Hablar con extraños, follar con viejos conocidos
Siempre nos advirtieron de eso, pero qué pasa cuando nuestros propios padres nos inducen a hacerlo Espero que les guste esta historia y valor como siempre sus comentarios y críticas
★ ★ ★ [Desconfiar de los extraños]
Cuando ese coche de color azul oscuro paró a mi lado aceleré ligeramente los pasos.
Aquella tarde me había entretenido demasiado jugando en casa de mi amigo con la consola y ya comenzaba a oscurecer. Si no llegaba pronto a casa tendría problemas.
-Julián ¿eres Julián, ¿No? - me gritó el conductor después de bajar la ventanilla y sacar media cabeza del coche
Aquel hombre conocía mi nombre por lo que había dejado de ser un desconocido para convertirse en alguien con el que podía hablar.
-Sí, soy yo- Le dije después de darme la vuelta para mirarlo extrañado.
- ¿Vas para tu casa?
-Si
-Sube y te llevo
-No gracias, prefiero caminar
-Como quieras.
Después de que ese hombre viera como aceleraba de nuevo mis pasos escuché como el coche arrancaba y haciéndome a un lado en el camino dejé que me adelantara.
Media hora después cuando llegué a casa y lo vi aparcado junto a la puerta de entrada empecé a dudar en si todo lo que había vivido era una ensoñación mía o ese hombre de mirada tan extraña había existido realmente y había ido hasta mi casa para corroborármelo.
★ ★ ★ [Javier]
- ¿De dónde vienes a estas horas? - Me preguntó mi madre visiblemente molesta.
Miré a ese señor que conversaba con mi padre acerca de unos terrenos que pretendía que el labrara y decidí buscar alguna excusa convincente que me permitiría eludir el bofetón que se avecinaba
¡De la biblioteca!
¿La biblioteca? Si cierra a las ocho. ¿cómo vas a venir a estas horas de la biblioteca?
-He venido andando mama. Por eso se me han hecho estas horas
Entonces lo que no esperaba sucedió. El hombre del coche azul entró en nuestra discusión
-Me he ofrecido a traerlo cuando venía por el camino, pero no ha querido venirse
- ¿Y eso? - me preguntó mi madre
-Quería caminar
- ¿Se ofrece a traerte mi primo Javier y lo rechazas? -me preguntó algo enfadada
-No sabía que fuera tu primo
-En realidad somos primos por parte de padre. Su padre y el suyo eran primos hermanos.
Al final mi madre se lio de tal manera al darme las explicaciones que no me quedó del todo claro si éramos parientes o no
-Voy dentro que tengo que estudiar- le dije intentando interrumpir su aburrido discurso.
- ¡Tendrás que pedirle disculpas, antes! - me gritó mi madre
-Disculpas por qué-Le pregunté mientras miraba a ese hombre que nos veía discutir junto a mi padre sonriente
-Pues porque va a ser porque se ha ofrecido a traerte y tú lo has rechazado
- ¿En qué quedamos? Entonces, puedo subirme con extraños a los coches o no puedo subirme con extraños
Con ese grito que le di a mi madre llegó el primer bofetón, después el segundo me lo dio mi padre.
Miré entonces a Javier, ya que, por su culpa, me habían dado dos ostias que no merecía y al verlo sonreír supe que odiaba a ese hombre y no dejaría de hacerlo nunca.
★ ★ ★ [Julián]
Me llamo así y vivo en un pequeño pueblo de la mancha. Mi casa está en las afueras, bastante alejada de las ultimas casas, por lo que estoy acostumbrado a caminar para todo.
Camino para ir al colegio, para comprar cualquier cosa en la tienda y también lo hago para estudiar en la biblioteca
Mis padres se han negado varias veces a comprarme la moto que sin descanso suelo pedirles cada vez que tengo ocasión y ahora que en mi adolescencia he adoptado esa actitud chulesca lo tengo más difícil que nunca.
Mientras pensaba en cómo de tener la moto no estaría teniendo que pasar por eso vi como ese coche azul oscuro paraba de nuevo a mi lado
-Sube, Julián que vas a terminar calado hasta los huesos
Esta vez el hombre me hablaba después de bajar la ventanilla del acompañante. El agua que caía a cántaros entraba por esa ventana mojando un poco el asiento y yo lo miré extrañado
-Vamos sube te acerco a tu casa para que no te mojes.
-Me he calado ya, no te preocupes.
-Sube y no pillaras una pulmonía- volvió a insistir, o prefieres que le cuente a tu madre como otra vez has vuelto a rechazarme.
