Guía rápida (y efectiva) para hacerse a una yeni
Reflexión filosófica o pedo cerebral, pero sobre todo, real. Como la vida misma, oiga.
Guía rápida y más o menos efectiva para hacerse a una yeni
Hola, quiero contaros una experiencia, una experiencia que quizá sea un poco espeluznante, pero que sé de buena tinta que muchos hemos vivido, para bien o para mal. El otro día, me calcé a una yeni. No es que fuera buscándolo (yo), pero la oportunidad se presentó y "un coño es un coño", como diría el filósofo.
En realidad, esta guía es poco menos que innecesaria, y realmente trabajarse a una yeni no exige profundos conocimientos de seducción. Basta con identificar a una yeni que no tenga pareja y decirle un par de groserías para que comience a comerte la polla.
Y así me sucedió a mí, estando en una discoteca, identifiqué a una yeni sin pareja. Lo primero sería lograr encontrar una yeni, pero es que es tan tremendamente fácil que no merece la pena comentarlo. Ropa barata, ajustada, provocativa, kilos de maquillaje, pulseras y anillos de todo tipo, un par de pirsins, tatuaje culero, peinado tipo moño engominado y pendientes de aro (y de oro) de varios centímetros de grosor. Aunque ciertamente, averiguar si no tiene actualmente pareja (en la fracción de tiempo que nos interesa, porque en una noche este estado puede variar sensiblemente de un momento a otro) lleva sólo un poco más de trabajo.
No tener a un cani a su lado enganchado de la cadera o amorrado a sus labios es un buen comienzo. Si esto no se cumple, esperar quince minutos y volver a comprobar el estado de la yeni. El exceso de maquillaje y un porcentaje alto de carne a plena vista suelen ser buenos indicadores de que la yeni busca pareja. Pero sobre todo, hay dos factores realmente decisivos. Primero, no parar de mirar los culos o paquetes de todo macho que se mueva a su alrededor, lo cual suelen hacer mientras se relamen. Segundo, no parar de fumar como si de una chimenea se tratase. Esto indica necesidad imperiosa de llevarse cosas a la boca, lo cual suele suceder en estado de "no pareja".
Una vez localizada una yeni con el cartel de libre en la frente, comienza el cortejo, que es, una vez más, muy breve (todo es breve en la vida de una yeni). Generalmente con situarse dentro de su rango visual y mirarla fijamente es suficiente. En ese instante, la yeni comenzará a sufrir espasmos y a gritar incoherencias. Tranquilos, no está sufriendo un ataque de epilepsia, está ejecutando su danza de apareamiento. Moviendo las extremidades y levantando el puño en alto mientras grita lo que parecen ser las letras de las canciones, tratan de atraer al macho deseado. Estos movimientos en ocasiones vienen acompañados de flashes de más o menos carne dependiendo de la ropa que lleve. Si lleva minifalda, lo más probable es ver sin problemas el tipo de tanga que lleva (o no lleva). Esto se acentúa cuando se suben a los podios a menear el plumaje cual pavo real.
Es preciso, a pesar de la repugnancia que pueda causar, no apartar la mirada, pues ello puede hacer que su interés desaparezca por completo en medio segundo. Una vez controladas las arcadas, habrá que irse acercando a la susodicha hasta que se puedan estirar los brazos y agarrarla del culo. Esta operación es extremadamente delicada, pues aquí debe establecerse la relación de sumisión/dominación. Bajo ningún concepto deben preguntarse cosas como "Bailas?", "Cómo te llamas?" y similares, y aunque pueda parecer apropiado, frases como "Bonita, chúpamela" o "Quieres enrollarte conmigo?" tampoco son bien recibidas. Debe evitarse cualquier contacto verbal, y esto es importante, vuelvo a recalcar. A la posibilidad de que no entiendan lo que dices (bien por la estridente música, bien por su reducida capacidad intelectual), se une la falta de dominación implícita. A una yeni se le obliga, nunca se le pide nada. En caso contrario, perderán el interés en la presa.
