Habitación 323
Una de la mejores habitaciones de uno de los mejores hoteles de la ciudad. Dos jóvenes turistas que vienen a relajarse. Muchas copas de vino de por medio. Un recepcionista dispuesto a todo. Los ingredientes perfectos para una gran noche. Uno de esos relatos que no se olvidan fácilmente.
Hoy está siendo un día bastante agotador. No han dejado de pasar turistas a lo largo de todo el día haciendo preguntas estúpidas. Está siendo una de las temporadas turísticas más numerosas de los últimos años y trabajadores como yo lo notamos muchísimo. Gracias a mis compañeros las jornadas se pasan más rápidas. Lena, una chica alemana, la ultima en incorporarse. Tiene 23 años y todos la miran a ella. Me encanta ver en la cara de los que esperan cómo desean que se quede libre para que sea ella quien les atienda y no yo. Pero bueno, es otra cosa de la que nos reímos mucho. Luego está Miguel, el mas veterano, unos 34 años. Casi jefe de la recepción, pero no. Borja es quien manda de verdad, aunque sea el que menos vemos. Después estoy yo, de 28. Casi dos años trabajando en este hotel y las cosas que he visto y vivido aquí me dan para escribir unos cuantos libros, como esto que voy a contar ahora que es de lo mejorcito para publicar aquí. Y es que gracias a mis compañeros muchas situaciones que podrían jodernos el día se tornan en algo de lo que poder reírse.
Como iba diciendo, esta siendo un día duro. Estamos en plena temporada, hace mucho calor en el exterior. Lena está enferma en casa por lo que se nos multiplica el trabajo y tenemos que hacer mas horas de lo normal. Ahora ya son las nueve de la noche y se ha ido calmando la cosa. El hotel empieza a estar más calmado y ya no hay tanto barullo.
Llevo trabajando aquí ya mucho tiempo y la verdad me siento muy afortunado. Me tratan muy bien y las condiciones son muy buenas a pesar de que a veces tengamos jornadas como las de hoy. Es un hotel de 5 estrellas en una ciudad muy turística del mediterráneo, por lo que tenemos turista con bastante dinero y que suelen dejar muchas propinas. Muchas veces como aquí y es comida realmente buena. Incluso tengo acceso al gimnasio y al SPA al que suelo ir bastante.
Están a punto de dar las diez de la noche cuando entran dos chicos jóvenes a la recepción del hotel. Vienen directos a mi así que intuyo que son nuevos clientes.
- Hola, buenas noches. Tenemos una reserva.
- Buenas noches, ¿saben el número de reserva?
Hasta que no han llegado al mostrador no me he dado cuenta de lo guapos que son. Incluso se me ha entrecortado un poco la voz al preguntarles por la reserva. Se les ve algo cansados del viaje.
- Aquí tiene.
Uno de ellos me pasa su móvil para que pueda visualizar la reserva. Observo su mano al pasarme el aparto. Una mano grande con una piel muy cuidada. Por un momento nuestras miradas se cruzan y me regala una sonrisa que me deja atontado. Es guapo el cabrón. Y lo sabe. Le devuelvo la sonrisa, aunque seguro que parezco mas bobo de lo que pienso. Casi logro rozar su mano al agarrar el móvil.
- Acuérdate de llamar a tu madre.
Le dice el uno al otro mientras gestiono su reserva. Elevo mi mirada hacia ellos y observo a su compañero. No sabría decir quién es más guapo de los dos joder. Uno castaño con el pelo para arriba y el otro moreno con flequillito. Uno afeitado y el otro con barba de tres días. Ambos con espaldas anchas y aparentemente buenos músculos. Aunque el mostrador no me permite observar más. Enseguida vuelvo a lo mío antes de que vuelvan a mirarme. El uno sigue insistiendo en llamar a la madre del otro.
- Me permiten los DNI por favor.
El mismo que me ha pasado su móvil es quien me da los dos documentos de identidad. se llama Víctor y tiene mi edad. Su compañero es Óscar y tiene 31 años. Son de las pocas personas que veo que salen bien en sus respectivos DNI. Voy introduciendo los datos en el sistema mientras les voy explicando información sobre los servicios del hotel y cómo llegar a su habitación. Tienen asignada la 323. Una de las de categoría superior. Con sala de estar y vistas al mar.
- ¿vienen a visitar la ciudad?
