Guia de bestialismo perro-mujer

Guía femenina para tener relaciones sexuales con perros (bestialidad canina femenina) (I)

NOTA: EL TITULO DE ESTA GUIA DEJA CLARO EL TEMA DEL QUE SE TRATA. SI LA IDEA DE RELACIONES ENTRE UNA MUJER Y UN PERRO TE OFENDE, MAS VALE QUE LO DEJES AQUI, PORQUE SE TRATA DE ESO, Y SOLO DE ESO Y EN DETALLE.

La fantasía y el placer bestial

Según mi experiencia personal, cuando se hace correctamente, hacer el amor con un perro es muy estimulante y con frecuencia puede llegar a ser hasta más excitante que hacerlo con un hombre. Por lo que he visto, llega a ocurrir que muchas que lo prueban no quieren ya prescindir de ello. Los fantasmas de bestialismo no son nada extraño; otra cosa es que todas las mujeres los reconozcan. Hay estudios psicológicos que afirman que más de tres mujeres de cada cuatro han fantaseado alguna vez con algún tipo de relación con animales. Claro que de ahí a tomar la decisión de dar un paso adelante, hay mucho. Si una se atreve, me consta que nunca se arrepiente de haber probado, aunque sólo sea por pura curiosidad. La inmensa mayoría repiten y son las más las que no podrían prescindir de ello en el futuro. Créeme que no es una cosa de gente rara; el pene de un perro te aportará algo especial. No tengas miedo de sentirte rara; yo no he perdido el gusto por las relaciones con los hombres y hasta podría decir que me siento más fuerte y segura, más dueña de mi cuerpo de lo que estaría si no tuviese la posibilidad de disfrutar tanto como disfruto casi todos los días con esos amigos tan simpáticos que son los perros. Hay un punto más en el que no sé si habrás pensado. Muy pronto las mujeres empezamos a preocuparnos por la edad. Aunque sigamos siendo deseables para los hombres, sabemos que el tiempo pasa más rápido que para ellos en el aspecto físico. A mí personalmente me encanta saber que siempre habrá un perro (o varios) dispuesto a hacerme disfrutar mientras desata sus instintos y descarga su abundantísimo esperma en mi interior.

¿Quién soy yo? Me llamo Rosa y vivo cerca de Madrid. Soy habitual de Internet desde hace un par de años; aunque en ese campo me conoce mucha gente con mi otro nombre (tengo dos nombres en mi partida de nacimiento), que aquí no voy a decir por razones obvias. Hace poco vi un documento que me sirvió de base para este. Lo he traducido y lo he adaptado un poco a mi propia experiencia. Me apetece dejarla reflejada aquí, a la vez que quiero intentar ayudar algo a que alguna mujer conozca cosas que yo he conocido y no se prive de experiencias que le pueden aportar tanto como a mí. También puede ocurrir que ya alguna haya vivido cosas de este tipo, pero que se atormente pensando en que si son insanas etc. A ese tipo de mujeres también me gustaría ayudarlas a disfrutar sin reservas mentales. Seguro que muchas os preguntáis si mi sexualidad se reduce a mis relaciones con los perros, si soy "una tía normal". Creo que totalmente normal; tengo 42 años, he tenido varias parejas, estoy casada desde hace 12 años y tengo 2 hijos. Mis relaciones con los perros es sólo un aspecto de mi vida íntima, uno de tantos. Y tengo la suerte de compartirlo con mi marido, el cual nunca ha puesto ninguna dificultad a todo esto (incluso disfruta acompañándome en ocasiones). Naturalmente no pregono esto por ahí: ni mis hijos ni casi nadie de mis amistades sabe nada de esto, como tampoco saben con qué frecuencia o en qué postura hacemos el amor mi marido. Mis relaciones sexuales con perros empezaron bastante pronto, cuando tenía 20 años. Por entonces ya no era virgen. Siempre me han gustado mucho los perros, pero a esa edad tuve la ocasión, la suerte, de poder disfrutar con tranquilidad de dos perros con los que mi iniciación fue de lo más grata... En fin, vamos al grano. Seguidamente voy a hablar de las relaciones sexuales que una mujer puede tener con perros en varios aspectos: sexo oral (Cunnilingus) y penetración en varias formas.

