Guerreras 2

La historia sigue

Guerreras 2

UNAS HORAS ANTES

ARTEMIS

Yo- ¿Hilda estas lista?

Hilda- Si, lo estoy.

Yo- Antes de ir a Santorini tenemos que pasar la isla de las Amazonas.

Hilda- Bien, ¿en qué as pensado?

Yo- Alguien tiene que lanzar un conjuro a esto.

Hilda- ¿Qué es ese objeto?

Yo- Se llaman gafas y necesito que Circe les lance un conjuro.

Hilda- ¿Gafas?

Yo- Si, se utilizan para que las personas que tienen mala visión puedan ver.

Hilda- ¿Qué pasa que no ves bien?

Yo- Son para medusa, creo que si hacemos las cosas bien podremos tener un poderoso aliado.

Hilda- muy bien confió en tu criterio.

Nos pusimos las sandalias haladas y en un instante estábamos en la isla de las Amazonas, la reina Hipólita nos estaba esperando.

Hipólita- ¿Qué hacéis aquí?

Yo- Tenemos que pedirte algo mi reina.

Hipólita- ¿El que?

Yo- ¡Necesito la ayuda de Circe!

Hipólita- ¡De Circe te has vuelto loca!

Yo- Necesito que Circe lance un conjuro a este objeto.

Hipólita- ¡Circe no nos ayudará, ya lo sabes!

Yo- ¡No es para nosotros, es para Medusa y a ella sí que le ayudara!

Hipólita- ¿Crees que medusa se convertirá en nuestra aliada?

Yo- Toda la ayuda que podamos conseguir será poca.

Hipólita- Bien general, nunca me has fallado confiaré en tu instinto, ¿tú estas de acuerdo?

Hilda- ¡Si!

Después de conseguir el permiso de la reina Hipólita, nos dirigimos a los calabozos en ellos se encontraba Circe unos de los seres mágicos más poderosos, estaba cumpliendo una condena por toda la eternidad por intentar matar a nuestra reina, cuando llegamos Circe se puso en guardia hacia cientos de años que no la veía seguía igual de joven, pero su aspecto era descuidado y desaliñado.

Circe- ¡Qué agradable sorpresa, la general que me metió aquí se digna a verme!

Yo- Circe necesitamos tu ayuda.

Circe- Mi ayuda, jajajajaja.

Yo- ¡No es para mí sino para tu amiga Medusa!

Circe- ¿Qué le ocurre a medusa?

Yo- Quiero que eches un conjuro a esto para que Medusa pueda luchar a nuestro lado, redimirse y ganarse el perdón de los dioses.

Circe- ¡No mientes puedo notarlo, lo aré por medusa!

Circe echó el conjuro a las gafas que permitiría a medusa luchar a nuestro lado sin convertir a nadie en piedra por accidente.

Circe- La idea es buena, si necesita convertir a alguien en piedra solo tiene que quitárselas.

Yo- Te lo agradezco Circe.

Circe- ¡No necesito tus agradecimientos, solo que no hagáis daño a Medusa o lo lamentaréis!

Yo- No tenemos intención de hacerla daño.

Salimos de la celda de Circe y poniéndonos otra vez las sandalias haladas en un instante estábamos en Santorini, utilizar estas sandalias nos dejaba exhaustas, pero ahora no teníamos tiempo para sentirnos cansadas.

HILDA

Esa tal Circe me ha dado escalofríos, su magia era igual de oscura y fría que la de la diosa Helá, me ha puesto los pelos de punta, pero la seguridad que demuestra Artemis es como luchar al lado de la comandante, siento que todo saldrá bien.

Estas sandalias haladas son útiles, pero la verdad es que nos dejan exhaustas a las dos, estamos él una de las entradas al famoso Hades y siento lo mismo que cuando entro en Hel.

Hemos cruzado la puerta, la verdad que el sitio es oscuro, pero no tengo miedo, cojo un palo le coloco una cinta dándole vueltas y la roció con aceite, al encenderla nos ayudara a encontrar el lugar donde se encuentra esa tal medusa.

Según lo contado por Artemis Medusa es una joven hermosa con serpientes en vez de cabellos y la mitad de su cuerpo es una cola de una serpiente cascabel, la verdad es que siento curiosidad y temor a partes iguales, la guerrera que llevo dentro grita de emoción, hemos seguido un camino que nos ha llevado a una especie de laguna, Artemis ha sacado unas moneadas de saco de cuero me ha dicho que es para pagar al barquero.

Yo- ¿Barquero?

Artemis- Si, esta es la laguna Estigia, la única manera de cruzarla es con el barquero llamado Caronte.

Yo- ¿Qué pasaría si intentáramos cruzarlo a nado?

Artemis- Que desapareceríamos para siempre.

De repente ha aparecido una especie de barco cochambroso guiada por un ser tapado con una capucha y una túnica roída, se ha detenido en frente nuestra y ha alargado la mano para coger las monedas y levantado la cabeza, era un esqueleto, mire a Artemis que también estaba tensa.