- Venimos a visitar a unos amigos y la ciudad también. Aunque también queremos descansar y desconectar un poco. Por eso buscábamos un hotel como este, para relajarnos en el SPA.
Es Víctor quien me responde todo el rato. Óscar, sin embargo, no deja de mirar el móvil como si la cosa no fuera con él.
- Espero que disfruten su estancia. Están en una de nuestras mejores habitaciones. Y el hotel no les va a defraudar. En todo lo que necesiten no duden en contactar conmigo, estaré encantado de ayudarles en lo que sea.
- Entonces nos podrías conseguir una botella de vino para que nos la suban a la habitación, ¿no? Estamos cansados y no nos apetece salir.
- Por supuesto, yo mismo me encargo. ¿necesitan que les subamos las maletas?
- Pues ahora que lo dices no estaría de más.
- Yo mismo lo haré.
- Vaya… Marcos, te tendremos que invitar a una copa de vino.
Encima de guapo simpático. Me está saliendo todo el rato una sonrisa tonta que no puedo evitar. Se ha fijado en la placa donde pone mi nombre, todo un detalle. Y encima me está sugiriendo de tomar una copa de vino. Voy encantado Víctor.
- No es molestia. Solo cumplo con mi trabajo.
Mi profesionalidad no me deja otra que responder esto. No nos lo tienen prohibido, pero desde dirección insisten en que no “intimemos” demasiado con los huéspedes. La verdad que a veces se nos presentan situaciones muy difíciles de controlar. A mí y a mis compañeros. Sobre todo a Lena. Ella no sería la primera vez que se lo monta con alguien, entre nosotros nos cubrimos claro. Y por mi parte alguna ocasión ha habido. Recuerdo una vez con una pareja heterosexual. Fue brutal. Es que a veces también me van los coños.
- Es una pena Marcos.
Me echa una sonrisa irresistible. Creo que me ha puesto un poco palote y todo joder. Con esos labios carnosos, y esa mirada profunda. Se dan la vuelta y se dirigen al ascensor. Les observo de cuerpo entero y, efectivamente, están los dos para comérselos. Llevan vestimentas similares, pantalón corto para aguantar este calor. Víctor lleva una camiseta veraniega, Óscar lleva una camisa con más botones desabrochados que abrochados. Aunque no he podido fijarme demasiado en detalle.
Yo mismo debo encargarme de las peticiones que me han hecho. A estas horas y no somos tantos empleados y tenemos que realizar mas funciones de lo normal. Me dirijo a la 323 con su equipaje montado en el carrito. Víctor es quien me recibe.
- Otra vez tú.
Otra vez tu sonrisa, pienso.
- Vuestras maletas.
- Pasa, por favor.
Empujo el carrito hasta nada más cruzar la puerta. Descargo las maletas en el armario que se encuentra junto a la puerta y me dispongo a irme. Desde mi punto de vista no se ve el resto de la habitación por lo que no tengo noticias de Oscar. Víctor me observa hacer mi trabajo y me lo agradece. Ahora le puedo volver a observar. Lo tengo cerca y sin ningún obstáculo de por medio. A esos labios tan carnosos los acompaña un cuerpo de Dios griego. La camiseta le marca unos brazos musculados y fuertes. Me sorprendo al verle uno de ellos tatuado entero. ¿Cómo no lo he visto antes? Más cachondo me pone el cabrón.
- Lo de la copa de vino iba en serio. Solo queremos pasar un buen rato. ¿A qué hora terminas?
- Acabo en media hora. Pero no te puedo confirmar ahora mismo.
- No te hagas de rogar, Marcos, que tus miradas me lo dicen todo.
Y otra vez esa sonrisa joder. Busco con mi mirada a Óscar. ¿Estará escuchando la conversación?, ¿está Víctor ligando conmigo delante de su pareja?, ¿o quizá no lo son?
- No te preocupes por él, esta encantado de que vengas.
Vuelvo a dirigirle la mirada dubitativa. Y veo como de repente lleva su mano a su entrepierna.
- Te espero con la botella de vino.
Me dice mientras me sonríe, con una mano cierra la puerta y con la otra sigue frotándose la entrepierna. Joder, este tío me ha puesto la polla bien dura.