Habían pasado casi dos meses de aquella primera vez en la que lo conocí y el hombre volvía a sacar el tema, por eso lo miré de esa forma cuando me subí en el coche y cerré la puerta.
¡Vaya forma de llover! - dijo Javier mientras cerraba la ventanilla y paraba el motor del coche
¿Por qué paras el motor? - Le pregunté
-Porque a la vista de cómo me has mirado no pretendes que te lleve.
-Me gusta caminar todos los días hasta casa- Le mentí
-Ya, pero, por cómo me has mirado sé que me odias y me gustaría saber porqué
-Te odio, porque me pegaron por tu culpa
-No, te pegaron porque llegaste a tu casa a deshoras y encima les contestaste a tus padres
- ¿Eso te explicaron ellos cuando me encerré llorando en mi casa?
-No me dijeron nada porque no había nada que explicar
-Bueno arranca el coche y llévame a casa. Intentaré dejar de odiarte por lo que pasó-le dije sarcástico
-Lo agradecería, pues no me gusta que me mires así. Eres muy guapo y ese gesto te afea la cara.
Lo mire sin saber. Ese hombre se acababa de declarar ante mí, pero cómo debía reaccionar ante eso. Tirándome del coche y terminar dejando que el barro y la lluvia que caía de forma incesante terminara por manchar y calar mis ropas o quedándome allí dentro mirando como lo mire y sin saber todavía muy bien qué decir.
Arrancó el coche y conecto los limpias.
Ambos guardábamos silencio hasta que Javier habló de nuevo.
- ¿Qué tal por el instituto?
-Bien, ya me queda unos meses para acabarlo.
- ¿Y después que harás?
-Tengo que hacer la selectividad y después iré a la universidad para estudiar alguna carrera. Todo dependerá de la nota que saque.
-Estarás un poco agobiado con eso
-Si
-Yo podría ayudarte a que te relajaras.
De nuevo otra insinuación y de nuevo mi cara mirándolo de esa extraña forma.
- ¿Dónde vamos? - Le pregunté al ver como no paraba el coche donde debería hacerlo y pasaba de largo por delante del camino que conducía hasta mi casa
-Vamos a mi campo un momento porque tengo que echar de comer a las gallinas y a los conejos. También ya de paso te vienes conmigo y te doy unas tijeras de podar que hace unos meses me prestó tu padre
- ¿Y porque no se las traes tú otro día?
-Porque el otro día cuando vine a tu casa me dijo que le hacían falta y no me he acordado de traérselas. Ahora cuando te he visto me he acordado
Pensé en lo que realmente quería ese hombre de mí y un pensamiento extraño se apoderó de mi cuerpo
Mi polla, bajo el calzoncillo empezó a moverse. Sucedía eso cuando estaba a punto de iniciar una erección.
“No podía ser que Javier me provocara tal cosa”
- ¿Tienes novia Julián? - me preguntó el hombre de dudoso parentesco con mi madre
-Todavía no
-Yo a tu edad ya tenía unas cuantas.
“Pues a pesar de ello, bien maricón te has vuelto”-pensé en decirle
Pero en lugar de eso me agité nervioso en mi asiento mientras notaba como mi polla comenzaba a engordar.
- ¿No me contestas? - me preguntó sin dejar de guiar el volante
-Ya te he contestado, que no tengo novia. No sé qué más quieres que te diga
-No, podrías hablarme de alguna que te guste, o decirme cosas de esas chicas con las que tonteas.
-No hablo con ninguna.
-Pero con chicos si hablas.
“Esta vez el ofendido era yo, una cosa es que el fuera maricón perdido, pero el meterme a mí en el mismo saco sólo porque hablara con chicos”
-Hablo con ellos porque tengo más cosas en común que con estas tontas que solo piensan en ensayar coreografías y en buscar como novios a niños que se parezcan a su idolatrado Alejando Sanz- Le dije alzando la voz un tanto molesto
-Tranquilo no pasa nada, solo era por hablar de algo mientras íbamos hasta mi casa, que si prefieres que me calle lo hago y ya está.
-Lo prefiero
★ ★ ★ [En silencio]
No hable más, ni siquiera cuando me bajé del coche y corrí hasta la caseta en la que los animales aguardaban a que ese hombre les repartiera su comida.
Lo vi hacerlo ignorando el olor que había en ese lugar. Los animales cuando están encerrados, desprenden ese aroma y lejos de desagradarme, me ayudaba a no pensar en otra cosa.
Cosas como el porque me había traído hasta su campo y cosas como el porque me había terminado conformando con tener que pasar la tarde con un maricón
Javier por su parte no dejaba de hablar mientras seguía con ese ritual.
