Habitación para tres

Carlos va a la habitación del chaval donde montará un pequeño grupo. Segunda parte del relato "En el gimnasio del hotel"

Segunda parte del relato "El gimnasio del hotel"

La puerta del ascensor se abrió, la misma donde Carlos tenía su habitación.

  • Ajá!, me viste salir de la habitación -  dijo Carlos.

  • Claro, con este paquete que tienes, cualquiera no te sigue. - dijo el chaval mientras volvía a tocar el paquete de Carlos que seguía bastante duro a pesar de haberse corrido pocos minutos antes.

  • ¿Cómo te llamas?

  • Guille, ¿y tú?

  • Carlos.

  • Encantadísimo de conocerte. Aquí es. -  Guille saco de su bolsillo su llave-tarjeta y abrió la puerta.

La habitación tenía la misma distribución que la suya, un pequeño pasillo, a la derecha una puerta que daba al cuarto de baño, al fondo el dormitorio con la cama a la derecha, enfrente había un escritorio y al fondo un enorme ventanal. Entre la cama y el ventanal había un sofá de dos plazas, una butaca y una mesa circular en el centro.

El interior estaba casi todo a oscuras, Carlos intuyó que las únicas luces encendidas provenían de los dos flexos que estaban a ambos lados de la cama.

  • Pasa y desnúdate -  dijo Guille mientras se desvestía.

Carlos se quitó toda la ropa e hizo con ella un pequeño bulto que lo dejó en una esquina al lado de la puerta de entrada.

  • Antes han venido dos tipos, han venido, se han corrido y se han ido, pero a tí te quiero más tiempo. Entra, te presento a mi marido.

En la cama había un hombre desnudo de unos 50 años, bastante corpulento y con un pollón que muy pocas veces había visto, no era muy largo, debería medir unos 18 o 17 centímetros pero el grosor era descomunal, parecía como si se hubiera puesto silicona.

  • Hola, soy Carlos - saludó mientras le daba la mano al hombre desnudo.

  • Hola Carlos, yo soy Alex. Ya me han contado que has preñado a mi chiquitín.

Guille se puso de cuclillas delante de su marido y empezó a chuparle la polla.

  • Oh, si. -  gimió Alex. - veo que no pierdes el tiempo.

  • Fóllame - le dijo Guille a Carlos.

Carlos se puso detrás de Guille y desde ese punto vio la diferencia de tamaño de la pareja, en cuestión de segundos su polla se puso como una roca, la agarró y se la metió a Guille. Su culito seguía húmedo y caliente tras las cinco corridas.

Al rato Guille cambió de postura, se dio la vuelta, se sentó encima del pollón de su marido y teniendo la polla de Carlos chorreando de lefa enfrente se la empezó a mamar o mejor dicho a succionar.

  • Guille. túmbate hacia atrás, quiero notar la polla de Carlos junto a la mia. - dijo Álex.

Así hizo, Guille se tumbó hacia atrás mostrándole a Carlos el lampiño culito con la polla de Álex entrando y saliendo junto con grumos blancos de las corridas anteriores.

Carlos se arrodilló, con la mano derecha cogió su polla y con la izquierda agarró la cintura de Guille. Álex paró de embestir para que Carlos pudiera meterla también.

Guille agarró un bote de poppers y inhaló fuerte por sus dos fosas nasales.

Carlos metió su glande con cierta dificultad pero con un par de movimientos ya estaba dentro, empezó a embestir a Guille que jadeaba de placer. Álex abrazó por atrás con sus enormes brazos a su joven marido inmobilizándolo para que Carlos pudiera hacer mejor su faena.

  • Dale fuerte -  Dijo Álex -  Más fuerte.

Carlos le daba fuerte y más fuerte al pobre chaval que celebraba con jadeos de placer en cada una de sus sacudidas. Al poco rato Carlos notó como su polla se humedecía dentro de Guille, miró la cara de Álex y pudo ver que se estaba corriendo. Casi al instante vio salir del culo un río de leche recién ordeñada.