Quedan 10 minutos para que acabe mi turno y mi relevo ya ha llegado. Aprovecho para acicalarme un poco antes de subir. Hago las gestiones de relevo con mi compañero y me dispongo a subir con la botella de vino y tres copas. A estas horas hay muy poca gente por el hotel por lo que no me preocupa ser visto. Me abre la puerta y veo esa sonrisa de nuevo.
- Has venido.
- No he podido resistirme.
Me invita a entrar. La habitación es enorme. Cuando dejas la entrada atrás entras en la sala de estar, con dos sofás enormes y un mueble bar, una mesa para comer y/o escritorio. El diseño es muy moderno, caso todo de color blanco muy diáfano. El dormitorio se encuentra en una habitación separada, con una puerta doble de la cual hay una medio abierta. Con mi salario sería imposible permitirme unas vacaciones en una habitación de estas características. Dejo el vino y las copas en la mesa que ocupa el centro de la sala. Sigo sin noticias de Óscar.
- Ponte cómodo.
Me acomodo en el sofá. Víctor se sienta en el de al lado. Observo que sigue con la misma ropa, pero esta vez se ha descalzado.
- ¿Y Óscar?
- Pero bueno, ¡has venido!
La voz me viene desde le puerta de la habitación. Dirijo mi mirada hacia él y veo que se está acercando hacia nosotros con una sonrisa en la cara. Lleva la misma camisa de antes lo que esta vez no lleva ningún botón abrochado. Le observo la parte central de ese pectoral depilado y su vientre, marcado por sus abdominales. Joder, si uno estaba para comérselo el otro me está volviendo loco. Qué difícil es mantener la compostura cuando por tu cabeza no dejas de imaginarte a esos dioses griegos follando entre sí o comiéndose las pollas. Evidentemente se da cuenta de que me quedo embobado contemplándole el torso.
- Habrás traído el vino, ¿no?
Con la mirada le indico dónde he dejado la bebida porque se me ha entrecortado la voz de lo embobado que me he quedado. Intento reaccionar rápidamente y que se me note lo menos posible. Pero es inevitable.
- ¿te ocurre algo, Marcos?
- No…no. Suele haber un abridor en el mueble bar.
Intento dirigir el tema hacia otra cosa. Óscar sirve una copa a cada uno y se sienta a mi lado. Chocamos las copas y nos las llevamos a nuestras bocas. Empezamos a hablar un poco de nosotros mismos. Víctor es gerente de una empresa en su ciudad natal que fundó su padre. Por su parte, Óscar es abogado en un conocido bufete. Llevan juntos desde hace unos pocos años y son muy felices así como están. Los amigos a los que vienen a visitar son unos compañeros de instituto de Óscar que vinieron aquí a vivir y desde entonces no se han vuelto a reunir. Tampoco conocen la ciudad por lo que aprovecharán la estancia para recorrerla de arriba abajo. Aprovecho y me ofrezco para enseñarles los rincones secretos de la ciudad. Aceptan encantados.
Hemos pedido una segunda botella y ya casi nos la estamos acabando. Ni me he dado cuenta del tiempo que ha pasado. Estoy conociendo dos personas encantadoras, además de ser dos divinidades, guapos y fornidos. Estoy mucho más relajado, aunque no dejo de aprovechar para observarle el torso a Óscar. Lo tengo tan cerca que casi siento el calor que se desprende de él. Pedimos una tercera. Ahora ya todo son risas y buen rollo. Óscar empieza a estar muy borracho. Ya casi ni se entiende lo que dice y le cuesta hilar una palabra con otra. Aunque no deja que nos estamos riendo mucho.
- Marcos perdona que esté tan borracho… de verdad que nunca me pongo así.
- No digas mentiras a nuestro amigo, Óscar.
- Tranquilo. Has venido aquí a desconectar de todo ¿no? Pues aprovecha.
- No se si es el alcohol o qué, pero aquí hace mucho calor ¿no?
Dice Óscar mientras acaba de quitarse la camisa. Joder. Joder. Yo a este tío le dejaba hacerme lo que quisiera. Es tanto mi asombro (y que ya vamos por la tercera botella de vino) que no escondo mi asombro.
- Joder Óscar…
Le contemplo su pectoral perfecto, sus abdominales, sus fuertes brazos… y me dirijo a Víctor.
- No te quejarás.
- ¿Te gusta? - Me pregunta Víctor con su sonrisa.
- Para comérselo entero.