Yo- ¿Estás segura de que nos llevara al otro lado Artemis?

Artemis, Si, no se atreverá a provocar la cólera de Zeus, tranquila.

El viaje no fue muy largo, al bajar del barco nos encontrábamos en una especie de páramo lleno de templos hechos pedazos, el cielo era muy oscuro y había una especie de niebla que lo cubría todo, Solo había un templo en pie con una cabeza llena de serpientes como estandarte, estaba claro que Medusa se encontraría allí.

Las dos íbamos con mucha cautela, encontramos huellas recientes, se nos habían adelantado, mire a Artemis con un gesto serio.

ARTEMIS

Hilda estaba muy seria y no era para menos no estábamos solas, las huellas eran de una especie de ser con cuatro piernas, nos fuimos acercando utilizando las ruinas como refugio para que no nos vieran, de repente aparecieron ante nuestros ojos unos seres dantescos, un cuerpo con cuatro pares de patas, cuatro brazos y dos cabezas, había oído hablar de ellos, según nuestra reina eran servidores de Cronos, también había otros seres cubiertos de fuego estos no los conocía, Hilda me saco de dudas enseguida.

Hilda- Son el ejército de Surt nacidos del mismo, ¿quiénes son los otros?

Yo- Son servidores de Cronos, como habrán podido escapar del Tártaro, Cronos se hace más fuerte, más rápido de lo que pensábamos.

Esos seres tenían un olfato más agudo de lo que ponía en los escritos y nos descubrieron, mire a Hilda y tenías una sonrisa en el rostro yo no iba a ser menos, desenvainamos las espadas y nos dispusimos para el combate, los servidores de Cronos eran muy ágiles para tener esos cuerpos y atacaban con cuatro espadas, mientras yo detenía los ataques con el escudo, Hilda se deshizo de él con un corte de espada a la altura del estómago.

Yo miré el escudo y Hilda la espada, de ser un escudo normal esas espadas lo habrían hecho trizas, de repente se acercaron esos seres de fuego, parecían que no tenían cuerpo que solo eran llamas, Hilda me tranquilizo diciéndome que Sindri ya habría pensado en eso y que la aleación de la espada llevaría algún material capaz de dañarlos.

No eran nada rápidos y sus movimientos eran torpes, pero el calor que desprendían sus llamas era suficiente para quemarte la piel a distancia, de no llevar esas armaduras tal vez a estas alturas tendríamos unas quemaduras muy dolorosas.

Hilda- ¡Usa el arco, las puntas de las flechas son de la misma aleación de las de las espadas!

Yo era mejor usando un arco, ella era mejor blandiendo una espada, cogí mi arco y apunte a uno de esos seres, le acerté en oda la cabeza, de repente las llamas se extinguieron y solo quedo un esqueleto que se hizo polvo, Hilda usando el escudo fue abriendo camino mientras yo lanzaba las flechas, de esa forma llegamos asta al templo de Medusa.

No había nadie guardando el templo así que pudimos entrar sin problemas, llegamos a una sala enorme rodeada de un foso de magma, Medusa se encontraba tumbada en el suelo rodeada de los servidores de Cronos, uno de ellos tenía levantado una especie de hacha enorme con la intención de cortarle la cabeza si no les decía la ubicación del fragmento de la lanza.

Volví a coger el arco y apuntando mi flecha hacia el hacha, clave el hacha junto a la flecha en la pared de enfrente, Hilda se movió de forma rapidísima y de dos cortes en el pecho derroto al ser que termino cayendo al foso de magma, con el escudo por delante se puso a proteger a Medusa.

Yo volví a lanzar otra flecha que ensarto a dos de esos seres a la vez, jamás había visto un arco con semejante poder, una vez despejado el camino me puse a retaguardia de medusa.

Yo- Medusa, ponte esto.

Medusa- ¿Qué es?

Yo- Con esto podrás mantener los ojos abiertos sin convertirnos en piedra.

Hilda le entrego su arco y las flechas, Medusa tenía una destreza sin igual en el manejo del arco, la ayudamos a ponerse de pie y empezó la última batalla, aparecieron dos seres de esos, pero de mayor tamaño, capaces de soportar las flechas que Lanzaba Medusa.

Yo- Déjanos esto a nosotras Medusa, tú no permitas que nadie entre en tu templo.

Teníamos un adversario cada una, ellos atacaron primero con sus enormes espadas, nos cubrimos con el escudo, pero la violencia del golpe fue tal que salimos disparadas contra la pared perdiendo los escudos, desenvainamos las espadas y nos dispusimos a luchar cuerpo a cuerpo, ellos eran más fuertes nosotras más rápidas, Hilda se lanzó de frente contra uno, agachándose dejando que su cuerpo se deslizara por el suelo de rodillas, pasando por debajo del ser cortándole la parte de atrás de las rodillas haciendo que cayera al suelo.

Yo por mi parte salte sobre mi oponente clavándole una flecha en un ojo, caí detrás de él y utilizando mi espada le corte los dos tendones de Aquiles, haciendo que cayera al suelo, para terminar clavamos nuestras espadas en los cuerpos horrendos de esos seres acabando con ellos.