Carlos tardó pocos segundos en correrse de nuevo, inundando aun más el interior de Guille.

Guille al notar las nuevas corridas, se sacó las dos pollas y empezó a succionarlas para dejarlas limpias de lefa.

  • Carlos, túmbate un rato -  Dijo Álex mientras su marido seguía succionando las dos pollas.

Carlos se tumbó al lado viendo desde ese punto como el chaval iba alternado la succión de pollas.

  • ¿Qué tal? -  preguntó Álex a Carlos mirando de reojo a su marido.

  • Muy bien, que marido tan fantástico que tienes.

  • Es el mejor, me encanta follarlo pero me encanta cuando varios activos se lo follan, no veas cómo nos pone. Oye, ¿te molestaría si invitamos a un par de tíos más?

  • No, para nada pero mañana salgo temprano del hotel y me conozco muy bien -  dijo Carlos con una sonrisa pícara.

  • Si es demasiado para ti, no pasa nada, lo entendemos.

  • No, si todo esto me encanta, pero precisamente hoy no estoy para fiestas muy largas.

  • Qué lástima -  dijo Guille que había dejado de lamer. - en un mes nos vamos al Pride de Berlín, vente.

  • Que bueno, yo tambien iré - dijo Carlos

  • Pues nos podríamos encontrar por ahí y montamos un grupo ¿no? - dijo todo ilusionado Guille.

  • Sí, porque no. - respondió Carlos

  • Si no es indiscreción, ¿a qué te dedicas? - preguntó Álex

  • Soy oficial de vuelo

  • ¿Azafato? -  preguntó Guille

  • No, él es el que asiste al piloto, ¿no es así? -  añadió Álex.

  • Exacto, así es.

  • Mola -  dijo Guille -  te correrías una tercera vez antes de irte.

  • Claro que sí.

Guille se levantó y se sentó encima de la polla de Carlos que seguía dura como una piedra.

Álex los miraba mientras se masturbaba.

Guille empezó a subir y bajar pero a parte iba contrayendo a impulsos su culo, cuando tenía la polla de Carlos hasta el fondo apretaba su culo, se levantaba unos centímetros y luego lo abría para bajar de nuevo y así repetir la operación.

  • Te está succionando la polla. Te va a dejar seco. -  dijo Álex

  • Es impresionante -  dijo Carlos, aunque no era la primera vez que se lo hacían, eso sí, chavales como Guille podía contarlos con los dedos de una mano.

El movimiento se hizo más rápido hasta que Carlos se corrió por tercera vez, quizás fue la vez que más se corrió en toda la noche. Guille abrió su culo con su polla dentro y vio como salía un buen borbotón blanco que se deslizaba por los huevos de Carlos hasta depositarse en la ya húmeda sábana.

  • ¿Quieres ducharte aquí? -  preguntó Álex

  • Gracias pero no será necesario, tengo mi habitación a unas pocas puertas de aquí.

Carlos se secó de las corridas con una toalla que le dio Guille y se intercambiaron los teléfonos.

  • Espero verte en Berlín - dijo Álex

  • Os escribo unos días antes y quedamos.

  • Genial tio, ganas de verte de nuevo en acción con mi chiquitín.

Carlos salió de la habitación vestido con la ropa para el gimnasio, esa noche no levantó ninguna pesa pero sí que hizo una buena sesión de cardio.

Al abrir la puerta de la habitación vio que alguien le había dejado un sobre por debajo de la puerta. Carlos hizo una mueca, ¿quién había dejado un sobre dentro de su habitación?.

Lo pensó varios segundos pero al final lo abrió.

¿Qué contendrá el sobre? descúbrelo en el siguiente episodio :D

Por cierto, muchas gracias por vuestros mensajes de apoyo, son los que me animan a continuar escribiendo.