Óscar sigue de pie sin saber qué hacer. Se ha quedado como pensativo. Qué borracho va. Nosotros lo estamos, pero no tanto como él.
- Chicos, creo que me voy a la cama.
- ¿Te vas a ir ahora, en el mejor momento?
Óscar se da la vuelta y se va por donde le vi entrar. Nos quedamos Víctor y yo mirándonos. Los dos dirigimos la mirada a la botella de vino. Vacía.
- Pedimos otra ¿no?
Víctor sirve las copas de nuevo. Volvemos a brindar. No apartamos la mirada el uno del otro en ningún momento. Esta vez se ha sentado a mi lado en el sofá. Estamos muy cerca. Víctor dibuja su sonrisa. Aunque Óscar esté muy cañón debo admitir que Víctor es más guapo, más tierno, como para comérselo a besos. Y dejar que te folle claro.
- ¿Y qué rollo lleváis vosotros dos? – Pregunto.
- ¿a qué te refieres?
- Invitarme aquí, el alcohol, tus insinuaciones… ya sabes.
- Bueno de momento no hemos hecho nada raro.
- Claro, claro…
- ¿O es que tú quieres hacer algo?
No le respondo. Me quedo aguantándole la mirada. Muy cerca. Su sonrisa. Le miro los labios. Esos labios carnosos del pecado. Dirijo mi mirada hacia la habitación como recordándole que su pareja está ahí dentro.
- No te preocupes por él, si no hubiera bebido tanto ya estaría intentando follarte.
- Por qué crees que me preocupo.
- Porque estarás viendo en mi mirada que soy yo quien te quiere follar estando mi novio ahí dentro.
Me derrito por dentro escuchando sus palabras. Joder. Pues claro que he visto que me quieres follar cabrón. La polla dura como una piedra.
- Y qué te hace pensar que quiero follar contigo.
- No me hagas reír chaval.
Y sin darme tiempo para replicar se me echa encima para plantarme su boca sobre la mía y meterme la lengua hasta la garganta. Abro mi boca y le introduzco también mi lengua. Jugamos con nuestras lenguas intercambiando nuestros fluidos. Estamos un rato comiéndonos las bocas mientras llevo mi mano a su entrepierna. Dura como una piedra. El hace lo mismo. Seguimos así un buen rato, entre jadeo y jadeo. Se nota que hemos ido cultivando ganas desde que hemos abierto la primera botella. Ralentizo un momento los besos para ponerme sobre él. Frente a frente. Le miro. Le acaricio el pelo por un lado. Contemplo su rostro. Sus labios húmedos. Su sonrisa joder.
- Pues claro que quiero que me folles.
Y me abalanzo de nuevo para comerle la boca otra vez. En esta postura nuestras pollas quedan muy cerca casi rozándose. Con el movimiento de mis caderas provoco que se froten un poco nuestros miembros. Mientras, seguimos jugando con nuestras lenguas. Le beso el cuello. Su rostro. Sus labios. Muevo mis caderas. Y sus jadeos me ponen más cachondo todavía. Le levanto la camiseta, él levanta los brazos para que se la acabe de quitar. Le contemplo el cuerpo semidesnudo. Joder, si Óscar ya me la ponía dura este todavía más. Pectoral de acero, piercing en el pezón izquierdo. Depilado. Piel tersa y brillante. Vuelvo a besarle la boca. Es irresistible. Sigo con mis movimientos de cadera.
- Vas a hacer que me corra ya, joder - me dice.
- Pues vas a tener que correrte en mi boca.
Llevo mis manos a su pantalón para desabrocharlo. Tiene la polla durísima, deseando ser liberada. Y chupada. Le bajo los pantalones. Me pongo de rodillas en el suelo. El pene se le marca bajo el slip. Se lo acaricio con una mano. Es enorme joder. También se marcan unos huevos redonditos. Le acaricio los muslos. Los huevos y la polla. No le aparto la mirada. Se muere de ganas de que le coma la polla. Aunque yo también.
