Hace más de cuarenta años... 2

Liboria se corrió mientras se convulsionaba y se retorcía, mientras reía, mientras lloraba, mientras chillaba como una coneja, mientras le clavaba las uñas en las cachas a Fidel.

Hace más de cuarenta años...

... Encima la cama de Gustavo, Liboría, con las piernas abiertas, se estaba magreando las tetas con una mano y másturbándose el clítoris con las yemas de los dedos de la otra. Sus labios vagiales estaban inchados.

Su hijo y Fidel le cumplían una de sus fantasías: Ver como follaban dos hombres.

Fidel y Gustavo, de pie, al lado de la cama, se besaban y se masturbaban. Vio como Fidel, se agachaba, cogía la polla de Gustavo por la base, le lamía y besaba las pelotas. Le lamía la polla desde los huevos al frenillo, besaba la cabeza, le metía la polla en la boca y mamaba el capullo, para acto seguido chupar metiéndola toda en la boca...

Liboria ya estaba a mil. Verlos follar la encendía cada vez más.

Fidel, se levantó, besó a Gustavo, y después fue Gustavo el que se la mamó a fidel. Al rato se acercaron a Liboria, que estaba chorreando. La besó primero su hijo, luego Fidel, y después se encontró con tres lenguas en su boca mientras nalgueba las cachas prietas de sus dos amantes. Le comieron una teta cada uno y se comieron ellos las bocas mientras se las meneaban para que no se les bajasen.

Llegó un momento en que Liboria ya no aguantó más. Las gotas que colmaron el vaso de su tremendo orgasmo, fueron las dos pollas duras como piedras al entrar y salir de su boca... Las yemas de los dedos de sus manos volaron sobre su clítoris y un chorro de jugo salió a presión de su coño, al que siguieron varios más, mientras Liboría, decía:

-¡¡¡Me cooooooorro!!!

Cuando Liboria se acabó de correr, Fidel y Gustavo se metieron en cama y se pusieron al lado de ella. Liboria aún estaba tirando del aliento cuando Gustavo masturbó la polla de Fidel y lo besó en la boca. Después le besó el capullo, la cogió por los huevos, la metió en la boca y le hizo unas mamadas deliciosas...

Liboria, al recuperarse del tremedo sofocón que acompañó a la corrida, con una mano acarició las tetas y con la otra el cabello de Fidel. Le dio una teta a mamar a uno y otra a otro, y les preguntó:

-¿Quién me quiere comer el coño?

Fidel, se puso a cuatro patas. Metió su cabeza entre sus piernas y pasó su lengua por el coño peludo y empapado de jugo. Gustavo se puso un condón, le echó manteca, le comió el culo y los huevos a Fidel y después lo folló mientras su amigo le comía el coño a su madre. Fidel comía el coño de maravilla. Liboria le preguntó:

-¿Quién te enseñó a comer coños, Fidel?

-Más de una.

-No me lo tienes que jurar. ¡Cómo me pones, condenado!

A ratito, le dijo a sus amantes:

-Quiero correrme con una doble penetración.

Gustavo se la quitó del culo a Fidel, le volvió a echar manteca al condón. Le echó manteca a su madre en el ojete. Se echó boca arriba. Liboria, dándole la espalda a su hijo, se sentó sobre la polla y la fue metiendo poco a poco, al tenerla dentro, le dijo a Fidel.

-Dámela a chupar.

Fidel le llevó la polla a la boca y Liboria se la mamó.

Poco después, del coño de liboria no paraba de salir jugo mucoso.

-Fóllame, Fidel.

Fidel se la clavó a Liboria, que comenzó a jadear como una perra. Le agarraba el culo y le comía la boca con lujuria desmedida. Se sentía llena. No se podía mover, pero gozaba una cosa mala. Después de casi media hora de recibir caña y de correrse tres veces, y sudando a chorro, le llegó la madre de los orgasmos. Sus ojos se abrieron desorbitadamente, se cerraron de golpe, y gritó:

-¡¡¡Hooooooooooostiaaaaaaaas!!!

Liboria se corrió mientras se convulsionaba y se retorcía, mientras reía, mientras lloraba, mientras chillaba como una coneja, mientras le clavaba las uñas en las cachas a Fidel.... Fue una corrida tan larga, tan intensa y tan excitante, que su hijo se corrió dentro de su culo.

Fidel, cuando Liboria se echó a un lado, destrozada por el placer, le metió la polla en la boca a Gustavo, y Gustavo se la mamó hasta que se tragó su leche.

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