Esparcía el maíz por el suelo para que lo comieran las gallinas y llenaba de paja unos pesebres para que la mula rebuscara el trigo que también terminó esparciendo en su interior. Después me mandó a por un saco de hierba para los conejos que llevaba en el maletero del coche y aproveché para dejar de pensar, aunque solo fuera por unos segundos, el por qué me había llevado hasta allí
Al regresar lo encontré de esa forma.
Estaba meando, posiblemente aprovechándose de mi ausencia, pero lo estaba haciendo de cara a la puerta y seguramente siendo consciente de que, si regresaba pronto, tal y como acabó siendo podía llegar a tener una somera visión de su rabo.
En silencio lo vi acabar y sacudírsela y en silencio vi como se la guardaba con cierta dificultad dentro de su pantalón
Unos diecisiete centímetros, mucho más pequeña que la mía. Al menos era mas gorda
“Pobre viejo maricón picha corta”-pensé
Siguió contándome cosas de los conejos, de cómo se reproducían y de lo rentable que le resultaba venderlos.
-Me ganó un dinero extra y al no tener que darle cuentas de el a la parienta puedo aprovecharlo para irme de putas.
Lo volví a mirar en silencio, a punto de decirle:
“¡Tú que te vas a ir de putas si eres maricón perdido!”
Pero me quede quieto, callado, inmóvil como una estatua. Lo había visto acercarse donde yo estaba, pero pensaba que era para coger alguna cosa de las que había en las estanterías metálicas que tenía detrás, pero en lugar de eso me había echado mano al pantalón para apretar con fuerza el bulto que había bajo mi chándal.
-Con esa lluvia te has calado hasta los huesos.
Miré hacia afuera donde todavía seguía lloviendo, ignorando como su mano me sobaba el paquete. En el fondo el que una mano ajena a la mía tocara en esa parte me estaba gustando.
-Quítate los pantalones. Yo voy a quitármelos también- me dijo
Negué con la cabeza. Javier se encogió de hombros y comenzó a hacerlo
Lo vi deshacerse de ellos y colocarlos bien extendidos sobre unas balas de paja
-Ponlos aquí para que se sequen- me dijo de nuevo al ver cómo no reaccionaba.
Se sobaba el calzoncillo punzonándolo con la yema de sus dedos, haciendo que el tremendo bulto que ocultaba bajo el mismo, se agitara algo molesto.
¿Cuándo nos iremos? - Le pregunté yo rompiendo un silencio en el que me había sumido por un tiempo.
¡Después! - me dijo Javier después de tirar de su slip naranja y dejar ahí balanceándose en el aire a su polla sin circuncidar para que mis ojos la vieran
¿Después de qué? -Le pregunté dando un paso hacia atrás al ver cómo avanzaba de nuevo hacía mi
Quede apresado contra esa pared, clavándome las baldas de esa estantería en mi nuca y espalda. La puerta por la que se abandonaba esa caseta donde comían sus animales estaba justo al otro lado. Detrás de ese cuerpo desnudo que tenía ante mis ojos.
Metió su mano dentro de mi chándal y apretó su presa.
Mi polla se hallaba dura, a punto de reventar mi calzoncillo y más tarde la prenda deportiva que lo cubría
-Nos iremos después de que me des por el culo- me dijo
Había terminado por sacar mi polla, diecinueve centímetros que lucía con cierto orgullo ante mis amigos. Lo hacía cuando nos duchábamos después del partido y notaba como alguno de mis colegas la miraban llenos de envidia.
Ese hombre también lo hizo, me la agarró y retiró el capullo. La pajeaba con cierta delicadeza, no sabía que pudiera hacerse de esa forma y sentir tal gusto con ello.
-Esto que tienes aquí Julianito, es un buen pollón. Digno de un buen macho.
-Gracias- Le dije
-Y todavía te tiene que crecer. Más o menos así de gorda se pondrá cuando seas ya todo un hombre
Lo vi como me simulaba el volumen que llegaría a alcanzar mi polla y sonreí orgulloso
“Algo bueno tendría el dar con un maricón. Ellos al ser expertos en la materia podrían disipar esas dudas que me carcomían por dentro acerca de si el tamaño de mi rabo llegaría a ser suficiente o no”
Lo vi entonces arrodillarse ante ella, aprovechó también para bajar mis pantalones y los calzoncillos hasta mis tobillos.
-Que no se manchen- Le dije
Rozó mi polla con su lengua. Deseaba que aquello no me gustara, por eso mis miedos aumentaron al ver el cosquilleo que empezaba a producirse
-Que no se manche mi ropa- volví a decir
-Te he dicho antes que te la quitaras- me contestó mientras empezaba a dar pequeñas y placenteras lamidas en mi rojizo capullo
-Espera y me la quito- llegué a decir en un suspiro.