Le empiezo a bajar el slip y sale su polla disparada hacia arriba. Como había previsto, le sobrepasa el ombligo. No muy gorda, pero con buen capullo. Unos huevos depilados llenos de leche para disparar. Empiezo pasando mi lengua por ellos. Y voy subiendo poco a poco desde la base hasta el capullo. Los jadeos de Víctor se convierten en gemidos. Si Óscar se despertara nos escucharía seguro. Echo un lapo de saliva sobre la punta de su polla y me la introduzco poco a poco en la boca. Joder, qué placer me produce comerme una polla así. Víctor encantado. Con una mano apoyada en mi cabeza para forzar un poco la follada de boca. Hago un primer intento de metérmela entera, aunque me queda buena parte de la base fuera de la boca. Me la saco y vuelvo a intentarlo. Esta vez metiendo un poquito más de presión en el momento final. Víctor ve mis intenciones y me ayuda apretando con su mano. Conseguimos introducir un poco más, aunque no al cien por cien. Hago varios intentos más. La punta de su polla roza mi garganta cada vez provocando que salive un huevo. Me desprendo un momento de su polla para tomar un respiro. Me está costando más de lo que creía. Aunque solo con esto Víctor está en una nube de placer. Me pone todavía más observar cómo lo disfruta. Su cara de niño bueno se ha convertido en una cara de lujuria.
Se ha creado una capa enorme de saliva sobre su polla. Los hilos de saliva van desde su falo hasta mi polla. Mientras con una mano aprovecho que la tiene envuelta de saliva para hacerla una paja. Nos miramos de nuevo. Su sonrisa.
De nuevo dirijo mi boca a su instrumento. Esta vez sin pensar. Directo al fondo de mi boca. Logro rozarle los huevos con mis labios. Intento quedarme un rato así. Me la saco otra vez. Necesito respirar. Se me sigue derramando la saliva por todo.
- Joder…
- No sabía yo que se te daba tan bien tragar pollas.
Inicio de nuevo. Ahora dejo que me folle la boca. Con sus dos manos sobre mi cabeza va dirigiendo el ritmo de la follada. Yo simplemente abro la boca y dejo que su polla pase libremente. Intuyo que quiere correrse pronto. Aprieta de cada vez con más fuerza. Este no me deja escapar, aunque me esté ahogando. Aumenta el ritmo. Cuando entra toda la polla en mi boca hace un pequeño impulso de cadera para introducirla un poquito más. Este quiere partirme la garganta joder. No controlo la saliva y se me derrama por los labios. Gime con fuerza. Y de repente lo siento. Siento como desde la base de su polla empiezan a salir disparados lefazos de leche que acaban en el interior de mi boca. Estos se mezclan con mi saliva y acaban derramándose también por mis labios. Pero cuánta leche tiene este tío. Está un buen rato eyaculando. Mientras me va impregnando la boca de su leche, calentita y saladita. No puedo evitar tragar una buena cantidad. Sigue sin quitar sus manos sobre mi cabeza por lo que su polla sigue dentro de mi boca descargando semen. Admito que me encanta su leche. La saboreo. Y me la voy tragando con mucho gusto. Al fin separa sus manos de mi cabeza y puedo sacarme su falo de mi boca. Le observo. Qué cara de placer. De satisfacción. Quiero comerle otra vez los labios peor me doy cuenta de que los tengo llenos de su leche y saliva. Se me ha derramado por todo. Ahora dirige su mirada a la mía. Le sonrió y me sonríe. Satisfecho.
- Te habrás quedado a gusto.
Le digo mientras me limpio la boca con la lengua. Con ayuda de un dedo voy recogiendo toda la leche/saliva que tengo alrededor de la boca y me lo introduzco en la boca para no desperdiciar nada. Víctor contempla cómo voy tragándome hasta sus últimos lefazos.
- Ven aquí, que yo también quiero leche.
Me siento sobre él y dirijo mi boca a la suya. Antes de besarnos Víctor aprovecha para pasar su lengua alrededor de mi boca y recoger algunos de sus lefazos. Seguidamente nos fundimos en un apasionado beso acompañado de su leche, que va de su boca a la mía y de la mía a la suya. Jugamos un rato con nuestras lenguas. Me separo y veo un pequeño hilo de semen que va de mi boca a la suya hasta que se desprende sobre nosotros. Le vuelvo a besar. No puedo evitarlo. Hago de nuevo mis movimientos de cadera para rozarle la polla.
- Te has portado muy bien.
Me dice mientras me acaricia el pelo.
- ¿te ha gustado mi polla?
- Está deliciosa.
- Ya he visto como disfrutabas.
Me vuelve a sonreír. Le vuelvo a besar. Es irresistible.