Sexo oral con perros (Cunnilingus) Llamamos sexo oral con un perro cuando éste utiliza su lengua para lamer las zonas genitales de la mujer. Toda mujer que ya lo ha experimentado con un hombre (o una mujer) sabe que es agradable si la persona lo hace bien (aunque parece que no siempre lo es para quien lo hace o hay quien se cansa en exceso). Con un perro no es exactamente igual. La lengua de un perro es muy diferente de la humana. Tiene músculos muy potentes y nunca se cansará de usarla. También su tacto es distinto. Si un perro te ha lamido (aunque sea en la mano) se nota una rugosidad que no tiene la lengua humana. También es más larga y el perro la utiliza con auténtica pasión. Para ellos, lamer es lo más natural del mundo. Seguramente por eso, muchas relaciones sexuales entre mujer y perro han empezado de manera espontánea. Si para un perro lamer a su ama o a una persona que le inspira confianza es normal, también es normal que la zona genital de la mujer llame la atención. Ya tenemos todos los ingredientes. Parece que el aroma de los genitales femeninos es atractivo para los perros, tal vez le recuerde algo al de las hembras de su especie, que sólo están disponibles para aparearse muy pocos días al año. Es una paradoja, pero ocurre como si la entrepierna de una mujer fuese la mayor parte del año más atractiva para un perro que la de una perra. Voy a hablar algo de la sexualidad de los perros. Cuando la perra está en celo su vagina desprende un olor muy característico y fuerte (para sus congéneres). Esa es la señal para el perro, que se aproximará y si le es dada la ocasión montará a la perra. Frecuentemente esto lo precede con algunos lamidos en la vagina de la hembra. Con una mujer hay alguna similitud. Si el perro tiene ocasión, no desperdiciará la oportunidad de lamer esa fuente de olores que le atraen (incluso en una mujer). Si aprovechas esa inclinación natural, podrás convertirla en una fuente de placer. Si sabes además mostrarle cómo debe hacerlo, podrás convertirlo en un compañero de ratos agradabilísimos, generoso como sólo un perro puede serlo. Hay varias maneras de estar situada mientras un perro te lame la entrepierna.

Tumbada ======= Es lo más sencillo y te permite tener todo el control de la situación. También puedes ver todos sus actos. Es absolutamente cómodo; puedes ponerte totalmente tumbada en el suelo o en la cama, con la cabeza del perro entre las piernas. Para guiarle y que pierda toda reticencia, podéis acariciarlo, mientras permanece así, mostrándole que no os oponéis a ello, sino al contrario. La sensación que un perro te causa cuando te lame ahí es indescriptible. Su rugosidad húmeda y cálida acariciando los labios de la vagina, chupando el clítoris, tiene sólo un lejanísimo parecido con lo que se puede vivir con un humano. Sólo la que lo ha probado lo sabe... No tengáis problema en separar las piernas lo más posible; así le daréis un mayor acceso a vuestra intimidad, separando los labios de la vagina y dejando el clítores expuesto. Si vuestros jugos le gustan (lo que suele ocurrir) se entusiasmará intentando ir más adentro con la lengua. En ese momento, lo único que hay que hacer es disfrutar y dejarse llevar. Si además pones un cojín o almohada bajo las caderas, el acceso que tiene es más directo. Otra variante es tumbada en la cama pero los pies en el suelo. Insisto en que en todos estos casos vosotras controláis todo. Si el perro os intentase montar, sería muy fácil impedírselo. Basta con juntar las piernas.