Medusa demostró que su fama con el arco no era una fantasía, sus tiros fueron certeros al cien por cien acabando con sus enemigos con una sola flecha, los seres restantes huyeron llenos de terror, medusa se nos quedó mirando y una sonrisa salió en su rostro a la par de unas lágrimas.

Hilda- ¿Por qué lloras?

Medusa- Es la primera vez en cientos de años que puedo mirar otros seres y no convertirlos en piedra (emocionada).

Medusa hizo el gesto de intentar devolvernos las gafas, pero las dos la detuvimos.

Yo- Son para ti, necesitaremos que nos ayudes cuando llegue el combate final.

También intento devolverle el arco y las flechas a Hilda, pero esta le dijo.

Hilda- Quédatelo, usas el arco mucho mejor que yo, está mejor en tus manos.

Medusa- ¿Habéis venido a por mi pedazo de la lanza no es así?

Yo- Así es.

Medusa- Zeus me dijo que vendríais, aquí tenéis.

Hilda- Gracias.

Medusa- Cuidad muy bies este pedazo de lanza, contad conmigo para esa batalla final.

Nos despedimos de medusa y volvimos a la laguna Estigia para que Caronte nos volviera a llevar al otro lado de la laguna, metimos el pedazo de la lanza en una cubierta de cuero hecha por Efesto capaz de esconder su poder, de esa manera nadie podría rastrearla, mientras esperábamos nos besamos, cuanto me gustaba besar a Hilda sus labios eran adictivos y ella parecía disfrutar enormemente.

Cuando cruzamos la laguna Estigia, volvimos a ponernos las sandalias haladas y nuestra primera parada sería la isla de las amazonas, allí dejaríamos el pedazo de lanza y además quería hablar con Circe.

Yo- Circe, Medusa me ha dado esto para ti en forma de agradecimiento.

Circe sonrió, abrazo el objeto que medusa le había dado y se volvió a esconder en la oscuridad de su celda, nosotras después de dar el informe a mi reina nos volvimos a poner las sandalias y volvimos a nuestro piso de Atenas.

Nos quitamos la armadura y la guardamos junto a las armas en las mochilas que creo Efesto, Hilda salió al balcón la verdad es que en casa hacia calor yo decidí darme una ducha y tumbarme un rato sobre la cama, mientras estaba mirando al techo pensando escuche a Hilda que se estaba duchando, sonreí por mis adentros pero seguí tumbada.

Hilda entró en la habitación solo tapada por una minúscula toalla que no dejaba nada a la imaginación, en dos movimientos de cadera se deshizo de ella mostrándome ese cuerpo que tanto me encantaba, yo llevaba una camiseta y unos pantalones cortos que me compre en uno de esos puestos que ponían en la calle, me deshice de ellos y también me quede desnuda.

La mirada de deseo de Hilda me encendió como un volcán, me acerque a ella y la apreté a mí, acto seguido le metí la lengua hasta la campanilla, Hilda estaba roja, pero no de vergüenza sino de lo caliente que estaba, de un empujón me tumbo contra la cama y levantando mis piernas se metió entre ellas, mi coño estaba tan mojado que había manchado las sabanas de flujo.

La lengua de Hilda se movía cada vez con más maestría sobre mi sexo arrancándome suspiros de placer y haciendo que ese placer subiera por mi espalda haciéndome estremecer, no tarde mucho en correrme, Hilda se arrastró hasta llegar a mi boca para que probara mis flujos.

Me quede tumbada boca arriba y entonces note como Hilda subía hasta ponerse de cuclillas colocándome el coño sobre la boca, yo no me hice de rogar, lamí ese delicioso coño como si no habría un mañana, Hilda empezó a taparse la boca con una mano para no gritar mientas que con la otra me pellizcaba los pezones dándome un gran placer.

Hilda estaba apuntito de correrse, entonces me paro y me comento que quería hacer esa postura que hicimos las dos sentadas sobre el suelo del baño en otro día, la tijera lo llame yo, nos sentamos sobre la cama y cruzando nuestras piernas, nos fuimos acercando poco a poco hasta que nuestros sexos hicieron contacto, el coño de Hilda era suave y sedoso y su contacto con el mío me estaba proporcionando un placer indescriptible.

No sé cuanto tiempo estuvimos así, en esa postura, pero nada en este mundo me ha proporcionado tanto placer como esta postura, al final nos corrimos restregándonos los flujos la una a la otra, decidimos ducharnos donde por supuesto seguimos dando rienda suelta a nuestra pasión.

Después de ducharnos, decidimos cenar algo ligero y meternos a la cama, nuestra siguiente misión seria recuperar el trozo de la lanza que custodiaba el minotauro y no sabía si este sería tan comprensivo como medusa.

A media noche mientras las dos dormíamos abrazadas la una a la otra con la ventana abierta, un pájaro se posó sobre la ventana y poso su brillante ojo rojo sobre nosotras.

Continuará.