La forma idónea de proceder es anclar las manos en su culo y acercar el paquete a su chumino. Una vez hecho esto, puede ocurrir que la yeni desee introducir su lengua en la boca de uno. Esto, por lo general, es un gran error, pues el pestazo a tabaco es suficiente como para hacer vomitar hasta al más fornido. A esto se añade la posibilidad de que otros néctares más varoniles y más pringosos ya hayan pasado por su tráquea. Conviene, pues, manejarla y toquetearla sin permitir el contacto bucal. Las tetas, el chocho y las tetas son los principales objetivos.
Los más impacientes pueden despreocuparse con totalidad, la yeni sabrá tocar el instrumental hábilmente en el momento oportuno. Ello indicará el momento de alejarla del jolgorio. Este alejamiento no es debido a vergüenza por parte de la yeni, creencia muy extendida en los últimos tiempos, sino para evitar que los buitres ibéricos acudan para beneficiarse a una zorra desprotegida. Mejor guardar las distancias, y si quieren zorra, que la busquen después.
Cuando se haya establecido el correcto perímetro, será el momento de liberar al cerebro de la bestia. A veces es la propia yeni quien lo libera (esto depende de los minutos que lleve sin tragar), siendo innecesario aportar más a la situación. Otras veces, conviene agregar algún tipo de frase espiritual y sensitiva como "Cómeme el nabo" o "Chúpame la polla", siempre dejando claro el sentido mandatorial.
Ahora ya depende de cada cual el aguantar uno o varios minutos de succión. Uno puede adelantar que la maestría oral de las yenis sobrepasa todo lo imaginable. Comer pollas a diario tiene que tener sus ventajas, y es que se aprenden todos los trucos y triquiñuelas habidos y por haber. Además, es habitual la presencia de pirsin lingual, el cual añade su granito de arena a las habilidades felatorias barriobajeras (a quien no le guste, que evite la mamada o que busque una yeni sin pirsin lingual, aunque también es posible adelantar que la que no lo tenga lingual, lo tendrá genital).
Para ser sinceros, desde el momento en que uno se aleja de la muchedumbre atontada con la yeni agarrada al manubrio, las posibilidades son casi ilimitadas. Uno puede aguantar la felación o correrse en la boca o la cara de la yeni. También puede decidir saltarse la mamada y metérsela directamente hasta el higadillo. Incluso puede optar por explorar la puerta de atrás, aunque si busca un espacio apretado, es probable que no lo encuentre.
Sí es importante recalcar la necesidad del uso de protección para Polifemo. En estos tiempos que corren, hay que vigilar en qué madriguera se mete el nabo más que nunca, pues nunca se sabe qué tipo de bichito se puede agarrar. Esto se incrementa en el caso de las yenis, que pueden llegar a acoger bastantes nabos diarios, y lo menos malo que se puede pillar son unas molestas ladillas.
Recalcando el hecho de no meter nuestra lengua en su boca, comentar que tampoco debe meterse en su coño. La lengua mejor quietecita, o tendremos que emplear sudor y lágrimas para arrancar el sabor a pescado podrido de nuestras papilas gustativas. Amén de otras sustancias más varoniles y más pringosas.
Y poco más. Como se ha comentado, lo "difícil" es alejar la yeni de la muchedumbre. Luego, con un poco de imaginación, se puede hacer lo que se quiera. La yeni nunca pondrá pegas. Una vez desfogado, con arremangarse los pantalones y salir por patas sin decir palabra es suficiente. Ni intercambio de teléfonos ni "gracias" de ningún tipo. No conviene y no interesa. Yenis hay muchas para desfogar.
Una vez que se haya descargado toda la tensión, podemos volver con nuestra novia querida, católica y virginal, que con suerte no la pillaremos poniéndonos los cuernos con el vecino de enfrente.