Guía de dominación femenina 2 - control de orgasmo
En este capítulo hablaré de cómo el control de sus orgasmos beneficia nuestra relación sexual y se ha vuelto una práctica de dominación continua que ambos disfrutamos. Si te gusta, no dudes en leer el resto de capítulos
Como dije en el primer capítulo de la guía, el control de los orgasmos de Raúl fue una de las 3 prácticas iniciales que ambos pactamos para nuestro juego de dominación. A partir de ese momento él no se correría sin que yo se lo pidiera antes. Es decir, no se masturbaría por su cuenta ni se correría durante el sexo a no ser que yo le hubiera autorizado. De entrada puede parecer cruel, pero es algo que a los dos nos excitó pactar y ha contribuido muy positivamente al sexo. Cuando lleva unos días sin eyacular va estando más cachondo, más si hemos tenido sexo, pero él no ha podido acabar. Así que cuando realmente le dejo terminar, llega a unos grados de excitación muy altos en los que tenemos sexo como realmente yo quiera: me folla fuerte y me deja realmente satisfecha.
Antes de comenzar a dominarle, Raúl y yo solíamos tener sexo los fines de semana, durante la semana los dos llegamos a la hora de la cena y estábamos bastante cansados como para follar. Cuando decidimos dar el paso de que yo le dominara, él me propuso que yo decidiera si se podía correr o no, y después de hablarlo establecimos las condiciones: no se podría correr, ni masturbar si yo no se lo mandaba. Si en algún momento lo hacía, yo impondría un castigo que sería lo suficientemente duro como para que no quisiera volver a incumplir lo pactado. Había dos implicaciones, no podría masturbarse cuando estuviera solo y no podría eyacular durante el sexo hasta que yo le diera permiso.
Casi inmediatamente empecé a ver una mejora en el sexo. Raúl cumplió su parte y dejó de masturbarse, así que llegaba al fin de semana totalmente cachondo, o directamente ni aguantaba hasta el viernes. Con lo que cuando por fin le dejaba follarme, lo hacía con las ganas que le daban llevar una semana deseándolo: me estaba follando tal y cómo yo quería que lo hiciera, duro y con ganas. Además yo controlaba la duración, si no quería que se corriera aún no le dejaba, e incluso si planeaba tener más sexo a lo largo del día no le dejaba acabar a él, para tenerle hasta última hora con tantas ganas que se corriera solo con verme.
A continuación os dejo algunos trucos y juegos que con nosotros han funcionado:
- Dejar pasar días sin que se pueda correr puede excitarlo mucho, el simple hecho de saber que no puede, probablemente le excite. Obviamente tú puedes contribuir a ello, dejándote ver desnuda o incluso llegando tú al orgasmo.
- Es relativamente fácil saber si tu chico se ha corrido o no por la cantidad de semen que eche, cuantos más días, más cantidad, así de simple, si un día de repente echa menos de lo que suele ser habitual en él, pregúntale. Si se toma la sumisión en serio te responderá con sinceridad.
- Masturbarte tú delante o a sus espaldas, pero que sepa que tú sí estás corriéndote. Déjale oler tus dedos después, seguro que le excita mucho.
- Ofrécele la posibilidad de correrse en momentos en los que sepas que él no puede hacerlo, cuando esté en la oficina, conduciendo, con su familia, etc… para aumentar su deseo.
- Si ves que no va a aguantar hasta cuando tengas planificado tener sexo, déjale masturbarse a cambio de algo que quieras tú. Puede ser algo sexual que a él no le atraiga demasiado, algo que a tí te apetezca probar. Es posible que a cambio de correrse, lo haga. A Raúl, como ya conté en el capítulo anterior, no le gusta demasiado lo anal, así que utilizamos estas oportunidades para explorar las prácticas con su culo a cambio de dejarle eyacular.
Bónus: Relacionado con el control de los orgasmos está la tortura post orgasmo, Post Orgasm Torture, en inglés. Es una práctica totalmente segura, que no produce ningún dolor real en él ni ningún tipo de daño, pero puede ser realmente intensa. Si os apetece probarla, a continuación os explico cómo: Básicamente consiste en lo que suena, seguir dándole estímulos a su pene una vez ha eyaculado, lo podéis hacer con vuestra boca, vagina o mano. Aunque lo último es lo más intenso para él. El truco está en, inmediatamente después de correrse, sujetar firmemente su pene, para que la sangre siga ahí y no pierda nada de dureza y comenzar a estimularlo con aún más rapidez que durante el orgasmo. Sobre todo el glande, es muy posible que él intente pararlo, pero tenéis que recordarle que es una práctica que vosotras queréis hacer y que él tiene que dejarse. En caso de que aún así no sea capaz de aguantar, os explicaré en un capítulo posterior cómo atarle fácil y efectivamente.