-Ya es tarde para eso - me dijo Javier mientras se metía mi dura polla en su boca
★ ★ ★ [Filosofía]
- ¡No puedo más! Esto que me estás haciendo da demasiado gusto- terminé gritando mientras mis manos se apoyaban en su nuca
Se tragaba mi rabo y lo dejaba ahí por un tiempo, después lo iba sacando mientras recuperaba el aliento y volvía a chupar para engullírselo de nuevo
Aquello de que te chuparan era mucho mejor que las pajas con las que atormentaba a mi rabo.
- ¡Sí que puedes! Ni se te ocurra correrte porque debes follarme el culo primero- me dijo Javier mientras se incorporaba.
Tenía la cara llena de babas, sus babas, también manchada por el presemen que mi capullo expulsaba a chorros, pero se lo veía feliz, jubiloso
Entonces hable de nuevo:
-Deberíamos irnos. Ha dejado de llover.
En efecto, hacía un rato ya que no oíamos como las gotas de agua golpeaban en esa uralita que protegía a esos animales de las inclemencias del tiempo
-Todavía tienes que hacer algo más por mí. Acércate y mira mi culo
Lo hice y más extrañado que nunca se lo pregunté:
- ¿Por qué se abre y se cierra de esa forma?
-Mientras te la chupaba me he metido los dedos ahí dentro, simulando que era una polla la que lo penetraba, ahora que los he sacado se queja por la ausencia
- ¿Y eso te da gusto?
-Para qué crees que pare el otro día el coche y hoy he vuelto a hacerlo. Suponía que tendías una buena polla y no me he equivocado
Lo miré mientras me la agarraba. Me pajeaba delante de ese desconocido y a mi mente no parecía importarle.
“Todavía tenía dudas. Que me la chuparan estaba bien, pero follarme un culo era otra cosa”
-Debes terminar el trabajo, metérmela hasta oírme gritar, follarme duro mientras escuchas mis gemidos y correrte ahí dentro hasta dejarme preñado con tu lefa.
-No creo que pueda hacerlo- Le dije
-A ver. Trae aquí- me contestó un poco enfadado mientras se levantaba y pegaba su cuerpo al mío.
De espaldas a mí colocó mi rabo en su raja
-Empuja- me dijo
-Un poco más- volvió a hablar mientras se mordía el labio.
-Ahora cógeme de las caderas.
Lo hice tal y como me lo proponía. Lo miraba sin decir nada y dejé que me besara. La posición era algo incómoda pero ese beso resultó ser tremendamente caliente.
- ¿Lo notas? Tu capullo está ahí metido apretadito, caliente, notando como mi ojete lo recibe con gusto, porque no empujas un poco hacía arriba, notaras como tu polla va entrando. ¿lo ves?... Así muy bien, vas a follarme cuando la hayas metido por completo. Ahora no debe importarte nada de lo que puedan pensar de ti ahí fuera- me dijo intuyendo en parte mis pensamientos
Volví a besarlo, con pasión incapaz de controlarme, notando como toda mi polla se había clavado por fin hasta los mismísimos huevos.
-Ahora dame. Fóllame. No pares de hacerlo. En el pueblo cuando nos veamos ni nos saludaremos siquiera. Somos hombres, unos machos a los que no les interesa esto, pero cuando vengas aquí nos convertiremos en esto, en lo que realmente somos.
- ¿Y qué somos? - Le pregunte mientras le mordía la espalda sin parar de darle embestidas.
-Los animales en celo solo lo hacen para reproducirse, nosotros somos mejor que eso, podemos hacerlo todos los días y todas horas. La naturaleza es sabia y nos recompensó de esta forma
-Es antinatural- le dije entre jadeos
-Si así fuera nuestros culos en lugar de ser apretaditos y calientes por dentro tendrían poco menos que espinas.
-Ah, ah, ah- Le dije yo a medida que mi durísimo rabo se deslizaba por su recto
-Los conejos tardan solo unos segundos en fecundar a las hembras ¿Por qué entonces los hombres tardamos más tiempo en corrernos?
-Voy a correrme, ya no puedo, voy a correrme
-Adelante, termina, goza de tu cuerpo. Fuimos diseñados para el placer, no te reprimas por ello. ¿por quién no lo sé!
Lo miré sin decir nada, después volví a besarlo.
- ¡Un hombre sabio, supongo, nos hizo de esta forma! - me dijo mientras me apartaba