- Quiero que me folles.
Le digo al oído. Y vuelvo a besarle mientras muevo mis caderas.
- Desnúdate.
Acato su orden y me pongo de pie para desprenderme de mi ropa. Víctor me contempla y me indica con la mano que me siente en el sofá.
- ¿Tienes más ganas de polla?
Me siento y él se coloca de rodillas frente a mí. Ahora es él quien se acerca a mi polla que ya lleva un buen rato dura. Empieza a lamerme la punta. Me provoca un placer irresistible que hace que no pueda evitar empezar a gemir. De los lametazos pasa a metérsela en la boca.
- Joder qué bien lo haces mamón.
Víctor sigue comiéndome la polla un buen rato. Después pasa a chuparme los huevos y a jugar con ellos mientras me pajea. Me agarra de las piernas y se las pone sobre sus hombros. De esta manera tiene mi culito totalmente disponible para él. Así que comienza a lamerme desde la base de los huevos y poco a poco se acerca a mi ano. Joder qué placer. A medida que se acerca incremento mis gemidos. Finalmente, su lengua roza mi agujerito.
- Joder…
- Me encanta tu culito. Te lo voy a follar pero bien.
Lo humedece echando un lapo que esparce con su dedo. Lo masajea y a mí me eleva al séptimo cielo. Hace presión sobre mi agujero y poco a poco este va entrando. Llevo mis manos a cada una de mis nalgas para ayudar a que se abra más fácilmente. Introduce todo su dedo índice.
- Joder sigue…
- ¿Te gusta? ¿quieres más?
- Joder sí. Méteme otro.
- Qué zorrita estás hecha.
Ahora mete su dedo índice con su dedo corazón. La presión dentro de mi culo es mayor y todavía le cuesta, pero quiero más. Quiero más joder.
- Méteme otro joder.
- Te voy a reventar el culo. Vaya culo de zorra tienes.
Saca los dos dedos y vuelve con uno más. Esta vez tengo que hacer más fuerza con mis manos para abrir un poquito más mis nalgas y ayudarle a entrar con sus dedos. Al principio cuesta un poco. Echa otro lapo sobre sus dedos y lentamente van entrando los tres dedos de Víctor en mi culo. Ahora recuerdo el momento en la recepción en que me he fijado en lo grande que eran sus manos. Empieza a meter y sacar sus dedos de mi culo, como si me estuviera follando.
- Quiero tu polla. Quiero que me metas tu polla.
Le suplico. Por lo que no se lo piensa más. Se sienta en el sofá y me indica que me siente sobre él. Su polla está durísima apuntando al cielo y esperando mi culito. Me coloco sobre Víctor y con ayuda de mi mano coloco su polla en la entrada de mi culo. Nos miramos fijamente. De su cara no se va esa sonrisa que tan cachondo me pone. Cruza sus brazos sobre su cabeza. Le contemplo esos bíceps tan redondos y fuertes. Su polla y mi culo ya están alineados. Ahora solo debo dejarme caer sobre él. Poco a poco va entrando. Siento como la punta de su polla recorre toda la entrada de mi culo hasta hacer tope. La tengo toda dentro de mi y se siente maravillosamente. Nos seguimos mirando fijamente y me vuelvo a lanzar sobre él para comerle la boca de nuevo. Mientras tanto voy moviendo las caderas para provocarle placer con mi culito. Su polla se mueve libremente dentro de mi culo y Víctor está muerto de placer. Voy aumentando el ritmo, así como mi culo se va acostumbrando al tamaño de la polla de Víctor. Hasta que de pronto empiezo a cabalgar sobre él como si no hubiera una mañana. Jadeos y gemidos van y vienen.
- Joder me encanta tu culito.
No para de repetir que siga y que no deje de follar. Su polla entra ocupando todo mi culo hasta que choca con sus huevos. Yo ya tengo ganas de correrme. Me esta provocando un placer irresistible. Apoya sus manos en mi culo y para el movimiento para ahora iniciarlo él. Ahora es Víctor quien lleva el ritmo de la follada. Levanta su cadera hasta meterme toda la polla en el culo. Hace las embestidas de una en una. Sacando la polla y volviéndola a meter. Me está volviendo loco este movimiento. Empiezo a pajearme. Tras unas cuantas embestidas inicia un mete-saca continuo.
- Voy a correrme.
