Guapo, rico y tengo un pollón
La de vueltas que da la vida
No voy a hacerme el humilde diciendo que no me considero atractivo, que vivo modestamente o que nunca me la he medido. Con chasquear los dedos y sonreír mostrando mis hoyuelos, se caen todas las bragas de la universidad. He perdido la cuenta de las que me he follado y eso que a las que no superan el nueve y medio, solo les dejo que me la chupen.
Sé que no debería afectarme, pero de nuevo lo ha hecho, la muy puta me ha mirado con ese aire de perdonavidas, de superioridad. No soy agresivo, pero me encantaría agarrarla de las rastas y meterle dos guantazos, ¿pero dónde se cree que va con esas pintas?, ¿a liberar el planeta? Valiente gilipollas, que esto es derecho imbécil, no una manifa de pulgosos.
Desde luego que no me la he follado, ni ganas. Fijo que ni se depilará las piernas y tendrá el chumino como un oso, pero por lo menos me podría mirar con respeto, ¡cojones! No le pido que babee a mi paso como todas, bueno… todas no, Lara, el pibón más pibón de la facultad aún no ha caído en mis redes, pero caerá, de esta noche en la fiesta no pasa.
No me lo puedo creer, se me han adelantado con Larita. Otras manos han ladeado su cabellera rubia y otra lengua lame su cuello.
Unos dedos que no son los míos se han adentrado por su escote y juraría que están pellizcando sus pezones. Mierda de luz psicodélica, no se ve nada.
Un muslo se introduce entre sus piernas, frotándose con rabia contra su coño y, por cómo entreabre los labios, se lo están haciendo de maravilla.
El escote desciende y por fin veo esas tetas. Joder… son perfectas, de areolas chiquititas y pezones hacia arriba; cago en la hostia… que no es mi boca la que se los está comiendo…
Menudo dolor de polla y eso que no estoy en faena. Los labios se abren y aspiran una teta metiéndose casi media en la boca, me corro… mierda… las putas rastas… que me tapan… te podías poner una gomita en el pelo para estas cosas… ¡joder!
La japuta deja libre el pecho y se levanta la camiseta mostrando un par de peras mejores aún que las de Lara. La perroflauta, menudo tipazo se gasta…
Se comen las bocas como dos salvajes y se frotan los pezones, aplastándose las tetas unas contra otras. Larita también ha metido su muslo entre las piernas de la hippie y termino corriéndome sin haberme tocado.
Mi vida ha cambiado desde entonces… ya no me follo a nadie, tomo apuntes para los tres, hago los trabajos por ellas y les llevo los cafés. Lo único que me he ganado ha sido una hostia por tocarle el culo a la rastas, pero el que la sigue la consigue y cepillarse a dos pedazo de bolleras, merece un poquito de sacrificio, aunque lo de acudir a las manifestaciones… si los del partido me vieran…