Más atrevida: a cuatro patas

Es tremendamente agradable. Pero es claramente más atrevida si estáis empezando. Es muy, muy fácil que el perro no tarde en intentar montaros en cuanto os vea en esa posición. Para ello le basta con su instinto, aunque no haya montado nunca a una perra... o a una mujer. Si te atreves en esta posición sin querer que te monte, pero lo intenta, la única solución es arrodillarse, de forma que tu vagina quede fuera de su alcance. Si por la razón que sea, decides probar a cuatro patas, te diré que una ventaja que tiene esta posición es que así no tiene acceso sólamente a la vagina, sino también al ano, que normalmente te lamerá generosamente y con total placer. Y te puedo decir que es una experiencia estupenda, sobre todo si se combina con los lametazos en la vagina y separas las piernas lo bastante como para que pueda acceder bien a todo tu trasero. Por otra parte, pocas son las mujeres que han podido experimentar ese tipo de caricias en el ano con un hombre. Aquí tengo que advertiros que debéis extremar la higiene en ambos puntos. Además de proteger al perro te proteges a ti misma, porque con su lengua podría dispersar en tu vagina bacterias provenientes del ano, llevándote tal vez a una infección vaginal. Esto no es porque sea un perro: es algo que conocen bien los hombres y mujeres que practican la penetración anal. Lo habitual es que un perro se pase un buen rato lamiendo la vagina de una mujer y no es nada extraño que pueda llevar varias veces al orgasmo a ésta. Si hay suerte, te puede llevar a tanto placer como ningún hombre pudiera hacerlo con su lengua. Un inconviente puede surgir si el perro manifiesta excesivas ganas de montarte y tú quieres seguir disfrutando de sus lamidas. Hay algún truco para aumentar su interés por esto: poner azucar (aunque así se entretendrá en las zonas más exteriores de la vagina) o hasta miel (de esta manera es posible hacerle llegar más adentro, si así te apetece). A veces tiene su gracia extenderse algo de miel por la piel de las piernas, pechos, etc. de modo que te llene el cuerpo de deliciosos lametazos.

Alguna información sobre la sexualidad canina

Creo que siempre conviene que sepas algunas cosas de la sexualidad del perro, especialmente si estás pensado en tener una relación de penetración con él. Para empezar, hablaremos un poco de su pene. Muchas mujeres tienen ideas equivocadas y piensan que es inmenso o por el contrario lo ven pequeño, según conozcan más o menos de perros o según qué razas han visto. Ocurre que las diferencias son tremendas según razas y mezclas. En esta tabla verás que los tamaños van desde mucho más pequeño que el humano hasta más grande.

Raza Long. Diámetro Cocker 5-6 1,5-2 Galgo 6-7 1,5-2,5 Bulldog 6-12 2-3 Dálmata 8-12 2-3 Collie 10-13 2-3 Labrador 11-15 2,5-3 Setter 12-15 3-4 P. Alemán 12-17 3,5-5 Gran Danés 13-20 4-6 HOMBRE 12-18 3-6