Le aviso ya que mi polla está apuntando hacia él.
- Quiero que me des toda tu leche.
Me dice él mientras aumenta el ritmo de la follada. Presiento que está cerca del orgasmo también. Me echo otro lapo en la mano para acabar de masturbarme. Mi culo está más abierto que nunca. Su polla entra y sale maravillosamente.
- Joder, me corro.
Y tras decir esto empiezan a salir lefazos de mi polla, uno detrás de otro. Caen sobre el pecho de Víctor. Los últimos trallazos van a parar sobre su abdomen. Grito de placer. Joder qué puto placer. Su polla no deja de salir y entrar en su totalidad. Y de mi polla ya están saliendo los últimos lefazos. Sigo pajeándome para exprimirme hasta la ultima gota de mi lefa. Y Víctor que no deja de follarme mientras disfruta el espectáculo de ver cómo me corro sobre él mientras me folla. Estoy exhausto. Ahora solo queda esperar a que Víctor se corra.
- Ya me corro.
Dice Víctor cerrando los ojos para disfrutar al máximo de la corrida.
- Voy a preñarte el culo.
- Córrete joder, córrete dentro de mi culo.
Víctor empieza a gemir y acto seguido noto cómo la leche calentita recorre el interior de mi culo. Siento cómo van saliendo sus lefazos y me inundan el culo. A cada embestida que me mete sale uno de sus lefazos. Joder qué cara de puto placer que está poniendo ahora. Se lo está gozando el cabrón como nunca. Grita de placer. Jadea y suspira de gozo. Me está preñando el culo pero bien. Al fin empieza a aminorar la marcha. El orgasmo se está acabando. Pero sigue metiendo y sacando la polla como si no quisiera que esto acabara nunca. Abre los ojos y me mira. Me pone esa sonrisa otra vez. Y una vez más no puedo resistirme y me lanzo a comerle la boca. Deja de mover sus caderas. Me siento sobre él dejando la polla dentro de mi culo. Seguimos besándonos. Su lefa empieza a salir por mi agujerito. Me lo noto muy húmedo todo. Jugamos con nuestras lenguas.
- Ha sido increíble joder.
Me dice entre beso y beso.
- Me has reventado el culo cabrón.
- Y bien que te lo has gozado zorra.
Y vuelvo a meterle la lengua en la boca. Con un dedo recojo un poco de mi corrida que ha ido a parar sobre su pecho y me lo llevo a la boca. Vuelvo a hacer lo mismo pero esta vez se lo llevo a su boca. Lo recibe encantado. Y vuelvo a besarle con mi leche en nuestras bocas.
Pero sigo sediento de leche y me lanzo a limpiarle el resto de mi semen sobre su torso. Voy dando lametazos, así como voy tragando la leche de mi corrida. Por su pectoral, por sus pezones, allá donde vea que hay leche pongo mi lengua. Finalmente saco su polla de mi culo y me siento a su lado. Me chorrea su leche por todo. Desde mi ano va cayendo por mis piernas. Nos acurrucamos uno al lado del otro.
- Joder, vaya culo tienes. Cómo has aguantado.
- Me has reventado tío. Ha sido brutal. Ojalá me follaran así de bien siempre.
- Ojalá me encontrara una putita como tú siempre. No sabia yo que te gustara tanto la leche.
- Recién hecha está deliciosa. Y cuanto más calentita mejor. Y más todavía cuando la comparto con alguien más.
- Veras cuando se lo cuente a Óscar.
- ¿El qué? ¿que hemos follado?
- Pues claro. Le va a joder habérselo perdido.
- ¿Así que os dedicáis a buscar zorritas para que os coman la polla?
- Cuando nos surge.
- ¿Entre vosotros no folláis?
- Claro. Normalmente Óscar pone su culo. Pero siempre viene bien probar culitos nuevos como el tuyo.
- Pues pruébalo las veces que te haga falta.
- Por lo que veo eres una zorrita muy mala que le gusta que la castiguen y que le den su merecido.
- Vaya, me has descubierto. La próxima vez tendrás que azotarme.
Acabamos los dos riéndonos de la situación. Acurrucados en el sofá con nuestras pollas ya flácidas. Mi culo sigue lleno de la leche de Víctor y poco a poco va saliendo. Acabamos por colocarnos en cucharita, el detrás de mí, hasta que nos quedamos dormidos.