sus otra vez endurecidas tetas, mi polla estaba engarrotada, quitó los cobertores de sus genitales, bajó mi cremallera y comenzó a engullir con ganas nuevamente mi instrumento. Ambos sabíamos que esta situación no seria como las anteriores pero no íbamos a desperdiciarla por eso. La levanté lentamente girando mi cuerpo por detrás de ella y la aprisioné suavemente contra el enrejado masajeando sus tetas y pezones. Ella alzó sus manos cogiéndose con firmeza del enrejado empujando su cadera contra mi y recordándome suavemente que aún no había destrozado su culo. Arremetí mi polla nuevamente en su caliente y agujero trasero y lo follé con frenesí quitándosela cada tanto para observar como su "antes" pequeño agujero quedaba totalmente abierto y dilatado por unos segundos.
Se estremeció de placer cuando le dije lo bello que era poder ver mas adentro de su culo, mi excitación era enorme y mi polla había crecido más que en las folladas anteriores. Leylia mostraba ahora gestos de dolor en mis continuas penetradas, pero alcanzó a decir que no me frenara y que el dolor le producía mayor excitación. La penetré con mayor dureza otro tanto me susurró el placer que le producía sentir las venas hinchadas de mi herramienta destrozando su culo su jadeo profundo se transformo en un grito bajo y ahogado y su cuerpo se aflojó por completo. Pidió que no se la sacara de adentro por un momento para disfrutar como latía mi polla en su maltratado agujero. Sus palabras actuaban como desencadenante afrodisíaco, me recosté sobre el tejido metálico mientras ella volvía a ocuparse de comerse mi garrote. Mi cuerpo ya no tenía resistencia, quebré mi cintura por encima de su cuerpo y vacié la leche que me quedaba en su boca. Leylia me exprimió hasta el final, relamiéndose gustosa como las veces anteriores ..Arrodillados en el suelo nos abrazamos para recuperar fuerzas.
Arreglé un poco mi traje, cubrí a mi amiga con su gabardina y andamos hasta a nuestro auto, observando como la parejita comenzaba a imitarnos