Se puede decir que el tamaño del pene en erección está bastante relacionado con el de la raza del perro. Claro que en esto hay bastantes excepciones. En fin, conviene en todo caso que consideréis si el perro en cuestión os conviene por su tamaño, aunque personalmente dudo que por exceso pueda haber problemas, teniendo en cuenta la tremanda elasticidad de una vagina en condiciones normales. Cuando se habla de penes humanos muchas veces se dice el tópico de que si el tamaño no importa, etc. Yo soy de la opinión contraria: importa mucho y en mis relaciones con hombres siempre he disfrutado más con un pene más grande (y sobre todo grueso) que con uno pequeño. Bueno, pues ocurre que tratándose de un perro, eso importa menos, porque la constitución de este pene es totalmente distinta de la del hombre. El pene de un perro no tiene prepucio, o más bien es en toda su longitud muy similar a la cabeza del pene del hombre, tanto en sensibilidad como en color. De hecho, si te fijas, el pene en su totalidad permanece cuando no hay erección cubierto por una piel que está unida a su vientre. Todo él tiene un color rojizo-rosado. Evidentemente aunque no haya erección y todo el pene esté recogido en esa bolsa y ésta destaca poco de la línea del vientre, es muy fácil distinguir el sexo de un perro. Cuando el perro tiene una erección esa funda se retrae y el pene va apareciendo con su color llamativo, frecuentemente de un rojo muy brillante. Quien ha tratado bastante con perros sabe que es algo que llama mucho la atención, sobre todo cuando el perro muestra su erección (que a veces surge sin saberse porqué, como pasa a los hombres) ante algún visitante que no está tan acostumbrado a ese aspecto de la anatomía canina. Otra peculiaridad es la forma, que en los perros se puede decir que es en punta, sin la hendidura de los hombres al final (donde tiene el agujero por el cual eyacula). A diferencia de los hombres, un perro produce una gran cantidad de jugos desde que entra en erección hasta el final del acto sexual, independientemente del esperma. Un perro siempre tiene el pene limpio, debido a que dedica bastante tiempo a lamérselo a sí mismo. Por otra parte, no hay razón por la cual un perro sano pueda transmitirte enfermedades. En ese sentido juegas, con ventaja, dado que la mayor parte de las enfermedades que afectan a los perros no lo hacen con los humanos y viceversa. El SIDA es un buen ejemplo. Nunca un perro podrá transmitirte el SIDA. Y evidentemente nunca tendrás que preocuparte de un posible embarazo, por más esperma que descargue en ti (y ya verás que descarga mucho).

El bulbo ======

Lo más peculiar es el bulbo que aparece en la base del pene (no hay que confundirlo con los testículos), que se va ensanchando a medida que se aproxima el auténtico orgasmo del perro. Cuando el perro penetra a su hembra y se agita de forma que la penetración se hace más profunda, llega un momento en que el bulbo penetra también y se sigue hinchando en el interior de la vagina. De este modo llega un momento en que el pene no sale ya, pese a que el movimiento del pene de alguna manera continúa. Es a partir de ese momento cuando comienza una intensa eyaculación. Digamos que la naturaleza de los perros les lleva a permanecer así "atados" durante un rato, asegurando que todo el esperma se deposita en la vagina. Se persigue así facilitar la fecundación, en una especie que a diferencia de la humana tiene pocos y breves periodos de fecundidad. Casi toda la gente ha escuchado historias que nunca se sabe si son ciertas de mujeres o chicas que han necesitado ir a urgencias por haber quedado "atadas" a un perro. Este tipo de historias, como vemos, tiene un fundamento real. Pero no dejan de ser extrañas, puesto que normalmente ese momento no dura para siempre y pasado un tiempo que puede variar, el pene del perro saldrá sin ninguna dificultad. Todo es, pues, natural y se resuelve sin problemas. Más bien, quienes disfrutamos al ser penetradas por un perro disfrutamos también del rato en que permanecemos atadas y con el bulbo ejerciendo una presión agradable (no dolorosa) en la entrada de nuestra vagina, en las cercanías del clítoris. Este punto es importante tenerlo claro para no llamarse a engaño. Siempre es posible la penetración sin el bulbo, para lo que tienes simplemente que impedir con tu mano que el bulbo entre. Esto es especialmente fácil si la penetración se hace contigo tumbada y no a cuatro patas. De todas maneras, estoy casi segura de que a medida que adquieras experiencia te parecerá que el bulbo y su acción es una de las cualidades más interesantes del perro.

Algunos consejos para la penetración vaginal con perros

Hacer el amor con un perro puede ser muy sencillo, incluso más sencillo que con un hombre. Con un perro sería muy raro que no lo encontraras dispuesto siempre que quisieras. De todas maneras te aconsejo alguna cosa si decides dar el paso. Aunque te suene un poco cómico, ponle unos calcetines fuertes en las patas, de modo que no pueda arañarte sin querer con las pezuñas. Pon una toalla debajo de ti de modo que su esperma y sus jugos (muy, muy abundantes) no manchen suelo, moqueta o los muebles. Por esa misma abundancia de jugos y esperma, tras la relación lávate si no quieres chorrear durante un buen rato. Ten a mano cojines, almohadas, etc. que te ayudarán a adoptar una postura adecuada y cómoda Y si decides hacerlo a cuatro patas, una mesita baja te será también muy útil. Comienza excitando al perro (y a ti misma) facilitándole que pueda lamerte en tu entrepierna y/o (si te apetece) acariciándole en sus genitales. Si le masajeas el pene, hazlo por su forro y no por el tronco del pene en sí, que es demasiado sensible. Ya verás como en cuanto conozcas un poco la situación te será fácil tener un hermoso pene canino dispuesto a penetrarte. Si lo has tenido lamiéndote un rato no habrá problema en cuanto a lubricación tuya, que por otra parte, con un perro no será problema, pues el aportará la suya propia en abundancia. A medida que se excite se sorprenderá como va produciendo más líquido brillante. Si no quieres que eyacule antes de penetrarte, no le excites demasiado, pues sobre todo si es nuevo en estas cosas no es difícil que si lo estimulas con la mano le hagas tener un orgasmo antes de tiempo. Claro que esto puede interesarte si lo que estás haciendo es explorar su sexualidad antes de decidirte a convertirlo en tu amante animal. Hazte a la idea, si ya te has decidido a la penetración, de que el acto sexual con un perro normalmente conlleva "manchar" un poco debido a la abundancia de jugos y esperma. Tenlo muy en cuenta para elegir momento y lugar y para no llevarte una sorpresa y no tener molestias por haber manchado muebles, etc. que sean difíciles de limpiar.

Sobre la para la penetración

Aquí sí que se puede decir que los perros están en inferioridad de condiciones con respecto a los humanos. Como van a cuatro patas, sus posibilidades son menos. La posición del misionero, la más típica en relaciones hombre-mujer, es también posible entre ti y tu perro. Y yo sospecho que la mayor parte de las mujeres preferimos esto con los perros. Te aconsejo ponerte un par de cojines bajo las nalgas, para facilitar un ángulo de penetración mejor al perro. A poco que le lleves el pene a los labios de tu vagina, él sabrá seguir el juego y enseguida lo tendrás metiendo y sacando su pene con el movimiento tan típico que todo el mundo conoce. La forma en punta y la lubricación facilitan todavía más las cosas. Normalmente enseguida adoptan un ritmo rápido. Pronto deberás decidir si le vas a dejar llegar hasta el final y meter también el bulbo o no. Déjame que te diga que ahí está lo más interesante, así que no le prives ni te prives de ello. Si por lo que fuera no quieres que lo meta, impídelo delicadamente con la mano. No habrá problema y el perro podrá eyacular en tí (si quieres) igual. El día en que decidas que te monte con todas las consecuencias, verás como su pene engordará hasta llenar tu vagina (especialmente en la entrada) y podrás sentir su esperma dentro de ti. No me extrañaría que empiece lo mejor para ti entonces. Yo es cuando siento más fácilmente orgasmos (sí, varios normalmente) en relaciones con perros. No hace daño (y las pocas mujeres que hayan tenido la experiencia y con las que he hablado son de la misma opinión que yo) y es agradabilísimo sentir esas pulsaciones del bulbo dentro de ti. Otra cosa llama la atención: está muy caliente, ya que los perros tienen una temperatura algo más elevada que los hombres. Aquí viene algo importante: llegado este punto hay que disfrutar de la situación y en ningún caso intentar separse, porque eso sí que podría ser causa de daños para ti pero sobre todo para el perro (que es muy delicado en este sentido). Yo he visto escrito que los perros producen hasta 6 veces más de esperma que un hombre, pero me atrevería a jurar que la cosa es todavía más clara. Cuando has terminado tienes la sensación de estar "llena". A mí personalmente eso me es agradable. Durante esos momentos finales del acto tu cuerpo puede llegar a orgasmos en cadena, a una especie de frenesí. Será un placer animal, total, incontrolado.